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Es frecuente escuchar a las personas de diferentes edades recomendar “eliminar” las emociones
“negativas”. También, se suele sugerir “controlar las emociones”. No obstante, si bien al usar
dichos términos queda claro la intención de protección emocional del otro o de sí mismo, el
abordaje de las emociones puede tener múltiples caminos, y el lenguaje que empleemos influye
en nuestro entender del amplio mundo de las emociones.
Culturalmente, las emociones consideradas “negativas”, las cuales se buscaría “eliminar son: la
tristeza, la envidia, los celos, la ira, entre otras. Es esclarecedor mencionar que, “eliminar” en su
definición más simple significa quitar, separar algo, alejar o excluir; por su parte “controlar”
equivale a ejercer el control sobre alguien o algo (Real Academia Española, 2018).
En este sentido, nos cuestionamos si ¿Existen las emociones positivas y las emociones negativas?
Para autores como Norberto Levy (2010), una emoción es “una señal” que informa sobre algo
que está ocurriendo en uno mismo en relación con otro o el contexto (real o imaginario), es una
movilización interna que requiere una canalización como alternativa saludable; entendiendo a la
canalización como “abrir o construir canales en un lugar”.
Al canalizar las emociones, reconocemos, validamos y generamos un espacio para aquello que
vamos sintiendo. Por ejemplo, puedo sentir algo, algo que me cuesta identificar y que me genera
inquietud, al darle un espacio o tratar de conectarme con la emoción descartando la opción de
eliminarla, reprimirla o controlarla se puede generar un canal, una vía para que fluya como fluye
un riachuelo. Permitirnos conectar con esa primera sanción (aun no identificada) es el primer paso
para identificar la emoción con mayor claridad, y nos admite pensar en formas asertivas de
canalización. Dicho proceso, en muchos casos puede ser complejo, por falta de recursos internos,
por lo que puede ser necesario la ayuda o guía de un profesional.
La ira indica la existencia de una molestia El miedo facilita la gestión de peligros externos o
acumulada que es importante canalizar o internos.
gestionar.
La no canalización de esta emoción me lleva a la
El enfado es un NO y nos ayuda a poner fuga o al ataque.
límites (a uno mismo o a los otros). Me da prudencia, me ayuda a gestionar mis
Nos invita a aprender a decir “NO”, fantasmas.
“Alto”, “Basta”.
Nos da fuerza. nos impulsa hacia fuera. Si siento que llevo mal una materia o curso me
avisa que requiero un mayor esfuerzo.
La tristeza está relacionada con el pasado o Se manifiesta con calor y a través del impulso a
con un presente. compartir dicho calor con los demás.
Referencias
Levy, N. (2010). La sabiduría de las emociones Cómo interpretar el miedo, la culpa, la envidia,
la vergüenza. Madrid: Editorial Debolsillo