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Ahumada. La Teoria Marxista de La Plusvalia Absoluta
Ahumada. La Teoria Marxista de La Plusvalia Absoluta
E
n el curso de los dos últimos decenios, las condiciones laborales y so-
ciales de los trabajadores se han deteriorado de manera constante,
como resultado de la puesta en práctica de las políticas derivadas de los
planteamientos neoliberales. Los programas de ajuste fiscal, que se apli-
can por doquier en América Latina como eje de los acuerdos con el Fondo
Monetario Internacional, han afectado negativamente la situación de los
sectores laborales. Aunque este deterioro ha sido más notorio en los países
subdesarrollados, también se ha presentado en las economías más indus-
trializadas del mundo y ha sido uno de los rasgos más notorios del proceso
conocido en términos generales como la globalización.
En el presente trabajo se analizará la teoría marxista de la plusva-
lía, con el objeto de contribuir a la explicación de las condiciones laborales
en el mundo actual. Se parte de la tesis de que en el período neoliberal, el
capitalismo recurre fundamentalmente al alargamiento de la jornada de
trabajo, es decir, al incremento de la plusvalía absoluta, con el objeto de
1
Este análisis está basado fundamentalmente en Carlos Marx, El Capital, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1980, tomos I y III. La mayor parte de las referencias co-
rresponde a estos dos textos.
355
contrarrestar la tendencia decreciente de la cuota de ganancia. Por ello,
el desarrollo tecnológico sin precedentes que se ha dado en los últimos
tiempos no ha contribuido al mejoramiento de las condiciones laborales
y sociales de la mayor parte de la población, sino que ha traído aparejado
un deterioro, también sin precedentes, de dichas condiciones. La superex-
plotación de los trabajadores y su sometimiento a condiciones de vida y de
trabajo equiparables a las de la época de la revolución industrial, son el re-
sultado del modelo de acumulación vigente, que beneficia exclusivamente
a las empresas multinacionales y al capital financiero, al servicio de los in-
tereses de los países más poderosos del orbe.
El trabajo consta de tres partes. En la primera, se desarrollan los prin-
cipales elementos de la teoría marxista de la plusvalía; en la segunda, se
examina la ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia, formu-
lada por Marx, y la tercera parte se centra en el análisis de los principales
argumentos teóricos neoliberales y de las políticas derivadas de dichos ar-
gumentos, tendientes a modificar las condiciones laborales.
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LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
del burgués, los intereses del capitalista. Ganancia y salario seguirán hallándose,
exactamente lo mismo que antes, en razón inversa2.
2
“Trabajo asalariado y capital”, en C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, Moscú, Edito-
rial Progreso, 1972, p. 81-86.
357
productivo, que se genera dentro de unas relaciones sociales de produc-
ción específicas.
Pero el factor decisivo es el valor de uso específico de esta mercancía,
que le permite ser fuente de valor, y de más valor que el que ella misma tie-
ne, apunta Marx, diferenciando su teoría de la de sus antecesores. “El po-
seedor del dinero paga el valor de un día de fuerza de trabajo: le pertenece,
por tanto, el uso de esta fuerza de trabajo durante un día, el trabajo de una
jornada” (T.I, 155):
La fuerza de trabajo es en nuestra actual sociedad capitalista una mercancía; una
mercancía como otra cualquiera, y sin embargo, muy peculiar. Esta mercancía tie-
ne, en efecto, la especial virtud de ser una fuerza creadora de valor, una fuente de
valor y, si se la sabe emplear, de mayor valor que el que en sí misma posee 3.
b) La jornada de trabajo
La suma del trabajo necesario y del trabajo excedente o, en otros tér-
minos, del período de tiempo en el cual el obrero repone el valor de su
fuerza de trabajo y de aquel en el cual produce la plusvalía, constituye la
magnitud absoluta de su tiempo de trabajo, o sea la jornada de trabajo, que
es una cantidad variable (T.I, 187-188).
3
Introducción de Friedrich Engels a C. Marx, Trabajo asalariado y capital, Op. cit. p.67.
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LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
4
Dr. Richardson, “Work and Overwork”, en Social Science Review, 18 de julio de 1863
(citado por Marx en El Capital, Tomo I, p.212).
359
Pero al alargar la jornada de trabajo, el capitalista no sólo empobrece
la fuerza humana de trabajo, despojada de sus condiciones normales de de-
sarrollo, sino que “produce, además, la extenuación y la muerte prematuras
de la misma fuerza de trabajo. Alarga el tiempo de producción del obrero du-
rante cierto plazo, a costa de acortar la duración de la vida” (Ibídem). Tam-
bién en su obra Salario, precio y ganancia Marx se refiere a la degradación a
la que la explotación capitalista lleva a los obreros:
El hombre que no dispone de ningún tiempo libre, cuya vida, prescindiendo de las
interrupciones puramente físicas del sueño, las comidas, etc., está toda ella absor-
bida por su trabajo para el capitalista, es menos todavía que una bestia de carga.
Físicamente destrozado y espiritualmente embrutecido, es una simple máquina para
producir riqueza ajena5.
5
K. Marx, Salario, precio y ganancia, en K. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, Editorial
Progreso, Moscú, p. 225.
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cantes permitían que los capataces golpeasen y maltratasen a los niños y a menudo
hasta ellos mismos se ocupaban de castigarlos (...) Pero ni siquiera este tiempo de
trabajo tan prolongado satisfacía la codicia de los capitalistas. Se trataba de volver
rentable por todos los medios posibles el capital invertido en edificios y máquinas,
de hacerlo trabajar con la mayor intensidad posible6.
6
Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, Crítica, Grupo Editorial
Grijalbo, Barcelona, Buenos Aries, México DF, 1978, p 404-405.
7
Ibídem, p.197.
361
mente. Sus voces nos recuerdan las fortalezas humanas: su rechazo al engaño y la
intimidación, su determinación de mirar las cosas de frente y de decir la verdad. Nos
impresiona también su inteligencia austera, la forma como instintivamente captan
las tecnologías complejas, los procesos industriales, la división del trabajo y las or-
ganizaciones en las cuales se mueven y viven8.
8
Marshall Berman, “The People in Capital”, en Adventures in Marxism, Verso, Londres-
Nueva York, 1999, p.83.
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LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
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En desarrollo de su enfoque dialéctico, Marx señala que la plusvalía
relativa
es absoluta en cuanto condiciona la prolongación absoluta de la jornada de traba-
jo, después de cubrir el tiempo de trabajo necesario para el salario del obrero. Y la
plusvalía absoluta es relativa en cuanto se traduce en un desarrollo de la productivi-
dad del trabajo, que permite limitar el tiempo de trabajo necesario a una parte de la
jornada (T.I, 458).
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LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
d) El salario
Del análisis anterior se deduce que, por muy favorables que sean para
el obrero las condiciones en que venda su fuerza de trabajo, dichas condi-
ciones llevan siempre consigo dos constantes: la necesidad de volver a ven-
der dicha fuerza y la reproducción ampliada del capital. Como vemos, el
salario supone siempre la entrega por parte del obrero de una cierta can-
tidad de trabajo no retribuido. Por eso, el aumento del salario solo repre-
senta, en el mejor de los casos, la reducción de la cantidad de trabajo no
retribuido que el obrero está obligado a entregar. Pero, como señala el au-
tor, esta reducción no puede jamás rebasar ni alcanzar siquiera el límite
a partir del cual supondría una amenaza para el sistema capitalista (T.I,
563). Marx afirma que el salario es el precio de una determinada mercan-
cía, que es la fuerza de trabajo, y se halla determinado por las mismas leyes
que determinan el precio de cualquier mercancía. Este precio se fija en la
relación entre oferta y demanda9.
El capitalismo puede mantener bajos los salarios gracias a la llamada
superpoblación obrera o ejército industrial de reserva, una de las condicio-
nes que le son inherentes a ese régimen de producción. David Ricardo se
refirió a este fenómeno como redundant population y Marx lo explicó en
los siguientes términos:
El movimiento general de los salarios se regula exclusivamente por las expansiones
y contracciones del ejército industrial de reserva, que corresponden a las alternati-
vas periódicas del ciclo industrial. No obedece, por tanto, a las oscilaciones de la
cifra absoluta de la población obrera, sino a la proporción variable en que la clase
obrera se divide en ejército activo y ejército de reserva, al crecimiento y descenso
del volumen relativo de la superpoblación, al grado en que ésta es absorbida o nue-
vamente desmovilizada (T.I, 581).
9
K. Marx, Trabajo asalariado y capital, Op. cit., p.73.
365
Más adelante afirma:
La ley que mantiene siempre la superpoblación relativa o ejército industrial de re-
serva en equilibrio con el volumen y la intensidad de la acumulación, mantiene al
obrero encadenado al capital con grilletes más firmes que las cuñas de Vulcano con
que Prometeo fue clavado a la roca. Esta ley determina una acumulación de miseria
equivalente a la acumulación de capital (T.I, 589).
10
El Capital, Tomo III, Sección tercera.
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El mismo desarrollo de la fuerza productiva social del trabajo se expresa, pues, a
medida que progresa el régimen capitalista de producción, de una parte, en la ten-
dencia al descenso progresivo de la cuota de ganancia y, de otra parte, en el au-
mento constante de la masa absoluta de la plusvalía o ganancia apropiada, de tal
modo que, en conjunto, al descenso relativo del capital variable y de la ganancia
corresponde un aumento absoluto de ambos. Este doble efecto sólo puede tradu-
cirse, como hemos dicho, en un aumento del capital total en una progresión más
acelerada que aquella en que la cuota de ganancia disminuye (T. III, 244).
Con base en este análisis, Marx demuestra que no existe una relación
de causalidad entre el incremento de los salarios y el descenso de la cuota
de ganancia, y refuta este supuesto de la siguiente forma:
La tendencia a la baja de la cuota de ganancia lleva aparejada la tendencia al alza
de la cuota de plusvalía, es decir, del grado de explotación del trabajo. No hay, pues,
nada más necio que pretender explicar la baja de la cuota de ganancia por el alza de
la cuota del salario, aunque excepcionalmente puedan darse casos de éstos (...) La
cuota de ganancia no disminuye porque el trabajo se haga más improductivo, sino
porque se hace más productivo (T.III, 262).
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LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
b) El imperialismo
Marx no alcanzó a vivir el período del capital monopólico, caracte-
rístico del imperialismo. Sin embargo, sí vislumbró el predominio del ca-
pital financiero y, mediante su análisis teórico e histórico del capitalismo,
demostró que la libre concurrencia engendra el proceso de acumulación y
concentración acelerada de la producción.
Igualmente, después de observar las transformaciones económicas de
finales del siglo XIX, pudo darse cuenta de que una parte del capital era
empleada solamente como “capital productivo de interés”, o como capita-
les que sólo arrojaban grandes o pequeños intereses, los llamados dividen-
dos (T.III, 262). Es por ello que, en su análisis, destaca el papel primordial
que desempeña el comercio exterior para contrarrestar la tendencia de-
creciente de la cuota de ganancia y se refiere a algunos de los efectos de la
expansión comercial, entre los cuales está la ampliación de la escala de la
producción, que permite abaratar los elementos del capital constante y los
medios de subsistencia de primera necesidad en que invierten los obreros
su salario. Mediante estos efectos, aumenta la cuota de ganancia, al elevar-
369
se la cuota de la plusvalía y reducirse el valor del capital constante. Veamos
cuál es su explicación al respecto:
Los capitales invertidos en el comercio exterior pueden arrojar una cuota más alta
de ganancia, en primer lugar porque aquí se compite con mercancías que otros paí-
ses producen con menos facilidades, lo que permite al país más adelantado vender
sus mercancías por encima del valor, aunque más baratas que los países competi-
dores. Cuando el trabajo del país más adelantado se valoriza aquí como un trabajo
de peso específico superior, se eleva la cuota de ganancia, ya que el trabajo no
pagado como un trabajo cualitativamente superior se vende como tal. Y la misma
proporción puede establecerse con respecto al país al que se exportan unas mer-
cancías y del que se importan otras: puede ocurrir, en efecto, que este país entregue
más trabajo materializado en especie del que recibe y que, sin embargo, obtenga las
mercancías más baratas de lo que él puede producirlas. Exactamente lo mismo que
le ocurre al fabricante que pone en explotación un nuevo invento antes de que se
generalice, pudiendo de este modo vender más barato que sus competidores y, sin
embargo, vender por encima del valor individual de su mercancía, es decir, valorizar
como trabajo sobrante la mayor productividad específica del trabajo empleado por
él. Esto le permite realizar una ganancia extraordinaria (T. III, 260).
Por otra parte, agrega Marx, los capitales invertidos en las colo-
nias pueden arrojar cuotas más altas de ganancia, debido al bajo nivel
de desarrollo de estos países y en relación con el grado de explotación
del trabajo que se obtiene allí mediante el empleo de esclavos, entre
otras formas de explotación. Sin embargo, como él lo dice, no se trata
de que el capital no encuentre en términos absolutos ocupación dentro
del país de origen, sino de que en el extranjero puede invertirse con
una cuota más alta de ganancia.
En los comienzos del siglo XX, Lenin analizó a fondo el imperialismo
como etapa monopólica del capitalismo, y señaló que éste surgió como de-
sarrollo y continuación directa de las propiedades fundamentales del capi-
talismo en general:
Pero el capitalismo se ha trocado en imperialismo capitalista únicamente al llegar
a un cierto grado muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las propiedades
fundamentales del capitalismo han comenzado a convertirse en su antítesis (...) Lo
que hay de fundamental en este proceso, desde el punto de vista económico, es la
sustitución de la libre concurrencia capitalista por los monopolios imperialistas11.
11
V. I. Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, Ediciones en lenguas extran-
jeras, Pekín, 1972, p. 111.
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12
Ibídem, p. 113.
13
Ibídem, p. 77.
14
Ibídem, p. 78.
371
miento de aranceles proteccionistas para los productos susceptibles de ser
exportados. Los cartels y el capital financiero exportan a “precios tirados”,
y ejercitan el dumping: en el interior del país, venden sus productos a un
precio monopolista elevado, y en el extranjero los venden a un precio tres
veces más bajo, con el objeto de arruinar al competidor y de ampliar hasta
el máximo su propia producción15.
15
Ibídem, p. 147.
16
Para un análisis detallado de la ideología neoliberal, ver Consuelo Ahumada, El modelo
neoliberal y su impacto en la sociedad colombiana, capítulo 3, El Áncora Editores, Bogotá, 1996.
372
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17
Frederick Hayek, The Mirage of Social Justice, Chicago: University of Chicago Press,
1976, p. 108-109.
373
Los pensadores neoliberales sostienen que la mano invisible del mer-
cado genera resultados que tienden a reproducirse a sí mismos. Así, por
ejemplo, en la medida en que las personas escogen conforme a sus prefe-
rencias y ante la poca probabilidad que hay de que estas preferencias cam-
bien muy rápidamente, los efectos económicos mismos permanecerán
relativamente estables. Este análisis se aplica a los resultados del trabajo y,
por ende, a la condición económica y social de las personas. Por ello, expli-
ca que las diferencias en los salarios se deben a la acción del mercado y a la
elección de las personas.
A la mejor usanza neoliberal, estos pensadores ponen mucho énfasis
en la armonía de intereses, resultantes de las economías de mercado. Las
dos partes, en ambos lados del intercambio, se benefician mutuamente.
Las personas ganan de acuerdo a lo que valen en el mercado y su valor
depende en primera instancia de lo que cada uno haya invertido en sí
mismo. Los pobres han escogido, de manera libre, invertir relativamente
poco en su propia capacitación, y por eso merecen lo que ganan y ganan
lo que merecen.
Por su parte, Milton Friedman afirma que el “sistema de precios” es
el mecanismo que permite intercambios voluntarios entre las partes, “sin
pedirles a las personas que se hablen entre sí o que simpaticen unas con
otras”18. Este sistema desempeña tres funciones en la actividad económica:
transmite información, proporciona el incentivo para hacer el mejor uso
posible de los recursos disponibles y determina la distribución del ingreso.
Para acentuar aún más la naturaleza mágica del mercado, afirma que el
sistema de precios funciona en forma tan eficiente que la mayor parte del
tiempo las personas no son conscientes de ello. “Nunca nos damos cuen-
ta de cómo trabaja de bien hasta cuando se impide su funcionamiento, e
incluso entonces, rara vez reconocemos dónde se origina el problema”19.
Con esta visión del poder absoluto del mercado, los ideólogos neoliberales
intentan proporcionarle una legitimación “científica” a la existencia de la
desigualdad económica y social.
Para Friedman, la existencia de las grandes corporaciones, cuyo papel
es preponderante en el capitalismo norteamericano de la década de los se-
tenta, no cambia para nada la situación. Afirma que los monopolios de las
industrias son poco importantes desde el punto de vista de la economía y
18
Milton y Rose Friedman, Free to Choose. A Personal Stateman, Nueva York: Harcourt
Brace Jovanovich, 1979, p. 13.
19
Ibídem.
374
LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
cree que cuando las “condiciones técnicas” hacen que el monopolio sea el
resultado lógico de la competencia de las fuerzas del mercado, un monopo-
lio privado es siempre preferible a uno público o a uno sindical.
En estrecha conexión con la concepción neoliberal y con el auge del
posmodernismo, como corriente que cuestiona los postulados y discursos
teóricos que sustentan la modernidad, empezó a desarrollarse desde hace
algunas décadas la noción de la llamada sociedad postindustrial. Según
esta visión, el capitalismo de finales del siglo XX pasó de la producción de
bienes a la producción de servicios y el mundo desarrollado se encuentra
en una etapa de transición de una economía basada en la producción in-
dustrial a otra, en la cual la información y la investigación teórica siste-
mática entran a desempeñar un papel crucial y se convierten en motor del
crecimiento, tal como lo señala el escritor inglés Alex Callinicos20. Se trata
de una “sociedad del conocimiento”, dominada por una elite con un alto
nivel de formación académica y profesional. En esta sociedad, supuesta-
mente los conflictos de clase se han vuelto obsoletos, en la medida en que
las clases mismas han dejado de existir.
En esa línea de análisis, autores como Manuel Castells se refieren al
advenimiento de la economía informacional, que se refleja en varios ras-
gos: primero, las principales fuentes de productividad, y por ello de creci-
miento económico, dependen cada vez más de la ciencia y la tecnología, lo
mismo que de la calidad de la información y de la gerencia de los procesos
de producción, distribución, comercio y consumo. Segundo, el cambio de
la producción material a las actividades de procesamiento de información,
tanto en términos de la proporción del PIB como del número de personas
empleadas en tales actividades21. En consecuencia con tales planteamien-
tos, desde la óptica neoliberal se afirma que las naciones menos desa-
rrolladas deben especializarse en la producción de manufacturas para el
mercado mundial, aprovechando sus bajos costos laborales, mientras que
los países industrializados se dedican a la investigación científica y a la in-
novación tecnológica.
Aparte de la legitimación de dicha división internacional del traba-
jo, los planteamientos del postindustrialismo tienen claras connotaciones
políticas. De un lado, el supuesto de que la producción material y el in-
20
Alex Callinicos, Contra el postmodernismo. Una crítica marxista, El Áncora Editores,
Bogotá, 1993, p. 22.
21
Manuel Castells, “The Informational Economy and the New International Division of
Labor”, en The New Economy in the Information Age, Penn State: The Pennsylvania State Uni-
versity, 1993, p. 15-17.
375
terés en la ganancia han pasado a un segundo plano pretende ocultar la
tendencia hacia la concentración y monopolización de los procesos pro-
ductivos, que se ha acentuado de manera notoria en el mundo entero, en
todas las esferas, durante las dos últimas décadas. Igualmente, se trata de
minimizar la feroz contienda económica que libran los países industria-
lizados por el control de las materias primas, los mercados e incluso los
territorios. Pero de otro lado, al desconocerse la importancia de la pro-
ducción industrial en el mundo actual, se busca descalificar y desmotivar
por completo la lucha de la clase obrera y de los trabajadores en contra de
las políticas neoliberales.
En su libro Contra el postmodernismo. Una crítica marxista, Callini-
cos hace un cuestionamiento de fondo de los supuestos en los que se basan
los autores que plantean la idea de una sociedad postindustrial. Señala que
si bien es cierto que a partir de la década del setenta se da un proceso de
desindustrialización, se trató de un cambio relativo, por cuanto decreció
la participación laboral en la industria, pero no el número absoluto de em-
pleados del sector. De acuerdo con él, este paso sectorial de la manufactura
a los servicios puede explicarse por el aumento creciente de la productivi-
dad del trabajo en la industria manufacturera, lo que significa que una pro-
porción menor de la fuerza laboral puede producir una cantidad mayor de
bienes. Pero ello no modifica en manera alguna el hecho de que la sociedad
no puede sobrevivir sin dichos bienes. Señala igualmente que la transición
de la producción industrial a los servicios no ha sido un proceso universal
ni puede considerarse como una tendencia inevitable, correspondiente a
una etapa de “madurez” del capitalismo. Para ilustrar esta afirmación, se
refiere al ejemplo de la economía japonesa, que experimentó entre 1964 y
1982 una caída en la participación de los servicios en su PIB, del 51.7 por
ciento al 48.8 por ciento, y un alza en la participación del sector manufac-
turero del 24.1 por ciento al 39.9 por ciento22.
Para Callinicos, el empleo en el sector de servicios propiamente
dicho no corresponde para nada a la elite de la sociedad del conocimien-
to, descrita por los defensores del postindustrialismo. Lo cierto es que en
los Estados Unidos, el país de mayor desarrollo económico, el sector de los
servicios es tan amplio, que incluye desde la programación de computado-
res y el procesamiento de datos hasta los oficios más variados, tales como
los empleos en los establecimientos de comidas rápidas, en los cuales el sa-
lario es comparativamente muy bajo. Para ilustrar esta tendencia, el autor
22
Ibídem., p. 234.
376
LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
23
Ibídem, p. 237. Para esta información, Callinicos se basa en P. Stephens, “Uneasy Reali-
ties Behind a Post-Industrial Dream”, FT, 15 de octubre de 1986.
24
Ver por ejemplo, Bennet Harrison y Berry Bluestone, The Great U-Turn: Corporate Res-
tructuring and the Polarizing of America, Nueva York: Basic Books, 1988; Patricia Fernández
Kelly y Saskia Sassen, “A Collaborative Study of Hispanic Women in the Garment and Elec-
tronic Industries”, Nueva York: Center for Latin American and Caribbean Studies, New York
University, 1991; Vivian Forrester, El horror económico.
25
Callinicos, Op.cit., p. 238.
377
El análisis anterior corrobora la validez de los planteamientos que hi-
ciera Marx con más de un siglo de anterioridad, en torno a la naturaleza
del proceso de producción y explotación capitalista. Su minucioso estudio
demostró que la ganancia provenía principalmente de la explotación del
trabajo asalariado y del incremento de la plusvalía, absoluta o relativa, y no
del desarrollo tecnológico por sí sólo, tal como lo sostienen los defensores
del postindustrialismo. En este sentido se manifiesta el norteamericano
James A. Caporaso al señalar que
En el análisis marxista, el surgimiento de la moderna división del trabajo no es en lo
fundamental un hecho técnico, ni se debe en primer lugar a la adquisición de nue-
vas técnicas o a la introducción de maquinaria al sitio de trabajo. Estos factores son
importantes, pero ellos derivan del hecho social de que el excedente es producido
en el nexo entre salario y capital y de que las presiones de competencia del mercado
fomentan, o más bien requieren, de una continua acumulación26.
26
James A. Caporaso (comp), A Changing International Division of Labor, Boulder, CO:
Lynne Rienner Publishers, 1987, p. 25.
378
LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
27
“The Wall Street Journal Americas”, El Tiempo, julio 16 de 1998, p. 3B.
28
“Multinacionales, por qué no invierten en América Latina”, Portafolio, mayo 9 de 2000,
p. 27.
29
Froebel, Folker, Jürgen Heinrichs y Otto Kreye, The New International Division of La-
bor, Cambridge, Cambridge International Press, 1980.
379
xista a comienzos de los ochenta, argumenta que los desplazamientos
hacia estos países fueron motivados por la búsqueda de unas mejores con-
diciones de inversión, en una época en que en los países industrializados
las ganancias se encontraban en declive y los costos laborales en ascenso.
Esta reducción en las utilidades, expresión clara de la ley de la tendencia
decreciente de la cuota de ganancia, tuvo como antecedente el surgimien-
to de una fuerte competencia internacional, como resultado de la recu-
peración económica de los países de Europa Occidental y Japón después
de la Segunda Guerra Mundial y del creciente avance tecnológico que se
registró en el mundo capitalista. En estas condiciones, el predominio eco-
nómico de los Estados Unidos, incuestionable en las décadas precedentes,
se vio ahora amenazado y sus multinacionales empezaron a perder com-
petitividad frente a las de sus rivales económicos. Harrison y Bluestone se
refieren a la crisis que ello trajo para la economía norteamericana, en los
siguientes términos:
Después de un cuarto de siglo de crecimiento sin paralelo a partir de la posgue-
rra, las compañías estadounidenses se vieron sometidas a una competencia global
sin precedentes hacia finales de los años sesenta. Como resultado de ello, las ga-
nancias se vieron severamente reducidas (...) Estas (las compañías) empezaron a
abandonar las empresas en los países del centro, a invertir en el exterior, a orientar
el capital hacia operaciones abiertamente especulativas, subcontratar el trabajo
con contratistas de bajos salarios, aquí y en el exterior, exigir reducciones de sa-
larios a los empleados, y sustituir el trabajo de tiempo completo por el de tiempo
parcial y por otras formas de trabajo contingente, y todo a nombre de la “reestruc-
turación”30.
30
Harrison y Bluestone, Op. cit., p. vii y viii.
380
LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
31
Alexander Goldsmith, “Seeds of Exploitation: Free Trade Zones in the Global Eco-
nomy”, en Jerry Mander y Edward Goldsmith, The Case Against Global Economy, Sierra Club
Books, 1996, p. 269.
381
Zonas Económicas Especiales de Exportación (ZEEE), concebidas exclu-
sivamente para los empresarios nacionales y extranjeros, cuyos proyectos
de inversión asciendan a por lo menos dos millones de dólares. La inver-
sión debe ser nueva; no se admite relocalización de la industria nacional,
y el inversionista deberá adquirir el compromiso de que al menos el 80
por ciento de sus ventas o de sus servicios se destinará a la exportación. En
contraprestación, las ZEEEs les ofrecen una serie de beneficios laborales,
tributarios, crediticios y cambiarios, entre los cuales está una legislación
laboral especial; las empresas de estas zonas podrán celebrar contratos de
trabajo por jornadas limitadas, con un salario que compense la totalidad
de los recargos, prestaciones y beneficios. Entre los beneficios tributarios
se encuentra la exención del pago del impuesto de renta y complementarios
sobre los ingresos obtenidos por ventas al exterior, la exención del impues-
to de renta y remesas para los pagos y transferencias efectuados al exterior
por concepto de intereses y servicios técnicos, y la exención de todos los
derechos de importación para los bienes extranjeros32.
32
“Lluvia de estímulos en zonas de exportación”, El Tiempo, febrero 25 de 2000, p. 1B-
6B.
33
Duncan Green, “The failings of the International Financial Architecture”, Nacla Re-
port on the Americas, Vol. XXXIII, No.1, julio-agosto de 1999, p. 31.
382
LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
34
Doug Henwood, “The Americanization of Global Finance”, Nacla Report on the Ame-
ricas, Vol. XXXIII, No.1, julio-agosto de 1999, p. 13-23.
35
Datos de la CEPAL, citados en “La deuda ahorca la región”, Portafolio, agosto 3 de 2000,
p. 32.
383
nación con otras políticas como la privatización de las empresas estatales,
contribuyeron a crear un boom en los flujos de capital. Asimismo, se pre-
sionó a los gobiernos para que liberalizaran las regulaciones en cuanto a
otros flujos de capital, tales como los mercados de acciones y bonos, así
como los préstamos, tanto para el gobierno como para el sector privado.
Con mucha frecuencia, estas medidas han sido incluidas en los paquetes
de ajuste estructural impuestos a los países. Sólo en Latinoamérica, los in-
gresos por emisión de bonos se incrementaron de 7.2 billones de dólares
en 1991 a 54.4 billones en 199736. A manera de ejemplo, anotemos que las
bolsas latinoamericanas más importantes, las de Brasil, Chile, México y
Argentina, generaban a finales de la década de los noventa altísimos ren-
dimientos, superiores incluso a las de Nueva York o Madrid. Se destaca el
caso de los dos últimos países, en donde la rentabilidad superaba el 20 por
ciento anual, un factor que está muy ligado al derrumbe de sus economías
en 1994 y 2001, respectivamente37.
No podrían dejar de mencionarse de manera explícita los acuerdos
con el FMI, suscritos por la mayor parte de los países de la región durante
los últimos años. El objetivo central de tales acuerdos no es otro que pro-
fundizar las medidas de liberalización económica y comercial y adelantar
un ajuste fiscal severo. Con la reducción del déficit fiscal, tendiente al logro
del equilibrio de las finanzas del Estado, el Fondo busca ante todo garan-
tizar y aumentar el flujo de capitales desde las naciones latinoamericanas
a los países industrializados, en especial a los Estados Unidos. Se trata de
que aquéllas cumplan con sus compromisos con la comunidad financiera
internacional, sobre todo los relativos al servicio de la deuda externa, pero
también con todos los demás rubros resultantes de la imposición de las po-
líticas neoliberales. Como afirma Marcelo Torres,
El servicio creciente de la deuda externa pública y privada, más la factura por las
crecientes importaciones y la repatriación de utilidades de las inversiones extran-
jeras, terminaron por conformar un grueso chorro de riqueza fluyendo hacia fuera,
irremisiblemente perdido para nuestra economía38.
36
Duncan Green, “The failings of the International Financial Architecture”, Nacla Re-
port on the Americas, Vol. XXXIII, No. 1, julio-agosto de 1999.
“Bolsas latinoamericanas: alta rentabilidad con un alto riesgo”, Portafolio, diciembre
37
15 de 1999, p. 19.
38
Marcelo Torres, “Un balance sumario de la década neoliberal”, documento no publi-
cado.
384
LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
Conclusión
En su análisis del modo de producción capitalista, Marx explica el
origen de la ganancia y la naturaleza misma de este régimen, recurriendo
a la teoría de la plusvalía. La define como el tiempo de trabajo excedente
del obrero después de producir el valor de su fuerza de trabajo. La cuota de
plusvalía es, por tanto, la expresión exacta del grado de explotación de la
fuerza de trabajo por el capital. La plusvalía producida mediante la prolon-
gación de la jornada de trabajo es la plusvalía absoluta, mientras que la que
se logra reduciendo el tiempo de trabajo necesario, con el incremento de la
productividad, es la plusvalía relativa.
39
“Diez años de reformas tributarias: tapando huecos”, documento de la Asociación
Bancaria y las entidades financieras, La República, junio 18 de 2000, p. 8.
40
Intervenciones de Gustavo Márquez, representante del BID, y de Juan Luis Londoño,
en el Seminario sobre empleo y políticas laborales, organizado por Fedesarrollo y el Banco de
la República en Bogotá, el 9 de julio de 1999; “Se abren las apuestas por un nuevo salario míni-
mo”, Portafolio, julio 6 de 2000, p. 12.
385
Sin embargo, la introducción de la maquinaria y de la tecnología trae
en sí una paradoja. A pesar de ser el instrumento más formidable que exis-
te para intensificar la productividad del trabajo y para acortar la jornada
laboral, se convierte también en el medio más útil para prolongar esta jor-
nada, haciéndola rebasar todos los límites naturales. El desarrollo del ca-
pitalismo lleva al incremento del capital constante con relación al capital
variable y, por tanto, al incremento de la composición orgánica del capital.
No obstante, la contradicción está en que la ganancia proviene del capital
variable y no del capital constante. De esta forma, se materializa la ley de la
tendencia decreciente de la cuota de ganancia. Para contrarrestarla, el ca-
pitalista recurre a unas estrategias, que tienen que ver fundamentalmente
con la reducción de los costos laborales y la búsqueda de mejores condicio-
nes de inversión.
La generalización de las políticas neoliberales en el mundo entero,
correspondiente a la época de la globalización, es el resultado de esta ten-
dencia decreciente de la tasa de ganancia y de la crisis que se manifestó en
la recesión de la década de los setenta. Los capitalistas actuales, al frente
de las grandes empresas que se reparten el mercado mundial y en po-
der del gran capital internacional, recurren fundamentalmente al alar-
gamiento de la jornada de trabajo, es decir, al incremento de la plusvalía
absoluta, con el objeto de contrarrestar el descenso en la tasa de ganan-
cia. Ello explica la generalización de las zonas de exportación en todos
los confines terrestres.
Por ello, el desarrollo tecnológico sin precedentes que se ha dado en
los últimos tiempos, lejos de contribuir al mejoramiento de las condiciones
laborales y sociales de la mayor parte de la población, tal como lo pregonan
los defensores de la globalización y del postindustrialismo, ha traído apa-
rejado un deterioro de dichas condiciones en el mundo entero. La superex-
plotación de los trabajadores y su sometimiento a condiciones de trabajo
cada vez más inhumanas, similares a las de los albores de la era industrial,
y el incremento de la pobreza y la miseria en todo el orbe, son el resultado
de un modelo de acumulación que beneficia exclusivamente a las empresas
multinacionales y al capital financiero de los países más poderosos.
Marx señala que la plusvalía relativa es la forma más propia de in-
crementar la ganancia en el modo de producción capitalista, mientras que
la plusvalía absoluta corresponde más a etapas precapitalistas. La prolon-
gación de la jornada de trabajo, como rasgo distintivo de las condiciones
laborales en el siglo XXI, muestra la tendencia regresiva del sistema de ex-
plotación del capitalismo y de su expresión actual, el neoliberalismo.
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LA TEORÍA MARXISTA DE LA PLUSVALÍA ABSOLUTA: UNA CLAVE... /Consuelo Ahumada Beltrán
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