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M. Dobb.

“La declinación del feudalismo y el crecimiento de las


ciudades”. En: Estudios sobre el desarrollo del capitalismo. 16a ed.
México, Siglo XXI, 1983

El término “Feudalismo”
En Inglaterra el término “Feudalismo” era empleado en sentidos diversos y
contradictorios.
Derecho público: “la posesión de la tierra es la fuente de poder político”.
Juristas: “el estatus está determinado por el goce de los derechos reales”.
Historiador de la economía: “el cultivo de la tierra era realizado mediante el
ejercicio de derechos sobre las personas”.
Pero no se puso en duda la existencia de tal sistema.
EN Rusia, durante el XIX, la definición de “feudalismo” se ligó a ideologías
contrapuestas; la discusión cobró más fuerza y la cuestión de si alguna vez
había existido feudalismo en el sentido occidental fue tema de debate entre
occidentalistas y eslavófilos. Dos momentos:
a. Definición jurídica: Se puso acento en la relación del vasallo con su
príncipe o su señor y en la forma de posesión de la tierra, lo que trajo por
resultado una definición jurídica. Definición acorde con al etimología de la
palabra; por ejemplo la definición de P. Struve: “un vínculo contractual pero
indisoluble entre servicio y cesión de tierras, entre obligación personal y
derecho real”. Se concluía que, aunque había existido feudalismo en Rusia, su
comienzo sólo debía fijarse desde 1350 y su fin se situaba en el siglo XVII,
tiempo durante el cual surgió la posesión (de tierras) por servicios. (p. 51)
b. Influencia marxista: Primacía de las relaciones económicas. M. N.
Pokrovsky: sistema de “economía natural” autosuficiente, en contraposición a
la “economía de intercambio” monetaria. Noción más cercana a escuela
histórica alemana (Schmoller), que a Marx. Mercados y dineros jugaron un
papel mucho más prominente en la Edad Media de lo que se supone. Noción
que tiene el inconveniente de hacer que el término no sea, coextensivo de la
institución de la servidumbre. Esto lleva, por ejemplo, a Pokrovsky, a
caracterizar el siglo XVI en Rusia, como un período de declinación del
feudalismo, por el hecho de que en esa época, resurgía el comercio y
aumentaba la producción para los mercados. Sin embargo, este fue el período
en que la sujeción a servidumbre de campesinos libres o semilibres se produjo
en gran escala y se redoblaron las cargas feudales. (p. 52)
La definición conceptual, ejercicio para pedantes ?. No !!! “Ya dijimos que
al asignar un significado preciso, de manera explícita o implícita, a términos
como feudalismo o capitalismo, ipso facto adoptamos con ello un principio de
clasificación para nuestra selección y reunión de hechos históricos. Con ello
decidimos de qué modo dividiremos el continuum del proceso histórico --la
materia prima que la historia presenta a la historiografía--, qué hechos y qué
secuencias deberán ser puestos de relieve. Como la clasificación debe
necesariamente preceder al análisis y formar su base se sigue que, tan pronto
como pasemos de la descripción al análisis las definiciones tendrán una
influencia decisiva sobre el resultado”. (p. 53)
El concepto de “Feudalismo”
La definición de feudalismo que propone Dobb: “Ella no destacará la relación
jurídica entre vasallo y soberano ni la relación entre el producto directo (sea
éste artesano de un taller o campesino que cultive la tierra) y su superior o
señor inmediato y el contenido económico-social de la obligación que los liga.
Acorde a la nación de capitalismo que discutimos en el capítulo anterior, esta
definición caracterizará a “feudalismo”, primariamente, como un “modo de
producción”; y esto constituirá la esencia de nuestra definición. Con ello, será
virtualmente idéntica a lo que generalmente entendemos por servidumbre: una
obligación impuesta al productos por la fuerza, e independientemente de su
voluntad, de cumplir ciertas exigencias económicas de un señor, ya cobren
éstas la forma de servicios a prestar o de obligaciones a pagar en dinero o en
especie --de trabajo o de lo que Neilson denominó obsequios a la despensa del
señor”. Esta fuerza coercitiva puede ser el poder militar del superior feudal, la
costumbre respaldada en algún tipo de procedimiento jurídico o la fuerza de la
ley. Este sistema de producción difiere, por un lado, de la esclavitud, pues
(como lo expresó Marx) “el productor directo se halla aquí en posesión de sus
propios medios de producción, de las condiciones objetivas de trabajo
necesarias para la realización de su trabajo y para la creación de sus medios de
subsistencia; efectúa su trabajo agrícola como la industria doméstico-rural con
él relacionada, por su propia cuenta”, mientras “el esclavo trabaja con
condiciones de producción ajenas”. Al mismo tiempo, servidumbre implica
que “la relación de propiedad tiene que manifestarse a la par como relación
directa de dominio y de servidumbre y el producto directo, por consiguiente,
como un hombre privado de libertad”: “carencia de libertad que puede ir desde
la servidumbre de la gleba hasta el deber de abonar simplemente un tributo al
señor”. Difiere del capitalismo en que, bajo éste, el trabajador, en primer lugar
(como bajo la esclavitud), ya no es más un productor independiente sino que
está divorciado de sus medios de producción y de la posibilidad de procurarse
su propia subsistencia; pero, en segundo lugar ( a diferencia de la esclavitud).
su relación con el poseedor de los medios de producción que lo emplea es
puramente contractual (un acto de venta o alquiler rescindible a breve plazo):
frente a la ley es libre para escoger patrón y para cambiar de patrones; y no
tiene obligación alguna --fuera de a impuesta por un contrato de servicios-- de
entregar trabajo o dinero a un amo. Este sistema de relaciones sociales al que
calificamos de “servidumbre feudal” ha ido asociado históricamente, por
cierto número de razones, a un bajo nivel técnico en que los instrumentos de
producción son simples y, por lo general, baratos y en que el acto de
producción es, en buena parte, de carácter individual, encontrándose la
división del trabajo (y por lo tanto la coordinación entre los individuos en la
producción como proceso socialmente integrado) en un nivel muy primitivo
de desarrollo. Históricamente se asoció también (y en lo esencial por razones
similares) a condiciones de producción para la necesidades inmediatas de la
familia o la comunidad aldeana y no para un mercado más amplio; aunque
“economía natural” y servidumbre distan mucho de ser coextensivas, como
veremos. En la plenitud de sus desarrollo se caracterizó por el cultivo del
dominio: cultivo de las tierras del señor, realizado a menudo en escala
considerable, mediante prestaciones personales obligatorias. Peor el modo
feudal de producción no se circunscribió a esta forma clásica. Por último, este
sistema económico se asoció, al menos en parte de su trayectoria histórica y
con frecuencia en sus orígenes, a formas de descentralización política, a la
posesión condicional de tierras por parte de los señores sobre la base de algún
tipo de tenencia por servicios (y más generalmente) a la posesión por parte de
un señor de funciones judiciales o cuasi-judiciales en relación a la población
sometida. Pero esta asociación, tampoco es invariable y es posible observar
servidumbre unida a formas estatales muy centralizadas, así como a un
sistema de posesión hereditaria de tierras --y no de beneficio a cambio de
servicios--. Para invertir una caracterización de Vinogradoff (quien califica la
servidumbre de “corolario característico del “feudalismo”), podemos decir que
la posesión de tierra en calidad de feudo es una característica común, más no
invariable, de “servidumbre feudal” como sistema económico en el sentido en
que lo estamos empleando”. (p. 53-55)

Renacimiento del comercio, factor decisivo en la transición ?


Es bien sabido el papel del renacimiento del comercio en Europa occidental
después de 1100 d.C. y su acción destructora sobre la sociedad feudal.
La sobresaliente importancia de este proceso en aquellos siglos, difícilmente
puede ser puesto en duda: hubo una creciente tendencia a conmutar
prestaciones de trabajo por un pago en dinero, y a arrendar el dominio señorial
a cambio de una renta en dinero o, a proseguir su cultivo con mano de obra
contratada. Todo esto tuvo como condición necesaria el desarrollo del
mercado y de las transacciones monetarias.
“Lo discutible, sin embargo, es que ese nexo fuera tan simple y directo como a
menudo se lo ha presentado y que pueda sostenerse que la ampliación del
mercado fuera condición suficiente de la declinación del feudalismo --que sea
posible una explicación con este factor como el único, o siquiera el decisivo--.
No ha sido raro que se asignara a la acción disolvente del intercambio y del
dinero una influencia, no sólo sobresaliente sino exclusiva, en la
transformación de la sociedad feudal en capitalista [...] Se nos da una
interpretación del pasaje del viejo orden que descubre las secuencias causales
dominantes dentro de la esfera del intercambio entre economía señorial y
mundo exterior. “Economía natural” y “economía de intercambio” son dos
órdenes económicos que no pueden mezclarse y la presencia del segundo, se
nos dice, basta para provocar la disolución del primero”. (p. 56)
Dicha interpretación queda en entredicho cuando se somete a estudio
comparativo la influencia del comercio sobre la estructura del feudalismo en
diferentes partes de Europa o aun de Inglaterra.
- En los condados cercanos a Londres, durante el s. XIV no se presentaron la
mayoría de testimonios de conmutación de servicios personales por pagos en
dinero. En cambio, fue en el norte y el oeste, lugares retrasados y distantes de
grandes mercados, donde los servicios personales fueron abandonados
primero.
- No siempre hay correlación entre el desarrollo del comercio y la declinación
de la servidumbre. Las excepciones son notables. El caso sobresaliente es el
feudalismo de Europa oriental al finalizar el siglo XV: un renacimiento del
viejo orden asociado al desarrollo de la producción para el mercado. (p. 57)
- Parece haber tantas pruebas de que el desarrollo de una economía monetaria
condujo a una intensificación de la servidumbre, cuantas hay de que fue la
causa de la declinación del feudalismo. Ejemplos de lo primero:
a) colonias griegas de las costas del Mar Negro (Ss. II y III d. C.;
colonias comerciales, sociedad de militares terratenientes y mercaderes y
población de siervos. (p. 58 -59)
b) primeras ciudades rusa, Kiev y Novgorod, centros comerciales
sobre la ruta Báltico-lago Ladoga-Dnieper-Mar Negro, pero a la vez sociedad
de esclavos y siervos.
c) monasterios próximos a Moscú, o el de San Cirilo, en el Mar
Blanco, dedicados al comercio, impusieron prestaciones forzosas de trabajo al
campesinado.
d) monasterios germanos y empresas colonizadoras al este del
Elba, redujeron a servidumbre al campesinado, en sus mismas tierras, antes
libres.
e) En Polonia, con el crecimiento de la exportación de granos, en
el s. XV, significó un cambio de pagos en dinero o en especie, a prestaciones
personales. LO mismo pasó en Ucrania (s. XVI), donde con la demanda de
granos apareció la servidumbre.
f) el siglo XVIII en Rusia, el de Pedro el Grande y Catalina la
ilustrada, la servidumbre se aproximó a la esclavitud, pero fue el siglo que
presenció un más alto desarrollo del comercio. (p. 59)
Por lo tanto: el desarrollo de la economía monetaria, por sí sola, no explica la
conmutación de las obligaciones personales de los siervos por una relación
contractual.
En esto no existe una “causalidad natural”, y podría plantearse como lo más
natural que el comercio trajera consigo la servidumbre, e incluso la esclavitud,
“que permite un mayor grado de organización y de disciplina”. En otras
palabras, producción de bienes para un mercado no implica necesariamente
producción sobre la base de trabajo asalariado. Es preciso analizar las
relaciones internas del feudalismo como modo de producción y del papel que
ellas desempeñaron en cuanto a determinar la desintegración o la
supervivencia del sistema. “Y si bien el resultado final debe considerarse fruto
de una compleja interacción entre la acción externa del mercado y estas
relaciones internas del sistema, en determinado sentido puede afirmarse que
estas últimas ejercitaron la influencia decisiva”. (p. 60)
Fuerzas internas que determinaron la declinación de la economía feudal: la
ineficacia del feudalismo como sistema de producción, ligada a las crecientes
necesidades de renta de la clase dominante. La única fuente de ingresos de la
clase feudal era el tiempo de trabajo excedente de la clase servil. Todo intento
por acrecentar los ingresos se realizaba a expensas del tiempo dedicado por el
productor al cultivo de su terrazgo. La presión sobre la fuerza de trabajo
continuó hasta llevarla a su agotamiento. Existe entre la clase feudal un
desprecio del campesino; éste era para ser explotado en el país y aniquilado en
el extranjero; el villano es despreciado como criatura inferior. (p. 61)
A esta situación se debe agregar que el sistema de cultivo tendía a un efectivo
agotamiento del suelo: el primitivo sistema de rotación, la falta de suficientes
plantaciones de nabos y de forrajeras como la alfalfa; el abono era costoso y
por lo tanto se lo empleaba poco. Hasta guardar rebaño propio le resultaba
difícil al siervo. Los incentivo de progreso eran escasos o nulos. Descripciones
verdaderamente dramáticas sobre la situación de los siervos medievales se
pueden observar en la página 63 de esta obra. Las crecientes necesidades de
renta de la clase feudal dominante exigían una redoblada presión y nuevas
exacciones a costa de los productores. (p. 62-63)
“En primer lugar, hubo una tendencia (que parece haber sido más fuerte en el
continente europeo que en Inglaterra) a multiplicar el número de vasallo
mediante un proceso conocido como sub-infeudación, a fin de reforzar los
recursos militares de lo grandes señores. Esto, combinado con el crecimiento
natural de las familias nobles y con un aumento de sus séquitos, abultó el
tamaño de la clase parásita que debía ser mantenida con el trabajo excedente
de la población servil. A esto se agregaban los efectos de la guerra y el
bandidaje que, casi podría decirse, eran parte integrante del orden feudal, y
que abultaban los gastos de las casas feudales y de la Corona al par que
dejaban yermas y devastadas las tierras.” (p. 64)
El crecimiento del comercio, que se dio paralelo con el auge de la caballería,
intensificó las extravagancias de las casas nobles, fiestas fastuosas y costosas
ostentaciones; los artículos exóticos que trajo consigo el comercio, reforzaron
la tendencia a intensificar la presión feudal sobre el campesinado. Es más
posible que los señoríos menores, que encontraban dificultades para obtener
trabajo servil, tendieran a fomentar el pago de rentas en dinero de parte de
terrazgueros y, a contratar trabajo asalariado. (p. 64)
Esta mayor presión provocó por pura desesperación, un movimiento de
emigración ilegal de los señoríos, provocando esa serie de crisis económicas
de los siglos XIV y XV. Esta huida de villanos contribuyó a incrementar la
población de las nacientes ciudades sino, a generalizar la aparición de bandas
de salteadores, del vagabundaje y las periódicas jacqueries1. En Francia las
deserciones eran numerosas y continuas. Los señores en los siglos XII y XIII
recurrieron a acuerdos de asistencia mutua para la captura de siervos fugitivos.
Pero era tanta el hambre de mano de obra que, se desarrolló una competencia

1
Levantamientos esporádicos y por lo general desorganizados de campesinos en rebeldía (Jacques designa en
Francia al campesino).
para atraer o seducir a los siervos del dominio vecino, lo que implicaba hacer
ciertas concesiones. (p. 64-65)
Vender franquicias, poniendo límites a las exacciones señoriales, a cambio de
una renta o un pago en efectivo. En provincias de Francia se desarrollaron de
este modo algunas comunas rurales, formadas a partir de ciertas asociaciones
de aldeas, que poseían alcalde y jurisdicción propios. (p. 66)
La codicia feudal se satisfizo con un incremento de la población entre los
siglos XII y XIII. Esta fuerza de trabajo adicional dio un alivio al sistema y
proveyó de rentas feudales. Pero cuando no estuvo acompañada de tierras
cultivables a disposición de los campesinos (y de herramientas y animales de
tiro), el resultado fue, a causa de la mayor opresión sobre la tierra disponible,
un aumento de las cargas de los campesinos. Eso explica los denodados
esfuerzos de colonización y recuperación de tierras: en Inglaterra, se
arrebataron tierras al desierto; en Flandes, se recuperaron tierras al mar en el
siglo XII; en Alemania, se drenaron los pantanos del Elba, el Oder y el
Vístula. Pero en general se puede decir, que la extensión del área de tierra
cultivable marchaba rezagada respecto del aumento de la población, y no se
compensaba con el descenso de la productividad del trabajo. Presión sobre el
suelo de manifestaba en los Países Bajos, en Sajonia, Renania, Baviera y el
Tirol, hacia 1200. Esto desencadenó la migración hacia el este, que colmó las
posibilidades de obtención de tierras, en el siglo XIV. (p. 66-67)
Después de 1300, sin embargo, en la mayor parte de Europa occidental, la
población, en vez de aumentar, inició una pronunciada declinación. El efecto
de esa declinación fue amenazar la sociedad feudal con una contracción de
rentas y precipitar una crisis de la economía feudal en el siglo XIV. Descenso
que había sido atribuido a la devastación provocada por las guerras y la peste.
(p. 67)
Lo cierto es que la declinación poblacional se debió a causas económicas y
que el efecto destructor de la Peste Negra se vio avivado por la desnutrición de
la población y las hambrunas locales. En Inglaterra se inició una declinación
agrícola poco después de 1300. Despoblación del campo y escasez de trabajo,
provocaron contracción en las rentas feudales y una tendencia a reducir las
reservas señoriales, mediante el arriendo a campesinos; expresión de crisis
económica, antes que fruto del deseo de comerciar. (p. 68)
En Francia, la escasez de mano de obra fue aun más temprana, por lo que
ciertos señores habían hecho grandes cesiones de tierras a vasallos y hombres
de armas, así como arrendado tierras a pequeños terrazgueros a cambio de una
participación en la cosecha. Se intentó retener a los trabajadores, como ya se
mencionó; lo mismos sucedió en Renania y en Flandes. A veces mediante la
manumisión individual y otras mediante la venta de la emancipación a aldeas
enteras. Al lado de esto se manifestó una tendencia a trocar los servicios de
corvées2 sobre la tierra del señor por pagos en dinero o en especie. Medidas
obligadas por revueltas o huidas y no por iniciativa del señor, que no bastaron
para detener la tendencia al despoblamiento. La selva invadió antiguos
campos y viñedos, Según M. Bloch: : “los dos últimos siglos de la Edad
Media fueron, en toda Europa occidental y central, un período de ‘malestar’
rural y despoblamiento”. En Alemania occidental y central la colonización
iniciada en el siglo XII hacia el Elba fue de honda significación. Colonización
patrocinada por señores guerreros y por la Iglesia, mucho más expedita luego
de la “cruzada contra los vendos”, --mezcla de fanatismo y codicia de tierras.
Monasterios e Iglesia necesitada de mano de obra, hicieron concesiones
especiales para traer colonos, los que llegaron de Sajonia, Westfalia, Holanda
y Flandes. (p. 69)
La reacción de la nobleza ante la desbandada de los siervos varió de país, a
país, de región a región. En Francia, por ejemplo, los señores hicieron
concesiones que mitigaron las cargas serviles y hasta reemplazaron la relación
obligatoria por otra contractual, corporeizada en un pago de dinero. Pero en
otros casos respondieron reforzando las cargas feudales y de medios
coercitivos para adscribir los siervos a la gleba.
“Hoy es opinión corriente que esta respuesta frente a la escasez de mano de
obra que siguió a la Peste Negra fue menos difundida de lo que solía
suponerse y que raras veces logró un éxito muy grande”. (p. 70)
Pero, el intento se realizó, en especial en ciertos señoríos monásticos. Pero el
“renacimiento de la servidumbre” se puede encontrar en Dinamarca, los
Balcanes, los Estados Bálticos, Rusia, Polonia, Hungría y Bohemia; en
España.
Factores políticos y sociales desempeñaron un papel en el curso de los
acontecimientos: a) la fuerza de la resistencia campesina; b) el poder políticos
y militar de señores locales; c) el grado en que el poder de la realeza ejercitó
su influencia para fortalecer la autoridad señorial.
En Inglaterra, jueces y tribunales del rey protegieron a los villanos; en Francia
el triunfo de la monarquía absoluta, limitó el alcance de la “reacción feudal”.
En cambio, en los territorios al este del Rhin no conocieron un poder central
comparable. (p. 71)
2
Prestaciones de trabajo en las tierras de la reserva del señor. Eran obligaciones y generalmente discontinuas.
En España se les denominaba servas.
Pero factores políticos de este tipo difícilmente pueden ser considerados
suficientes para explicar las diferencias que muestra el curso de los
acontecimientos en diversas partes de Europa. “Todo induce a pensar que el
resultado estuvo determinado en último análisis por factores económicos”. (p.
72)
Un factor que llama la atención es el tipo prevaleciente de cultivo. Grandes
zonas del oeste y norte de Inglaterra eran aptas para la cría de ovejas, así como
para el desarrollo del comercio lanero, y ello debe haber predispuesto a los
señores a los pagos en dinero, antes que a las prestaciones obligatorias de
trabajo, necesarias en cantidades mayores, como base para el cultivo de
dominios arables. En el caso de Bohemia, el comercio exportador de granos y
la estrechez del mercado interno impusieron un cultivo extensivo y barato, por
lo cual prevaleció el trabajo servil compulsivo en grandes latifundios. De
haber prevalecido un cultivo intensivo la tendencia pudo haber sido al
contrario.
En casos en que las corvées fueron livianas y difícil aumentarlas, una
conversión a obligaciones en dinero, pudo ser la vía para incrementar las
obligaciones del siervo, de una manera más aceptable para éste. Además, el
trabajo compulsivo resulta menos eficiente que el trabajo realizado por los
cultivadores en sus propias tenencias. (p. 73)
A veces, el precio de ciertas provisiones puede haber influido en la decisión,
pues resultaba mejor negocio que el trabajador pagara en especie y no en
trabajo.
Pero el factor fundamental es la abundancia o escasez, la baratura o carestía,
del trabajo asalariado, en cuanto a determinar si el señor estaría o no dispuesto
a conmutar las corvées por un pago en dinero y si esto le resultaba o no
beneficioso en caso de verse obligado a hacerlo. Consideración que debió
imperar en aquellos casos donde el interés de la economía feudal era producir
para un mercado, y no simplemente para aprovisionar la mansión del señor.
(p. 74)
“Puede decirse, en resumen, que las precondiciones de una conmutación de
trabajos obligatorios y de la transición al cultivo del dominio mediante trabajo
asalariado, fueron dos: la existencia de una reserva de trabajadores (ya fueran
trabajadores sin tierras, o bien con tierra insuficiente para proporcionarles
sustento, como la masa de los “cotters” ingleses, que dispusieran de tiempo de
trabajo) y que el nivel de productividad de este trabajo asalariado fuera, en
considerable proporción, mayor que sus salarios”. (p. 75)

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