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caminos cruzados

SP
FIC I N O
DE HT ZA
LE E
UZ
E

Gaudio-Solé-Ferreyra
Editores 1
RAGIF EDICIONES
Sumario

Prólogo Pág. 6

Abreviaturas Pág. 13

Resúmenes Pág. 18
Los caminos cruzados de Spinoza, Fichte y Deleuze / Mariano Gaudio ... [et al.]
; editado por Mariano Gaudio ; María Jimena Solé ; Julián Ferreyra. - 1a ed . - Artículos Pág. 32
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : RAGIF Ediciones, 2018.
Estado Pág. 34
Libro digital, PDF - (Caminos cruzados / Solé, María Jimena ; Ferreyra, Julián;
Gaudio, Mariano; 1) Entre Spinoza y Deleuze, Fichte y el Estado orgánico
MARIANO GAUDIO Pág. 37

¿Metafísica del Estado deleuziano?


Archivo Digital: descarga Sobre la facultad de sociabilidad y la potencia de
ISBN 978-987-46718-4-4 transformación en las sociedades
ANABELLA SCHOENLE Pág. 63

1. Filosofía. I. Gaudio, Mariano II. Gaudio, Mariano, ed. III. Solé, María Jimena , La democracia y la libertad en Spinoza:
ed. IV. Ferreyra, Julián, ed. Repensar la potencia revolucionaria hoy
NICOLÁS SAN MARCO Pág. 77
CDD 190
Revolución teórica y revolución política en Deleuze
SANTIAGO LO VUOLO Pág. 87
RAGIF EDICIONES
ragif.com.ar/ragif-ediciones/
Mariano Gaudio, María Jimena Solé y Julián Ferreyra (editores) Inmanencia Pág. 104

Diseño: Juan Pablo Fernández La inmanencia: condición de posibilidad del


verdadero conocimiento y de la beatitud
Este libro ha sido financiado por el NATALIA SABATER Pág. 107
UBACyT 2016 20020150200074BA
“Los caminos cruzados de Spinoza, Fichte y Deleuze” La inmanencia es inmanente a la inmanencia. Notas en torno
a la inmanencia deleuziana, la potencia spinozista y el
“pliegue” fichteano
GONZALO SANTAYA Pág. 127

Acerca del “ser-en” Dios. Desafíos de la ontología spinoziana


Esta edición se realiza bajo la licencia de uso creativo compartido o Creative
ANTONIETA GARCÍA RUZO Pág. 139
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las siguientes condiciones: Atribución: se debe mencionar la fuente (título de CLAUDIA AGUILAR Pág. 149
la obra, autores, editorial, ciudad, año), proporcionando un vínculo a la licencia
e indicando si se realizaron cambios.
Libertad Pág. 162 Libertad IV
Libertad I Sobre los “efectos inmanentes” y la libertad en el ser humano
LUCÍA GERSZENZON Pág. 329
Ante los límites de lo concebible: mal moral radical, inercia
y exhortación en el § 16 de la Sittenlehre (1798) de Fichte Tirando piedras para reflejarnos en espejos rotos
PABLO URIEL RODRÍGUEZ Pág. 165 JULIÁN FERREYRA Pág. 344

Significado ontológico de la noción de Estado en Spinoza Meditar sobre la (propia) vida. Autoconocimiento,
MOA DE LUCIA DAHLBECK Pág. 187 vida y libertad en la Ética de Spinoza
MARCOS TRAVAGLIA Pág. 357
La revolución de las máquinas. Sobre la libertad en
El anti-Edipo de G. Deleuze y F. Guattari El hombre libre piensa en la muerte sin miedo. (Algunas
GERMAN E. DI IORIO Pág. 193 reflexiones acerca de la vida y la muerte según Deleuze
desde su lectura de Spinoza)
SOLANGE HEFFESSE Pág. 377
Libertad II
De la servidumbre a la libertad Discusiones
SEBASTIÁN KEMPEL Pág. 211
Discusión 1 tras la mesa integrada por
Fichte y Spinoza acerca del primer principio de la filosofía DAHLBECK , P. U. RODRÍGUEZ y DI IORIO. Pág. 392
y el problema de la libertad
MARÍA JIMENA SOLÉ Pág. 223 Discusión 2 tras la mesa integrada por
AGUILAR , GARCÍA RUZO, SABATER y SANTAYA . Pág. 404
Los caminos de la libertad entre Deleuze y Spinoza
RAFAEL MC NAMARA Pág. 247 Discusión 3 tras la mesa integrada por
SOLÉ , KEMPEL y MC NAMARA . Pág. 422

Discusión 4 tras la mesa integrada por


Libertad III J. J. RODRÍGUEZ , SCARFIA , PACHILA y BERTAZZO. Pág. 434
Tiempo y libertad en Deleuze (1968-1969) Discusión 5 tras la mesa integrada por
PABLO PACHILLA Pág. 269 SAN MARCO, LO VUOLO, GAUDIO y SCHOENLE . Pág. 450
La posición de Spinoza en la polémica entre determinismo y libertad Discusión 6 tras la mesa integrada por
JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ Pág. 283 FERREYRA, GERSZENSZON, HEFFESSE y TRAVAGLIA. Pág. 466
La libertad entre el pasado y el futuro
GEORGINA S. BERTAZZO Pág. 303
Apéndice
Libertad e intuición intelectual en la Doctrina de la Ciencia.
La fórmula mágica que todos buscamos:
¿Una contradicción fichteana?
Spinoza + Fichte = x
LUCAS DAMIÁN SCARFIA Pág. 315
FREDERICK AMRINE Pág. 476

Acerca de los autores Pág. 508


4 5
CAMINOS CRUZADOS #1 RESÚMENES

acción humana en tanto se la considere como causa adecuada de de- spinoziana del autoconocimiento, dando cuenta del rol e interrelación
terminados efectos. Esta es, justamente, una de las características de necesaria de todos los géneros del conocimiento para que cada in-
lo que Spinoza denomina, en aquel texto, “verdadera libertad humana”: dividuo pueda saber de sí y de sus alcances y límites; (2) plantear un
el hecho de producir pensamientos y efectos acordes con la propia análisis de la naturaleza y usos de la noción de vida en la Ética y en
naturaleza, que se aproximen a los efectos inmanentes de Dios. E IV, 67 en especial; y finalmente (3) establecer la conexión entre
autoconocimiento y vida a través del concepto spinoziano de libertad.

Tirando piedras para reflejarnos en espejos rotos


Julián Ferreyra El hombre libre piensa en la muerte sin miedo.
(Algunas reflexiones acerca de la vida y la muerte
Este artículo se propone establecer el lugar conceptual que puede
según Deleuze desde su lectura de Spinoza)
ocupar la noción de “libertad”, a la cual Deleuze recurre en pocas
Solange Heffesse
oportunidades, a partir de una puesta en relación con la forma en que
Fichte lo utiliza en la segunda parte de su Exposición de la Doctrina En torno al problema de la libertad, un posible punto en común entre
de la Ciencia 1801-1802. Allí, el filósofo alemán propone concebir la los autores que ponemos en debate es la noción de que hay ideas ne-
libertad como la mediación que, según él, está ausente en Spinoza gativas que facilitan el sometimiento de los hombres. Un claro ejemplo
entre la sustancia y los modos. En el caso de Deleuze, si bien aspira de una idea de este estilo es la idea de la muerte. La muerte produce
a prescindir de la sustancia y lograr que el ser unívoco se diga úni- miedo, y el miedo aparta a los hombres de la guía de la razón y de
camente de los modos, es posible volcar el esquema fichteano pen- la búsqueda del propio bien. Es por eso que para Spinoza el hombre
sando lo múltiple extensivo como los modos, las Ideas virtuales como libre no debe pensar en la muerte. En este trabajo, intentamos plan-
la sustancia y las intensidades como el campo de la libertad. Así, los tear que la exclusión de las pasiones tristes que tal postura supone,
imperceptibles actos de libertad son evanescentes rectas de sentido significa un problema dentro de lo que sería una ontología positiva o
que en su relación diferencial constituyen el pliegue de lo real. afirmativa como la de Spinoza (tal como Deleuze la entiende) y como
la de Deleuze mismo, porque una exaltación acrítica de la alegría muy
fácilmente puede ser reconducida a fundamentar valores que son fun-
Meditar sobre la (propia) vida. Autoconocimiento, cionales al mercado. Intentaremos por lo tanto encontrar, en el modo
vida y libertad en la Ética de Spinoza en que Deleuze comprende a la beatitud spinozista, y también en la
Marcos Travaglia concepción deleuziana de la muerte, algunas claves que nos permitan
Este trabajo propone una lectura de la proposición 67 de Ética IV, apartarnos de la asociación directa entre afirmación especulativa y
poniendo en relación los conceptos y teorías que desarrolla Spinoza alegría práctica. Así, intentaremos plantear que es posible encontrar
sobre la libertad, la vida y el autoconocimiento, a fines de sostener dentro de la filosofía deleuziana, un lugar para los interrogantes que
la hipótesis de que el autoconocimiento es un elemento crucial para las pasiones tristes nos plantean.
reconfigurar la manera de vincularse con el entorno y volverse libre,
según la manera en que Spinoza entiende ese concepto. Para ello
sigue el siguiente camino: (1) realizar una reconstrucción de una teoría
30 31
CAMINOS CRUZADOS #1

la disolución y la miseria). En 2015 ese espejo se quebró con una velo-


cidad inaudita con el advenimiento de un cambio color amarillo. En este
Meditar sobre
contexto, la ontología política deleuziana se vuelve actual, ya que se trata la (propia) vida.
de construir con los espejos rotos. Pero ante la gigantesca potencia del
infierno capitalista del mundo de hoy, los fragmentos deben coagularse,
Autoconocimiento, vida y libertad
construir su curva, su pliegue. Es allí donde la potencia de cruzar el Es-
en la Ética de Spinoza
tado orgánico fichteano con la ontología de la multiplicidad deleuziana Marcos Travaglia (uba-cin)
se vuelve un camino fascinante para recorrer, de cruce en cruce. Y una
manera de confiar en no volver a convertirnos en hijos de puta por beber
de las aguas que en el mundo de hoy están envenenadas.

En la famosa proposición 67 de la parte cuarta de su Ética, Spi-


noza dice: “El hombre libre en ninguna cosa piensa menos que en
Bibliografía la muerte, y su sabiduría no es meditación (meditatio) de la muer-
te, sino de la vida”.1 La belleza y potencia de esta frase la vuelven
una bandera inmediata del spinozismo. Ahora bien, cuando co-
Amarilla, S. y Ruiz, M., “Resonancias de diferenciación a partir de las menzamos a analizarla en detalle nos lleva a plantearnos algunas
profundidades intensivas individuantes del huevo”, en Mc Na- preguntas: ¿qué son, para Spinoza, la vida y la muerte (siendo
mara, R. y Santaya, G. Deleuze y las fuentes de su filosofía V, que esas palabras casi no aparecen en la Ética, y cuando se nos
Buenos Aires, RAGIF Ediciones, 2017, pp. 126-136. anticipa que la muerte no es nada)? ¿Qué necesita un hombre (o
Child, Ch., Individuality in Organisms, Chicago, The University of Chi- una mujer) para ser libre? ¿Qué forma toma, en el hombre libre, la
cago Press, 1915. reflexión sobre eso que llamamos vida? ¿Qué relación hay entre
reflexión, vida y libertad?
Fichte, I., Darstellung der Wissenschaftslehre aus den Jahrnen
1801/1802, GA II/6. En este trabajo esbozaremos un camino posible de respuesta a
estas preguntas para mostrar cómo en la propuesta ética spinoziana
Mc Namara, R. y Santaya, G. (eds.), Deleuze y las fuentes de su filosofía el individuo que llega a ser libre lo hace a través de un proceso de re-
V, Buenos Aires, RAGIF Ediciones, 2017. flexión signado por el autoconocimiento y la reflexión sobre la propia
Schelling, F., Darstellung meines Systems der Philosophie (1801), SSW I/4. vida y sus condiciones constitutivas.
Wood, A., “Von der Natur zur Freiheit (System der Sittenlehre §§
9–13)”, en Fichtes System der Sittenlehre, Frankfurt am Main,
1
Cito la Ética según la traducción Spinoza, Baruj, Ética demostrada según el orden
Klostermann, pp. 93-108, 2015. geométrico, trad., est. prel., notas e índices de Atilano Domínguez, Madrid, Trotta, 2007, con
eventuales modificaciones (señaladas en cursiva), basadas en el contraste con el texto
Zöller, G. “Vida en la cual un ojo está inserto”, en Ideas, revista de filo- latino fijado por Gebhardt (tomo II) y el texto crítico y la traducción al portugués del Grupo
sofía moderna y contemporánea, nº 5, p.143. de Estudos Espinosanos (Espinosa, Baruch de, Ética, tradução do Grupo de Estudos Espi-
nosanos, coord. por Marilena Chaui, São Paulo, EdUSP, 2015).
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CAMINOS CRUZADOS #1 MARCOS TRAVAGLIA LIBERTAD IV

Para ello haremos una reconstrucción de cómo Spinoza trata las vuelve sujeto de enunciación de sus tesis metafísicas. Estas escasas
categorías vida, libertad y autoconocimiento y cómo se remiten mutua- apariciones pueden desestimarse incluso por el hecho de que se trata
mente. En la primera sección nos detendremos en el autoconocimien- de textos o bien no destinados a la publicación o bien incompletos. De
to; para ello analizaremos de qué forma un individuo puede conocerse todas formas, aunque en la Ética no aparezca ningún yo, sí aparecen
a sí mismo a partir de la teoría gnoseológica propuesta por Spinoza. formas de consciencia que pueden referir a ideas como del propio
Así veremos en qué medida y de qué forma la imaginación, la razón y pensamiento en formulaciones genéricas o de tercera persona, tanto
la intuición intelectual participan del proceso de autoconocimiento. En referidas a la sustancia y los atributos,3 como a los modos (que son las
la segunda y más breve sección haremos una reconstrucción del tra- que aquí nos interesan), por ejemplo: “El hombre piensa”.4
tamiento que hace Spinoza del concepto de “vida”, y lo vincularemos
Este famoso axioma merece que le dediquemos un poco más de
con los resultados de la primera sección. Aquí veremos el estatuto
atención, porque es tema de una polémica filológica. Su formulación
gnoseológico de este concepto y su función en la proposición 67 de
es diferente si tomamos el texto latino de la Opera posthuma (1677)
Ética IV, para elucidar qué es la vida como objeto de reflexión y por qué
que si tomamos el texto holandés de las Nagelate schriften (1677).
es tan importante. Por último, explicitaremos una línea de conexión
Mientras que la entrada latina se reduce a dos palabras que nos dan
entre la reflexión sobre la vida y el autoconocimiento, que ubicamos en
nuestra fórmula clásica,5 en holandés contiene una interesante acla-
la libertad como fin ético. De esta forma, veremos que el proyecto polí-
ración que se extiende después de una coma: “el hombre piensa,
tico spinozista de lograr la liberación de la servidumbre de los afectos
o, en otras palabras, sabemos que pensamos”.6 Gebhardt dejó este
depende de la modificación de la consciencia de los individuos, en la
agregado fuera del texto crítico por considerar que Spinoza lo habría
forma en que se perciben y comprenden a ellos mismos y a su relación
quitado del latín porque limita las enseñanzas de la Ética (aunque no
con su entorno.
está claro en qué sentido esto es así). Como sea, esta variante nos
permite pensar una primera diferencia entre la configuración modal
que constituye un ser humano de la que constituye otra cosa singular
Autoconocimiento
expresada en ambos atributos. Entonces, la característica básica del
A pesar de que la filosofía spinoziana parte de la totalidad y no del indi- ser humano es la capacidad (que ejerce) de captarse a sí mismo en
viduo, el autoconocimiento es un tema muy importante en su obra. La sus pensamientos, a diferencia de un mero autómata. Como señala
filosofía de Spinoza compone un sistema que no se centra en el ego.
Uno de los parricidios más grandes que hace contra Descartes es co-
rrer al yo de su lugar prioritario y desplazarlo de todo lugar de funda- 3
Para una reconstrucción de estas formas de consciencia de sí en los casos de la sustancia,
los atributos y los modos infinitos, véase Jaquet, Chantal, “Del yo al sí. La refundición de la
mento gnoseológico y metafísico. Más todavía, el desplazamiento es interioridad en Spinoza” en Revista de pensamiento político, 6, abril, 2015, pp. 3-5.
tan fuerte que la palabra “yo” no aparece en la Ética, libro que además 4
E II, ax. 2.
no está escrito en primera persona. Solamente en los primeros párra- 5
“Homo cogitat” (E II, a 2, G II 85).
fos del Tratado de la reforma del entendimiento2 y en las cartas Spino-
6
“De mensch denkt; of anders, wie weten dat wij denken” (E II, a 2, Spinoza, Baruch de,
Nagelate schriften, Ámsterdam, J.Rieuwertsz, 1677, p. 48). Las polémicas sobre la fijación
za habla desde sí mismo como individuo pensante y sintiente que se del texto de Gebhardt, sobre todo en lo que refiere a las primeras dos partes de la Ética,
son cada vez más tenidas en cuenta por los traductores. Para una reseña de ellas, ver el
estudio preliminar de Domínguez (Spinoza, Ética, op. cit., pp. 18 y ss.); sobre este axioma en
particular, Cf. Spinoza, Baruch, The Collected Works of Spinoza, vol. 1, ed. & trans. by Edwin

2
Cf. TIE, G II 4-17. Curley, Princeton, Princeton University Press, 1985, p. 448 n3.
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CAMINOS CRUZADOS #1 MARCOS TRAVAGLIA LIBERTAD IV

Lia Levy, al eliminar la voluntad libre, Spinoza compone un individuo sucesión incontrolada de percepciones que nos dicen más sobre las
humano que es como un autómata espiritual,7 una “máquina” en la cual apariencias de las cosas que sobre sus esencias. Parte de esta pasivi-
todos los pensamientos, afirmaciones y negaciones se explican por dad tiene que ver con la ausencia de reflexividad: todo lo que recibimos
una conexión causal que responde a leyes y a una autorregulación. Si así lo acatamos como viene, porque nos afecta incluso fuera de una
bien el individuo no es una sustancia libre como la cartesiana, necesi- actitud científica y no tenemos forma de validar cada una de esas ideas
ta condiciones de autorreferencialidad que definen de forma particu- con claridad y distinción. Sobre las imágenes que se nos secuencian
lar los tipos de conocimiento a que puede acceder. Siguiendo a Levy, en la duración construimos un conocimiento más complejo, el de la
el individuo humano no es solamente idea de ideas, sino que además experiencia. Pero a través de la experiencia no conocemos todavía la
es una idea de ideas que puede referirse a sí misma como teniéndo- esencia de las cosas9 sino que desarrollamos convicciones en función
las. Esta base constitutiva de la antropología de Spinoza nos da la de cómo regularmente se nos han presentado a los sentidos.10
llave para indagar cómo podemos autoconocernos.
Aunque la experiencia es falible, no es, empero, contraria a la ver-
Tempranamente en el libro II, a medida que introduce sus nociones dad. En este plano no tenemos certeza de por qué las cosas se dan
de conocimiento adecuado e inadecuado y su explicación de la cons- como se dan pero tenemos un conocimiento práctico fundamental
titución de los cuerpos, aparecen referencias a cómo cada género para operar en la vida cotidiana y hacer estimaciones de distinto tipo
del conocimiento permite o no al modo acceder a su constitución y (sea distinguir qué comida está en buen estado, o elegir qué recuerdo
esencia. Sin embargo, ninguno de los tres grandes géneros del co- evocar para interponer un afecto alegre cuando nos invade una forma
nocimiento tiene por sí solo un acceso privilegiado a la individualidad de tristeza). Vivimos todos los procesos psicofísicos de que tenemos
humana en toda su complejidad. Por el contrario, se requiere de un consciencia conformando nuestro hilo de experiencias.
andamiaje de aspectos de cada uno de ellos para que un individuo
En resumen, todas las ideas que conforman el primer género
pueda abordarse a sí mismo como objeto de su reflexión.
son inadecuadas.11 A través de la imaginación recibimos signos o
El primer género del conocimiento8 es la imaginación o conocimien- imágenes de cómo otro cuerpo (o pensamiento) impacta contra el
to por signos, por el cual accedemos a la existencia en el plano de la nuestro o una parte del nuestro, pero no nos dice ni cómo es nues-
duración, y considera todas las formaciones de imágenes sensibles, tro cuerpo ni cómo es el que nos afectó. En todo caso, la imagen de
desde el sentir hasta las formas de imaginación compositiva y la me- ese contacto nos dice más sobre la constitución de nuestro cuerpo
moria. Las operaciones de la imaginación son pasivas y se dan en una o mente que sobre la constitución del otro. En esta línea Spinoza
trata el autoconocimiento desde la perspectiva de la imaginación:
“La mente no se conoce a sí misma sino en cuanto que percibe las
7
Levy, Lia, L’automate espirituel. La naissance de la subjectivité moderne d’après l’Ethique
de Spinoza, Assen, Van Gorcum, 2000, pp. 29-37. La frase “autómata espiritual” aparece ideas de las afecciones del cuerpo”.12 Contrariamente a lo que es-
en el Tratado de la reforma del entendimiento: “[...] nunca, que yo sepa, concibieron al alma
(animam) como <lo hacemos> nosotros aquí, <esto es> actuando según ciertas leyes, y
peraríamos si consideramos que la mayor parte de los eventos de
como un autómata espiritual (automata espirituale)” (TIE, G II, 32; cito este texto según la
traducción de Spinoza, Baruch, Tratado de la reforma del entendimiento, texto crít., trad., 9
Cf. Ep. 10.
introd. y notas de Boris Eremiev y Luis Placencia, Buenos Aires, Colihue, 2008; en este
caso, p. 109).
10
Cf. E III, 32, esc.
8
Para la reconstrucción de los géneros del conocimiento sigo en líneas generales la re-
11
Cf. E II, 41; por oposición a E II, def. 4, donde se definen las ideas adecuadas, las inadecua-
construcción del capítulo 2 de Rábade Romeo, Sergio, Espinosa. Razón y felicidad, Madrid, das son aquellas que no poseen todas las determinaciones del objeto del cual son ideas.
Cincel, 1992, pp. 33-54. 12
E II, 23.
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CAMINOS CRUZADOS #1 MARCOS TRAVAGLIA LIBERTAD IV

nuestra vida se dan en el plano del primer género del conocimiento, realiza sus operaciones, que son las nociones comunes. Por este ca-
la imaginación no es la facultad que nos permite conocernos de rácter general, la razón no sirve para referirse a cosas particulares y
forma privilegiada. Sin embargo, es la forma que tenemos para ac- dadas en el tiempo sino en cuanto estas “deben ser contempladas no
ceder a un aspecto muy importante de nuestra existencia, que es el en relación alguna con el tiempo, sino bajo algún aspecto de eternidad
plano de las afecciones y los contactos con nuestro entorno. En el (sub […] æternitatis specie contemplari)”.15 El aporte de la razón para
tramo argumentativo de Ética II en que se describe la composición el autoconocimiento tiene que ver con ayudar a la comprensión de los
del ser humano se da cuenta de que cada individuo es un cuerpo (y afectos y afecciones dados en la imaginación, por ejemplo, mediante
mente) complejo, conformado por muchos otros cuerpos (e ideas). la reflexión sobre ideas que ya poseemos y formando nuevas, que den
Con una gran parte de ellos se mantienen juntos por el principio del cuenta de cómo se les aplican las leyes de asociación y disociación de
conatus, que los ordena y dirige y mantiene reunidos como una uni- los cuerpos explicadas en la llamada digresión física, derivadas de la
dad mayor, pero con otros (la gran mayoría) se une de forma alea- regla general de la extensión: movimiento-reposo.16 La reflexión racio-
toria, contingente y esporádica. Estos encuentros, dice Spinoza, no nal nos permite acceder a cómo suceden las cosas en su verdad por
le informan a nuestro cuerpo nada sobre la constitución de aquellos la aplicación de reglas universales a cosas particulares, y permite así
con los que se vincula, pero le dicen algo sobre la constitución ac- conocer los cuerpos y mentes como modos en su atributo correspon-
tual del propio. Es una información, podríamos decir, que interioriza diente, insertos en una cadena infinita e inmanente de causas. A través
aquello otro con lo que se topa, y lo contempla refiriéndolo a sí de la razón, la multiplicidad que se presentaba vaga y caótica ante el
mismo. La mente accede por mediación de las ideas de las afec- individuo que percibe sigue concibiéndose como múltiple, pero ahora
ciones a los estados de su cuerpo y, paralelamente, accede a sus desde una perspectiva necesaria.17
estados mentales en la medida en que es consciente de sus ideas.
Sin embargo, razón e imaginación tienen una similitud, que es
Este conocimiento no implica el conocimiento del cuerpo o mente,
que ninguna de las dos accede a la esencia de las cosas, sino que
sino del estado de sus partes,13 razón por la cual es algo a lo que
se quedan en un nivel de mediación respecto del algo. Respecto del
debemos prestar atención para alejarnos de lo que nos perjudica y
objeto de conocimiento que perseguimos en este trabajo, la imagi-
acercarnos a lo que nos favorece.
nación nos permite acceder a la serie de estados psicofísicos que
Spinoza deja claro en la proposición 42 de Ética II que (aunque tenga se nos dan en el tiempo (dimensión que para Spinoza, es, además,
una utilidad) el conocimiento del primer género tiene vedado el acceso
a la verdad. Por oposición, son la razón y la intuición (segundo y tercer
género) los registros que nos enseñan “a distinguir lo verdadero de lo
15
Ibíd.
falso”. La razón, en una caracterización que no difiere de otras con- 16
Cf. Ep. 63, E I, 32, cor. 2.
cepciones clásicas, es un conocimiento de tipo demostrativo que con- 17
En el Tratado de la reforma del entendimiento Spinoza establece como primera meta para la
templa las cosas en su necesidad. Cuenta con una serie de conceptos reforma el “conocer exactamente nuestro carácter, que queremos perfeccionar, y al mismo
tiempo, conocer cuanto sea necesario de la naturaleza de las cosas” (TIE, G II, 12, Spinoza,
ciertos que sirven de fundamentos (fundamenta14) en base a los cuales Tratado de la reforma del entendimiento, op. cit., p. 33). Inmediatamente después de enu-
merar los medios para lograr la reforma, analiza brevemente cada uno. Respecto de este
primero, interesantemente, dice que debemos separar la imaginación (el conocimiento “de
oídas”, siguiendo el vocabulario del TIE) de la ciencia porque nunca muestra esencias, salvo
13
Cf. E II, 24. que estemos predispuestos mediante el entendimiento para comprender lo que sentimos.
14
Cf. E II, 44, cor. 2, dem. La posibilidad de racionalizar las afecciones reaparece en E V, 3 y 4.
362 363
CAMINOS CRUZADOS #1 MARCOS TRAVAGLIA LIBERTAD IV

netamente imaginaria ), y nos habla del estado de nuestra consti-


18
de la producción de todas ellas. El aspecto curioso aquí es que
22

tución a través de cómo somos afectados por nuestro entorno, aun Dios causa las esencias del mismo modo que causa las potencias
cuando no sabemos cuál es nuestra constitución. La razón, por su y existencias: por conexiones causales complejas y necesarias. Las
parte, como dijimos unas líneas más arriba, nos indica la singulari- esencias singulares son necesariamente relacionales, no sólo por
dad pero no por la cosa misma, sino por su dependencia de leyes su carácter en otro respecto de Dios, sino también por su ser en
más generales, que se aplican a todas por igual. En este sentido, conexión con otras esencias singulares.23
Spinoza sigue el planteo cusano de que la razón humana tiene ve-
A modo de resumen del camino recorrido en esta sección, pode-
dado el acceso a la quididad de las cosas y queda restringida a las
mos decir que, si bien la intuición es el género privilegiado, los tres
determinaciones.
cumplen un rol relevante en el conocimiento de sí porque permiten
El conocimiento de las cosas mismas recién se da por la intui- abordar la subjetividad desde distintas perspectivas. La imaginación
ción intelectual, o tercer género del conocimiento. Desde este pun- (reiterándolo una vez más) comprende los afectos y afecciones de
to de vista, otra vez parece que tenemos impedido el acceso al co- nuestros encuentros, las ideas de la razón ordenan y conectan ra-
nocimiento de nosotros mismos. Spinoza indica que el conocimiento cionalmente los eventos, dando cuenta de la correspondencia que
del tercer género es “tan difícil como raro”,19 aunque no por esa tienen con la causalidad natural, y la intuición da cuenta de nuestra
dificultad es menos importante buscarlo.20 Spinoza no se dedica esencia y su lugar en la esencia divina. Cada vez que podamos ex-
tanto a explicar este género como los otros dos, sobre todo en el plicar algo formando una idea adecuada seremos tomados por un
enigmático libro V de la Ética y en diversos pasajes de otras obras afecto especial, que es el contento de sí (acquiescentia in se ipso 24),
inconclusas como el Tratado de la reforma del entendimiento.21 Dado que Spinoza define como la alegría causada por considerarse a uno
que estamos en un esquema racionalista, y especialmente conside- mismo y la propia potencia de actuar. Retomando la digresión que
rando la relevancia que le asigna Spinoza a la intuición, no podemos hicimos al comienzo de este apartado, esta alegría no adviene sólo
dudar de que se trata del conocimiento más exacto, perfecto, inme- en tanto que pensamos, sino en tanto que sabemos que pensamos,
diato y completo de que podemos alcanzar. El objeto de las intuicio- entendiendo aquí la acción de pensar como un “comprender” con
nes son las esencias de las cosas singulares, esto es, aquello que un doble objeto: nuestras ideas adecuadas y nosotros mismos te-
resulta inaccesible a los otros dos géneros. Esto merece nuestra niendo esas ideas y siendo causa adecuada de ellas. Un individuo
atención por la caracterización que hace Spinoza de las esencias contento de sí es quien se alegra por una acción de la cual es y se
singulares. En las proposiciones 24-26 del libro I de la Ética Spi- sabe causa adecuada, esto es, que se sabe causa de sus efectos.
noza explica cómo la causalidad divina (demostrada anteriormente Finalmente, por los tres géneros del conocimiento se configuran in-
como primera, productora, libre, universal, inmanente, no transitiva, formaciones sobre las mismas cosas pero desde perspectivas dis-
etc.) se extiende a su potencia, y de qué modo entonces es causa tintas. Siendo nosotros seres pensantes y autoconscientes, nues-

22
Cf. E I, 25.
18
Cf. E II, 31, 32, 44 e infra. 23
Spinoza deja patente esta conexión en E V, 34, dem., en la cual establece que mientras
19
Cf. E V, 42, esc. más conocemos las cosas singulares, más conocemos a Dios, y la prueba simplemente
20
Cf. E V, 25-27. remitiendo a E I, 25, cor.
21
Por ejemplo, Cf. TIE, G II, 8 y 11. 24
Cf. E III, def. af. 25.
364 365
CAMINOS CRUZADOS #1 MARCOS TRAVAGLIA LIBERTAD IV

tras ideas hablan de nuestro modo de ser y existir, sea al indicarnos La vida remite además a la cuestión del tiempo en tanto dimensión
cómo estamos dispuestos a través de la imaginación, o cómo po- en la cual ocurre. Como anticipamos, el tiempo para Spinoza no tiene un
demos actuar, a través de la razón y la intuición. De esta manera, estatuto real, sino que es del campo de lo imaginario,27 y no podemos
es necesaria la concurrencia de las tres facultades en la existencia determinar ni nuestra duración ni la duración de las demás cosas. En la
para que pueda pensarse la posibilidad de desenvolverse como in- existencia sólo podemos saber que todo dura indeterminadamente,28 que
dividuo libre.25 es contingente (esto es, que no conocemos adecuadamente las causas
que las producen o dejan de producir29) y que todo es corruptible. En el
discurrir de Spinoza sobre la temporalidad no hay tampoco menciones a
Vida la vida y la regla del conatus se aplica por igual a todo lo existente, incluso
Aunque Spinoza hace una filosofía de la afirmación de la existencia, a lo que normalmente no llamamos “seres vivos”. La vida, considerando
esta afirmación no aparece equiparada al concepto de vida, que ocu- esto, es la afirmación de cada cosa que existe, y la muerte (si bien Spino-
pa un lugar relativamente marginal en su Ética. Al explicar la constitu- za dice que no es nada real) debe entenderse como el momento en que
ción de los individuos modales no se refiere a la vida y la muerte, sino una cosa es vencida por causas externas contrarias a sí, deja de poder
a la composición de los cuerpos en cuerpos más complejos y la des- afirmarse y sobreviene la descomposición.30
composición (o de las ideas en mentes, en lo que sería su equivalente Sin embargo, si nos detenemos en que la muerte no es nada, ¿po-
en el atributo pensamiento). En cuanto un individuo existe, su potencia dríamos decir que la vida, su concepto correlativo, es algo? En este mo-
se afirma en su tendencia a permanecer existiendo todo el tiempo mento debemos reconocer que no. Una noción de vida plausible en
que puede sirviéndose de todo lo que está a su alcance. Este afecto, este caso sería la que los griegos llamaron palingenesia, que consiste
que es el deseo, tiene un doble oficio. Por una parte, es el principio de en la generación mutua de todas las cosas a través de principios contra-
individuación, el elemento que coordina la composición de un cuerpo rios (vida-muerte, composición-descomposición) y nunca hay un punto
(una mente); por otra, es la tendencia de este cuerpo (esta mente) a vacío en el ciclo de regeneración: toda la materia está incorporada en
mantenerse unido y evitar la disgregación.26 algo todo el tiempo. De esta manera, o todo vive, o nada vive, o la vida

25
Cf. Jacquet, Ch., op. cit., 9-10. La autora entiende al sí mismo restringiéndolo al aspecto exterioridad y una interioridad es incorrecto y “es necesario hacer la crítica no sólo de la
esencial captado por la intuición. Si bien aquí no negamos el rol de la esencia y su cono- falsa interioridad, sino también de la falsa exterioridad”. Cuando dos cuerpos (o mentes)
cimiento, nuestro trabajo tiene un alcance más amplio (no el sí mismo solamente, sino se unen en una acción, ésta puede explicarse por la naturaleza de ambos y por tanto un
el autoconocimiento) que, como explicamos, necesita del conocimiento de las vivencias individuo externo no necesariamente es un otro inadecuado, sino que, si hay concordancia,
(contingentes, de la existencia) que le son íntimas y estimulan la reflexión racional sobre el sí mismo y el otro sí mismo con que me encuentro. De esta forma, lo externo se expresa
las propias vivencias y esencia. Si propusiéramos una existencia cuyo deseo esté orientado internamente, y viceversa. Cf. Jacquet, Ch., op. cit., pp. 9-10.
exclusivamente al tercer género, su dificultad de acceso sería mayor si no contemplamos 27
Cf. E II, 31, cor., 44, esc.
en ese proyecto vital la orientación de las demás facultades. Es importante, así, conocer
también cómo sentimos y (sobre todo, porque la imaginación sola no lleva a la intuición)
28
Cf. E II, def. 5.
poder conectar racionalmente las cosas que componen nuestra realidad para facilitar el 29
Cf. E I, 33, esc. 1.
acceso a la intuición. Levy, por ejemplo, también distingue entre grados de consciencia, 30
Cf. E IV, 39, esc. Este escolio es llamativo porque comienza sugiriendo una definición de
siendo una la simple consciencia de sí aquella del individuo pasivo (que autorrefiere sus es- muerte como el momento en que se agota la actividad del cuerpo bajo una configuración,
tados imaginativos) y otra aquella que implica una comprensión del conatus (cf. Levy, L., op. y en la oración siguiente descarta que esto implique la muerte porque es, justamente, una
cit., p. 317). Más todavía, para Levy la unidad subjetiva es un efecto epistémico necesario recomposición. Dice allí: “[n]inguna razón me fuerza, en efecto, a afirmar que el cuerpo no
de una actividad ontológica, que es la perseveración en la existencia cognitivamente (esto muere a menos que se cambie en cadáver; más aún, la misma experiencia parece sugerir
es, teniendo ideas). Cf. ibíd., capítulo 9, sobre todo pp. 232 y ss. otra cosa. Ya que sucede a veces que un hombre sufre tales cambios que yo no diría fácil-
26
Sobre esta tendencia, Jacquet observa que, dada la ontología spinoziana, pensar en una mente que sigue siendo el mismo”.
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es una cuestión de percepción (en el primer género del conocimiento). tienen una carga afectiva tan fuerte que no podemos renunciarlos. De allí
En el último caso, sólo sería una noción que sirve regulativamente y que que sea importante que surjan de un deseo originado en el conatus y que
es aplicable a los modos capaces de ser conscientes de que perciben sirvan para orientar la razón hacia su fortalecimiento, que implicará que la
en la duración y de que esta (la duración) es finita. Nos inclinamos a acción de cada individuo se oriente al bien del resto. De la misma forma,
creer que Spinoza hubiese abogado por una caracterización de este pero en sentido contrario, la muerte es una idea que tiene efectos y dis-
tipo. Esta hipótesis es consistente con las menciones al término “vida” minuye la potencia de quien la piensa, y por esta razón debe ser evitada o
a lo largo de la Ética,31 que son generalmente usos ejemplares, como el reformada. Si se refuerza una idea potente de vida, la muerte deja de ser
sabio queriendo fomentar su estilo de vida, por una parte, o para hacer una preocupación (como lo es para la mayoría de las mujeres y hombres)
referencia a formas de vida viciosas y oprobiosas de quienes se hallan y se libera la atención para otros asuntos, ahora de la vida.
tomados por pasiones como la libídine, la avaricia o la soberbia, por otra.
De esta forma, la vida es una categoría de gran potencia que
Especialmente, en el contexto de las últimas dos Partes, hay sendas
le sirve en esta proposición como un trópos para exhortar a los
menciones a la “norma recta de vida”. Es digno de destacar también
demás a unirse al camino de la filosofía, a la vez que para combatir
que casi todas las apariciones del término se dan en el marco de los
en el plano ideológico qué se entiende por la filosofía misma. Así, la
escolios, que, como señala Deleuze,32 son piezas que se desligan del
proposición 67 de Ética IV, además de ser una caracterización del
estilo argumentativo más rígido y templado del resto de las piezas que
hombre libre, se planta de forma muy nítida contra posiciones como
componen la Ética (proposiciones, demostraciones, corolarios, etc.) y
la de Platón, que en el Fedón describe a la filosofía como una pre-
se inundan de recursos más literarios y emocionales que interpelan al
paración para la muerte.35 En la concepción platónica, pero sobre
lector apelando a su sensibilidad y no directamente a su razón.
todo en ese diálogo, la vida filosófica es la que se entrena para la
El concepto de vida tiene entonces la forma de una idea universal intelección pura, ejercitándose en la actividad intelectual que nos
que surge a partir de la confusión de imágenes de muchos individuos une con la divina verdad y la purificación del alma de los pertrechos
durando por su persistencia en ciclos de nacimiento-desarrollo-muerte y de la encarnación. La muerte es, así, por una parte la separación
realizando variedad de itinerarios más complejos dentro de cada uno de definitiva de los estorbos y estímulos corporales, pero sobre todo
esos pasos.33 Es una idea universal que aplicamos, entonces a la dura- la llave de paso a la intelección permanente. Desde una postura
ción de la existencia del conatus de cada individuo y que funciona como como la de Spinoza, incluso cuando sostiene una cierta idea de in-
valor imaginario para orientar la práctica. Como dice en el prefacio a Ética mortalidad (o mejor dicho, de eternidad de las esencias36) después
IV, “deseamos (cupimus) formarnos una idea del hombre como modelo de de la descomposición del cuerpo en tanto individuo complejo, no se
la naturaleza humana que tengamos a la vista”. Siguiendo a Macherey,34 sostiene un llamado vivir abandonando en desmedro de lo somático
este tipo de universales, incluso cuando sabemos que son imaginarios,
35
Cf. Platón, Fedón, 67d.
31
Cf. E II, 49, esc.; III, 32, 57; IV, pref., 35, esc., 37, esc. 1, esc. 2, 39, esc., 45, esc., 52, esc., 54, 36
E V, 23. Sobre esta proposición, hay que recordar que en el libro V de la Ética Spinoza habla
esc., 63, cor., dem., esc., 66, esc., 67, 73, dem., esc., ap. 4, 8, 9, 14; V, pref, 10, esc., 20, esc., en dos niveles que no siempre están explícita y nítidamente marcados, pero que no deben
39, esc., 41, dem. y esc. ser confundidos. En esta proposición, al hablar de la destrucción del cuerpo y la eternidad
32
MS, 34-35. de la mente, está refiriendo a dos niveles. Por una parte, la destrucción del cuerpo se da
en el plano de la existencia, cuando se descompone el individuo complejo que era, y (por
33
Esta explicación se basa en la que realiza Spinoza en E II, 39, esc. 1. paralelismo) lo mismo sucede en la mente. La eternidad de la mente, por su parte, es una
34
Macherey, Pierre, Introduction à l’Éthique de Spinoza. Quatrième partie. La condition humai- esencia, y permanece después de la destrucción porque ya estaba antes, y lo mismo suce-
ne, París, Presses Universitaires de France, 2005, pp. 275-276. de con la esencia del cuerpo humano (Cf. E V, 22 y 30).
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sino, por el contrario, a enriquecer sus capacidades. Para Spinoza, 37


Respecto de una cosa que no es libre, Spinoza dice igualmente que
una filosofía que reivindique la muerte es anti-filosófica. es determinada, pero de otra forma, que es descrita en la segunda
parte de la definición de cosa libre de la siguiente manera: “[n]ecesa-
La invitación a meditar sobre la vida no es, entonces, una frase naïf
ria, en cambio, o más bien coaccionada (coacta), aquella [cosa] que
sino que tiene una intencionalidad muy especial. Meditar sobre la vida,
es determinada por otra a existir y a obrar según una razón cierta y
como dicta la proposición con que comenzamos este trabajo, es orientar
determinada”.41 Estos pasos hacen que a lo largo del libro primero los
nuestra reflexión hacia el entramado que nos produce, que nos ayuda
lectores de la Ética nos encontramos con un problema que nos inquie-
a afirmarnos, y hacia nuestra especificidad en él. Este concepto implica
ta e incluso repele: las cosas que están determinadas por otra a existir
un espacio de combate ideológico para definir su contenido, y por tanto
y obrar son los modos,42 entre los cuales estamos nosotros, los finitos
sus usos son plausibles de ser juzgados como buenos o malos según
seres humanos, que, por lo tanto, no somos libres. Spinoza prevé este
a quiénes, a cuántos y de qué modo beneficien. Desde una perspecti-
pavor, y dedica el Apéndice de la Parte I y buena parte de las cuatro si-
va spinoziana, la “vida” está en el entramado de situaciones, encuentros,
guientes a explicar de qué modo debemos entender esta constricción
afectos, lenguajes, recuerdos, aprendizajes, etc., sobre los cuales debe-
a la libertad humana (y a su vez, de qué modo hay libertad humana).
mos reflexionar para llegar a encontrarnos con lo más permanente de
nosotros mismos y que se fortalece en el encuentro con los otros. Lo primero para despejar obstáculos del camino de la argumen-
tación spinoziana sobre la libertad es considerar que nuestro filósofo
desestima la libertad como indeterminación de la voluntad. Toda vo-
Libertad luntad, infinita o finita, es una voluntad necesaria determinada a existir
Para Spinoza libertad y determinación son conceptos que, por más pa- y obrar como un modo en una cadena causal infinita del atributo pen-
radójico que nos resulte, van estrechamente vinculados. La definición de samiento.43 Con esta aseveración Spinoza no está sosteniendo que
cosa libre así lo establece: “[s]e llamará libre aquella cosa que existe por la voluntad determinada en cuestión sea libre ni coaccionada, sino
la sola necesidad de su naturaleza y se determina por sí sola a obrar (ad que siempre la voluntad (como cualquier otro evento del pensamiento,
agendum)”.38 Libertad y determinación van de la mano, pero de una forma como, por ejemplo, el entender) es un efecto de causas que operan
muy especial, porque la determinación de la cosa libre es una autodeter- sobre ella. Si nos proponemos conseguir un individuo humano libre,
minación, esto es, la cosa libre es causa de su propia acción. Esto se ilus- deberemos pensar en cómo conseguir determinaciones que cumplan,
tra claramente cuando Spinoza deduce la propiedad de libre por primera en alguna medida, las condiciones de la definición de cosa libre.
vez, para el caso de Dios, o la sustancia absolutamente infinita, y dice que En línea con lo que venimos sosteniendo en este trabajo, la res-
“actúa por las solas leyes de su naturaleza, y no coaccionado por nadie”,39 puesta está en articular formas de autoconocimiento, encontrarnos con
de lo cual es corolario que sea causa libre.40 La determinación que rige a nuestra naturaleza y a partir de allí determinarnos a obrar. Por más difícil
una cosa en tanto es libre es la de las leyes de la propia naturaleza.
41
Cf. nota 38, supra.
37
A la manera que analizamos en la sección anterior, ver también E V, 39.
42
Cf. E I, def. 5, ax. 1, 15, 26, 27.
38
E I, def. 7.
43
Cf. E 1, 32. Por paralelismo, todo movimiento y reposo es también determinado necesaria-
mente en el contexto del atributo extensión. Siguiendo los argumentos de Spinoza, en lo
39
E I, 17. que queda nos referiremos sobre todo al ámbito del pensamiento, pero teniendo presente
40
Cf. E I, 17 cor. 2. que, en principio, los mismos eventos deberían tener un correlato extenso.
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y raro que diga Spinoza que es en el amargo final de la Ética, en el pri- cosas que pueden caer bajo su inteligencia”. Como consecuencia 46

mer Apéndice da una pista importante de cómo hacerlo. Esto está en de concebirnos así, nos volvemos conscientes no sólo de lo que nos
un famoso pasaje de la primera página de este texto,44 cuando habla sucede a cada uno, sino que damos una vuelta reflexiva y evitamos
del mayor de los prejuicios (la creencia en las causas finales) y de que asumir las cosas como completamente externas o completamente
para reformarlo hay que atacar el punto donde se genera, que Spinoza internas para comenzar a comprenderlas en una relación dinámica
identifica en la creencia de que los humanos nos guiamos por fines y de interacciones en la que cada cosa es co-constituida, interdepen-
que por eso proyectamos lo mismo a Dios, diciendo que habría creado diente y determinada a obrar por su entorno.
el mundo para el hombre, así este le rendía culto. Esta es una idea
El conocimiento es para Spinoza determinante de los actos, tiene
imaginaria sedimentada en las mentes humanas que define un modo
efectos en el mundo, y según qué ideas tengamos serán las accio-
de comprender al ser humano como un individuo cerrado, creado por
nes que agenciemos. Cuando tenemos un conocimiento parcial y
Dios a imagen y semejanza, transparente a sí mismo, a su vida como un
mutilado de las cosas, cargado de prejuicios como el finalista, ten-
itinerario definido por sus acciones y la providencia divina y a su libertad
demos a actos de los cuales somos causas inadecuadas porque no
como espontánea, que le permite orientar sus acciones a sus fines.
surgen de nuestra potencia de pensar sino de las determinaciones
Esta reforma es una operación cognitiva que inmediatamente que nos imponen estas imágenes. A esto Spinoza no lo llama pro-
es ética y es necesaria, un esfuerzo por entender que es inmedia- piamente actuar, sino padecer: padecemos efectos, y operamos de
tamente un actuar. Como mencionamos más arriba, una operación causa parcial de la propagación de esos padecimientos. Actuar es
aunada de los tres géneros del conocimiento, en la medida en que ser causa adecuada de nuestras acciones, lo que es lo mismo que
podamos tener acceso a cada uno para abandonar visiones par- decir que el hecho de que nuestras acciones surjan de la determi-
ciales y repensar correlativamente la naturaleza como un todo y nación de nuestro entendimiento.47 Estas son las que Spinoza llama
cada una de sus partes. A su vez, el conocimiento de uno mismo determinaciones internas,48 que consisten en un poder disponerse
es fundamental para el conocimiento verdadero de la naturaleza adecuadamente, presto a entender las determinaciones a que las
en una relación de coimplicación:45 profundizar el conocimiento de cosas están sometidas. Este es un aspecto aparentemente paradó-
nosotros mismos implica conocer la naturaleza, extender nuestro jico de la libertad spinozista que implica que, mientras más libre uno
conocimiento sobre la naturaleza nos hace conocernos más a no- es, más inmerso está en la totalidad. Lo que hay que comprender de
sotros en ella. Todo este proceso cognoscitivo implica necesaria- esto último es que esta inmersión no es equivalente a confusión y
mente cambiar el modo en que cada cual se comprende a sí mismo, mezcla con la totalidad (ese es, más bien, el estado de la mente que
hacer una apropiación de lo que se siente e imagina (primer géne- es causa inadecuada y parcial y no puede distinguir que lo que cree
ro), reflexionar sobre ello guiado por los principios más generales de que nace de sí en realidad es determinado por algo externo, que lo
la naturaleza (segundo género) y finalmente comprender las cosas
desde una perspectiva de eternidad (sub specie æternitatis, tercer 46
E IV, ap., cap 4.
género), para “concebirse adecuadamente a sí mismo y a todas las 47
En E II, 49 Spinoza dice que “[e]n la mente no se da ninguna volición, esto es, afirmación y
negación, fuera de aquella que implica la idea en cuanto que es idea”. Esto se refiere a otra
consecuencia de su sistema, que es que entendimiento y voluntad son lo mismo porque
las ideas se afirman en la mente por su propia fuerza y vivacidad y no por un acto volitivo
44
Cf. E I, ap., G II, 78. distinto (contra Descartes, Cf. AT VII 56-58/IX 45-46). Cf. también E II, 43.
45
E V, 24. 48
Cf. E II, 39 esc.
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somete a tristeza o fluctuación) sino saberse parte implicada entre logremos establecer con todo lo que nos compone y con lo que nos
la determinación interna y las externas.49 componemos. Siempre somos, empero, vulnerables a todo lo que nos
rodea, que también nos puede afectar tristemente y debilitarnos hasta
Cuando en la parte tercera introduce la noción de deseo,50 las diver-
el punto de llevarnos a la descomposición, pero en tanto podamos lle-
sas afecciones que determinan el conatus varían con la constitución del
gar a concebirnos de esta manera, tenemos también una posibilidad de
individuo en cada momento y producen la dirección en la que ese deseo
pensar una reforma de la vida en la cual el solo pensar en esta posibili-
se orienta. En este sentido, la idea de vida con las notas que le asignamos
dad nos invita a incorporar a más personas en este camino.
en la sección anterior (afirmativa, como interdependencia de todas las co-
sas, pensada con independencia de la muerte, como un ideal de individuo
libre, etc.) opera potenciando modos de obrar y facilitando la comprensión
del orden racional y natural de las cosas. Combinación de orientación in-
terna y determinación externa, vemos que considerando al individuo des- Bibliografía
de el punto de vista del conatus, el autoconocimiento no debería limitarse
a la intuición de la propia esencia solamente, sino extenderse al conoci-
miento de los afectos y la comprensión del lugar propio en la naturaleza. Jaquet, Ch., “Del yo al sí. La refundición de la interioridad en Spinoza”
en Revista de pensamiento político N6, 2015, pp. 1-26.
Dentro de los afectos, Spinoza, el contento de sí (acquiescentia in se
ipso), que, como desarrollamos, es la alegría que se origina en nosotros Levy, L., L'automate espirituel. La naissance de la subjectivité moderne
al considerar nuestra naturaleza y nuestra potencia de actuar, dos co- d'après l'Ethique de Spinoza, Assen, Van Gorcum, 2000.
sas acerca de las cuales no podemos tener ideas inadecuadas. Por el Macherey, P., Introduction à l’Éthique de Spinoza. Quatrième partie.
carácter de consciencia y referencia a la mente que tiene cada idea, en La condition humaine, Paris, Presses Universitaires de France,
cuanto es adecuada, implica la idea de que la mente está conociendo 2005.
adecuadamente y siendo causa de ella. De otra manera, este es el afec-
Rábade Romeo, S., Espinosa. Razón y felicidad, Madrid, Cincel, 1992.
to que sentimos cada vez que somos causa adecuada de nuestras ac-
ciones, o sea, cada vez que actuamos con libertad y por determinación Spinoza, B., Ética, tradução do Grupo de Estudos Espinosanos, coord.
propia. Más allá de que la libertad más perfecta parezca sólo asequible por Marilena Chaui, São Paulo, EdUSP, 2015.
para el sabio, aparece como una necesidad para todos porque es lo que ---, Tratado de la reforma del entendimiento, texto crít., trad., introd. y
más felicidad y virtud puede conseguir. Por ello el sabio es generoso notas de Boris Eremiev y Luis Placencia, Buenos Aires, Colihue,
y busca ayudar a los demás y unirse con ellos, en lugar de buscar la 2008.
discordia y generar formas de tristeza. La meditación sobre la vida nos
hace más potentes mientras más rico y afirmativo sea el equilibro que ---, Ética demostrada según el orden geométrico, trad., est. prel., notas
e índices de Atilano Domínguez, Madrid, Trotta, 2007.
49
Jacquet explica esto a través de los afectos. Un afecto implica la naturaleza de lo uno (di- ---, Nagelate schriften, Ámsterdam, J.Rieuwertsz, 1677.
gamos, lo interno o la interioridad de la consciencia) y la naturaleza de lo otro (aquello por o
hacia lo cual tenemos el afecto), de tal modo que uno no se puede pensar como distinto y ---, The Collected Works of Spinoza, vol. 1, ed. & trans. by Edwin Cur-
separado de lo otro, sino coimplicado. Cf. Jacquet, Ch., op. cit., p. 7. ley, Princeton, Princeton University Press, 1985.
50
Cf. E III, def. af. 1.
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