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Si usted tiene un clima favorable para el arándano y cuenta con una ventana comercial
de precios muy atractivos, pero las características de su suelo resultan un obstáculo
demasiado complejo de superar, puede recurrir a una solución técnica eficiente y
rentable, aunque de elevado costo inicial. Se trata de la plantación del fruto azul en
contenedores, práctica asociada a alta densidad, uso de sustratos, precocidad en la
entrada del huerto en producción, riego por pulsos, uniformidad, poda intensiva, pero
destacados y estables rendimientos.
El asesor y experto en fisiología y nutrición Fernando Diez muestra la alta producción
lograda en macetas en la zona norte, en condiciones inadecuadas de suelo y agua.
–¿Cuáles son los factores que desgastan el sustrato, por qué tienen
distintas duraciones?
–Las diferencias se dan al trabajar con materiales orgánicos, en los que se producen
distintas velocidades de mineralización. La descomposición depende mucho de las
temperaturas, de las calidades de agua y de la actividad microbiana. Mientras más
microbiología en el suelo, mayor rapidez en la descomposicion. Por lo tanto, se hace
inestable la estructura física del componente orgánico. Una metabolización lenta
significa que las partículas no pierden tamaño y por tanto no se produce una pérdida de
aireación.
La mezcla para aportar el sustrato adecuado y el manejo del riego son dos elementos
vitales en el éxito del cultivo en macetas.
–Nosotros en Chile lo que más usamos son highbush y rabbiteye. La envergadura de las
rabbiteye llegan a ser muy superior a la de las highbush y su expresión genética natural
es mucho más exuberante. Yo no tengo las pruebas, no he metido rabbiteye a un
contenedor. Sería una interesante evaluación, tal vez ese tipo de arándanos se vea
limitado prontamente al volumen radicular con el cual funciona bien.
–Con manejo nutricional y manejo hormonal para que la planta siempre tenga un
volumen radicular activo, porque la regeneración de las raíces es un tema al que poner
atención. Hay mitos, como que las raíces no tienen suficiente espacio y empiezan a
enrollarse haciendo que el arándano colapse. Eso no lo he visto. En la continua revisión
del sistema radicular en 12 años con contenedores aun no advierto problemas en la vida
media de la planta ni de las raíces. El sistema radical de la especie se presta para este
manejo porque si bien existen algunos ejes, en general ves masas radiculares finas. La
densidad de plantas que se utiliza se relaciona con las variedades. Por ejemplo, explica
el especialista, Ventura podría distribuirse más densamente que Emerald, ya que la
primera tiene un hábito de crecimiento más erecto. El cultivo en macetas va asociado a
mayores densidades. Al cabo de 10 o más años, especifica el ingeniero agrónomo, lo
natural es que el tamaño de la planta en suelo debiera ser mucho mayor que la que está
en contenedor, si ese suelo tiene condiciones adecuadas y se ha hecho un buen manejo
agronómico. Ello, porque no hay confinamiento radicular. En consecuencia, el potencial
productivo por planta es mayor en suelo, pero como se utiliza un número más grande de
plantas en el caso de los contenedores, el rendimiento se compensa a nivel de huerto.
Mientras más densidad, antes se entra en producción y más rápidamente se llega al plató
de rendimiento, porque físicamente ya no hay más espacio donde generar fruta, apunta
Diez. –Desde el punto de vista de la calidad frutal –argumenta– el resultado es mejor,
porque la cantidad superior de frutos de una planta grande se traduce en arándanos más
chicos, más blandos, más heterogéneos.
En la zona de Ovalle, Diez asesora campos donde los rendimientos se sitúan entre 20 y
25 toneladas (t)/ha, con cosechas de septiembre a noviembre. –He llegado a 27 t/ha, con
7,500 plantas/ha de Jewel, aunque hemos bajado por la condición de la variedad, a la
cual le cuesta mantener firmeza, tiene problemas de materia seca. Pero en una Emerald
no debería ocurrir; por firmeza y tamaño de fruta podría producir aun más. En
contenedores, la curva de producción del cultivo es mucho más precoz que en suelo,
testimonia el entrevistado: –Lo que avanzas en un año equivale a tres. Si mides los kilos
acumulados en 10 años, dependiendo de los manejos, el arándano en macetas puede
mostrar una diferencia a su favor sobre los 30,000 kilos de fruta por hectárea. El costo
de entrada a este sistema es evidentemente caro –afirma sin ambigüedades Fernando
Diez al preguntarle por las desventajas–, por eso hay que tener cuidado en la ejecución
del proyecto, partiendo con la definición del resultado comercial que se espera. Un
proyecto completo, informa, con 6,000 plantas/ha, cuesta del orden de 70,000
dólares/ha, contra 25,000 a 30,000 dólares/ha del huerto tradicional. Si a eso se le suma
macrotúnel, por lo menos son 50,000 dólares adicionales por hectárea. El cultivo en
macetas permite aprovechar ventanas o nichos comerciales, cuando se cuenta con el
clima. También abre las puertas en localidades con amplia disponibilidad de terrenos sin
calidades físicoquímicas adecuadas para el cultivo. Diez menciona, por ejemplo, lugares
en Villa Alegre, Parral, Linares, Los Ángeles. “Donde antes no se podía cultivar, ahora
se puede, ese es el punto”. –¿Cuál es el piso productivo para financiar un proyecto en
maceta? –Uno habla de un piso de 14 t/ha. Algunos productores me dicen que con 10 a
12 t/ha les da, pero creo que meterse en esto para no lograr 14 t/ha es desaprovecharlo.
En la zona norte hasta hace dos temporadas lo pagabas a la vuelta del año, si lo hacías
bien y salías en septiembre-octubre; a lo más te quedaba un restito por pagar a la
segunda temporada.