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De Brad Fraser
Los personajes
David
Dulce
Bernardo
Caín
Renée
Roberto
Benita
DAVID: Piel.
DULCE: Sangre.
BERNIE: Senos.
CAÍN: Pelo.
ROBERTO: Pies.
RENÉE: Manos.
BENITA: El del novio sin cabeza .Ese es muy bueno. Una chica y su novio
van de camino al baile de graduación .Van bien arregladitos y
toda la cosa, pero como se les había hecho tarde, toman un atajo
por un camino solitario. Entonces, de pronto, se quedan sin
gasolina. El novio le dice a la chica que lo espere en el coche,
mientras él va a buscar ayuda. Ella no quiere pero como trae
tacones y todo el rollo, termina aceptando, está muy asustada.
RENÉE: Sola.
BENITA: El novio le dice que se pase al asiento trasero, se tape con una
cobija y que no se mueva de ahí hasta que él regrese y le toque
por la ventana para que lo deje entrar.
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ROBERTO: Obscuro.
BENITA: La chica se encierra haciendo lo que su novio le había dicho y
espera y espera. Entonces después de un largo rato, oye un
ruido. Ella piensa que es su novio. Tocándole la puerta, se asoma
por entre la cobija, pero no ve nada. El ruido continúa, es como un
golpecito intermitente.
CAÍN: Húmedo.
BENITA: Pero la chica no puede ver de dónde viene, se vuelve a esconder
debajo de la cobija y se queda ahí toda la noche llorando.
BERNIE: Muriendo.
BENITA: A la mañana siguiente, alguien toca la ventana. Ella se asoma, es
un policía que le dice “Salga del auto y acompáñenos, señorita”.
DULCE: ¿Por qué?
BENITA: El policía le advierte que no voltee hacia atrás, Pero cuando la
chava va caminando hacia la patrulla, no puede contenerse y
voltea.
DAVID: (Fuerte.) ¡No!
BENITA: Su novio está colgado de un árbol y justo encima del coche. Lo
habían desollado y le había cortado la cabeza. El golpecito que
había escuchado toda la noche era la sangre que goteaba sobre
el techo del carro. La chava terminó en el manicomio por el resto
de su vida. Mi mamá me contó esa historia. Me dijo que le había
pasado a una amiga suya cuando eran jóvenes.
DAVID: Cuando pienso en piel pienso en Dulce.
DULCE: El sol.
DAVID: Acostada. Con esos vellitos rubios saliéndole de la piel alrededor
de su ombligo. Pienso en Bernardo.
BERNIE: Volvió.
DAVID: La vez que fuimos a acampar. Hacía mucho calor ese día. Lo
quemado de su piel hacia que los vellos de su pecho se vieran
dorados. Pienso en Dana. Dulce.
DULCE: Piel.
DAVID: Bernardo.
BERNIE: Semen.
DAVID: Dana.
DULCE: Sangre.
DAVID: ¡Mierda!
En el restaurante CAÍN.
CAÍN: (en el fondo) No me acuerdo del nombre del programa. Pero me
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BERNIE: David.
DAVID: Más tarde me voy caminando a casa.
RENEE: Vacío.
DAVID: Bien pedo. Un coche me sigue por la avenida. Me detengo en la esquina
y subo al carro.
BENITA: Mutilado.
DAVID: Damos la vuelta un rato, luego nos detenemos cerca del
ayuntamiento y me la chupa. Me vengo en su boca y él se lo
traga.
BENITA: (Cantando.) Amo ato matarilerileron…
Roberto solo.
ROBERTO: A Evelyn le gustaban los pies. Cuando nos conocimos me dijo
que lo que le había llamado la atención de mi, fueron mis pies.
Desde entonces debí de haber sabido que las cosas no iban a
funcionar.
DAVID solo.
Tocan la puerta.
DAVID: ¿Quién?
BERNIE: Soy yo, Bernardo.
BERNARDO entra. Su rostro está cubierto de sangre y está borracho.
BERNIE: Hola.
DAVID: ¿Qué te pasó? Traes sangre en la cara.
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DAVID se va a la habitación.
DAVID: Buenas noches Bernardo.
BENITA: A ver que les parce este. Un tipo y su novia están estacionados
en el mirador fajando, cuando anuncian por el radio que un
asesino peligroso se había escapado y andaba suelto por los
alrededores, que todos debían de permanecer en sus casas y
cerrar bien puertas y ventanas porque el asesino está muy
loco y tenía un gancho en lugar de mano. La novia se asusta
mucho y quiere irse de inmediato, pero el tipo está muy caliente y
no puede detenerse hasta que la novia se enoja y le dice que si
no la lleva a su casa, ella se va a ir caminando. El tipo se
encabrona y arranca escandalosamente el carro, diciéndole a la
novia que es una miedosa. Llegan a la casa de la novia, el tipo se
baja y le da la vuelta al carro para ir a abrirle la puerta, cuando, de
pronto, el tipo grita, se pone pálido y se desmaya. La novia se
queda, ¿Qué fregados…? y se baja. Cuando cierra su puerta,
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La contestadora se activa.
RENEE: (En la contestadora.) Hola, Dulce, habla RENEE. Conseguí tu
número de teléfono en la oficina del gimnasio, espero que no te
moleste. Pensé en llamarte para ver a qué horas vas a ir al
gimnasio mañana. Tal vez podrías tomarnos un café o algo. Te
llamo más tarde.
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RENEE sola.
RENÉE: Yo me cocino. A mucha gente no le gusta hacerlo, pero a mí no
me molesta. Casi siempre preparo la comida de una semana por
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ROBERTO solo.
CAÍN solo.
CAÍN: Me dieron un carro cuando cumplí diecisiete. Mi papá tiene un
Mercedes y un Corvette ´62 convertible. Tenemos alberca y un
camper. A veces sueño que tengo gusanos en el escroto.
ROBERTO solo.
ROBERTO: (En el fondo) Contrólate.
DAVID: Yo que tú me esperaba a un neurocirujano.
DULCE: Está guapo.
DAVID: Eres tan superficial.
DULCE: Es él o la lesbiana que conocí en el gimnasio.
DAVID: El cantinero. Ya ves qué bronca hay ahora con los matrimonios
del mismo sexo.
DULCE: Pues como que la estoy considerando.
DAVID: ¿A la lesbiana? Cariño, a tu edad uno no considera cambiar de
orientación sexual… pierdes credibilidad.
DULCE: Necesito algo de ternura en mi vida.
DAVID: No, pues entonces sí quédate con la lesbiana.
DULCE: Quiero algo más que puro sexo.
DAVID: Para eso inventó Dios las telenovelas.
DULCE: El de la barra está bastante bien.
DAVID: Dulce, estamos hablando de salir con él, no de casarte.
DULCE: ¿A ti no te gustaría tener un amante?
DAVID: Yo tengo muchos amantes.
DULCE: Pero no amante, amante.
DAVID: ¡Por favor!
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DULCE: Me voy.
ROBERTO: Espera.
DULCE: Perdón te tumbé el teatrito. Perdón, pero la onda suave y romántica no
es lo mío.
DULCE sale.
ROBERTO: Puta madre.
El departamento. DULCE.
RENÉE: (En la máquina) Hola, Dulce. Soy yo. Renée. Aquí llamándote
como quedamos. Quería saber si sigues interesada en salir
o hacer algo juntas. Ya tienes mi número. Llámame.
DULCE apaga la contestadora.
DULCE: Olvídalo. (Pausa.) O… tal vez. (Pausa.) No, olvídalo.
RENÉE sola.
RENÉE: Por favor.
BENITA sola.
BENITA: ¿Qué tal el de la niñera y la llamada telefónica? Una niñera está
en la sala durante una tormenta cuando de pronto, suena el
teléfono. Es un tipo que le dice: “He matado antes y lo haré otra
vez”. Ella cuelga asustada. Asegura todas las puertas y ventanas.
Entonces, el teléfono vuelve a sonar…
BENITA es interrumpida por un toquido en la puerta.
BENITA: (Apurándose) Como sea… el tipo había usado la otra línea de
teléfono del piso de arriba durante todo ese tiempo. Mató a todos
los niños. ¿Quién?
DAVID: (De afuera) Soy yo.
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DULCE: Dana.
RENÉE: El viento.
DULCE: Yo la encontré.
BERNIE: Me paseo en el carro.
DULCE: No dejó nota.
ROBERTO: La noche.
DULCE: Ella hubiera dejado una nota.
RENÉE: La obscuridad.
DULCE: ¡Ella hubiera dejado una nota!
DAVID entra.
DAVID: Ya sabes que los sábados siempre trabajo. (Pequeña pausa.)
¿Por qué?
DULCE: Nomás.
DAVID: ¿Invitaste a alguien?
DULCE: ¿Por qué lo dices?
DAVID: Pues te veo muy hacendosa.
DULCE: Me gusta limpiar.
DAVID: ¿Quién es? ¿El cantinero?
DULCE: No.
DAVID: ¡¿La tortillera?!
DULCE: Deja de decirle así.
DAVID: Vas a tener una cita con la tortillera.
DULCE: David.
DAVID: No puedo creerlo.
DULCE: Te lo advierto…
DAVID: Van a hacer tortillas en mi propia casa.
DULCE: ¡Cállate!
Pausa.
DAVID: Ay, es una broma.
DULCE: ¡Cállate!
CAÍN en el restaurante
CAÍN: ¿Nunca has soñado que eres el único en el restaurante y de
pronto se llena de gente y tienes que cocinar todas las órdenes y
preparar todas las bebidas y servirles a todos tú solo?
DAVID entra.
DAVID: Son gajes del oficio.
CAÍN: ¿La chava de la otra noche..?
DAVID: Benita.
CAÍN: ¿De veras me leyó la mente?
DAVID: Lo poquito que tenías.
CAÍN: Ay. no mames.
DAVID: Tu papá usa bigotes y lentes.
CAÍN: ¿Te cae?
DAVID: También me mentiste acerca de tu edad.
Pausa.
CAÍN: Ya casi cumplo los dieciocho.
DAVID: No importa. ¿Cuál es el plan para hoy en la noche?
CAÍN: Este… Yo hice planes por otro lado.
DAVID: ¿Por otro lado?
CAÍN: Quedé en salir con alguien… con una chava.
DAVID: Ah.
CAÍN: Es una amiga nada más.
DAVID: Está bien.
CAÍN: No pensé que te fuera a molestar.
DAVID: No me molesta.
CAÍN: ¿Seguro?
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DAVID solo.
DAVID: Hago lo de siempre en el antro… tomo hasta que cierran, evito la
mirada de todos los hombres feos que me desean, bailo, me
aburro, me voy.
ROBERTO solo.
ROBERTO: No son como nosotros.
DAVID solo.
DAVID: El clima es agradable. Se me ocurre ir al parque y aunque me
digo a mí mismo que no debo ir… que es peligroso y me da
miedo… sé que terminaré yendo.
DAVID solo.
DAVID: Está oscuro. Sopla el viento. Cuando te metes entre los árboles
ya no puedes ver nada.
CAÍN: (Desde el fondo.) Tal vez mañana.
DAVID: Pero tus ojos se acostumbran a la oscuridad. Las puntas de los
cigarros brillan. Alguien tose. Otro se aclara la garganta. Otro
gime.
CAÍN: (Desde el fondo.) Tal vez algún día.
DAVID: Sigo el camino. La luz de la luna sobre las hojas.
DAVID solo.
DAVID: Puedo oler las hojas pudriéndose. Hay cuerpos moviéndose a mí
alrededor. Alguien se estira y toca mi entrepierna. Me recargo en
un árbol y prendo un cigarro.
DAVID solo.
DAVID: A veces, cuando vengo para acá, pienso en cómo sería encontrar-
se un cadáver por estos caminos. Ir siguiendo a alguien hacia los
arbustos y, de pronto, tropezarse con algo blando.
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BERNARDO solo.
BERNIE: ¿David?
DAVID solo.
DAVID: Algo que se siente como un tronco podrido. Sólo que no es un
tronco podrido. Es un chavo muerto con musgo creciéndole en el
cabello y gusanos viviendo en donde estaban sus ojos. Podría
pasar. Este es el lugar perfecto para algo así.
DULCE, DAVID, BERNARDO y CAÍN están cada uno por separado, iluminados
con cenitales.
DULCE: Dana.
BERNIE: El aborto. Me acuerdo de Dana contándonos. David y yo
habíamos ido a acampar. Ella y Dulce nos estaban esperando.
DAVID: Dulce.
CAÍN: David.
BERNIE: Nos acabábamos de bajar de la camioneta. David traía el rifle. Yo
venía cargando la única perdiz que había casado ese fin de
semana.
DAVID: Alguien se me acerca. Huele a humo de cigarro con clorets. Me
quedo muy quieto y el m desabrocha la bragueta. Abro un
condón y me lo deslizo en el pene. Él se baja los pantalones y se
agarra de un árbol. Y mientras me lo estoy cogiendo, la misma
canción estúpida se repite una y otra vez en mi cabeza.
“Nene, nene, nene, ¿qué vas a hacer, cuando seas grande?
DAVID: Ya.
DULCE: Yo la encontré.
DAVID: Éramos unos niños.
DULCE: La navaja junto a la cama. Su blusa empapada de sangre.
DAVID: Dulce ...no.
RENÉE: (Desde la cama.)Vente a la cama.
BERNIE: Ella era débil.
DULCE: Ya voy.
BERNIE: Ya vengo.
DAVID: Me vengo.
ROBERTO: (Desde el fondo.) Dulce.
CAÍN: (Desde el fondo.) David.
DAVID: El tipo se endereza. Tiene la camisa pegada a la espalda por el
sudor. No puedo verle la cara. Murmura algo, no sé qué, y se
aleja.
BERNIE: Y la tierra cae sobre su ataúd un puñado a la vez.
DAVID: Bernardo.
BERNIE: David.
DULCE: Dana.
DAVID: Dulce.
Oscuro. En la obscuridad se escucha el alarido de una mujer aterrorizada.
La contestadora se apaga.
DULCE: ¿Suzy?
ROBERTO: Un par de amigas que viven en Colima.
DULCE: ¿Muy amigas?
ROBERTO: ¿A quién chingados le importa?
DULCE: Me excito cuando dices groserías.
BERNARDO solo.
BERNIE: Es como un ansia.
ROBERTO: Es tu amiga.
DULCE: No es cierto. Hemos platicado un par de veces. ¡Sólo vino una
vez!
RENÉE: ¿Cómo puedes decir eso?
DAVID: A continuación, por este canal: El valle de las muñecas.
DULCE: ¡Porque es la verdad!
RENÉE: ¡Nos acostamos!
DULCE: (A ROBERTO.) No le hagas caso.
RENÉE: Te amo.
DULCE: No es cierto.
RENÉE: Me la pasó pensando en ti. ¡No puedo evitarlo!
DULCE: Estás loca.
DAVID: Niñas, niñas…
RENÉE: ¡Lo que hicimos fue real!
DULCE: ¡No es cierto!
Pausa.
DAVID: (Gentilmente.) Renée… creo que sería mejor que te fueras.
RENÉE se va. Larga pausa.
DAVID: Bueno, ¿quién se queda para el café y los licores?
DULCE: ¡Vete a la chingada!
Pausa.
ROBERTO: Creo que yo también me voy. (A DAVID.) Gracias por la cerveza.
DAVID: No hay bronca.
ROBERTO se va. Pausa.
DAVID: Oh Dulce…
DULCE: ¿Nunca te cansas de ser un maricón de mierda?
DAVID: No me puedes echar la bronca a mi…
DULCE: Eres un perdedor, David. Todo lo tomas a broma para no tener
que enfrentar el fracaso que eres.
DAVID: No empieces.
DULCE: No tienes nada ni a nadie en la vida.
DAVID: Estás molesta.
DULCE: No piensas más allá de tu próxima cerveza o tu próxima cogida.
DAVID: Por lo menos soy honesto al respecto.
DULCE: ¡No tienes nada!
DAVID: ¡Tu tampoco!
DULCE: Pero yo no le tengo miedo a intentarlo.
DAVID: ¡Con lo primero que se te pone enfrente!
DULCE: ¡Ese hombre pudo haberme amado!
DAVID: ¡Eres patética, Dulce!
DULCE: ¡Vete a la chingada!
DULCE sale.
DAVID: Dulce… aguanta… ¡puta madre!
BENITA sola.
BENITA: El de la niñera que se queda a dormir porque la madre trabajaba
en el turno de noche. Todos los niños dormían en el sótano.
DAVID: (Desde el departamento.) Es tarde.
BENITA: Todas las noches la niñera realiza la misma rutina. Acuesta a los
niños, revisa debajo de sus camas, le pone seguro a las
ventanas, revisa todos los closets, apaga la luz del fondo de
las escaleras, sube las escaleras a oscuras, le acaricia la cabeza
al San Bernardo y cierra la puerta.
DAVID: Claro.
Pausa.
BERNIE: Güey, que crudo estoy. No me había puesto así en años.
DAVID: Pensé que te habían navajeado o algo así.
BERNIE: ¿Y mi ropa?
DAVID: En la ropa sucia. ¿Qué pasó?
BERNIE: Una bronca. Estuvo cabrona. No me acuerdo de casi nada.
DAVID: Con una chingada, Bernardo.
Pausa.
BERNIE: Linda me dejó.
DAVID: ¿Qué?
BERNIE: Hace como un mes.
DAVID: ¿Por qué?
BERNIE: Las cosas se pusieron muy locas. Estoy tomando mucho.
DAVID: ¿Por qué no me habías dicho?
BERNIE: No creí que lo fuera a cumplir.
DAVID: Ese tipo de cosas tienes que comentarlas.
BERNIE: Me lo merezco.
DAVID: No digas eso.
BERNIE: Anoche… de lo que me acuerdo… estaba en el Bucca Bar…
ligándome a una chava… cuando de me dejaron venir cuatro
güeyes.
DAVID: ¿Qué estabas haciendo en el Bucca?
BERNIE: Se armó un broncón… alguien sacó un cuchillo… cortaron a
alguien… llegó la policía y el lugar se volvió un desmadre.
DAVID: Tú no fuiste quien sacó el cuchillo, ¿verdad?
BERNIE: No. Me fui de ahí en chinga.
DAVID: Menos mal.
BERNIE: Todo se está volviendo tan raro. (Pausa.) Ni siquiera la extraño.
DAVID: Eso era un error. Todos lo sabíamos.
BERNIE: ¿Qué sabías tú? ¡Tú no sabías ni madres! Tú andabas muy
Ocupado en la capital tratando de convertirte en estrella de cine.
DAVID: No tengo ninguna necesidad de esto, hermanito.
BERNIE: ¡Tú no tuviste que ver como se iban yendo todos! ¡Tú no te
quedaste a ver como se moría esta ciudad!
DAVID: La ciudad no está muerta.
BERNIE: Mermada entonces. Herida.
DAVID: Las cosas están más tranquilas ahora, eso es todo.
BERNIE: ¡Claro!
DAVID: No te entiendo, güey.
BERNIE: Me tengo que ir a la oficina.
DAVID: Tómate el día.
BERNIE: ¡No me puedo tomar el día libre! ¡Tengo responsabilidades…
obligaciones!
DAVID: ¡Está bien! ¡No te tomes el puto día libre!
Pausa.
BERNIE: ¿Me puedes prestar ropa?
DAVID: No veo por qué no.
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BENITA sola.
BENITA: Luis, el amigo de David, le llamó. Había ido al doctor unas
semanas atrás porque algo le molestaba en la nariz. El doctor le
había llamado hoy. Tiene el virus. No la enfermedad… sólo el
virus.
BERNARDO solo.
BERNIE: Estar casado es como ser un oso salvaje encerrado en un
zoológico. Como ya no tienes que cazar para comer, todo lo que
puedes hacer es pasearte de un lado a otro.
El departamento.
DAVID: Está bien. Muchas gracias.
DAVID cuelga el teléfono. Pausa. DAVID no mira a DULCE
directamente.
DULCE: ¿Y entonces…?
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DAVID: Bésame.
Después de dudarlo un instante Caín lo besa en la boca. Pausa.
DAVID: Ahora ve hacia la pared y bájate el pantalón.
CAÍN: David, por favor…
DAVID: Hazlo.
CAÍN le da la espalda a DAVID, se desabrocha el pantalón y lo deja
caer. Larga pausa. Se puede escuchar la respiración de ambos.
DAVID: ¿Esutás excitado?
CAÍN: Sí.
DAVID: ¿Estás pensando en mí?
CAÍN: Sí.
Pausa. DAVID se aleja de CAÍN.
DAVID: (Bajito) No tú no eres así.
DAVID sale rápidamente. Después de un momento Caín se levanta el
pantalón y se voltea.
CAÍN: ¿David?
OBSCURO.