Está en la página 1de 5

GESTACIÓN, NACIMIENTO DEL NACIONALISMO EN BOLIVIA DURANTE EL PERIODO LIBERAL

SITUACION DE BOLIVIA DURANTE EL CAUDILLISMO.- Cuando Bolivia inició su vida republicana, en 1825, recibió en
herencia la organización económico- social de la colonia, sólo sufrió cambios el aparato político-administrativo. El país
carecía de industria y transporte sobre ruedas. La herrería era cara, recorriendo largas distancias. El área rural, en
la zona occidental, estaba llena de haciendas y comunidades. Se mantenían las relaciones del yanaconaje y el
pongueaje. En las comunidades se hallaban los comunarios en calidad de originarios, forasteros, con y sin tierra.

La sociedad continuó siendo estamental, ya que no cambió la estructura económica y la composición social era la
misma: blancos, cholos e indios. Aún no habían aparecido la clase media y la obrera y mucho menos una burguesía. Era
una sociedad vertical y despótica, gobernada por una oligarquía que sustentaba su preeminencia en el ascendiente
familiar del patrimonio. Eran propietarios de minas haciendas del comercio importador.

Los oligarcas disponían de manos de obra barata, gracias a sus engaños y zalamerías; eso les permitía adquirir prestigio
y poder. Era una sociedad excluyente, donde los grupos de presión alternaban en el poder, mediante comicios, golpe
de estado o guerra civil. El 90 por ciento de la población era analfabeto y el no tener propiedad no les permitía
participar en comicios. Por tanto, no eran ciudadanos.

En el seno militar surgirán, con excepciones, los caudillos. Los caudillos militares tenían su actividad económica: Santa
Cruz y José Ballivián eran coqueros, tenían haciendas en los Yungas y especulaban en el comercio. Manuel Isidoro
Belzu era tendero, al igual que Linares, Achá, Morales y Daza. La carrera militar no era incompatible con los
negocios familiares, el patrimonio sumado a la carrera era una escalera hacia el poder.

Al no existir una fuerza política capaz de imponer su proyecto de sociedad, los propietarios divididos por sus
intereses frecuentemente ingresaban en conflicto, que los empujaban a buscar el poder político. Al inicio de la vida
republicana, el Gobierno estaba dirigido por los hacendados y los tenderos hasta 1871. A partir de ese año, son los
intereses mineros quienes dirigirán la nave del Estado. La disputa sorda por cargos públicos, cuotas de poder,
alternabilidad en el ejercicio del poder y mayor libertad de expresión, generaban vacíos de poder político continuos,
imperando la anarquía y el desorden. Como era una minoría, acudían a la plebe urbana para reforzar sus "posiciones".

Así, el Estado boliviano tenía escasa representatividad y difícilmente se podía gobernar. Los caudillos fueron la
respuesta a estas querellas, ellos imponían el orden y protegían el orden establecido en la sociedad, hasta que los
civiles dirimieran buscando sus intereses.

CAUDILLOS MILITARES (1825 -1879).- La etapa de los caudillos militares se inicia justo después de finalizado el proceso
de independencia de nuestro país y finaliza con la Guerra del Pacifico. Durante este primer periodo histórico de nuestro
país, se pueden distinguir dos etapas dentro del desarrollo histórico de la nación:

PRIMERA ETAPA.- Conocido como la de los Caudillos Militares Letrados, abarca desde la firma de independencia de la
República (1825) hasta el fin del cuarto y último gobierno de José Miguel de Velasco (1848).

SEGUNDA ETAPA.- Identificado como el periodo de los Caudillos Militares Barbaros, abarca desde el inicio del gobierno
de Manuel Isidoro Belzu (1848) hasta el inicio de la Guerra del Pacífico (1879).

CAUDILLOS MILITARES LETRADOS (1825-1848).- En esta primera etapa histórica, el Estado boliviano ingresa en un
proceso de formación y consolidación de sus primeras estructuras políticas, sociales y jurídicas, recuperándose de los
destrozos producidos en las ciudades y el campo como consecuencia de la Guerra de Independencia. Para una mejor
comprensión de las características de le época las hemos de analizar de acuerdo al siguiente esquema:

ESTRUCTURA POLÍTICA.- Bolivia nace como una nación profundamente debilitada, tras una larga lucha por conseguir su
independencia, tendrá como gobernantes a militares que participaron en esta lucha y que van a ejercer la presidencia de
manera absoluta, manejando a su manera y criterio los destinos del país, algunos con grandes logros (Santa Cruz es un
claro ejemplo) y otros, en cambio, con muchos desaciertos (Velasco por mencionar sólo uno), tal vez inducidos por su
ambición personal.
ESTRUCTURA ECONÓMICA.- La economía nacional gira en torno a dos productos que se exportan de Bolivia: La plata
(como un resabio de la economía colonial que se explota en Potosi) y la quina o cascarilla, que se muestra como una
excelente alternativa de ingreso para las arcas estatales, pero que fue truncada por la falta de visión a futuro de
nuestros gobernantes.

ESTRUCTURA SOCIAL.- La sociedad boliviana es aún muy verticalista, tiene todavía muy presente todas las
características de la Colonia. Con una élite gobernante, acreedora de muchos privilegios y una mayoría indígena y
mestiza que vive generalmente en el área rural dedicada a la agricultura y que cumple únicamente una función
económica.

ESTRUCTURA JURÍDICA.- Bolivia llega a poseer un completo cuerpo de leyes (obra fundamentalmente de Andrés de
Santa Cruz y Antonio José de Sucre). Es el primer país sudamericano que logra tal propósito, lo que coloca a Bolivia en
una posición hasta entonces ventajosa con respecto a los demás países. Pero esta estabilidad no se sobrepuso a la caída
de sus promotores. Fueron presidentes dentro de esta etapa, en orden cronológico, los siguientes personajes: Bolívar,
Sucre, Pérez de Urdininea, Velasco, Blanco, Santa Cruz, Agreda, Calvo, José Ballivián y Guilarte.

CAUDILLOS MILITARES BÁRBAROS (1848-1879).- Después de finalizar la etapa de los caudillos letrados (con el último
gobierno de Velasco), Bolivia ingresa dentro de lo que se denominaron los Caudillos militares Bárbaros entre 1848-1879
(inicio del gobierno de Belzu hasta la guerra de Pacífico).

ESTRUCTURA POLÍTICA.- Bolivia aún continúa en manos de caudillos de poder total, con permanentes golpes y
alzamientos militares, con una inestabilidad política que repercute en la economía y la sociedad. Los gobiernos son
despóticos (Achá), con excesivas ambiciones personales (Morales), con grave perjuicio al Estado Boliviano (Melgarejo);
en suma una etapa caótica. Un hecho, sin embargo, resalta con nitidez la elección del primer presidente través del voto
popular (Córdova).

ESTRUCTURA ECONÓMICA.- Nuevos productos juegan un papel importante ya en nuestra economía: el guano
(empleado en agricultura) y el salitre (para la fabricación de explosivos) y una gran recuperación de la minería
argentífera, gracias a la labor de Arce, Aramayo y Pacheco que reiniciaron el auge de la plata gracias a inversiones y
mejoras tecnológicas.

ESTRUCTURA SOCIAL.- Bolivia sigue teniendo una sociedad rural, se va formando una nueva élite (La oligarquía Minera)
que va a desplazar del poder gradualmente a los terratenientes, que hasta entonces habían detentado los cargos
públicos más importantes.

ESTRUCTURA JURÍDICA.- La inestabilidad política produce también la proliferación de leyes y normas que nacen, en su
mayoría, de los intereses de los gobernantes de turno, para ser cambiados posteriormente por sus sucesores.
Son presidentes en esta época: Belzu, Córdoba, Linares, Achá, Melgarejo, Morales, Adolfo Ballivián, Frías y Daza.

EL MILITARISMO EN BOLIVIA (1825-1879).- El caudillismo ha sido identificado con el militarismo de los primeros años
de la Republica, debido obviamente, a la abundancia de gobernantes militares durante ese periodo.
En el caso boliviano los próceres, héroes, estadistas, caudillos y tiranos, ocuparon la primera magistratura del país y casi
invariablemente al ser militares.

Los golpes de estado, cuartelazos o “revoluciones” como se denominaban en el siglo XIX a todo tipo de acciones
militares tendientes a la toma del poder, son expresión de una peculiar forma de hacer política, que muestra historia ha
denominado “caudillismo”; esta práctica abarca el periodo comprendido desde la fundación de la Republica hasta la
Guerra del Pacifico.

EL CAUDILLISMO Y SUS CAUSAS.- La destrucción del poder colonial español, contribuyo en gran manera a la ausencia de
cuadros para la administración del Estado, la propia debilidad de este hacia que sus funciones se vieran invadidas o el
ejercito que al ser parte del mismo Estado, extendió sus atribuciones mas allá de las que tradicionalmente le son
reconocidas: la defensa del país frente a potenciales enemigos externos y al interior la defensa de los interese del
bloque social dominante, llegando a tomar para sí, el control de la totalidad del poder estatal.

La inexistencia de un sistema de partidos políticos contribuyo a fortalecer el poderío de los caudillos militares durante el
primer medio siglo de vida republicana. Los civiles no fueron capaces de crear opciones de poder al margen de los
tradicionales golpes de estado de los que participaban activamente buscando un puesto en el gabinete del nuevo
gobernante.

La pugna entre militares y civiles no fue precisamente la de mayor importancia ni la que movilizo al conjunto de la
sociedad, se ha pretendido un “civilismo” para el siglo XIX a partir de la presencia de José María Linares (1857-1861) en
el poder. El caudillo civil utilizo para su ascenso al poder todas las estratagemas que sus colegas militares empleaban,
comploto constantemente, movilizo tropas y derroto en combate a las huestes de su antecesor militar Jorge Córdova, de
modo que el paso de este civil por el gobierno no altero las prácticas políticas de la época.

FIN DEL AUDILLISMO.- La guerra del Pacifico puso al ejército boliviano frente a una tarea para la cual no se hallaba
preparado, su prolongado protagonista en la vida política del país lo había alejado de una de las funciones específicas
para las cuales había sido creado: la defensa del territorio nacional. La derrota frente a los chilenos, no solo significo la
pérdida territorial que ha traumatizado a la nación entera; sino también, el desplazamiento de los militares del poder y
la introducción de un sistema parlamentario solidó.

No se trató de un ajuste de cuentas entre civiles y militares como pretenden hacer ver algunos autores, lo que sucedió
fue que después del triunfo del librecambismo, la hegemonía de la oligarquía minera era tan grande, que no tuvo ningún
inconveniente en prescindir de los caudillos militares para canalizar sus demandas, esta oligarquía comprendió que era
la hora de tomar el control del aparato estatal en sus manos y dio fin a la era del caudillismo.

El ejército asumió dócilmente la defensa del poder oligárquico; sin embargo nuevos síntomas de descomposición se
avizoraban en el cuerpo social, la pugna regional bajo la bandera del federalismo no tardo en desatar un clima de
violencia, en que el ejército retomo por algún tiempo la preponderancia que le había sido arrebatada.

EL MILITARISMO. ENTRE ARISTOCRACIA Y POPULISMO.- Durante el gobierno de José Ballivián, los intentos
permanentes de su enemigo personal, el Gral. Manuel Isidoro Belzu por derrocarlo, culminaron en una escalada
subversiva en 1847 que terminó en diciembre con el ingreso triunfal de Belzu a La Paz. El 23 de ese mes Ballivián resignó
el mando en la figura del Gral. Eusebio Guilarte que apenas diez días después, fue derrocado por el Gral. Velasco quien
tras nueve meses de precaria administración, poco pudo hacer como no fuera mantenerse en el mando hasta ser
derrotado en diciembre de 1848 por Belzu en la batalla de Yamparáez.

Belzu marcó un giro en el relacionamiento del gobernante con su sociedad. Era hostil a la aristocracia chuquisaqueña y
planteó un nuevo lenguaje que algún historiador ha definido como “socialismo cristiano”. Se proclamó defensor de los
desposeídos, especialmente de los artesanos, atacó la propiedad privada, pero por sobre todo llevó adelante una
política proteccionista radical, mucho mayor que la de sus antecesores que en algunos aspectos habían aplicado políticas
económicas eclécticas. Por todo ello, el Presidente se convirtió casi en un mito para los más pobres que lo conocían
como el “Tata”

Su gestión estuvo signada por la turbulenta inestabilidad. El Presidente sufrió un atentado protagonizado por el Cnl.
Agustín Morales en Sucre que casi le cuesta la vida. José María Linares conspiró constantemente contra el gobierno,
igual lo hicieron Ballivián, Velasco y el Gral. José María Achá. Hastiado de estas tensiones, convocó a elecciones que
ganó en 1855 su yerno el Gral. Jorge Córdoba.

Ninguno de los rasgos esenciales del gobierno de su mentor cambió, ni en la orientación de proteccionismo económico,
ni en una administración que arrojó un interesante superávit en el tesoro del país. La diferencia estaba en la
personalidad más bien débil de Córdoba. Pero es evidente que las ideas cada vez más proclives al liberalismo económico
comenzaron a penetrar con fuerza en Bolivia. La debilidad de Córdoba terminó por doblegar a su gobierno. Las
permanentes intentonas de Linares culminaron exitosamente en el triunfo militar de sus tropas sobre las del gobierno
en Cochabamba.

LINARES. CIVIL, DICTADOR Y MORALISTA.- El 9 de septiembre de 1857 Linares llegó a la presidencia. De hecho fue
realmente el primer Presidente civil del país, ya que Calvo tuvo un paso efímero por la primera magistratura.

Igual que Belzu, Linares impuso su fuerte impronta personal. Obsesionado por el ascetismo, la moralidad y la necesidad
de orden como norma de conducta primordial, supeditó todo criterio a estas premisas y muy pronto se declaró dictador
(septiembre de 1858), con la idea de que ese era un mecanismo político indispensable para aplicar su programa de
limpieza ética. Por primera vez desde el nacimiento de la república consideró que el ejército era un lastre de gasto y foco
permanente de sedición, por lo que redujo drásticamente sus efectivos (de 6.000 a 1.200) y su presupuesto. Comenzó
por dar ejemplo de austeridad al reducir su salario y el de su personal de gobierno. Estableció una secante centralización
administrativa a través de la creación de la caja central de pagamentos.

La política intransigente de Linares terminó por generar la conspiración. El fusilamiento de un sacerdote acusado de
corrupción y las sanciones implacables para las contravenciones a la ley, dieron lugar a un alto grado de descontento en
los sectores acostumbrados a medrar del poder.

ENTRE LA INESTABILIDAD, LA DICTADURA Y EL LIBRECAMBISMO.- Ante la presión del belcismo que acosó sin tregua su
gobierno, el dictador convocó a un congreso que le aceptara la dimisión y eligiera a su sucesor, el congreso nunca se
reunió, un golpe de estado (enero de 1861) protagonizado por sus más estrechos colaboradores, dio lugar a la primera
junta de gobierno de nuestra historia, integrada por quien fuera su ministro José María Achá, el también ministro de
origen argentino Ruperto Fernández y Manuel Antonio Sánchez. La junta duró apenas tres meses, de ella fue elegido
Presidente el Gral. Achá quien tomó el mando en mayo de 1861.

Después de las elecciones de 1862 que ganó en medio de acusaciones de fraude, Achá quiso convocar a elecciones libres
en las que debían participar las principales facciones políticas, los “rojos” influidos por las ideas del linarismo y los
populistas, fanáticos seguidores de Isidoro Belzu.

La ascendente figura del Gral. Mariano Melgarejo, hombre violento, primario y de impulsos temerarios, con fuerte
ascendiente en el ejército, culminó en diciembre de 1864 con la toma del cuartel de los húsares que desató la rebelión
total y la caída de Achá.

Melgarejo gobernó seis largos años respaldado por la elite minera en pleno ascenso, aplicó de manera franca una
política económica librecambista con libertad plena para las exportaciones. Ejercitó una política agraria que marcó la
destrucción sistemática de la propiedad de las comunidades originarias, que había respetado incluso la colonia española.
En 1866 estableció que las tierras debían consolidarse mediante un pago de entre 25 y 100 pesos, si este pago no se
cumplía, las tierras indígenas pasaban a propiedad del estado en un plazo de sesenta días. Esta determinación fue el
comienzo del más grande despojo de tierras de comunidad en toda la historia republicana.

Firmo el nefasto tratado de 1866 en el que Bolivia aceptaba la explotación conjunta con Chile recibiendo al 50 % las
riquezas obtenidas que eran bolivianas en su integridad. En 1867 firmó con Brasil un tratado por el que cedía el acceso
directo al río Madeira y perdía una superficie de casi 300.000 km2.

En 1865 se produjo el mayor levantamiento contra Melgarejo, liderado por Belzu quien logró copar La Paz y tomar
triunfante el palacio de gobierno donde se hallaba Melgarejo. En un confuso episodio, Melgarejo o uno de sus hombres
disparó contra el caudillo triunfante y lo asesinó, revirtiendo la situación en su favor, lo que le permitió mantenerse en el
poder hasta 1871.

La extrema violencia de Melgarejo que había sido acompañado por su “super ministro” Mariano Donato Muñoz en la
aplicación de su política económica, terminó por aislarlo totalmente. En noviembre de 1870 se produjo un
levantamiento comandado por el Gral. Agustín Morales y el Dr. Casimiro Corral. Tras largas escaramuzas, en enero de
1871 Melgarejo fue derrocado y Morales accedió al mando.

También podría gustarte