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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD


UNIDAD DE INVESTIGACION Y POSTGRADO
CENTRO DE FORMACIÓN LARA

DERECHOS HUMANOS Y SISTEMA PENITENCIARIO DE VENEZUELA

Participantes: Carlos Peña


Fanny Márquez
Anais Bonilla
Pablo Giménez
Luis Romero
Profesor: Abg. Wilmer Muñoz
Cátedra Ética y Derechos Humanos

Barquisimeto, Abril de 2021


INTRODUCCIÓN……………………………………………………………… 1

i

Derechos Humanos……………………………………………………………. 3
Derechos Humanos Orientados al Sistema Penitenciario de Venezuela... 6
El Privado de Libertad Como Sujeto de
Derechos…………………………………………………………...................... 9
Papel del Estado en el Aseguramiento de los Derechos
Humanos……………………………………………………….………………... 10

Fundamentación Legal del Privado Libertad y del Sistema


Penitenciario………………………………………………………. 10
………………...
CONCLUSIONES……………………………………………………………… 18

REFERENCIAS 19
BIBLIOGRAFICAS…………………………………………….
ÍNDICE
pp.

ii
INTRODUCCION

La responsabilidad del Estado o de los poderes públicos va enmarcada en


lo que es la obligación y la exigencia de reconocer, de garantizar y proteger
los derechos humanos de cada ciudadano, la noción de derechos humanos
se adjunta con la afirmación de la dignidad de la persona como premisa de
actuación. Por ello, la necesidad de garantizar los derechos de las personas,
tiene diversos procedimientos legales, como el recurso de amparo,
protección y otros, que buscan la protección jurídica a derechos
constitucionales que contempla la Carta Magna en Venezuela, sustentado en
la importancia de los mismos y su consideración en las diferentes instancias.

Los derechos humanos se encuentran establecidos en todos los


escenarios, mundial, nacional y regional, por cuanto a través de diferentes
lineamientos, especificaciones, leyes y políticas, delimitan un marco de
actuación en torno a los aspectos que lo conforman: como la integridad,
salud, bienestar, respeto, entre otros, válidos para todos los estratos de la
sociedad, como ocurre con los adultos mayores, los niños o adolescentes,
los privados de libertad.

En correspondencia con la situación de los privados de libertad del


Sistema Penitenciario de Venezuela, también disfrutan de sus derechos y
garantías, en el marco de los diferentes postulados contemplados en las
leyes, reflejados en la asistencia integral, expresada en la Ley de Régimen
Penitenciario, que, entre otras, denota aspectos básicos para ellos, como la
debida alimentación, vestimenta, educación, salud, deporte, recreación y
cultura, espiritualidad.

Con respecto al Código Orgánico Procesal Penal (2005), también indica el


procedimiento a seguir luego de una detención en flagrancia, considerándose
que la persona no debe durar más de doce (12) horas recluida, para luego

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ser remitido a un fiscal del Ministerio Público, con las siguientes
investigaciones que determinarán su presentación ante un juez, en caso de
comprobarse su culpabilidad en el delito y, posteriormente, se decidiría su
reclusión en un recinto penitenciario.
Sobre estas consideraciones, surge el presente estudio, en la intención u
objetivo de analizar la efectividad de los derechos humanos en el Sistema
Penitenciario de Venezuela.

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Derechos Humanos

En el contexto de realidad presente en la sociedad a nivel mundial, los


derechos humanos constituyen un aspecto de gran transcendencia en todos
los ámbitos que la conforman. Estos son concebidos desde la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (1948), como “aquellos que permiten o
deben hacer posible una vida racional entre las personas” (p. 4), relacionado
a su vez con la satisfacción de las necesidades básica de los seres
humanos, en el ámbito civil, político, económico, social y cultural, enmarcado
en los diferentes escenarios en que interactúa.

De la misma manera, en el documento antes señalado, destaca que existe


una clasificación de los derechos, específicamente: a) derechos civiles:
libertad individual, de pensamiento, expresión, reunión y asociación; b)
derechos políticos: contempla la libertad de asociación política y el voto; c)
derechos sociales, incluyen los económicos, sociales, culturales y
ambientales. En cada uno de estos, se esboza un entorno específico, que
determina las garantías y son referencias para los organismos e instituciones
que velan por su protección.

Al respecto, los derechos humanos se constituyen en atributos asignados


a las personas, en la perspectiva de su naturaleza humana, que le identifican
ante las instancias, organismos y la misma sociedad. Su propósito es
garantizarles las condiciones adecuadas en la satisfacción de sus
necesidades individuales, colectivas, en los ámbitos correspondientes:
personal, familiar, social, educativo, de salud y laboral, entre otros, a favor de
la dignidad humana. Para Morales (2010), los mismos se orientan en los
siguientes aspectos:

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1. Derecho a la vida.

2. Derecho a la seguridad e integridad personal.

3. Derecho a la no discriminación.

4. Derecho a la libertad de religión y culto.

5. Derecho a la libertad de expresión, opinión e información.

6. Derecho a la educación.

7. Derecho al deporte, cultura y recreación.

8. Derecho al trabajo.

9. Derecho a la salud.

10. Derecho a la dignidad humana.

En este contexto de ideas, cada uno de los aspectos señalados identifica


un área del desarrollo humano, en la cual se garantiza su cumplimiento, sin
ningún tipo de distinción o discriminación. Además, como señala Bordell
(2010), es responsabilidad del Estado establecer las condiciones de respeto
y protección de los mismos, apegados a las normativas establecidas a nivel
mundial y aquellas particulares, cuyas características son señaladas en la
Conferencia de Viena, desarrollada en el año 1993, resumidas según el autor
citado como sigue:

1. Inherentes: se considera que los derechos son innatos a todos los


seres humanos sin distinción alguna ni reconocimiento por parte del Estado.
2. Universales: los mismos se extienden a todo el género humano, en
todo tiempo y lugar, lo cual le otorga una misma visión de su conocimiento en
el ámbito cultural, social y político.

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3. Absolutos: su respeto se puede reclamar indistintamente, ante
cualquier persona o autoridad.
4. Inalienables: al ser inherentes a la condición humana, no pueden ni
deben separarse de la persona, así como trasmitirse o renunciar a los
mismos, bajo ningún título.
5. Inviolables: ninguna persona o autoridad puede actuar legítimamente
en contra de ellos, salvo en casos que prevalezcan exigencias del bien
común de la sociedad.
6. Indivisibles: estos no tienen jerarquía entre sí, ningún derecho
prevalece ni se puede sacrificar alguno en menoscabo de otro.
7. Progresivos: según el carácter evolutivo de los derechos, pudiera
ocurrir que en el futuro emerjan otros derechos o se reconozcan, siempre y
cuando sean inherentes a la persona y cumplan con las demás
características citadas.
De acuerdo con las características nombradas, es importante el
reconocimiento de los derechos humanos, en cada país, institución, grupo
social u organización, con el fin de asegurar su carácter universal, por cuanto
constituyen un compendio bajo el cual se orientan las normas, leyes,
reglamentos y tratados, que en Venezuela adquieren una importancia
significativa por la situación económica, política, social y cultural presentes,
cuyas consecuencias son drásticas en todos los sectores de la población,
como es el caso de las personas privadas de libertad.

Por otra parte, es importante señalar que los derechos humanos han
servido como referencia a los países del mundo, como orientación para su
gestión hacia el bienestar de los ciudadanos, el respeto a su condición como
persona y la garantía particular de disfrutar de ellos en su contexto. De
manera universal, se establece la titularidad de los mismos para todas las

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personas, en su carácter de inalienable e irrenunciable, por cuanto tienen
vigencia en todas las etapas de la vida y espacios de la sociedad.

En el contexto de los privados de libertad en Venezuela, sea en las


cárceles o en las comandancias de policías, considerado en el presente
estudio, destaca las especificaciones del Artículo 26 de la Carta Magna, que
indica: “Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso
los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con
prontitud la decisión correspondiente…”, lo cual es un derecho humano para
este sector de la población, que como señala Soteldo (ob.cit), no es cumplido
por las autoridades, sobre todo desde la negativa de justicia y el retardo
procesal, que conlleva a mayor hacinamiento y situaciones de violencia.

Derechos Humanos orientados al Sistema Penitenciario de Venezuela

La realidad que caracteriza al siglo XXI a nivel mundial, se encuentra


signada por dinámicos y acelerados cambios a nivel económico, social,
político, tecnológico, educativo, cultural, los cuales han impactado
significativamente a todos los sectores de la sociedad, además de otorgarle
diferentes connotaciones sobre la consideración que se tiene de las
personas, sus derechos humanos, adecuados a su posición e importancia en
este contexto.

Al respecto, es importante referirse a los derechos humanos, establecidos


a nivel mundial en instrumentos, tratados y reglamentos, tales como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), que promueve el
ideal del ser humano y el establecimiento de las condiciones para lograrlo.

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En dichos estatutos, se basan las diferentes leyes o normativas propias de
cada país, dirigidas a otorgarles la igualdad a las personas, con los mismos
derechos y libertades, además de buscar la eliminación de las formas de
discriminación, reflejadas en diferentes contextos.

Es oportuno mencionar las dimensiones de los derechos humanos,


considerada desde el punto de vista normativo, que según Villa (2012),
especifica la necesidad de apegarse a las normas internacionales que
vinculan las acciones a seguir para su consolidación en los países, aunada a
su propia jurisprudencia y doctrina. Asimismo, el carácter procesal de los
derechos humanos se sustenta en la forma de incorporar en la legislación
vigente los preceptos internacionales, las garantías o políticas dirigidas a
consolidar el bienestar en los ciudadanos. En la dimensión de contenidos,
destacan las acciones concretas, reflejadas en los programas o planes de
protección de los mismos.

Desde esta concepción, los derechos humanos adquieren una


connotación de integralidad, al englobar diferentes aspectos en la vida de las
personas, con la garantía de ellos por parte de organismos internacionales,
el Estado, las instituciones y diferentes organizaciones que promulgan
políticas, planes o acciones, en apoyo a los sectores de la población, a sus
ciudadanos independientemente de la condición en que se encuentren.

Por lo antes expuesto, es necesario que el Estado y demás instancias


difundan, sustenten la concepción e integración de los derechos humanos
como preceptos en los cuales se sustentan las políticas, planes o
actuaciones dirigidas a otorgarles diferentes atenciones y beneficios a las
personas, con el propósito de fortalecer dichas acciones en el marco de la

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atención integral y las garantías de cada grupo social, como los centros de
retención temporal (comandancias de policía), Centros Penitenciarios que
albergan, temporalmente y según sentencias, a los privados de libertad por
diferentes causas.

Esta es la realidad en Venezuela, donde Sánchez (2017), expresa que los


centros de retención temporal y Centros Penitenciarios, disponen de
espacios pequeños o limitados de capacidad para alojar a quienes están
incursos en algún delito, hasta ser trasladados a las máximas instancias,
según el ordenamiento jurídico. Aunado a ello, las condiciones físicas no son
acordes para ubicarlos según el tipo de acción cometida.

Al respecto, destaca como las personas que se encuentra en estos


centros, son ubicadas en las salas sin ningún criterio particular,
encontrándose que algunos de ellos no han recibido sentencia, tienen
audiencias diferidas o han sido asignados a otras cárceles, pero por
diferentes motivos de gestión o de su propio hacinamiento, no son recibidos
en ellas. Tal situación genera que dichas personas detenidas se encuentren
en condiciones infrahumanas, atentándose contra sus derechos humanos y
las mismas prescripciones legales establecidas en cada uno de los casos.

De esta manera, en esos espacios permanecen las personas sin


condiciones básicas de salubridad, con baños en mal estado, duchas
dañadas, una infraestructura inadecuada, con poca ventilación, además de
disponer de colchonetas viejas, sucias, hamacas o chinchorros que hacen
las veces de camas de quienes, ostentando cierto poder, disponen de ellas
casi en forma violenta. Esto mismo se refiere a situaciones de violencia o
agresiones entre los privados de libertad, provocando conflictos, personas

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heridas y enfrentamientos con los custodios.

Otro de los aspectos señalados por las personas que laboran en los
Centros de Reclusión, se refiere a la realidad que viven los aprehendidos en
cuanto a los procedimientos correspondientes para la determinación de su
culpabilidad o inocencia, generándose retrasos procesales, viéndose cómo
en ciertas ocasiones, se demuestra su inocencia luego de un largo período
en estos espacios, viviéndose situaciones como las expresadas, que atentan
contra sus derechos humanos.

El privado de Libertad como Sujeto de Derechos

El sujeto penalmente condenado tiene derechos: los fundamentales,


inherentes a toda persona humana, reconocidos en Convenios y Pactos
Internacionales, consagrados en las Constituciones a favor de todas las
personas y que no se pierden por efectos de la condena penal, así como los
específicos que se derivan de la sentencia condenatoria, de la particular
relación que se establece entre el sancionado y el Estado que lo condenó.
Efectivamente, en un Estado de Derecho la relación entre el Estado y el
sentenciado no se define como una relación de poder sino como una relación
jurídica con derechos y deberes para cada una de las partes. El condenado
tiene, pues, con el Estado una relación de derecho público y, salvo los
derechos perdidos o limitados por la condena, su condición jurídica es igual
al de las personas no condenadas. Lo mismo ocurre con más razón, con los
procesados, debido a la presunción de inocencia de la que gozan.
La normativa venezolana reconoce expresamente a los privados de
libertad como sujeto de derechos. En efecto, el artículo 272 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) establece
que “el Estado garantizará la rehabilitación del interno o interna y el respeto
de sus derechos humanos”. Por su parte, la Ley de Régimen Penitenciario
(LRP) inspirada en las Reglas Mínimas de la ONU, promulgada el 21 de julio
de 1961, reglamentada el 07 de octubre de 1975, reformada el 17 de agosto
de 1981 y el 17 de mayo del 2000, contiene los principios que orientan el
cumplimiento de las penas privativas de libertad y trata de desarrollar

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algunos derechos individuales y sociales de los reclusos consagrados en los
instrumentos internacionales y en la Carta Magna.
En efecto, el artículo 2° de la LRP, contiene el mandato general de
respeto de los derechos humanos de los condenados, tanto los “uti cives”,
como los específicamente penitenciarios, cuando dice:

“Durante el período de cumplimiento de la pena deberán respetarse


todos los derechos inherentes a la persona humana consagrados en la
Constitución y leyes nacionales, tratados, convenios, acuerdos
internacionales suscritos por la República, así como los derivados de su
particular condición de condenado”.

Asimismo, el Código Orgánico Procesal Penal (COPP), desde su


promulgación en el año 1998 y en sus sucesivas reformas también reconoce
que el condenado tiene derechos y el derecho a defenderlos, atribuyendo al
juez de ejecución la garantía de los mismos. Los artículos 478 y 531 del
COPP no permiten ninguna duda al respecto. La CRBV, el COPP y la
reforma de la LRP del año 2000, son eventos de la mayor trascendencia para
el sistema penitenciario, pues introdujeron en el país, por lo menos a nivel
legal, el paradigma de los derechos humanos de los privados de libertad y
permitieron albergar la esperanza de que se generarían cambios muy
positivos en la situación penitenciaria.

No cabe duda de que el marco jurídico venezolano, pese a algunas


deficiencias, incoherencias e inconsistencias, tanto en la norma
constitucional como en las legales, es suficiente para propiciar la garantía de
los derechos humanos de los reclusos. Pero una cosa es el reconocimiento
formal de unos postulados garantizadores de derechos humanos y otra muy
distinta es la verificación efectiva de los mismos en el interior de las
instituciones penales. La historia y la realidad de las prisiones ponen de
manifiesto que es precisamente allí donde se vulneran todos y cada uno de
los derechos de los reclusos.

Papel del Estado en el Aseguramiento de los Derechos Humanos

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La protección de los derechos humanos por el Estado, es de obligatorio
cumplimiento para los órganos del Poder Público, como bien se señala en el
artículo 19 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(2009), motivo por el cual se requiere garantizar a toda persona el goce y
ejercicio de estos, con la investigación respectiva de todo acto que constituya
una violación. Asimismo, se establecen garantías constitucionales, como
medios que la ley dispone para proteger los derechos de las personas en el
país.

Es importante señalar la responsabilidad del Estado y sus entes se refleja


en artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(2009), sobre la reinserción y socialización de las personas, con acciones
dentro de los espacios de reclusión, basados en el estudio, trabajo,
recreación, el cumplimiento de penas no privativas de libertad cuando sea
conveniente, como medio para reducir la sobrepoblación.

La responsabilidad del Estado es uno de los temas de mayor relevancia


en el ámbito estatal, pues al actuar y moverse para cumplir los fines que se
ha propuesto, choca inevitablemente con otros intereses que, por pertenecer
a un individuo o a un grupo de ellos, debe ceder en beneficio de la
colectividad que es la que tiene a su cargo la suma de esos intereses y que
por esa misma razón son más dignos de tener en cuenta.

De esa tendencia a reparar las injusticias cometidas en aras de


una justicia mayor, Rojas (2014) indica que el Estado abarca su rol como
entidad con personalidad jurídica independiente de sus funcionarios y de
éstos, según los actos practicados en el ejercicio de sus funciones.
Asimismo, se hace referencia a los estratos de gobierno, poder ejecutivo,
legislativo y judicial, que limitan su accionar con base al aseguramiento de
los derechos humanos, a partir de los siguientes aspectos:

1. Ser garante de los derechos constitucionales, como la vida, la salud, la

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justicia social y otros.

2. Adopción de medidas para garantizar la integridad física y mental de los


privados de libertad.

3. Determinar planes para la consecución de la justicia y la seguridad


jurídica de los privados de libertad.

4. Hacer seguimiento a los casos de violación de derechos humanos por


parte de los funcionarios en diferentes entes gubernamentales, a fin de tomar
decisiones ajustadas a la realidad.

5. Fortalecimiento de las instancias de protección de los derechos


humanos y de las personas que laboran en ellas, según la normativa y
lineamientos vigentes.

6. Garantizar la transparencia, diligencia e imparcialidad en los


procedimientos desarrollados en todas las instancias, con miras a la garantía
de los derechos humanos.

7. Asegurar que las políticas, leyes y prácticas se realicen en


correspondencia con las obligaciones que le competen, en aras de la
protección de los derechos humanos.

8. Disponer del personal, preparado y capacitado, en los centros de


reclusión, para de esta manera asegurar un tratamiento adecuado, sobre
todo en el caso de los custodios de los privados de libertad.

9. Tomar las medidas pertinentes en los casos de violación de los


derechos humanos, con las responsabilidades correspondientes por parte de
las instancias.

Cada uno de los aspectos antes señalados, identifica el papel del Estado
en garantizar que las dependencias cumplan con las leyes vigentes,

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aseguren las especificaciones dictadas en los organismos, tratados
internacionales y el ordenamiento jurídico vigente en el país, a favor de las
personas y sus derechos.

De acuerdo con Martínez (2010), la obligación y responsabilidad que pesa


sobre el Estado se basa en el principio de que todo daño causado
ilícitamente por él, debe ser reparado de buena fe, además de considerar el
principio de igualdad ante las cargas públicas, una variante de la igualdad
ante la ley, en el sentido de que nadie puede soportar más exacciones o
perjuicios de parte del Estado que aquellos que la ley expresamente señala
como obligatorios o lícitos.

Fundamentacion Legal del Privado de Libertad y del Sistema


Penitenciario

Con relación al fundamento legal atribuido al presente estudio, se asume


la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2009), que en su
artículo 49 expresa lo referido al debido proceso en las actuaciones judiciales
y administrativa, el cual se esquematiza con los siguientes aspectos:

1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo


estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene
derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga, de
acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios
adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas
mediante violación del debido proceso. (…) 3. Toda persona tiene
derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las debidas
garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente, por un
tribunal competente, independiente e imparcial establecido con
anterioridad () 4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus
jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias, o especiales.

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Por su parte, destaca lo referentes a los derechos humanos, como
específica en el Artículo 19, con la garantía del Estado del goce y ejercicio
irrenunciable, indivisible e interdependiente (…) Su respeto y garantía son
obligatorios para los órganos del Poder Público”. Asimismo, en el Artículo 26
se destalla la garantía de una justicia, que caracteriza como accesible,
imparcial e idónea, entre otros aspectos relevantes en su cumplimiento.

Es importante señalar que en el Artículo 29, se señala la obligación del


Estado al “investigar y sancionar legalmente los delitos contra los derechos
humanos cometidos por sus autoridades”, enunciado en el cual destaca la
importancia del respeto a cada persona, independiente de su condición,
como ocurre con los privados de libertad en centros de reclusión temporal.

De acuerdo con lo señalado, es importante asumir cada uno de los


aspectos citados, como derechos de quienes son privados de libertad en
diferentes circunstancias. Además, destaca como el Estado tiene el deber de
asegurar la protección de todos los ciudadanos, al igual que los órganos de
seguridad, como el Cuerpo de Policía, siempre en atención a los derechos
humanos, como se expresa en el artículo 55 de la Carta Magna:

Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a


través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente
a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la
integridad. (…) Los cuerpos de seguridad del Estado respetarán la
dignidad y los derechos humanos de todas las personas.

El artículo antes señalado destaca cómo debe ser la actuación del Estado
y órganos de seguridad, con base a la protección regulada por la normativa
legal vigente, orientado en sus derechos humanos, como bien se expresa en
el caso de los privados de libertad, en cuyo período de tiempo preventivo o

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ya procesado, tienen los mismos derechos ante la ley.

En este sentido, es necesario hacer referencia al artículo 272 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2009), en razón de
que es deber del Estado como garante de los derechos de los ciudadanos, el
reinsertar y socializar a los ciudadanos que se encuentren egresados de un
recinto penitenciario, es por ello que: 

 El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la


rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos
humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios contarán con
espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación;
funcionarán bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con
credenciales académicas universitarias y se regirán por una
administración descentralizada (…) las fórmulas de cumplimiento de
penas no privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las
medidas de naturaleza reclusoria.

Sobre este artículo, destaca la importancia que tiene para el Estado las
garantías de los derechos humanos y el debido proceso de los privados de
libertad, en el marco de un sistema penitenciario acorde con la realidad del
país y con el ordenamiento legal vigente, que busca salvaguardar su
integridad física, con el aseguramiento de las condiciones adecuadas para su
reclusión en los centros correspondientes, como ocurre con las
Comandancias de Policía, donde estos deberían permanecer por lapsos
cortos de tiempo.

Otro de los fundamentos legales considerados en el estudio, se refiere al


Convenio Interamericano sobre derechos humanos (1969), en cuyo artículo
7, define el derecho a la libertad personal, en el marco de las condiciones
requeridas para su tratamiento, tales como informarles de los motivos de
dicha detención, garantizarle sus derechos y, como bien se expresa, requiere
un proceso efectivo, en los lapsos correspondientes, que permitan tomar las

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decisiones ajustadas a cada caso, como se expresa a continuación:

5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante
un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones
judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable
o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su
libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio. 6. Toda persona privada de libertad tiene
derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste
decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y
ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales.

En otro orden de ideas, se hace referencia al Artículo 2, de la Ley de


régimen Penitenciario (2000), donde claramente versa sobre la importancia
de respetar todos los derechos humanos de los condenados, según las
normativas vigentes, tratados o convenios internacionales, así como destaca
el papel de los tribunales en el amparo de los mismo, siendo el propósito
fundamental su reinserción social, luego de cumplida la pena.

De igual manera, en el marco de los derechos humanos como objeto del


presente estudio, destaca el Artículo 4 de la ley precitada, el cual especifica
que el Estado y el ministerio correspondiente, debe garantizarlos, en el
marco de la normativa en el país, tratados y convenios internacionales,
“excepto aquellos cuyo ejercicio esté restringido por la pena impuesta o por
la medida de privación judicial preventiva de libertad”.

En cuanto al Artículo 15, especifica los derechos de las personas privadas


de libertad, entre los que destaca, un trato digno, con respeto a su integridad,
a preservar su vida, de la salud, tratamientos médicos, alimentación
adecuada, agua potable, libertad de religión y culto, tiempo para actividades
al aire libre, laborales, a realizar peticiones a las autoridades y ser atendidos
en forma adecuada y oportuna, siempre en correspondencia con las normas

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internas del centro de reclusión.

Por su parte, en el artículo 10 del Código Orgánico Procesal Penal (2012),


se especifica sobre el respeto a la dignidad humana, como garantía de las
personas para su propia defensa personal, “con el debido respeto a la
dignidad inherente al ser humano, con protección de los derechos que de ella
derivan”, lo cual es significativo al considerar las condiciones de los centros
de reclusión como uno de los escenarios adecuados para su estadía.

Es importante señalar que el Artículo 479, del Código Orgánico Procesal


Penal (2012), menciona la ejecución de las penas y medidas de seguridad
correspondiente al proceso judicial, por cuanto “dispondrá las inspecciones
de establecimientos penitenciarios que sean necesarias, y podrá hacer
comparecer ante sí a los penados con fines de vigilancia y control”, a fin de
garantizar su seguridad e integridad, como punto de control para que la
autoridad competente tome las decisiones en atención a los requerimientos.

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CONCLUSIONES

Evidentemente, la superación tanto de la violencia carcelaria como de la


violación de los derechos humanos de los reclusos exige ampliar y mejorar la
infraestructura; aumentar y capacitar al personal penitenciario, a fin de que
estos asuman plenamente sus responsabilidades en la conducción y control
de los establecimientos; disminuir el hacinamiento; contrarrestar el ocio y
controlar el tráfico de armas y drogas. Resumiendo, superar las causas
inmediatas del problema. No obstante, ello requiere soluciones de fondo que
serían: sincerar el doble discurso que el Estado mantiene respecto a la
prisión y los presos, pues de cara al público se dice creer en su rehabilitación
y se hacen propósitos de crear condiciones para lograrlo, pero en privado se
considera un desperdicio la inversión que se hace para mantenerlos; superar
la falta de visión sistémica, concretando la coordinación de las entidades
gubernamentales cuya actuación tiene impacto sobre el sistema
penitenciario; descentralizar el sistema, de acuerdo a lo establecido en el
artículo 272 de la CRBV y desburocratizar el MIJ; exigir del juez de ejecución
el ejercicio de sus competencias de garante de los derechos humanos de los
reclusos, para lo cual hay que contar con la comprensión y cooperación del
gobierno del poder judicial y tomar en cuenta la subcultura carcelaria, al
momento de diseñar políticas, planes y programas.

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REFERENCIAS

Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) Oficina en


Venezuela de la Fundación Friedrich Ebert
Bordell, M (2010). Situación de los derechos humanos en Venezuela.
Caracas: IESA.

Código Orgánico Procesal Penal (2012). Gaceta Oficial de la República


Bolivariana de Venezuela No. 6.078. Caracas, 15 de junio de 2012.

Comisión Interamericana de Derechos Humanos (2017). Institucionalidad


democrática, estado de derecho y derechos humanos en Venezuela.
Caracas: cidh.org.

Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (2013). Informe sobre


derechos humanos de las personas privadas de libertad en las Américas,
OEA. [Documento] Disponible:
https://www.oas.org/es/cidh/ppl/docs/pdf/ppl2011esp.pdf. [Consulta:
2019, enero 12]

Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (2017). Institucinalidad


democrática, estado de derecho y derechos humanos en Venezuela.
Informe de país. [Documento] Disponible:
https://www.oas.org/es/cidh/institucdemocratica/docs/1234567/venezuela
.pdf. [Consulta: 2019, marzo 23]

Ley de Régimen Penitenciario (2000). Gaceta Oficial Nº 36.975, de la

19
República Bolivariana de Venezuela. Caracas, 19 de junio del año 2000.

Martínez, G (2010). Derechos humanos y garantías de olos privados de


libertad. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

Rojas, A (2014). Sistema penitenciario en el contexto de los derechos


humanos. Valencia: Cordina.
Soteldo, I (2015). Realidad carcelaria en Venezuela. Maracaibo: Astro Data.
Villa, S (2012). Humanización de las Penas en Venezuela. Caracas. Ciencias
Penales y Criminológicas.

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