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LA EVOLUCION DE LAS ECONOMIAS REGIONALES EN EL SIGLO XIX

II. EL SIGLO XIX: DESDE LA REVOLUCION HASTA 1850

1. Los cambios económicos, sociales y políticos generados por la revolución emancipadora.

El efecto principal del proceso emancipador son Las prolongadas Guerras que sucedieron a las
distintas revoluciones hispanoamericanas. Los flamantes estados debieron implementar diferentes
mecanismos Fiscales de manera de obtener recursos materiales y humanos. Las ciudades
debieron contribuir con una cuota de sacrificio mayor.

El poder económico de las élites criollas que esperaban ser herederas del Antiguo orden, sufrió el
impacto del proceso político que ellos mismos habían desatado. La mayoría de las antiguas
gobernaciones intendencias coloniales desconocieron al nuevo gobierno instalado en Buenos
Aires. La decisión de las jurisdicciones del alto Perú significó un verdadero colapso para el
comercio Porteño y sus representantes radicados en las distintas ciudades intermedias entre
Buenos Aires y el Potosí. El 80% de las exportaciones que salían de Buenos Aires estaban
constituidas por plata Potosina entonces así podemos evaluar la gravedad de la situación.

Las economías del interior fueron arrojadas a una situación de profundo aislamiento y sus sectores
mercantiles dejaron de cumplir el rol vinculante entre Buenos Aires y alto Perú.

Una vez finalizada la guerra los comerciantes No recuperarían ni Su riqueza metálica ni sus
mercados compradores. Quedaron totalmente distorsionados por la fragmentación política.
Artigas fue la primera expresión de un federalismo que intentó superar el centralismo de Buenos
Aires.

2. La extructura de la dominación mercantil británica hasta mediados del siglo XIX

Desde 1810, el nuevo gobierno consagró al libre comercio como política oficial. La burguesía
mercantil criolla contaría con un margen mucho mayor de libertad y los hacendados podrían
acceder más libremente a los nuevos mercados ultramarinos.

Gran Bretaña se fue perfilando como la nueva metrópoli sustitutiva de España. Los británicos
aplicaron un sistema mercantil más fluido y dinámico que el de los españoles y Criollos, fundado
en un aparato comercializador reducido y poco costoso, recorrían ríos y caminos.

Los nuevos emisarios metropolitanos realizaron un rápido control de uno de los mercados cuya
capacidad de consumo parecía ampliarse indefinidamente. Pero luego de algunos años, la
desmonetización de la economía por la pérdida del alto Perú ponía a las importaciones un techo
determinado y el estancamiento de las exportaciones de materia prima produjo a su vez un
crónico desequilibrio de la balanza comercial.

La crisis condujo a los ingleses a adaptarse lo más rápidamente posible a las realidades
económicas locales, retornando a mucho de los mecanismos del sistema español. Adecuaron la
oferta de la capacidad de consumo proveyendo mercancías en cantidades más o menos fijas. El
sistema librecambista permitía la libre concurrencia de otros abastecedores, pocas eran las
posibilidades de competencia que podían realizar los otros países frente a su inigualable poderío
naval y comercial.

En resumen, la poca importancia que el mercado rioplatense revestía en el conjunto de los


intercambios con Gran Bretaña y las pocas inversiones realizadas por la nueva metrópoli colonial,
determinaron que sus emisarios gozarán del una notable Independencia respecto de la metrópoli.
Las trabas estructurales impuestas por la economía local indicaban los límites de la relación
establecida. Desde el punto de vista político, Gran Bretaña respeto y avalo la independencia de los
nuevos estados herederos del régimen hispánico.

3. La reorganización del espacio regional argentino desde la emancipación hasta 1850.


a) Buenos Aires: la declinación del comercio hispano criollo y la expansión ganadera.

El cambio más viable para conservar lo que quedaba de las viejas fortunas, era la inversión en
tierra. La tierra era el único capital que no podía ser fácilmente confiscada.

Las privilegiadas condiciones ecológicas de la Pampa bonaerense auguraban buenas perspectivas


para el negocio ganadero. Se realizó para ello la campaña el desierto de 1820 lográndose extender
la frontera hasta las sierras pampeanas.

Las autoridades provinciales resolvieron entonces que las nuevas tierras pasarían al patrimonio del
estado como propiedad fiscal no enajenable. Su entrega en arriendo ,Con arreglo a cánones
bajisimos, procuraban evitar las grandes inversiones inmobiliarias de carácter especulativo. No
sólo fracaso su cometido de promover la agricultura sino que tampoco evitó la concentración de la
propiedad territorial. Las nuevas tierras quedaron en manos de unos pocos adjudicatarios
procedentes en su mayoría del Antiguo sector terrateniente local y de la quebrada burguesía
mercantil.

La estancia se convirtió en la unidad económica principal del campo bonaerense. La escasez de


capitales, de mano de obra y de medios de transportes modernos hicieron de la ganadería La
única actividad que sin demasiadas inversiones garantizaba la máxima rentabilidad. Esto sumado a
los escasos avances tecnológicos fueron las características centrales de una economía más de
recolección que de producción especializada y sistemática.

La expansión Ganadera produjo en la campaña bonaerense el surgimiento de una importante


población rural. Las nuevas actividades económicas exigían su disciplinamiento.

A partir de la década de 1840 la consolidación del orden rosista permitió una expansión mucho
más generalizada. La producción de cueros se amplió y diversificó. Aparecieron además las
primeras “graserias" que posibilitaron una extracción más abundante de grasa animal.

Ya desde los años 20, productores de origen inglés e Irlandés habían impulsado el ovino en sus
estancias debido al bajo costo de su mestización. Se requerían ciertas condiciones que no eran
necesarias para el vacuno. Había que dotar a las estancias de una fuerza de trabajo más
especializada que logró obtener Merced a una creciente corriente migratoria de origen gallega,
irlandesa y vasca. Hacia fines de los años 40, la ganadería lanar estaba sólidamente extendida en
varias zonas provinciales manifestando una tendencia a la expansión que se confirmaría en la
década siguiente.
Buenos Aires se convirtió en el término de unos años en la primera provincia Ganadera del país. Su
óptima ubicación respecto de los mercados ultramarinos le permitió controlar el 60% de las
exportaciones rioplatenses lográndose una articulación perfecta entre los intereses de esta clase
terrateniente de origen mercantil y los comerciantes británicos.

El debilitamiento de los grupos mercantiles hispano-criollos y su reorientación hacia la ganadería


convirtieron a un sector primigeniamente mercantil en terrateniente.

Entre 1820 y 1828, luego de la Inevitable caída del poder central, un sector de la Élite política
surgida con la revolución intentó modernizar el flamante estado provincial. Una de las necesidades
más acuciantes para acabar con el clima de anarquía en el que había quedado sumida la provincia
luego de la crisis 1820.

Estos grupos protagonizaron a comienzo de los años 20 sucesivas revoluciones y


contrarrevoluciones. Pero Merced de la intervención directa de las milicias reclutadas en el ámbito
rural por el hacendado Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires pudo vivir 4 años de orden, sin
conflictos armados, permitiendo a esa élite ilustrada ensayar un audaz experimento
modernizador. Luego de una Sangrienta transición caracterizada por luchas, los hacendados
porteños accedieron al control directo de las riendas del Estado a través de su máximo
representante: Juan Manuel de Rosas.

La clase terrateniente local subordinó a algunos sectores de la élite urbana, expulsando a los
grupos más rebeldes que daba su identificación con la experiencia centralista anterior, fueron
calificados por el régimen como “unitarios”. Rosas logró demás controlar a las clases populares
Rurales y urbanas dentro de un autoritario sistema político.

b) EL Litoral: de la devastación a la expansión de los años 40.

La revolución produjo la casi total destrucción de la zona más dinámica de la economía


rioplatense: el litoral. Santa Fe, camino obligado de todas las expediciones militares hacia los
distintos frentes de la Revolución, fue la zona más afectada. Los sucesivos saqueos hacia 1820
hicieron que la flamante provincia se quedará prácticamente sin ganado.

En Entre Ríos la destrucción tuvo tales proporciones que el stock ganadero sobreviviente ni
siquiera alcanzaba para sostener a la demanda interna. La catástrofe también alcanzó a corrientes
pero su mayor diversificación desde los tiempos coloniales le permitió respuestas más matizadas a
la crisis. Se autoabastecia de numerosos productos, al tiempo que un sector artesanal bastante
desarrollado vendía sus manufacturas aún en mercados extraprovinciales.

La relativa estabilidad que a partir de 1840 Reinó en el país hizo posible una sensible recuperación
de la economía ganadera litoraleña. Esta reanimación del comercio se concentro en las zonas
aledañas a las costas del río Uruguay, de Corrientes y Entre Ríos. Los prósperos hacendados de
estas regiones aprovecharon los contactos libres con los comerciantes ingleses y franceses
precedentes de Montevideo.

Santa Fe y todas las zonas recostada sobre el rio Paraná pudieron avanzar muy lentamente al estar
inhibidas de competir con Buenos Aires. Las zonas más estrechamente ligadas a Buenos Aires por
el contrario permanecieron francamente estancadas.
Una clase terrateniente muy concentrada subordinada a los restantes sectores de la nutriada
población rural fue uno de los grandes problemas que los caudillos locales debieron resolver para
comenzar la difícil tarea de reconstruir la economía de sus respectivas provincias.

En el orden público, los caudillos, jefes de las nuevas provincias, eran los representantes de la
clase Ganadera que, militarizada, hacía uso de esa misma militarización para retornar al orden y
controlar a una plebe rural peligrosamente movilizada.

c) EL interior: militarización, ruralización y descentralización económica

La ganadería del interior de debió enfrentar el grave problema de la localización de sus mercados
compradores. Su complicada situación geográfica le impedía vender su producción tanto en el
litoral como la privilegiada Buenos Aires. Debieron estrechar lazos con los mercados trasandinos.

Las provincias andinas recuperaron el mercado chileno. Las provincias Del Noroeste fueron muy
castigadas por la pérdida del alto Perú y por Las Guerras que en este caso revistieron un carácter
más destructivo que en otras zonas del interior. Ello se debió a que la frontera norte debió ser
defendida a partir de 1815 por las fuerzas irregulares reclutadas en la campaña por el hacendado
salteño Martín Miguel de Güemes.

La guerra y la disolución de los circuitos mercantiles afectaron más intensamente a las provincias
centrales cuyas ciudades fueron las más favorecidas por el régimen virreinal. Estas provincias
respondieron a la crisis postrevolucionaria mediante una reorientación general hacia la ganadería
para el abastecimiento de Chile y Bolivia.

La ruralización económica y social operada por el proceso post revolucionario aumento en el


interior la importancia de los terratenientes viejos y nuevos. Las zonas más densamente pobladas
eran las Rurales. Reclutandose así, las tropas para hacer la guerra. Hacendados se transformaron
en jefes políticos con clientelas propias que capitalizaron las relaciones particulares estalladas
luego de la emancipación contra El asfixiante centralismo Porteño.

La recuperación de las economías del interior fue a partir de los años 40, que produjo una serie de
nuevas transformaciones sociales. La flexibilización de los gobiernos provinciales rosistas permitió
el paulatino retorno de más de un representante de las deterioradas élites urbanas. Muchos
lograron incorporarse a ciertas actividades administrativas del Estado. Pero la escasez de agua
limitan las posibilidades de desarrollo de la nueva agricultura. Se desviaron los cursos de agua
indispensable para la subsistencia de los pequeños y medianos propietarios rurales. La expansión
agrícola de los años 40 produjo en el orden social una tendencia hacia la concentración de la
propiedad territorial.

4. El nuevo esquema de dominación nacional a partir de los años 20. La descentralización


política y económica.

Tras la pérdida del alto Perú las economías del interior sufrieron un colapso. Como en Buenos
Aires hubo allí una reorientación de los capitales mercantiles que lograron sobrevivir hacia la
ganadería. Pero los mercados de esa producción no estaban localizados ni en el litoral y en los
países ultramarinos sino básicamente en los países limítrofes.
La situación de aislamiento del interior respecto de los mercados ultramarinos y la crónica penuria
monetaria que afectó las provincias tras la pérdida del Potosí completa el cuadro explicativo de la
descentralización económica ya manifestado en los años 20. Durante 1810 y 1820, la clase política
porteña surgída del proceso revolucionario intentó infructuosamente reconstruir sobre nuevos
Pilares institucionales una hegemonía cada vez más cuestionada por los Arriagados localismos del
interior. Pero la ruina de su burguesía mercantil condujo al fracaso de las sucesivas experiencias
políticas ensayadas. El inhabitable derrumbe del poder central de 1820 fue el resultado del
proceso desencadenado por la revolucion dando lugar al nacimiento de nuevos estados
provinciales. Buenos Aires pasaba a ser la sede ya no de un estado de connotaciones Nacionales
sino de una nueva jurisdicción provincial. Recompuso su economía concentrándose en una
producción Ganadera con destino a los mercados de ultramar.

En poco tiempo la provincia de Buenos Aires pudo acumular recursos que le permitieron modificar
su estado de derrotada en vencedora. Pudo estrechar alianzas con sus arruinados pares
santafesinos, entrerrianos y correntinos.

El nuevo sistema de dominación nacional tenía tres Pilares básicos: el cierre de los ríos interiores a
la navegación de ultramar, la condición de Buenos Aires como Puerto único y el consiguiente
monopolio de las rentas aduaneras.

El libre comercio Porteño se convirtió en un excelente negocio Financiero para los prestamistas
nacionales y extranjeros.

Este sistema producía recurrentes conflictos con las demás jurisdicciones del litoral que aspiraban
a un librecambismo aún mayor para obtener artículos más baratos y vender con mayor facilidad
de producción en los mercados ultramarinos. El litoral también demandaba un reparto equitativo
de los ingresos Fiscales porteños sólo garantizable mediante una organización constitucional de
carácter Federal. En el litoral sólo una política más proteccionista podía llegar a salvar sus
declinantes industrias artesanales.

Los intentos de romper la hegemonía de Buenos Aires fracasaron.

El sistema se consolidó gracias al orden y a la paz que Rosas supo imponer luego de la crisis de
1840. En el litoral la evidente recuperación de la ganadería bovina se circunscribía a ciertas zonas
cercanas a los mercados compradores localizados en el sur de Brasil. En el interior también
experimentó una diversificación complementando su ganadería con una pujante producción
agrícola con destino a los mercados transcordillerano.

II. EL SIGLO XIX; desde 1850 hasta la reorganización del mercado nacional.

1. La segunda etapa de industrialización y la expansión del capitalismo liberal.

El proceso de industrialización comenzado 100 años antes, ingreso a partir de 1850 en una nueva
fase abarcando nuevas ramas productivas y extendiéndose desde Gran Bretaña hacia otros países
europeos. El proceso iniciado en el siglo XVIII entró así en una segunda etapa a partir de una
tecnología preexistente pero diversificando los rubros y operando transformaciones de fondo en
varios sentidos.
La producción masiva de hierro forjado y carbón produjo una verdadera Revolución en las
comunicaciones Gracias a la extensión de vías férreas en todo el mundo europeo y al desarrollo de
la navegación a vapor.

El capitalismo liberal que alcanzó su auge supremo fue asumido por la mayoría de las élites como
el único camino conducente al progreso y la expansión económica. La liberalización de la empresa
Industrial fue acompañada simultáneamente por la aparición de un mercado laboral y una
multiplicación del circulante y de los medios de pago en general. La mayoría de los países
disminuyeron Las barreras aduaneras.

La industrialización estaba concentrada en una área muy limitada. La extensión de las relaciones
capitalistas en las zonas Rurales aledañas determinaron que la producción primaria local fuera
suficiente para abastecer el mercado interno. Fuera de algunos productos específicos las zonas
centrales requerían bastante poco de las periferias latinoamericanas.

Las relaciones capitalistas se profundizaron en América Latina facilitando la modernización de las


economias agroexportadoras en función de una nueva necesidad Metropolitana. Se iba
configurando así un nuevo mercado mundial estrechamente interconectado.

Los aportes necesarios se concentraron en préstamos a gobiernos, bonos a empresas financieras e


inversiones privadas directas en infraestructura que preferentemente se localizaban en Estados
Unidos Australia Nueva Zelanda Canadá y Argentina.

Existió una gran masa migratoria que operó efectos positivos para la economía capitalista europea
al alejar de las metrópolis a una masa desocupada y al ocuparla en América produciendo lo que
Europa necesitaba y no alcanzaba producir por sí misma.

2. Readecuación política e institucional del país a los cambios económicos internacionales.

Las transformaciones del capitalismo central generarían una nueva división del trabajo. En
Latinoamérica daría lugar a una división tripartita de zonas de agricultura Tropical, mineras y de
agricultura templada especializadas en la producción de alimentos. En esta última se encontraba
Argentina, sólo podía aportar Su riqueza gracias a la investigación de volúmenes de capital para
crear las condiciones institucionales adecuadas para la expansión capitalista.

Debía demostrarse Hasta qué punto la unidad política y económica del país era viable Y definir
Cuántos países acabarían por configurar políticamente al río dela plata.

Hacia 1850 la situación del país se caracterizaba por una notable descentralización económica
regional.

La caída de rosas fue el producto de la convergencia de un verdadero frente de múltiples sectores


liderados por las oligarquías de Entre Ríos y Corrientes. La recomposición de las economías
ganaderas de estas últimas y el aumento de las posibilidades de colocar su producción en los
mercados ultramarinos convirtió en el sistema rosista en un obstáculo intolerable para el
desarrollo regional. Se liberalizó la navegación de los ríos interiores. Se suprimieron las aduanas
interiores. La efectiva distribución interprovincial de los recursos aduaneros porteños garantizaría
la viabilidad de los presupuestos locales.

Buenos Aires siguió siendo uso exclusivo de sus recursos aduaneros en el marco de una notable
expansión económica sustentada por el nuevo ciclo lanar. Su poder económico con pensaba su
debilidad militar.

Desde entonces Y hasta 1880 el país ingresaba en la etapa final del proceso de construcción
estatal. Le quedaba a la élite porteña la tarea de construir un sistema de dominación Nacional de
acuerdo a las bases jurídicas formuladas por la Constitución sancionada por la confederación en
1853.

3. Los cambios en la estructura regional

La idea era impulsar el desarrollo económico y social del país sobre la base de un modelo
agroexportador dedicado a la producción y exportación de materias primas en gran escala. Ello
significaba una nueva organización del espacio argentino que privilegiaria a algunas zonas,
marginando y condenando al atraso a otras.

A) Buenos Aires auge y declinación del ciclo lanar

El lanar fue convertido en la actividad más dinámica a pesar del oscilante ritmo de sus valores
externos. La nacionalidad de los ovejeros era en su mayoría inmigrantes. La localización de la
producción ovina se fue apartando de las áreas que podían llegar a ser atacadas por los indios.

A partir de 1855 los precios internacionales de la lana experimentaron un Salto espectacular. El


desarrollo de las Industrias textiles de varios países convirtió a Francia y Belgica en los principales
compradores de lana Argentina.

Esta nueva actividad requería para reproducirse de todo un conjunto de innovaciones tecnológicas
entre las que se destaca la necesidad de hacer alambrados los campos. Esta expansión productiva
fue acompañada por medidas orientadas a restringir su movilidad y a evitar su indisciplinamiento.

En 1866 se produjo una drástica caída de los precios mundiales de la lana motivada por la
saturación de los mercados. Esto arrastró al ciclo lanar a una profundísima crisis de la que no se
recuperaría fácilmente.

Esta crisis económica tuvo su lógico correlato social. Los aparceros por ejemplo que al no vender
no podían pagar la renta al propietario.

Los precios internacionales del cuero también descendieron abruptamente.

El hecho de que el ganado bovino fuera desplazado especialmente por el ovino hacia el sur
complicaba El problema del costo de transporte. Fue así que se tomó la medida de crear los
invernaderos.

La producción agrícola sólo alcanzaba para satisfacer las limitadas necesidades locales de
pequeñas poblaciones Rurales o de las estancias ubicadas en las zonas más lejanas. El crecimiento
demográfico de la ciudad de Buenos Aires y de sus centros urbanos aledaños operó una
reanimación de la agricultura en las zonas donde tenía cierta tradición desde los tiempos
coloniales.

La concentración de Buenos Aires actividades administrativas públicas y privadas determinó un


notable crecimiento urbano y una progresiva modernización y europeización de la ciudad.

En los años 50 algunos capitales privados pudieron instalar el primer ferrocarril cuya extensión era
de 10 km. Comunicaban a la ciudad con la zona rural.

B) El litoral: los comienzos de la expansión cerealera

Las primeras experiencias arrojaron un saldo negativo en la mayoría de los casos debido a errores
de implementacion cometidos por autoridades públicas.

Las dificultades que se debieron afrontar fueron debido a la falta de elementos técnicos
adecuados para el laboreo de tierras.

La venta de predios fue reemplazada por el sistema de arrendamientos impidiendo así La


diversificación afirmando una concentración territorial que favoreció al latifundismo Agrario.
Propietarios de Buenos Aires encontraron en la expansión agrícola santafesina una excelente
alternativa para compensar el ciclo depresivo abierto en 1867 para la producción lanar e invertir
parte del capital acumulado Durante la etapa de auge.

Santa Fe cambio completamente su fisonomía convirtiéndose en la provincia más rica de la región.


Esta expansión mostró signos de agotamiento hacia la década de 1910 cuando se fueron
alcanzando los límites de la frontera agropecuaria. Los propietarios aumentaron excesivamente el
peso de los arriendos y a cortaron la duración de sus contratos.

A los entrerrianos y correntinos la producción Ganadera les proporcionaba altas ganancias. En


estas provincias no se habían desarrollado centros urbanos de tanta relevancia que ofrecieran al
menos un mercado interno considerable. No tenían posibilidad de incorporar nuevas tierras de
modo que la expansión continúa a través de la ocupación de los espacios inexplotados de las
estancias ya instaladas.

C) El interior: reorientación atlántica, estancamiento e islotes agroindustriales

En el interior operaron transformaciones sociales importantes al producir una concentración de la


propiedad territorial que alteró profundamente las relaciones de producción. Los escasos recursos
hídricos comprimian a las zonas explotadas reduciendo las a Oasis en los que se concentraba una
densa población rural.

Las tensiones sociales se convirtieron en conflictos abiertos Durante los años 60. La centralización
política comenzada luego de la Batalla de Pavón fue operando una simultánea unificación
económica que fue desvinculando a las provincias interiores respecto de sus tradicionales
mercados periféricos transandino.

En las provincias centrales el principal agente centralizador fue el ferrocarril. Significó una
verdadera Revolución en las comunicaciones acortando las distancias, aumentando el ritmo de las
transacciones y disminuyendo espectacularmente Los costos. La llegada del ferrocarril a Tucumán
produjo además el desarrollo de la producción azucarera local para el abastecimiento del mercado
interno.

La declinación de la producción saladeril chilena por la radicación en un país trasandino de las


primeras empresas frigoríficas condujo a la compra de ganado a las provincias argentinas.

En Mendoza los capitales externos tuvieron una participación más discreta en la producción local.
Algunos inversionistas extranjeros aparecieron como socios de las tres principales bodegas de la
provincia.

La crisis de 1890 condujo a tomar una serie de medidas Fiscales para compensar la disminución de
las importaciones. Se estableció una ley de impuesto para compensar esa disminución.

4. La formación del mercado nacional y los nuevos sistemas de relación interregionales.

Las elipse fueron progresivamente desmilitarizando a medida que el estado fue concentrando el
monopolio de la fuerza en el ejército nacional. También se fueron desruralizando y urbanizando de
acuerdo a las nuevas reglas del juego Político Nacional.

El deterioro económico operó un proceso de despoblacion que impulsó a grandes contingentes


Humanos a emigrar hacia las zonas económicamente más dinámicas.

El centralismo económico hizo a los estados provinciales cada vez más dependiente del poder
nacional, fenómeno del que sólo quedaron exceptuados los estados de Mendoza con el vino y
Tucumán con la producción de azúcar.

Las otras provincias no pudieron impulsar sus producciones locales por ciertas cuestiones
económicas como la dotación de recursos naturales, sus posibilidades de inserción en el mercado
nacional y sus posibilidades productivas además de la presencia o no de una tradición productiva
como la de Tucumán y Mendoza. A este resto de provincias les resultaba indispensable para
subsistir seguir dependiendo del poder central. Utilizaron esos recursos para alimentar una
renovada burocracia que era la principal fuente de ocupación de sus improductivas minorías
oligárquicas.

Las grandes inversiones ferroviarias y la llegada de crecientes flujos migratorios fueron ampliando
y expandiendo al flamante mercado interno.

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