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UNIVERSIDAD DE ORIENTE

NÚCLEO BOLÍVAR

ESCUELA DE CIENCIAS DE LA TIERRA

CÁTEDRA: GEOQUIMICA

YACIMIENTOS TARDIMAGMATICOS

PRESENTADO A: ELABORADO
POR:
BIGOT ORANGEL
EDIXON RAMON SALAZAR
C.I 22.800.626

CIUDAD BOLIVAR, MAYO, 2021.


Durante la cristalización de un magma se produce la incorporación de
determinados elementos químicos a los minerales que lo componen, pero no
de todos. Hay elementos que, por su tamaño iónico o incompatibilidad
geoquímica con otros, o porque tienden a formar minerales de bajo punto de
fusión, quedan fuera del sólido que se forma por cristalización magmática.
Estos elementos evolucionan de formas diversas para dar una cierta variedad
de rocas y yacimientos, entre los que se encuentran fundamentalmente las
pegmatitas, las rocas y yacimientos neumatolíticos y los yacimientos
hidrotermales. Su cristalización se puede producir de dos formas:
reemplazando en mayor o menor grado a componentes de determinadas rocas,
o rellenando con fluidos zonas de fractura o formando diseminaciones. El
primer caso corresponde a los procesos de reemplazamiento metasomático,
mientras que el segundo da origen a los denominados filones.
Rocas y yacimientos pegmatíticos
Las pegmatitas son el resultado de la cristalización final de magmas en un
ambiente rico en volátiles, que favorece la migración iónica, y permite la
formación de cristales de gran tamaño, que en ocasiones pueden llegar a
alcanzar varios metros cúbicos.
Las pegmatitas presentan una gran variabilidad composicional, que está en
función del tipo de roca (normalmente plutónica) con la que están relacionadas
genéticamente. Las más frecuentes son de composición granítica, asociadas a
granitos y granitos alcalinos, y están constituidas mayoritariamente por cuarzo,
feldespato potásico (microclina u ortoclasa), plagioclasa sódica (albita) y mica
blanca (moscovita), junto a otros minerales que pueden ser más o menos
abundantes: turmalina, apatito, fluorita, lepidolita, berilo, topacio, corindón,
monacita, casiterita, uraninita, torbernita, así hasta 300 especies mineralógicas
descritas en un solo macizo pegmatíticos.
Pueden tener interés económico, debido a sus posibles altos contenidos en
minerales tipo gema (esmeraldas, aguamarinas, topacios, rubíes...), y
minerales con contenidos en elementos raros (Li, U, Th, Tierras Raras) y otros
(Sn, W, F). También los minerales comunes de estas rocas suelen tener interés
económico, ya que tanto sus grandes cristales de cuarzo pueden ser utilizados
para el tallado de lentes, como los de feldespato para la producción de
cerámica, y los de mica para el aislamiento eléctrico.

Las pegmatitas suelen aparecen en la zona periférica de macizos de rocas


plutónicas, constituyendo diques, sills y masas irregulares, de dimensiones muy
variables: hasta más de 1 Km. de longitud. Suelen mostrar zonaciones
composicionales.
Desde el punto de vista textural son rocas granudas de grano muy grueso: se
han descrito cristales de moscovita de hasta 10 m de longitud en estas rocas, y
de feldespato potásico de varios m3.
Rocas y yacimientos neumatolíticos
Las rocas (o yacimientos) neumatolíticas, son intermedias entre las pegmatitas
y las rocas hidrotermales. Son rocas de reemplazamiento metasomático, es
decir, producto del reemplazamiento a alta temperatura de una roca por otra,
por disolución parcial de la original, y depósito a partir de los fluidos
mineralizantes. Las temperaturas características de formación se sitúan entre
600 y 400ºC.
Su composición es muy variable, en función de la de los fluidos, y de la roca a
la que reemplazan, con la que suele producirse mezcla química. Las más
conocidas e interesantes desde el punto de vista minero son los denominados
skarns, producidos por la interacción entre fluidos derivados de granitos, y,
principalmente, rocas carbonatadas (calizas o dolomías). Se forman así unas
rocas de mineralogía especial, ricas en silicatos cálcicos (epidota, anfíboles y
piroxenos cálcicos, granates cálcicos), y que pueden contener concentraciones
de minerales metálicos de interés económico: scheelita, casiterita, fluorita,
calcopirita, blenda, galena, magnetita, hematites.
Por lo general constituyen masas irregulares en la zona de contacto entre las
rocas intrusivas y las encajante. Su morfología es irregular, aunque se
encuentra condicionada por la zona de contacto entre ambas rocas.
Su textura es característica de sistemas de reemplazamiento, con sustituciones
seudomórficas, diseminaciones irregulares, relleno de fracturillas, etc.
Otro tipo de yacimiento neumatolítico de interés minero es el denominado
greissen. Corresponden estos yacimientos a zonas de alteración relacionadas
con granitos, y que por lo general afectan a zonas periféricas del propio granito.
En estas zonas se produce una destrucción del feldespato potásico, con
formación de mica blanca microcristalina (illita), y con entrada de abundante
sílice que se deposita en la roca en forma coloidal (calcedonia), en lo que de
denomina proceso de silicificación. La casiterita y la wolframita suelen ser las
principales menas metálicas asociadas a estos yacimientos.
Yacimientos hidrotermales
Los yacimientos hidrotermales, comúnmente también conocidos como
filonianos (vein deposits), se clasifican según su temperatura de formación (que
suele estar entre los 400 y los 100ºC), y en función de la mayor o menor
proximidad a la roca ígnea de la que derivan. No es una clasificación rigurosa,
ya que no siempre es posible determinar con exactitud la temperatura a la que
se han formado, ni la distancia a la roca ígnea de la que derivan, que puede no
reconocerse, o puede ser difícil de establecer con precisión entre varias
próximas. Una clasificación más conveniente se basaría en su mineralogía,
pero ésta puede ser tan variada que invalida cualquier intento de clasificación
sistemática en este sentido.
Las mineralizaciones hidrotermales están constituidas fundamentalmente por
cuarzo y/o carbonatos diversos, entre los que cabe destacar calcita, dolomita, y
siderita, minerales que suelen constituir la ganga o parte no explotable en los
yacimientos de interés minero. Entre los minerales de interés minero (o menas)
que pueden estar presentes en este tipo de rocas o yacimientos, podemos citar
barita, fluorita, y minerales sulfurados, como pirita, calcopirita, blenda, galena,
cobres grises (tetraedrita y tennantita), argentita, platas rojas (proustita-
pirargirita), cinabrio, y un largo etcétera de minerales, entre los que se
encuentra también el oro nativo.
Los yacimientos filonianos constituyen el relleno de fracturas abiertas en la
roca, que suelen presentar disposiciones planares de dimensiones muy
variables. En la figura 41-3 aparecen estructuras filonianas de grandes
dimensiones ligadas a una intrusión granítica, mientras que en la figura 41-4 se
muestran posibles morfologías que pueden presentar los filones.
Las texturas son características de la cristalización en espacios abiertos:
geodas, drusas, crecimientos paralelos, concentraciones nodulares.
Otras morfologías incluyen el entrecruzado de vetillas (stockwork) y las
diseminaciones de mineral, características ambas de los yacimientos de tipo
pórfido cuprífero. También son relativamente frecuentes los cuerpos
irregulares, que pueden formarse tanto por fenómenos de reemplazamiento
como por relleno de cavidades.

De entre los distintos tipos de yacimientos hidrotermales, destacaremos dos


tipos por su importancia económica: los yacimientos de pórfidos cupríferos (+/-
Mo) y los epitermales de metales preciosos (Au, Ag). Tienen también su
importancia, aunque menor en la actualidad, las mineralizaciones filonianas de
metales de base (Pb-Zn-Cu), y de estaño-wolframio. También llegan a alcanzar
considerable interés minero algunas mineralizaciones de hierro de carácter
hidrotermal asociadas a intrusiones, como pueden ser las de Kiruna (Suecia) o
las existentes en la denominada “Franja Ferrífera de Chile”.
Pórfidos cupríferos
Los pórfidos cupríferos son yacimientos de gran tonelaje (106-109 t) y bajas
leyes de cobre (0.2-c.2%Cu). Aparte del cobre estos yacimientos pueden
presentar cantidades variables de molibdeno y/o metales preciosos (Au+Ag),
susceptibles de ser recuperados económicamente. Se asocian a rocas
intrusivas generalmente félsicas de composición granodiorítica, aunque los
pórfidos del Pacífico oriental (desarrollados en arcos de islas) suelen asociarse
a facies intermedias (intrusivos dioríticos). Presentan un modelo zonal (figura 1)
de alteración hidrotermal con un núcleo de alteración potásica (feldespato K,
biotita, que grada hacia fuera hacia una alteración fílica (= cuarzo-sericítica). En
su zona periférica encontramos facies argílicas (intermedia o avanzada) y
Propilítica (con clorita, epidota, calcita). La secuencia de alteración (figura 2) es
la siguiente: 1) formación de las zonas de alteración potásica y Propilítica; 2)
desarrollo de la alteración fílica (hacia fuera y arriba); y 3) formación de facies
de alteración argílica en la parte superior del sistema. Esta última puede ser
avanzada, implicando la presencia de minerales tales como caolinita y alunita.
Se reconoce un solape temporal y espacial en esta secuencia. De 1 a 3 la
participación de aguas meteóricas en el sistema hidrotermal es cada vez más
importante. De hecho, la parte superior del sistema hidrotermal entra de lleno
en el campo epitermal (alteración argílica avanzada), y en la misma pueden
formarse mineralizaciones auríferas, en un ambiente más superficial (desde
unos 2 km de profundidad hasta la superficie).
Existen grandes provincias metalogénicas de pórfidos cupríferos, entre las que
resaltan las de la cadena andina (Chile - Perú principalmente, destacando el
yacimiento de Chuquicamata) y la del SW de los Estados Unidos. Dado que los
pórfidos son de emplazamiento somero (epizona), es raro encontrar
yacimientos más antiguos que mesozoicos, y de hecho, la mayoría de estos
yacimientos son de edad cenozoica. La razón es simple y radica en la
efectividad de los procesos erosivos, que habrían desmantelado los de mayor
antigüedad.

Mineralizaciones epitermales de metales preciosos


Como señalábamos anteriormente, en ocasiones el ambiente superior de un
sistema hidrotermal puede dar origen a mineralizaciones epitermales de
metales preciosos. Esto último asumiendo que las facies plutónicas del sistema
tipo pórfido cuprífero constituyen las raíces magmáticas superficiales (epizona)
de un sistema volcánico en superficie. Los yacimientos epitermales de metales
preciosos se forman, como su nombre lo indica, en un rango bajo de
temperaturas (50-300ºC), en asociación con manifestaciones volcánicas tipo
aparato central, calderas, o campos geotérmicos. Son yacimientos de baja ley
(algunas decenas de g/t de Au; aunque esto puede ser extremadamente
variable) y se clasifican en dos tipos: 1) sulfato ácido; y 2) sericita-adularia.
El primer tipo se encuentra relacionado con clásicos fenómenos volcánicos tipo
aparato central o calderas, sistemas ricos en azufre (generadores de grandes
cantidades de ácido sulfúrico) que dan origen a facies de alteración tipo argílica
avanzada. Otras facies que reconocemos en ellos incluyen la silicificación y la
propilitización. El tipo sericita-adularia se encuentra más bien relacionado con
manifestaciones tipo campo geotérmico, y las facies de alteración presentes
son principalmente del tipo potásico (adularia) y clorítica. Un tercer tipo, si así
podemos denominarles, corresponde al de los denominados yacimientos
epitermales tipo “Carlin”, que toman este nombre de la faja de mismo nombre
en el Estado de Nevada (USA). Se asocian principalmente a facies
carbonatadas, en sistemas estructuralmente extensionales. Así como los
yacimientos tipo sulfato ácido son fácilmente detectables por las importantes
anomalías de color que generan (rojos, amarillos, verdes), los Carlin son
prácticamente “invisibles”. Solo los resaltes generados por la silificación de las
calizas (jasperoides) constituyen una muestra más o menos visible de éstos.
Otras manifestaciones tardimagmática
Hasta ahora se han descrito los principales tipos de rocas y yacimientos que se
originan como consecuencia de la actividad tardimagmática. Además, otros dos
fenómenos que pueden tener este mismo origen: las alteraciones de origen
endógeno y las manifestaciones de actividad tardimagmática más o menos
reciente.
Al primer caso (alteraciones endógenas) pertenecen toda una gama de
procesos o fenómenos que afectan a la composición mineralógica (y a menudo
también al quimismo) de las rocas: se trata de procesos de tipología
metasomática, pero de menor temperatura que los de tipo neumatolítico, que a
menudo guardan relación genética con procesos hidrotermales típicos. Algunos
de estos procesos son los de silicificación (introducción y/o neoformación de
sílice a partir de los minerales preexistentes en una roca), argilitización
(formación de minerales de la arcilla), cloritización, alunitización, adularización.
Suelen ser consecuencia de la interacción de soluciones de tipo hidrotermal
con rocas de composición adecuada, que reaccionan con estos fluidos dando
origen a las asociaciones minerales características de cada caso. Una breve
descripción de los distintos tipos sería la siguiente:
Alteración potásica: caracterizada por la presencia de feldespato potásico y/o
biotita secundaria (anhidrita también puede estar presente). En términos
fisicoquímicos esta alteración se desarrolla en presencia de soluciones casi
neutras y a altas temperaturas (400º-600ºC).
Propilítica: caracterizada por la presencia de clorita, epidota, calcita, y
plagioclasa albitizada. Generada por soluciones casi neutras en un rango
variable de temperaturas.

Alteración fílica, también denominada cuarzo-sericítica o simplemente


sericítica: caracterizada por el desarrollo de sericita y cuarzo secundario. Es el
resultado de una hidrólisis moderada a fuerte de los feldespatos, en un rango
de temperatura de 300-400ºC.
Alteración argílica, también denominada argílica intermedia: caracterizada por
la presencia de caolinita y/o montmorillonita.
Argílica avanzada: caracterizada por la destrucción total de feldespatos en
condiciones de una hidrólisis muy fuerte, dando lugar a la formación de
caolinita y/o alunita.
Silicificación: caracterizada por la destrucción total de la mineralogía original.
La roca queda convertida en una masa silícea. Representa el mayor grado de
hidrólisis posible. Los rellenos hidrotermales de espacios abiertos por cuarzo
“no son” una silificación.
Este enlace te muestra algunas de las reacciones típicamente relacionadas con
estos procesos.
Las manifestaciones de actividad tardimagmática suelen ser emisiones de
aguas o de gases a temperaturas y/o con composiciones anómalas. A su vez,
pueden ser de dos tipos, en función de su posibilidad de ser aprovechadas:
emisiones directas en la superficie, y manifestaciones subterráneas (energía
geotérmica).
Las manifestaciones superficiales pueden ser muy variadas: desde las más
conocidas y espectaculares, como los geysers, o las emanaciones de gases en
el entorno de edificios volcánicos recientes (fumarolas, solfataras), a las
fuentes termales.
Las manifestaciones subterráneas corresponden a la denominada energía
geotérmica, contenida en los acuíferos localizados a profundidades inferiores a
unos 2.500-3.000 m. con aguas a temperaturas por encima de los 150ºC, que
pueden ser explotados comercialmente para la obtención de energía eléctrica.
La elevada temperatura a la que se encuentra esta agua está en relación con la
presencia de un foco de calor activo, relacionado normalmente con esta
actividad tardimagmática.

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