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El calcio y su función en el cultivo de

arándanos

Si bien el mineral propicia la estabilización de tejidos y membranas, es cofactor de algunas


enzimas, influye en el crecimiento del tubo polínico –es relevante en la fecundación de la flor–
y regula el envejecimiento celular, una de sus funciones más importantes es que puede actuar
como un mensajero dentro de la plántula.

“La planta recibe continuamente diversos estímulos: salinidad, toxicidad, hongos, pH.
Entonces, tiene que reaccionar ante tales estímulos para sobrevivir. ¿Cómo lo hace? A través
de una señal movilizadora de calcio, mecanismo que al activarse, envía mensajes a distintos
órganos”, afirma Jorge Retamales, consultor internacional en berries.

Pese a que el nivel de Ca que requieren los arándanos para realizar este proceso es bajo, no es
fácil conseguirlo. Esto se debe, en gran medida, a que esta especie no posee pelos radicales, lo
que lleva a que su capacidad de absorción se vea muy limitada. De hecho, las plantas sanas
suelen presentar entre 0,3% y 0,8% de este elemento a nivel foliar.

“Así, más allá de que los niveles foliares indiquen que existe un adecuado suministro del
mineral para dichos tejidos, la nutrición de Ca al fruto puede ser insuficiente y afectar su
calidad, es decir, su textura, firmeza y tasa de maduración”, advierte el asesor.

Lo curioso es que, según diversos estudios, el mineral es abundante en el suelo, representando


3,6% de la corteza terrestre. En las regiones Metropolitana, de O´Higgins y del Maule, por
ejemplo, se ha llegado a determinar que existen cerca de 2.000, 1.400 y 1.00 kilos de Ca por
hectárea, respectivamente.

Es más, los estudios también señalan que la mayor parte de las especies frutales requiere
entre 5 y 40 miligramos de Ca por litro de solución suelo, cifra que es superada con creces por
la disponibilidad de calcio existente en el suelo (80-140 miligramos por litro de solución suelo).

Con tal abundancia, ¿por qué los arándanos pueden presentar deficiencias a nivel de frutos?
Esto se debe, entre otras razones, a que el Ca puede interactuar con otros minerales. Por ello,
Retamales aconseja, en términos de nutrición, evitar los excesos de amonio, magnesio y
potasio, especialmente a inicios de temporada, que es cuando la mayor cantidad de Ca será
absorbido por las raíces para ser traslocado a los frutos.
Además, aconseja evitar el exceso de nitrógeno debido a que puede provocar una sobre
acumulación de calcio en los brotes en desmedro de los frutos. Este manejo de la nutrición
incluye mantener un nivel adecuado de boro, lo que permitirá mayor formación de semillas y,
en consecuencia, mayor acarreo de Ca hacia el fruto en desmedro de las hojas.

La clave está en las raíces

El arándano, según comenta Jorge Retamales, define un orden de prioridades al entregar


carbohidratos a sus diferentes partes. “Primero está la fruta, luego los brotes y finalmente las
raíces. Si hay suficientes carbohidratos, alcanzarán para todos. Pero si hay escasez, los
componentes con menor prioridad (raíces) se verán severamente afectados”, explica el
investigador.

Como ejemplo el experto cita un estudio desarrollado en Osorno, el cual demuestra que los
arándanos de la variedad Emerald acumulan todo el Ca necesario en los primeros 20 días post-
floración, para luego comenzar a perderlo en la medida que avanza la temporada. Los niveles
en las hojas, en tanto, siguen aumentando.

Esto se debe a que, en la floración y cuaja, la acumulación de Ca efectivamente es breve por


parte de la fruta. Luego de esto existe poca acumulación adicional. Por ende, un fruto pequeño
puede tener una buena cantidad de Ca en proporción a su tamaño. Sin embargo, en la medida
que crezca, si no es capaz de absorber lo suficiente temprano en la temporada, la dilución del
mineral generará problemas en la firmeza y disminuirá notoriamente su vida de poscosecha.

Distintas formas de aplicar calcio

Para analizar la efectividad de las distintas formas de aplicar calcio, Jorge Retamales cita el
estudio de 2004 realizado por Hanson y Berkheimer en Michigan (USA), quienes contrastaron
la aplicación de este elemento como carbonato y sulfato de calcio en variedades AAA Jersey,
durante 5 años.

En el caso del estudio de Hanson, realizado en 1993, que apuntó a ver los efectos de la
inmersión de los frutos en cloruro de calcio, en concentraciones que oscilaron entre 0,25% y
4%, los resultados fueron distintos. Si bien los niveles no variaron independiente de si la
inmersión duraba 30 o 240 segundos, se pudo comprobar que en la medida que mayor era la
dosis, la fruta adquiría un gusto salino.

Pero eso no es todo. Según Retamales, la inmersión de la fruta en calcio podría afectar
también el “bloom” o cubierta cerosa del fruto, cuya presencia es un factor de calidad.
En su análisis, el consultor internacional también menciona a Pablo Angeletti, quien junto a su
equipo aplicó Ca al suelo a los 7, 14 y 21 días después de la cosecha en un huerto con
variedades O’Neal y Bluecrop. Esto generó disminuciones significativas en la pérdida de peso
en relación a las plantas control (a las que no se les aplicó Calcio).

Respecto de la aplicación foliar, Jorge Retamales comenta los resultados de diversas


investigaciones llevadas a cabo en Estados Unidos, las cuales han terminado generando daños
a hojas nuevas. Lo curioso, dice, es que esto ha sucedido con cloruro de Calcio al 0,08%, es
decir, una cifra mucho más baja que la que existe en Chile (0,16%), donde no ha ocurrido nada.

Para el experto, realizar aplicaciones foliares con una humedad ambiental con valores cercanos
al 70% u 80% puede llevar a que se generen los daños vistos en Estados Unidos. Esto, a su vez,
permitiría explicar por qué en Chile, donde hay una humedad relativa baja, no se han
producido.

“Además, aplicar Ca foliar cuando las temperaturas se sitúan sobre los 25ºC también puede
generar daños sobre el follaje, especialmente cuando las hojas son jóvenes”, advierte.

Al respecto, el consultor asegura que hay algunas contradicciones entre los ensayos, lo que a
su juicio se debe a que la fruta representa menos del 3% del total de la superficie expuesta de
la planta.

“Esto, en la práctica, significa que es muy difícil acertarle a ese blanco tan pequeño. Si aplicas
el Calcio foliar es probable que la gran mayoría llegue a las hojas. Además, se debe considerar
que este es un elemento poco móvil y no se translocará de la hojas al fruto”, advierte.

Ante tal conclusión, el asesor internacional indica que si se realizan aplicaciones tempranas,
cuando la fruta tiende a representar más del 10% de la superficie expuesta de la planta, la
posibilidad de que el Ca se vaya a las hojas será algo menor. Por lo mismo, recomienda que la
aplicación de este elemento se realice temprano en la temporada, más específicamente entre
20 y 30 días después de la cuaja.

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