Está en la página 1de 37

Infancias • Educación • Comunidad • Agenda pública

Año 3 - Nro. 4 - abril de 2008

¿Qué tan chicos son los chicos?


Ensayos sobre la participación infantil
Editorial
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

FUNDACIÓN ARCOR

Consejo de Administración: "En cursiva"


Presidente: Revista temática de Fundación Arcor.
Lilia M. Pagani
Producción y Coordinación Editorial:
Vice - Presidente: Área de Movilización Social:
Rita M. Maranzana Javier Rodríguez

Secretaria General: Área de Estudios e Investigación:


Claudia S. Pagani de Martín Mariana Arruabarrena

Área de Comunicación y Difusión: se anudan a la posibilidad que tiene el suje­


E
Pro - Secretaria: l cuarto número de En Cursiva ingresa
Karina Pagani de Cañarte Vanina Triverio en la trama de la participación infantil. to infantil de ingresar, inscribirse en un pre­
Una temática de preocupación histórica, par­ sente y desde allí ser parte de un “nosotros”.
Tesorera: Corrección editorial: Dr. Estanislao Antelo
cialmente recuperada en los últimos años
Sonia Maranzana de Giai Más allá de este escenario complejo que
por diversas disciplinas y desde una multi­
Fotografías: Julieta Escardó
plicidad de dimensiones y posturas. Más presentamos, lo cierto es que los niños y las
Pro - Tesorera:
aún, una temática sorprendentemente ac­ niñas –queramos o no– participan: son, re­
María Rosa Pagani de Babini Diseño: CV Diseño
tual y potente para ser desglosada en sus sig­ ciben y toman parte de la sociedad y de las
Vocal Titular: nificados, para abrirla a su relación con otros propuestas que ésta tiene para su desarro­
Inés D. Martínez de Seveso términos y analizarla en su especificidad e llo. Lo que se modifica sustancialmente (y
La reproducción y/o divulgación total o parcial de textos, impacto en nuestras prácticas. es ahí donde vale la pena ingresar en el aná­
Gerente: Santos Lio fragmentos, reseñas o imágenes está permitida lisis) es en calidad de qué y con qué calidad
con la condición de citar expresamente la fuente. Es en la polifonía de significados y sen­ pensamos y actuamos las generaciones adul­
Chacabuco 1160 - Piso 10 tidos que contiene el término que el con­ tas la participación de las nuevas generacio­
(X5000IIY) Córdoba, Argentina Las opiniones expresadas en esta revista cepto de “participación” no resulta sencillo nes: ¿protagonistas?, ¿responsables?, ¿des­
Tel: 0054 351 420 8303 - 420 8254 no implican necesariamente que sean compartidas de definir. “Tomar parte en una cosa”, “re­ tinatarios?…
Fax: 0054 351 420 8336 por Fundación Arcor.
cibir uno parte de algo”, “compartir”, “dar
funarcor@arcor.com.ar La Convención sobre los Derechos del
parte, noticias, comunicar”, son algunas de
www.fundacionarcor.org
las acepciones del término. Acepciones que Niño (CDN), aprobada en 1989, marca un

-2­ -3­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

hito fundante al respecto. Se trata de un tra- la necesaria mediación del adulto en tanto
tado internacional de Derechos Humanos dispositivos que a modos de andamios apo-

Sumario
que desde su aprobación ha transformado yen esa participación.
paradigmáticamente el modo de concebir la
infancia. Todos los países del mundo –ex- En el desarrollo de los contenidos, podrán
cepto Estados Unidos y Somalia– ya han ra- apreciarse distintos tipos de inscripciones
tificado el cumplimiento de sus normas que, sobre el tema, así como distintas posturas y
entre otros, reconoce como sujetos de dere- enfoques. Se pondrá en duda una suerte de
chos a los menores de 18 años, es decir, a to- afirmación lineal que asocia mecánicamen-
dos los niños y niñas, sin distinción. te la idea de la participación infantil a una
receta mágica contra todos los males de la 6
CONTRA LA RESIGNACIÓN. Por Estanislao Antelo
En diferentes artículos, la CDN se apro- relación entre las generaciones adultas y las
xima y delimita la temática de la participa- nuevas generaciones; se preguntará por las
ción, pero es en el número 12 en el que in- condiciones, los requisitos que esa partici- 10 PENSAR LA PARTICIPACIÓN INFANTIL. Por Leandra Bonofiglio
gresa sin desvíos en la complejidad propia pación debe tener para que realmente sea
de la temática. Dice textualmente: “Los es- provechosa; y también se cuestionará el im- 13 GOBERNAR CON LOS NIÑOS. Proyecto La Ciudad de los niños y las niñas (Rosario)
tados partes garantizarán al niño que esté perativo mismo de responsabilidad y auto-
en condiciones de formarse un juicio pro- nomía infantil, a costa de la desresponsabi- 17 PARTICIPACIÓN Y GOBIERNO, LOS BORDES DEL EUFEMISMO. Por Daniel Brailovsky
pio, el derecho a expresar su opinión libre- lización adulta.
mente en todos los asuntos que afecten al
20 ¿CUÁNDO FUISTE VALIENTE? Por Bettina Motta
niño, teniéndose debidamente en cuenta las Transitando la senda del conocimiento
opiniones de niño”. El artículo entrelaza tres científico que tiene la obligación de dudar
conceptos fundamentales para pensar la te- de sí mismo y venciendo la tentación de la 23 LAS REGLAS DEL JUEGO. Por Patricia Redondo
mática: la necesidad de educación, de infor- “fascinación de la metáfora”, se pondrán en
mación para formar un juicio, el derecho del tela de juicio afirmaciones universales acer- 25 PROMOVER LA PARTICIPACIÓN DE ADOLESCENTES Y JÓVENES:
niño a expresar su opinión y la exigencia de ca de la participación infantil. Simultánea-
que ésta sea tenida en cuenta. mente, se expondrán algunas experiencias
LA COMPLEJIDAD DE UN ENUNCIADO. Por Debora Kantor
que –entre muchas otras– la ponen en prác-
A su vez, supone al menos tres implican- tica, dando cuenta cotidianamente de lo que
cias: 1. El niño tiene el derecho, lo cual en es posible construir con los niños cuando 34 ALGUNAS NOTAS PARA PENSAR LA PARTICIPACIÓN INFANTIL. Por Valeria Llobet
tiempos actuales, puede parecer un obvie- los adultos lo permiten y facilitan. Estas ex-
dad. 2. Ingresa al campo de “la escucha”, en periencias rompieron con moldes preesta- 37 AGRANDADITOS. Por Jorge Rodríguez
la necesidad de un “otro”, que es quien po- blecidos respecto de lo que puede o no pue-
ne en marcha un dispositivo para que el ni- de hacer un niño y dieron lugar a otros mun- 39 ¿QUÉ SIGNIFICA PARTICIPAR EN EL JARDÍN DE INFANTES? Por Mónica Meraviglia
ño exprese su opinión y, además, “la tiene dos posibles, otros modos relacionales con
en cuenta”. Esto último no es menor si que- resultados interesantes de ser analizados.
40 LA INFANCIA A TODA ORQUESTA. Conversamos con Claudio Espector
remos evitar pseudosituaciones de partici-
pación. 3. Relacionada a la anterior, impli- Invitamos a ustedes a ser parte de la refle-
ca también la demanda de trabajar para que xión y apuesta que proponen estas páginas. 50 LA PARTICIPACIÓN DE LOS NIÑOS EN LA VIDA PÚBLICA. Por Mercedes Miniccelli
el niño pueda elaborar sus propios juicios,
de trabajar en el campo de su educación. 54 NIÑOS EXTRAÑOS. Por Leandro de Lajonquière
Estos componentes son analizados en la
61 VER LA INFANCIA. Proyecto Cine + chicos de la Dirección
revista: por un lado, el impacto de la afirma-
ción acerca de derecho del niño y, por otro, Fundación ARCOR
Provincial del Nivel Inicial. Provincia de Buenos. Aires

65 SUJETOS. Por Daniela Gutiérrez

68 ENTREVISTAS: Marisol Iturralde

70 BIBLIOGRAFÍA Y PELÍCULAS SOBRE LA INFANCIA

* Los poemas publicados en esta edición (Principio, Sardá y Bautista) son obra
de Martín Rodríguez.

-4- -5-
Introducción

Contra la resignación
Por Estanislao Antelo

Los niños tienen derechos. Los niños tienen derecho a participar y


punto. Suficiente. ¿A quién se le ocurre oponerse?
¿Quién se atreve a poner en duda el valor de esas conquistas?

En primer lugar, la advertencia, el recono­ En tercer lugar, la versatilidad misma del


tiene con otros términos vecinos tales como
S in embargo y afortunadamente, muchos de
los textos que integran esta revista perte­
necen al rubro de la duda, esa jactancia funda­
responsabilidad, autonomía, confianza, demo­
cracia? ¿En qué situaciones y en qué espacios
cimiento, la constatación de que los niños y los
jóvenes tienen derechos; advertencia, llama­
miento o grito dirigidos al que viola, restringe,
término participación (laxo y polisémico cuan­
do no contradictorio) que por momentos lo ha­
ce fértil y por momentos ambiguo. De usos
mental que guía la tarea de pensar. Como sue­ y a propósito de qué cuestiones se hace presen­ usurpa, acalla, atropella o simplemente ignora múltiples, en un inicio, profusa y enérgicamen­
le suceder, la reflexión sistemática que practi­ te? ¿Qué hace o deja de hacer la escuela y las el derecho y las reglas del juego de la vida co­ te aplaudido, remedio ideal contra el no te me­
can los que estudian, no se contenta con los instituciones que reciben niños con la cues­ munitaria, pero también al que se contenta con tás, hoy soporta sospechas y pedidos de escla­
puntos finales, las suficiencias, la seducción tión de la participación? enunciar aquí y allá las bondades de los dere­ recimiento, visibles en la famosa expresión: la
de lo estelar, lo que ya está o lo que ya no re­ chos conquistados sin mostrar con claridad el participación es buena “siempre y cuando”...
quiere más trabajo ni atención. El músculo de Los autores de los textos que usted va a le­ sitio, la ocasión y el desempeño de su funcio­
la interrogación rara vez descansa. Lo inexora­ er provienen de distintas formaciones y expe­ namiento empírico, o a quien no advierte la pa­ Es que hay niños que efectivamente parti­
ble no lo deja dormir. riencias en el trabajo con niños y jóvenes. Pre­ radoja de ceder la titularidad de derechos que cipan pero en el circuito del delito, del tráfico
tenden mostrarnos las aristas menos conoci­ en la práctica no pueden ser ejercidos. Los au­ o la prostitución. También participan como ob­
Es que la participación se ha convertido en das, las más espinosas y ambiguas de la rela­ tores nos recuerdan que quien pretenda traba­ jetos de consumo más o menos cotizados, co­
un objeto complejo. Adecuada o improceden­ ción entre los derechos (en especial los dere­ jar en pos del cumplimiento de tales derechos mo un bien personal más a declarar, niño-bien
te, excesiva o insuficiente. Algunos se horrori­ chos de los niños y los jóvenes, y en particular se encontrará rápido con la insuficiencia de la personal que funda la lógica mercantil y ali­
zan al verla en acción. Otros la celebran y tra­ el derecho a participar) y la responsabilidad proclama, la declaración, el principio, las vo­ menta su voracidad de la inmediatez; niños
bajan para propagarla. Ha­ adulta. Son textos escritos contra la resigna­ luntades y las buenas intenciones. que, como si fueran electrodomésticos, sólo se
bitualmente restringida al ción, que avanzan sin derrochar optimismo in­ les puede pedir que funcionen debidamente, es
Estanislao Antelo es Pedagogo y mundo adulto, es decir, tentando sortear la candidez filantrópica o la En segundo lugar, el reconocimiento del decir, que no se apaguen, ni fallen; niños y jó­
Doctor en Humanidades y Artes condena escatológica que, aliada con la queja,
patrimonio de aquellos “derecho de los niños”, no deshace la respon­ venes que participan con su número de DNI,
de la Universidad Nacional de Ro-
sario. humanos con responsabi­ paraliza los cuerpos. Cautelosos con las pres­ sabilidad adulta sino que la magnifica, colo­ “si es que lo tienen”, escrito en interminables
lidad para elegir y/o deci­ cripciones que habitualmente se derivan del cando en el tapete la dupla autonomía/hetero­ listados de facturación, y con innumerables
dir (al fin y al cabo un tratamiento de la cuestión, los autores optan nomía, cuyo impacto en el meollo del compor­ actividades ataditas unas a las otras, inten­
adulto es el que puede y debe responder por sus por esforzarse en mostrar cómo, aquello que tamiento humano exige de todos nosotros un tando sincronizarlas para poder hacer algo
actos), ha penetrado capilarmente el universo atañe a los derechos, y en particular al derecho esfuerzo mayúsculo por situar y elucidar la fun­ “educativo” durante los almuerzos escolares.
infantil y escolar: “Todos los niños tienen de­ a participar, no se restringe al mero parloteo y ción de la asimetría en el trabajo con las nue­ También hay niños y jóvenes que efectivamen­
recho a expresar su opinión y a que esa opinión la proclama. Un derecho, precisa de un verbo vas generaciones. Es más que bienvenida la fir­ te participan de la deriva generalizada, como
sea tenida en cuenta a la hora de tomar deci­ para materializarse. Un derecho no es tal si no meza que todos los textos le asignan a esa res­ mojones que la gente prefiere esquivar, cuyo
siones que les afectan”. muestra su vigor en un ejercicio práctico. ponsabilidad, ineludible, irrenunciable y fun­ destino final aparenta emparentarse con el de­
dante de la vida humana. Si algún derecho tie­ lito. La tensión entre el niño, puro destinata­
¿Pero qué es efectivamente lo que sucede? Básicamente, podemos agrupar las distin­ ne un niño es el derecho a escuchar que un rio sometido a las decisiones de los otros, ver­
¿Cuándo y por qué se ha convertido en un pro­ tas perspectivas de los autores de los artículos, viejo le hable. (…) Brindar palabras, brindar sus el niño protagonista, en condiciones de de­
blema, en términos educativos? ¿Qué relación en los siguientes conjuntos problemáticos. la palabra, brindar por las palabras. cidir sobre un buen número de aspectos de la

-7­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

Además de los artículos compartimos con


ustedes tres experiencias que muestran el fun­ Principio
cionamiento y la eficacia de la participación
infantil cuando el adulto es responsable, es de­ Yo creí al principio, desde el principio,
cir, responde, está en algún lugar. en el origen, que a los chicos
los hacen los padres.
Por un lado las Orquestas infantiles y juve­
Y supe más tarde,
niles dirigidas por el Maestro Claudio Espector
y gestionadas por el Programa ZAP (Zonas de que mi verdad son las cigüeñas,
acción prioritaria) del Ministerio de Educación ellas traen a los chicos,
de la Ciudad de Buenos Aires. Con casi diez ellas solas,
años de funcionamiento, es increíble ver como,
¿y los padres qué hacen?
lenta pero eficazmente, muchas veces sin la
ayuda necesaria, Espector y su equipo de nota­ Los padres sueñan, sueñan.
bles adultos responsables encabezado por Bea­ las cigüeñas
triz Fuchs, extienden la belleza de la música arrasan los cielos
por lugares y espíritus deliberadamente priva­
cruzan las nubes,
dos de la riqueza de un número considerable de
los correctamente llamados bienes culturales. pelean a picotazos a la cría,
En una experiencia que conjuga distinción con mientras los padres sueñan.
aprecio, responsabilidad con autonomía y ta­
lento con participación, se ofrece al visitante o Martín Rodríguez. Maternidad Sardá.
aficionado al mundo de la música, vibrantes Vox. Bs.As. 2005.
ensayos, conciertos sublimes y el sentimiento
poderoso del placer obtenido como corolario Martín Rodríguez nació el 8 de abril de 1978 en
vida comunitaria, es examinada de cerca, re­ ta en juego a través de una enseñanza dirigida del esfuerzo, el contacto con el aprecio y el in­ Buenos Aires.
petidamente, desde distintos ángulos, en este a los niños y jóvenes, puede ser entendida co­ tenso trabajo compartido. Uno se pregunta sin
número de la revista En cursiva. mo invención de realidades que no pertene­ remedio: ¿Cómo es que Espector y su equipo Libros de poesía: Agua Negra (Siesta 1998), Na­
cen al contexto de sus cotidianeidades. Eso es no disponen de todos los medios necesarios (ma­ tatorio (Siesta, 2001), El conejo (Ediciones del Die­
En cuarto lugar, la impronta que los térmi­ educar y eso es dar parte. teriales y no materiales) para repartir el brillo go, 2001), Lampiño (Siesta, 2004 - 1er premio del
nos participación y/o “participativo” dejan en y la eficacia de la experiencia que coordinan por Fondo Nacional de las Artes), Maternidad Sardá
el mundo escolar que con frecuencia deposita Por último, la agitación que la promoción del todos los rincones posibles de nuestro país? (Vox, 2005), Paniagua (Gog y Magog, 2005). Va­
ingenuamente en la palabra participación (trans­ derecho a participar suscita en la corporación de por. Editorial (Vox, 2007).
formada en lema educativo o con halo de es­ educadores y afines puede ser usada para discu­ Por otro lado, una experiencia piloto des­
trella), la capacidad de guiar un proceso gene­ tir sin remilgos la función y la tarea de los ma­ arrollada durante el 2007 en cinco Jardines de
ral de democratización de la experiencia esco­ yores en éste, el mundo en que vivimos. Parti­ Infantes de la Provincia de Buenos Aires, de­ El objetivo de este número ha sido intentar
lar sin examinar el sacudón que esa premisa cipar, reconocer el derecho a participar no es pe­ nominada Cine+Chicos, puesta en acción por recorrer una serie acotada de problemas y pers­
provoca en algunas de las ideas primitivas aso­ dir a los niños y jóvenes que opinen sobre todo. Patricia Redondo y coordinada por Pablo Boi­ pectivas que conectan a las diversas infancias
ciadas a la educación en sentido estricto, como No es hacerse querer ni presentarse como res­ do. Contra todo pronóstico, vemos como los que existen en nuestro país con prácticas, ins­
son la enseñanza, la transmisión, la interven­ petuoso de los derechos de los demás. La dificul­ más pequeños, a través del juego y de las imá­ tituciones e ideas asociadas al término parti­
ción, la imposición y la implicación. La parti­ tad parece estribar entonces no en el derecho genes en movimiento, se introducen en la ex­ cipación. Por un lado, nos propusimos explo­
cipación, eso parecen decir los escritos, no es omitido sino en la retirada de la tarea de educar, periencia cinematográfica conjugando apren­ rar y compartir con ustedes algunas experien­
en sí misma ni igualitaria ni mágica y puede cuyo resultado, según se afirma, es el infantici­ dizajes con fascinaciones, adquisición de co­ cias relevantes en las que diferentes niños ha­
incluso hacernos olvidar la desigualdad de ori­ dio. Contra el abandono y la irresponsabilidad, nocimientos aplicables a otro tipo de experien­ cen uso de herramientas y vivencias poco ha­
gen de los más o los menos participativos. la participación es entendida como la suposición cias, goce, trabajo en grupo y autonomía. bituales. Por el otro, intercambiar pensamientos
adulta de que el niño o el joven forman parte, y propuestas con especialistas que puedan ayu­
En quinto lugar, definir la participación in­ participan de la comunidad humana, es decir, Por último, tan sólo un fragmento de aque­ darnos a pensar y a lidiar con las numerosas
fantil como el ejercicio temprano de las virtu­ toman parte, tiene una parte, etc., siempre que llo que sucede en Rosario con la cultura y que mutaciones en torno al comportamiento in­
des cívicas propias de la vida adulta, acorde el adulto haga lugar, se corra, no cierre la puer­ cualquier lector atento debe, a esta altura, sa­ fantil que muchas veces nos desconciertan o
con las capacidades propias del momento vi­ ta, hable con ellos, les enseñe, desee algo para ber. Rosario se mueve. La ciudad de los niños nos preocupan.
tal del niño/a, retrotrae la discusión sobre de­ ellos, se dirija a ellos y crea en ellos, sin ocupar y niñas, es un proyecto coordinado por Lean­
rechos y deberes al sentido inaugural de la ac­ siempre el centro y sin apropiarse de todas las dra Bonofiglio que escenifica como pocas otras ¿Qué tan participativa es la participación
ción educativa entendida como la intervención partes restantes que componen eso que llama­ experiencias existentes, ese conglomerado de de los niños en la cultura? ¿De qué manera y
directa, más o menos sistemática, en la forma­ mos sociedad, pero también sin olvidar el papel deseos y prácticas que llamamos participación. por qué deberían participar los niños? ¿En qué
ción práctica de esas virtudes, y nos empuja a fundamental de la diferencia de fuerzas que lo Más que consultar a los niños y cederles por aspectos? ¿Cuáles son los desafíos y las difi­
cotejar los resultados actuales de los modos de separa de un niño o un joven (en especial la uni­ decreto la ciudad, el proyecto los invita a par­ cultades que se avecinan? ¿Qué tan chicos son
vivir en sociedad, con ese haz de marcas prác­ direccionalidad de la dependencia), con autori­ ticipar, cada uno con sus fuerzas y sus sueños, los chicos?
ticas al que llamamos educación y que, pues­ dad, responsabilidad y confianza. de un destino compartido porvenir.

-8­ -9­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

Pensar la
participación infantil
Por Leandra Bonofiglio

son las decisiones que no afectan al niño? Uno Los espacios de participación entonces, de
podría hacer muchas críticas al texto de la Con­ los niños, no son un “regalo” que los adultos
vención, como por ejemplo, ¿qué sería el “Su­ le hacemos, es lo que corresponde y viene por
premo Interés del Niño”? o si ¿es posible pen­ añadidura a esta nueva conceptualización que
sar en “el Niño” en singular, como si no hu­ entiende al niño no como un futuro adulto, al­
biera años luz de diferencias entre un niño y guien que no puede pensar por sí mismo o que
otro? Sin embargo lo que me interesa pensar sólo contará a la hora de
aquí son las implicancias de la habilitación de votar al cumplir la “ma­ Leandra Bonofiglio es Licenciada
ciudadanía que la Convención incorpora. yoría de edad”; sino co­ en Ciencias de la Educación por
mo alguien capaz, con la Universidad Nacional de Rosa-
rio y Coordinadora del Proyecto.
No estamos habituados a pensar en el niño ideas propias y a quien
“La ciudad de los Niños y las Ni­
como sujeto de derecho, ni como ciudadano que necesitamos si queremos ñas”- Rosario.
tiene derecho a poder utilizar y vivir la ciudad vivir en una sociedad in-
como cualquier otra categoría de sujeto. Pensa­ clusiva de todas las dife­
mos en el niño como destinatario de una serie rencias. Es tal vez el prototipo de la diferencia
de acciones, reformas, proyectos, pero nunca co­ porque, siguiendo a Tonucci, hay más diferen­
pre fueron considerados como “de alguien”: mo actor protagonista de esas acciones, como al­ cia entre un niño y un adulto que entre dos
L a Convención Internacional de los Dere­
chos del Niño, adoptada por casi todos los
países del mundo y transformada en Argenti­
primero como “propiedad” del Estado (nótese
que hasta los 8 años los DNI ni siquiera llevan
guien que debe ser consultado respecto a sus ne­
cesidades, requerimientos, prioridades, ideas. Por
adultos por más opuestas que sean sus convic­
ciones, culturas, religiones, sectores sociales,
na ley máxima al incorporarse en la Constitu­ foto ni huella dactilar) y luego, con el avance ejemplo, se piensa en las reformas arquitectóni­ etc. Esto no significa pensar que los chicos son
ción Nacional en el año 1994, provocó un an­ de la propiedad privada y la familia como “ba­ cas que la ciudad debe realizar para que los ciu­ iguales o piensan igual, los niños están atrave­
tes y un después a nivel legal en al relación de se de la sociedad y actor social prioritario”, pro­ dadanos con necesidades especiales o dificulta­ sados por todas las diferencias, económicas, de
los niños y niñas con el Estado, con lo políti­ piedad de los padres, (piénsese en la categoría des de desplazamiento transitorias puedan ha­ oportunidades, sociales, culturales, no es una
co y con la ciudadanía en general. A mi crite­ de patria potestad). cer uso de los espacios públicos y esto es correc­ categoría universal, por eso se habla de las in­
rio, no se tomó real conciencia de las modifi­ to, pero no pensamos en las reformas que debe­ fancias y no en singular, pero hay una lógica
caciones que implicaba este compromiso. De­ Al ser habilitados como ciudadanos plenos rían hacerse para que los niños y niñas, que son de pensamiento propia de la edad que es clara­
finir a los chicos como “ciudadanos de pleno con derechos a protección especial, ya no es muchos más, y es una etapa por la que atravesa­ mente diferente a la de los adultos.
derecho” supone transformaciones a nivel le­ pensable si al niño le corresponde o no parti­ mos todos, puedan hacerlo: sin ir más lejos la al­
gal pero también culturales en el modo de con­ cipar de la vida pública, esto corresponde por tura de los servicios, ya sean baños, teléfonos, El problema, a mi criterio, que podría gene­
siderar a los niños y niñas que son de antigua derecho. Seguramente cuando se formuló el ar­ ascensores, velocidad de los autos, etc. El pará­ rarse sería que se entienda que el considerar a
data y no se cambian con una ley escrita. Trans­ tículo 12 de la Convención que propone que el metro con el que se piensa la ciudad sigue sien­ los niños como sujetos plenos nos haga correr­
formación sólo comparable con la sanción del “Interés del niño” debe ser tenido en cuenta a do el adulto productor y no el niño que es el más nos aún más de nuestro lugar de adultos res­
voto femenino, tal vez esto suene exagerado la hora de tomar decisiones que lo afecten, se frágil. Sin embargo, tal como plantea Francesco ponsables, no sólo de ellos sino de la sociedad
pero, es la habilitación de ciudadanía a una ca­ estaba pensando en situaciones de divorcio con­ Tonucci, quien propone el Proyecto “La Ciudad que vamos construyendo. Habilitar espacios de
tegoría de sujetos que hasta ese momento es­ yugal y con quién iba a vivir el niño o niña, sin de los Niños”, si la ciudad estuviera pensada de participación para los niños no significa ni que
taban considerados casi objetos, preciados si embargo, esto no se explicita en el texto de la modo de ser inclusiva con los niños sería inclu­ todo lo que digan los niños deba realizarse, ni
se quiere pero objetos al fin. Los niños siem­ ley, y si uno la toma al pie de la letra, ¿cuáles siva para todos los ciudadanos. que sea bueno o realizable de por sí, plantea cre­

- 10 ­ - 11 ­
Experiencias
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

Gobernar con los niños

La Ciudad de los chicos y las chicas

ar espacios de participación como todos los de miento a la ley y porque nos estaríamos pri­
los adultos, donde el compromiso que se asu- vando de una experiencia maravillosa si no lo
me es que su opinión sea realmente tenida en hiciéramos: la de pensar juntos y encontrarnos
cuenta, escuchada, analizada seriamente y no con la perspectiva de los niños y niñas, que con
desechada porque sus preocupaciones sean con- una seriedad y compromiso sorprendente pien­
sideradas “pavadas” o “menores”. san y generan ideas y proyectos muchas veces
más cercanos al sentido común y equitativos
El lugar de los adultos es clave, y son los que lo que muchos adultos proponen marca-
mismos chicos los que reclaman, piden adul- dos por los intereses particulares.
tos que no se “desarmen”, que no los dejen so­
los, que los cuiden, tenemos que hacernos car- A veces los adultos tendemos a naturalizar H ace ya unos cuántos años que la psicoa­
nalista Francoise Dolto escribió un libro
clásico denominado Un lugar para vivir. Supi­
go de nuestro rol y nuestra autoridad, poner lí- las situaciones de hecho, la inseguridad, la po­
mites e ir generado espacios de autonomía pro- breza, las diferencias sociales; lo económica­ mos luego de leerlo con fervor que más que un
gresivos, porque no es posible para nadie, ser mente redituable, lo socialmente viable , lo po­ libro se tratada, quizás como todo libro, de un
considerado “incapaz de tomar decisiones" y líticamente correcto, nos hacen dar por supues­ anhelo. Rosario está allí para constatar que esos
de repente porque el almanaque lo determine, to que las cosas son así, y que debemos adap­ lugares existen y que son producto de las de­
hacerse cargo de sus actos. tarnos a ello: cada vez más rejas, cada vez más cisiones de hombres y mujeres valerosas.
aislamiento, cada vez más miedo.
Si todo el acento del proceso de formación Rosario, dicen los que la frecuentan asidua­
está puesto en propiciar un pensamiento críti- Los niños ponen esas cosas en duda, tal vez mente, lentamente se transforma en una ciu­
co, en desarrollar la capacidad de juicio y pro- por su calidad de “nuevos”, como dice Hannah dad para vivir. No se trata de un paraíso del
piciar la toma de decisiones autónomas, ¿por Arendt, porque hay una parte de la historia que que se ausente la miseria, el desempleo, las di­
qué nos resulta tan difícil pensar esto a nivel no la vivieron, preguntan todo, quieren saber los ferencias de clase, etc.; pero Rosario tiene do­
político, en el espacio público? por qué y no dan por ciertas las cosas que se les sis mayores de aquello que es inherente a la vi­
plantean. Por otro lado, no pueden pensarse so- da misma: el movimiento. En esa añeja y atrac­
La propuesta de los Consejos de Niños y los, los adultos sí, en cuanto podemos generamos tiva ciudad, las cosas tienen movimiento; y en
Niñas a nivel de la ciudad es una manera de propuestas para los niños, separadas, en espacios eso mucho tienen que ver Chiqui González y
las que hasta el momento se ha encontrado pa- específicos para poder estar sin ellos (los pelote­ Leandra Bonofiglio por citar solo un par de los
ra generar espacios institucionales de partici- ros en los restaurantes, por ejemplo), los chicos numerosos inventores y gestores más enérgi­
pación, con el compromiso de las gestiones lo- quieren espacios para compartir, proponen jugar cos que la época generosamente le ha obsequia­
cales de que estas propuestas van a ser evalua- juntos, escucharnos mutuamente. Esto es lo que do a la ciudad. Cada uno de ellos ha inventa­
das y realizadas en al medida de lo posible. No aporta su mirada a la ciudad, una lógica más “en do en su ámbito de trabajo siempre colectivo,
tiene porque ser la única, pero lo cierto es que común” y menos particular. Porque como ellos una curiosa máquina capaz de movilizar los
estos espacios son necesarios, para dar cumpli- dicen: “no podríamos sobrevivir solos”. cuerpos y las almas de aquellos que no suelen

- 12 ­ - 13 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

contar, a la hora del reparto de la oferta cultu- Relato escrito en 6 grupos, uno por cada distrito descentraliza- Municipales de Distrito, hasta que nos pusimos an­
ral. Movimiento, movilidad, placer y esfuerzo por Leandra Bonofiglio do de la ciudad, que se encuentran cada sábado siosos y en el 2004 , por decisión de un nuevo in-
se combinan para que cada rincón de esa ciu­ de abril a noviembre durante 2 años con profesio- tendente, Miguel Lifztchitz, que levantó la apuesta
dad se transforme en un espacio donde se vida nales adultos, para pensar, discutir, jugar, planifi- , se abrieron los seis Consejos de niños y niñas al
mejor. ¿Se puede pedir más? “Ah..., acabo de llegar de un viaje increíble, es­ car, diseñar la ciudad en la que quieren vivir hoy; mismo tiempo...Y hoy, el proyecto cumple 10 años,
toy agotada pero feliz, vengo de recorrer la Ciu- hoy, no cuando sean adultos, hoy, porque son ciu- como los que tienen la mayoría de los niños y ni­
Aquí compartimos con ustedes un relato dad de los Niños (...y de las Niñas, eh) la cono- dadanos hoy. No es una ciudad sólo para niños y ñas que integran los consejos...
de Leandra, coordinadora del proyecto. La ciu- cen? Voy a tratar de contarles, ¿cómo decir “la ciu­ niñas la que buscamos construir, sino una ciudad
dad de los niños toma como modelo y referen- dad de los niños” es tal cosa? ¿Cómo transmitir para todos, donde se tengan en cuenta todas las Pero esperen, no me apuren que quiero con-
te la obra del Pedagogo italiano Francesco To- lo que se vivió con la emoción con el cuerpo...? necesidades, todos los derechos... tarles todo!, volvamos al principio. Elegimos una
nucci y se propone gobernar con los niños. Co- Son los niños en la ciudad, niñas pensando, niños antigua estación de ferrocarril, la Estación Embar­
mo sabemos, hay diversas formas de hacer co- jugando, niñas soñando con que otra ciudad es cadero, en el barrio Re­
sas con otros. En este caso, parafraseando al posible para todos ... finería para empezar el
ensayista Cristian Ferrer, podríamos decir que viaje al nuevo milenio. La
no se trata de hacer las cosas, por, para o con- Nunca fue fácil explicarle a alguien de qué se pusimos bonita y lista pa­
tra los niños sino con los niños. Pasen y lean. trata este Proyecto, sin empezar por lo que no es... ra comenzar el 1º Con­
Casi siempre se asocia primeramente a la idea de sejo de Niños y Niñas pa­
una ciudad en pequeño para que los niños y niñas ra el período 1997 y
jueguen. Pero no es eso. Es una propuesta que 1998.
surge del pedagogo italiano Francesco Tonucci y
que se implementa en 47 ciudades del mundo, con Lo primero que plan­
la intención de hacer de los niños parámetros pa­ tearon fue que lo que
ra pensar la ciudad, para que la misma sea apro­ más les gustaba hacer
piada para todos. “Una ciudad que es segura, tran­ en la ciudad era reco­
sitable, vivible para niñas y niños, que son más dé­ rrerla y jugar en los es­
biles, lo será para todos los ciudadanos”, dice To­ pacios públicos, plazas,
nucci. La propuesta llegó de la mano de su crea­ veredas, parques y so­
dor a nuestra ciudad en el año 1996, cuando el en bre todo el río. Pero la
ese momento intendente, Hermes Binner, aceptó mayor dificultad que en­
el desafío de UNICEF Argentina de que alguna ciu­ contraban en ese mo­
dad del país tomara la propuesta para una prueba mento era que los adul­
piloto y le encomendó a la Secretaría de Promo­ tos estaban siempre
ción Social que la haga realidad. ocupados y solos no los
dejaban hacerlo. Decí­
¿Dónde queda?, qué pregunta...!, cerca y le­ an que cuando los sen-
jos a la vez, sino no hubiera hecho todo este via­ Desde 1996 hasta aquí pasaron muchas co- tían más cerca era cuando jugaban con ellos, pe­
je, acá a la vuelta de la esquina y a la vez en otro sas, muchos niños y niñas diferentes, muchos ro que esto pasaba muy poco los fines de sema-
tiempo... siempre todo el mundo se confundió, “¿la Consejos se fueron sucediendo, muchos adul- na, que general los sentían lejos, que los gran-
que queda en el laguito?”, me preguntan– no, la tos participando en la coordinación de los gru- des no jugamos, que nos olvidamos de cómo se
que queda en la estación Embarcadero. “¿En la pos, en la Comisión Intergubernamental. Esta juega...Y su propuesta fue crear un día al año
Estación Embarcadero, y ahí qué hacen?” “Comisión Intergaláctica”, como le quedó des- dedicado al juego y la convivencia. Un día de se­
pués de un lapsus, está integrada por un repre- mana, en medio del trabajo, para que la ciudad
Lo primero que se propone es crear espacios sentante de cada Secretaría de la gestión muni- se detenga por un rato, para que nos miremos a
institucionales de participación para los niños y ni­ cipal y se reúne una vez por mes con lo coordi- los ojos, nos encontremos a conversar, a recor­
ñas de Rosario, para preguntarles a ellos desde nadores de los Consejos para hacer que la con- dar cómo jugábamos de chicos, que chicos y
su mirada qué cosas necesita la ciudad. Hace ya creción de las propuestas se pueda hacer me- grandes compartamos un pedacito de nuestro
10 años que en Rosario se forman los Consejos nos burocrática, más rápidamente. Porque los tiempo. Que sea en primavera, dijeron, para que
de niños y niñas, consejos con “s”, porque no se tiempos de los niños son más cortos que los de los parques y las plazas se llenen de gente, que
reproduce un Concejo deliberante, sino que los los adultos, porque éste es un Proyecto que in- se juegue en las escuelas, en las oficinas de la
chicos y chicas son convocados a dar consejos a volucra a toda la gestión y que poco a poco va municipalidad, en los geriátricos, en los hospita­
los gobernantes y legisladores acerca de aquellas desplegándose a toda la comunidad. les, que todo el que quiera se ponga a jugar... Y
cosas que ellos ven en la ciudad y que a los adul­ esa propuesta se la presentamos a Tonucci, el
tos se nos escapan. Chicos y chicas de 9 a 11 ¿Cómo surgió todo? La historia empezó así: el Sr. de la Oreja verde, que vino de Italia especial-
años, uno por escuela, de todas las escuelas de proyecto se empezó a concretar por el norte, tal mente a reunirse con el Consejo, y al Intenden­
la ciudad, todas: públicas, privadas, especiales, vez porque la brújula marca el norte, no lo sé, pe- te. Todos juntos fuimos al Concejo Deliberante,
confesionales, rurales, todas y otras instituciones, ro empezamos siguiendo el proceso de descen- para que se sancionara por ordenanza munici­
centros Crecer, Ongs, que se reúnen una vez por tralización y fuimos avanzando en la conformación pal. El 28 de abril de 1998 todos los concejales
semana. ¿Se imaginan?,casi 200 chicos reunidos de Consejos a medida que se abrían los Centros votaron por unanimidad que cada primer miérco­

- 14 ­ - 15 ­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

les de octubre toda la ciudad está convocada a


Participación y gobierno,
den, que Rosario se llene de espacios verdes pa­
participar del Día Anual del Juego y la Conviven­ ra compartir un picnic, juegos. Soñaron una “Lí­
cia. Rosario se transformó en la primer ciudad nea Verde” que creciera desde el oeste, llenan­
del mundo en dedicar un día al juego y la convi­ do el mapa de plazas, “no importa que las pla­
vencia.

Ese primer año se hizo una gran fiesta en la ca­


zas sean grandes,– dijeron– lo importante es que
sean muchas, para que haya una cerca de cada
casa...” Y que estén limpias, limpias de basura
los bordes del eufemismo

lle, una fiesta maravillosa, con juegos para todas y de monstruos, “los monstruos salen a la calle
las edades, en una zona bellísima de la ciudad: la y hablan, dicen lo que pasa, lo que nadie quiere Por Daniel Brailovsky
bajada Sargento Cabral frente al edificio de la vie­ ver”, hablan de las drogas, de la muerte, dicen
ja Aduana, entre empedrados y jacarandaes en flor. que hay tristeza, hambre, desechos tóxicos, chi­
Se sumó muchísima gente a festejar. cos y chicas que los mandan a pedir. Los niños
entienden lo que los monstruos dicen y quieren
Pero lo más maravilloso vino después, cuan­ que los grandes hagamos algo, por eso nos re­
do año tras año, la propuesta se fue haciendo de galaron ojos para que miremos y veamos, “por­
la gente, cuando las escuelas agendaron en el ca­ que las diferencias entre los pobres y los ricos
lendario escolar el Día del Juego, cuando llaman no hay sólo que saber que están, hay que cam­
para pedir información de diferentes instituciones, biarlas”, y agregaron otras: “ queremos que en
cuando los periodistas en los medios ese día re­ las caras cada uno tenga la suya pero en las co­
cuerdan sus juegos de infancia y las oyentes lla­ sas que todos tengamos las mismas”.
man para contar como jugaban a la payana, a la
rayuela, a la escondida, cuando se transformó en Los niños y niñas soñaron plazas, plazas de
un reclamo sindical para que ese día haya una ho­ sonrisas, “con olor a mi mamá”, plazas de hadas
ra libre para reunirse a compartir con los compa­ y estrellas, con un colectivo que tenga las paradas
ñeros y compañeras de trabajo y sus familias... En “en las casas de mis amigos”, un monumento a las
todos estos años el Día del juego creció, surgió ideas diferentes, a la posibilidad de pensar dife­
de los chicos y chicas y se hizo de todos... Esa rente, “porque si pensamos todos igual no habría
es la filosofía del Proyecto La ciudad de los niños nuevas ideas”, un lugar donde “Nadie pueda de­
y las niñas... tenernos cuando pensamos”, donde “abramos la
puerta a las diferencias”, a todas, las de ideologí­
Desde aquel primer consejo de 1997, se suce­ as, las de necesidades, de género, de edades, de
dieron muchos grupos de consejeros y consejeras sexualidad, de religión, donde nadie persiga o de­
en las distintas zonas de la ciudad y desde allí lle­ je afuera a nadie, donde aprendamos a convivir.
garon muchos “consejos”. Si bien las propuestas Una ciudad que se vaya construyendo de a poqui­
y preocupaciones son parecidas en algunas cues­ to, con los sueños de cada uno y en paz, “como
tiones y muy diferentes en otras, lo que no cambia con las grullas, que parecía que nunca íbamos a
año a año es el entusiasmo, la alegría y la respon­ llegar a mil y había millones....!”
resultados de la educación y suscitó resquemor
sabilidad con que los chicos y chicas participan
cuando sienten que son tenidos en cuenta “La ciudad de los niños y las niñas” es una ciu­
dad donde los chicos, chicas y adolescentes ha­
E n las últimas décadas del siglo XX comen­
zaron a resonar en aulas, patios, salas de
maestros, documentos oficiales y leyes de edu­
por sus connotaciones “gerencialistas”, cuya
aplicabilidad al ámbito educativo se pone en
Los chicos dicen cosas como: “queremos que blan por radio, hacen preguntas y dan consejos a cación un conjunto de términos cuyo uso re­ duda. Y es dentro de este conjunto de térmi­
nos cuiden, pero desde lejos” ó “si hubiera dos pa­ los grandes, donde sus preocupaciones no son sultaba novedoso en el ámbito educativo. Se nos que se encuentra el de “participación”, tri­
dres tomando mate en cada cuadra, nosotras po­ menores, donde se los escucha y consulta, justa­ comenzó a hablar, por ejemplo, de la “calidad butario también de un uso algo laxo y polisé­
dríamos salir a jugar a la vereda”, ó “a veces los pa­ mente porque pueden pensar como niños, porque de la educación”, en referencia a un espectro mico, y que denota un abanico de prácticas, a
dres no quieren soltarnos de la mano porque tienen “la cabeza del adulto es más dura...perdón más amplio de condiciones que deberían estar pre­ veces contradictorias entre sí.
miedo que nos pase algo, pero algún día nos van a madura, pero la del niño es más inteligente...” (siem­ sentes en la infraestructura y las prácticas de
tener que soltar y el que va a tener miedo soy yo”. pre me trabo) la escuela. Las distintas acepciones implícitas En este breve artículo se procurará definir
del término condujeron a que en él convivie­ algunos problemas derivados del uso de la idea
Así llegaron unos bancos de colores, a luna­ Otro día llegaron a la conclusión que: “Nece­ ran cosas tan divergentes como las pruebas es­ de participación en el mundo escolar, enten­
res, “con forma de abrazo” pidieron, a poblar las sitamos construir un sueño en común, de toda la tandarizadas, los salarios docentes, los valores diendo que las palabras, en un espacio semán­
veredas, las esquinas, para que las niñas y niños ciudad” e invitaron a los grandes a donar un sue­ y el compromiso social del currículum. Otro ticamente denso como la escuela, no tienen
puedan salir a jugar y los vecinos– sean o no sus ño y luego a un “Encuentro de soñadores”, con la “concepto estelar”, como los llamó Cecilia un efecto lateral ni contingente, sino que for­
padres –, a ocupar las calles para cuidarnos unos idea de “construir un lugar donde entren los sue­ Braslavsky, fue el de “equidad”, que se incrus­ man parte de la defini­
a otros... ¿no les parece maravilloso? ños de todos”... Porque “yo soy otro vos”– tó en la discusión sobre si la educación debía ción de lo que allí suce­ Daniel Brailovsky es Licenciado en
ser igualitaria o equitativa, si a todos debía ofre­ de, puede suceder o suce­ Educación Inicial. Maestro de Ni­
Otra vez dijeron: “la ciudad tiene que tener ¿Pueden imaginar todo esto junto en una ciu­ cerse lo mismo o a cada uno lo que su especi­ dió. La intención es esbo­ vel Inicial. Profesor de Música, Ma­
zar algunos de los bene­ gíster en Educación y Candidato
belleza, belleza y naturaleza”, y propusieron plan­ dad?, ¿podremos hacerlo realidad entre todos y ficidad dictara. La idea de “eficiencia”, por su a Doctor en Educación (UdeSA).
tar árboles, pedirles a las vecinas que los cui­ hacer que dure y dejarle espacio...? parte, se apoderó de las preocupaciones por los ficios y de los problemas

- 16 ­ - 17 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

ticia. Pensar la presencia de las familias en la tructura de gobierno de naturaleza piramidal,


escuela en términos de participación, continúa cuyo diseño favorece la vigilancia y el control
Anderson, puede contribuir a “favorecer a los de unos hacia otros antes que la proliferación
activos en detrimento de los apáticos y a los de relaciones democráticas.
ricos por encima de los pobres” , es decir que
no necesariamente la participación es iguali­ Los procesos de democratización de las re­
taria, ni genera de por sí igualdad ni equidad laciones escolares, de los que la idea de parti­
ni es en sí misma un mecanismo automática­ cipación forma parte, han puesto en declive el
mente equitativo y democrático. Desde este “cállese cuando hablan los grandes” en bene­
punto de vista, generar un mecanismo partici­ ficio del “te escucho”; el “señores padres: en
pativo abierto y libre sería un eufemismo, pues el día de la fecha se ha observado a Juanito por
los términos de la participación son los térmi­ interrumpir reiteradamente durante la clase”
nos de cierta cultura dominante, y actúa como en beneficio del “querida familia: hoy Juanito
filtro invisible para la voz de los que histórica­ se ha destacado por su participación en el pro­
mente han sido menos escuchados. yecto…”. Y esos son logros que aunque no se
han universalizado, han comenzado a impo­
En tercer lugar, la identidad de los actores nerse con fuerza en el plano del aula. En un
escolares está puesta en juego a la hora de ha­ sentido más amplio, sin embargo, la participa­
blar en términos de participación. La idea de ción como lema educativo se enfrenta a su ca­
participación define una actitud por parte de la rácter eufemístico en tanto es: a) interpretable
sociedad como beneficiaria del bien que es la como una reacción histórica de la escuela an­
educación, y la cuestión a discutir es si los mo­ te su pérdida de poder civilizatorio, b) una prác­
dos en que la participación es nombrada en las tica que, como tantas otras, es susceptible de
comunidades educativas define a esta actitud ocultar mecanismos de discriminación nega­
a) como el reclamo de un cliente por el acceso tiva, c) un terreno en el que se define un per­
a un bien privado, o b) como el reclamo de un fil para los beneficiarios de la educación, y d)
que se siguen de la idea de participación, y su­ Cabe preguntarse, sin embargo, en qué me­ ciudadano a la educación entendida como ejer­ obstaculizada por las estructuras de gobierno
gerir una dirección posible para los mismos. dida este conjunto de prácticas asociadas a la cicio de un derecho. Como tantos otros asun­ de las instituciones escolares.
participación suponen una genuina forma de tos educativos, la participación remite a la ge­
Hay un consenso absoluto respecto de las incremento en la voz y la decisión de los dis­ neralizada dicotomía ciudadano-consumidor. Reconocidos los beneficios y logros de la
bondades éticas de la participación como prác­ tintos actores. Y esta pregunta tiene al meno participación y señalados sus límites y desafí­
tica habitual en la comunidad educativa, tan­ cuatro sentidos. Finalmente, hay una dimensión de la par­ os, depuestas sus facultades mágicas, cabe de­
to en lo que atañe a la participación de las fa­ ticipación que ostenta un carácter estructural, jar planteada la siguiente pregunta: ¿qué nue­
milias como de los propios docentes y alum­ En primer lugar, la pregunta por el sentido y que tiene que ver con su alcance (o más bien vos beneficios puede aportar hoy a nuestras es­
nos. de la participación remite a la legitimidad de su falta de alcance) en las formas de gobierno cuelas el haber instituido a lo largo de las úl­
la escuela en la sociedad. Para Anderson la par­ de la institución escolar. Sin dudas el mayor timas décadas una alta valoración respecto de
Asistir a las reuniones de padres, hacer uso ticipación es caracterizada como una trama obstáculo de la participación genuina es el con­ esta participación genérica y polisémica, pero
de la palabra en las mismas, leer el cuaderno discursiva que se construye para legitimar a la traste entre un discurso participativo y una es­ participación al fin?
de comunicaciones, concurrir a los actos esco­ escuela frente a una desconfianza generaliza­
lares, aportar materiales, sugerir ideas y dedi­ da de la comunidad escolar hacia las burocra­
car tiempo a la organización de eventos como cias que la constituyen, y cuya eficiencia otro­
ferias del plato son, sin aspiración de exhausti­ ra operara como mecanismo de legitimación.
vidad, algunas de las prácticas que suelen ins­ Perdida la capacidad de imposición de que go­
cribirse bajo ese rótulo, esto es, algunas de las zara en otros tiempos, la institución recurre a
conductas precisas que son interpretadas como una retórica de apertura hacia la comunidad
participativas por parte de las familias. En lo como recurso de recupero de la fe perdida. Pa­
que compete a los docentes pueden mencionar­ ra este autor, de todos modos, deben recono­
se las reuniones de personal, la organización de cerse diferentes grados de autenticidad en los
eventos escolares o la iniciativa en las activi­ mecanismos participativos, y entre otras con­
dades de capacitación. La participación de los diciones, la participación es auténtica si inclu­
alumnos en clase, por su parte, no es sólo un ye representantes de los distintos grupos de in­
valor deseable sino también un parámetro de terés relevantes en la comunidad educativa “y
evaluación: hoy por hoy, el buen alumno no es crea espacios relativamente seguros y estruc­
que “sabe la lección” sino el que participa en turados para que las diferentes voces sean es­
clase, el que hace preguntas, el que demuestra cuchadas”
interés y motivación. Se supone que la idea de
participación guía un proceso general de demo­ Lo anterior conduce a un segundo sentido
cratización de la experiencia escolar. de la participación, que ancla en la idea de jus­

- 18 ­ - 19 ­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

¿Cuándo fuiste

prefijo “por uno mismo” como la autoayuda, posibilidades en las vidas de los niños. Es de
autoestima, autocontrol) los niños deben parti­ hecho esta diferenciación la que permitiría es­
cipar y construir sus identidades, al margen de tablecer dos registros en las respuestas de los
las responsabilidades de los adultos. Al respec­ alumnos. Ahora bien, ¿a qué se refiere el lema

valiente? to Abraham sostiene que la autoestima es “una


tecnología para la constitución del ciudadano y
para el ejercicio responsable de la ciudadanía”2.En
este pase de responsabilidades, la figura del otro
de la participación en lo público al interior de
la institución escolar?, ¿cómo interpela la es­
cuela al niño para que participe y cómo lo ha­
cen otras agencias educativas –como el merca­
Por Bettina Motta encargado de cuidar y garantizar los derechos, do, los medios, la calle?, ¿se puede ubicar uno
desaparece o está lo suficientemente desdibuja­ de los registros del lado de adentro y el otro en
da para no localizarla. No es menor, entonces el afuera de la escuela?
destacar en la escena escolar descripta, un adul­
to que lee interpelando a los niños, reconocién­ Algo del orden de la eficacia simbólica con­
dolos como cachorros, invitándolos a ser parte tinúa operando al interior de la institución es­
de la experiencia de la lectura porque sabe que colar cuando, desde las estrategias de interven­
si no, los priva de una experiencia sustantiva ción del adulto, la participación de los niños los
del mundo. ubica como sujetos que tienen derecho y posi­
bilidades efectivas de creaciones a partir de la
“¿Cuándo fuiste valiente…?”, los niños res­ imaginación, de invención de realidades que no
ponden a esa pregunta que va más allá del tex­ pertenecen al contexto de sus cotidianeidades.
to, que los involucra, que los mueve a hacerse Sin embargo el otro regis­
oír desde sus voces diferentes (no es una pre­ tro de respuestas, nos se­ Bettina Mariel Motta. Licenciada
gunta que admita respuestas únicas o correc­ ñalan que los alumnos en Ciencias de la Educación. Do-
tas). Dos registros se abren. también son interpelados cente y capacitadora en Prácticas
del lenguaje del Ministerio de Edu-
como sujetos alrededor de
cación de la Ciudad de Bs.As.
Uno vinculado a mundos imaginados: “una normas que no se vincu­
vez atrapé una rata verde gigante”, “cuando ca­ lan justamente con las es­
cé un león y no le tuve miedo”; “cuando se me colares. Y son muchos los casos en que la es­
apareció un monstruo feo…” cuela pierde la batalla en lograr dejar en los ni­
ños marcas subjetivas que los ayuden a transi­
Otro registro vinculado a las condiciones tar dignamente por la vida. En esta batalla es
de vida, no a los mundos posibles sino al con­ central seguir discutiendo los sentidos de aque­
texto y a la precariedad del presente: “cuando llo que se nombra.
voy con el carro pasan cerca los autos y yo no
La presencia de un adulto1– desde la asime­ me asusto” (en referencia al carro con el que ¿Qué se nombra, qué sentidos se cruzan
P ara pensar sobre la participación de los ni­
ños en la vida pública, vale remitirse a es­
cenas donde hasta ahora uno puede localizar a
tría, desde la diferencia generacional–nos inte­
rroga sobre su lugar en la participación de los
cartonean), “cuando me pegan con el cinto y
yo no lloro”, “cuando lo agarré/cagué a piñas
cuando en el diseño curricular para la escuela
primaria se expresa como una de las finalida­
niños. En los discursos didácticos habitualmen­ a ….y no le tuve miedo”... des de la escuela, el “brindar los saberes y las
cachorros humanos y sostener que están efec­
te se liga la idea de participación a la de “au­ experiencias necesarios3 para que niños y ado­
tivamente participando. Escenas que permiten
tonomía”. La participación de los niños enton­ Dos registros diferentes que mueven a pen­ lescentes puedan intervenir progresivamente
analizar lo que está aconteciendo en este tema
ces es asociada en una misma cadena de sen­ sar en la participación de los niños en la insti­ en los asuntos públicos, ejerzan diferentes ma­
y transformar en preguntas ciertas certezas.
tidos con la de promover el juicio autónomo. tución escolar como espacio de lo público y en neras de participación en una sociedad demo­
Sin embargo es interesante observar que la au­ la vida extraescolar. Vale aclarar que esta dis­ crática, y se formen como ciudadanos”4?
En el marco de una capacitación en servicio,
tonomía como posición de quien no depende tinción entre lo escolar y lo “puertas afuera de
en diversas escuelas pertenecientes a las zonas
de otro, se enfrenta con la definición de “ni­ la escuela” sigue operando en muchas institu­ ¿Qué saberes son necesarios para cumplir
más desfavorecidas socio-económicamente de
ño” que, aunque mutante y escurridiza, no ad­ ciones educativas, distinción que habilita otras el propósito allí explicitado? Nombrar la trans­
la Ciudad de Buenos Aires, se lee a los niños de
1º grado un cuento. Se los invita a participar de mitiría la ausencia de un adulto; la dependen­
los múltiples sentidos que se van jugando a tra­ cia está ligada al nacimiento, sin la presencia
vés de las palabras, los silencios, los cambios de de un adulto el cachorro humano tiene pocas
chances de vida. Los niños “no vienen ya lis­ 1. Sería interesante pensar qué sucede al interior de las instituciones con la participación de los adultos.
voz que representan a los personajes. A la pre­
2. Abraham, Tomás (2000) La empresa de vivir. Bs. As: Sudamericana (p.384)
gunta que se desliza en un momento de la lec­ tos” (aunque la lógica mercantilista instala con 3. El destacado es propio
tura ¿cuándo fuiste valiente como el personaje? fuerza que ya están listos para consumir en un 4. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Secretaría de Educación. Dirección General de Planeamiento. Dirección de Cu­
, dos registros de diferente orden se pueden lo­ doble sentido, como consumidores y como ob­ rrícula (2004) Diseño Curricular para la Escuela Primaria. Primer Ciclo (p.24)
calizar en las respuestas de los niños. jetos a ser consumidos). 5. Norbert Elías en Conocimiento y poder (1994), Madrid: Ediciones Endimión , define al conocimiento como(...)" el significa­
do social de símbolos construidos por los hombres tales como palabras o figuras, dotados con capacidad para proporcionar
a los humanos medios de orientación. Estos, en oposición a la mayoría de las criaturas no humanas, no poseen medios inna­
Antes de detallar las variadas respuestas de En esta línea de asociaciones de significados tos, o como más frecuentemente se dice, medios instintivos de orientación. Los seres humanos tienen que adquirir durante
los alumnos, una primera observación de la es­ que habitualmente circulan, con la creciente su desarrollo mediante aprendizaje los conjuntos de símbolos sociales con sus correspondientes significados y, por tanto, re­
cena descripta. autonomía (de la mano de aquellos sentidos con toman de sus mayores un fondo social de conocimiento. Específicos conjuntos de símbolos sociales significativos tiene a la
vez la función de medios de comunicación y de medios de orientación y, sin el aprendizaje de los símbolos sociales dotados
de esta doble función, no podemos convertirnos en seres humanos"(...)

- 20 ­ - 21 ­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

Sardá manos, es una de las maneras de habilitar la


participación de los niños, algo así como dar­
les la bienvenida a un banquete en el que to­
dos tienen lugar y en el que todos tendrán a su
Las reglas del juego
Si no existiese: todos seríamos viejos.
alcance la diversidad de manjares existentes.
Viejos sin esperanza.
Pero la pregunta siguiente es: ¿esas prácticas
Por Patricia Redondo
Sin esperar las generaciones nuevas. escolares se extenderán a otros espacios públi­
Los que llegan. cos? No hay respuestas categóricas, aunque co­
Los que traen noticias. mo docentes se nos cruce imaginar la existen­
Los mudos, los albinos. cia de tal mágica transferencia. El destino de
lo que suceda con lo enseñado, así como el des­
Las palmas de una mano lisa. tino de la vida de los niños es inasible. Pero
Los que no tocó el sol. nuevamente, por la negativa se nos acercan al­
Párpados sin abrirse. gunas convicciones: es predecible la trayecto­
Si no existiese, ria vital de los niños cuando no transitan por
las prácticas escolares como espacios de inter­
adónde irían las gallinas? acción común de docentes y niños. Es visible
el destino de los cachorros humanos a los que
O todos los que ponemos huevos. les fue vedado participar en situaciones donde
un adulto lo interpeló y confió en que era me­
recedor de los saberes que la humanidad acu­
Martín Rodríguez. Maternidad Sardá. muló.
Vox. Bs.As. 2005.
Como cierre/apertura a estas ideas, pare­
cería que la participación de los niños en lo pú­
blico, se puede pensar en términos educativos,
misión en términos de lo necesario conlleva como la constatación de un espacio común ha­
el riesgo de encuadrarla en los términos de la bilitado por el adulto. Un espacio sostenido
lógica económica–mercantil. En cambio, defi­ desde la palabra que el adulto da –porque es el
nir el conocimiento/saber a transmitir en tan­ acervo de la humanidad y es un derecho de la
to símbolos “dotados con capacidad para pro­ infancia recibirla–y que otorga al niño– porque
porcionar a los humanos medios de orienta­ en el cruce de su palabra con la de aquellos que
ción” , es reubicarlo como condición obligato­ ya no están es posible nuevos sentidos. Un es­
ria para orientar al cachorro y posibilitarle de­ pacio con sustento en una ética de la perseve­
venir humano. Lo obligatorio, a diferencia de rancia y la confianza que en el vínculo del adul­
lo necesario, nos indica que el “fondo social de to con el niño algo del registro de lo que es (de
conocimiento” debe estar garantizado para to­ lo presente, de lo actual, del contexto) puede
dos los niños. No disponemos de saberes que ser transformado.
a priori nos garanticen el devenir en adulto al ganan a la ciudad para jugar, en las calles, lo
niño, pero sí sabemos que en la medida que el
conocimiento no se dispense, no se entregue,
Probablemente está en cuestión el “uni­
verso infantil” tal como lo concebíamos has­
T emprano por la mañana, próximos a la es­
cuela aunque era verano y estaba cerrada,
un grupo de niños se concentraba mirando el
aprenden. No todo es placer en el juego sin em­
bargo, es un privilegio poder participar.
no sea ofrecido con generosidad al infante, es­ ta hace un tiempo, como espacio privilegia­ suelo. El dibujo de una rayuela torcida captu­
ta condición de humanidad está seriamente do de la inocencia y de la espera al ingreso al raba la atención de todos, dos de ellos eran En las escuelas, esta actividad se limita a
comprometida. mundo adulto. Sin embargo, retomando la es­ los que más casilleros habían logrado saltar. los recreos, a los patios y a las siempre insufi­
cena inicialmente descripta, las instituciones El grito triunfante de cielo, se entremezcló con cientes clases de educación física. Jugar identi­
Discutir también sobre la idea de la parti­ escolares tenaces en la tarea de enseñar, nos el precio barato de la sandía que un señor des­ ficado como un momento no siempre reditua­
cipación de los niños en “los asuntos públicos” muestran la multiplicidad de universos a los de un carro, anunciaba por altoparlante. Se ble en aprendizajes de contenidos varios, se lo
como contenido prescripto por los documen­ que acceden los niños a través de la multipli­ hizo silencio y el más pequeño fue levantado deja casi siempre relegado a ratos libres. Libre,
tos curriculares, es otra arista del problema. Al cidad de lecturas. Nos indican formas de en­ en alto, triunfante miró en derredor. Por pri­ libres en la escuela, es toda una conquista.
respecto, está presente la disputa por el senti­ tender la lectura, en tanto práctica cultural mera vez, había ganado.
do de qué se entiende por lo público al interior cuya experiencia transforma al lector, y en es­ Paradojalmente, en
Patricia Redondo es Magister en
de la escuela. Tal vez una forma de pensarlo es te acto las instituciones otorgan nuevos sen­ El juego de los niños tiene reglas y para ju­ los últimos años y con Ciencias Sociales con Orientación
en términos de un espacio común, en el que el tidos a la etiqueta hiperutilizada de “partici­ gar es necesario aprenderlas, el que no las sa­ más énfasis desde la úl­ en Educación (FLACSO. Educado-
docente establece formas de interacción, ma­ pación del niño”. be pierde y eso es así. Sin muchas contempla­ tima reforma educativa, ra e investigadora en temas vin-
neras de ingresar al mundo, lugares habilita­ quienes educamos utili­ culados a la infancia, la educación
ciones para ingresar al grupo, para poder jugar
dos para vivir la infancia. El ingreso desde la y la pobreza. Ex Directora de Ed-
Brindar palabras, brindar la palabra, brindar hay que aceptarlas antes de querer cambiarlas zamos con excesiva fre­
ucación Inicial de la provincia de
escuela a lo común, lo válido para todos, los por las palabras, tal vez de eso se trate la par­ y los niños lo saben, lo aprenden en los patios cuencia palabras que Buenos Aires.
sentidos construidos y compartidos por los hu­ ticipación de los niños. de las escuelas, en los espacios urbanos que le edulcoran nuestro discur­

- 22 ­ - 23 ­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

so. La participación y la formación de sujetos


críticos en los tan mentados PEI, se presentan
como fórmulas mágicas que transforman la es-
cuela en espacios más democráticos. Sin em-
ferentes enmascaramientos.

Los docentes, así lo manifiestan, se siente


psicólogos, padres y cuando pueden maestros,
Promover la participación

bargo, si bien la superficie discursiva se ha mo-


dificado, prácticas anquilosadas de autoritaris-
mos innecesarios pueblan las aulas. Cabe la
esa auto imagen reiterada en muchas escuelas
de nuestro país nombra de algún modo situa­
ciones que requieren una atención más com­
de adolescentes y jóvenes:

pregunta, por qué tanta apelación a la partici-


pación, discurso que no agujerea ni altera las
reglas de juego del actual formato escolar.
pleja pero, por el otro, cristalizan concepcio­
nes de larguísima data que ubican a la partici­
pación como un debe ser, una obligación más
la complejidad
que un derecho y ubica a los sujetos nueva-
Si de participar se trata, la pregunta por las
reglas de juego instituidas y aquéllas por ins­
tituir en la escuela puede instalarse como una
mente en el lugar de la falta, de la negatividad.

Participar, para decirlo en pocas palabras,


de un enunciado 1

pregunta que permita otras experiencias y pro- no es bueno ni malo en sí mismo. Nombrar la
puestas escolares. Si la escuela se propone que participación no nos ubica del lado del bien, Por Debora Kantor
quienes son parte, docentes, padres, alumnos, para los que enseñan no es un significante asép­
entre otros, participen, la pregunta más senci- tico, por el contrario se despliega en un cam­
lla es si es posible entender/acordar “entre va- po de disputa, que definirá los límites y posi­
rios”, “practicar entre varios”, el asunto de la bilidades de una escuela que muchas veces con
participación. un formato escolar anquilosado intenta trans­
formaciones que vayan más allá del propio dis-
E n el discurso corriente la participación es sus­
tantivo que se adjetiva, o bien adjetivo cali­
ficativo. Así tenemos, por un lado: participación
Es acaso, ¿hablar todos un mismo lengua- curso.
responsable, participación concertada, partici­
je? , ¿Decidir todos juntos? O, tal vez, aunque
pación… pero acotada, etc. El adjetivo advierte
no suene tan agradable, participar sea conocer Los niños no requieren autorización para
que no por participativo vale cualquier cosa.
y reconocer las reglas del juego, saber que ser participar en sus juegos, no necesitan especia-
parte requiere un hacerse cargo, asumir una listas que ofrezcan actividades programadas y
Hoy por hoy, nadie se atrevería a decir NO
responsabilidad y ponerse a disposición para controladas para habilitar espacios de partici­
a secas a la participación, pero pareciera que es
un proyecto en común que no viene dado a pación. En todo caso, requieren de adultos que
necesario relativizarla: la participación es bue­
priori. Un espacio y tiempo colectivo que atien- asuman una posición enseñante y como tales
na siempre y cuando…
da la responsabilidad de educar a las jó­ produzcan condiciones de posibilidad pa­
venes generaciones, no requiere la pre­ ra que todos y cada uno participe,
La participación, en esta perspectiva, supo­
sencia de todos en el mismo tiempo no para entrar en el corsé de su­
ne algo que puede desmadrarse, que necesita
sino que implica su reconocimiento jeto crítico sino sencillamen­
control. Es la participación bajo sospecha: hay
y derecho a aprender de la mejor ma­ te posibilitar la posibilidad
que recortar, limitar, alertar.
nera en una oferta de máxima, más allá de una producción de su
de los contextos. subjetividad, singular que
Por otra parte, la participación-adjetivo sue­
lo filien a una historia, a
le aparecer acompañando sustantivos que mere­
Hoy, es casi un slogan que los padres no una serie, a la cultura.
cen o reclaman su auxilio. La participación aquí
participan y, si pertenecen a los barrios des­
parece ennoblecer las propuestas, las califica:
heredados, como metafóricamente los nom­ Escuchar a los niños, exige una es­
museo participativo, democracia participativa,
bra Bourdieu, esta falta de participación cucha generacional, una legitimación
teatro participativo, presupuesto participativo.
en la escuela los ubica en el banquillo de hacia los que llegan, un hacer lugar. La
acusados. La escuela los convoca a reu­ educación nos brinda a los que enseña­
Para quienes diseñan o gestionan determi­
niones de padres, a los actos es­ mos esa posibilidad, la de en espacios com­
nada actividad y la adjetivan de ese modo, es
colares, en horarios muy distan­ partidos enseñar, ligar al otro, transmitir,
bien probable que la participación suponga un
tes de las posibilidades reales de producir sentido y aprender que las
plus, algo que añade valor, que hace diferencia
las familias, en particular, de reglas de juego siempre e histórica­
positiva (lo cual no es necesariamente así para
las madres que como jefas de mente pueden ser modificadas. Y de
otros, los que huimos del teatro participativo,
hogar que ya desde hace años, participar en ello se trata.
por ejemplo.
sostienen a sus grupos familia­
res a cambio de muchas ho­ En segundos el grupo se deshizo,
Lo participativo señala la intención de propi­
ras fuera del hogar. Una mi­ en la calle de tierra quedó solo el ga­
ciar el protagonismo de los miembros, integran­
rada excluyente rápidamen­ nador de la rayuela, miró en derredor el ba­
te los ubica como padres rrio con sus miserias y permanecía igual,
desinteresados de la esco­ sin embargo él se sentía distinto, había ju­ 1. Este artículo retoma partes de “Adolescentes, jóvenes
laridad de sus hijos y este gado, por fin lo habían reconocido en este/su y adultos. Propuestas participativas en recreación”, docu­
enunciado se reitera con di- pequeño mundo. mento de trabajo - Centro de Estudios de Estado y Socie­
dad (CEDES), Buenos Aires, 2005.

- 24 ­ - 25 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

tes, asistentes o destinatarios y, por eso mismo, pone a menudo–, a la aplicación de buenas téc­ ponsables que otros, les hace decir, por ejemplo:
Bautista
de distanciarse de aquellas propuestas que no lo nicas o procedimientos; sin dudas exige un en­ "Nosotros ya participamos, ahora les toca a otros,
intentan, que no los incluyen de ese modo. cuadre, unas decisiones y unas prácticas que, ¿o vamos a ser siempre los mismos 4 boludos?.
por supuesto, resultan incompatibles con otros. Al final, los demás son todos unos cómodos”.
No obstante esos matices, de manera gene­ Y cuando son invitados –o conminados– a deci­ Los hermanos esperan impacientes, mordiéndose las

ral, la participación tiene halo de estrella: una Si asumimos que la participación es una prác­ dir sobre algunas cuestiones expresan, por ejem­ uñas…

propuesta extraescolar puede ser buena, pero si tica social de significado valioso para la forma­ plo: "Y, nosotros sobre esto... qué se yo... no po­ Cuando le avisan al padre que nació su cuarto hijo

es participativa es mejor. Y tanto más si se tra­ ción de adolescentes y jóvenes, es inherente a demos opinar, decídanlo ustedes". y sale a fumar solo, mira fijo el edificio Bernasconi,

ta de propuestas dirigidas a adolescentes y jóve­ las propuestas participativas su carácter con­


ese edificio fue declarado de interés cultural.

nes: "no les interesa nada, tal vez si les ofrece­ frontativo respecto de las representaciones que ¿Siempre es mejor si es participativo? ¿Siem­
mos algo más participativo..."; "los problemas giran en torno al estigma y la devaluación de la pre es bueno, posible, necesario? ¿Quieren los Y su hijo no le interesa a nadie. La cultura de su hijo

de los jóvenes sólo podrán solucionarse con la adolescencia y la juventud. pibes que seamos participativos? ¿Importa si lo empieza a depender de todo lo que piensa, fumando,

participación de ellos". quieren o no?. Cuando mira al Bernasconi:

Asimismo, los aprendizajes que dichas pro­


“lo imponente de estas construcciones

Así, frente a la rema- puestas habilitan suponen el cuestionamiento de La noción de participación que nos interesa
Debora Kantor es Licenciada en nida "falta de inquietu- mensajes y prácticas sociales vinculados a la in­ desarrollar remite a la incidencia o injerencia es que desaparecen, se hunden…”

Ciencias de la Educación, Facul­ des de los adolescen­ diferencia o la expectación que en cierta forma efectiva de adolescentes y jóvenes en la toma
tad de Filosofía y Letras (UBA). In­
vestigadora visitante del Área So-
tes”, a la ”pasividad y acechan hoy en día, no solamente a los jóvenes. de decisiones sobre cuestiones que los involu­ Bautista es un nombre sacado de la biblia,

ciedad Civil y Desarrollo Social, el consumismo de los cran. Una práctica que tiene connotaciones dis­ al azar.

Centro de Estudios de Estado y jóvenes", a que nadie les Todavía votamos los domingos, es una ex­ tintas según concierna a grupos que realizan una
Sociedad (CEDES). Realiza activi- pregunta nada, a la pre­ cepción, una “fiesta de la democracia” y un de­ determinada actividad, a proyectos de mayor También podría llamarse Ezequiel, o

dades de formación en el Centro potencia de ciertos ám­ recho que tenemos la obligación de ejercer; dis­ escala, a las organizaciones e instituciones que Lucas. La biblia es puro azar.

de Estudios Multidisciplinarios
(CEM). Asesora en proyectos de
bitos o actores: ¡a parti­ tante de lo cotidiano y de lo que constituye el los albergan, o al contexto social más amplio; El azar destruye,

educación formal y no formal. cipar se ha dicho!. modo habitual de actuar e interactuar en el mun­ connotaciones y alcances diferentes, y signifi­ en el destino un estigma. Dame un nombre,

do: yo voto, tu votas, el vota, nosotros votamos, cados similares.


Sin dejar de señalar vosotros votáis… ellos deciden lo que negocian dame un talismán.

los prejuicios y los estereotipos acerca de ado­ entre ellos. Asimismo en numerosas ocasiones, En cualquier caso, ámbitos cercanos con cier­
lescentes y jóvenes que subyacen a esos enun­ en nuestro contexto, participar (todavía) da mie­ tos contenidos e interacción fluida, o grandes Martín Rodríguez. Maternidad Sardá.
ciados, analizaremos ahora los supuestos y las do al tiempo que también a veces (ya) fastidia. escenarios con otra agenda, con pluralidad de Vox. Bs.As. 2005.
expectativas acerca de la participación, y lo que actores y con relaciones más mediatizadas, las
ella implica en el marco de propuestas educati­ Promover la participación de adolescentes y propuestas participativas conllevan una dimen­
vas no escolares. jóvenes implica asumir que ellos/as pueden pen­ sión política en la medida en que operan sobre se pone en juego y se desarrolla su capacidad de
sar y actuar en términos de procesos, alternati­ la distribución desigual de oportunidades de pro­ identificar situaciones (o problemas) que los afec­
Contra la idea de una “zona liberada” vas, conflictos, elaboración de planes y, por lo tagonismo social y sobre las exclusiones que de­ tan, los inquietan, los convocan; de analizar po­
tanto, intervenir en la gestión de proyectos que rivan de ella: exclusión de los más jóvenes, ma­ sibilidades, contextos y causas; de formular pro­
La participación parece apelar a lo humanis­ los identifican como “destinatarios”. yor exclusión de los más pobres. puestas (o soluciones) viables; es decir, la capa­
ta de la educación (“ellos/as pueden”) y a lo ge­ cidad de "usar" colectivamente y en forma res­
neroso y emancipador que supone (“ellos/as po­ Por lo mismo, los espacios participativos que Ahora bien, “a participar se ha dicho” no ponsable dichos espacios e instancias, apropián­
drán comprobar que ellos/as lo lograron), solo lo son no por convicción sino por estrategia de asegura lo que anuncia; que algo del orden de lo dose de ellos, transformándolos, ampliándolos.
si alude con el mismo énfasis a la responsabili­ convocatoria, tienen los días contados como es­ participativo tenga lugar en el marco de pro­
dad ineludible del que educa (“tengo un papel pacios valiosos, como espacios convocantes y/o puestas educativas dentro o fuera de la escuela, Dado que se trata de promover aprendizajes,
que jugar allí”). como espacios verdaderamente participativos. no se deriva necesariamente de postular la par­ brindar oportunidades, preservar el sentido de
ticipación como característica o como propósi­ un proceso, éste compromete decisiones que de­
Como señala L. Cornú (2002) “La prueba de En este marco, a menudo, la participación to de la tarea. Se vincula con la existencia real ben adoptar los adultos. Decisiones relativas,
los determinismos es previa, pero los pronósti­ con halo de estrella se estrella. Cuando disien­ de espacios e instancias participativas y con el entre otras cuestiones, a quién/es toma/n qué
cos construyen aquello que creen constatar: las ten con decisiones adoptadas por los coordina­ sentido que adquieran las intervenciones de decisiones, al funcionamiento grupal, al rol di­
fatalidades. La prueba de la confianza es poste­ dores de una actividad, adolescentes y jóvenes quienes tienen la responsabilidad de facilitarla. ferenciado que en ciertos momentos pueden o
rior y es también, pero en un sentido diferente, dicen, por ejemplo: "Acá hablan de participar deben tener determinados actores.
autoverificadora. `Tenía razón en confiar en él´: pero ya está todo `cocinado´, si al final deciden Es por eso que coordinadores, facilitadores,
ello prueba una fuerza que va hacia delante y todo por nosotros, ¿para que nos preguntan?". educadores tienen allí una tarea de proporcio­ Es en virtud de estas decisiones, y no a pe­
no el peso de un pasado, por el simple acto de Frente al anuncio de una propuesta participati­ nes: traducir el propósito en modalidad de tra­ sar de ellas, que el protagonismo de adolescen­
haber confiado”2. va preguntan, por ejemplo: "O sea… ¿quiere de­ bajo, de modo que la participación se convierta tes y jóvenes podrá crecer y consolidarse a lo
cir que vamos a poder hacer lo que querramos, en atributo real de la propuesta. largo de un proceso que reconoce tiempos, mo­
La posición del adulto, el papel del que edu­ lo que nosotros digamos?". El desgaste que ex­ mentos y circunstancias diferentes.
ca, no puede reducirse por lo tanto –como se su­ perimentan algunos/as, más participativos y res­ Se trata entonces de delinear un camino crí­
tico a lo largo del cual adolescentes y jóvenes Puede parecer contradictorio afirmar la rele­
aprendan progresivamente a hacerse cargo de vancia del "responsable" de un proceso partici­
2. Cornú, Laurence (2002), Responsabilidad, experiencia, confianza, en Frigerio Graciela (comp.), Educar: rasgos filosóficos aquello que les incumbe. Un camino en el que pativo. Al respecto puede formularse la siguien­
para una identidad, Santillana, Buenos Aires, pág. 77.

- 26 ­ - 27 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

te pregunta: ¿acaso se favorece la libertad y la la premisa de la participación se licúa el único no puede asociarse siempre ni necesariamente tar el camino hacia la participación requiere ge­
autonomía de un grupo de adolescentes o jóve- derecho que en rigor tienen los niños, que es el a votar, opinar o colaborar, y tampoco puede nerar situaciones que permitan a adolescentes
nes, cuando el poder de operar sobre cuestiones de educarse. asociarse a determinadas estrategias, métodos y jóvenes descubrir situaciones, problemas, opor­
que les atañen recae en alguien (el docente, el o técnicas aplicables a la programación de pro­ tunidades que les resulten interesantes y con­
adulto) en virtud de una posición, un lugar o un En línea con esta perspectiva y con las ide­ yectos o a la coordinación de actividades. vocantes, acceder a información relevante acer­
rol definidos y legitimados externamente? as que venimos desarrollando, enfatizamos que ca de ellos, manejar en forma responsable dicha
la participación como meta y como modalidad En este marco destacamos que propósitos y información, reflexionar individualmente y con
Conceptos como asimetría, autoridad y res- de trabajo, inscripta en la responsabilidad de modalidades participativas reconocen como ne­ otros, discutir y confrontar perspectivas y opi­
ponsabilidad entran en escena. Afirmar que el educar y en el derecho a una educación integral, cesaria pero no como suficiente la existencia de niones, comprometerse con aquello sobre lo que
adulto es referente y responsable primero y úl- no define un espacio vacío de intervención for­ espacios de intercambio y de climas amigables, están pensando o actuando, generar propuestas,
timo de las decisiones no afecta la posibilidad mativa, una "zona liberada" de adultos, sino to­ o la posibilidad de "tener voz y voto" en especí­ construir algo, tomar decisiones de distinto ti­
de participar de los adolescentes y los jóvenes, do lo contrario: está profundamente impregna- ficas circunstancias. po, considerar la viabilidad y las implicancias
a condición de que sus intervenciones permi- da de acción pedagógica. de las decisiones…
tan avanzar desde la iniciativa externa –modo Estas oportunidades, que en determinadas
en que suelen iniciarse los proyectos y las acti- Opinan, votan, colaboran... ocasiones y bajo ciertas condiciones son rele­ De acuerdo a lo que venimos desarrollando,
vidades que nos ocupan– hacia la gestión com- ¿participan? vantes en términos de la participación que es­ queda claro que se aprende a participar partici­
partida y la responsabilidad creciente de los in­ timulan y propician, en otras bien pueden estar pando, es decir: opinando, discutiendo, decidien­
tegrantes del grupo. Generalmente se presupone que en los espa­ clausurando posibilidades. Clausuran porque do, eligiendo, representando, siendo representa­
cios no formales las propuestas democráticas y desestiman o porque no promueven en adoles­ do, etc. Conviene señalar que si adolescentes y
Numerosas experiencias con adolescentes y participativas se logran con mayor facilidad y fre­ centes y jóvenes capacidades para desplegar prác­ jóvenes (todos ellos) estuvieran en condiciones
jóvenes en diferentes ámbitos muestran que la cuencia que en otros ámbitos. Este supuesto se ticas más complejas, que permiten decidir acer­ de participar (de igual manera) en las situaciones
propuesta y la intervención externa es una de sustenta en algunas características que suelen te­ ca de las situaciones haciéndose cargo de ellas que les toca vivir (en todas ellas) bajo cualquier
las claves para que ellos/as se nucleen en torno ner dichas propuestas: bajo impacto de prescrip­ de manera integral y verdadera. circunstancia, sería innecesario u ocioso plante­
a proyectos participativos y socialmente rele- ciones formales, grupos abiertos, flexibles y vo­ arse metas al respecto y proponerse generar con­
vantes, y que la presencia adulta no implica per luntarios, etc. Sin embargo, la participación no Estamos señalando entonces que la partici­ diciones para facilitar la participación. A menos
se contradicciones insalvables entre jóvenes y viene dada por esas condiciones, sin duda favo­ pación y el protagonismo de adolescentes y jó­ que se piense –como ya señalamos que no pen­
adultos, o entre la participación y la direcciona- rables para cierto tipo de trabajo. De no ser así, venes en el desarrollo de un proyecto supone samos– que facilitar procesos participativos su­
lidad de un proceso formativo. no abundarían propuestas recreativas centradas tiempos, momentos, instancias, transiciones, pone solamente generar espacios, dado que lue­
tanto en la oferta, la demanda y el consumo de aprendizajes, que tienen lugar a lo largo de un go la participación acontece sola, aparece siem­
Al respecto cabe citar aquí a P. Meirieu3 a actividades y servicios, como en la concentra- proceso que se complejiza y se consolida pro­ pre.
propósito del análisis crítico que realiza de al- ción de responsabilidades, tareas y decisiones en gresivamente.
gunas implicancias de la Convención Interna- la persona del coordinador; con lo cual no favo­ Es por eso que también se aprende a partici­
cional de los Derechos de Niño, en virtud de la recen el protagonismo que pretenden sino que Dado que se puede aprender a participar, hay par teniendo la posibilidad de observar y de ana­
centralidad que adquieren en ella “las tres”: pro- permanecen en la lógica aceptación - rechazo. cosas que podemos y debemos enseñar. Facili­ lizar cómo abordan las situaciones y cómo de­
tección, prevención, participación.
Partimos de la idea de que participar en el
Señala que en dos de dichas “P” el niño es desarrollo de un proyecto no implica simple-
objeto (de protección, de prevención) mientras mente asistir a las actividades, opinar cada tan­
que en una es sujeto (de particpación), para des- to sobre alguna cuestión, votar algo de vez en
tacar a continuación que la participación no es cuando –o siempre– o colaborar en ciertas tare­
strictu sensu un derecho sino una exigencia, una as, prácticas que a menudo constituyen objeti­
posición pedagógica, una manera de concebir la vos en sí mismos, posibilidades excluyentes que
educación en responsabilidad y ciudadanía. se brindan a adolescentes y jóvenes, y también
parámetros para evaluar (satisfactoriamente) su
El autor encuentra aquí una zona turbia, res- participación en proyectos que pretenden tener­
baladiza, en la que solo la pedagogía tiene res- los como protagonistas.
puestas y algo para hacer: generar las condicio­
nes para el aprendizaje y el ejercicio de esa prác- Entonces ¿cuándo una propuesta es partici­
tica que se enuncia como derecho. En ese mar- pativa?, ¿cómo distinguir "lo participativo" de
co alude a la actividad y la responsabilidad del aquello que no lo es?
pedagogo a través del “incansable trabajo de in­
vención de dispositivos”. En la perspectiva que venimos desarrollan­
do, la distinción se sustenta en el sentido y la
De este modo Meirieu deja planteadas las proyección de aquello que habilitamos como
contradicciones en las que puede caerse si bajo valor, como capacidad, como práctica, lo cual

Meirieu, Philippe (2004), El maestro y los derechos del niño: ¿historia de un malentendido?, Barcelona, Octaedro / Rosa
Sensat.

- 28 ­ - 29 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

ciden sobre ellas quienes por su formación, su proceso en el cual se inscriben. Si dadas las con- veces solos, por consenso o por mayoría, en tulan en la medida en que promuevan protago­
lugar, su experiencia, deben asumir el manejo diciones del grupo habilitan nuevas posibilida­ asamblea o a través de los "delegados", unas ve- nismo, autonomía y responsabilidad, en un pro­
de ciertas situaciones dadas las características des, o evitan situaciones que lo desgastan y lo ces por lo que (nos) parece "acertado" y otras ve- ceso formativo de contenidos valiosos. Un pro­
que ellas presentan, las variables que entran en exponen más que lo que le brindan, constitu­ ces por la opción que (nos) parece "más floja", ceso en el cual la responsabilidad adulta se des-
juego, las implicancias que tienen. Es tan con- yen intervenciones legítimas y valiosas. No de­ acerca de qué actividades iniciar o sostener, có- pliega tanto las oportunidades que brinda y en
traproducente no brindar a adolescentes y jóve- vienen de un vínculo basado en el control, de la mo convocar a más jóvenes, qué hacer frente a la confianza que pone en juego, como en la ca-
nes oportunidades y canales para participar en voluntad sistemática de imponer, ni de su in- compañeros/as que no respetan los acuerdos o pacidad de orientar y de sostener sentidos, pro-
aquello que pueden (cuando efectivamente pue- clinación por no asumir aquello que debería, que tienen dificultades para apropiarse de los puestas y confrontación.
den), como involucrarlos en decisiones que los tampoco expresan un exceso de confianza en el espacios que se les brinda, etc. los destinatarios
exceden y que, por lo tanto, no les corresponde grupo, sino que ponen de manifiesto un ejerci­ se constituirán en protagonistas. Responder a los intereses:
asumir a ellos. cio responsable de la autoridad adulta. un camino de cornisa
Sin embargo, no es sólo el quantum de par­
Por eso señalamos que, en los procesos que De acuerdo con lo analizado hasta aquí, re­ ticipación lo que define la relevancia del proce- El intento de contemplar las características
nos interesa promover, existen momentos don- sulta imposible ofrecer “recomendaciones prác­ so y de los resultados, sino también los senti- y los contenidos del universo cultural de ado­
de la participación es más una meta que una prác- ticas” para promover la participación, no hay dos que se ponen en juego junto con las prácti- lescentes y jóvenes en el marco de proyectos
tica actual y permanente. En tales casos, la toma metodología o técnica participativa que garan­ cas que queremos impulsar. que se proponen ser participativos, una premi­
de ciertas decisiones o la resolución de determi- tice por sí misma el arribo a ciertas metas ca­ sa suele concentrar los esfuerzos de docentes y
nadas situaciones recae necesariamente en quie- racterizadas por su complejidad. Las experiencias participativas que no repa- coordinadores: "responder a los intereses de los
nes tienen a su cargo facilitar la participación y ran en ello pueden devenir espacios de repro- pibes". En este terreno suelen ponerse de mani­
no en quienes se pretende que se apropien de ella. Por lo mismo, para determinar en "qué", ducción de mensajes y contenidos de dudoso va- fiesto tensiones relativas al ejercicio de la auto-
"cuándo" y "cuánto" pueden participar los suje- lor formativo que están fuertemente impregna- ridad y la responsabilidad adulta que abordamos
No nos referimos tanto a ciertas cuestiones tos a lo largo de un proceso, no son suficientes dos en adolescentes y jóvenes. a continuación.
que aparecen claramente como difíciles o com- ni válidos diagnósticos iniciales y/o instrumen­
plicadas por su envergadura o su complejidad, tos o formatos predeterminados; es necesario Hemos conocido procesos de este tipo en Adherimos por cierto a esa premisa, como
como a aquellas que –aún cuando parezcan sen- analizar las posibilidades a medida que se des- ocasiones en que, invitados a participar y deja- propósito que pretende subrayar la necesidad y
cillas– dificultan que adolescentes y jóvenes arrolla el proyecto y que varían las condiciones dos a su aire, adolescentes y jóvenes priorizan la importancia de la escucha y el respeto, como
consideren otras razones que sus deseos inme- en virtud de la experiencia de todos, incluida la sistemáticamente, por ejemplo, competencias principio que se opone a la imposición unilate­
diatos, la conveniencia para unos pocos, el eno- del coordinador. Y es sólo a partir de ello que deportivas por dinero en razón de que resultan ral y sistemática, pero no como instrucción pa-
jo o la bronca que les producen, etc. será posible definir lo relativo al "cómo"; es re­ convocantes y atractivas, sancionan la transgre- ra la acción. ¿Por qué introducir esta distinción?

cién allí donde ciertas estrategias podrán resul- sión de un compañero en clave de castigo-con- Porque extremando dicha premisa y en nombre

Por otra parte, ocurre a menudo que los in- tar más pertinentes que otras. dena sin lugar para la reflexión y el aprendiza- del "respeto a los intereses", el lugar del adulto

tegrantes de un grupo o inclusive quienes cons­ je, impulsan propuestas de actividad sexistas y puede quedar acotado –como ocurre con frecuen­
tituyen una instancia de decisión diferenciada Por otra parte, es necesario destacar que en estereotipadas con la certeza de estar respon- cia– a la gestión de unas demandas previamen­
(comúnmente “delegados”), se niegan explícita el marco de proyectos donde la participación es diendo a los intereses de unos y otras, arman te sondeadas, es decir: a cuestiones organizati­
o implícitamente a opinar o a decidir; o bien no meta a alcanzar y modalidad de gestión, ella, en patrullas de control comunitario para identifi- vas, a la provisión de las condiciones materia­
se niegan, pero no pueden resolver la situación. sí misma, constituye también un contenido, un car peligros(os) que acechan y señalar drogadic- les, de tiempos y espacios que permitan que ta­
aspecto a considerar con y por los propios ado- tos, se abroquelan en torno a la música local les intereses sean respetados. Queda claro que

En ocasiones es conveniente tensar la cuer- lescentes y jóvenes junto a quien orienta y co­ contra toda otra manifestación que perciben co- no es ése el tipo de presencia que venimos de­
da e insistir en que son ellos quienes deben ha- ordina la tarea. mo nociva por "foránea", etc. Están tomando de- finiendo y proponiendo para los responsables de

cerse cargo, y en otras ocasiones todo lo contra­ cisiones concernientes al proyecto, se organi- proyectos y actividades.

rio. En cualquier caso, todas estas situaciones Es decir, la participación será objeto de re­ zan autónomamente, llevan a cabo la convoca­
ponen de manifiesto una necesidad: un otro allí; flexión, se la pondrá en cuestión, será eje de eva­ toria, elaboran normas, garantizan las activida- No se trata, nuevamente, de establecer aquí

un adulto, una autoridad responsable. luaciones y de nuevos proyectos colectivos. Im­ des… Sin embargo, en nuestra perspectiva, no bajo qué condiciones es posible y deseable res-

porta que ellos/as sean concientes del proceso, estamos frente al tipo de procesos que interesa petar todo, mucho, algo, o qué es aquello que

Es por eso que los coordinadores o animado- de los espacios que van pudiendo utilizar, de las impulsar dado que los significados que adquie- puede y debe respetarse siempre, algunas veces

res que promueven genuinamente la participa- dificultades o los avatares que suelen rodear la ren son contrarios al respeto de los derechos, a o nunca; precisiones de esta naturaleza encie­
ción no son "autoritarios" cuando en determi- toma de decisiones y el hacerse cargo de las si- la construcción de identidades autónomas y plu- rran falacias, son imposibles de resolver y resul­
nadas situaciones actúan de manera inconsul- tuaciones. rales, al ejercicio de una ciudadanía responsa- tan inviables.

ta o sostienen su criterio en oposición al de los/as ble. Estas experiencias podrán ser, a lo sumo,

adolescentes y jóvenes. Asimismo, no necesa- Si participar, con todo lo que supone, no es punto de partida para trabajar en torno a estas De lo que se trata, en cambio, es de tener cla­
riamente son frágiles o ambiguos cuando en de- una meta valiosa para los/as adolescentes y jóve­ cuestiones, pero no deberían constituir puntos ro que adolescentes y jóvenes no sólo precisan

terminadas circunstancias "dejan hacer" y no nes, difícilmente podamos lograr algo en ese sen­ de llegada que nos satisfagan en razón de su ca- espacios donde se los valore y se los escuche,

intervienen directivamente. tido. Y si lo es, corresponde revisar entre todos, rácter “participativo”. donde les sea posible desplegar unos intereses

paso a paso, qué implica y cómo se avanza en di- que otros espacios obturan, que otros agentes
El significado de las intervenciones del co- rección hacia algo que interesa al conjunto. En este sentido destacamos: actividades y desatienden; también precisan figuras significa-
ordinador aparece sólo al considerar hacia dón­ proyectos destinados a adolescentes y jóvenes tivas que problematicen sus demandas, que las
de éstas se dirigen, las razones en las que se sus- Decidiendo, siempre que estén en condicio­ que se pretenden participativos y educativamen- “lean”, las discutan y las enriquezcan desde una
tentan, los avances que permiten; es decir, el nes de hacerlo, a veces con el coordinador y otras te relevantes, serán coherente con lo que pos- perspectiva formativa.

- 30 ­ - 31 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

intereses y las demandas que formulan. Pero mos hacia dónde vamos pero vamos tranquilos
ocurre a menudo que estas formulaciones ex- porque son ellos/as quienes eligen la ruta (y de
presan lo que conocen, lo que ya hacen, lo que eso se trataba, de que participaran), cuando no
privilegian los medios o el mercado, lo que se avanza, o cuando creemos que vamos bien
ellos/as suponen que se espera que propongan, sólo porque nadie se queja. Y también cuando
etc. Es en este marco que subrayamos la impor- conducimos sin mirar(los/as), cuando no les pro­
tancia de generar(les) propuesta, diferencia, in- ponemos explorar recorridos posibles, cuando
terpelación, posibilitando así otros recorridos. no los/as escuchamos, cuando siempre elegi­
mos nosotros, cuando la confianza no aparece.
Entonces, es responsabilidad del coordina­
dor cuestionar, problematizar e incluso desalen- Son los avatares de un recorrido participati­
tar ciertas demandas; es una responsabilidad no vo: algunas certezas, algunas señales, tensión,
una prerrogativa. Y destacamos: estas interven- cierto misterio, algo de vértigo.
ciones lejos de lesionar el respeto, lo jerarqui­
zan, y no disminuyen las posibilidades de par- En cualquier caso, somos responsables de
ticipación, las resignifican. A condición, claro trabajar con las demandas, de decidir acerca de
está, de que pongan en juego unos criterios y opciones y alternativas, aún con las dudas que
unas formas de actuar que las revelen como in- puedan quedar planteadas.
tervenciones educativamente valiosas (aún cuan­
do no “convenzan del todo” a los jóvenes), y no Y si mediando el análisis de la situación, la
como imposiciones arbitrarias difíciles de jus- evaluación de las condiciones, los argumentos
tificar y de sostener. que están en juego, la anticipación de conse­
cuencias, etc. decidimos que corresponde hacer
En este marco, es un propósito y un logro in- (o no hacer) algo, es lo que procuraremos hacer
teresante que adolescentes y jóvenes se sientan (o no hacer). Seguramente habrá razones vale-
respetados y valorados precisamente porque (y deras para asumir la decisión, para abrir el jue­
no a pesar de que) les discutimos algunas cosas go, o para dejarlo claramente en manos de
y les ofrecemos otras. ellos/as.

Cuando se piensa este asunto en términos En torno a esas razones argumentaremos


dicotómicos: respetar / no respetar; ellos / nos- frente a los/as adolescentes y jóvenes cuando
otros; no les interesa nada / tienen intereses va- decidimos hacer algo que no responde a los in-
Muchas propuestas o programas que traba- ta, y otra muy distinta –incorrecta a mi modo liosos solo hay que dejar que los expresen, etc., tereses que manifiestan; y cuando sí responde,
jan en torno al tiempo libre, teniendo defini- de ver– es conferirle carácter de "ley", asumirlo responder a los intereses de adolescentes y jó- también.
dos, o no, ciertos contenidos y ejes de trabajo, como un programa de trabajo. venes se torna un camino de cornisa que nos
implementan estrategias de consulta y sondeo coloca frente a una disyuntiva: los respetamos Es en esta perspectiva que en el trabajo a par-
de expectativas, ya sea al inicio del proyecto Si pretendemos que las propuestas que lle­ y por eso arriesgamos a salirnos del camino que tir de –o en torno a– los intereses está en juego
o durante su desarrollo. Y a menudo suelen vamos a cabo con adolescentes y jóvenes con- creemos correcto, o bien no los respetamos y la autoridad, la responsabilidad, la confianza.
hacerlo bajo la consigna de que se respetará tribuyan a ampliar sus referencias, a enriquecer creemos que precisamente por eso nos aparta­
aquello que resulte de la indagación; una pro- su universo simbólico, a diversificar sus consu­ mos del camino correcto. Autoridad, no en tanto capacidad de mando
mesa cuyo significado, viabilidad y/o conve- mos y sus producciones culturales, las deman­ para autorizar lo que traen o para sustituirlo por
niencia son por lo menos dudosos en la mayo- das que recibamos y los intereses que indague- ¿Hay caminos correctos?, ¿y si arriesgamos, lo nuestro, sino en tanto responsabilidad de ad­
ría de los casos. mos no deberían constituir siempre, bajo cual­ o efectivamente nos salimos del camino, siem- vertir cuándo, cómo y por qué es conveniente
quier circunstancia, un mandato o un compro- pre sobreviene una catástrofe? discutir ciertas demandas, o bien respetarlas a
Es necesario entonces discutir aquí el alcan- miso vinculante para la tarea. rajatabla, o bien ofrecer otras alternativas.
ce de este tipo de estrategias y formulaciones, Por lo general, hay caminos que son o que
y también –especialmente– aclararlo con quie- Entre las demandas y las actividades que se creemos que son los correctos. No nos referi- Responsabilidad, para enhebrar estas deci­
nes son sus destinatarios (adolescentes y jóve- concretan, entre los intereses expresados y las mos por cierto al buen camino que los jóvenes siones en un proceso con sentido.
nes); salvo que estemos dispuestos a postular prioridades que se definen, se recorta y se des­ deberían tomar guiados por nosotros, sino a la
una cosa y hacer otra, o bien a manipular, o bien pliega la responsabilidad del educador en la orien­ dirección que creemos deben adoptar los pro- Confianza, en tanto disposición a aceptar op­
a implementar las demandas a la letra, asumien- tación del proyecto y, en ese marco, el análisis yectos, a los procesos que consideramos perti- ciones y criterios distintos a los nuestros. En
do las consecuencias que conlleva cada una de necesario, la negociación posible, la argumenta- nente impulsar en los grupos. En ese marco, tanto convicción de que adolescentes y jóvenes
estas opciones. ción, y también su propia capacidad propositiva. arriesgar no siempre es sinónimo de irrespon- pueden construir, junto con nosotros, condicio­
sabilidad, también es sinónimo de confianza: a nes bajo las cuales se enriquezcan sus oportu­
Puestos a “sondear” –lo cual es tanto más Ahora bien, usualmente, el propósito de que menudo adolescentes y jóvenes pueden mos- nidades y sus expectativas, y su autonomía se
habitual que necesario– una cosa es concebir y adolescentes y jóvenes sean partícipes y prota­ trarnos caminos alternativos, desconocidos, in- consolide en el ejercicio de un protagonismo
procesar lo que se releva en términos de hori- gonistas del proceso se asocia o se asimila al he­ clusive mejores. Lo grave sobreviene cuando no que crece con ellos/as y que los/as hace crecer.
zonte de intereses y expectativas a tener en cuen- cho (o al deber) de respetar "punto a punto" los distinguimos ningún camino, cuando no sabe­

- 32 ­ - 33 ­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

te artículo, no obstante, quisiera tomar otro tuación, que implica también la posibilidad

Algunas notas para pensar


camino que el de discutir la eficacia de un
principio en tanto materia de interpretación
jurídica.
en muchos casos de la titularidad de dere­
chos que en la práctica no pueden ser ejer­
cidos.

la participación infantil El problema de la participación infantil,


más allá o más acá de su expresión jurídica
en la Convención de Derechos del Niño, re­
La ciudadanía social es producida en re­
laciones entre prácticas institucionales, agen­
cias relacionadas con
Por Valeria Llobet mite a la concepción de democracia y ciuda­ el estado y sujetos: Valeria Llobet es Profesora Adjun­
danía que como sociedad, nos damos. En efec­ se trata de una abs­ ta del Centro de Estudios en De­
to, concebir a la democracia como confinada tracción que enmas­ mocratización y Derechos Hu­
a su expresión política institucional, y con­ cara relaciones de manos de la Universidad Nacional
de San Martín, Doctora en Psi­
siderar que la ciudadanía es la titularidad y sujeción y exclusión cología de la UBA, e Investigado­
el conocimiento de derechos y obligaciones que son siempre de ra del Conicet.
sancionados, otorga legitimidad a la partici­ clase, racializadas,
pación infantil entendida como el ejercicio generizadas y gene­
temprano de las virtudes cívicas propias de racionales. Es decir, adquiere su pleno sen­
la vida adulta, acorde con las capacidades pro­ tido no sólo en la institucionalidad políti­
pias del momento vital del niño/a. ¿Es posi­ ca, sino en la vida privada, en la cotidianei­
ble interpretarlo de otra manera? ¿Qué apor­ dad2. Se requiere así de una comprensión de
ta, si algo, considerar a la democracia, a la los sentidos mediante los cuales las perso­
ciudadanía y a la participación infantil en un nas –adultos, niños, adolescentes– definen
sentido más amplio que el mencionado? sus derechos en la vida diaria, y de un aná­
lisis de las dificultades y obstáculos concre­
¿Cómo puede participar, de qué manera tos que las y los miembros de grupos some­
lo haría, un niño o una niña de 3 años? ¿A tidos encuentran para expresar sus intere­
qué nos obliga el compromiso con la parti­ ses y necesidades, para participar sin negar
cipación y la ciudadanía infantil? ¿Cuáles su diferencia, su particularidad, pero sin que
son los límites de la participación para que ella sea un límite que no se logra superar.
no suponga construir una autonomía con­
traria a la protección y el cuidado?
3 La participación de niñas y niños, la ex­
presión de sus necesidades, se da de mo­

2 ¿En qué medida la universalidad que im­


plica la ciudadanía es meramente abs­
tracta y por ello problemática para quienes,
dos que requieren nuestra capacidad de in­
terpretación, con todo lo de equívoco y trai­
ción que cualquier traducción implica. Aún
por distintas razones, no alcanzan las con­ considerando este límite siempre presente
diciones para su inclusión plena? Estas con­ a cualquier intento de promover la partici­
diciones, cuando se homologa la democra­ pación infantil3 quisiera mirar aquí la demo­
cia a la participación política institucional, cracia como el conjunto de valores y normas
son excluyentes para niñas, niños y adoles­ que presiden las relaciones sociales y que
centes –y para otros grupos sociales–. Se re­ regulan las diferencias de poder entre gene­
quiere por ello revelar las tensiones entre la raciones. La diferencia de autonomía, auto-
inclusión y la exclusión reales, cuestionar cuidado y fragilidad se transfor ma, entre
las diferencias que aparecen como datos da­ adultos y niños, en diferencia de poder. Con­
dos, y advertir las jerarquías que existen en sidero que las posibilidades de participación
la realidad. infantil tendrían que ser interpretadas, leí­
das desde adultas y adultos que tienen sus
Las personas vemos limitados nuestros propios intereses y necesidades:
perior del niño, no discriminación, partici­
1 El marco normativo internacional de de­
rechos humanos es un conjunto interre­
lacionado e interdependiente de derechos,
pación) los ejes para la acción respecto de la
infancia.
derechos en virtud de estos procesos de se­
gregación y sometimiento. La necesidad de
ampliación de ciudadanía1 surge de esta si­
Escena 1: Fila de supermercado. Pareja
con un niño de alrededor de 3 años, y dos
donde la Convención de Derechos del Niño
(CDN) representa un avance en el sentido La participación infantil es sancionada
de la especificación por ciclo vital de los de­ en el artículo 12, y convocada en todas aque­ 1. Expresada por ejemplo en la producción de un conjunto de derechos antes inexistentes, los derechos de la infancia, cuyo
rechos a aquellos grupos etáreos más vulne­ llas instancias que involucren el interés de objetivo es transformador respecto de la realidad social para la que se ha legislado.
niños, niñas y adolescentes. Los límites que 2. ¿Ello quiere decir, en el extremo, que resulta necesario politizar o tratar como pública la vida privada, y por lo tanto, objeto
rables. El acuerdo internacional, en este te­ de intervención estatal? Esta pregunta, de difícil respuesta, va a ser retomada al final.
rreno, hace de los cuatro principios de la su definición aporta a la implementación ha 3. Presente cuando se trata de niños/as pequeños, pero también presente cuando se trata de adolescentes, en tanto es in­
CDN (supervivencia y desarrollo, interés su­ sido materia de debates y reflexiones. En es­ herente a la dramática intergeneracional.

- 34 ­ - 35 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

carritos repletos de compras. El padre alza


al niño que carga entre sus manos un cua­
derno, para sentarlo en el asiento del carri­
Opinión
to de supermercado. Se traba un poco un
pie del niño, que comienza a intentar des-
trabarlo. El padre le grita: ¿Estás cada vez
Agrandaditos

más tarado?, y, bruscamente, toma el pie y


lo pasa por las rejas. El niño no contesta. Por Jorge Rodríguez
Escena 2: Niña de unos 4 años con su
madre, subiendo una escalera en una esta­ La cuestión de la participación de los ni- b) Otra, distante de la primera, que pondrá el
ción de tren. La niña lleva puesta una po­ ños es un slogan épocal tan amplio como am- acento en que la extensión de la democracia ins­
llera hasta los tobillos. La madre sube apu­ biguo. El tema – problema toca un plano can- titucional supone la conformación de una socie­
rada, y la niña tropieza con su pollera. La dente de nuestro tiempo cultural, vinculado dad fraterna, en la que los hermanos han decidi­
madre la levanta por el brazo mientras gri­ a la erosión de las figuras tradicionales de au- do prescindir de los padres y las autoridades.
ta: ¡Dale, torpe! toridad –P. Julien, en un notable texto llama­
do "El manto de Noé", vincula históricamen- Las conclusiones que de ello se pueden deri­
¿Se trata de situaciones que involucran el te la noción de paternidad con el derecho so- var son tan vastas como complejas. Mas es in­
derecho a la participación? ¿Tienen algo que bre los hijos, y la estrella menguante del pa- evitable que los adultos tomemos nota de estas
ver con la ciudadanía infantil? Desde el pun­ dre con el cenit del derecho de los niños–, variaciones que ya están con nosotros, porque
to de vista que estoy intentando proponer aquí, mas se engarza con un registro más intimo, la participación de la infancia (insisto, dejando
se trata de situaciones en las que, por un la­ más personal, para quien escribe estas líne- indeterminado el sentido de lo que esta frase en-
do, no se ha considerado que la autoridad pa­ as, ya que hace once meses estoy tratando de cierra) supone toda una tarea para los mayores.
rental no se construye como tal transgredien­ que me salga lo mejor posible eso de ser pa­
do un principio democrático básico: que el dre (como se podrá suponer, mi pequeño to- El temor, tengo que decirlo, es que esta nue­
uso del poder está regulado, quien posee ma­ davía no tiene mucho voz y voto en las deci- va ola democrática se conjugue con un rancio
yor poder se encuentra sometido a las mis­ siones que lo afectan directamente, aunque psiconaturalismo (cf. de Lajonquiere, 1999) que
mas reglas que quien se encuentra en desven­ ciertos berrinches de su parte esbozan algu- vuelva más impotentes a los adultos en sus ta­
taja. En segundo lugar, se trata de situaciones nas disconformidades). reas de crianza, o que se pase del padre sin sa­
en las que esa diferencia de poder y esa des­ ber servirse de él.
igualdad ante las reglas, convergen en maxi­ El paso de la paternidad / autoridad moder­
mizar las características presentes en los ni­ na a la posmoderna supone un doble ejercicio Referencias bibliográficas
ños que dificultan en sí el ejercicio de dere­ de lectura: De Lajonquiere, Leandro (1999). La (psico)pedagogía, el
chos. Trataré de desplegar este argumento. psicoanálisis y la imposibilidad de la educación. Infancia e
ilusión (psiso)pedagogica. Escritos de psicoanálisis y edu­
a) una que acentuará el ejercicio ampliado al cación. Bs. As.: Nueva Visión.
En primer lugar, los sentidos y valores li- tas y explícitas que regulan tal participación interior de las instituciones (familiares, educa- Julien, Philippe (2000). El manto de Noé. Ensayo sobre la
gados a la ciudadanía desde el punto de vis- en distintos ámbitos, todos los criterios de tivas, entre otras) de una "forma de vida" demo- paternidad. Bs. As.: Alianza editorial.
ta de las personas se vinculan con la identi- inclusión y exclusión institucionalizados y crática, que en el horizonte vivifica a las mis-
dad y solidaridad grupal, con una conside- naturalizados, incluso hechos cuerpo en for­ mas a través de decisiones corales que las vuel-
Jorge Rodríguez es Psicoanalista - Profesor del IFDC
ración particularista de la justicia, con la mas de comportamiento, autorregulación y Villa Mercedes (SL). Codirector de la revista Fundamen­
ven más ricas. tos en Humanidades (UNSL).
búsqueda de reconocimiento y con las posi- percepción de necesidades e intereses.
bilidades de autodeter minación (Kabeer,
2005). No existen ciudadanos antes de que La situación de dependencia relativa de
los sujetos sean interpelados como tales. En niños, niñas y adolescentes, dependencia que
este sentido, el particularismo para consi- se expresa en necesidades materiales y sub­
derar la justicia trata de poner en relación jetivas, hace que sea necesario realizar algu­ ción para la posibilidad de participación. Si ción universal y abstracta. No obstante, la
el parámetro universal de igualdad con aque- nas operaciones que posibiliten la participa­ no existe, no hay expresión de necesidades universalidad abstracta tiene que estar pre­
llas diferencias que, de no ser consideradas, ción. No se trata sólo de permitir algo que si posible, porque tampoco hay razón para ello. sente, como promesa y como amenaza de-
determinarían un trato injusto. El reconoci- no se expresa de una manera se expresará de Y la intersubjetividad requiere de una ter- mocratizantes. “Para todos” es un enuncia­
miento implica que, a nivel de la identidad, otra, sino más básicamente de construir el ceridad. En contra de considerar que la fun- do que promete igualdad. “Para todos” la
estas diferencias, tratadas como particula- tipo de relaciones sociales que construirán ción paterna es ejercida por el padre o su re- misma fuerza de la ley, para todos los mis-
ridades, sean respetadas. Sin reconocimien- los vínculos humanos como los escenarios emplazo, el “adulto significativo”, es nece- mos derechos.
to no es posible pensar en participación de y los mediadores de la participación. sario recordar aquí que la terceridad instau­
los sujetos en calidad de ciudadanos.
La relación intersubjetiva, como espacio
ra una legalidad que permite que haya pa-
res. La ley es democrática en la medida en
que no hay nadie por fuera de ella, y los que
4 En distintos momentos históricos y por
distintas razones sociales, ciertas circuns­
tancias de la vida infantil dejaron de ser con-
El logro de la paridad en la participación, de reconocimiento que instaura humanidad
es decir, la plena integración social, requie- y ciudadanía como medidas del vínculo y están “dentro” son considerados en su dife- sideradas cuestiones privadas para se consi­
re de la comprensión de las reglas implíci- lentes de interpretación del otro, es condi­ rencia, no sólo en relación con una construc- deradas problemas públicos y, eventualmen­

- 36 ­ - 37 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

te, objeto de intervención. Podemos nom­ puestas, y reían de un títere que parecía no
brar a este proceso como de politización de entender…
necesidades (Fraser, 1991). Muchos procesos
Opinión
de politización, cuando han sido los propios Una particularidad del vínculo entre adul­
actores quienes han llevado adelante la lu­
cha por imponer esa nueva interpretación,
tos y niños es que para éstos últimos, la san­
ción del adulto respecto de la verdad impli­
¿Qué significa participar
han logrado como resultado que ciertos do­
minios de la vida sean desnaturalizados,
ca mucho más que indicar error o acierto.
Avanza muchas veces en poner en duda al en el jardín de infantes?
puestos en cuestión y transfor mados. Así propio niño en su percepción del mundo.
sucedió con distintas formas de violencia e ¿Cómo podemos entonces, como adultos,
injusticia que construían y construyen la establecer vínculos en los que las niñas y Por Mónica Meraviglia
desigualdad entre los géneros. La participa­ los niños puedan encontrar apoyo para con­
ción de las mujeres con su propia voz y pro­ siderar y expresar algo de sí?
poniendo nuevas y propias formas de inter­
pretar los problemas cotidianos logró desna­ ¿Mediante qué estrategias es posible so­
turalizar estructuras de poder imbricadas en meter a escrutinio los saberes sobre los suje­
el día a día. ¿Sucede algo similar con niños, tos, sus problemas, las mejores maneras de
niñas y adolescentes? resolverlos, que sin embargo sostienen la prác­ ¿De qué manera hacer tomar parte al “pu­
tica institucional, incluso en su eficacia? rrete”, cuando pareciera que está todo dicho,
Desde un punto de vista, el logro de un cuando la velocidad de la imagen supera al pen­
instrumento jurídico que establece derechos Aún, ¿cómo sostenemos, en tanto adul­ samiento y al deseo de inventar algo? Cuando
transformadores de situaciones de injusti­ tos, la contradicción de una promesa de par­ el niño entra por la puerta y ya no de la mano
cia e invisibilidad puede considerarse en la ticipación e inclusión que sabemos que no de sus padres sino de algún power ranger o cual­
misma dirección. Sin embargo, no son pro­ depende de lo que logren los sujetos para quier muñeco de la cajita feliz, “que haga de él”,
ducto de la participación infantil. Ello, no cumplirse? ¿Qué actos y arreglos institucio­ ingresa cada vez a más temprana edad para su­
obstante, no indica que sean espurios. Seña­ nales llevan a promover inclusiones subsi­ plir otro interminable listado…., ingresa con la
la su límite, en tanto son producidos en las diarias, en desventaja, sometidas, en lugar mochila llena de objetos y vacía de sentido…en­
mismas relaciones de poder, en especial de de proponer autonomía, crítica, libertad? tra con otros intereses y si es de participar no
poder para interpretar y nombrar, que carac­ es al modo de formar parte sino al de llamar la
terizan la relación entre adultos y niños. Re­ La igualdad, como objetivo máximo a lo­ atención o de ser la atención.
lación que no puede ser eliminada, a riesgo grar a través de democracia, puede ser en­
de considerar que la cultura y la sociedad tendida como equifonía –igualdad en las po­ El niño participa de la incomodidad, del des­
puedan ser efímeras y recreadas sin histo­ sibilidades de hacer oír la voz–, equipoten­ contento, de la demanda interminable, de la que­
ria. De modo que es prudente tratar nues­ cia –igualdad en las posibilidades de hacer– ja permanente, del pedido de…cualquier cosa.
tras consideraciones sobre derechos y nece­ y equivalencia –que lo que se tiene para de­
sidades infantiles en tanto traducciones e cir sea considerado con igual respeto–. ¿Me­ Participar: tener o tomar parte. Si nos atene­ De igual modo desde la “zona desfavorable”
interpretaciones de aquello que en el víncu­ diante qué procesos es posible construir pro­ mos al significado de la palabra, deberíamos de­ (Código 10 del recibo de sueldo) en la que partici­
lo con sujetos infantiles, hemos podido pro­ cesos igualitarios en las instituciones para cir que el niño es parte de la Institución; la tiene pamos a diario, los intentos siguen siendo inter­
ducir. Teniendo siempre a la vista que este la infancia, que posibiliten la ampliación de o debería tener/la. Ahora bien, ¿tomar parte de minables, el deseo de que la infancia sea otra co­
vínculo –que imbrica poder, jerarquía y uni­ derechos y la participación infantil? qué? El niño toma parte de un listado intermina­ sa, sigue en pie, cuando a las fotocopias se le su­
direccionalidad de la dependencia– puede ble de dones garantizados por las instituciones, perponen los papeles que nunca tiramos, cuando
ser un vínculo mortal para los niños. llámese copa de leche, almuerzo, y alguna que se sigue abriendo “el armario”, relleno de todo eso
otra actividad que se parezca a lo pedagógico. que no sirve para nada y así, como por arte de ma­
Algunos activistas relatan una investiga­ gia, se abre el camino para dar paso a una nueva
ción para señalar la eficacia productiva de Hoy la participación la ejerce con el núme­ historia, un cuento, o un modo de participar…
la relación entre adultos y niños. Indagan­ ro de DNI, “si es que lo tiene”, escrito en inter­
do acerca del principio de constancia esta­ minables listados de facturación, y con innu­ Porque siempre habrá para el maestro o pa­
blecido por Piaget, y teniendo a la vista la merables actividades ataditas unas a las otras, ra el que desea serlo, un volver a crear, un vol­
pregunta por la validez de los estadios cons­ intentando sincronizarlas para poder hacer al­ ver a entender, un volver a intentar, un volver
truidos por el paradigma genético, incluye­ go “educativo” durante los almuerzos. a jugar, un volver a tener o tomar parte.
ron una variación metodológica. Primero, se
repetía el tipo de experimentación propio Referencias: Participar, tomar parte de ese resto, es tarea
del método clínico-crítico, y los hallazgos Fraser, Nancy (1991): “La lucha por las necesidades: casi milagrosa….
Esbozo de una teoría crítica socialista-feminista de la cul­
eran los mismos que la escuela piagetiana tura política del capitalismo tardío”. En Revista Debate
había establecido. Y luego se cambiaba el Feminista, Marzo 1991 Participar, tomar vuelo y elegir cuál es el me­
Mónica Meraviglia es Profesora de Nivel Inicial en la
setting. En lugar de un adulto, quien repe­ jor viento resulta difícil entre todo lo que se “de­ Ciudad de Rosario.
tía una y otra vez las preguntas era un títe­ Kabeer, Naila (Ed.) (2005): Inclusive Citizenship. Me­ be” hacer.
re. Niños y niñas dejaban de cambiar sus res­ anings and expressions. Londres, Zed Books

- 38 ­ - 39 ­
Experiencias
En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

La infancia Yo siempre digo: metamos el pie antes de


que cierren la puerta. (Gordo)

a toda orquesta
zer. Este Programa se propuso desde sus inicios
disminuir la problemática del fracaso escolar
considerando que este no es un problema exclu­
PROYECTO ORQUESTAS INFANTILES sivo de la escuela. Desde las primeras reunio­
Orquestas Infantiles y Juveniles de Villa Lugano, de Retiro, de Flores y Mataderos nes que el programa Z.A.P (Zonas de Acción
Prioritaria) mantuvo con los distintos sectores
Programa Zonas de Acción Prioritaria del barrio de Villa Lugano, se pudo leer la nece­
Ministerio de Educación / Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sidad de implementar un proyecto de esta na­
turaleza en dicha región. El compromiso asu­
mido por los niños, la inscripción masiva que
superó las expectativas y que hasta el momen­
to no hemos podido atender, el acercamiento de
los padres, la colaboración del distrito y de las
escuelas donde se implementa el proyecto, son
datos que certifican la inserción y el apoyo de
la comunidad a las actividades.

El proyecto comenzó a funcionar en octubre


Veamos un poco de historia de las orquestas de 1998, luego de distribuir por las escuelas del
infantiles tal como la narran sus responsables distrito escolar N° 21 una ficha de inscripción,
y protagonistas. donde se invitaba a los niños a participar del
proyecto y se les explicaba las características
Con el objetivo de atender las consecuencias del mismo, los instrumentos que iban a inte­
de las desigualdades sociales, económicas y cul­ grar la orquesta, los días de ensayo, etc. Los re­
turales en el plano educativo que afectan a un sultados de esta convocatoria mostraron una
amplio sector de la población de la ciudad de avidez musical que sorprendió a muchos.
Buenos Aires surge, a fines de 1996, impulsado
por la Secretaría de Educación del Gobierno de Convencidos de que no se puede elegir lo
la ciudad, el Programa Zonas de Acción Priori­ que no se conoce, los niños durante las prime­
taria (ZAP) del Gobierno de la Ciudad de Bue­ ras clases hicieron un recorrido por los diferen­
nos Aires y coordinado en un primer momento tes instrumentos. Pudieron sentir lo que es te­
por Gladys Kochen y luego por Elena Schwart- ner un arco en la mano, cómo vibra el instru­
mento en el cuerpo, los diferentes sonidos, etc.
Fragmentos de entrevistas realizadas a Los resultados fueron sorprendentes, si bien en
los actores de la experiencia1 las fichas de inscripción la mayoría elegía el vio­
lín y la flauta (los más conocidos para ellos), lue-
Empezamos a ir a las escuelas, porque una
vez una maestra me manda una cartita (en
el 99, la escuela Nº 3 lindera con la villa 20) No, no. Yo escuchaba lo que escuchaban
diciéndome que era el Día del maestro y pi­ mis hermanos que son mucho más grandes:
veces ninguneados por la sociedad o confis­
N ada es igual después de presenciar un
concierto o participar de un ensayo de
alguna de las Orquestas que coordina el maes­
cados por la pobreza, hacen música y eso es
formidable. La revuelta que causa la experien­
diéndome que como tenía 5 chicas que esta­
ban en la orquesta, si podía prepararlas pa­
Rock Nacional, Pop, Hip Hop, Rap... de to­
do... menos cumbia, es el día de hoy que pue­
ra que tocaran algo en la fiesta. Entonces yo do escuchar cualquier cosa. No es que soy
tro Claudio Espector. Lo que sucede invade el cia quizás radique en contrastar la vanidad de
dije vamos todos. Es realmente muy emocio­ cerrado y que es música clásica nada más.
cuerpo y el pensamien­ muchas de las ideas que habitan nuestras men­
nante. Nos costó mucho pasar de lo emoti­ Si me dan a elegir, obviamente escucho mú­
to. No es sólo la emo­ tes, con la elocuencia de ese saber hacer (que
vo a lo profesional (Espector I). sica clásica (Javier)
Claudio Espector completó sus ción, que siempre es es un saber tocar y un saber interpretar) de
estudios superiores de piano di- intensa, sino la sorpre­ esos quinientos niños y jóvenes que, enseña­
plomándose en el Conservatorio
sa y la algarabía de ver dos sin restricciones ni reparos por adultos
de Moscú. Es ex Rector del Con-
servatorio Superior de Música funcionar lo que mu­ sabios, prestigiosos y atentos, contribuyen a
Manuel de Falla y Director del chas veces se decreta hacer de este mundo un lugar más amable, a
1. Algunos de estos fragmentos están tomados de entrevistas realizadas en el marco de una investigación reciente realizada
programa ZAP de Orquestas in- como imposible. Ni­ la vez que asignan a sus propias vidas un ho­
por Marcelo Zanelli y Estanislao Antelo en la Dirección de Investigación Educativa del Ministerio de Educación de la Ciudad
fantiles y juveniles. ños y jóvenes muchas rizonte y un sentido. de Buenos Aires, durante el año 2004.

- 40 ­ - 41 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

mo demostrado por los niños, transcurridos los


Pero, digamos, el proyecto este no apun­ dos primeros años pudimos observar modifica­
ta a que salgan ni virtuosos, ni grandes mú­ ciones importantes referidas la afinación y la exac­
sicos, ni concertistas. La idea era el apoyo titud rítmica para llegar finalmente a la discipli­
hacia un sector de la comunidad que de otra na y el presentismo, el compromiso con las tare­
forma, no tendría acceso a este tipo de his­ as y el boletín de calificaciones de la escuela.
toria. Que no se trata de la música, se trata
de un hecho social que sucede, en este caso, El proyecto
los sábados. Se trata del vínculo entre pibes y una concepción diferente
que, a lo mejor, sin darse cuenta, empiezan
a tener un interés en común (Tedesco). La convocatoria a niños sin experiencia ins­
trumental previa para formar parte de una or­
questa abre una serie de preguntas que están in­
disolublemente ligadas a las “certezas” que nos
El año 2000 comenzó con el nacimiento de ofrece la educación musical tradicional. En prin­
una segunda orquesta en Villa Lugano dado que cipio y de acuerdo al desarrollo lógico que esta
la compra de instrumentos a fines del 99 así lo plantea, se convoca para tocar en las orquestas
permitía. Los instrumentos que suenan en las a instrumentistas ya formados o que se están
orquestas son: violín, viola, violonchelo, con­ formando individualmente para realizar una ex­
trabajo, flauta travesera, clarinete, oboe, trom­ periencia colectiva que pasa a complementar su
peta, corno, Trombón, Tuba y Percusión. A es­ bagaje musical. “Primero me formo individual-
to se agrega una importante cantidad de acce­
sorios como cuerdas, soportes, cañas, boquillas,
abrazaderas, atriles, etc. sin los cuales nada po­
Sería maravilloso contar con una orques­
go de esta experiencia los interesados por el cla- dría sonar por más empeño que se ponga. Tam­
sentido surgen en el año 2005 la orquesta de Flo­
ta en cada escuela o en cada barrio Yo tuve
rinete y el cello hicieron que la distribución fue- bién continuamos incorporando al repertorio
res y en el 2007 la Mataderos
oportunidad a los doce años de estar en Es-
ra equilibrada. piezas de distintos géneros que funcionaron co­
tados Unidos. Fui a visitar a unos amigos que
mo disparadores para seguir desarrollando há-
Hoy, entre todas las sedes más de 500 chi­
vivían allá —amigos de mis viejos— y estu-
Además de aprender a tocar el instrumento bitos y destrezas. Con este repertorio pudimos
cos y jóvenes conforman y se forman en este
ve un mes y medio en Los Ángeles. Yo fui en
que eligen, los niños toman clases de lenguaje realizar conciertos de una duración aproxima-
proyecto.
el verano nuestro, era época de clases de ellos,
musical. da a una hora donde cada una de las orquestas
entonces iba a las escuelas —estos amigos
interpretaba las obras estudiadas, y además pu-
En esta historia, el rol de las familias tie­
de mis viejos tenían tres hijos, más o menos
En febrero de 1999, comenzó la 2° etapa del dimos unirlas en otras piezas, lo que significó
ne un lugar especial. Las mamás y los papás
de mi edad— como estaba medio de parien­
proyecto donde conservamos el mismo esque- un gran estimulo para los alumnos que ingresa­
llegaban cada vez más temprano para buscar
te, turista, de visita me llevaban con ellos a
ma, pero además nos propusimos solucionar el ron a nuestro proyecto en ese año.
a sus hijos y de paso escuchar el ensayo de la
las escuelas. Yo me quedé maravillado con
escaso contacto que los chicos tenían con sus
orquesta que es absolutamente abierto para
las bandas y las orquestas de los pibes que
instrumentos (solo una vez por semana). Para En mayo de 2002, comenzó la Orquesta de
quien quiera escucharlo. En el año 2000 han
había en las escuelas. Me quedé maravilla-
ello, se nombró un asistente para cada profesor Retiro que a finales de ese año tenía una forma-
fundado la Asociación de Amigos de la Or­
do y dije: ¿por qué no podemos hacer esto
de instrumento que da clase complementarias ción estable de 30 niños como germen inicial
questa que colabora con la organización y lo­
nosotros? Estaba incorporado como una ho­
un día a la semana en turno vespertino y tam- de un proyecto más ambicioso. En el mismo
gística de las mismas.
rita más de clase... la misma clase de músi­
bién brindamos la posibilidad de estudiar en la
ca que tenemos nosotros que hacemos el “pa­
escuela con un profesor de música del distrito
Si bien en los comienzos el parámetro más
raparapulpero” o que cantamos una canción
que los esperaba para entregarles su instrumen- Muy buenos profesores significa varias co­
tangible en el que nos apoyábamos para evaluar
de Fito Páez —que no tengo nada contra Fi­
to y contenerlos en sus primeros pasos por el
sas, primero: el compromiso, no cualquier to Páez— pero para escuchar a Fito Páez po­
camino del estudio en soledad. el impacto de este proyecto era el del entusias­
instrumentista iba a hacer este trabajo y ade­ nemos la radio y lo escuchamos todo el día.
más tener muy buena formación artística y Yo me pongo loco cuando voy a los actos de
pedagógica. No siempre los artistas son bue- las escuelas; “hoy vamos a festejar el día del
Vengo porque esto para mí siempre fue nos docentes. Pero la idea es que no vamos Cuando yo te decía que me devolvió la árbol” y le ponen otra letra a una música de
una especie de relajación, un cable a tierra, a poder tener docentes de esta calidad en to­ esperanza con respecto a un montón de co- Charly García, contra el que no tengo nada
estar con la Orquesta, estar con los amigos, das las orquestas, entonces la idea es que sas es porque, realmente, mi trabajo acá es y me parece un tipo macanudo y me encan­
relajado. Pero siempre los chicos, cuando yo ellos formen nuevos docentes con los que tra­ muy edificante con los chicos pero además tan muchísimas de sus canciones pero ¿por
estaba participando en la Orquesta, fueron bajen. Entonces ahora hicimos una convoca- es muy edificante para mí, para vos, para qué estamos nosotros yendo al pibe? ¿Por qué
muy bien recibidos; no fue que dijimos: es toria a jóvenes que están haciendo pasantí­ cualquiera el hecho de decir: la pucha! no to- no hacemos que el pibe venga a nosotros?
nuevo, no sabe tocar, que no venga. También as con nosotros. Y además de instrumentis­ do es ir a darse la cabeza contra la pared. Hay Charly García lo escuchan en la radio, en la
eso partió de los profesores que siempre qui- tas, tenemos pasantes que son estudiantes cosas para hacer y en las que si uno se hace casa. Eso me parece demagógico del lado del
sieron integrarlos a nosotros, a los que ya es- de dirección orquestal ó que son egresados un poquito de lugar y mete la cola y empu- docente y achata el horizonte del educando.
tábamos (Luciano). de dirección orquestal. ja, te lo fabricás el espacio (Gordo). Mostrale otra cosa (Gordo).

- 42 ­ - 43 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

mente, toco los estudios para mi instrumento,


las obras necesarias para adquirir una técnica Lo que es admirable, es el compromiso de Yo te puedo mencionar un episodio —que
eficaz y desarrollar las posibilidades expresivas todos los profesores y esto de que nosotros a lo mejor no tiene nada que ver con esto—
del instrumento y luego de unos años puedo em­ no somos un producto y que no tiene que ser cuando terminó la segunda guerra, la Filar­
pezar a juntarme con otros instrumentistas pa­ excelso lo que suene. Y que está sonando la mónica de Berlín, empezó a ensayar sin el te­
ra comenzar a hacer música de cámara y si se orquesta y si vemos que hay un chiquito con cho del teatro porque había que empezar a
da, ingreso a tocar a alguna orquesta”, es la ló­ una dificultad el profesor de violín va y se hacer conciertos. El techo lo habían bombar­
gica sucesión que en muchos casos se convier­ pone de cuclillas y le va mostrando la parti­ deado y Berlín estaba hecho mierda, sin em­
te en “si me va bien individualmente sigo solo tura, esto realmente fue bien comprendido bargo, dentro de los objetivos prioritarios de
y si no hay más remedio me junto con otros”. por todos. No me equivoqué en cuanto a la reconstruir la sociedad estaba que la Filar­
gente que participa en eso (Espector I). mónica de Berlín empiece a sonar... será pa­
Cambia la perspectiva de una manera signi­ ra que la gente escuche música, será porque
ficativa al plantear la secuencia de manera, si la gente lo necesita, será porque es un víncu­
se quiere, inversa. Comenzar a tocar un instru­ Sí! Yo los miro a los profesores con una lo social muy importante que si no está, no
mento para hacerlo junto a otros, aprender jun­ admiración... Yo los admiro, a mí me gustan, se nota pero no está. Entonces, vos ves ahí en
to con otros, donde la orquesta es en sí misma digo ¿sabrán lo que están haciendo?... no sé Lugano, que se hizo una comunidad. Los pa­
generadora del conocimiento colectivo e indi­ si me entiende ¿sabrán lo que están hacien­ dres van y ayudan, los padres van todos al
vidual. Elegir esta última, nos exige construir do, por lo menos con mis hijos? Yo soy muy concierto, cuando no van unos, van otros. Si
un sentido diferente para las clases. Básicamen­ agradecida (Norma). se hace un concierto en el Teatro de ahí, se
te, significa pensar en tres espacios formativos llena el teatro y hay cierto tipo de pibes que,
(la práctica de orquesta, la práctica de fila y la en vez de estar haciendo otra cosa, están ha­
práctica individual) cada uno de los cuales tie- ciendo eso. Alguien puede decir: no me inte­
resa, pero a la comunidad termina interesán­
dole (Tedesco).
El equipo de las Orquestas es el siguiente:

Han participado de los Encuentros Orques­


Espector, Claudio Coordinación General Rozitchner, Diana Lenguaje Musical tales junto a orquestas de distintos lugares del
Fuchs, Beatriz Coordinación Spadaccini, Emiliano Lenguaje Musical ne características propias y debe constituirse en país.
Burgos, Juan Manuel Contrabajo Lacunza, Osvaldo Metales un ámbito que combina el desarrollo específi­
co de ese espacio y la articulación de lo desarro- También del festival “Los caminos del vi­
De Monaco, Gerardo Contrabajo Migliore, Hugo Metales
llado en los otros. no” organizado por la Secretaría de Cultura de
Gonzalez, Lucas Contrabajo Baus, Marcelo Oboe la Nación con la Orquesta Sinfónica Nacional.
Vega, Carlos Contrabajo Cabezaz, Marcos Percusión Conciertos
Albrieu, Oscar Percusión Dos niños de una de las orquestas de Villa
Gonzalez, Luciana Clarinete
Las orquestas infantiles desarrollan una in- Lugano viajaron y tocaron en la Cumbre de Pre­
Guareschi, Alejandro Clarinete Fontana, Gustavo Preparador Orquestal tensa actividad musical.
Kuttenplan, Claudia Clarinete Gordo, Fernando Preparador Orquestal
Mariani, Carlos Javier Clarinete Bachella, Gabriela Violín Dan conciertos en los barrios, escuelas y pe- Lo que yo pienso es que, en realidad, la
riódicamente, en el cine “El Progreso”. experiencia de lo que hoy vemos es que mu­
Rodriguez, Analia Clarinete Blasberg, Perla Violín
chos chicos encontraron un camino, dentro
Sanchez, Guillermo Clarinete Garcia, Ayelen Violín de la música. Lo que en principio comienza
Becerra, Raul Flauta Perdaens, Joelle Violín siendo: vamos a tocar determinado instru-
Sí, acá es muy afectuoso. El trato que te­ mento porque es una novedad porque en la
Dozo, Guadalupe Flauta Polizzi ,Sergio Violín
nemos con los maestros es un trato que yo escuela no tenemos instrumentos como los
Gonzalez, Mariangeles Flauta Dalton, Barbara Chelo en la escuela no recibí nunca. Un cariño que que hay acá... los chicos, van pasando los
Mazzitelli, Fabio Flauta De Marchi, Ana Violoncello a la vez es una distancia o una rigidez... no años y terminan muchos ingresando al Con-
Pardo, Sebastian Flauta Miguez, Ricardo Violoncello es que venimos a jugar... acá se viene a tocar, servatorio. Entonces, solamente que la ayu­
no a jugar a la pelota. Pero a la vez los vemos da venga por ese lado, que el chico encuen­
Polizzotto, Carlos Flauta Tedesco, Nestor Violoncello
como unos grandes a todos los maestros; los tre lo que es su veta musical, que algún día
Rios, Marina Griselda Flauta Tomasini, Florencia Violoncello tenemos ahí arriba. Y yo si a mi maestro lo pueda ser un director de orquesta, un flautis­
Adamo, Gabriel Lenguaje Musical Gariglio, Gabriela Viola hubiera conocido ahora, jamás lo hubiera ta un solista del Colón... yo creo que eso les
tratado como lo trato por haberlo conocido viene muy bien. Cada uno después lo va ma­
Barnaba, Elizabeth Lenguaje Musical Lugea, Andres Asistente Técnico
cuando tenía trece años, que no sabía quién nejando como puede. Por ejemplo, mi hija
Magazian, Elizabeth Lenguaje Musical Casarini, Hernan Asistente Técnico era. Para todos es el Maestro Tedesco y para estuvo acá seis años y dejó porque dice que
Marsili, Eugenia Lenguaje Musical Julieta, Macha Asistente Técnico mí es Néstor porque yo lo conozco desde que hoy en día no siente que haya nada nuevo
Rivara, Johanna Lenguaje Musical Midle, Sabrina Asistente Técnico era un chico y es uno más de la Orquesta (Lu­ pero sí el año pasado hizo el intento de en­
ciano). trar al Conservatorio (una madre).
Rodriguez, Viviana Asistente Técnico

- 44 ­ - 45 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

Y en el año 2000, vi una nota en el diario Y vienen y pasean como por una galería Acá es como que se comparte todo, se vi- Acá es como que se comparte todo, se vi­
—yo no sabía que existía esto— vi una nota y ven y prueban... o ya vienen con una idea ve de otra manera. Primero, que estamos to- ve de otra manera. Primero, que estamos to­
en el diario Clarín: La Orquesta de chicos en de quiero tocar tal cosa. Después prueban y dos por algo que nos gusta. En la escuela es- dos por algo que nos gusta. En la escuela es­
el Barrio de Lugano... en determinado con- no, mejor me voy a ir a percusión. Y bueno, tamos todos porque estamos obligados; ya tamos todos porque estamos obligados; ya
texto socioeconómico, en determinado con- eso es lindo, tener esa posibilidad de elegir eso crea otro ambiente (Luciano) eso crea otro ambiente (Luciano)
texto cultural, educativo. Por cuestiones ide- (Lacunza).
ológicas mías —por mi pensamiento, mi po­
sición ideológica ante la existencia— dije: es­
to lo inventaron para mí (…) le conté un po­
co mi historia (a Espector) y le dije: mirá, yo desarrollan tres espacios formativos: la prácti­ ● Promover y estimular la creación de obras El Director: Claudio Espector
estoy haciendo la carrera dirección orques­ ca de orquesta, la práctica de fila y la práctica musicales escritas especialmente para estas for­
tal, no vengo a decirte que soy un director ni individual. Cada uno de estos espacios posee as- maciones instrumentales. Hablamos con él y le preguntamos sobre
mucho menos, vengo a hacer lo que haga fal­ pectos específicos y un ámbito de aplicación que aquellos aspectos ligados a al participación, el
ta hacer, darles lenguaje, barrer el piso, lle­ articula lo desarrollado en las otras instancias. ● Promover y estimular la formación de jóve- compromiso y la autonomía. Esto nos dijo:
varlos a jugar a la pelota... y me invitó a ve­ nes directores de orquesta.
nir y vine y no dejé de venir nunca (Gordo) En síntesis, podemos afirmar que este pro­ El primer “compromiso” que se presenta a
yecto se basa en la necesidad de incorporar téc­ ● Promover, estimular y desarrollar el perfec- los niños al ingresar al proyecto de Orquestas In­
nicas y estrategias – novedosas, diversas, espe­ cionamiento de los niños instrumentistas a tra- fantiles es la elección del instrumento musical
cíficas y eficaces – con el objeto de atender el vés de talleres, cursos con especialistas en dis- con el que van a participar de la experiencia. Pa-
sidentes Iberoamericanos realizada en Panamá derecho a la equidad y a la calidad en el acceso tintas áreas, congresos, festivales, intercambios, ra poder llevar a cabo dicha tarea los chicos es-
en el año 2000. Las Orquestas Infantiles parti- a la educación y a la cultura de niños que viven pasantías.
ciparon en el Primer y Segundo Festival Inter- en zonas donde un gran porcentaje de la pobla­
nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles or- ción tiene las necesidades básicas insatisfechas. Edad de sus integrantes: niños y jóvenes en- (…) un maestro no tiene necesidad, en ab­
ganizados por la Dirección General de Música tre 6 y 18 años asisten a las Orquestas del pro- soluto, de ser pedagogo para venir al sur... per­
y el Teatro Colón. Han tocado en escenarios co- El diseño del Proyecto de Orquestas Infanti­ yecto. dón —mirá qué acto fallido— de ser dema­
mo: Auditorio de Belgrano, Teatro Coliseo, Te- les permite a estos niños ser protagonistas en gogo (Risas). Mi frase de cabecera es: menos
atro Colón, Teatro San Martín, entre otros. un espacio de reconocimiento social. Asimis­ Frecuencia y duración de los ensayos: 10 ho- pedagogos y más maestros (Gordo).
mo les ofrece la oportunidad y los medios alter- ras semanales con una frecuencia de entre 2 y
El proyecto contempla dos aspectos básicos: nativos para apropiarse y fortalecer valores y há­ 3 veces por semana.
bitos solidarios de convivencia que facilitan su
La experiencia formativa inicial que apunta aprendizaje y su inserción social de forma ar­
a lo social. Involucra tanto el aspecto específi- moniosa.
co que la música contiene en referencia a este
punto, como el desarrollo de la capacidad de tra- En síntesis, nuestros objetivos generales son:
bajar con símbolos, valores abstractos como el
sonido, su graficación, la solidaridad, la aten- ● Incorporar nuevos sectores sociales al proce­
ción necesaria hacia los otros y el sincronismo so educativo musical.
en la actuación grupal.
● Promover y estimular la cultura musical en
El otro aspecto, el de la formación de instru- el seno de estas comunidades.
mentistas infantiles, atiende al desarrollo espe­
cífico de la enseñanza musical, con el objetivo ● Sumar las orquestas infantiles a los progra­
de comenzar a tocar un instrumento junto a mas desarrollados en áreas históricamente pos-
otros, aprender junto con otros. La orquesta ope- tergadas.
ra de este modo como generadora del conoci­
miento colectivo e individual. En esta línea se ● Promover y estimular la formación en la ex­
presión y en la ejecución colectiva a niños ins­
trumentistas.
Los chicos conviven. Conviven. Vemos
● Crear y desarrollar conjuntos orquestales in-
que se ponen a cantar alguna cosa, por ahí,
fantiles con fines pedagógicos y de prestación
cuando vamos en un micro de viaje... son chi­
de servicios artísticos a la comunidad.
cos normales. Lo que pasa es que lo bueno,
es que puedan convivir con esto. Que sepan
● Convertir esta práctica grupal en un centro
que hay otra cosa... y los chicos van a bailar,
de atracción de los intereses infantiles de la co­
tienen su vida personal, así que bailan cum­
munidad.
bia, bailanta... (Fucks)

- 46 ­ - 47 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

cuchan, soplan , pasan el arco o producen soni­


...lo que decimos nosotros es que el hecho do con cada uno de los instrumentos de la or­ Ah! sí. Este orden, esta disciplina, va cre- ¿Cómo hacen ustedes con el que no toca
de comenzar a estudiar un instrumento pa- questa, asesorados por los docentes del proyec­ ando la autodisciplina. Las familias mismas bien el clarinete?
ra tocarlo con otros, la situación de orques- to para finalmente decidir en que “puesto” de la nos comentan cómo los organiza a ellos in­
ta, la situación de que en una orquesta se ge- orquesta están dispuestos a jugar. Saber en una ternamente, interiormente, en cuanto a los
neran grupos de pares para tocar el mismo justa medida quien ejerce la mayor influencia, horarios, en cuento al tiempo de ensayo, el Insistimos. Lo esperamos. No tenemos ese
instrumento, la situación de que estudio so- el “sonido” o la transferencia que se establece tiempo de práctica... esto después se lleva a criterio de distinción de elite. De base, pen­
lo para tocar con otros, estudio con todos mis entre el futuro músico y los diferentes docentes otros órdenes de la vida. Los disciplina en samos que pueden aprender todos y si lo sos-
pares, con todos mis compañeros violinistas que muestran los instrumentos, es difícil esta- otros órdenes de la vida. Entonces, los papás tenemos un año y vemos que no arranca, por
para que mi fila se inserte en el desarrollo de blecerlo. Lo que si amerita ser subrayado es que nos traen los boletines para mostrar cómo ahí en ese caso, hablamos de alguna mane-
todos, la necesidad de que cuando suena una luego de tal mecanismo electivo pocos son los mejoró. Los ordena, los organiza internamen- ra. Cuando esto pasa, generalmente, es por­
orquesta a veces somos los que llevamos la que posteriormente sienten arrepentimiento y te. La práctica de orquestal es un práctica en que aparece una falta de interés y si no, prue­
voz cantante y aveces tenemos que tocar más deseos de cambiar la elección. la que la escucha del otro es importantísima. ban un tiempo y ven que, porque cuesta mu-
bajo que los otros, porque lo que está dicien­ Los violines o los clarinetes o las trompetas cho o porque empieza a no gustarles, plante­
do el otro es lo que hay que escuchar en pri- Es interesante comentar que dicho circuito o las flautas no tocan todo el tiempo. Por ahí, an y se van solitos. No hemos tenido que ex-
mer plano, la sincronización que tiene que de conocimiento instrumental es atravesado in- en una partitura entran chelo con clarinete cluir, la verdad que no (Fucks).
desarrollarse. Todos estos son elementos que, cluso por aquellos que llegan a la orquesta con y violines; a los seis compases los chelos se
no tan simbólicamente, sino que efectiva- una elección previa y que en un gran porcenta­ callaron y están entrando los contrabajos. Es
mente van diseñando un comportamiento je de casos esa primera intención sí se ve modi­ un rompecabezas musical que se arma y que
que esto se puede asimilar por ejemplo, pa- ficada al descubrir otros instrumentos descono­ tiene un resultado. Eso significa que yo ten­
ra afianzar la escolaridad de los chicos. Des- cidos hasta el momento. go seis, siete compases de espera que me ha- Pero es sumamente descriptiva la situación
pués otra cosa importante es la sensación de ce estar contando internamente, la música de que cuando muchos creíamos que proponer
autoestima que se genera al pertenecer a una En cuanto a la elección del repertorio, son me hace esperar, escucho los violines, ahí en- tocar piezas más vinculadas a la difusión masi­
orquesta (Espector). interesantes sobre todo, las cuestiones que ha­ tro yo... Eso habla de toda una atención pues- va encontrarían mayor aceptación ª, los chicos
cen a las obras y géneros a abordar. ta, estar midiendo un tiempo... un autocon- nos exigen no caer en falsas concesiones sino
trol muy importante. Y una actitud solida- ponernos a hacer lo que tenemos que hacer, en­
ria para todo, con todo el resto. Si yo entro señarles lo mejor que podamos.
mal, si entro adelantado porque no estoy con­
tando bien, perjudico todo un resultado. Es En la orquesta de Lugano hubo un plantea-
un producto final colaborativo. (Fucks) miento de parte de los alumnos de la orquesta,
donde expresaron sus ganas de seguir estudian­
do el segundo movimiento de una obra de Bee­
thoven, a comenzar a estudiar la música de una
La primera definición que podemos dar es muy conocida película
que el repertorio es el camino a través del cual
los chicos se van apropiando del instrumento, En la tarea de enseñar somos los docentes
sobre el cual desarrollan destrezas para la inter­ quienes debemos intentar leer cuales son las ne­
pretación con contenido artístico y musical. A cesidades, requerimientos y prioridades para que
partir de esto los docentes no podemos distraer­ los alumnos aprendan. Asumir esto con el ma­
nos y reducir el “qué tocamos” a una forma de yor profesionalismo es una tarea indelegable.
plebiscito donde el a “mí me gustaría…” de ca­ Decretar la igualdad entre el alumno y el docen­
da uno de los 80 chicos de una orquesta cobre te en cuanto a la idoneidad para marcar cami­
fuerza vinculante. nos y de que forma atravesarlos significa decli­
nar en las responsabilidades propias de la tarea.
La lectura de lo expresado por los alumnos y no
su certificación automática es un elemento más
con el que debemos contar para analizar, sacar
A mí me parece que lo que se consigue en conclusiones y tomar decisiones.
base al trabajo, al conocimiento, digamos,
apropiarse de un conocimiento, creo que los Si pudiéramos resumir los aciertos de la ex-
chicos también pueden —los hemos habla­ periencia, diríamos algo que dice uno de sus pro-
do, con todos y esencialmente con los más tagonistas: Ponernos a hacer lo que tenemos que
grandes— eso genera una alegría. Una or­ hacer, enseñarles lo mejor que podamos. Sólo si
questa es un milagro. Cuando cada uno pue­ nos ponemos a hacer lo que tenemos que hacer
de hacer sonar un sonido que se junta con el (nosotros, adultos, responsables), la participa-
del otro, y el del otro, y el del otro y un mon­ ción real de niños y jóvenes, tiene lugar. Y to­
tón de personas arman un todo y ese todo es dos inmensamente agradecidos y ávidos de ver,
porque están todos ahí...(Adamo). escuchar y disfrutar de más y más orquestas.

- 48 ­ - 49 ­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

La participación de los niños


sultar paliativo para mejora alguna cuando se
trata de atender a los problemas que afectan a
las nuevas generaciones.
Sin embargo, en los últimos tiempos, esa po­
sibilidad de conquista de algunas claves que su-
ponen posee el mundo adulto les es denegada.
A cambio de ello, se pretende que ellos mismos

en la vida pública Por un extraño fenómeno, los derechos de los


niños y las discusiones que por ellos se enarbo­
lan, están configurando una ficción que puede
generen las reglas de juego en sociedad; que ellos
mismos establezcan ya desde el jardín de infan­
tes su propio código de convivencia; que ellos
adquirir significaciones sumamente diversas y mismos sean los que reclamen la falta de gas en
Por Mercedes Minnicelli hasta opuestas entre sí, logrando incluso –en esos las instalaciones de la escuela y, no falta quien
sentidos diferentes– los argumentos necesarios pondera esta forma de participación cuando, con­
a quienes sostienen los más espurios y los más sideramos, que en este sentido, sin querer que­
nobles intereses. riendo como diría el
personaje de la serie Mercedes Minnicelli. Psicoanalista.
Hay múltiples y variadas maneras de consi­ mexicana, se pro­ Licenciada en Psicología (UNMDP).
derar formas de participación de niños, niñas y mueve de modo por Doctora en Psicología (UNR). Di­
rectora de la Carrera de Especial-
adolescentes en la vida pública. En primer lugar, demás sutil, la repe­ ización de Posgrado en "Infancia
niños y niñas son de hecho partícipes de la vida tición de una cons­ e Institución(es)" de la Facultad de
pública por el lugar que los mayores les otorga­ tante histórica de Psicología de la UNMDP. Profeso­
mos, sea en la familia o en cualquiera de los es­ nuestro país: se ubi­ ra Adjunta a cargo de las residen­
cenarios donde representantes de la sociedad les ca a los niños en la cias de Pregrado en el ámbito Psi­
cología Jurídica de la Facultad de
ofrecemos un cierto lugar discursivo y fáctico. primera línea en el Psicología de la UNMDP.
campo de batalla.
La inscripción en el registro civil de un nue­
vo “ciudadano” es el acto por el cual se les otor­ Debemos ser claros en este punto: Un lugar
ga un lugar en la sociedad de la cual forma ya de participación privilegiado para niños y niñas
parte de hecho. Un nombre y una nacionalidad es aquel que se conquista en la vida escolar don­
que no todos los chicos y chicas de nuestro pa­ de – si todo va bien– podrán ir encontrando for­
ís tienen. mas de hacerse protagonistas de sus propias vi­
das y, por ende, de su lugar en la vida pública en
Cuando un niño llega a este mundo, en el la tensión necesaria que hace a la diferencia en­
mejor de los casos participa de él ya antes de tre los que recién llegan y los otros, ya viejos ha­
haber nacido: en los sueños, deseos y expecta­ bitantes llamados a ser docentes, padres, direc­
tivas de su madre, su padre, su familia… Es de­ tivos, funcionarios, jueces, entre otros.
cir que un niño o una niña siempre son recibi­
dos por un universo simbólico que los alberga Bien sabemos que hoy en día la Escuela –co­
y reviste de significación. Cada nuevo niño o mo dispositivo del Estado– atraviesa por las más
niña llega a la “fiesta” de la vida familiar y so­ de las dificultades. Sin embargo, los chicos y las
cial cuando ésta ya está empezada y, a ella, es chicas se buscan su propia “escuela” para apro­
incorporado de las más diversas formas. No dar piarse de las reglas del juego social y consiguen
lugar a su inscripción civil, no dar lugar a que verdaderos “maestros” en los intereses espurios
cuente con una identidad legal, también es una de la vida callejera. Los niños y las niñas resul­
forma de incorporarlos como extranjeros anó­ tan el instrumento eficaz para participar de la
nimos de un sistema que –a pesar de las bue­ vida pública en la explotación laboral y el co­
nas voluntades y mejores intenciones– no lo­ mercio sexual de sus pequeños cuerpos.
gra integrar a todos sus miembros.
familiar de sostén y con las posibilidades de des­
L a participación de los niños en la vida públi­
ca; la tendencia a considerarlos “ciudadanos”
de pleno derecho; los criterios por los cuales se
arrollo de sus potencialidades? Sin embargo, más
allá de cualquier declaración de principios, bien
Si bien cada nuevo cachorro humano es re­
cibido e investido por los ceremoniales de la
Reiteramos, si bien eso llamado Educación
atraviesa por las más severas dificultades, amen
de ello, sigue resultando un lugar propicio para
atiende a sus necesidades, requerimientos, prio­ sabemos que una franja espeluznante de la pobla­ fiesta en marcha, no por ello su lugar es pasi­ la socialización de las nuevas generaciones. Pe­
ridades, ideas y, qué pueden y qué no pueden de­ ción que configura a las nuevas generaciones de vo. Paulatinamente abrirá los ojos al mundo y ro no podemos ser ingenuos. La condición de po­
cidir, merece al menos algunas reflexiones que nuestro país, no cuenta con dichos derechos. comenzará a apropiarse de él, a participar no sibilidad de esta declaración de principios, se en­
permitan interrogarnos respecto a estos temas cu­ sólo por el lugar que le otorgan sino por el lu­ cuentra seriamente perturbada.
ya complejidad no siempre es tenida en cuenta y La incorporación de la Convención inter­ gar que pueda ir conquistando. Ese lugar de
no admite ni respuestas apresuradas ni únicas. nacional de los Derechos del niño –incorpora­ conquista implica que los niños desde peque­ Numerosos grupos de niños y las niñas par­
da a la Constitución Nacional en 1994–– y, la ños van intentando leer e interpretar esa fies­ ticipan a diario en el devenir de la vida de los
¿Quién puede decir a viva voz que un niño o aprobación de la nueva Ley Nacional de pro­ ta en la que participan los mayores y de la cual mayores pero lejos de los ideales de la Conven­
niña no tiene derecho a un nombre, a una nacio­ tección de los derechos de niños, niñas y ado­ ellos –aún– poco comprenden aunque, en ella ción internacional que pretendiera velar por sus
nalidad, a una educación, a contar con un marco lescentes de octubre de 2005, no parecen re­ quieren estar. derechos. Participan como objetos mercantiles

- 50 ­ - 51 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

en el intercambio asimétrico que promueve la plica que se considere que ellos pueden “elegir to que nos aleja de la posibilidad de entrever cam­
prostitución infantil, el mercadeo de imágenes libremente” por cada uno de sus actos, ya hay bios o reformas respecto a donde se intenta que
que los toma como objeto de goce de los adul- quienes pretenden sustentar que los niños y, es­ resida la sede de la pertenencia de las nuevas ge­
tos; participan como resaca del sistema econó- pecialmente, las niñas, actúan libremente y con- neraciones.
mico cuando es el hambre el que los mata a tem- sienten su participación en organizaciones que
prana edad ya sea “realmente” porque mueren los prostituyen y dan rienda suelta al mercadeo Mientras hay quienes a viva voz –y descono­
de desnutrición o, cuando la muerte es simbóli- de sus cuerpos. Por ejemplo, ya ha sido objeto de ciendo radicalmente el devenir de la historia–
ca asesinándose sus posibilidades de pensamien- debate el caso de una nena de 12 años quien, su­ gritan que ha caído el padre, que la familia está
to y de acción en tanto protagonistas de sus vi- poniéndole “libre elección”, pretendían se case en decadencia y que ello es la causa de los ma­
das. Es decir que participan del sistema econó- con un hombre de 45 años, casualmente quien les que afectan a las nuevas generaciones, es la
mico a través del trabajo a destajo que los requie- era el dueño del hotel donde trabaja su madre. lógica mercantil la que toma el lugar del padre
re sin marco de protección alguna. omnipresente y todopoderoso que usufructúa
Un niño se va configurando como ciudada- del poder silencioso que se le asigna en discur­
Entonces, el hecho de considerar la partici- no en advenimiento a través de la posibilidad de sos que parecieran haber olvidado cuáles son las
pación de los niños y niñas en la vida pública no inscripción de su nombre y su filiación; a través condiciones del ser humano en estado de niñez.
puede ser un tema que se tome a la ligera, sobre de su inscripción en la sede social de convalida-
todo cuando se presenta la paradoja crucial: que ción de la vida en sociedad como es la escuela. Porque la niñez es sólo un estado de la vida,
sean ciudadanos de pleno derecho desde la más Escuela inadvertida de la diferencia que se le re- el sustantivo y fundante. Quien pueda pensar en
tierna infancia los ubica como responsables de quiere establezca entre lo familiar y lo social. Es- su infancia como ese tiempo que existe cuando
sus actos en tiempos donde es ineludible la res- cuela que ha sido socavada en la posibilidad de ya no es y, quien pueda establecer la diferencia
ponsabilidad de los mayores. hallar un saber hacer que permita que la educa­ entre cuando era niño/a y cuando dejó de serlo,
ción de las nuevas generaciones allí acontezca. seguramente podrá reconocer la diferencia entre
El hecho de que se pretenda que desde el ini­ lo que implicaba el lenguaje de la niñez y lo que
cio de la vida los niños y las niñas sean ya ciu- Entonces, la cuestión de la participación de implica el lenguaje adulto. Diferencia entre el len­
dadanos de pleno derecho tiene su cara y ceca los niños debe ser tratada con sumo cuidado guaje de la ternura y el de la pasión. Numerosos
cuando la diferencia entre mayores y menores cuando se puede confundir con pregones e in- chicos ingresan al mundo de los mayores, a tem­
busca desdibujarse y la mayoría de edad no es ya tentos de denegación de la diferencia de edades, niño o niña en una escuela o en un hogar de al- pranísima edad por la vía de la pasión, que los to­
un bien a conquistar sino un estado de in-dife- de las responsabilidades ineludibles de los ma­ bergue. ma como objeto de goce erótico de los mayores.
renciación donde se desdibuja otra diferencia que yores para con las nuevas generaciones.
merece reinstalarse: la diferencia entre el len­ Entonces, consideramos que no se trata de la La posibilidad para un niño o niña de contar
guaje infantil y el lenguaje adulto, que implica Esto nos lleva a breves puntualizaciones res- disputa sobre la “propiedad” ni del saber ni de con quien le cuente historias, le relate, le hable,
la necesaria distinción entre el lenguaje de la ter- pecto a una pregunta por demás interesante: ¿De quién es el poseedor de las respuestas justas an- le dirija la mirada y la palabra es sustantiva. Así,
nura y el lenguaje de la pasión. quién son los niños? Podríamos dar lugar a nue­ te tamaña densidad del problema sino, que es podrá ir expresando sus necesidades, requeri­
vas preguntas a partir de ella cuando se abren al necesario que el problema que atraviesan las nue- mientos, sus gustos y disgustos. Ahora bien, si
La definición de los niños y niñas como su- menos dos vías de análisis: a) respecto a la per­ vas generaciones sea propiedad de los mayores le toca darse la vacuna de “los 6 años” y no quie­
jetos de pleno derecho y como ciudadanos me- tenencia (institucional) de los niños y, b) respec­ y sea “apropiado” como algo que debe atender- re porque no le gusta, sólo la insensatez permi­
rece sus consideraciones que no podremos abor- to a la propiedad. se de modo prioritario y urgente. tiría darle lugar al disgusto del niño. ¿Es justo
dar en su totalidad en este breve escrito y que que exprese su desagrado? ¡Por supuesto! ¿Es jus-
son objeto de debates jurídico-políticos y acadé- A su vez, otra pregunta se abre respecto a cuál Numerosos niños y niñas se encuentran a la to responder “dándole el gusto” y acceder a no
micos. Sólo nos interesa presentar una zona os- es el lugar de niños y niñas en el discurso, en los deriva ante adultos que los miran sin ver y que vacunarlo? o se tratará de darle la posibilidad de
cura para las nuevas generaciones y es que si el ideales y valores de madres, padres, educadores, oyen un susurro molesto en las esquinas, en las afrontar una situación desagradable en compa-
hecho de ser ciudadanos de pleno derecho no lle- legisladores, políticos, agentes judiciales, psicó­ calles, en las plazas, en los trenes y subtes, en ñía de otros que hagan tolerable el pinchacito y
va establecido –en su propia definición– la dis- logos, trabajadores sociales, médicos y religio­ los patios de escuela, sin escuchar ni atender a puedan evitarse enfermedades mayores.
tinción de responsabilidades y obligaciones en- sos de nuestra época. que se trata de infantiles sujetos en busca de con­
tre menores y mayores de edad, corriendo el ries­ tar con la posibilidad de ingresar en el mundo de Estos ejemplos nos permiten ilustrar la dife­
go de igualar a los unos y los otros, cuando se re- Contar con un lugar de pertenencia, familiar, los mayores que le toca en suerte vivir. No lo rencia entre contar con qué tensionar, oponer-
quiere establecer diferencias en las obligaciones social, comunitario, institucional es algo que ha­ hacen por la puerta grande sino por las hendijas se, desafiar... respecto a quedar librado a lo que
y responsabilidades de cada uno. ce a la posibilidad del lazo social. El problema de un sistema que no se dispone a abrirles la “gusta” o “disgusta” exclusivamente. Es funda-
es no contar con lugar alguno de pertenencia. puerta para ir a jugar el juego de la vida. mental que participen y que sus ideas y reque­
Si avanzamos en la idea de ciudadano de ple­ rimientos puedan ser discutidos. Sin embargo,
no derecho para los niños y las niñas, tendremos Diversas disputas están en juego en torno a Mientras que por las derivas de la concepción requiere no sólo tiempo el salir de la inmedia­
que considerar su derecho al voto y a la firma de la “propiedad” de los niños y niñas, sólo a mo­ nacida en las entrañas del derecho romano, los tez de la necesidad, de la puesta a prueba de las
contratos; a ser responsable penalmente ante la do de ejemplos: a) Disputas sobre la propiedad hijos pasaron a ser propiedad del patter en occi- ideas y de los requerimientos tipo "llame ya". A
sociedad por los actos cometidos; a decidir sobre de saberes sobre los niños y niñas por parte de dente; mientras en la modernidad y con la refor- ese proceso, es decir, a esa tensión intergenera­
su estado civil libremente de manera temprana pugnas disciplinares de la psicología, de la so­ ma del Estado moderno la propiedad de los ni- cional no es posible renunciar. Dicha renuncia
ciología, del derecho… b) disputas sobre la “pro- ños se desplazó hacia el denominado complejo –por parte de los adultos– los deja a merced de
A su vez, si la nominación de los menores de piedad” de los hijos en divorcios desavenidos tutelar, encarnado en la figura del juez y de las la voracidad de la inmediatez, lo cual parece ser
edad como ciudadanos de pleno de derecho, im- c) Disputas cuando se trata de no dar lugar a un instituciones, asistimos hoy a otro desplazamien- moneda corriente en nuestros días.

- 52 ­ - 53 ­
Escritos a mano
En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

Niños extraños quedar chica a los chicos diferentes de ahora,


al mismo tiempo que los adultos, más cons­
cientes y esclarecidos que los de antes, nos au­
to-obligamos el reconocimiento y la toleran­
¿Hasta que punto, tranquilos de espíritu,
rechazamos la posibilidad de que aún el infan­
ticidio esté presente entre nosotros? Los niños
de hoy no mueren masivamente asfixiados por
cia de hábitos, intereses y gustos singulares y “descuido” como los bebés premodernos en el
Por Leandro de Lajonquière muy novedosos. En suma, creemos que viaja­ lecho paterno, pero, eso, no impide que las pá­
mos en el tiempo montados sobre una línea ginas policiales de los diarios informen de la
evolutiva que iría de la conocida y obscura to­ presencia de un sin
lerancia al infanticidio medieval, al reconoci­ número de viejas y Leandro de Lajonquière. Psicoa-
miento legal de los llamados intereses “del Ni­ nuevas maneras de nalista, Doctor en Educación por
ño”, gracias a un amor iluminado por el avan­ la Universidade Estadual de Cam-
darles muerte.
pinas. Libre-Docente y profesor ti-
ce científico especializado. tular en Filosofía y Ciencias de la
No obstante, me Educación por la Universidade de
No tengo dudas que los tiempos cambian. interesa llamar la São Paulo. Docente invitado en di-
Sin embargo, me permito dudar de que el rum­ atención para una versas universidades del Brasil, de
bo de la vida junto a los niños evolucione en forma velada de in­ la Argentina y de Francia.
una dirección tan clara y distinta como se pien­ fanticidio. Me refie­
sa hoy en día. Más aún, creo que el hecho de ro a un infanticidio al que tal vez se lo pueda
no poner en duda la seguridad de semejante lí­ calificar de simbólico. Hoy en día, el mundo
nea evolutiva es indicativo de que algo huele de los viejos peca por una cierta omisión con
mal en el reino de nuestra vida cotidiana. relación a los pequeños, dejados espiritualmen­
te en banda. Y esta omisión es tal más allá de
Dudar de la evolución de nuestros hábitos ciertas apariencias en contrario2.
y costumbres no significa tampoco que esté
convencido de lo contrario, o sea, que la línea La insistencia actual en la bondad democrá­
de la historia sea, entonces, la de una degrada­ tica y amores adultos, lejos de indicar el reco­
ción. Simplemente, creo que la familia, la tra­ nocimiento de la necesaria implicación en la
dición y la propiedad, entre otras producciones vida en común con esos seres pequeños que vie­
humanas, están tomadas en el tiempo y, por lo nen al mundo después de nosotros, creo que in­
tanto, no solo están siempre fuera de línea si­ dica nuestro rechazo en mantener abierto el in­
no que también se presentan en sociedad se­ terrogante que ella siempre abre: ¿cómo llegar
gún el último grito de la moda. a estar seguros de algo y poder hablarle de ello
a un niño?
En este sentido, ni evolución, ni degrada­
ción, apenas formas históricas de vida que siem­ Semejante interrogante es la otra cara de la
pre dicen algo de nuestra manera de soñarnos imposibilidad de establecer una proporción en­
a nosotros mismos siempre otros y, por lo tan­ tre pequeños e viejos, o sea, una proporción en­
to, de soñar la “relación” de constante amoro­ tre las generaciones. De esa imposibilidad na­
Para Sofía, ma puce cación–, pues aquello que nosotros podemos dio con el producto de ese malentendido que da se quiere saber. No obstante, hoy, en parti­
más o menos saber, por haber sido una vez ni­ habita la vida sexual y que son esos seres baji­ cular, nada queremos saber de ella de una ma­

E n estos últimos años, precipitó entre nos­


otros una serie de singulares ideas en lo que
atañe a la vida junto a los niños.
ños, no solo no es parámetro de nada sino que
más aún es lo que debe precisamente ser de­
jado de lado por ser cosa del pasado – “pasado,
tos llamados niños. nera un tanto cínica, camuflada de exacerba­
da preocupación amorosa y disquisiciones
Por otro lado, esto último tampoco quie­ psicopedagógicas.
pisado está!”. Damos por descontado que aho­ re decir que todo da lo mismo. Si el tiempo
Decimos, por ejemplo, que los niños actua­ ra, finalmente, “amamos a los niños” y que la que corre parece caracterizarse por algo, creo Un niño aterriza en los brazos de su madre
les son más inteligentes y rápidos que los de mejor prueba de ello es que les pedimos su opi­ que lo es por el hecho de que nuestro espíri­ y, si bien no es el comienzo absoluto de nada
antes, que saben lo que quieren y que tienen nión e incentivamos su participación en va­ tu se reconforta fácilmente en saber que so­ pues la historia ya estaba en curso, allí se ins­
sus gustos. A veces, solemos dudar que se tra­ rios asuntos de la vida cotidiana y, en particu­ mos capaces hasta de promulgar leyes para tala una diferencia entre un antes y un después.
te de hecho de niños o, en otras palabras, que lar, de la escolar. Hasta llegamos a reconocer­ garantizar, por ejemplo, el derecho de los ni­ Ahora, la señora de turno se depara con el he­
su forma de ser continúe respondiendo a aque­ les por ley a estos niños diferentes de hoy una ños al juego. Y es eso, precisamente, lo que cho de aceptar, o no, ser madre3 de ese peque­
llo que un tiempo atrás entendíamos por in­ serie de derechos1. me huele mal. ño que llega al mundo siempre más o menos
fancia. Así, pensamos que los adultos debe­
mos “adaptar” y “modernizar” nuestra forma Pensamos que la infancia, bien puede es­
de recibirlos en el mundo –la mismísima edu­ tar en vías de extinción o, tal vez, que pasó a
2. No pocas veces el niño “acaba largado” hasta por la maquinaria burocrática y jurídica que propaga proteger los derechos
“del Niño”.
3. La llegada del niño la conmina a tomar posición respecto del enigma de la diferencia entre la Mujer y una madre. De la
1. En el Brasil, hemos llegado a reconocer, a los menores de doce años, el derecho a jugar y a impugnar criterios de evalua­ suerte con la cual una madre trabaje eso que le hace cuestión dependerá como le dirigirá su palabra al chiquito, una vez que
ción escolar.Cf. Principio Séptimo de la Declaração dos Direitos da Criança y Art. 53 del Estatuto da Criança e do Adoles­ haya aceptado criarlo. Escapa a los límites de este texto el desarrollo de esta veta de razonamiento.
cente. Ley 8069 del 13/07/1990, República Federativa do Brasil.

- 54 ­ - 55 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

extranjero respecto de aquellos que ya hace traños y más familiares entre sí. Una madre le
tiempo lo habitan. De hecho, los chiquitos duer- supone al pequeño ser recién llegado al mun­
men de día, resultan ser más o menos sociables do, la misma iniciativa comunicativa que ella
de noche, lloran por cosas imperceptibles para tiene para con él y también una misma inteli­
los grandes ocupados en cuidarle, hacen todo gencia para el diálogo4.
tipo de muecas, hablan una lengua que no pa­
rece ser de fácil comprensión, entre otras cosas La llegada de un chiquito implica una reaco­
medio extrañas a la vida adulta ya hecha coti- modación del mundo puesto instala una diferen­
diana y familiar. cia que, hecha tensión temporal, causará el “de­
venir adulto”. Todo adulto5, cuando se dirige a
Que un niño sea recibido como si fuese un un niño, le demanda dejar atrás la condición ex-
extranjero, no es equivalente a que lo sea co- tranjera de infans – ser privado de palabra. No
mo si fuese un extra-terrestre o un salvaje. De hay vestigios históricos de que la cultura no pon-
aquel individuo considerado un salvaje, el que ga a los niños en una cierta cuarentena del mun­
se toma por civilizado pretende mantener una do adulto y, de esa forma, los adultos no hayan
cierta distancia. Si lo considera un buen sal- simbolizado, para sí mismos y para los chicos,
vaje, quiere estudiarlo minuciosa y científica- la diferencia real, es decir, la falta de hecho de
mente para así saber la exacta medida de la di- proporción o relación, entre unos y otros.
ferencia que hay entre ambos y, de esa mane­
ra, borrar el extraño misterio que anima a uno Mientras da tiempo al tiempo, el adulto edu­
y angustia al otro. Al contrario, si se trata de ca al niño, apostando en el despliegue de la dife­
un mal salvaje, intentará librarse de su teme- rencia puesta en el origen por la simple llegada
raria extrañeza organizando una campaña de de un infans. La disposición metafórica adulta
exterminio. Por otro lado, del extra-terrestre produce un tiempo a ser donado como tiempo
en el fondo nada queremos saber, tan solo que- de espera al pequeño sujeto recién llegado.
remos estar atentos para mantener siempre
una misma distancia, que al tiempo que nos Por otro lado, al niño, tomado en este dispo­
permita adorarlo, soñarlo, también nos permi- sitivo temporal, siempre se le pierde el punto
ta escapar, en caso que se le ocurra aproximar- de vista adulto, o sea, el deseo en causa en la de- No obstante, cuando por fin llega su turno, Para que un ser viejo advenga en el lugar de
se más de la cuenta. En suma, tanto uno co- manda educativa. Por esa razón, pasa a suponer el niño de antes – ahora ya un adulto –, se de­ un chiquito es necesario, por lo tanto, que aquel
mo el otro son tratados diferentemente del ex- en el adulto un “saber hacer con la vida”. Más para con el hecho de que aquel punto de vista otro, que ya está allí viejo, tome como metáfo­
tranjero al que se le supone, con mayor o me- aún, desea ese saber supuesto a los adultos y, de supuesto a los adultos, en la aurora de la vida, ra el inevitable desencuentro con ese pequeño
nor agrado, que tiene cosas de Otro mundo pa- esa forma, a veces de mentirita6 y otras veces no era tan sabio como supuesto y que el tiem­ ser en el mundo. Cuando el infans deja de ser
ra contarnos. no tanto, el niño reclama entrar en un mundo po – la espera que la propia cuarentena otrora tal, pues ahora es gente vieja, la infancia pasa
siempre ya viejo para él. En ese sentido, los se- fabricó – era tan solo para ser usufructuada, es a existir como perdida, haciéndose presencia
Una madre le habla a su chiquito a la espe- res pequeños están siempre interesados en par­ decir, se trataba de un tiempo para ser consu­ de una ausencia en un mundo siempre viejo.
ra de que este aprenda su lengua y de esa for- ticipar del mundo. Ya que, si él no fuese surca­ mido, más allá de cualquier virtuosismo peda­ Una infancia solo existe perdida, desconocida,
ma le pueda contar de esas cosas otras para que, do, una y otra vez, por el deseo, ellos no se in- gógico declarado. reprimida y, así, no cesa de no escribirse, de no
al fin y al cabo, ambos puedan ser menos ex- teresarían en explorarlo7. inscribirse, de insistir en “nosotros”. Ella in­
Ser adulto es no Ser. “Está”8 adulto aquel que siste como diferencia temporal – enigma – y así
no puede no lanzarse a la imposibilidad de hablar nos hace extraños al presente, nos hace extran­
4. La llamada fobia a los extranjeros de turno indica que los anfitriones saben que aquellos tienen todo para ser sus familia­
en su propio nombre – es decir, en el nombre jeros con relación a nosotros mismos.
res. De esa tenue, pero al fin, diferencia entre los familiares, que nunca llegan a ser clones los unos a los otros, nada se im/propio9 del deseo que lo habita y hace falta.
quiere saber. La solución no pocas veces encontrada es justamente mantenerlos bien “extranjeros” como el primer día para Esa posición implica que tanto aquél niño que se Cuando un ser viejo se depara con un ni­
así comprobar que ni siquiera pueden parecerse a nosotros. La inferioridad así producida acaba haciendo del extranjero un fue para otros, como también, aquel niño que no ño, se mira en él como si fuese un espejo. Mi­
buen o mal salvaje de turno. se fue pero que era esperado por otros, sean obje­ ra ojo en el ojo y, así, pretende que de la pro­
5. Más allá de se trate, o no, de una señora convertida en madre. Nuestra alusión a la llegada de un niño a los brazos de “su”
madre apunta a marcar que el algoritmo educativo está o no en operación ya en ese momento. Una mujer lanzada a un querer
to de represión. El sujeto no sabe sobre ese ser pa­ fundidad de ese mirar le retorne su propia ima­
de Mujer, suele depararse en la vida con un hombre. Como prueba del malentendido del encuentro entre los sexos, aparece el ra Otro y, por lo tanto, nunca llega a ser aquel gen al revés, o sea, espera verse no sujeto a la
bebé, que reinstala la diferencia irreducible entre la Mujer y una madre. El pequeño reabre la causa del deseo y, así, se hace adulto desarrollado, no dividido por la ignorancia castración, espera volver en el tiempo para
marca de la falta de proporción o relación sexual que habita el mundo de los adultos. Una madre sobrepasa, o no, la encrucija­ y normal como ilusionado. El llamado adulto es usufructuar hasta la última gota de lo que res­
da de dar el fruto de ese des/encuentro en lo sexual al hombre, candidato a usufructuar del lugar de padre y cuyo deseo viril simplemente gente grande, un ser viejo. tó de la infancia perdida – lo infantil. Justa­
aquella consiente en causar. De hecho, las mujeres/madres empujan a los hombres a aventurarse como padres. Una mujer
“metaforiza un padre”, vive la experiencia de la producción de una inversión condensada y desplazada de la posición contraria
a la de “demandar al padre” la donación de un objeto imposible – un hijo restaurador del narcisismo infantil. Más aún, la metá­
fora cava un eco en el registro del sentido y, así, se produce un vaciamiento del saber sobre el ser del padre.
6. Los niños siempre jugaron, juegan y jugarán sin necesidad que declaración positiva alguna los autorice. Los niños se las in­ 8. Una cosa es “estar”, ocupar una posición, e otra diferente “ser”.
genian para inventar un juego hasta cuando los adultos les prohíben hacerlo en ciertas circunstancias. El jugar como cualquier 9. Impropio como no privativo pero también como algo no propio para el uso por ser sucio. Sobre el llamado nombre propio
otra producción infantil posiciona al niño con relación al fantasma adulto. Si el niño no juega de hecho es porque no puede y recae de hecho una especie de copropiedad: más de uno llevamos un “mismo” nombre. Por el otro lado, el nombre está su­
de esa posición ninguna declaración de principios lo removerá. cio por el deseo en causa en el acto mismo de nominación.
7. La llamada apatía de niños y jóvenes es el retorno del anonimato del deseo adulto. 10. Referencia al inconsciente como eso.

- 56 ­ - 57 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

mente, el adulto invierte narcisistamente el Sin embargo, una educación puede no


niño en la esperanza siempre vana de agotar avanzar en su despliegue, entrando, de esa
ese infantil que no cesa de no retornar para, manera, en un callejón sin salida. El niño pa­
así, finalmente, saber todo sobre “su” infan­ sa a tener dificultades, o a meterse en difi­
cia y, de esa forma, ser un adulto de verdad cultades en el proceso de filiación simbólica
verdadera, como dicen los chicos, y no sim­ o familiarización. No por casualidad, en ese
plemente gente vieja. mismo momento, deja de dirigirse a los otros
– al Otro – como un “niño con nombre y ape­
El saber no sabido, depositado a cuenta llido” y pasa a deambular con una etiqueta
del niño, hace de él un extranjero de quien colgada en donde se anotan todas “sus nece­
queremos escuchar sus historias de un Otro sidades” más o menos especiales o gustos e
mundo. Eso es de hecho imposible, pues pre­ intereses dignos de otro mundo. Corre, en­
tendemos que nos cuente de ese extranjero tonces, el riesgo de quedar a merced de la co­
que habita en nosotros. De eso 10 solo pode­ rriente sin mucho rumbo, poética y gracia.
mos saber a medias, en la medida en que, por Corre el riesgo de quedarse en banda o, como
un lado, los niños, permaneciendo siempre se decía antes, en pampa y la vía.
un poco extraños, nos devuelvan en la vida
el hecho de ser siempre extranjeros a nosotros Una educación se torna de difícil aconte­
mismos y, por el otro, nosotros así le demos cimiento cuando para el adulto resulta ser de
acogida. No obstante, el malentendido entre hecho imposible desplegar el des/encuentro
las generaciones derivado de la falta de pro­ con un niño. Esa imposibilidad adulta puede
porción no aborta el diálogo; por el contra­ dar lugar a diversas suposiciones de excep­
rio, lo alimenta, al tiempo que torna posible cionalidad infantil. De esa manera, los seres
una educación. pequeños quedan a merced de la falta de opor­
tunidad de advenir diferentes de la manera
Educar es transmitir marcas simbólicas como son supuestos. La suposición de la ex­
que posibiliten al pequeño sujeto usufructuar cepcionalidad lanza al niño por fuera del la­
de un lugar de enunciación en el campo de la zo social donde lo familiar y lo extranjero son
palabra y del lenguaje, a partir del cual le sea lados de una misma cinta de Moebius.
posible lanzarse a las empresas imposibles cir, de desplazarse y condensarse en otras, de fuimos – y seguimos siendo – con relación a
del deseo. El despliegue de una educación pre­ La educación de un salvaje y la de un ex­ forma tal de perfilar en el horizonte el inte­ nuestros viejos. La solidaridad moebiana en­
supone que el niño sea acogido como un ex­ tra-terrestre son, a priori, hechos de difícil rrogante: ¿Qué me quiere ese que así me ha­ tre lo extranjero y lo familiar se renueva una
tranjero pasible de tornarse más o menos fa­ acontecimiento. Son contradicciones en sus bla? Esa pregunta sin respuesta concluyente y otra vez, a excepción, claro, que cortemos
miliar pero al fin y al cabo nunca puramen­ términos. Solo puede advenir una educación indica el deseo en causa en el acto educati­ la cinta.
te familiar. si en el des/encuentro con un niño, los adul­ vo, un acto de habla al interior del campo de
tos se permiten depararse con el retorno de la palabra y del lenguaje capaz de embragar13 Que hoy se insista tanto en la mentada di­
Una educación acaba siendo de hecho po­ la (im)propia extrañeza a sí mismos, que hun­ la implicación en la vida. ferencia de los niños es llamativo. Esa insis­
sible más allá de su propia imposibilidad, tam­ de sus raíces en la falta de proporción o dife­ tencia los hace “tan pero tan, tan diferentes”
bién aniñada en los sueños de los grandes. rencia sexual. Tanto el salvaje como el extra­ La tesis de que los niños de hoy son dife­ y, de esa forma, indica un desliz en cómo el
Todos nosotros – pequeños de otrora – aga­ terrestre son figuraciones de la imposibilidad rentes, más inteligentes y más rápidos que adulto le dirige la palabra a un niño. Esa “gran
rramos viaje en la travesía en la medida en en acoger el retorno de la diferencia. Ambos aquello que nosotros fuimos cuando niños pero gran diferencia” no hace del niño un ex­
que invertimos la demanda educativa, tallan­ son el revés de la supuesta mismidad del nos­ no es nueva. Es curioso constatar como a lo tranjero, hace de él, un salvaje o un extra-te­
do, cada cual, un lugar para sí en los sueños otros. Ni uno ni otro pueden habitar el mis­ largo de la historia los viejos de turno siem­ rrestre. De hecho, no pocos adultos así lo pre­
de otros11. mo mundo del sujeto que delira ser idéntico pre predicaron de los pequeños recién llega­ dican con todas las letras de los niños, de al­
a sí mismo. dos esos mismos atributos. No precisamos gunos o de uno en especial.
Los niños consiguen usufructuar de una ir muy lejos, pues con solo preguntarles a
educación, siempre y cuando consigan guar­ La educación para un sujeto entraña diri­ nuestros padres y abuelos veremos que cada Si los niños se nos aparecen, con cierta fa­
dar para si un poco de su infantil y extran­ girle la palabra a un niño, en hablar con él12. uno de ellos atribuyó lo mismo a la joven ge­ cilidad, como salvajes y extra-terrestres, en­
jera extrañeza, a pesar tornarse más o me­ En la educación, las palabras vacías entran neración. tonces, hay algo que no está funcionando bien.
nos familiares a otros, en un mundo siem­ por una oreja y salen por la otra, como es cos­ Una diferencia solo puede dar lugar a más de
pre viejo; donde todo lo familiar es un poco tumbre decir, sin hacer diferencia o marca al­ El pequeño ser no puede menos que apa­ lo mismo, o sea, a una otra diferencia que re­
extraño y todo lo extranjero nos es un poco guna. La que cuenta es la palabra con posibi­ recer siempre marcado por la diferencia. Siem­ nueva la dialéctica extraño/familiar. Por el
familiar. lidad de encontrar su propia plenitud, es de­ pre aparece diferente de cómo los viejos se contrario, los pequeños detalles de la vida co­
ven a sí mismos. Un niño de hoy es tan dife­ tidiana actual en compañía de los niños no
rente de nosotros, como nosotros también lo consiguen reciclar la diferencia o resto extra­
11. Cuando tal cosa no se torna imposible para el niño, los sueños de los grandes no pasan de pesadillas para aquellos.
12. Hablarle a un niño es como hablar con la mujer amada, tomada en un silencioso estado de coma, así como pasa en la pelí­
cula de Almodóvar, intitulada Habla con ella. Nada mejor que una mujer en coma para figurar el enigma propio de La Mujer. 13. Accionar el embrague.

- 58 ­ - 59 ­
Experiencias
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

ño que la llegada de un ser pequeño produce


y, de esa manera, la figura del extranjero, dis­
puesto a transformarse en un familiar, pero
no en un clon, acaba por desdibujarse.
ferencia que los caracterizaría? No tampoco.
Todo depende de lo que se entiende por ello,
o cuales son las fantasías que se tejen en tor­
no de la mentada participación infantil.
El lenguaje audiovisual

Por otro lado, no amamos ni odiamos a


nuestros niños ni más ni menos que en otras
Si por participación infantil se entiende
pedirles a los niños opinión para todo, dejar­
en el Nivel Inicial
épocas. Simplemente, ellos como siempre son les hacer lo que supuestamente quieren15, no
objeto condensadores de amorodio. Los odia­ vedarles ningún ámbito del mundo adulto, Ver la infancia. Proyecto Cine + Chicos.
mos, pues los niños siempre dicen la verdad, entonces, se trata de disparate. La renuncia 16 www.cinemaschicos.com.ar
no aquella de la religión o de la ciencia pero de los viejos al acto de educar es una forma
sí aquellas reprimidas del mundo de los vie­ de infanticidio. La renuncia a dirigirle en nom­

Foto: Ramiro García


jos: la falta de proporción sexual y la transi­ bre propio la palabra a un niño no es un ges­
toriedad de la existencia14. Los amamos, pues to pasible de ser buscado o evitado volunta­
la vida en compañía de ellos también nos ofre­ riamente. No obstante, parece que hoy es una
ce más de una coartada para insistir en no moneda más corriente que lo que se está dis­
querer saber de esas verdades. No obstante, puesto a reconocer. La renuncia a la educa­
si insistimos en nuestro amor es porque pa­ ción está embutida en una serie de pequeños
rece resultar intolerable el amalgama amoro­ detalles de nuestra vida cotidiana. La propen­
dio. Cortando la cinta de Moebius, separa­ sión al infanticidio simbólico no es una con­
mos el uno y otro. El amor puro hace del be­ dena de los dioses, ni tampoco la consecuen­
bé un niño genérico, especie de buen salva­ cia de un gesto maléfico de algún tirano de
je, o un niño muerto, como aquellos de los turno. Que así sea es la marca de cómo no les
cuales hablan las teorías del desarrollo psi­ reconocemos a los niños el único derecho que
cológico y las pedagogías ortodoxas. El odio cuenta, es decir, el derecho a escuchar que
insufla las figuraciones del mal salvaje y del un viejo le hable.
extra-terrestre, cultivados por razonamien­
tos pedagógicos y culturales un tanto apoca­ De esa forma, la cuestión es como dirigir­
lípticos. le la palabra a un niño y al mismo tiempo dis­
tinguir del aluvión de sus respuestas aquello
Pretender adaptar la educación a los ni­ que de hecho debe ser acogido como la dife­
ños “tan diferentes de hoy”, es mal augurio. rencia a ser relanzada al rodeo de una educa­
No hay educación posible si el pequeño ser ción. Para ello no hay método alguno. Lo cual
está marcado a fuego por la salvajería o la ex- no quiere decir que no haya nada a ser hecho.
tra-territorialidad. Por ello, si andan en ban­ Ese es precisamente el falso dilema que se in­
da es porque simplemente en banda los deja­ tenta vender y que con gusto no pocos com­
mos cuando renunciamos al acto de educar. pran17.
Los dejamos en banda para nada venir a sa­
ber de ellos…de aquello que nos hace extra­ Para que los seres pequeños puedan plei­
ños a nosotros mismos. tear a gusto un simple lugar en el mundo, par­
ticipar de una historia en curso haciendo re-
que comenzó a trabajar sobre un esquema que
¿Si los chiquitos de hoy no son de hecho
ni más ni menos diferentes que los de antes
tornar lo inesperado, debemos darnos el tiem­
po para que, en sus pequeños detalles, nues­ Q ué sucede cuándo juntamos el cine con
los chicos? De todo un poco. Contra toda
pedagógica cautela, el proyecto Cine+chicos se
buscaba montar cine clubes infantiles en los
jardines, y a su vez talleres. El grupo esta inte­
respecto de la generación precedente, signi- tra vida cotidiana mantenga siempre algo de
fica que la vida junto a ellos no cambia? No extraña…de extranjera al presente, a la rea- implementó en cinco jardines de infantes de grado por jóvenes de diferentes perfiles, algu­
en absoluto. Como ya observamos los tiem- lidad, al mercado, a la propaganda, a lo que la provincia de Buenos Aires, en el 2007. La ri- nos del campo audiovisual y cinematográfico,
pos históricos son inconmensurables más allá pasa en la TV y demás yerbas muy, pero muy, queza múltiple de la experiencia nos empujó otros con una formación artística pero más aca­
de nuestra voluntad. ¿Significa que los niños familiares. Ese es nuestro deber, al menos a entrevistar a su coordinador, Pablo Boido, pa- démica, y también de carreras como educación
de hoy no deben participar de la vida como hasta que los chiquitos de hoy consigan con- ra que nos cuente los aspectos centrales del o sociología. Este perfil interdisciplinario faci­
se propone en nombre de la supuesta gran di- quistar para-sí un poco de vetustez. proyecto y sus resultados. litó mucho que la propuesta inicial fuera cam­
biando y ampliándose según los aportes de ca­
¿Nos contás cómo fue que surgió el proyec- da uno de los integrantes, que le otorgaron un
to? ¿Cómo está integrado el equipo? ¿De dón- perfil singular al proyecto global desde el cual
14. Es decir, que somos seres sexuados para la muerte. de provienen? habíamos comenzado la convocatoria inicial.
15. No es tan simple saber lo que se quiere. No obstante, se da por descartado que los chicos saben lo que quieren.
16. Sobre la renuncia y la transformación de la educación en un hecho de difícil acontecimiento puede consultarse nuestro El proyecto surge a partir de una propues- El proyecto piloto Cine + Chicos comenzó
Infancia e Ilusión (Psico)Pedagógica. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 2000. ta del equipo de la Dirección del Nivel Inicial con diversas motivaciones; una de ellas fue ex­
17. A pesar del conocido refrán, la sarna con gusto pica, habida cuenta la culpa que invade a muchos adultos en la vida jun­ perimentar el lenguaje audiovisual, sus ele­
de la Provincia, formamos un pequeño grupo
to a los chicos.

- 60 - - 61 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

Foto: Ramiro García

Foto: Ramiro García

Foto: Ramiro García

Foto: Ramiro García


mentos y su organización desde un abordaje chas veces por los tiempos y los procesos que ¿Cómo es la relación con las herramientas ruidos estridentes, montaje y movimientos rá-
pedagógico junto a los niños que asisten a jar- se pautaron en cada sala. Y en este caso tam- y los materiales? ¿Ellos los cuidan, atesoran, pidos, muchos colores, etc. Sin embargo nos
dines de infantes, creando un espacio desde el bién interviene una clara distancia con el mo- guardan, etc.? hemos llevado muchas sorpresas probando con
cual vivenciar conjuntamente (niños, talleris- do que en general se trabaja en la institución otro tipo de films, como al proyectar películas
tas y maestros) este proceso. Los alcances y las como el jardín. En nuestro caso, el equipo que Hay un trabajo continuo en la búsqueda de de Charles Chaplin, donde la respuesta fue in-
limitaciones para trabajar con él en las insti- es interdisciplinario, en su mayoría no provie- una apropiación de las herramientas, y parte mediata generando muchísimas preguntas en-
tuciones son muchas. El principal problema es ne de una formación de docencia del nivel ini- del trabajo de taller esta orientado hacía la ex- torno a lo que se estaba viendo. En este senti-
que no existe hoy una propuesta completa pa- cial, lo que ha hecho que en muchos casos se perimentación con los materiales. Muchas de do, se acerca una filmografía que incluye una
ra abordarlo en el Nivel Inicial. Y esta fue tam- trabaje con otras lógicas o se prioricen otras mi- los encuentros terminan con el armado de un gran variedad de títulos, según el interés que
bién una de las motivaciones y el punto de par- radas no escolarizadas, que se enfocan sobre la soporte propio, puede ser desde un proyector va despertando y las posibilidades de trabajo
tida del proyecto. producción concreta que pueden realizar los casero, o las figuras para el teatro de sombras. que se abren con ese material en el jardín y los
chicos. Es decir, que ha incentivado e insistido Muchos de estos luego son utilizados nueva- talleres semanales, se va modificando. Es de-
Nuestro objetivo es indagar los niveles de en ciertas actividades, reformulándolas y pro- mente, conjuntamente con el material que se cir que sobre una base de alrededor de 30 títu-
responsabilidad y participación que tienen los poniéndolas, pero también nos hemos corrido lleva y se deja en una caja dentro de la sala del los, los niños, junto a la comunidad educativa,
chicos en distintas experiencias educativas. de los estereotipos a la hora las producciones, jardín. Parte del proyecto final también plan- se van transformando las proyecciones. Igual-
¿Participan? ¿Ejercen su derecho a decidir, opi- ya que valoramos ante todo el proceso, donde tea una dinámica donde se generan diferentes mente desde el equipo establecemos la proyec-
nar, proponer? ¿De qué manera? ¿Qué niveles el espacio lúdico y de exploración ha tenido una roles para trabajar con la cámara, con la esce- ción de una cantidad mínima de algunos films
de autonomía tienen? prioridad. En el caso del proyecto final, se ha nografía y otros elementos. Generando tam- que consideramos indispensables para el des-
construido directamente con su participación bién diferentes responsables, en estos casos la arrollo del proyecto en todos los jardines don-
El proyecto cine + chicos tiene dos ejes de y decisión en casi todas las instancias. Siempre aproximación a las herramientas se maneja con de se lleva a cabo.
trabajo, uno relacionado con el desarrollo de a partir de una primera propuesta, donde coor- el tiempo que cada uno de los chicos necesite,
un espacio de exhibición de cine infantil, que dinando con el maestro de la sala fuimos inda- dejándolas a disposición, siempre con la pre- ¿En qué aspectos consideran que la expe-
se puede montar en instituciones como el pro- gando (en diferentes modos, no solo verbal) cues- sencia del tallerista y la docente. riencia les permite a los chicos aumentar sus
pio jardín, o trabajando con salas de cine tra- tionando e incentivando una mirada singular y niveles de decisión, participación y/o autono-
dicionales, que en muchos casos se encuentran voz sobre sus saberes y conocimientos de la Cuando se trata de ver o escuchar interpre- mía?
en desuso. El otro eje de trabajo está relaciona- imagen, la palabra y el movimiento. tar, ¿ellos deciden el repertorio?
do a la exploración de los diferentes elemen- Creo que la posibilidad de experimentar y
tos que componen el lenguaje audiovisual, un Mucho de lo que se proyecta esta seleccio- vivenciar los elementos tanto narrativos como
Foto: Sheila Perez Giménez

complejo proceso que finaliza con la realiza- nado previamente por el equipo, ya que uno de técnicos de los cuales esta compuesto este com-
ción de un proyecto final, donde se produce un los objetivos es acercar ciertas producciones plejo lenguaje les permite a los niños tienen
cierre en diferentes formatos, ya sea el arma- audiovisuales y cinematográficas a las cuales un acercamiento diferente al que han tenido
do de una fotonovela, una cortometraje o una los niños no tienen un acceso generalmente, hasta entonces. Lo cual los coloca en otro lu-
animación con sus propios dibujos. porque no son realizaciones que se emitan por gar frente a estos, y especialmente se intenta
televisión o en cines comerciales. En este sen- generar un reconocimiento de los procesos de
En cuanto a la participación de los chicos, tido, se trata de romper con los "estereotipos" sentido de este lenguaje, con lo cual posterior-
todo el desarrollo del segundo eje de trabajo es- que existen en cuanto a que es lo que les pue- mente se genera otra forma de leer las imáge-
ta basado en esta. El proyecto esta guiado por de llegar a gustar, disfrutar o interesar a los ni- nes y la construcción de la mirada. Lo cual es
las propuestas que van surgiendo a partir de los ños. Así es que hemos probado con diferentes un punto de inflexión en la posibilidad de par-
materiales que acercan a la sala los talleristas. realizaciones, y de diferentes extensiones. A ticipar más activamente del contexto de pro-
Si bien existe un claro esquema y secuencias veces existe un prejuicio sobre el material que ducción cultural actual, donde la imagen, a tra-
de actividades, están han sido modificadas mu- más atrae a los niños, por ejemplo que sea de vés de las nuevas tecnologías ocupa un lugar

- 62 - - 63 -
Opinión
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos?

Sujetos
Por Daniela Gutiérrez

Foto: Ramiro García

Foto: Ramiro García


central, donde diferentes discursos interpelan como se armaba el cortometraje, y si bien re­
a los niños, sin dejar un lugar para su propia quirió de muchísimo esfuerzo los resultados
singularidad. no solo en cuanto a material producido sino
en cuanto al proceso desde donde surgen, fue­
¿Qué distancia hay entre lo que esperaban ron impresionantes.
del proyecto y lo que efectivamente sucedió?
¿Tienen algún relato de las maestras o los pa­ En el caso por ejemplo del Jardín de San Pe­
dres? dro que participo del proyecto, en la muestra
final se dejo un cuaderno para que quien quie­
El proyecto fue creciendo con el transcur­ ra comentase sobre como vivió el año de tra­
so del tiempo, muchas de las propuestas que bajo, me parecieron muy interesantes muchos
teníamos al tratarse de una experiencia piloto de los comentarios que apuntaban a lo que ha­
no tenían todavía un contraste empírico, has­ bían aprendido del cine, y el lenguaje audiovi­
ta que punto se iba a poder trabajar sobre todo sual a través de sus hijos o hijas. Resaltando
en el espacio de taller. Y la respuesta supero lo como habían podido compartir con ellos, mu­
que creíamos que se podría generar, ante todo chas veces por los relatos que ellos llevaban
en el proyecto final donde se realizaron anima­ después de cada taller a su casa, o de los obje­
ciones y fotonovelas en casi todas las salas, y tos que muchas veces ellos mismos fabricaron
donde hubo un trabajo conjunto entre los do­ y también llevaron luego a su casa, con el cual
centes, pero también directivos, donde se ter­ incluso continuaron largo rato jugando. Qui­
mino involucrando casi todo el jardín, alrede­ zás esa sea una de los más fuertes logros, y al­ pongo que fue en esos días aciagos en que tuve
dor de este espacio. Convertimos así en algu­
nos casos, el SUM del jardín en un “set de fil­
go que se mantiene en ese mismo espíritu el
proyecto final en el jardín se mostraron casi
C uando el 20 de noviembre de 1989 la Asam­
blea de las Naciones Unidas adoptó la Con­
vención Internacional de los Derechos del Niño yo
conciencia –de golpe, algo, con la contundencia
feroz que suele tener lo cierto– que la maternidad
mación” donde todos estábamos pendientes de todos los trabajos realizados a lo largo del año, daba a mi vida algo muy nuevo y de otro orden.
llevaba ya exactamente cinco meses sin dormir. Mi
armando un recorrido en cada sala, cada gru­
hijo, nacido el 20 de julio, no trajo un pan bajo el
po de padres y madres, o hermanos, entraban Antes de saber de pedagogía, antes de leerla,
brazo. En un parto breve, indoloro, fácil y bello; di
a las salas y ahí sus hijos, hermanos, les con­ ya algo del educar me había tocado para siempre:
a luz un varón y él, naciendo, me parió a una vida
taban como habían trabajando esa actividad, a en el ocaso vertiginoso de la primavera alfonsinis­
mía que fue, para siempre, otra. Allí en la camilla
que secuencia correspondía, por ejemplo si abar­ ta, mi juventud díscola pudo atisbar que el haber
entre pujos, hubo un momento en que reí sola y en
caba el concepto de “luz y oscuridad” el de querido – ¡ese gesto volitivo y concupiscente!– te­
silencio pensando que mi vástago aterrizaría justo
“montaje” u otros. Todos conceptos que real­ ner un hijo implicaba algo que no sólo era el de­
cuando se cumplían veinte años del alunizaje. Qué
mente son de una gran complejidad sin embar­ seo. La maternidad, el cuidado de la cría, de esos
raro ser esa mujer pariendo y viéndome a la vez la
go, ellos de alguna manera ya los tenían asimi­ cachorros de humano, trajeron a mis días por pri­
niña de cuatro años que había sido, allá, entonces
lado y juntos en una práctica concreta los fui­ mera vez una forma del deber irrevocable. No una
del otro lado del mundo, mirando televisión blan­
mos ubicando y poniéndole nombre. Esa mues­ imposición, sino una forma particular y novedosa
co y negro por primera vez en la vida.
tra, a parte de las salas, tenia otra separada don­ de elección. En estos tiempos en que el deseo pa-
de se proyectaban algunos de los cortos que
Foto: Ramiro García

Cuando en las Naciones Unidas se discutía la recería ser el agente principal y excluyente de la
ellos vieron y también los que realizaron, que felicidad, cumplir uno o todos bien podría ser la
Convención de los Derechos del Niño, yo vivía in-
era sobre dibujos de cada uno y la narración de medida de una vida llena, satisfactoria ¿Será por
somne con un bebé que lloraba como si supiera
la historia con su propia voz, y según su pro­ eso que hasta a mí misma me suena raro decir aquí
que la hiperinflación y los cortes de luz programa-
pia interpretación. y ahora deber? ¿En qué momento ha pasado a ser
dos eran tan reales como sus pañales de tela. Su-

- 64 - - 65 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

el contrapunto, cuando po o incluso que aquello indeseable irrumpiera. gún modo vencer sus resistencias e incluso en­ da tocar la lotería y otra bien distinta que lo azaro­
Daniela Gutiérrez. Licenciada en
Letras (UBA). Licenciada en Edu­
no el opuesto, del placer? Esas criaturas, con la vida toda dispuesta a ser vi­ señarles muchas cosas a pesar de su voluntad. so oculte el secreto designio de una deidad espe­
cación (UBA). Especialista en Suelo escuchar deber ca- vida, fueron y son verdaderas esfinges a la puerta cializada en mediocres actos de caridad, a todas
educación (Univ. de San Andrés). si exclusivamente para la de la Ciudad. Enigmas. Preguntas por la naturale­ He sido madre en distintos momentos de mi vi­ luces injustos.
Editora. Periodista vocacional, justificación de actos ab­ za de la infancia, por su especificidad pero tam­ da. Mi hija menor ha crecido y va a la escuela pri­
escritora. yectos (el cumplimiento bién por las condiciones de la propia adultez pues­ maria en un mundo donde los Derechos de los Ni­ Los que me conocen pueden decir también que
del deber militar: la muer­ ta en jaque y desnudada en su inacabamiento. Es ños son casi la promulgación de su indiscutible mi amor por las lenguas incomprensibles y los có­
te del otro), o a la realización de tareas odiadas pe­ que la distancia de la memoria inviste a la infancia condición real. Me resulta siempre difícil intentar digos secretos me equiparan a los seguidores del
ro necesarias para la supervivencia económica pre­ de paraíso y entonces da pena dejarla atrás, “ma­ convencer a mi hija que no puede decidir y elegir ocultismo. Que mi deleite en hipótesis escasamen­
sente o futura. Epicuro explicado por la televisión. tar” a ese niño que fuimos e ir saldando las cuen­ todo. A veces mi niña se muestra confundida por te verificables, en universos lógicos en donde sea
tas con el propio tiempo de niñez. Como bien di­ los más diversos gestos demagógicos de los adul­ imposible sumar dos más dos, en el psicoanálisis
Mi hijo llegó a este mundo con la posibilidad de ce Meirieu, conocer la naturaleza de la infancia y tos que la rodeamos, sobre todo porque no todos y otras tonterías dignas de la literatura de suple­
una infancia legislada a su favor. Ese niño, nuevo y sus derechos es reconocerlos: están ahí. Pero tam­ pensamos lo mismo ni actuamos igual. Aprender mento científico de cualquier diario nacional me in­
a estrenar, nació siendo sujeto de Derecho. Todas bién es renunciar a crecer y aprender en el lugar a ser niño, alumno e hijo no es tarea fácil con los habilita para la crítica. Es que la curiosidad y la te­
estas ñoñas coincidencias de las que hago uso aho­ que les pertenece. padres y maestros que hay. Intuyo que además es meridad intelectual de las que en ocasiones hago
ra las noté cuando, hacía ya varios años que era suficiente ¿no será mucho pedirles que además gala debe cernerse con el cedazo de la ironía: la
madre y en un recodo de las vueltas de la vida, me Vuelvo ahora a lo de todos los días: como mu­ hagan de grandes? sospecha que todo aquello que imaginamos sea
fue dado a traducir el texto de Philippe Meirieu so­ chas mujeres trabajo gran parte del día. Salgo tem­ verdad debe ser solidaria con la sospecha de que
bre la pedagogía y los derechos del niño en térmi­ prano y como costumbre letrada un modo de ´ha­ Meirieu pone el foco de esta contradicción en todo sea falso. Y a partir de ahí, investiguemos.
nos de “…la historia de ese malentendido”. blar´ con mi hija menor es por escrito. Yo dejo no­ el mismo texto de la Convención: por un lado se Ahora bien, afirmar sin más que todo es real, que
tas que ella no lee. A la tarde, cuando nos encon­ afirma el derecho de los niños a ser educados y todo es posible significa afirmar que todo es cier­
Ese primer material sobre los derechos de los tramos, visitamos juntas los santos lugares domés­ formados en valores, pero a la vez se debe garan­ to, y es cierto todo junto, tanto las flores de Bach
niños que llegó a mis manos y lo tengo ahora de ticos en que recortes de diario, post-its de colores tizar que “los niños con capacidad de discernimien­ como la teoría de la relatividad, los poderes psí­
nuevo delante de mí, conmovió muchas de las cer­ pastel e imanes con graciosos dibujos hacen las to el derecho de expresar su opinión sobre las cues­ quicos y las redes de informática, la existencia de
tezas que, como madre, tuve durante mucho tiem­ veces de soporte a mis desvaríos materno-filiales: tiones que los afecten” (art. 12). Esto que parece Dios y el sufrimiento humano. El otro mundo y el
po. Porque ya sabemos que las palabras signifi­ la puerta de la heladera, el bloc donde anotamos muy teórico tiene un costado sumamente real en mundo presente.
can una cosa y la otra. Yo hablo de la otra. ¿Có­ los avisos urgentes cuya urgencia nunca cesa, el la voz de una niña y su madre: les dejo un botón
mo se aprende a respetar los derechos de los ni­ placard de su habitación, la página 17 del libro que de muestra que da cuenta de mis propias dudas y Y me niego. Si otro mundo es posible, todo po­
ños? ¿Cómo supe que cuidar de mis niños era al­ esté leyendo o, el mejor, el más efectivo, el que dubitaciones. dría ser posible. Todo podría resultar cierto, todo
go indeclinable? ¿Cómo llegué a darme cuenta nunca falla: el espejo sobre el lavatorio del baño. podría ser bueno: que mi hija sea mi hija y no sea
que lo que debo hacer por ellos no es tanto hacer­ Mi hija y yo somos féminas empecinadas en cier­ El otro día, mirando el noticiero donde mostra­ mi hija, por ejemplo. Sobre esa añoranza del caos
me querer sino educarlos? tas cuestiones de coquetería elemental. ban imágenes de violencia en el desalojo de los primigenio anterior al big-bang, nosotros, como
cartoneros que acampan cerca de nuestra casa, adultos hemos hecho ya una elección: hicimos que
En su precioso y justo texto, Meirieu dice que Algunas tardes, mientras la peino, ahí delan­ mi hija soltó sin anestesia las siguientes palabras: estalle. Y hacemos, cada día –acá en esta casa,
el “niño existe y por lo tanto, resiste”. Esas pala­ te del espejo, recuerdo las cosas que durante el “Má, quiero vivir en otro mundo, donde no haya en esta familia–, que sean buenas, posibles y cier­
bras amortiguaron y confortaron con algo de sa­ tiempo en que no nos vimos debía decirle, suge­ ninguna pelea”. Iba a empezar a hablar de algunas tas sólo algunas cosas.
ber la experiencia profunda que he tenido desde rirle, retarla o hacer un comentario divertido. Es cosas pero decidí esperar que su edad y mis re­
siempre frente a mis hijos: la distancia. Radical. en ese preciso instante cuando la realidad apa­ convenciones le dieran la amplitud de criterio co­ En todo caso, cuando mi hija crezca y poda­
Absoluta. Los espejos y la maternidad son abomi­ rece en mi cabeza de modo más punzante, más mo para entender cuestiones de la vida urbana ac­ mos conversar sobre estas diferencias entre lo que
nables porque multiplican y divulgan nuestra con­ carnal: su imagen duplicada, lejos de parecerme tual, la política y la justicia. Me limité, entonces, a su maestra cree y lo que en casa creemos, le diré
ciencia de la soledad. abominable como en las ficciones heréticas, me lanzar algún exabrupto, sacarle el control de la te­ que otro mundo sólo es posible para autodidactas
conforta y me justifica. No puedo dejar de recor­ levisión y dar por finalizado el episodio. Mi hija ha de lo oculto, que se evaden de la realidad con re­
Y sin embargo, como adultos es preciso impo­ dar los antiguos specula, libros de consejos y recibido de su maestra el clarísimo “no hay que pe­ medios caseros y cartas adivinatorias marcadas
nernos y encontrar el punto justo para esa distan­ ejemplos de conducta y urbanidad: me he con­ lear. Tenemos que desear la paz, otro mundo es de antemano, que se licencian en populismo me­
cia: ofrecerles lo que tenemos para ellos, para que vertido en una madre que educa a su hija a tra­ posible”. Eso escribió mi hija un día en su cuader­ tafísico en ciertas universidades de la antiglobali­
crezcan, para que puedan, para que aprendan, y vés de un espejo real, ayudada por esos papeli­ no, lo dictó su maestra a quien respeto aún sien­ zación, pagadas por quienes de forma meditada,
aún cuando no sea fácil “abandonar el registro del tos que pego en sus bordes, confiada en la per­ do las dos demasiado distintas como para permi­ razonada y razonable para sus intereses propalan
trueque por el de la promesa”. Meirieu usa para manencia de un pegamento débil más que en la tir que la pequeña elija nada. La oferta actual de tales formas de antipensamiento: construyen otro
convocarnos a esta tarea el decir barthesiano que de mi memoria. Por cosas como estas es que posiciones y de palabras posibles es sin duda de­ mundo, y dejan el presente en manos del azar.
nombra el saber de los adultos: “sapientia: ningún creo no resulta tarea fácil renunciar a querer que masiado amplia. ¿Cómo mi hija quiere vivir en otro
poder, algo de saber y lo máximo posible de sabor”. nuestros hijos, niños también, no sean como uno mundo? ¿Qué otro mundo es posible?. Pero también puede ser que otro mundo sea
quiere, no sean como fuimos cuando éramos ni­ posible, hijita, pero yo te quiero en este, en el que
Pero ¡¡quién pudiera!! Ser madre y adulta im­ ños, no sean objetos de nuestro narcisismo em­ Descreo de la maternidad innata, de las medi­ he querido que existas, y así fue.
plicó un modo del temor que nunca antes había te­ belezado, no sean servidores dóciles. Y a la vez, cinas alternativas, la astrología, tarots, videncias,
nido: los hijos son una eficaz fábrica de paranoia al mismo tiempo todo el tiempo, debemos asu­ y otras suertes de teologías de lo cotidiano. Que
que hay que aprender a domesticar. No les temía mir como adultos que nuestra tarea es educar­ yo juegue de vez en cuando al Loto no me incluye
a ellos, sino temía por ellos y por mí, por la posibi­ los, hacerles un lugar en el mundo de a poco, a en la nómina de los herméticos, ya que del azar a
lidad real que nada de lo deseable suceda a tiem­ medida que van creciendo, proponernos de al­ la gnosis no hay camino: una cosa es que te pue­

- 66 ­ - 67 ­
Entrevistas
En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

Entonces, como dije en la respuesta ante­ de otra manera3. Por el momento, creo que es­

¿Qué pensás de la cuestión


rior, en tanto promovamos el habla como con­
dición para la participación, tendremos más
ocasiones para que los niños dejen fluir múl­
ta vinculación forma parte de todo discurso
pedagógico que se precie de “progresista”, pe­
ro se licua en las prácticas escolares concre­

de la participación tiples sus interpretaciones o versiones.

Podemos preguntarnos en la educación de


tas. Con ello no quiero decir que la participa­
ción de los niños en la vida pública tenga que
ser vinculante de las decisiones que se tomen
los niños, qué lugar ocupa el acceso a la ver­ en los ámbitos que se la ejerza. Quiero decir

de los niños? dad en sus diferentes versiones. Podemos pre­


guntarnos cómo se constituye al interior de
las escuelas, la trama entre hablar, interpretar
que debe hacerse posible como práctica social
y constituyente de ciudadanía. Es lo que, en­
tre otras cosas, desarrolla la membresía o la
y participar. posibilidad de filiación a un grupo, comuni­
Entrevista con Marisol Iturralde dad, Estado, etc.
Intentando ser más clara en relación con
la tríada mencionada, retomo algunas pregun­ Insisto: si bien a los niños les corresponde,
ticipar en tanto y en cuanto los acerquemos tas que Kohan se hace: “¿Cómo recibir a esos somos los adultos los responsables de repen­
E n primer lugar, no puedo evitar asociar la
palabra “niños” con la palabra “infancia”.
Si consideramos su etimología, infantia signi­
al lenguaje y le ofrezcamos oportunidades pa­
ra constituirse como sujetos hablantes, en el
infantes–extranjeros? ¿Qué preguntas hacer­
les? ¿En qué lengua hablarles? ¿Qué nombre
sar, revitalizar y decidir qué nuevas relacio­
nes se deben y se pueden establecer entre edu­
fica “ausencia de habla” (Kohan, 2007)1 es de­ marco de una comunidad. El dilema tal vez darles? ¿Qué invitación proponerles? ¿Con qué cación, política y ciudadanía.
cir, refiere a eso que está del lado de lo que fal­ sea cómo acoger a ese niño –extranjero– sin fuerzas abrazarlos?”
ta, de la privación para… El autor citado ex­ matar su extranjeridad, es decir, haciéndole Me pregunto: ¿habría que empezar pregun­
presa que el término pasó a ser usado para de­ un lugar propio al lenguaje de la infancia. ¿Les corresponde participar de la vida pú­ tando sobre el asunto a los niños? ¿Sería ése
signar a los que no están habilitados aún para blica? un modo renovado? Tal vez, pero nada nos exi­
testimoniar en los tribunales y, de un modo No solo sería deseable hacer lugar al len­ me del lugar de garantes.
más general, a los que todavía no pueden par­ guaje de la infancia, en sus diversas formas de ¿Quién se atrevería –en un Estado demo­
ticipar de la res pública. (Castello y Mársico, participación, por la frescura y espontaneidad crático –a hacer tambalear una verdad de pe­ ¿Deben ser consultados respecto a sus ne­
2005:45)2. que uno le supone, sino que, los adultos ten­ rogrullo como es lo el derecho a participar de cesidades, requerimientos, prioridades, ideas?
dríamos que poder recuperarlo en más de una la vida pública de cualquier sujeto, sea joven
Por un lado, falta de lenguaje, por otro, fal­ ocasión de nuestra vida para poder pensar en o adulto? Ahora, tratándose de niños, la cues­ Obviamente deben ser consultados. Si, co­
ta de vida política. Si nos atenemos a esta eti­ otra lengua, como extranjeros. “…la extanje­ tión parece tornarse menos evidente o natu­ mo señalé anteriormente, todo niño tiene en
mología un niño no tendría capacidad para par­ ridad sería en cada uno de nosotros una ven­ ral; tal vez porque, como dije anteriormente, potencia la posibilidad de desarrollar prácti­
ticipar de la vida públi­ tana, unas vacaciones, una oportunidad para se asocia el término niños con infancia, e in­ cas sociales que promuevan ciudadanía, es
ca, como se supone que dejar de hacer lo que normalmente hacemos fancia con negación de algo, incapacidad pa­ decir, de participar respecto de lo que es co­
Marisol Iturralde es Profesora en ra, impotencia, restricción, inmadurez, pura mún, con más razón podrán dar cuenta de sus
Psicopedagogía. y Psicopedago- lo debe hacer un adul­ y liberar las fuerzas contenidas por las exigen­
ga (UNRC). Psicóloga Social. to. En tanto falto de cias de la rutina y la normalidad” (Kohan: 13). necesidad de cuidados. propias necesidades, requerimientos, priori­
(Esc. Ps. Social Quilmes). Cursa lenguaje, “los infantes dades, etc. pero, una cosa no va sin la otra.
estudios de especialización en no pueden saber, pen­ ¿Qué quiere decir que son ciudadanos de No obstante, opino que a los niños les co­ Nadie que no tenga otorgadas las condicio­
Pedagogía de la Formación
sar y vivir como los pleno derecho? rresponde participar y que tiene que construir­ nes de posibilidad para hacer su propia ver­
(UNC). Es docente e investiga- se alguna vinculación entre niños y participa­ sión de lo que se constituye como verdad en
dora en el Instituto de Formación adultos saben, piensan
Docente de Villa Mercedes (S.L). y viven” (ibídem: 10). Básicamente –y reconociendo mi ignoran­ ción pública. Lo que no tengo claro, porque no un tiempo y lugar determinado, podrá parti­
cia sobre estas cuestiones –, creo que pleno de­ trabajo con niños, es cómo sería posible esa cipar con un cierto margen de libertad en la
Pero también, y si­ recho significa, en el caso de los niños, hacer­ correspondencia en tanto pueda inscribirse vida política en el ámbito donde dicha parti­
guiendo al mismo autor, la infancia puede si­ los vivir –sin discriminaciones– la experien­ con una forma diferente en relación a lo que cipación sea requerida.
tuarse en un lugar contrario al de la ausencia, cia de conocer la verdad y de realizar en co­ se le supondría a un joven o a un adulto (en el
al de la negación, al de la impotencia. Así, la mún las diferentes posibles interpretaciones caso de jóvenes y adultos la vinculación res­
presencia, la afirmación, la potencia (Kohan:16) de lo que se considera como verdadero, en una ponde a un orden jurídico y es vinculante en
sería otra forma de pensar a ese nuevo y “ex­ época y lugar dados. Muchas veces en nombre la toma de decisiones).
tranjero” – extranjero como el no habla la len­ del cuidado por el niño, en nombre de la aco­
gua que hablamos –, desde la lógica de lo que gida del que no puede aún, se excluye a los ni­ Posiblemente haya que seguir recurrien­
es y no de lo que no es. ños de la posibilidad de aprender a lidiar con do a lo que la escuela pueda ofrecer como ám­
lo que pueda tener de incómoda esa experien­ bito para la constitución de la vinculación
De este modo, opino, los niños –todos los cia. O, lo que es peor, se les acerca una ver­ mencionada. En ese caso, habría que pensarla
niños –tienen en potencia la posibilidad de par- sión banal y/o una versión única del asunto.

3. En este sentido, comparto con W. Kohan (2007:7) la idea de mito pedagógico de la formación política de la infancia. Este
1. Ver Kohan, W (2007) “Infancia, política y pensamiento”. Ensayos de filosofía y educación. Serie EDUCACIÓN. Del estan­ autor dice que dicho mito se remonta a tiempos antiguos, a partir del dispositivo socrático - platónico, donde la educación se
te editorial proponía para la transformación de la polis reflejándose, actualmente, en los programas escolares para la formación ciudada­
2. Cita de Kohan: 10. na o la educación para la democracia. Mito que hoy debe revisarse críticamente.

- 68 ­ - 69 ­
En cursiva número 4 / ¿Qué tan chicos son los chicos? En cursiva número 4 / Ensayos sobre la participación infantil

PINEAU, Pablo (2005) Relatos de Es­ REVISTA EDUCACION Y REALIDAD. SANTONI RUGIU, Antonio (1996)
cuela. Una compilación de textos bre­ Tema em destque: Os nomes da infan­ Nostalgia del maestro artesano. Méxi­
ves sobre la experiencia escolar. Bue­ cia. Dez-Jan/Jul 2000. V. 25. N.1. Fa­ co: CESU.
Bibliografía nos Aires, Paidós. culdade de Educacao/UFRGS. Porto
Alegre –RS- Brasil. VASEN, Juan (2000) ¿Postmocositos?
POSTMAN, Neil (1999) El fin de la edu­ Presencia, fantasmas y duendes en la
cación. Barcelona: Octaedro. ROUDINESCO, Elizabeth (2003). La clínica con niños y jóvenes de hoy. Bs.
ABRAMOWSKI, Ana Laura (2003) Que­ CORAZZA, Sandra (2002) Acaba o que LARROSA, Jorge (1999) Infancia y acon­ familia en desorden. Buenos Aires. As: Lugar Editorial.
rerlos: un imperativo. Esbozos para un nem comecou? En Psicanalise, infan­ tecimiento. En Revista El niño. Núme­ RANCIÈRE, Jacques. (2003) El maes­ F.C.E.
estudio sobre los afectos magisteriales. cia , Educacao . Anais do III Colóquio ro 7, septiembre de 1999. Barcelona: tro ignorante. Cinco lecciones sobre la VASEN, Juan (2002) ¿post-mocosos en
Dossier 1 La educación y el cuidado del do LEPSI. Usp. Sao Paulo. Paidós. emancipación intelectual. Barcelona. ROUSSEAU, Jean Jacobo (1958) Dis­ post-países? La infancia, entre la mise­
otro. En Cuadernos de Pedagogía Ro­ curso sobre el origen de la desigualdad ria y el mercado. En Contra lo Inexo­
sario. Año VI N° 11. Noviembre 2003. CORAZZA, Sandra (2002) Infancia & LAURENT, Eric (1999) Entrevista. En REDONDO, P. (2004) Escuelas y po­ entre los hombres. Madrid. Aguilar. rable. Seminario. Buenos Aires. CePA.
Rosario: Libros del Zorzal. Educacao. Era uma vez… quer que con- Revista Carrousel. A crianca no adul­ breza. Buenos Aires. Paidós. Del Zorzal.
te outra vez? Petrópolis, RJ: Vozes. to. Año III. N° 3 e 4- Novembro de 1999. ROUSSEAU, Jean Jacobo (1983) Emi­
ANTELO, Estanislao. et.al. (2007) La Bahía, Brasil. lio o de la Educación. México. Porrúa.
educación inicial hoy: maestros, niños COREA, Cristina; LEWKOWICZ, Ig­
y enseñanzas. Dirección General de nacio (1999) ¿Se acabó la infancia? En­ LEWKOWICZ, Ignacio (2000) Esparta
Cultura y educación. Gobierno de la sayo sobre la destitución de la niñez. o la paternidad abolida. En La encru­
provincia de Buenos Aires. Subsecreta­ Buenos Aires.: Lumen-Humanitas. cijada de la filiación. Fariña, J.J.M y Gu­
ría de Educación. 2007. tierrez, C. Bs. As.:Lumen.

ARIES, Phillipe (1987) El niño y la vi­


DE LAJONQUIÈRE, Leandro (1999a)
La Educación de los niños, el Hombre MARROU, Henry (1985) Historia de
Películas
da familiar en el antiguo régimen. Ma­ Moderno y el psicoanálisis. En Cuader­ la educación en la antigüedad. Madrid:
drid: Taurus. no de Pedagogía Rosario N° 5, Rosario: Akal.
editorial Bordes.
ARIES, Phillipe (1991) Para una histo­ Cadena de favores (Pay it forward) Mi- Inteligencia Artificial (Artificial Inte­ Noi el albino (Nói, Albínói). Dagur
MEIREU, Philippe (1998) Frankenstein
ria de la vida privada. En En Historia mi Leder (2001)USA lligence) Steven Spielberg (2001) USA. Kari (2002) Islandia.
De LAJONQUIÈRE, Leandro (2000). educador. Barcelona: Laertes.
de la Vida Privada. Tomo 5. El proceso Infancia e Ilusión (Psico) Pedagógica.
de cambio en la sociedad del siglo XVI Bs. As. Nueva Visión Camino a Casa (Jibeuro) Lee Jeong- La Escuela de Rock (School of rock) Padre Padrone. Paolo y Vittorio Tavia­
MORENO, Julio (2002) Ser humano. La
a la sociedad del siglo VIII. Buenos Ai­ Hyang (2002) Corea Richard Linklater (2003) USA. ni (1977) Italia
inconsistencia, los vínculos, la crian­
res.: Taurus. DEBESSE, M.; MIALARET, Gastón za. Buenos Aires. Libros del Zorzal.
(1974) Historia de la Pedagogía-I y II. Ciudad de Dios (Cidade de deus) Fer­ La lengua de las mariposas. José Luis Pelle el conquistador (Pelle Erobreren)
AROMI, Anna (1999) Hacer existir el Barcelona: Oikos-Tau. nando Meirelles (2002) Brasil. Cuerda (1999) España. Bille August (1998) Dinamarca.
MUEL, Francine (s/f) La escuela obli­
futuro. En Revista El niño. Número 7, gatoria y la invención de la infancia
septiembre de 1999. Barcelona: Paidós. DUSCHATZKY Silvia y Corea Cristi­ anormal . En Espacios de poder. Ma­ Crónica de un niño sólo. Leonardo Fa- La Mala Educación. Pedro Almodóvar Pequeña Miss Sunshine (Little miss
na (2002). Chicos en Banda. Paidós. drid: La Piqueta. vio (1964) Argentina (2004) España Sunshine) Jonathan Dayton (2006) USA.
BAQUERO, Ricardo. (2001) La educa­ Buenos Aires.
bilidad bajo sospecha. Cuaderno de Pe­ NARODOWSKI, Mariano (1994) In­ Descubriendo a Forrester (Finding Fo­ La pizarra (Samira Makhmalba) (2000) Ser y tener ( tre et avoir) Nicolas Phili­
dagogía Rosario Año IV Nº 9, 71-85. FLANDRIN, Jean-Louis (1984) La mo­ fancia y poder. La conformación de la rrester) (Van Sant/ 2000) USA-Reino Irán, Italia, Francia, Suiza. bert (2002) Francia.
ral sexual en occidente. Barcelona: Gra­ pedagogía moderna. Buenos Aires.: Unido
BECK-GERNSHEIM, Elizabeth (2003) nica. Aique. Los Cuatrocientos golpes (Les quatre Todo Comienza Hoy (Ça Commence
La reinvención de la familia. En busca El Hijo (Le fils) Jean-Pierre Dardenne cents coups) Truffaut (1959) Francia. Aujourd’Hui) Bertrand Tavernier (1999)
de nuevas formas de convivencia. Bs. GARCÍA MENDEZ, Emilio (1998) In­ NARODOWSKI, Mariano (1999) Des­ Luc Dardenne (2002) Belgium-France.
As. Paidós. fancia. De los derechos y de la justicia. pués de clase. Desencantos y desafíos Los niños también bailan (Billy Elliot) Un gran chico (About a Boy) Chris y
Buenos Aires. Editores del Puerto. de la escuela actual. Buenos Aires.: Edi­ El maestro de música ( Le maitre de Stephen Daldry (2000) UK. Paul Weitz (2002) USA.
CARLI, Sandra (2002) Niñez, pedago­ ciones Novedades Educativas. musique) Gérard Corbiau (1988) Fran­
gía y política. Miño y Dávila. GELIS, Jacques (1990) La individuali­ cia. Machuca. Andrés Wood (2004) Chile. Un papá genial (Big Daddy) Dennis Du­
zación del niño. En Historia de la Vi­ NARODOWSKI, Mariano (2004) Edu­ gan (1999) USA.
CARLI, Sandra (Comp.) (1999) De la da Privada. Tomo V. El proceso de cam­ cabilidad. En El desorden de la educa­ El Niño (L´ Enfant) Jean-Pierre Darden­ Mi nombre es Tsotsi (Tsotsi) Gavin Ho­
familia a la escuela. Infancia, socia­ bio en la sociedad del siglo XVI a la so­ ción ordenado alfabéticamente. Bs. As. ne Luc Dardenne (2005) Belgium-Fran­ od. (2005) UK- South Africa. Un Santa no tan santo (Bad Santa) Terry
lización y subjetividad. Bs. As: San­ ciedad del siglo XVIII. Buenos Aires.: Prometeo Libros. ce. Zwigoff (2003) USA.
tillana. Taurus Nadie sabe (Dare mo shiranai) Hiroka­
NUÑEZ, Violeta (1999) El verdadero Elephant. Van Sant (2003) USA. zu Koreeda. (2004) Japón. Virgenes Suicidas (The Virgin Suicides)
CARUSSO, M y DUSSEL, I. (2000) La GIDDENS, Anthony (2000) Un mun­ desafío. En Revista El niño. Número 7, Sofía Copolla (1999) USA.
invención pedagógica del aula. Buenos do desbocado. Los efectos de la globa­ septiembre de 1999. Barcelona: Paidós. El verano de Kikujiro (Kikujiro no nat­ Ni uno menos (Yi ge dou bu neng shao)
Aires. Ed. Santillana. lización en nuestras vidas. Madrid: su) Takeshi Kitano (1999) Yimou Zhang (1999) China.
Taurus. PAIN, Sara (1983) Diagnóstico y trata­
CORAZZA, Sandra (2000) História da miento de los problemas de aprendiza­ Innocence. Lucile Hadzihalilovic (2004) Niños del Hombre (Children of men)
infância sem fim. Editora UNIJUÍ- Ijuí, KANT, Immanuel (1803/1991) Pedago­ je. Buenos Aires: Nueva Visión. Belgium/UK. Alfonso Cuarón (2006) Uk-Usa.
Rio Grande do Sul, Brasil. gía. Madrid: Akal.

- 70 ­ - 71 -

Infancias, educación, comunidad y agenda pública

¿Qué tan chicos son los chicos?

Ensayos sobre la participación infantil

“En Cursiva” nace con el objetivo de promover la reflexión, sistematización, con-


ceptualización y difusión en torno a la infancia, la educación y las comunidades, ejes
centrales que orientan el trabajo de Fundación Arcor.

Desde hace 15 años, en Fundación Arcor orientamos nuestro trabajo en torno


a fortalecer el protagonismo comunitario, la asociatividad y la co – responsabilidad,
trabajando en estrecha relación con la sociedad, siendo la infancia el área de inte-
rés central de nuestras acciones.

Por ello, con la misión de “contribuir para que la educación sea un instrumento
de igualdad de oportunidades para la infancia”, llevamos adelante diversas iniciati­
vas de fortalecimiento institucional y comunitario de inclusión, participación y articu­
lación de distintos actores sociales.

Con la mirada puesta en este objetivo, expresarnos “en cursiva” nos permite ge­
nerar una conversación escrita con quienes compartimos convicciones, compromi­
sos, deseos y desafíos en el mejoramiento de las condiciones en la educación de
los niños y las niñas.

También podría gustarte