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Título: Hábeas data en la medicina: análisis de la acción constitucional sobre historias clínicas
informatizadas
Autor: Micheletti, Pablo Alejandro
Publicado en: SJA 02/08/2017, 02/08/2017, 45 -
Cita Online: AP/DOC/645/2017
Sumario: I. Introducción.— II. El hábeas data como proceso constitucional.— III. El hábeas data específico para
acceder a las historias clínicas.— IV. Historia clínica informatizada y el hábeas data específico.— V. El
proceso.— VI. Conclusiones
El hábeas data específico para la obtención de una historia clínica tutela el derecho del paciente al acceso
a la información contenida en su historia clínica, por contener dicha información datos de carácter
personal y sensible del paciente.
I. INTRODUCCIÓN
Durante años, el Derecho y la Medicina se vieron inmersas en un arduo debate científico, social, legal y
moral sobre el vínculo existente entre el accionar médico y los vastos derechos del paciente. Tema que tuvo
como fuertes puntos centrales, derechos de raigambre constitucional, como lo son el derecho a la vida y a la
salud. Las corrientes constitucionalistas del siglo XIX, interpretaban que al incorporar declaraciones de
derechos individuales y de la libertad en un cuerpo constitucional cuyo valor sea superior a la ley, les estaban
dando a las personas un resguardo protector frente al accionar del Estado. En aquella época, se consideraba que
bastaba con la incorporación de derechos individuales en el texto constitucional para que todo se desarrolle tal
cual lo establecía la norma jurídica, creencia implantada en la sociedad por un fuerte respeto a la ley.
Con el pasar del tiempo, tal como lo expresa Zarini, "el constitucionalismo contemporáneo ha comprendido
que no basta con inscribir en los textos fundamentales una serie de derechos, sino que también deben crearse las
garantías para asegurarlos y hacerlos efectivos en la realidad" (1). Es por ello que la Convención Reformadora
de la Constitución en el año 1994 incorpora la figura del hábeas data en el texto constitucional, a los fines de
dotar a las personas con una acción que genere en el Estado la obligación de brindar una respuesta rápida y
expedita ante la violación del derecho a la información y, en este caso en particular, del conocimiento y control
de datos sensibles de la persona humana.
Pero el avance de la ciencia y la tecnología, lleva este debate interdisciplinario al campo de la informática,
abarcando así un ámbito mucho más extenso que aquél al que se venía acostumbrado históricamente. Estos
avances tecnológicos, generaron el progreso de una historia clínica que se encontraba sustentada en un formato
de papel, a una historia clínica inmersa en un terreno digital, de difícil acceso y control.
II. EL HÁBEAS DATA COMO PROCESO CONSTITUCIONAL
a) Concepto. Haciendo un análisis de lo establecido por el art. 43, CN y la ley 25.326, debemos entender al
hábeas data como una acción constitucional tendiente a que la persona pueda acceder a un archivo, registro o
banco de datos en el que esté incluida o que sobre ella se trate, de instituciones destinadas a dar informes, con el
propósito de tomar conocimiento de la información que sobre ella allí existe, solicitar su supresión,
rectificación, confidencialidad o actualización.
Como expresan Néstor P. Sagüés y María Mercedes Serra, "es un proceso constitucional, que constituye una
variante de la acción de amparo, destinada a reprimir los excesos del llamado poder informático" (2).
b) Naturaleza Jurídica. La calidad de proceso constitucional del hábeas data viene derivada, en nuestro país,
como una especie dentro del amparo constitucional establecido en el art. 43 de nuestra Carta Magna y no de
manera autónoma como es el caso de Brasil, que fue el primero en introducir en su Constitución la institución
del hábeas data como proceso propio. Pero que su origen provenga del artículo de la Constitución Nacional que
regula el amparo, no lo convierte según algunos autores, en una subespecie del mismo, reinado por sus
requisitos esenciales. Como bien expresa Gozaíni, "la vía pertinente es el hábeas data como actual mecanismo
para lograr el acceso a los archivos y otras pretensiones como la actualización, rectificación, supresión o
confidencialidad de la información personal almacenada. Sin embargo, no alcanza para responder a otras
lesiones derivadas del tratamiento de datos personales (v.gr. lesiones al honor, a la imagen, a la identidad, etc.)"
(3) . El debate doctrinario que surge en cuanto a la naturaleza jurídica se ve encuadrado en cuanto a considerar al
hábeas data como un tipo de amparo o como una garantía independiente sustentada por sí sola, sin perjuicio de
entender que estamos hablando en nuestro caso en particular, de una temática que lleva inserta en si misma uno
de los derechos personalísimos por excelencia como ser el derecho a la salud y, en palabras de Guillermo
Peyrano, "la salud constituye un valor cuya preservación no suele admitir dilaciones o demoras, por tanto han
sido aceptados distintos mecanismos de protección judicial de carácter urgente y expeditivo, comprendidos en el

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elenco de los destinados a proporcionar una tutela rápida y efectiva de los derechos" (4).
Sagüés se inclina con reservas por interpretar al hábeas data como una subespecie del amparo, en cuanto
dice que "en principio, el amparo genérico debe ser un trámite ágil y comprimido y de ahí que, como regla, no
se justificaría para el hábeas data otra reducción suplementaria. No obstante, los particularismos locales pueden
exigir una instrumentación peculiar para este último" (5). También ha expresado en otra de sus obras que "el
hábeas data importa, pues, una pieza del derecho procesal constitucional configurativa de un amparo
especializado, con finalidades específicas" (6).
Quiroga Lavié por su parte, ha dicho que "el amparo es un género de tutela; en el amparo colectivo, el art.
43 dice 'podrán interponer esta acción', de manera que se está dentro del género del amparo; lo mismo ocurre
con el hábeas data, en suma, la acción de hábeas data es una variable de acción de amparo" (7).
Puccinelli afirma que "en relación a la competencia, rigen las mismas pautas que las establecidas para los
casos de amparo, como así también en lo relativo a los trámites" (8).
Jurisprudencialmente se ha dicho que "la posición asumida por el texto constitucional (el 'hábeas data' es
una especie de amparo) no implica aceptar que todo lo regulado por la ley de amparo sea aplicable al hábeas
data; en efecto, el objeto perseguido procesalmente difiere en ambos casos" (9).
Si analizamos el art. 43 de la Constitución Nacional, podemos ver claramente la determinación que los
constituyentes quisieron darle a la institución del amparo, como una tutela judicial rápida y expedita con varias
finalidades específicas divididas, como ser: amparos contra actos u omisiones de autoridades públicas o de
particulares, contra la inconstitucionalidad de una ley, amparos especiales en contra de todo tipo de
discriminación, para proteger el ambiente, los derechos de competencia y también los derechos del usuario y el
consumidor, amparo sobre los datos concernientes a la persona (hábeas data) y el amparo que tutela la libertad
física de la persona (hábeas corpus).
Siguiendo a Osvaldo Gozaíni, hay que tener en cuenta que "cada uno tiene una finalidad específica e
inconfundible, y no pueden tramitar por carriles comunes porque ellos son independientes. La comunión que los
encuentra está en la "tutela judicial efectiva" que cada derecho establece, y las reglamentaciones deberán señalar
los procedimientos pertinentes" (10). Es por ello que el hábeas data debe ser tratado como un proceso diferente al
del amparo, por sus diferentes finalidades, sin soslayar que ambos comparten igualmente distintos puntos en
común, como ser principalmente el fin último de tutelar judicialmente un derecho a través de una acción rápida
y expedita. Considerar al hábeas data en un grado de igualdad absoluta con el amparo propiamente dicho,
llevaría a introducir en el proceso de hábeas data el requisito de arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, que no
constituye en sí un requisito necesario para la procedencia del mismo.
III. EL HÁBEAS DATA ESPECÍFICO PARA ACCEDER A LAS HISTORIAS CLÍNICAS
a) Regulación legal. Al hablar de la acción de hábeas data para la obtención de historias clínicas, debemos
establecer cuál es el marco normativo en el cual se incursiona. Es así como podemos determinar un constante
juego de idas y vueltas entre distintas normas nacionales y provinciales que brindan un marco tanto procesal
como de fondo, entre las cuales se destacan en su importancia la ley 25.326 de protección de datos personales,
la ley 26.529 de derechos del paciente y el art. 43 de la Constitución Nacional (por supremacía). Si bien nuestra
carta magna goza de supremacía legal, en su art. 43 establece los elementos esenciales para resguardar la figura
del hábeas data, pero en cuanto a su regulación de forma, debemos acudir a la Ley General de Hábeas Data (ley
25.326 de Protección de Datos Personales), respetando los principios y garantías constitucionales. En nuestro
caso, al desarrollar el hábeas data específico de una figura determinada como lo es la historia clínica, debemos
encastrar dichas normas con la ley nacional 26.529 de derechos del paciente, que de manera muy clara y precisa,
determina la utilización de la acción de hábeas data como garantía rápida y expedita con vistas a la protección
del paciente.
b) Historia Clínica. El art. 12 de la ley 26.529 brinda una definición legal a la historia clínica, entendiéndola
como el documento obligatorio cronológico, foliado y completo en el que conste toda actuación realizada al
paciente por profesionales y auxiliares de la salud. El artículo mencionado habla de cuatro elementos esenciales
que deben componer a dicha historia clínica, por un lado, establece su "obligatoriedad", es decir que siempre
que haya una actuación médica debe confeccionarse la historia clínica del paciente y, es legalmente exigible por
el paciente mismo, apelando verse afectado su derecho a la salud, derecho de raigambre constitucional, que si
bien no se encuentra mencionado expresamente en la Constitución Nacional, adquiere tal jerarquía a través de
los tratados internacionales reconocidos por el art. 75, inc. 22, CN, como ser el art. 25 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos que dispone que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado
que le asegure, así como a su familia, la salud y bienestar y, en especial, la asistencia médica y los servicios
sociales necesarios. Por otro lado, podemos ver en el artículo la aparición del elemento "cronológico", que nos

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brinda el camino para la confección de la misma, siguiendo un relato ordenado y gradual de los hechos,
estableciendo de manera fehaciente fechas y horarios detallados de la realización de los mismos. El tercer
elemento que aparece es el de la "foliatura", que hace alusión a la numeración correlativa de las hojas que
componen la historia clínica, elemento que debe de respetarse para una correcta realización de la misma, pero
que no le quita validez o esencia a ésta su omisión. Por último, la historia clínica debe ser "completa", es decir
que no debe dejarse nada de lo efectuado al paciente sin mencionar.
Con respecto a que la historia clínica debe ser completa, debe incluirse que la información que brinde el
profesional al paciente debe ser también completa y ésta encontrarse correctamente asentada en la historia
clínica del mismo. En el fallo "O'Keeffe", la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de La Plata
expresó que "entre los derechos fundamentales de los pacientes corresponde destacar información médica
completa sobre su diagnóstico, tratamiento y pronóstico, en término que pueda entender en grado razonable y el
derecho del paciente a esta de rechazar el tratamiento sugerido, de las consecuencias médicas de su decisión"
(11).

Dicho documento, debe expresar de manera clara, precisa y fehaciente exactamente los procedimientos
llevados a cabo sobre la salud de una persona y la información concerniente a la misma, debiéndose registrar
paso a paso lo actuado sobre el paciente y la información que tanto él como los médicos y auxiliares de la salud
aportaron en dicho momento.
En palabras de Jorge Mosset Iturraspe, "la historia clínica es un documento obligatorio, que el o los médicos
tratantes deben componer y llevar adelante. Como historia que es, se trata de una narración y exposición
verdadera de los acontecimientos pasados y hechos memorables, relativos a la salud, con base en la intervención
médica, de un paciente determinado" (12). La historia clínica tiene como finalidad el registro de los diagnósticos,
el desarrollo del tratamiento determinado por los médicos, la evolución del paciente y cualquier otro tipo de
información que se vea vinculada directamente con la salud del paciente.
Eduardo Molina Quiroga, la describe como un "documento médico legal, que surge del contacto entre el
médico y el paciente, y en el que se va registrando la información necesaria, de tipo asistencial, preventivo y
social, para la correcta atención de los pacientes" (13). Estamos hablando del instrumento principal en la vida del
paciente, que debe contener un registro completo de la atención prestada durante su enfermedad y aún estando
sano, proveniente de consultas médicas de mero control. Es así como debemos interpretar a la historia clínica,
como un documento que narra la historia médica de una persona, tanto en sus momentos de enfermedad como
de salud.
c) Contenido de la historia clínica. El art. 15 de la ley 26.529 expresa que la historia clínica debe contener
fecha de confección; datos identificatorios del paciente, su núcleo familiar y del profesional interviniente;
registros claros y precisos de los actos realizados por los profesionales y auxiliares intervinientes; antecedentes
del paciente; en el caso de las historias clínicas odontológicas, éstas deben contener registros odontológicos que
permitan la identificación del paciente y; los actos médicos realizados o indicados. El contenido de la misma es
muy extenso y abarcativo y no se encierra en meras especulaciones de los profesionales actuantes.
El art. 16, amplía aún más su espacio, incluyendo los consentimientos informados, las hojas de indicaciones
médicas, las planillas de enfermería, los protocolos quirúrgicos, las prescripciones dietarias, los estudios y
prácticas realizadas, rechazadas o abandonadas, debidamente detallada por el profesional o auxiliar actuante.
Este análisis nos sirve en nuestro tema, para entender que la acción de hábeas data puede tener lugar en una
amplia variedad de casos, dándonos fundamentos legales y doctrinales idóneos para la sustentación del objeto
de la acción.
d) Titularidad de la historia clínica. La ley 26.529 es tajante en este tema en cuanto afirma en su art. 14 que:
"El paciente es el titular de la historia clínica. A su simple requerimiento debe suministrársele copia de la
misma, autenticada por autoridad competente de la institución asistencial. La entrega se realizará dentro de las
cuarenta y ocho [48] horas de solicitada, salvo caso de emergencia". En expresiones de Mosset Iturraspe, "a
norma dice con acierto que el paciente es el titular de la historia clínica; no es el propietario del papel ni del
documento inserto en el mismo, pero es la persona a quien se refiere lo allí escrito, de una manera reservada o
confidencial; es parte de su historia" (14). Por otro lado, Molina Quiroga tiene un criterio objetivo diferente, en
cuanto que considera que debería de haberse otorgado al paciente la titularidad de los datos personales insertos
en la historia clínica, pero no la titularidad de la misma, expresando que "con un criterio que nos parece
inadecuado, más allá de compartir la finalidad, el legislador ha optado por otorgar la titularidad de la historia
clínica al paciente, cuando lo que —a nuestro juicio— debió establecer es la titularidad del paciente sobre los
datos personales contenidos en la historia clínica" (15). Siguiendo esta misma línea, podría verse el derecho
español, que atribuye la titularidad de la información al paciente, pero no respecto a la historia clínica.

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Si bien la ley argentina otorga la titularidad al paciente, designa como depositarios de la historia clínica a los
establecimientos asistenciales o profesionales de la salud actuantes con el deber de custodiar el documento,
manteniendo su confidencialidad y prohibiendo el acceso a la información por parte de personas no autorizadas.
Dicho deber tiene un plazo de diez [10] años y la reglamentación de la ley 26.529 posee una serie de acciones a
realizar luego de transcurrido el plazo legal previsto.
IV. HISTORIA CLÍNICA INFORMATIZADA Y EL HÁBEAS DATA ESPECÍFICO
a) Su informatización. El avance de la tecnología que día a día va evolucionando con mayor celeridad, no es
ajeno al campo de ésta. La cuestión se torna de mayor seriedad al verse implicados datos sensibles de las
personas. Al ser datos que requieren de un mayor cuidado, la tecnología debe utilizarse para brindar una mayor
protección y claridad a la hora de tomar conocimiento e interpretar esos datos registrados.
No hay inconvenientes en reemplazar el modelo tradicional de historia clínica por el método moderno
informatizado, siempre que se asegure de esta forma la confidencialidad de la información que en ella se
contiene y la pertinente disponibilidad de la misma para el paciente en el tiempo adecuado.
b) Regulación legal. El art. 13 de la ley de derechos del paciente, establece la posibilidad de confeccionarse
la historia clínica en soporte magnético, lo cual, está brindando de esta forma un respaldo legal a la utilización
de medios informáticos para la realización y conservación de la historia clínica. A su vez, el mismo artículo
citado impone que para que pueda confeccionarse de manera informatizada, deben de arbitrarse todos los
medios que aseguren la preservación de su integridad, autenticidad, inalterabilidad, perdurabilidad y
recuperabilidad de los datos que contiene en tiempo y forma.
La norma no se queda en la mera regulación general, sino que nombra determinadas herramientas de
seguridad a las cuales se pueden acudir para darle seguridad y respaldo legal, de este modo, habla del uso de
accesos restringidos con claves de identificación, medios no reescribibles de almacenamiento y el control de
modificación de campos, del mismo modo que amplía a la posibilidad de utilizar otras técnicas que se
consideren más idóneas para asegurar su integridad, estableciendo una mera enumeración enunciativa o
ejemplificativa, pero que por el hecho de estar mencionados dentro de la norma, deben considerarse como
correctas, a la hora de analizar las técnicas utilizadas para la preservación de su integridad.
El párrafo final del artículo expresa que la reglamentación de la ley establece la documentación respaldatoria
que deberá conservarse, sumando que la misma también designa a los responsables que tendrán a su cargo su
guarda. Dicho esto, nos remitimos al decreto 1089/2012 dictado por el Poder Ejecutivo Nacional en julio de
2012, el cual reglamenta en su art. 13, lo establecido por el art. 13 de la ley 26.529. Este decreto reglamentario,
determina que lo concerniente a las historias clínicas informatizadas, deberá adaptarse a lo prescripto por la ley
25.506 (sus complementarias y modificatorias), es decir que deberá de respetar los requisitos establecidos por la
ley de firma digital. En cuanto a la documentación respaldatoria, expresa que es aquella referida en el art. 16 de
la ley 26.529 (consentimientos informados, hojas de indicaciones médicas, planillas de enfermería, protocolos
quirúrgicos, prescripciones dietarias, estudios y prácticas realizadas, rechazadas o abandonadas) que no se
pueda informatizar, y que deberá de resguardarse la misma por el plazo y las personas indicadas en el art. 18 de
la ley en cuestión (es decir que impera el plazo de 10 años de obligación de conservación, por parte de los
establecimientos asistenciales y los profesionales de la salud en su calidad de titulares de consultorios privados).
Para que una historia clínica tenga validez, requiere de la determinación del profesional que la ha
confeccionado a través de su firma ológrafa. En el caso de la historia clínica informatizada, estamos hablando de
una firma digital, lo que genera diferencias materiales entre las mismas, pero que se subsanan legalmente
interpretando la ley 25.506 de firma digital.
c) Exclusión de la informatización. El art. 4º de la ley 25.506 determina cuales son los actos o disposiciones
que quedan excluidos de la regulación establecida por dicha ley y, en su inc. c), menciona a los actos
personalísimos en general. Teniendo en cuenta que el consentimiento informado es un acto personalísimo del
paciente, el mismo quedaría exento de su informatización (en cuanto a su confección, la cual requiere
obligatoriamente la firma manuscrita del paciente y del profesional actuante, en su caso, la directiva expresa y
fecha determinada, pero considero que nada obsta a que sea luego copiada a través de un scanner o método
alternativo y almacenada su copia en un sistema informatizado). De la inobservancia de este caso procede la
nulidad del acto.
Debe de recordarse, que el consentimiento informado es una declaración de voluntad suficiente efectuada
por el paciente, o en su caso, sus representantes legales, acerca de una determinada intervención médica. Es por
ello su naturaleza como acto personalísimo.
V. EL PROCESO

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a) Objeto tutelado. El hábeas data específico para la obtención de una historia clínica tutela el derecho del
paciente al acceso a la información contenida en su historia clínica, por contener dicha información datos de
carácter personal y sensible del paciente.
b) Legitimación activa. Según determina la ley 26.529 en su art. 19, se encuentran legitimados para solicitar
la historia clínica:
1. El paciente y su representante legal;
2. El cónyuge o la persona que conviva con el paciente en unión de hecho, según acreditación que determine
la reglamentación y los herederos forzosos, en su caso, con la autorización del paciente, salvo que éste se
encuentre imposibilitado de darla;
3. Los médicos y, otros profesionales del arte de curar, cuando cuenten con expresa autorización del
paciente o de su representante legal.
Cabe hacer algunas aclaraciones al respecto de los legitimados. En cuanto al paciente, debe de encontrarse
con la capacidad de hecho suficiente para solicitarla y, en su defecto, actuaría su representante legal en el caso
de que tenga uno asignado legalmente, situación poco concurrente en la actualidad. En relación a los herederos
forzosos, deben estar debidamente acreditados (con una partida de nacimiento o, también podría tenerse en
cuenta un acta de matrimonio en su caso) y contar con la autorización expresa del paciente o en caso de que se
encuentre imposibilitado de darla, demostrar tal causal por medios fehacientes, por ejemplo, acta de defunción
en el caso de que el paciente haya fallecido.
c) Legitimación pasiva. Según el art. 35 de la ley 25.326, "la acción procederá respecto de los responsables y
usuarios de bancos de datos públicos, y de los privados destinados a proveer informes", pero hay que tener en
cuenta que cada clase de hábeas data tiene particularidades específicas que merecen un tratamiento diferente
entre sí.
Al tratarse de un hábeas data específico que tiene por objeto obtener un documento determinado, que es la
historia clínica del paciente existente en una institución determinada, hay que interpretar que serán legitimados
pasivos los responsables que tengan a su cargo la guarda de la historia clínica en cuestión ya sea de
establecimientos asistenciales y los profesionales de la salud en su calidad de titulares de consultorios privados.
Esto es así, en tanto que el art. 8º habilita a los establecimientos sanitarios y a los profesionales vinculados a la
ciencia de la salud a recolectar y tratar datos personales relativos a la salud física o mental de los pacientes que
acuden a los mismos o que estén o hubieran estado bajo tratamiento de aquellos, respetando siempre los
principios del secreto profesional.
d) Competencia. Lo primero que debe analizar el juez frente a un hábeas data es su competencia para
entender en la causa, a través del criterio de admisibilidad. El art. 36 de la Ley de Protección de Datos Generales
simplifica esta duda determinando que: "Será competente para entender en esta acción el juez del domicilio del
actor; el del domicilio del demandado; el del lugar en el que el hecho o acto se exteriorice o pudiera tener
efecto, a elección del actor. Procederá la competencia federal:
a) Cuando se interponga en contra de archivos de datos públicos de organismos nacionales y;
b) Cuando los archivos de datos se encuentren interconectados en redes interjurisdicciones, nacionales o
internacionales".
Siguiendo al artículo, se interpreta como regla la competencia de la justicia ordinaria y por excepción, en
determinados casos sería competente la justicia nacional. Los derechos tutelados en este caso son derechos
personalísimos, por lo que es acertado que la regla sea la justicia local.
La justicia de Córdoba posee jurisprudencia concerniente. En el fallo "García Del Llano" se sentenció que
"si la materia subexamine se relaciona con situaciones reguladas por el derecho privado y el registro o base de
datos pertenece a un particular, corresponde la jurisdicción ordinaria sobre derecho común. Cuando en cambio,
la situación jurídica a tutelar se relaciona con el ejercicio de la función administrativa y los registros o bases de
datos pertenecen a la autoridad pública, el fuero competente debe ser, por su propia naturaleza, el contencioso
administrativo" (16).
e) Procedencia de la acción. Para que la acción sea procedente es necesario haber realizado una medida
precontenciosa o prejudicial, que vendría a ser el requerimiento previo ante la autoridad competente de la
institución asistencial, como lo determina el art. 14 de la ley 26.529 que en esta parte del trabajo es necesario
reiterar: "el paciente es el titular de la historia clínica. A su simple requerimiento debe suministrársele copia de
la misma, autenticada por autoridad competente de la institución asistencial. La entrega se realizará dentro de
las cuarenta y ocho [48] horas de solicitada, salvo caso de emergencia". Es el art. 20 de la misma ley el que nos

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otorga la procedencia de la acción de hábeas data habiendo cumplimentado con el art. 14, al decir: "Todo sujeto
legitimado en los términos del art. 19 de la presente ley, frente a la negativa, demora o silencio del responsable
que tiene a su cargo la guarda de la historia clínica, dispondrá del ejercicio de la acción directa de hábeas data a
fin de asegurar el acceso y obtención de aquélla. A dicha acción se le imprimirá el modo de proceso que en cada
jurisdicción resulte más apto y rápido. En jurisdicción nacional, esta acción quedará exenta de gastos de
justicia".
En la provincia de Santa Fe, al no existir una ley que establezca un procedimiento especial de hábeas data,
debe de optarse por seguir el procedimiento establecido por el Código Procesal Civil y Comercial de Santa Fe
referido al juicio sumarísimo, pero adaptándose a los principios imperantes en el art. 43 de la Constitución
Nacional, referentes al hábeas data y asimilando algunas disposiciones por afinidad a la acción de amparo, pero
no aplicando el plazo de caducidad del mismo.
f) Etapa Judicial. Resulta adecuado hacer un análisis correcto de cómo se interrelacionan las leyes 25.326,
26.529 y el art. 43 de la Constitución Nacional, sin perjuicio de añadir los artículos concernientes al juicio
sumarísimo regulados por el Código Procesal Civil y Comercial de Santa Fe, en el caso que la competencia sea
ordinaria y al momento de la demanda no exista una ley provincial que regule el proceso de hábeas data.
Para la presentación de la demanda, se debe estar a lo establecido por el art. 38 de la ley 25.326. Con
respecto a su individualización, lo que se debe hacer es determinar la institución asistencial o el profesional que
tiene la guarda y custodia de la historia clínica a la cual queremos acceder legítimamente, especificando
nombre, domicilio y los datos que se consideren pertinentes para una correcta individualización del demandado.
En el caso de un hospital público, debe consignarse en lo posible de qué orden estatal depende (municipal,
provincial, nacional) para así saber de qué secretaría o ministerio depende. Cabe también, la individualización
en lo posible del sistema o soporte informático en el cual se encuentra la historia clínica solicitada. Una correcta
individualización ayudará a la justicia a actuar debidamente y, analizar cada acto procesal respetando los
derechos en juego, salvaguardando que no se afecten derechos de terceros.
En cuanto a la fundamentación de la solicitud, surge una gran dicotomía entre, por un lado la intención de
prevenir tareas innecesarias y trámites burocráticos que puedan afectar el debido funcionamiento de las
instituciones avocadas a la salud y, por el otro, al ser el paciente el titular de la historia clínica, éste no tiene por
qué dar explicaciones ante su solicitud, porque dispone del acceso a ella libremente y, al negarle el acceso se le
estarían restringiendo sus derechos como titular de la misma. Al respecto, Sagüés expresa que "si se trata de una
situación de negativa a suministrar información, o si la proporcionada es inexacta, basta que el actor argumente
que litiga en búsqueda del valor verdad, que es el tutelado por el art. 43 de la Const. Nacional a través del
hábeas data" (17).
Los incs. 3º y 4º de dicho artículo, prevén dos medidas cautelares específicas de hábeas data. La primera
(inc. 3º) hace referencia a la posibilidad de que se asiente en el registro o banco de datos que la información
cuestionada está sometida a un proceso judicial, lo que se equipararía con la denominada medida de "anotación
de litis". Para ello es útil y necesario haber individualizado el soporte técnico que la contiene. Muchas veces se
utilizan redes dentro de las instituciones asistenciales, donde circula la información de la historia clínica entre
diversos dispositivos, o quedan guardados en lo que se conoce como "la nube" (que si bien aparenta que esa
información queda en el "espacio virtual", hay en alguna parte del mundo un servidor que está brindando un
espacio de su capacidad de almacenamiento para registrarla).
La segunda (inc. 4º), hace mención a la posibilidad de bloquear provisionalmente el archivo en lo referente
al dato personal motivo del juicio que debe de ser manifiesto el carácter discriminatorio, falso o inexacto de la
información para que proceda la medida. Esta medida es más complicada de adoptar en nuestro caso, debido a
que pueden verse en riesgo derechos personalísimos de terceros. No se puede bloquear legalmente el acceso a
una base de datos que contenga las historias clínicas del sistema hospitalario de una provincia o región, como
así tampoco el bloqueo de acceso a una computadora o dispositivo similar que sea utilizado por un profesional
particular o institución asistencial para la carga y conservación de historias clínicas. Habría que analizar la
posibilidad de bloquear únicamente el archivo que contiene la historia clínica en cuestión, salvaguardando la
continuidad de acceso a los demás archivos, en pos de no afectar los derechos personalísimos a los cuales se
hizo mención recientemente.
In fine, se establece el criterio de interpretación amplio con respecto a los incisos antes comentados.
El art. 39 se refiere al trámite propiamente dicho. Al comenzar el artículo diciendo "admitida la acción",
hace expresa referencia a la realización de un examen de admisibilidad previo y consecuentemente a la
posibilidad de un rechazo in limine. "Esta alternativa es perfectamente factible. Por un lado, el art. 39 de la ley
comienza diciendo 'admitida la acción', con lo que, a contrario sensu, existe la posibilidad de que no se admita

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inicialmente. Por otro, el rechazo in limine deriva también de la legislación supletoria (art. 3º, ley 16.989: 'si la
acción fuese manifiestamente inadmisible')" (18).
El artículo hace mención al requerimiento que hace el juez a quien fue demandado en el hábeas data, para
que remita la historia clínica en nuestro caso en particular, junto a la expresión de motivos de su negación a
habérsela otorgado al titular a su mero requerimiento (según art. 41), circunstancia que será tenida en cuenta
para el análisis de responsabilidades y consecuentes sanciones de ser procedentes.
"Sobre el término para evacuar el informe, el ap. 2º del art. 39 incluye desprolijamente dos reglas
contradictorias. Por un lado, indica que no podrá exceder de cinco días, para permitir inmediatamente después
ampliarlo 'prudencialmente por el juez'. En definitiva, el plazo puede ser inferior, igual o superior a cinco días, a
criterio del tribunal. En otras palabras, el plazo 'legal' se convierte de hecho en plazo 'judicial' (19).
g) Presentación de la historia clínica. La historia clínica debe ser entregada al paciente de manera impresa
con firma del responsable de la institución médica o del profesional particular en el caso de la atención en un
consultorio privado. La historia clínica informatizada, al encontrarse almacenada en un archivo determinado,
debería ser entregado en copia al paciente a través de un soporte informático o algún medio idóneo, ya sea un
CD, un pendrive, o lo que al momento de requerirlo sea el medio más adecuado, para asegurar que se le está
entregando realmente lo escrito en la historia clínica y no haya sido su impresión modificada, alterada o se hay
suprimido información en su perjuicio.
VI. CONCLUSIONES
Luego de un estudio exhaustivo de los principios y características que forman parte de la acción de hábeas
data, se puede decir que en nuestro país esta institución tiene el reconocimiento que demanda, al estar
reconocida constitucionalmente en el art. 43 CN, pero requiere todavía de ciertos ajustes para su correcta
implementación.
Si bien el constitucionalismo contemporáneo entendió que no bastaba solamente con crear derechos y darles
raigambre constitucional, sino que hacía falta dotarlos de garantías para su efectivización, sigue habiendo
lagunas legales en este tema, que requiere de un mayor análisis y vinculación de los tres poderes del Estado,
tanto el poder legislativo dictando normas que se ajusten a la realidad de las historias clínicas, que al pasar de
ser meramente documentos escritos en hojas de papel a ser documentos archivados en dispositivos digitales,
adquieren diferentes puntos a tener en cuenta y requieren de diversos mecanismos de control y resguardo para
su correcto uso, teniendo siempre en miras el perfeccionamiento de la relación médico-paciente y el
mejoramiento de los tratamientos en pos de la salud de los pacientes; como así también del poder ejecutivo, a
través de la reglamentación y la creación de instituciones que se dediquen a brindar un correcto tratamiento de
las historias clínicas informatizadas; sin olvidarnos del poder judicial, que debe garantizar que estos derechos
sean respetados y fielmente observados, aceptando en sus titulares la acción adecuada para su reconocimiento.
El avance de la tecnología debe ser un beneficio para el hombre y no el hombre un beneficio para la
tecnología. Debemos pensar cómo la tecnología puede ser utilizada para mejorar los sistemas de salud y la
confección de historias clínicas para que sean completas y ordenadas, en lugar de pensar en usar las historias
clínicas para mejorar tecnologías a través de estadísticas e intercambios de información.
Esto se torna imposible si no le brindamos a esta figura un correcto marco legal que respalde el uso de
tecnologías en el trabajo médico, respetando los derechos personalísimos adquiridos. La Constitución Nacional
nos abrió el camino y delimitó los principios fundamentales a tener en cuenta para la generación de este marco
legal.
La falta de determinación clara y precisa sobre elementos procesales claves, como ser la competencia y los
requisitos de procedencia de la acción de hábeas data para la obtención de historias clínicas, afectan el debido
proceso y el reconocimiento de garantías constitucionales.
(1) ZARINI, Helio J., "Constitución Argentina. Comentada y concordada", Astrea, Buenos Aires, 2010, 5ª
reimpresión, p. 197.
(2) SAGÜÉS, Néstor P. - SERRA, María Mercedes, "Derecho Procesal Constitucional de la Provincia de
Santa Fe", Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 1998, 1ª edición, p. 283.
(3) GOZAÍNI, Osvaldo A., "Hábeas Data", Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2001, 1ª edición, ps. 388-389.
(4) PEYRANO, Guillermo F., "El derecho personalísimo a la salud y su protección" en Derecho a la Salud,
Buenos Aires, ED, 2007, 1ª edición, p. 23.
(5) SAGÜÉS, Néstor P., "El hábeas data: alcances y problemática" en El derecho público actual, homenaje
a Pablo Ramella, Buenos Aires, Depalma, 1994, p. 189.

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Documento

(6) SAGÜÉS, Néstor P., "Derecho Procesal Constitucional: Acción de amparo", Buenos Aires, Astrea,
1991, t. III, 3ª edición, p. 655.
(7) QUIROGA LAVIÉ, Humberto, "El amparo, el hábeas data y el hábeas corpus en la reforma de la
Constitución Nacional" en "La reforma de la Constitución", ROSATTI y otros, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni,
1994, ps. 111 y 157.
(8) PUCCINELLI, Oscar R., "Hábeas data: aportes para una eventual reglamentación", ED 161-929.
(9) CNFed. Contencioso Administrativo, sala IV, "Gaziglia c. Banco Central y otro, amparo ley 16.986",
4/10/1995, ED 167-169.
(10) GOZAÍNI, Osvaldo A., "Hábeas Data", op. cit., p. 387.
(11) Cám. Apel. Civ. y Com. La Plata, sala II, "O'Keeffe, Cristina M. c. Hospital Prof. Dr. Adolfo Rossi s/
Daños y Perjuicios", 23/09/2003, Id SAIJ: FA03010456.
(12) MOSSET ITURRASPE, Jorge - PIEDECASAS, Miguel A., "Derechos del Paciente", Santa Fe,
Rubinzal-Culzoni, 2011, 1ª edición, p. 116.
(13) MOLINA QUIROGA, Eduardo, "Derecho a la información de la salud y hábeas data específico.
Derechos esenciales del paciente", LA LEY, 2013-E, 609.
(14) MOSSET ITURRASPE, Jorge — PIEDECASAS, Miguel A., "Derechos del Paciente", op. cit., p. 127.
(15) MOLINA QUIROGA, Eduardo, "Derecho a la información de la salud y hábeas data específico.
Derechos esenciales del paciente", op. cit.
(16) Cámara Contencioso Administrativa Córdoba, "García de Llanos c. Caja de Jubilaciones, retiros y
pensiones de Córdoba", 29/03/1995, LLC, 1995-948.
(17) SAGÜÉS, Néstor P., "Compendio de Derecho Procesal Constitucional", Buenos Aires, Astrea, 2016,
2ª reimpresión, p. 641.
(18) Ibídem, p. 643.
(19) Ibídem, ps. 643-644.

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