Está en la página 1de 19

“Raza”, “etnia” y “nación”

en Mariátegui
Cuestiones abiertas*

L a formación del mundo colonial del capita-


lismo dio lugar a una estructura de poder cu-
yos elementos cruciales fueron, sobre todo en su
De ese modo, el proceso de constitución de
tal estructura de poder mundial no consistió
solamente en el establecimiento de relaciones
combinación, una novedad histórica. De un lado, sociales materiales nuevas. Implicó también y
la articulación de diversas relaciones de explo- en el mismo movimiento, la formación de nue-
tación y de trabajo –esclavitud, servidumbre, re- vas relaciones sociales intersubjetivas. Ambas
ciprocidad, salariado, pequeña producción mer- dimensiones del movimiento histórico, en sus
cantil– en torno del capital y de su mercado. Del correspondencias y en sus contradicciones,
otro lado, la producción de nuevas identidades fueron el fundamento de un nuevo tipo de po-
históricas, “indio”, “negro”, “blanco” y “mestizo”, der colonial y, a largo plazo, de una nueva so-
impuestas después como las categorías básicas ciedad y de una nueva cultura.
de las relaciones de dominación y como funda- El racismo y el etnicismo fueron inicial-
mento de una cultura de racismo y etnicismo1. mente producidos en América y reproduci-
dos después en el resto del mundo coloni-
zado, como fundamentos de la especificidad
* Este ensayo fue publicado en: Forgues, Roland de las relaciones de poder entre Europa y las
(ed.) 1993 José Carlos Mariátegui y Europa. El otro
aspecto del descubrimiento (Lima: Amauta).
poblaciones del resto del mundo. Desde hace
500 años, no han dejado de ser los compo-
1 Aún no es inútil insistir, en el estado actual del nentes básicos de las relaciones de poder en
debate, en que ninguna de esas identidades y categorías
históricas existía en el mundo antes de 1492. Son la todo el mundo. Extinguido el colonialismo
marca de nacimiento de América y la base misma de la como sistema político formal, el poder social
colonialidad del actual poder global. está aún constituido sobre la base de crite-
758 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

rios originados en la relación colonial. En ron forzados a cambiar de roles y actividades


otros términos, la colonialidad no ha dejado concretos y mudaron las formas de trabajo y de
de ser el carácter central del poder social ac- explotación. Y eso señala que las diferencias de
tual. Todas las otras determinaciones y cri- identidad no dependían, ni eran el resultado, de
terios de clasificación social de la población la naturaleza concreta de las actividades, ni de
del mundo, y su ubicación en las relaciones los roles sociales específicos.
de poder, desde entonces actúan en interre- Tampoco se trata solamente de las dife-
lación con el racismo y el etnicismo, espe- rencias de hecho que se confrontaron entre
cialmente, aunque no sólo, entre europeos y los conquistadores y los vencidos (por ejem-
no-europeos2. plo, color de la piel, forma y color del cabe-
llo, de los ojos; o vestimentas, instrumentos,
ideas y prácticas sociales). Esas diferencias
Las raíces de las nuevas habrían podido traducirse seguramente, en
identidades históricas los términos actuales, en “etnicidades” y
“etnicismos”; pero no necesariamente com-
La producción de aquellas nuevas identidades binados con “racismo”. Después de todo, la
históricas no podría ser explicada por la natu- dominación colonial ha producido en todas
raleza de las relaciones de producción que fue- partes identidades codificadas como “étni-
ron establecidas en América, ni por las activi- cas”, originadas en la imposición del domi-
dades concretas que fueron cumplidas por las nio de unos grupos sobre otros y en la distri-
gentes que fueron involucradas en las nuevas bución del poder entre ellos.
identidades. El hecho es que estas se mantuvie- La explicación es otra. Con la formación
ron, cuando sus portadores cambiaron o fue- de América se establece una categoría men-
tal nueva, la idea de “raza”. Desde el inicio
de la conquista, los vencedores inician una
2 Esa distinción entre colonialismo y colonialidad discusión históricamente fundamental para
y una discusión más detenida de estas cuestiones, las posteriores relaciones entre las gentes de
puede encontrarse en mi texto “Colonialidad y mo-
este mundo, y en especial entre “europeos”
dernidad / racionalidad” en Perú Indígena (Lima),
Vol. 13, N° 29, 1991. y no-europeos, sobre si los aborígenes de
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 759

América tienen “alma” o no; en definitiva si Pero en esas nuevas identidades quedó fi-
tienen o no naturaleza humana. La pronta jada, igualmente, la idea de su desigualdad,
conclusión decretada desde el Papado fue concretamente inferioridad, cultural, si se
que son humanos. Pero desde entonces, en quiere “étnica”3.
las relaciones intersubjetivas y en las prác- Esa es la idea que comanda y preside, des-
ticas sociales del poder, quedó formada, de de el momento inicial de la conquista, el es-
una parte, la idea de que los no-europeos tie- tablecimiento de los roles sociales, inclusive
nen una estructura biológica no solamente
diferente de la de los europeos; sino, sobre 3 No de otro modo puede entenderse la polémica,
todo, perteneciente a un tipo o a un nivel entre teólogos y juristas españoles, sobre la natura-
“inferior”. De otra parte, la idea de que las leza de los “indios” de “América” respecto de los hu-
diferencias culturales están asociadas a ta- manos; sobre si tienen o no “alma”; y sí, por lo tanto,
les desigualdades biológicas y que no son, pueden ser tratados como bestias o tienen que ser
tratados como gentes, aunque por supuesto domi-
por lo tanto, producto de la historia de las nadas. Cuando se formaliza esa idea en la categoría
relaciones entre las gentes y de éstas con “raza” y en el “racismo” resultante, no se refiere ante
el resto del universo. Estas ideas han con- todo a las diferencias fenotípicas entre las gentes:
figurado profunda y duraderamente todo un color de piel, ojos, cabello, etcétera, etcétera. Por-
complejo cultural, una matriz de ideas, de que eso es real, pero banal. No tiene relación con las
“facultades” humanas, inteligencia, etcétera, etcéte-
imágenes, de valores, de actitudes, de prácti- ra. La idea de “raza” se refiere a que esas diferencias
cas sociales, que no cesa de estar implicado son parte del desigual nivel de desarrollo biológico
en las relaciones entre las gentes, inclusive entre los humanos, en una escala que va desde la bes-
cuando las relaciones políticas coloniales ya tia al europeo. Se trata, pues, de una diferencia de
naturaleza entre los miembros de una misma espe-
han sido canceladas. Ese complejo es lo que
cie. La discusión entre los conquistadores íberos fue
conocemos como “racismo”. más lejos: estaba en cuestión la misma pertenencia
Como los vencedores fueron adquirien- de los “indios” a la especie humana. Otras variantes
do durante la Colonia la identidad de “eu- de la idea de “raza” se refieren a la relación entre las
ropeos” y “blancos”, las otras identidades diferencias fenotípicas y culturales entre los miem-
bros de la especie humana. Pero ninguna variante ha
fueron asociadas también ante todo al color
dejado de otorgar a los europeos la posición primada
de la piel, “negros”, “indios” y “mestizos”. en esa historia.
760 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

de actividades, asignados a los no-europeos cuencia, la peculiar combinación de “racis-


en América. Y es desde aquí que se transporta mo” y “etnicismo” que se desarrolló desde
y se reproduce como modo específico de las entonces hasta convertirse en un compo-
relaciones coloniales entre europeos y no eu- nente central del poder en todo el mundo, la
ropeos, primero en Asia y África, y más tarde colonialidad, sobre todo entre lo europeo y
extendida a todas las relaciones entre euro- lo no-europeo.
peos y no-europeos. La prolongada duración del mundo co-
El colonialismo es un modo de poder de lar- lonial del capitalismo enraizó, profunda y
ga antigüedad. En todas partes ha producido perdurablemente, la idea de las distinciones
“etnias” y “nacionalidades”. Y el “etnicismo” biológicas y su categoría resultante “raza”,
ha sido, probablemente, un elemento frecuen- no solamente entre los europeos, sino igual-
te del colonialismo en todas las épocas. En mente entre los colonizados. Sobre esa base,
algunos casos fue llevado al extremo, se en- la “superioridad racial” de los “europeos” fue
costró en las relaciones de “castas” y originó admitida como “natural” entre todos los inte-
segregaciones brutales, como la de los “into- grantes del poder. Porque el poder se elaboró
cables” en la India o la de los “burakumin” en también como una colonización del imagina-
el Japón. Pero en esos casos la discriminación rio, los dominados no siempre pudieron de-
se funda no en distinciones biológicas, sino en fenderse con éxito de ser llevados a mirarse
la valorización social y cultural de las activi- con el ojo del dominador.
dades de cada grupo. En la India antigua, tal Respecto de la experiencia colonial ameri-
valorización parece asociada a las ideas de lo cana, lo que hoy suele conocerse con los tér-
puro y de lo impuro dentro del respectivo uni- minos de “etnicidad” y “etnicismo”, separado
verso cultural4. de sus connotaciones estrictamente racistas,
El “racismo” no parece, pues, haber exis- probablemente no se registra sino muy pa-
tido antes de América y menos, en conse- sada la violencia cotidiana de la conquista,
acompañando, en ciertos casos, al asombro
del descubrimiento de que los “indios” ha-
4 Véase, acerca de estas cuestiones: Dumont, Louis
bían vivido en mundos socioculturales desa-
1986 Homo Hierarchicus. Le systeme de castes et ses
implications (París: Gallimard). rrollados, inclusive más sofisticados que los
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 761

que habitaban las pobres y rústicas estepas bién la fuente central de la resistencia cultu-
castellanas anteriores a la conquista ameri- ral por encima del tiempo5.
cana. Y no se trataba solamente de colosales Y desde temprano, los propios intelectuales
“Imperios” como el inca o el azteca, sino de de las “razas” vencidas (Guamán Poma de Aya-
los complejos universos intersubjetivos de la, Santa Cruz Pachacuti Salcamayhua o el pro-
sus habitantes. feta maya del Chilam Balam de Chumayel); o
Sin duda, fueron principalmente los inte- los “mestizos” (Blas Valera, Garcilaso el Inca),
lectuales entre los conquistadores los que aprenderán los códigos culturales de los ven-
primero admitieron esos rasgos históricos cedores para trasmitir por encima del tiempo,
de los vencidos. Los frailes, en primer lu- cada “raza” a su modo, esa misma lección.
gar, que se interesan por esa subjetividad, En el largo período desde entonces, la idea
la testimonian, la debaten, aunque sin dejar de “raza” va llenándose de equívoco. No deja su
de reprimirla. Así, por mucho que su ideolo- prisión original, que todo el tiempo mienta la di-
gía católica de la Contrarreforma le mueva a ferencia de naturaleza entre vencedores y ven-
condenar como diabólicas las creencias de cidos, la “superioridad” biológico / estructural
los sacerdotes aztecas, Fray Bernardino de de los primeros y, en general, de los “europeos”
Sahagún no logrará siempre ocultar su admi- sobre todos los no europeos, incluidos los “mes-
rativo asombro por el vasto, denso, complejo tizos”. Pero va admitiendo imágenes, inclusive
y encendido universo religioso, intelectual, certidumbres, de que las diferencias entre euro-
mental que los sacerdotes aztecas van des- peos y no-europeos son históricas, culturales,
plegando ante él. El fraile sospecha, pero y no de “naturaleza”. Las ideas que se cobijan
no puede, o no quiere quizás, impedir que a bajo las categorías actuales de “etnia” y “etnici-
través de él los sacerdotes estén trasmitien-
do para muchos siglos después el mensaje
de una extraordinaria cultura. Ávila, por su 5 Véanse: De Sahagun, Bernardino Fray 1988 Histo-
parte, perseguirá y reprimirá sin tregua ese ria General de las cosas de Nueva España (Madrid:
universo, como reconocimiento implícito de Alianza). 2 Vols.; De Ávila, Francisco 1966 Dioses y
Hombres de Huarochiri (Lima: Museo Nacional de
que enfrentaba no solamente el desafío ma-
Historia / Instituto de Estudios Peruanos). Traducción
yor para la dominación colonial, sino tam- y edición de José María Arguedas.
762 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

dad” han terminado invadiendo y habitan ahora imágenes nunca han dejado de andar entrela-
la categoría de “raza”6. Desde entonces, ambas zadas para dirimir la desigualdad de europeos
y no-europeos en el poder, y han producido de
ese modo lo que en nuestros términos de hoy
6 La separación formal entre “raza” y “etnia” ingresa
bastante tarde, probablemente ya en el siglo XIX, para llamamos “racismo” y “etnicismo”.
separar biología de cultura, aunque no siempre clara- En las áreas britano-americanas, el proceso
mente. Algunos autores afirman que no hay registro es muy distinto. Cuando los ingleses llegan a
del uso de términos como “étnicos” o “etnicidad”, sino Norte América a comienzos del siglo XVII, lo
hasta hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Es
dudoso, no obstante, que Mariátegui sea el inventor de
que encuentran son “naciones” entre las pobla-
la palabra “étnica”, que usa antes de 1930. De hecho los ciones aborígenes de ese territorio. Y durante la
términos “etnología”, “etnografía”, que implican la idea mayor parte del período colonial establecieron
de “etnia” y “étnico”, están en uso desde temprano en el con ellas relaciones inter-“naciones”, aunque
siglo anterior. Parece ser que los franceses comenzaron no del mismo nivel que entre las europeas: co-
a usar la idea de “etnia” para tratar las diferencias cultu-
rales dentro de una misma “raza”, la “negra” en las colo-
merciaron con las “naciones” indias; hicieron
nias de África. Si bien no implica siempre la causalidad pactos con ellas; y las hicieron sus aliadas en
biológica de la cultura, el término “etnia” alienta, obvia- las guerras inter-europeas (ingleses, franceses
mente, la idea colonial de la “inferioridad cultural” de y holandeses) por la hegemonía en esos territo-
los colonizados, por su carácter de “etnias”. De allí la rios. El exterminio masivo de esas poblaciones
idea de que la Etnología o la Etnografía fueran estable-
cidas como disciplinas de estudio de las culturas de los es posterior a la Independencia o Revolución
colonizados. Los europeos no eran “etnias” entonces, americana. Sin embargo, cuando los “negros”
sino “naciones”. En ese sentido, los pobladores de los son incorporados a la nueva sociedad colonial,
países latinoamericanos no son “etnias” en sus respeci- el tratamiento es bien distinto. Es la idea de
vos países, salvo si son “indios”. Pero cuando emigran
“raza” lo que allí cuenta. Y el “racismo” adquie-
a los Estados Unidos ingresan en un explícito proceso
de “etnificación” como “hispanica”, “latinoamericans”, re allí una extrema virulencia.
“chicanos”, “newyoricans”, etc., parte del proceso de Es curioso a ese respecto, notable en ver-
diferenciación cultural en la población del país entre dad, que cuando los ingleses colonizan África,
“native americanas”, “african americans”, “latinameri- más tarde, lo que allí encuentran son “tribus”.
cans”, etc., respecto de la población “étnicamente” do-
minante, los “anglos”, según los “chicanos” o “wasps”
Lo notable de eso es que, en esos territorios
(White-anglo-saxo-protestant). africanos, habitaban sociedades y organizacio-
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 763

nes políticas mucho más complejas y desarro- esfuerzo de separar las cuestiones culturales
lladas que entre los aborígenes de América del de la cuestión “racial”, está de todos modos
Norte en el siglo XVII. Esa nueva “categoría” originado inequívocamente en la perspectiva
repercutirá enseguida sobre las relaciones con cognitiva asociada a la colonialidad del poder.
los “indios” norteamericanos. En el siglo XIX, En apariencia, sirve para marcar las diferen-
en efecto, los nuevos “americanos” del Norte, cias histórico-culturales entre los no-europeos.
no tardarán en llamar también “tribus” a las so- Pero termina sirviendo, ante todo, para marcar
ciedades aborígenes que no fueron totalmente la desigualdad, la “inferioridad”, cultural de
exterminadas. La idea de “raza” terminó reem- aquellos con los europeos.
plazando a la idea de “naciones”, también, para
el trato de los dominantes con los “indios”,
ya no sólo con los “negros”. Desde entonces, Poder y cultura
“racismo” y “etnicismo” forman, en Estados en América Latina
Unidos, una ideología más explícita que en las
áreas “latinas” de América y una práctica fre- ¿Por qué los íberos son llevados a polemizar
cuentemente más violenta7. tanto tiempo si los “indios” son bestias o huma-
Los franceses, por su parte, acuñaron el tér- nos? ¿Por qué los colonos britano-americanos
mino “etnia” durante su dominación colonial al comienzo encuentran “naciones” entre los
sobre África, para dar cuenta de las especifi- “indios” de América del Norte, y reencuentran
cidades y diferencias culturales entre los pue- después la idea de “raza” para los “negros” y
blos africanos8. Aunque el término indica un para los “indios”? ¿Por qué los franceses acu-
ñan el calificativo de “etnias” para los pueblos
no-europeos? ¿Por qué, finalmente, todos ellos
7 A eso debe su explicación, sin duda, la vigencia de terminan admitiendo, separadas o en sus cu-
toda un área de los estudios y de la cátedra en las uni- riosas combinaciones, la idea de “raza” y la de
versidades de los Estados Unidos: “race and ethnicity”.
“etnia”, para manejar las relaciones entre euro-
8 El término nació y existe impregnado de colonialidad. peos y no-europeos?
En rigor es un preciso signo de “etnicismo”, puesto que a
Esas preguntas requieren aún investigaciones
ningún antropólogo se le ocurriría llamar “etnia” a los fran-
ceses o a los alemanes. Ellos son, obviamente, una “nación”. muy extensas antes de ser contestadas. Pero en
764 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

el caso de los íberos conquistadores de la futura etapa final, se procesa ya junto con las disputas
América, no parece arbitrario sugerir, en primer religiosas y políticas que en Europa llevan a la
término, que se trata de un hecho en la cultura Reforma y a la Contrarreforma. La combina-
de los futuros colonizadores. En segundo lugar, ción de ese conflicto intra-cristiano con el que
que ese hecho cultural está ligado originalmente los enfrenta a los musulmanes, probablemente
a la experiencia e ideología religiosas. Tercero, es uno de los factores decisivos que conducen
que la historia de América señala, una vez más, a la exasperación de la ideología religiosa entre
la cultura como una de las caras de todo poder, los íberos. De ese modo, al término de la guerra
de todo fundamento del poder. con los musulmanes, aquellos están listos para
Lo que diferencia a los íberos de los britanos, ser carne de la caldeada y feroz ideología de la
en su encuentro con los aborígenes de “Améri- Contrarreforma y de la Inquisición, una forma
ca”, es que cuando los primeros llegan aquí un y un momento de resistencia a la modernidad /
siglo antes que los otros, están apenas saliendo racionalidad emergente. En su libro, la idea del
de una larga guerra contra los musulmanes y “pagano” llega a América deformada hasta no
de la conquista de las sociedades arábigas del caber, ya no sólo en el reino de los cielos, sino
Sur de la Península Ibérica9. Esa guerra, en su ni siquiera en el terrestre reino de lo humano.
El encuentro con un “pagano” tan desconocido
9 La noción de “reconquista” es puramente mítica. Im-
plica la idea de la existencia de la categoría histórica “Es-
paña” antes del siglo VIII d.C., lo que obviamente carece origen, no mucho después, a una innovación notable en
de todo sentido. Lo que los árabes ocupan y dominan la tecnología militar de su tiempo, los famosos “tercios
son poblaciones pos-románicas. Y durante ocho siglos españoles”. Ella será decisiva en la disputa hegemónica
en ese espacio se configura una sociedad compleja, rica, en el resto de Europa y hará, por un momento, de los
productiva, culta, que durante un momento se yergue señores castellanos, ya enriquecidos con América, los
como el “centro” del mundo del Mediterráneo de enton- dueños de esa hegemonía. Pero su atraso cultural puede
ces. Esa sociedad es la que derrotan y conquistan los se- medirse también, probablemente, por el hecho de que
ñores del Norte de la Península. Ellos son dominadores no fueron capaces de dar a sus fabulosos recursos co-
de sociedades señoriales, rurales, más bien atrasadas, loniales y a su poder militar otro destino que perseguir,
poco sofisticadas culturalmente, poco productivas. Pero a escala europea esta vez, la para entonces ya obsoleta
en la permanente guerra con los árabes musulmanes se gloria del señorío. Condenaron a “España” y pronto a sus
han hecho guerreros fuertes y diestros, capaces de dar ex colonias, a un largo “subdesarrollo”.
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 765

y tan distinto como los aborígenes de las islas los términos apropiados a la relación con otros
del Caribe, semidesnudos o desnudos en el pueblos, “naciones”.
calor del trópico, habituados a bañarse varias Así, entre íberos y britanos la categorización
veces por día, exacerba ese núcleo ideológico de las gentes de pueblos diferentes no procede,
hasta el punto de negar a los vencidos, ya cata- al comienzo, de los mismos criterios, porque
logados como “indios”, no tan sólo derecho al provienen de culturas diferentes. Y esas dife-
reino de los cielos, sino hasta un modesto lugar rencias tienen sus principales raíces en las di-
entre los pecadores10. versas ideologías religiosas. Fue, no obstante,
Los britanos, en cambio, un siglo después la común experiencia de la colonización, de la
proceden, precisamente, de la Reforma, ele- explotación y de la dominación, de una parte; y
mento clave del matrimonio del poder con la de otra parte, la formación de la categoría “Eu-
modernidad / racionalidad. Por eso, es en su ropa” como centro del mundo del capitalismo
libro (la Biblia de San Jaime) que encuentran colonial, lo que irá llevando a ambos grupos de
colonizadores –esto es, ya como iberoamerica-
nos y britano-americanos– a un cauce ideológi-
10 La figura de “limpieza de sangre”, establecida en la co común respecto de las relaciones de poder
Península Ibérica en la lucha contra musulmanes y ju- entre europeos y no-europeos.
díos, es probablemente el más próximo antecedente de El proceso de formación del mundo colo-
la idea de ‘raza’ que se establece durante la conquista
de las sociedades aborígenes de América, así como de nial es el contexto histórico dentro del cual
la “limpieza étnica” practicada en la Alemania nazi y en se va constituyendo y definiendo “Europa”
la actual ex Yugoeslavia. La “limpieza de sangre” ori- como categoría histórica particular y distin-
ginada en la ideología religiosa, implica curiosamente ta, y como centro hegemónico de ese mundo.
que las ideas y las creencias, la cultura, se trasmiten por
Es parte del mismo proceso la elaboración
la “sangre”. Durante la colonización de los aborígenes
americanos, la idea básica que es codificada después de la nueva racionalidad que funda la moder-
como “raza” es, precisamente, que por determinaciones nidad y se asocia con ella. Por eso, los eu-
biológicas los “indios”, inclusive cuando ya se les reco- ropeos y sus descendientes en las colonias
noce como parte de la especie humana, tienen cultura tienen el papel central en esa elaboración.
“inferior” y no pueden tener acceso a una “superior”..
Una de las implicaciones de todo ello es que
Pues eso es, en primer término, en lo que “raza” consis-
te: la asociación causal entre biología y cultura. el nuevo modo de producir conocimiento, su
766 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

perspectiva central y sus categorías específi- se universalizaba, el capitalismo. Pero de ese


cas, no podrían ser elaborados independien- modo, la perspectiva general, los paradigmas
temente de las experiencias, ideas, imágenes centrales y las categorías principales fueron
y prácticas sociales implicadas en la colonia- elaborados también como expresión de esa
lidad del poder. centralidad europea y de la colonialidad de las
La racionalidad / modernidad eurocén- relaciones de poder. Esto es, resultaron euro-
trica se establece, por eso, negando a los céntricas. Y conforme Europa fue diferencián-
pueblos colonizados todo lugar y todo pa- dose e identificándose más perfiladamente,
pel que no sean el de sometimiento, en la la racionalidad / modernidad fue haciéndo-
producción y desarrollo de la racionalidad. se todavía más europea y eurocéntrica, más
O, como Hegel diría, expresamente (Leccio- provinciana en consecuencia, sin dejar de ser
nes de filosofía de la Historia), refiriéndose universalmente hegemónica. Esa es la racio-
nada menos que a México y Perú precolom- nalidad / modernidad en cuya crisis estamos
binos, que toda “aproximación del Espíritu” hoy envueltos11.
implicaba necesariamente la destrucción de Todo ello sirve para insistir en que aque-
las culturas aborígenes de América. El “Es- llas identidades históricas coloniales –“indio”,
píritu”, pues, resulta un exclusivo privilegio “negro”, “blanco” y “mestizo”– y el complejo
europeo. Pero, como ahora puede verse, no “raza” / “etnia” y sus consecuencias en el poder
hay nada de sorprendente en eso: se trata, contemporáneo, son hechos que ocurrieron y
desde el comienzo y en sus fundamentos, del ocurren en la cultura, en las relaciones inter-
“Espíritu” de la colonialidad. subjetivas que forman la otra cara del poder, el
Esa versión peculiar de la racionalidad / otro fundamento del poder; y son igualmente
modernidad es, en la propia Europa, un pro- originados y fundados en esa misma dimensión
ducto de la imposición hegemónica del centro de la existencia social. Que están, sin duda,
y norte europeos sobre el Mediterráneo, y de
la derrota de las opciones rivales en los pro-
pios países dominantes. Ganó más tarde he- 11 Sobre estas cuestiones, ver: “Colonialidad y ra-
cionalidad / modernidad”, Op. cit. Y Quijano, A. 1988
gemonía universal porque esa nueva Europa
Modernidad, identidad y utopía en América Latina
retuvo su lugar de centro del mismo poder que (Lima: Sociedad y Política Ediciones).
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 767

todo el tiempo asociados a, e implicados en, Raza, etnia y nación


las relaciones sociales materiales, ante todo
en las formas de explotación o relaciones de En la victoria final de esa versión eurocéntrica de
producción; que se modulan y se condicionan la racionalidad / modernidad, el “Estado-nación”
recíprocamente con estas relaciones; pero no fue el agente central y decisivo. La derrota de las
son sus consecuencias, derivaciones, reflejos o opciones rivales en la propia Europa no hubiera
superestructuras. Y no se identifican, ni se fun- ocurrido sin él. Porque este fenómeno, en su rea-
dan, ni se agotan en ellas12. lidad y en su mistificación, está ligado siempre a
Hay un hecho en la cultura de América toda, un proceso de colonización y de desintegración
y en la de América Latina en particular, que de unas sociedades y unas culturas por otras.
implica a todo el mundo de hoy en su globa- La formación del mundo colonial del capitalis-
lidad y que precisa ser reconocido, puesto en mo se caracterizó, entre otras cosas, por un doble
cuestión, debatido y evacuado: la colonialidad movimiento de colonización. En Europa implicó
del poder. Ese es el primer paso en dirección la derrota de unas culturas en favor de otras, cu-
de la democratización de la sociedad y del Es- yos portadores tomaron el control del proceso de
tado; de la reconstitución epistemológica de formación de los Estados naciones. En el resto
la modernidad; de la búsqueda de una racio- del mundo, implicó la colonización de socieda-
nalidad alternativa. des y culturas en favor de aquellos Estados nacio-
nes. Ambos fenómenos ocurrieron en el mismo
proceso, en el mismo movimiento histórico. De
12 Eso es otro modo de decir que el poder es un fe- otro modo, el carácter del mundo colonial ameri-
nómeno multidimensional, una vasta familia de catego- cano, íbero o britano, no hubiera sido el mismo.
rías, que se constituye en la articulación histórica de
distintas dimensiones de la experiencia humana como Inclusive, difícilmente habría sido practicable la
existencia social; que de ese modo, y en esa medida, colonización perdurable de las sociedades no-
constituye una totalidad estructurada, presidida por europeas, y para comenzar, en América13.
una lógica central o hegemónica, pero todo el tiempo
disputada y contradicha por otras lógicas, diversas en-
tre sí; subalternas sí, secundarias también, e histórica- 13 Los estudios acerca de las interdependencias entre
mente heterogéneas. No es un edificio en que cada piso los procesos de colonización de unas sociedades y
es engendrado en y por el anterior. culturas, y la formación de “naciones Estados” en otras,
768 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Probablemente eso explica porqué la cues- Independencia nacional, la descolonización del


tión nacional emerge primero en el mun- poder social y la revolución social.
do colonial americano, en el curso del siglo En el mundo colonial iberoamericano, en
XVIII, ya que la lucha contra la dominación cambio, la única revolución con real potencial
política de Europa, al comienzo, no se plantea descolonizador, Tupac Amaru, es derrotada.
solamente como ruptura y corte de esa domi- Por eso la Independencia de las colonias ibe-
nación, sino también como descolonización, roamericanas no equivalió a –no produjo– un
esto es, como democratización de la propia proceso de descolonización, esto es, de nacio-
sociedad que pugna por la independencia nalización de la sociedad y del Estado; ni un
frente al imperio. proceso de revolución de las relaciones mate-
La independencia de las colonias britano- riales de explotación.
americanas es el primer momento de ese pro- En Europa, por su lado, la cuestión nacio-
ceso. De allí su nombre de Revolución ameri- nal, como problema de democratización de las
cana. Sin embargo, la experiencia más radical relaciones de poder, se plantea en el marco del
ocurre y no por casualidad, en Haití. Allí, es la primer proceso radical de revolución social,
población esclava y “negra”, la base misma de durante la Revolución francesa. En ambas par-
la dominación colonial antillana, la que destru- tes del mundo del colonialismo capitalista, la
ye junto con el colonialismo, la propia colonia- cuestión nacional en ese período sólo tiene
lidad del poder entre “blancos” y “negros” y la sentido real cuando emerge como problema de
sociedad esclavista como tal. Tres fenómenos nacionalización de la sociedad, el cual consiste
en el mismo movimiento de la historia. Aunque en todas partes en un proceso de democratiza-
destruido más tarde por la intervención neoco- ción más o menos profunda, más o menos radi-
lonial de los Estados Unidos, el de Haití es el cal, de la sociedad y de su Estado.
primer momento mundial en que se juntan la Lo paradójico, desde esta perspectiva, es
que después de la Emancipación, la cuestión
del Estado-nación en América Latina –esto es,
no son aún muy numerosos, pero la cuestión ha sido la América poscolonial– no se plantea realmen-
aludida ya más de una vez. Por ejemplo: Wallerstein,
te en el mismo sentido inicial. Derrotados los
Immanuel 1989 (1974) The Modern World-System
(Nueva York: Academic Press) 3 Vols. movimientos sociales descolonizadores desde
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 769

fines del siglo XVIII, el “Estado-nación” es es- fronteras de un Estado. Eso planteó inmedia-
tablecido precisamente por los que heredan los tamente el así llamado “problema indígena” y,
privilegios del poder colonial. Es decir, como aunque innominado, el “problema negro”. Bajo
imposición de sus intereses sobre los de todos su influencia, se han llevado a cabo genocidios
los demás sectores y, en primer término, los de masivos de “indios” (así como en EE.UU.), en
“indios” y “negros”. En consecuencia, como una Argentina, Uruguay y Chile. O se ha intentado
mistificación. De ese modo, el “Estado-nación” llevar a “indios” y “negros” a optar por la “mo-
en América Latina no ha dejado de ser –salvo dernidad” eurocéntrica por la fuerza, no obs-
parcialmente en algunos países– expresión po- tante la densidad de sus propias orientaciones
lítica de la colonialidad de la sociedad. Y no ha culturales, diferenciables sin duda aún después
dejado de ser agente de la hegemonía del euro- de 500 años. O se recurre a velar, inclusive a
centrismo en la cultura latinoamericana. negar, la colonialidad de las relaciones, el racis-
Esa peculiar historia del problema de la na- mo, el etnicismo y sus combinaciones.
ción y del Estado-nación en la América Latina La “nación” que se sigue intentando inventar
poscolonial, no podría ser explicada sino por el de ese modo, es una idea que en Europa casi
predominio, en realidad el pleno dominio, del llegó a ser posible en ciertos casos (Francia,
eurocentrismo entre las etnias / clases domi- por ejemplo), porque la destrucción de unas
nantes y en los grupos intelectuales desde fines culturas y “etnias” en favor de otras, pudo reali-
del siglo XVIII y que se hace particularmente vi- zarse sin producir una colonialidad perdurable
rulento durante el siglo XIX. Es sólo durante el del poder, porque no intervenía en esos proce-
siglo XX, desde los comienzos de la Revolución sos el “factor raza” (como diría Mariátegui)14.
mexicana, que el eurocentrismo ha sido puesto
en cuestión y gradual y parcialmente va siendo
14 Sin duda, una muy eficiente demostración de la
puesto en crisis. actuación del “factor raza” en la formación de la “na-
La mirada eurocentrista de la realidad so- ción francesa” antes de la Segunda Guerra Mundial,
cial de América Latina, llevó a los intentos de es la actual resistencia de una gran parte de los ciu-
construir “Estado-nación” según la experien- dadanos franceses a considerar igualmente franceses,
esto es, miembros de la “nación francesa” a los naci-
cia europea, como homogenización “étnica”
dos en Francia que no sean “blancos”, como ocurre
o cultural de una población encerrada en las con los hijos de los migrantes norafricanos. El debate
770 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

El “Estado-nación” pudo llegar a ser inclusive, Latina: “La tesis de que el problema indígena
después de las revoluciones sociales de toda es un problema étnico no merece siquiera ser
una centuria, un instrumento de democratiza- discutida”, llega a decir (“Punto de vista anti-
ción relativa de la sociedad. imperialista”. En adelante lo citaré como PVA).
En América Latina, en cambio, esa misma En cambio, no hace reparo alguno a la catego-
vía es imposible si es pensada realmente con ría “raza”, es cierto, pero hay que admitir que
autenticidad, mientras no sea erradicada la co- sobre ésta sus ideas no están libres de ambi-
lonialidad del poder; o perfectamente transita- güedad.
ble si bajo ese membrete se trata, como todo Es temprano aún para dejar estas cuestiones
parece indicar hasta ahora, de perpetuar ese resueltas. Esto es, se requieren más estudios
poder. Por esas razones es indispensable abrir específicos acerca de las fuentes intelectuales
ahora, de nuevo, el debate de esas cuestiones. de Mariátegui en estos asuntos y sobre el movi-
Mariátegui puede ofrecer un punto de partida. miento de su propia reflexión. Por eso, aquí se
trata apenas de sugerir ciertas pistas.
En primer lugar, antes de 1930 la categoría
Cuestiones abiertas de “etnia” aún estaba haciendo su ingreso en
la problemática antropológica, por medio de
Una de las intrigas no resueltas en el debate ma- los franceses, y sobre todo respecto de las
riateguiano es su peculiar empleo de las catego- poblaciones africanas colonizadas. Probable-
rías “raza” y “etnia”, de una parte; y, de la otra, mente en la atmósfera intelectual europea de
el cordón umbilical que liga su noción de “raza” entreguerras, el olor colonialista de la catego-
con sus ideas sobre la “cuestión nacional”. ría era muy intenso, puesto que era entonces
Como es sabido, él recusó con rotundidad la más patente que hoy que el término servía para
pertinencia de la categoría “etnia” para deba- marcar las desigualdades, en términos de “infe-
tir la problemática de los “indios” en América rioridad” / ”superioridad” y no tanto las diferen-
cias culturales, entre colonizados y colonizado-
res, entre europeos o “blancos” y africanos o
actual sobre esa cuestión ilustra claramente cómo
“negros”. En todo caso, sin duda mucho más
opera en el mundo de hoy el complejo cultural “racis-
mo” / “etnicismo”. que ahora. En esa atmósfera intelectual, Ma-
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 771

riátegui no podía dejar de sentirse lejos de los no auge en el debate europeo de ese período,
atractivos del concepto de “etnia”. aún no había sido apropiado; lo que ocurriría
En cambio, la idea de “raza”, no era exac- muy poco después de la muerte de Mariátegui,
tamente recusada, pero había llegado a ser en como bandera ideológica de las corrientes polí-
algunos medios intelectuales y políticos euro- ticas más perversas, como el nazismo.
peos de entonces, suficientemente equívoca En efecto, es en esa línea que se apoya en
como para admitir, si no una equivalencia, sí Pareto, no obstante la perspectiva autoritaria
una vecindad o un parentesco con la idea de y jerarquizante de ese autor, contra la idea de
civilización. Esas son, seguramente, las versio- la “inferioridad racial” biológica o natural, en
nes que recoge Mariátegui durante su estadía la discusión del problema racial en América
europea, sobre todo en el debate del “materia- Latina (“El problema de las razas en América
lismo histórico” centroeuropeo, ya básicamen- Latina”. En adelante lo citaré como EPR). Pero
te incorporado al dominio del eurocentrismo15. admite la posible inferioridad histórica de las
Por lo demás, aunque el término estaba en ple- “razas” indígenas: “Las razas indígenas se en-
cuentran en la América Latina en un estado
clamoroso de atraso y de ignorancia, por la ser-
15 En los debates de la socialdemocracia europea vidumbre que pesa sobre ellas, desde la con-
acerca de la cuestión nacional y colonial, durante la Pri- quista española” (EPR). Apela a la autoridad
mera Guerra Mundial y en el período de entreguerras,
los más influyentes teóricos y líderes mostraron una de Bujarin para el mismo propósito: “Lo que
posición racista y etnicista, no obstante su oposición al nos interesa saber es si existe una diferencia
colonialismo. Kaustky, por ejemplo. Otros defendieron entre el nivel de cultura de los blancos y de los
el colonialismo europeo como favorable a los coloniza- negros en general. Ciertamente esa diferencia
dos. Bernstein, entre otros. Otros eran abiertamente co-
existe. Actualmente los blancos son superiores
lonialistas y racistas, como Hildebrand. Otras corrien-
tes sostenían la necesidad de terminar con el colonialis- a los otros. Pero ¿qué prueba eso? Prueba que
mo, pero no precisamente para dejar a los colonizados actualmente las razas han cambiado de lugar.
libres de optar sus modos de existencia, sino para hacer Y eso contradice la teoría de las razas” (EPR).
más lugar a políticas donde la cuestión nacional fuera De otro lado, en referencia a la situación chi-
resuelta en términos europeos. Ver, a ese respecto: Da-
na de ese momento (1929), no titubea en decir
vis, Horace 1967 Nationalism and Socialism (Nueva
York: MR Press). que la “colaboración [de los trabajadores chi-
772 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

nos en la lucha antiimperialista. A. Q.] con la “Raza” sería una categoría básicamente bi-
burguesía china, y aún de muchos elementos dimensional. Mienta al mismo tiempo las ca-
feudales, se explica por razones de raza, de ci- racterísticas físicas y el estado de desarrollo
vilización nacional, que entre nosotros no exis- civilizatorio. Y aunque no hay ninguna indi-
ten” (PVA). cación acerca de las relaciones entre ambas
“Raza” parece ser, pues, para Mariátegui, dimensiones de la categoría, la última de ellas
una categoría que se refiere simultáneamente es, ante todo, vinculada a las relaciones de
a las características biológicas y a la historia producción. Por eso es que puede sostener
civilizacional particulares de un grupo huma- claramente: “Llamamos problema indígena
no. En esos términos puede hablar de la “raza a la explotación feudal de los nativos en la
blanca” y de las “razas indígenas” (EPR). En la gran propiedad agraria”. O, en el mismo senti-
primera de esas dimensiones del concepto, no do: “El problema indígena se identifica con el
admite la idea de “inferioridad / superioridad” problema de la tierra” (EPR).
racial. En la segunda, sí. De hecho, en todos los Empero la primera dimensión, física o bio-
textos está implícita la admisión de la idea de lógica, de la categoría no carece de importan-
la “raza blanca” como la más avanzada. Esta es cia. Así, Mariátegui afirma, de una parte, que
sinónimo de europea, obviamente, ya que siem- la explotación de las “razas indígenas” permite
pre está colocada en singular. Llega a frasear al imperialismo una mano de obra barata: “La
que hay una “civilización blanca”: “En el agro raza tiene, ante todo, esta importancia en la
feudalizado, la civilización blanca no ha creado cuestión del imperialismo”, afirma. Y añade en
focos de vida urbana [...]” (EPR). seguida: “Pero tiene también otro rol, que impi-
En cambio, existirían varias “razas indíge- de asimilar el problema de la lucha por la inde-
nas”. Señala, explícitamente: “Pueblos como el pendencia nacional en los países de la América
quechua y el azteca, que habían llegado a un con fuerte porcentaje de población indígena,
grado avanzado de organización social, retro- al mismo problema en el Asia o el África”. Ese
gradaron, bajo el régimen colonial, a la condi- rol es la diferencia de color: “los elementos feu-
ción de dispersas tribus agrícolas” (EPR). dales o burgueses, en nuestros países, sienten
Esa parece ser, quizás, la idea central por los indios, como por los negros y mulatos,
mariateguiana acerca de la cuestión racial. el mismo desprecio que los imperialistas blan-
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 773

cos”. Y poco más adelante: “Entre el señor o el De todos modos, con su reconocida perspica-
burgués criollo y sus peones de color, no hay cia, Mariátegui logró observar que el “problema
nada en común” (EPR). indígena” no podría ser resuelto sin la liquida-
Es mucho menos seguro lo que puede ser ción del gamonalismo y de la servidumbre. Al
inferido acerca de su idea de “etnia”. A veces mismo tiempo, puso también al descubierto que
pareciera hacerla exactamente equivalente a lo las relaciones de poder entre “blancos”, “indios”,
que suele entenderse por “raza” en su acepción “negros” y “mestizos”, no consistían solamente
estrictamente biológica. Pero eso no es inequí- en las relaciones de explotación, ni se origina-
voco. Dice, por ejemplo, que: “La raza india no ban en ellas, sino que implicaban también fenó-
fue vencida en la guerra de la conquista, por menos de otro carácter y de otro origen, como la
una raza superior étnica o cualitativamente; idea de “raza”. Ese es el sentido necesario de su
pero sí fue vencida por su técnica, que estaba comparación de las relaciones entre dominan-
muy por encima de la técnica de los aboríge- tes y dominadores en China o en el Perú, acerca
nes” (EPR). de la cuestión nacional.
Tampoco en la cuestión de “raza” se puede Sin embargo, a pesar del esfuerzo mariate-
estar seguro completamente. Por ejemplo, es guiano aquellas categorías no han dejado de se-
arriesgado decir con certeza qué está realmen- cretar sus inevitables implicaciones. Primero,
te implicado en el “factor raza”, término usado la disolución de una realidad heterogénea y di-
más de una vez en sus textos: “la influencia del versa en un discurso homogeneizador. Segun-
factor raza se acusa evidentemente insignifi- do, el bloqueo a percibir y poner en cuestión,
cante al lado de la influencia del factor econo- explícitamente, el hecho cultural que está im-
mía”, dice en un momento, para oponerse a la plicado en la base misma del poder en América
idea de una superioridad racial del indio y de Latina: el complejo “raza”-”racismo”-”etnia”-
su presunta misión racial en el “renacimiento ”etnicismo”. Esos problemas hacen difícil el
americano”; y para defender la necesidad de debate actual de la colonialidad del poder.
los productos mentales y materiales del capi- En un sentido muy preciso, la “nación” en
talismo europeo para un “Estado socialista”. América Latina implicaría o una radical redefi-
“Raza” aquí parece reducirse, de nuevo, a sólo nición de la categoría, sacarla de su matriz eu-
uno de sus elementos, el biológico. rocéntrica, aunque eso no parece viable actual-
774 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

mente. O una destrucción prácticamente total de esa magnitud histórica no ocurriría sin
de la diversidad “étnica” o histórico-cultural, un conflicto de vastas proporciones y con-
para producir una nueva etnicidad global o una secuencias, que subvirtiera las relaciones
única “nacionalidad”, en los términos eurocén- intersubjetivas del poder y produjera una
tricos. Eso levanta algunos problemas básicos. mutación de identidades.
3. No hay ninguna razón que asegure que la
1. Después de 500 años esa homogeneización descolonización del poder llevaría necesa-
histórico-cultural no ha ocurrido, no solamen- riamente a la formación de una “nación”, en
te, por la resistencia cultural de los domina- lugar del establecimiento de nuevas identida-
dos, sino en la misma medida por la coloniali- des, si se quiere, “nacionales”; ni, por conse-
dad (etnicista / racista) de la perspectiva y de cuencia, a afirmar los actuales “Estados na-
la práctica social de los dominadores. Así, se ciones”; o a la formación de un “Estado-na-
hace visible que la producción, reproducción ción” en lugar de uno “plurinacional”; o, por
o cambio de identidades históricas no son el qué no, de nuevos “Estados naciones”; o can-
resultado del comportamiento de un agente didatos a ello, disputando, inevitablemente
histórico aislado, sino parte de la historia de con violencia, espacios de dominación.
las relaciones de poder. La identidad no es un
atributo inmanente a los pueblos, grupos o in- En primer término, porque la descolonización
dividuos. Es siempre un modo y un momento del poder social implicaría el reconocimiento
de las relaciones entre esas categorías. de las diferencias históricas, culturales, “étni-
2. Nada sugiere que los actuales dominadores, cas”, entre los varios componentes de la pobla-
sus asociados en las capas intermedias o ción que habita el espacio de los actuales “Esta-
aún los propios dominados estén actualmen- dos naciones”. Segundo, porque por debajo de
te preparados para, o encaminándose hacia, las identidades coloniales es inevitable encon-
el abandono del complejo cultural “raza”- trar identidades históricas específicas, diver-
“racismo”-“etnia”- “etnicismo”. Bajo la crisis sas, sobre todo entre los “indios” (por ejemplo:
cultural en curso, es visible una suerte de aymaras, guaraníes, mayas, tarahumaras, etc.);
re-legitimación explícita de la dominación pero quizás también, en cierta medida, entre los
“racial”. En todo caso, un cambio cultural “negros”, aunque en ese caso ha ocurrido, pro-
“Raza”, “etnia” y “nación” en Mariátegui 775

bablemente, una “etnificación” relativamente e intermediarios no han cesado de hacer es-


más homogénea, o que tiende en esa dirección, fuerzos para empujar la realización de esa mis-
dados el desenraizamiento cultural tan prolon- ma idea de “Estado-nación”, sin duda como un
gado, y una tan continuada y larga presión ho- modo de lograr alguna democratización del po-
mogeneizante de los dominadores. der. No por casualidad, tales esfuerzos no han
Es necesario recordar que el “problema indí- sido exitosos, o lo han sido muy parcialmente.
gena” se planteó, precisamente, para discutir y Y aún así, sólo bajo condiciones revoluciona-
resolver en términos “raciales” la “cuestión na- rias. El actual espejo mexicano es, en este sen-
cional”. Los liberales argentinos y los chilenos tido, más que ilustrativo.
se decidieron por el exterminio de la “raza in- A la hora de la globalización del poder mun-
dia” para tener una población “nacionalmente” dial, todos esos problemas vuelven al primer
homogénea. Porque es obvio que no se trataba plano del debate. Ese nuevo debate ya está
de una homogenización cultural, si se tiene en asediado de riesgos. De una parte, una reco-
cuenta que la migración de “eslavos”, “judíos” y lonización de los pueblos en los términos de
“latinos” se promovía a pesar de sus recíprocas esa nueva globalidad y de sus controladores.
diferencias culturales o “étnicas”, por ser todos De otro lado, la producción y reproducción de
ellos de “raza blanca”. Esos son exactamente identidades generadas, precisamente, en aquel
los mismos problemas que se plantearon tam- contexto de poder, y en consecuencia, como
bién en el áspero debate norteamericano du- hace 500 años, sobre la base de categorías de
rante la conquista de los territorios mexicanos, ese nuevo carácter colonial.
y que también estuvieron implicados en la gue- Todo ello apunta a la necesidad de abrir de
rra civil que siguió a esa conquista. nuevo estas cuestiones, sacar a luz los orígenes y
Las categorías que están en la base de la co- el carácter de las categorías que aún dominan el
lonialidad del poder, han sido mantenidas y re- pensamiento de los pueblos originados en la vio-
producidas por los dominadores, precisamente lencia de la dominación colonial y, por eso, con
junto con la del “Estado-nación”. No obstante, problemas de identidad. En tales cuestiones pa-
los sectores urbanos de los grupos dominados recen residir, aún, las claves de América Latina.

También podría gustarte