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EL CONTRAINTERROGATORIO

El contrainterrogatorio o interrogatorio cruzado es el conjunto de


preguntas realizadas por el abogado contrario de la parte que propuso al
testigo. El profesor De Castro lo define “como un instrumento de
contradicción de la prueba testifical adversa”[1].  El abogado debe
evidenciar las contradicciones del testigo de la contraparte. Benji
Espinoza, citando a Chiesa Aponte señala: “Por contrainterrogatorio se
entiende el interrogatorio de un testigo de una parte que no es la que hizo
el interrogatorio directo”[2].

Existen dos tipos de contrainterrogatorio: constructivo y destructivo. El


primero de ellos consiste en obtener proposiciones fácticas que
acrediten nuestra teoría del caso. El segundo consiste en desvirtuar la
teoría del caso de la contraparte, ya sea a través de la destrucción de la
credibilidad del testimonio o del propio testigo. Al final, ambos buscan
construir el alegato final. Sobre esto Baytelman y Duce señalan: “por
esto, es crucial que el contraexamen se diseñe y se ejecute con total
atención, concreta y precisa al ejercicio argumentativo del alegato final”[3].

En ese sentido, tenemos que el contrainterrogatorio se realiza al testigo


de la contraparte con la finalidad de obtener información
desfavorable para poder desacreditarlo y además recoger de este, si
fuera posible, información que apoye en nuestra teoría del caso.
Tenemos que resaltar las inconsistencias para así poder desarmar su
historia y de esta manera impugnar la credibilidad, ya sea del testigo o de
su testimonio.

La mayoría de testigos de la contraparte introducen testimonios que


perjudican nuestra teoría del caso, claro está porque no es nuestro
testigo propuesto y no va a decir lo que nosotros queremos. Entonces, si
podemos restar credibilidad de su testimonio, estaremos debilitando la
teoría del caso de la contraparte y también de alguna manera estaríamos
fortaleciendo la nuestra.
Para sostener un contrainterrogatorio con éxito hay que tener presente
tres reglas básicas: 1) hazlo solo si es necesario, de lo contrario no lo
hagas pues puedes fortalecer la posición de la contraparte, 2) no hagas
preguntas si no sabes las respuestas y 3) solo haz preguntas cerradas o
sugestivas, y así mantendrás el control del testigo.

En el interrogatorio, la estrella es el testigo; en el contrainterrogatorio, la


estrella es el abogado. Y es el abogado quien lleva el control del
contrainterrogatorio. Para esto debemos evitar la repetición de
preguntas que ya fueron contestadas por el testigo en su interrogatorio,
pues no se trata de una repetición de lo que ya dijo. En el
contrainterrogatorio buscamos resaltar los aspectos negativos de la otra
parte.

Además, debemos buscar respuestas de sí o no, por ningún motivo


hagamos preguntas abiertas, es decir, debemos eliminar el quién,
cuándo, cómo, porque, donde. Si empezamos las preguntas con esas
palabras, la pregunta será abierta y le daremos al testigo la oportunidad
de explayarse en lo que quiera o explicar algo que nos pueda perjudicar.
Debemos evitar que el testigo tome el control y empiece a hablar, lo peor
que nos puede suceder es que el testigo nos dé sus explicaciones.

Para mantener el control del contrainterrogatorio, solo debemos hacer


preguntas cerradas para que la respuesta sea un sí o un no; hacer
preguntas afirmativas, dirigidas y también sugestivas, es decir, preguntas
que insinúan la respuesta en la misma pregunta, lo cual provocara que el
testigo afirme o niegue el hecho plasmado en la pregunta y no dé una
explicación de esta.

Por ejemplo, si preguntamos: Ayleen, ¿dónde vives? Ayleen tendrá la


oportunidad de contestar como quiera y obtendrá el control; pero si
formulamos una pregunta sugestiva, donde la respuesta se halla en la
propia pregunta, mantenemos el control y el testigo no podrá dar
explicaciones. Por ejemplo: Ayleen, ¿vives en casa de tus padres en una
mansión en Beverly Hills? Como vemos, la pregunta ya contiene la
respuesta y Ayleen solo podrá afirmar sin tener la oportunidad de
explicarnos por qué vive ahí, o cuáles son las circunstancias que
engloban el hecho de vivir ahí.

En el contrainterrogatorio debemos formular preguntas sencillas y cortas,


sin confundir al testigo. Para ello debemos incluir un solo hecho por
pregunta, porque si formulamos una pregunta que contiene varios
hechos y el testigo responde “sí”, no sabremos cuál de todos los hechos
esta afirmando. Es por eso que debemos limitarnos a un hecho por
pregunta.

Al realizar el contrainterrogatorio, debemos emplear un lenguaje


ordinario, un lenguaje común, es decir, no hablar estrictamente con
términos legales, pues no todos los testigos son abogados, es más, casi
nunca lo son; por tanto, debemos hacerles preguntas con un lenguaje
fácil de entender para cualquier persona y que puedan comprender, para
que el contrainterrogatorio sea fluido.

Es esencial que en el contrainterrogatorio formulemos


preguntas únicamente con los hechos, no sobre la base de nuestras
conclusiones o de nuestra teoría, porque el testigo puede ponerse a
discutir con nosotros; pues obviamente al ser testigo de la contraparte
puede presentarse hostil con nosotros, además que no comparte
nuestras conclusiones, pues las suyas siempre serán diferentes.
Debemos evitar siempre discutir con el testigo, pues esto resta seriedad
al contrainterrogatorio y daría la impresión que no tenemos argumentos
para desacreditar al testigo o su testimonio.

Hay que conocer la respuesta de antemano. Una regla en el


contrainterrogatorio es que nunca se hace preguntas si no sabes la
respuesta. Si tenemos alguna duda de la posible respuesta, entonces no
se hace la pregunta. No es momento de ir a probar suerte en busca de
respuestas que nos puedan ayudar. Debemos evitar una respuesta fatal
para nuestra teoría del caso, pues al ser un testigo de la contraparte
siempre estamos en peligro de una respuesta que nos pueda dañar.

En el contrainterrogatorio, podemos realizar preguntas referentes a


nuestra teoría del caso o a la teoría de la contraparte, además  de poder
formular preguntas relativas a temas de credibilidad del testigo. Muchas
veces podemos impugnar a los testigos de la contraparte por su
capacidad de percibir o recordar las cosas, por falta de conocimiento o
de condiciones especificas de percepción. Por ejemplo, el testigo no
pudo haber visto, oído, sentido, escuchado, percibido, olido, probado lo
que dice que haya hecho, por un factor de ruido, oscuridad, distancia, etc,
o por circunstancias personales como miopía, sordera, temor, drogas,
etc. También podemos impugnar al testigo por sus antecedentes de falta
de honestidad, falta de imparcialidad, interés personal, discriminación,
prejuicio, ocupación, etc.[4].

El contrainterrogatorio es el arma mas efectiva que te ofrece el derecho


de defensa para ser utilizada en el juicio oral. McCurly &
Mercier señalan: “El contra interrogatorio es la clave del éxito o el fracaso
de su caso. Es el arma de doble filo más peligrosa en el arsenal del
abogado litigante, por lo que dicha arma debe cuidarse debidamente; hay
que practicar su uso a conciencia y usarla con atención. Para hacer un
buen interrogatorio el abogado/fiscal tiene que conocer las reglas de
juego, la mejor estrategia y el arte de la guerra”[5].

Al respecto, el profesor Luis Miguel Reyna Alfaro precisa: “el


contrainterrogatorio supone la posibilidad del abogado de exponer las
debilidades del testigo de la parte adversaria. Como bien señala
Mauet, “un interrogatorio cruzado bien realizado puede erosionar y limitar
significativamente el valor de muchos testimonios; por el contrario,
cuando es mal realizado termina reforzando los efectos del interrogatorio
directo y, finalmente, perjudicando su propio caso”[6].

Si el testigo de la contraparte, en su interrogatorio directo, incorpora


nuevos datos o información que nunca antes había mencionado y que
nos perjudica, tenemos que impugnarlo. Para impugnar al testigo existen
métodos, uno de ellos es una técnica muy efectiva que consiste en
confirmar, acreditar, confrontar y acabar.

a) Confirmar: Vamos a repetir la parte del testimonio que no nos gusta, lo


nuevo que pretende incorporar recién, lo que es inconsistente con su
versión anterior o lo que es mentira. Vamos a confirmar para resaltar esa
parte que no nos gustó, para estar seguros que escuchamos bien y para
darle al testigo la oportunidad de corregirse. Si dice que no, todo esta
bien, se confundió. Si dice que sí, confirma el hecho. Primer paso de la
técnica.

b) Acreditar: Vamos a acreditar la versión anterior que nos sirve para


nuestra teoría del caso, la versión que nos gusto más. Debemos de
probar que esa versión es más creíble que la que dio en audiencia. Y es
mas creíble lo que dijo antes, porque conocía la importancia de decir la
verdad ante la policía, rindió su manifestación cuando su memoria estaba
mas fresca por lo cercano a la fecha de los hechos y porque su
declaración anterior es más completa, contiene los pormenores del
hecho y los más importantes, que incluyen detalles verdaderos.

Por ejemplo, con un testigo miembro de la Policía, primero le hacemos


preguntas acerca de su experiencia como efectivo policial en reportes,
informes, ocurrencias; tiene conocimiento de la importancia de sus
informes porque los tiene que presentar a sus superiores o al fiscal,
siempre escribe cuidadosamente todo lo ocurrido con detalles, horas,
fechas y circunstancias especiales que engloban el hecho, solo escribe la
verdad y sus reportes son completos. Si hacemos bien la acreditación, ya
lo tenemos.

c) Confrontar: Confrontamos al testigo con su contradicción o si no


tenemos nada escrito contra el testigo lo confrontamos con el testimonio
de otro testigo. Cuando terminemos con el contrainterrogatorio
llamaremos a otro testigo para evidenciar la contradicción. Si la
contradicción tiene ser mostrada con otra evidencia, pues incorporamos
esa evidencia; pero si tenemos otro documento de este mismo testigo,
por ejemplo una manifestación policial, se la mostramos y le
preguntamos si es su firma, para luego pedirle que lea la parte en donde
se encuentra la información que pretende incorporar de contrabando. El
testigo va a buscar la información y al no encontrarla va a tener que
admitir que eso nuevo que dijo no esta en su manifestación policial.

d) Acabar: Es callar. Ya no preguntamos nada más, porque le daríamos al


testigo la oportunidad de explicar o aclarar que la información nueva no
está en su manifestación primigenia. No preguntamos nada más y
guardamos esos argumentos para nuestros alegatos de cierre.

El contrainterrogatorio, en la mayoría de casos, es más corto que el


interrogatorio, porque nada más obtenemos la información que
necesitamos y terminamos.

[1] De Castro Gonzáles, Alejandro. El Contrainterrogatorio. Librería


Jurídica Comlibros. Medellín, Colombia. Primera edición, 2005, p. 1.

[2] Espinoza, Benji. Litigación Penal. Manual de aplicación practica del


proceso penal común, p. 311.

[3] Baytelman, Andrés y Duce, Mauricio.  Litigación Penal, Juicio Oral y


Prueba, p. 153.

[4] Curso Internacional de Destrezas en Litigación Oral. California Wester


School of Law.

[5] McCurley, Mike y Mercier, Kim. La contra interrogación.


Disponible aquí.

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