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El juego en la relación de Pareja

El espacio de juego mejora la comunicación, y a su vez hace


renacer la actitud creativa que yace en el interior de cada uno
de los miembros.

¿Jugar como niño o jugar como adultos? Para responder esta simple pregunta
es necesario que nos re-conozcamos en la actividad del jugar. Al vernos jugando con
nuestra pareja, como puede ser en el jugo con el doble sentido, con el humor, con las
miradas que dicen, muchas veces, más que las palabras mismas, ya que el sentido está
ahí mirando y mirándonos, y que podemos re-conocernos en el acto del jugar. Se
podría decir que una pareja que no juega está más cerca de tomar distancia
emocional, mental y física de las que si tienen una vida lúdica creada.

El juego es un lugar de encuentro, de reencuentro y de futuros encuentros en el cual


los miembros de la pareja se nutren de la esencia creativa del otro.

Jugar es una actividad sana y sanadora ya que involucra ser un verdadero


creador. Además, el jugar nos invita a ser espontaneo, es decir, dejar de ser alguien
que uno no quiere ser y ser uno mismo. Para esto, la relación de pareja brinda ese
espacio virtual, un tercer espacio que es creado por ambos, donde ambos sacan a la
luz esa parte profunda de ellos y en donde consiguen ser ellos mismos sin prejuicios y
descalificaciones. Desde el primer día, en que ambos se eligen, este espacio ya toma
vida y se va alimentando de las emociones, pensamientos, miradas, gestos, etc., que la
pareja va introduciendo en su día a día.
Cada persona tiene, dentro de si, esa capacidad, ese espacio donde el aspecto
creativo hace aparecer el juego. Cuando no se juega, no se es uno mismo, esto quiere
decir que los miembros de la pareja adoptan una forma de ser en la cual no se es, y la
mentira es, entonces, el estandarte de la comunicación. El no jugar es, no dejarse ser
uno mismo, además, el no jugar, es una defensa que puede transparentar los
problemas que están presentes en la pareja. Problemas que son producto del no
permitir dejar que se exprese el ser espontaneo y creativo que tenemos dentro de
nosotros y que se manifiesta en el jugar.

Cada persona tiene dentro de si esa capacidad, ese espacio de juego con el cual hace
aparecer lo creativo de sí y de su pareja.

El juego también puede producir lo contrario. Es común ver miembros de la


pareja que no juegan, y se suelen molestar, poner de mal humor, etc., para no decir lo
que sienten, ocultar una parte de ellos con el fin de gozar con el enojo y el
resentimiento. Es decir, se molesta como un infante que solo busca su propia
satisfacción, auto-convencerse de que su enojo, resentimiento, envidia, etc., es mejor
que sentir esa alegría que genera en la complacencia con su pareja y prefiere jugar
solo, él o ella con sus fantasías. Este tipo de juego que no involucra a la pareja genera
más un desgaste y una separación ya que se elimina la comunicación como espacio
intermedio.

Es importante conocer ese espacio interno, dentro de uno, donde está latente
el jugar, y que se mantengan separado el uno del otro, ya que al interactuar crean un
espacio de juego en común, que es espontaneo y compartido. Este espacio intermedio
es un espacio de encuentro, donde se encuentran y se encuentran; se sintonizan los
sentidos, y nacen las ideas que son los frutos de su propia creación y que los hace una
pareja única.

Recife, 19 de Mayo de 2018

Marcelo Nilo, Lic. en Psicología.

Interesado en los temas de la Comunicación en la Pareja y sus problemáticas.

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