Está en la página 1de 50

1

Restos humanos no identificados


y la verdadera naturaleza del amor

De Brad Fraser

Traducción Miguel Ortiz

Los personajes

David
Dulce
Bernardo
Caín
Renée
Roberto
Benita

Cada uno de los personajes por separado entran a escena a sentarse


formando un círculo y BENITA camina alrededor de ellos.

DAVID: Piel.
DULCE: Sangre.
BERNIE: Senos.
CAÍN: Pelo.
ROBERTO: Pies.
RENÉE: Manos.
BENITA: El del novio sin cabeza .Ese es muy bueno. Una chica y su novio
van de camino al baile de graduación .Van bien arregladitos y
toda la cosa, pero como se les había hecho tarde, toman un atajo
por un camino solitario. Entonces, de pronto, se quedan sin
gasolina. El novio le dice a la chica que lo espere en el coche,
mientras él va a buscar ayuda. Ella no quiere pero como trae
tacones y todo el rollo, termina aceptando, está muy asustada.
RENÉE: Sola.
BENITA: El novio le dice que se pase al asiento trasero, se tape con una
cobija y que no se mueva de ahí hasta que él regrese y le toque
por la ventana para que lo deje entrar.
2

ROBERTO: Obscuro.
BENITA: La chica se encierra haciendo lo que su novio le había dicho y
espera y espera. Entonces después de un largo rato, oye un
ruido. Ella piensa que es su novio. Tocándole la puerta, se asoma
por entre la cobija, pero no ve nada. El ruido continúa, es como un
golpecito intermitente.
CAÍN: Húmedo.
BENITA: Pero la chica no puede ver de dónde viene, se vuelve a esconder
debajo de la cobija y se queda ahí toda la noche llorando.
BERNIE: Muriendo.
BENITA: A la mañana siguiente, alguien toca la ventana. Ella se asoma, es
un policía que le dice “Salga del auto y acompáñenos, señorita”.
DULCE: ¿Por qué?
BENITA: El policía le advierte que no voltee hacia atrás, Pero cuando la
chava va caminando hacia la patrulla, no puede contenerse y
voltea.
DAVID: (Fuerte.) ¡No!
BENITA: Su novio está colgado de un árbol y justo encima del coche. Lo
habían desollado y le había cortado la cabeza. El golpecito que
había escuchado toda la noche era la sangre que goteaba sobre
el techo del carro. La chava terminó en el manicomio por el resto
de su vida. Mi mamá me contó esa historia. Me dijo que le había
pasado a una amiga suya cuando eran jóvenes.
DAVID: Cuando pienso en piel pienso en Dulce.
DULCE: El sol.
DAVID: Acostada. Con esos vellitos rubios saliéndole de la piel alrededor
de su ombligo. Pienso en Bernardo.
BERNIE: Volvió.
DAVID: La vez que fuimos a acampar. Hacía mucho calor ese día. Lo
quemado de su piel hacia que los vellos de su pecho se vieran
dorados. Pienso en Dana. Dulce.
DULCE: Piel.
DAVID: Bernardo.
BERNIE: Semen.
DAVID: Dana.
DULCE: Sangre.
DAVID: ¡Mierda!

BENITA canta suavemente mientras se ilumina el departamento.


BENITA: Amo Ato Matarilerileron ¿qué quiere usted?
Matarilerileron Yo quiero un paje Matarilerileron
Escoja usted Matarilerileron, Yo escojo a…

DULCE en el departamento y DAVID entra.


David: ¡Cariño ya llegué!
DULCE: ¡Querido! ¿Cómo te fue?
DAVID: Nada mal. Si te gusta servir comida ¿No vas a salir?
3

ddDULCE: No. Tengo que reseñar un libro.


DAVID: Enséñame a amar de Linda Carllyle.
DULCE: Cárllyle.
DAVID: Cuenta.
DULCE: Se trata de una pobre chica provinciana que se muda a una
gran ciudad y triunfa en la industria de la moda.
DAVID: ¡Que original!
DULCE: ¿Cómo puedes alargar la frase “Es una mierda” para que llene
tres párrafos?
DAVID: Ya se te ocurrirá algo.

DAVID va a su habitación a cambiarse de ropa.


DULCE: ¿Y tú a dónde vas?
DAVID: Por ahí…
BERNIE: (en el fondo) Mi hermanito.
DULCE: Te habló Bernardo. Dejó un mensaje en la contestadora.
DAVID: ¿Qué horas son?
DULCE: Ya pasan de las doce.
DAVID: Entonces le llamo mañana ¿No vienes al antro? Nos
podemos poner lo más entallado que tengamos.
DULCE: Estoy muy cansada. ¿Viste el periódico?
DAVID: No.
DULCE: Encontraron a otra chava.

Los otros personajes están cada uno por su cuenta en el fondo.


BENITA: Mutilada.
RENÉE: Sangrando.
CAÍN: Cortada.
BERNIE: Muerta.
DAVID: ¿Dónde?
DULCE: Cerca del centro.
DAVID: ¡Puta madre!
DULCE: Van dos en este mes.

DAVID sale de su habitación, arreglado para salir. Posa para DULCE.


DAVID: ¿Qué tal?
DULCE: Uf. Espectacular.
DAVID: Tengo una cita con el destino.
DULCE: Ten cuidado.
DAVID: Yo siempre. ¿Ya comiste?
DULCE: Un poco.
DAVID: Come algo.
DULCE: Está bien.
DAVID: Nos vemos.
DULCE: Ciao.

En el restaurante CAÍN.
CAÍN: (en el fondo) No me acuerdo del nombre del programa. Pero me
4

acuerdo de él. Era el mejor. Y de pronto me lo encuentro


trabajando aquí.
DAVID entra.
CAÍN: ¿Cómo nos fue?
DAVID: Tres horas, siete botellas de vino, cuatro platillos distintos y sólo
dejaron el diez por ciento. ¡Pinches tacaños!
DAVID comienza a irse.
CAÍN: Me acuerdo de ti. Del programa.
DAVID: No creo.
CAÍN: Tú le hacías de un chavito rebelde que se llamaba Tony.
DAVID: Te estás confundiendo.
CAÍN: ¿No eres David Millán?
DAVID: Descubierto de nuevo.
CAÍN: ¿Sigues en eso de la tele?
DAVID: Se llama actuación y no ya no.
CAÍN: ¿Por qué?
DAVID: Descubrí que servir mesas me es artísticamente más
satisfactorio.
CAÍN: ¿Y ya no haces nada?
DAVID: Me emborracho, me cojo a todo el mundo y me va mejor. Voy a
la caja.

DAVID sale. CAÍN detrás de él.


DULCE: Comida.
RENÉE: Apenas la conozco y no puedo dejar de pensar en ella.
DULCE: Vomitaría.
RENÉE: Su pelo.

Se acciona la contestadora se escucha la voz de DAVID en el mensaje


grabado.
DAVID: Hola, ni Dulce ni yo nos encontramos aquí en este momento,
pero entonces, eso quiere decir que tampoco te encuentras tú, tal vez si
tú estuvieras aquí, nosotros también estaríamos.
BERNIE: (En la contestadora.) Ja ja. Muy gracioso. Soy Bernardo otra vez
tratando de localizarte. Márcame.

Los personajes hablan desde la obscuridad.


RENÉE: Sola.
DULCE: Necesito salir más.
DAVID: Siempre es lo mismo. Todo es lo mismo. Voy al antro, la música es la
misma. Las caras son las mismas. El precio de las bebidas es el mismo.
Roco dice que ya se acostó con todos los que valían la pena acostarse.
Luis dice que odia este pinche pueblo. Mau habla de toda la gente que
ya no vemos. Bebo más cerveza.
DULCE: El futón tiene una mancha. Parece grasa o algo así. Cómo me
choca encontrar manchas en el futón.
RENEE: Su pelo.
CAÍN: Su cara.
5

BERNIE: David.
DAVID: Más tarde me voy caminando a casa.
RENEE: Vacío.
DAVID: Bien pedo. Un coche me sigue por la avenida. Me detengo en la esquina
y subo al carro.
BENITA: Mutilado.
DAVID: Damos la vuelta un rato, luego nos detenemos cerca del
ayuntamiento y me la chupa. Me vengo en su boca y él se lo
traga.
BENITA: (Cantando.) Amo ato matarilerileron…

David entra a su departamento


DULCE: El futón tiene una mancha.
DULCE: Me choca.
DAVID: Me preocupas, cariño. Necesitas salir más. Acostarte por ahí.
DULCE: ¿Con los tipejos de por aquí?
BERNIE: (En el fondo.) Fuego.
CAÍN: (En el fondo.) Obscuridad.
ROBERTO: (En el fondo.) Frío.
DULCE: Quiero a alguien que pueda aguantarse hasta que me venga.
DAVID: Pues entonces deja de acostarte con bugas.
DULCE: A lo mejor tendría más suerte con las mujeres.
DAVID: No sé, Dulce. No te veo de tortillera.
DULCE: Perdón. Yo sería lesbiana.
DAVID: Tengo hambre. ¿No queda algo de comida normal en ésta casa?
DULCE: Por supuesto que no.
DAVID: ¿Qué te parecería una pizza mediana con pepperoni, pimiento
verde y anchoas?
DULCE: Preferiría tomar veneno. Hasta mañana.
DAVID: Si no me he muerto de hambre.
DULCE: Sobrevivirás.

Dulce se despide y se va a su habitación. David pone música y se queda


viendo con la mirada perdida.

Roberto solo.
ROBERTO: A Evelyn le gustaban los pies. Cuando nos conocimos me dijo
que lo que le había llamado la atención de mi, fueron mis pies.
Desde entonces debí de haber sabido que las cosas no iban a
funcionar.

DAVID solo.
Tocan la puerta.
DAVID: ¿Quién?
BERNIE: Soy yo, Bernardo.
BERNARDO entra. Su rostro está cubierto de sangre y está borracho.
BERNIE: Hola.
DAVID: ¿Qué te pasó? Traes sangre en la cara.
6

BERNIE: ¿Interrumpo algo?


DAVID: Tu nunca.
BERNIE: ¿Cómo estás?
DAVID: Muy bien. Tú apestas.
BERNIE: ¿Cerveza o whisky?
DAVID: Whisky.
BERNIE: Menos mal. Me caga apestar a cerveza.
DAVID: Sé exactamente a lo que te refieres. Se pierde todo el glamour.
¿Qué te pasó?
BERNIE: Un marido celoso.
DAVID: Ay Bernardo.
BERNIE: Llegó temprano. El puto me dio en la mera nariz. ¿Por qué
no me has llamado?
DAVID: Porque me cagas.
BERNIE: Ah, bueno, yo pensé que te me estabas escondiendo. Necesito
quedarme aquí.
DAVID: ¿Quieres que le avise a Linda?
BERNIE: ¡No! Yo le llamo en la mañana.
DAVID: Está bien.
David comienza a irse.
BERNIE: No sabes lo importante que eres para mí, David.
DAVID: Ay, Bernardo, qué cosas tan bonitas dices. ¿Quieres que te la
mame?
BERNIE: Jaja. Buenas noches, David.

DAVID se va a la habitación.
DAVID: Buenas noches Bernardo.

Entran CAÍN, RENÉE y ROBERTO.


CAÍN: Mucho calor.
RENEE: No puedo dormir.
ROBERTO: Solo.

BENITA: A ver que les parce este. Un tipo y su novia están estacionados
en el mirador fajando, cuando anuncian por el radio que un
asesino peligroso se había escapado y andaba suelto por los
alrededores, que todos debían de permanecer en sus casas y
cerrar bien puertas y ventanas porque el asesino está muy
loco y tenía un gancho en lugar de mano. La novia se asusta
mucho y quiere irse de inmediato, pero el tipo está muy caliente y
no puede detenerse hasta que la novia se enoja y le dice que si
no la lleva a su casa, ella se va a ir caminando. El tipo se
encabrona y arranca escandalosamente el carro, diciéndole a la
novia que es una miedosa. Llegan a la casa de la novia, el tipo se
baja y le da la vuelta al carro para ir a abrirle la puerta, cuando, de
pronto, el tipo grita, se pone pálido y se desmaya. La novia se
queda, ¿Qué fregados…? y se baja. Cuando cierra su puerta,
7

descubre un gancho ensangrentado colgando de la cerradura.


Ese es muy bueno.

BERNARDO y DAVID duermen. BERNARDO está completamente vestido y


por encima de las cobijas. DAVID contesta el teléfono.
DAVID: ¿Bueno? Hola. Si claro. Espera (A BERNARDO) es tu
esposa.
BERNIE: ¿Mi esposa?
BERNARDO toma el teléfono.
BERNIE: Linda mi amor. ¡Perdón! Se me descargó el celular. Sí, debí
haberte llamado. David y yo nos pusimos hasta la madre…
DAVID: Hey
BERNIE: No quise manejar. Hoy llego temprano a la casa. Yo también.
BERNARDO cuelga.
BERNIE: Ya se me hizo tarde para la chamba.
ROBERTO: (En el fondo) Es como una bola de fuego blanco que te empieza a
crecer en la parte de atrás de la cabeza. Quema y vibra así como
si alguien estuviera gritando… pero no hay sonido.
DAVID: Repórtate enfermo.
BERNIE: Podría hacerlo.
DAVID: Claro que puedes. Trabajas en el gobierno.
BERNIE: Tampoco me lo restriegues.
Pausa.
BERNIE: Voy a mear.
BERNARDO sale de la habitación y casi se tropieza con DULCE, que está lista
para irse al gimnasio.
BERNIE: Buenos días. (Pausa.) ¿Te sientes bien?
DULCE: ¡No estés chingando!
DULCE no responde.
DAVID: ¿Dulce?
DULCE se detiene y los ve, se va.
BERNIE: Me odia.
DAVID: Dana era su mejor amiga.
BERNIE: Ella se suicidó. Yo no la maté.
DAVID: Ya sé.
BERNIE: ¿Entonces por qué Dulce insiste en culparme?
DAVID: Ya, olvídalo.

El gimnasio. DULCE hace ejercicio. RENÉE la observa.


RENEE: Muy bien, eh.
DULCE: Gracias.
RENEE: Te he estado observando.
DULCE termina su serie.
DULCE: Ya sé.
RENEE le extiende la mano.
RENEE: Renée.
DULCE le estrecha la mano.
DULCE: Dulce.
8

RENEE: Creo que estamos juntas en la clase de Pilates. Eres increíble, no


te cansas. ¿Te ayudo con las pesas?
DULCE: Claro.

DAVID y BERNARDO en el departamento.


BERNIE: ¡No mames, cómo fumas!
DAVID: Tú le pones el cuerno a tu esposa.
DAVID sale.
BERNIE: ¡Hey!
DAVID entra con el periódico.
DAVID: Pensé que me estabas criticando.
BERNIE: ¿Ya viste el periódico? Ya identificaron a la chava que
encontraron cerca del centro.
BENITA: (En el fondo) Con los ojos fríos.
BERNIE: Sandra Tapia. Dieciséis años. Ataque sexual y mutilación. No se
revelaron más detalles.
DAVID: Estoy seguro de que nunca es tan terrible como lo imaginamos.
BERNIE: ¿Piensas que está mal? El que le ponga los cuernos a Linda.
DAVID: No es asunto mío.
BERNIE: Sólo sucede.
DAVID: Eso puedo entenderlo.
BERNIE: Ya sé.
DAVID: La única diferencia es... que yo no me casé.
BERNIE: Yo sí.
DAVID: Ya sé.

DULCE y RENÉE en el gimnasio.


RENEE: ¿Los muslos?
DULCE: Los muslos son bien difíciles. Se necesita dieta, además de todo
el ejercicio.
RENEE: ¿Los brazos?
DULCE: Extensiones de tríceps. Barras.
RENEE: ¿El pecho?
DULCE: Pesas. Banco plano.
RENEE: ¿Y tú haces todo eso?
DULCE: Cuatro veces por semana.
RENEE: Seguro estás bien durita.
DULCE: Eso intento.

DAVID y BERNARDO en el departamento.


BERNIE: Todo el tiempo que estuviste fuera, la neta sí te extrañé.
DAVID: ¿Estás tratando de sincerarte conmigo antes de haberte quitado
las lagañas?
BERNIE: Claro que no.
DAVID: ¿Te preocupa algo?
BERNIE: ¿Por qué todo es tan difícil?
DAVID: No lo sé.
BERNIE: Parece que… no importa cuánto te esfuerces… no importa lo que
9

hagas… nunca es suficiente.


DAVID: Bernie, son las diez de la mañana. ¿No tienes preocupaciones
más superficiales?
BERNIE: No.

El bar. ROBERTO está trabajando. DULCE entra.


ROBERTO: Hola, guapa. ¿Lo de siempre?
DULCE: Agua mineral… con mucho limón.

El departamento. DAVID Y BERNARDO.


BERNIE: Vamos a La Ronda a tomar daiquirís todo el día.
DAVID: Estoy tratando de bajarle.
BERNIE: ¿A las salidas?
DAVID: A los daiquirís.
BERNIE: Te estás volviendo muy aburrido David.
DAVID: Es la edad.

El bar DULCE y ROBERTO.


ROBERTO le sirve la bebida.
DULCE: Gracias.
ROBERTO: Un placer.
DULCE: No tienes mucho trabajo.
ROBERTO: Así es, pero en una hora voy a tener lleno de secretarias.
¿Quieres una alita de pollo?
DULCE: No gracias.
ROBERTO: Son gratis. Hora feliz.
DULCE: No.
ROBERTO: ¿Tú… este… tomas otra cosa que no sea agua mineral?
DULCE: (Le sonríe) A veces.
DULCE: ¿Por qué?
ROBERTO: Porque me gustaría invitarte a tomar algo un día de estos.
DULCE: Apenas y te conozco.
ROBERTO: Podrías conocerme mejor si sales conmigo.
DULCE: Podrías resultar un psicópata.
ROBERTO: Me ves aquí todos los días.
DULCE: Luego los más normalitos son los que resultan ser asesinos en
serie.
ROBERTO: Yo no soy un asesino en serie.
DULCE: ¿Me lo prometes?
ROBERTO: Te lo prometo.
DULCE: El jueves no tengo nada que hacer.

La contestadora se activa.
RENEE: (En la contestadora.) Hola, Dulce, habla RENEE. Conseguí tu
número de teléfono en la oficina del gimnasio, espero que no te
moleste. Pensé en llamarte para ver a qué horas vas a ir al
gimnasio mañana. Tal vez podrías tomarnos un café o algo. Te
llamo más tarde.
10

El restaurante. CAÍN y DAVID hace su corte.


CAÍN: ¿Cómo nos fue?
DAVID: Casi cuatrocientos.
CAÍN: ¿Ya te vas?
DAVID: Sí.
CAÍN: ¿Tienes planes?
DAVID: No.
CAÍN: ¿Vamos a tomarnos unas cervezas?
DAVID: ¿Tu y yo?
CAÍN: Si quieres.
DAVID: Está bien.

BERNARDO solo. DULCE sola.


BERNIE: El cementerio.
DULCE: Dana.
BERNIE: Lo llevé para allá cuando nos empezó a hacer efecto el ácido.
La lápida como que brillaba en la oscuridad. Escuchaba su
respiración y pensé que quizá entendería.
DULCE: Dana.

Un bar. Están pasando videos de rock en una pantalla. DAVID y CAÍN se


toman una cerveza.
DAVID: ¿Y si tienes tanto dinero, porqué trabajas de ayudante de
mesero?
CAÍN: No tengo nada que hacer. Además, yo no tengo dinero. Es de mí
papá.
BERNIE: (En el fondo) Pensé que quizá entendería.
CAÍN: Este video está bien fregón.
DAVID: ¿Nunca te has preguntado a dónde se va todo ese humo que
sacan esas cosas?
CAÍN: No.
DAVID: No quiero ni pensar el daño que le hace a la capa de ozono.
CAÍN: Eres gay, ¿Verdad?
DAVID: No profesionalmente.
CAÍN: Ser gay está chido.
DAVID: Me alegra que lo apruebes.
CAÍN: ¿Cuántos años tienes?
DAVID: Voy a cumplir treinta en unos meses.
CAÍN: ¿Neta? Te ves como de veintisiete.
DAVID: Gracias.
CAÍN: Te ves muy bien para tu edad.
DAVID: Es por los productos OMNI.
CAÍN: ¿Pedimos una una pizza?
DAVID: ¿Por qué no?

RENEE sola.
RENÉE: Yo me cocino. A mucha gente no le gusta hacerlo, pero a mí no
me molesta. Casi siempre preparo la comida de una semana por
11

adelantado, y la congelo. Sale más barato que cenar fuera todas


las noches.

DAVID y CAÍN en el bar.


DAVID: Mejor vamos a mi casa
CAÍN: ¿A tu departamento?
DAVID: A seguirle.
CAÍN: A mi papa no le gusta que llegue muy noche.
DAVID: ¿Cuántos años dijiste que tenías?
CAÍN: Dieciocho.
DAVID: ¿Y todavía tienes hora de llegada?
CAÍN: Su casa… sus reglas, ¿si sabes?
DAVID: No. Pero te creo. ¿Mañana?
CAÍN: Ya estás.

ROBERTO solo.

ROBERTO: Ella es la buena.

CAÍN solo.
CAÍN: Me dieron un carro cuando cumplí diecisiete. Mi papá tiene un
Mercedes y un Corvette ´62 convertible. Tenemos alberca y un
camper. A veces sueño que tengo gusanos en el escroto.

El departamento DAVID y DULCE.


DULCE: El de la barra me invitó a salir.

ROBERTO solo.
ROBERTO: (En el fondo) Contrólate.
DAVID: Yo que tú me esperaba a un neurocirujano.
DULCE: Está guapo.
DAVID: Eres tan superficial.
DULCE: Es él o la lesbiana que conocí en el gimnasio.
DAVID: El cantinero. Ya ves qué bronca hay ahora con los matrimonios
del mismo sexo.
DULCE: Pues como que la estoy considerando.
DAVID: ¿A la lesbiana? Cariño, a tu edad uno no considera cambiar de
orientación sexual… pierdes credibilidad.
DULCE: Necesito algo de ternura en mi vida.
DAVID: No, pues entonces sí quédate con la lesbiana.
DULCE: Quiero algo más que puro sexo.
DAVID: Para eso inventó Dios las telenovelas.
DULCE: El de la barra está bastante bien.
DAVID: Dulce, estamos hablando de salir con él, no de casarte.
DULCE: ¿A ti no te gustaría tener un amante?
DAVID: Yo tengo muchos amantes.
DULCE: Pero no amante, amante.
DAVID: ¡Por favor!
12

DULCE: Todos necesitamos a alguien.


DAVID: ¿Tengo que recordarte cuando tu y yo éramos amantes?
DULCE: Eso era distinto.
DAVID: Lo único que nos unía era el sexo.
DULCE: ¿Nunca te ha pasado que ves a alguien y sientes que algo se te prende
en la cabeza y lo único que quieres es estar con esa persona todo el
tiempo?
DAVID: No.
DULCE: En el fondo, tú también quieres encontrar a alguien que sea
especial para ti.
DAVID: Soy bastante capaz de ser especial para mí mismo. Eso que dices
no existe Dulce.
DULCE: ¿Qué dices de mis papás?
DAVID: Tus papás son los locos Adams vestidos de civil.
DULCE: No es cierto, David. Es amor. Dos personas que están
completamente locos el uno por el otro.
DAVID: Viste demasiadas novelas de chiquita.
DULCE: David, necesitas amor.
DAVID: Tengo amigos.
DULCE: No es lo mismo.
DAVID: ¿Estás diciendo que mi relación contigo y con Bernardo no
cuenta?
DULCE: Bernardo, claro. Es un psicópata.
DAVID: Dulce…
DULCE: Encontré el trapo manchando de sangre de la otra noche.
DAVID: Se peleó.
DULCE: ¿Y eso es muy sano?
DAVID: Mejor ni discutamos. Siempre lo has odiado.
DULCE: Porque no es normal, David. No es normal.
DAVID: Ya.
DAVID sale a la cocina.
DULCE: ¿Lo amas?
DAVID entra.
DAVID: Es mi hermanito.
DULCE: ¿Lo amas?
Pausa.
DAVID: Esa no sería la expresión correcta.
DULCE: ¿Me amas a mí?
DAVID: El amor no existe.
DULCE: Yo sé que me amas.
DAVID: ¿Entonces para qué preguntas?
Pausa.
DULCE: Me voy a acostar.
DAVID: Buenas noches.

DULCE se va. ROBERTO, CAÍN y BERNARDO, cada uno por separado.


ROBERTO: Algunos hombres lo tienen.
BERNIE: Algunos hombres lo controlan.
13

CAÍN: Algunos hombres lo entienden.

El gimnasio DULCE y RENEE.


RENEE: Espero que no te haya molestado que te haya hablado así. Sé
que puede verse muy apresurado… lo sé… pero a veces si tú no
das el primer paso con la gente, no pasa nada.
DULCE: No hay problema.
RENEE: Yo no soy así, la verdad. Pero es que… hace muy poco que me
vine a vivir acá y no conozco a nadie.
DAVID: (En el fondo) Amor.
DULCE: Esta bien.
RENEE: Entonces, ¿Quieres salir o hacer algo?
DULCE: Claro.
DAVID: (En el fondo) Mentiras.
RENEE: ¿Cuándo?
DULCE: No sé… este… cuando quieras.
RENEE: ¿Te llamo?
DULCE: Sí.
RENEE: Déjame darte mi número también, para que me puedas llamar
tú… si quieres.
DULCE: ¿Por qué no?

El bar DAVID y CAÍN juegan en una máquina de videojuegos.


CAÍN: Son patrones.
DAVID: Patrones. Bien.
CAÍN: Es igual que la vez pasada. Las naves siempre salen por la
izquierda, luego por la derecha y luego por el centro. Todo lo que
tienes que hacer es dispararles. Mira.
DAVID: ¿Tú lees, Caín?
CAÍN: A veces. No mucho. ¿Ves esas cosas… esas cosas como
olas…? Que no te toquen o te achicharran.
DAVID: ¿Achicharran?
CAÍN: Te matan.
DAVID: ¿Y tu mamá?
CAÍN: En Miami.
DAVID: ¿Están divorciados?
CAÍN: No. Le gusta mucho broncearse. ¿Tus papás viven aquí?
DAVID: No, los dos siguen allá en León.
CAÍN: ¡¿León?! ¿Eres de León y eres gay?
DAVID: Sí. ¿Tienes novia?
CAÍN: Tuve un rato, pero corté con ella cuando se fue la universidad.
DAVID: ¿Por qué?
CAÍN: Porque… pues porque se fue a la universidad.
DAVID: Claro.

BERNARDO entra al bar.


BERNIE: Ahí estás.
DAVID: ¡Bernie! ¿Qué onda?
14

BERNIE: Pasé al restaurante. Me dijeron que a lo mejor estarías


aquí.
CAÍN: Etapa de bonos. Quédate en el centro y no dejes de disparar.
DAVID: Bernardo, él es Caín. Caín, este es mi hermanito Bernardo.
CAÍN: Hola. ¿Es tu hermano? No se parecen mucho.
DAVID: Ay, Caín, no necesariamente tienes que ser hermano de alguien
para ser su hermano, (A BERNARDO) ¿verdad?
BERNIE: Así es.
Un fuerte sonido electrónico sale de la máquina. Los tres miran.
CAÍN: ¡Chin! Ya me mataron.
BERNIE: ¡Qué suerte!

El departamento de ROBERTO. DULCE bebe vino blanco.


DULCE: ¿Te gusta hacer macramé?
ROBERTO: No, ese me lo hizo alguien.
DULCE: Me encantan los huesitos de pollo.
ROBERTO: ¿Cómo estuvo la cena?
DULCE: Muy bien.
ROBERTO: No comiste mucho.
DULCE: Estuvo muy rica.
ROBERTO: Así es que reseñas libros.
DULCE: Sí.
ROBERTO: ¿Y qué tal?
DULCE: (Se encoge de hombros.) Bien. La mayoría ni los leo. Son
pésimos.
ROBERTO: ¿Y eso está bien?
DULCE: Probablemente no.
ROBERTO: Me pareces muy interesante.
Larga pausa. DULCE se voltea y mira a ROBERTO.
ROBERTO: ¿Qué?
DULCE: Nada.
DULCE toma un trofeo y lo mira.
DULCE: ¿Qué es esto?
ROBERTO: Trofeo de pesca.
DULCE: Uy, qué varonil.
ROBERTO: ¿Te gustaría ir a pescar?
DULCE: No, me chocan los exteriores. Demasiados bichos.
ROBERTO: Ah. (Pausa) ¿Más vino?
CAÍN: (Desde el fondo) Son patrones.
DULCE: Estoy bien.
ROBERTO: ¿Quieres fumar mota?
DULCE: No.
ROBERTO: Ah… este… ¿quieres…?
DULCE: (Interrumpiéndolo.) ¿Quieres cogerme?
Pausa.
ROBERTO: Sí.
DULCE: Pero hoy no.
ROBERTO: Claro, es tarde.
15

DULCE: Me voy.
ROBERTO: Espera.
DULCE: Perdón te tumbé el teatrito. Perdón, pero la onda suave y romántica no
es lo mío.
DULCE sale.
ROBERTO: Puta madre.

El bar. CAÍN y BERNARDO observan a DAVID jugar en la máquina de video.


CAÍN: ¡Izquierda! ¡Izquierda!
Un fuerte sonido electrónico sale de la máquina.
DAVID: ¡Carajo! ¡Me volvieron a matar!
BERNIE: No te está yendo tan mal.
DAVID: Claro. El lleva dos millones cuatrocientos mil… yo llevo ciento
sesenta.
CAÍN: Ya le estas agarrando la onda.
DAVID: Creo que mi rango de atención está demasiado desarrollado para
esto.
BERNIE: Me voy.
DAVID: ¿Tan pronto?
BERNIE: Tengo cosas que hacer.
DAVID: Esta vez trata de no andar golpeando gente con la nariz.
BERNIE: Nos vemos.
BERNARDO sale.
DULCE: (En el fondo) ¿Por qué hice eso?
CAÍN: ¿Es gay?
DAVID: No.

El departamento. DULCE.
RENÉE: (En la máquina) Hola, Dulce. Soy yo. Renée. Aquí llamándote
como quedamos. Quería saber si sigues interesada en salir
o hacer algo juntas. Ya tienes mi número. Llámame.
DULCE apaga la contestadora.
DULCE: Olvídalo. (Pausa.) O… tal vez. (Pausa.) No, olvídalo.
RENÉE sola.
RENÉE: Por favor.

CAÍN y DAVID en el bar, ya no juegan en la máquina de video.


CAÍN: ¿Otra?
DAVID: ¿Estas tratando de emborracharme y aprovecharte de mí?
CAÍN: ¿Debería?
DULCE: (Desde el fondo, en el departamento.) De ninguna manera.
DAVID: ¿Tú qué crees?
RENÉE: (Desde el fondo) Me va a llamar.
CAÍN: ¿Qué se siente salir en la tele?
DAVID: Bien. Buen dinero.
CAÍN: Eras famoso.
DAVID: Nadie se hace famoso en el canal once.
CAÍN: Siempre quise verte en otro programa.
16

DAVID: Lo intenté. Pero no es tan fácil.


CAÍN: ¿Y por qué te regresaste?
DAVID: Esta es mi casa.
CAÍN: ¿Extrañas?
DAVID: ¿El D.F?
CAÍN: La tele.
Pequeña pausa.
DAVID: No.

El departamento. DULCE levanta el teléfono y marca.


DULCE: Hola. Renée. Soy yo. Dulce.
RENÉE sola.
RENÉE: ¡Eso!

DAVID y CAÍN en el bar. Las luces se encienden.


CAÍN: Puta madre… ya están cerrando.
DAVID: Parece que sí.
CAÍN: ¿Y ahora?
DAVID: ¿No es muy tarde para ti?
CAÍN: Mi papá anda fuera de la ciudad.
DAVID: ¿Te sientes con ganas de una aventura?
CAÍN: ¿Aventura cómo?
DAVID: Podría llevarte a vivir una emocionante aventura en este
momento.
CAÍN: ¿Como las de la tele?
DAVID: Mejor aun.
CAÍN: ¿Qué?
DAVID: Vamos.
CAÍN: ¿A dónde?
DAVID toma a CAÍN de la mano y salen del bar.
DAVID: Confía en mí.

DULCE, RENÉE y ROBERTO, cada uno por su cuenta


DULCE: Ay, güey.
RENÉE: Gracias.
ROBERTO: ¡Qué pendejo!

BENITA sola.
BENITA: ¿Qué tal el de la niñera y la llamada telefónica? Una niñera está
en la sala durante una tormenta cuando de pronto, suena el
teléfono. Es un tipo que le dice: “He matado antes y lo haré otra
vez”. Ella cuelga asustada. Asegura todas las puertas y ventanas.
Entonces, el teléfono vuelve a sonar…
BENITA es interrumpida por un toquido en la puerta.
BENITA: (Apurándose) Como sea… el tipo había usado la otra línea de
teléfono del piso de arriba durante todo ese tiempo. Mató a todos
los niños. ¿Quién?
DAVID: (De afuera) Soy yo.
17

BENITA abre la puerta. DAVID y CAÍN entran. BENITA besa a DAVID.


BENITA: Cariño, ¿Cómo estás?
DAVID: Borracho. ¿Y tú?
BENITA: No me puedo quejar.
DAVID: No estás… ocupada, ¿verdad?
BENITA: No, pásenle.
DAVID: Te presento a mi nuevo amigo. Caín.
BENITA: ¿Y esta novedad?
CAÍN se tira en el sofá.
DAVID: Que también es mi amigo más borracho.
BENITA: Encantada.
CAÍN: No estoy borracho.
BENITA: Quieres que lo lea.
CAÍN: ¿Qué quieres decir con “leerme”?
DAVID: Ella es vidente.
CAÍN: Claro.
BENITA: Es un don. Puedo ver cosas en la gente.
CAÍN: ¿Qué cosas?
DAVID: Relájate.
BENITA: (A DAVID.) ¿Estás seguro de que quieres que lo haga?
DAVID: No hay pedo con él. (A CAÍN.) ¿Verdad?
BENITA: Se ve muy bien, Davey.
CAÍN: ¿Davey?
DAVID: Ella es la única que puede decirme así.
Mientras hablan, BENITA saca una pequeña bolsa con polvo blanco de un
cajón y corta unas líneas sobre un espejo.
DAVID: Caín es mi ayudante de mesero.
CAÍN: Él es famoso.
BENITA: ¿Por qué no dejas esas tonterías de andar de mesero y te vienes
a trabajar conmigo?
DAVID: Ya estoy muy viejo para eso, Benita.
CAÍN: ¿Qué estás haciendo?
BENITA le ofrece una línea a DAVID.
BENITA: ¿Davey?
DAVID: No gracias.
BENITA: ¿Y eso?
DAVID: Estoy limpio.
BERNIE: (Desde el fondo) Estoy limpio.
BENITA: (BENITA le ofrece el espejo a CAÍN.) Esto es para ti.
CAÍN: ¿Es coca?
BENITA: Te va a relajar un poco.
CAÍN: No quiero relajarme.
DAVID: Está bien.
CAÍN: ¿David…?
DAVID: Vamos a ver que tienes adentro.
CAÍN: No tengo nada adentro.
DAVID: Está bien.
CAÍN: ¿También te va a leer a ti?
18

BENITA: No puedo. Tiene un bloqueo.


CAÍN: A lo mejor yo también tengo un bloqueo.
BENITA: No lo creo.
CAÍN: Oye, y a todo esto, ¿Cuántos años tienes?
DAVID: Una línea nada más.
CAÍN: Me la meto si tú te metes una también.
Pequeña pausa.
DAVID: Va.
DAVID inhala una línea. CAÍN inhala una línea.
CAÍN: Era coca, ¿verdad?
BENITA: Era chiva.
CAÍN: ¿Heroína? ¡Yo no le hago a la heroína!
DAVID pone sus brazos alrededor de CAÍN.
DAVID: No pasa nada.
CAÍN: Me siento mal.
DAVID: Ahorita se te pasa.
CAÍN: No me gusta esto.
DAVID: No voy a dejar que nada malo te pase.
A CAÍN le explota y se deja caer sobre la cama.
CAÍN: Ah.
BENITA: ¿De dónde lo sacaste?
DAVID: Se me pegó en el camino.
CAÍN: ¿Papá…?
BENITA: Está guapo.
BENITA toca a CAÍN. DAVID le quita la mano.
DAVID: Hazlo.
Pequeña pausa. BENITA posa su mano sobre la frente de CAÍN y canta
suavemente para sí.
BENITA: Amo ato matarilerileron
¿Qué quiere usted? Matarilerileron
Yo quiero un paje, matarilerileron
Escoja usted, matarilerileron
Yo escojo a… matarilerileron
CAÍN gime suavemente. BENITA cierra los ojos.

DULCE: Dana.
RENÉE: El viento.
DULCE: Yo la encontré.
BERNIE: Me paseo en el carro.
DULCE: No dejó nota.
ROBERTO: La noche.
DULCE: Ella hubiera dejado una nota.
RENÉE: La obscuridad.
DULCE: ¡Ella hubiera dejado una nota!

BENITA se aleja de CAÍN rápidamente. Está agitada.


DAVID: ¿Y bien..?
CAÍN: Se siente rico.
19

BENITA: Dame un momento.


CAÍN: Delfines.
BENITA: Alberca.
CAÍN: Ballenas cantando.
BENITA: Carros. Tarjetas de crédito. Video. Rosa y azul. Hombres y
mujeres. Hombres. Un hombre. Maduro. Lentes. Bigote. Tú.
DAVID: ¿Yo?
BENITA: Pero más joven. Video.
DAVID: El programa.
BENITA: Tu rostro sobreimpuesto al del hombre maduro. Tu voz. Tus
manos. Soledad. Miedo.
Pequeña pausa. BENITA recupera el aliento y se tranquiliza.
BENITA: Miedo
DAVID: ¿Eso es todo?
BENITA: Apenas tiene diecisiete.
DAVID: Me dijo que ya tenía dieciocho.
BENITA: Pues te mintió.
CAÍN: Estamos aquí, ¿verdad?
BENITA: Ya está bien pasado.
CAÍN: Tú eres estrella de cine, ¿verdad?
DAVID: Gracias, Benita.
BENITA: En serio está muy guapo.
DAVID: Adelante. Es todo tuyo.
BENITA levanta a CAÍN y se lo lleva.
DAVID: Fue el ácido.
BERNIE: Se asustó.
DAVID: Salí corriendo del cementerio porque me estaba haciendo efecto y
no quería pensar en ella.
BERNIE: Pensé que entendería.
DAVID: Pero Bernardo no me dejaba ir.
BERNIE: Pensé.
DAVID: No me dejaba ir.
DAVID y BERNARDO salen.

Oscuro. Se escucha un fuerte grito femenino de terror. DULCE aspira y canta


muy alto.
DULCE: (Cantando) Ely .Guerra. La más Bonita
DAVID: (Gritando.) ¡Dulce!
DAVID sale de su habitación. Se ha despertado abruptamente y se nota de mal
humor apaga la música. DULCE reacciona sobresaltada.
DAVID: Carajo, son las nueve de la mañana.
DULCE: No podía dormir. El café todavía está caliente. David, el piso está
todo sucio.
DAVID se sirve café.
DAVID: Luego lo hacemos.
DULCE: Está todo cochino.
DAVID sale.
DULCE: ¿Si vas a… eh… trabajar, verdad?
20

DAVID entra.
DAVID: Ya sabes que los sábados siempre trabajo. (Pequeña pausa.)
¿Por qué?
DULCE: Nomás.
DAVID: ¿Invitaste a alguien?
DULCE: ¿Por qué lo dices?
DAVID: Pues te veo muy hacendosa.
DULCE: Me gusta limpiar.
DAVID: ¿Quién es? ¿El cantinero?
DULCE: No.
DAVID: ¡¿La tortillera?!
DULCE: Deja de decirle así.
DAVID: Vas a tener una cita con la tortillera.
DULCE: David.
DAVID: No puedo creerlo.
DULCE: Te lo advierto…
DAVID: Van a hacer tortillas en mi propia casa.
DULCE: ¡Cállate!
Pausa.
DAVID: Ay, es una broma.
DULCE: ¡Cállate!

CAÍN en el restaurante
CAÍN: ¿Nunca has soñado que eres el único en el restaurante y de
pronto se llena de gente y tienes que cocinar todas las órdenes y
preparar todas las bebidas y servirles a todos tú solo?
DAVID entra.
DAVID: Son gajes del oficio.
CAÍN: ¿La chava de la otra noche..?
DAVID: Benita.
CAÍN: ¿De veras me leyó la mente?
DAVID: Lo poquito que tenías.
CAÍN: Ay. no mames.
DAVID: Tu papá usa bigotes y lentes.
CAÍN: ¿Te cae?
DAVID: También me mentiste acerca de tu edad.
Pausa.
CAÍN: Ya casi cumplo los dieciocho.
DAVID: No importa. ¿Cuál es el plan para hoy en la noche?
CAÍN: Este… Yo hice planes por otro lado.
DAVID: ¿Por otro lado?
CAÍN: Quedé en salir con alguien… con una chava.
DAVID: Ah.
CAÍN: Es una amiga nada más.
DAVID: Está bien.
CAÍN: No pensé que te fuera a molestar.
DAVID: No me molesta.
CAÍN: ¿Seguro?
21

DAVID: Por supuesto. Me voy.


CAÍN: ¿Mañana?
DAVID: Está bien.

El departamento. DULCE y RENÉE preparan martinis.


DULCE: Uy, este te quedó bien cargado.
RENÉE: ¿Quieres que le ponga otra aceituna?
DULCE: Así está bien. ¿Lo dejaste porque eres lesbiana?
RENÉE: No, eso fue después. Lo dejé porque era un pinche misógino.
DULCE: Hombres… Por eso me gusta vivir con David. Los gay sí se
comunican.
RENÉE: A mucha gente les saca de onda los gays.
DULCE: Sí, todavía hay gente muy cuadrada.
El teléfono suena y la contestadora se acciona.
BERNIE: Hey, hermanito, parece que me quedé sin fiesta, te hablaba para
ver si quieres salir a tomar algo. Llámame.
RENÉE: Eres de esas personas que llaman mucho la atención. Muy
enfocada.
DULCE: Es la única manera de hacer las cosas. (Pausa.) ¿Entonces, descubriste
que eras lesbiana después de casarte?
RENÉE: Ya sabía, pero no lo aceptaba.
DULCE: Te gustaría acostarte conmigo, ¿verdad?
RENÉE: Muchísimo.
DULCE: ¿Por qué?
RENÉE: Porque eres muy bella.
DULCE: No, no lo soy.
RENÉE: ¿Lo has pensado?
DULCE: Sí.
RENÉE: Creo que estoy enamorada de ti.
Pausa.
DULCE: Ah.

DAVID solo.
DAVID: Hago lo de siempre en el antro… tomo hasta que cierran, evito la
mirada de todos los hombres feos que me desean, bailo, me
aburro, me voy.

ROBERTO solo.
ROBERTO: No son como nosotros.

DAVID solo.
DAVID: El clima es agradable. Se me ocurre ir al parque y aunque me
digo a mí mismo que no debo ir… que es peligroso y me da
miedo… sé que terminaré yendo.

RENÉE y DULCE en el departamento.


RENÉE: Si quieres me voy.
DULCE: No.
22

RENÉE: Te hice sentir incómoda.


DULCE: Sí.
RENÉE: Te amo desde la primera vez que te vi.
DULCE: No.
RENÉE: Algo se me movió y lo único que quiero es estar contigo… todo el
tiempo. (Pausa.) Di algo.
DULCE: El piso está muy sucio.

DAVID solo.
DAVID: Está oscuro. Sopla el viento. Cuando te metes entre los árboles
ya no puedes ver nada.
CAÍN: (Desde el fondo.) Tal vez mañana.
DAVID: Pero tus ojos se acostumbran a la oscuridad. Las puntas de los
cigarros brillan. Alguien tose. Otro se aclara la garganta. Otro
gime.
CAÍN: (Desde el fondo.) Tal vez algún día.
DAVID: Sigo el camino. La luz de la luna sobre las hojas.

DULCE y RENÉE. El departamento.


RENÉE: Relájate. No me voy a suicidar si tú no me quieres.
DULCE: ¿Te enteraste de la chava que encontraron el otro día?
RENÉE: Pero si quiero tocarte.
DULCE: Horrible.
RENÉE: Tu piel. Tu cabello.
DULCE: Violada y mutilada.
RENÉE: ¿Dulce?
DULCE: Espérame tantito.
Suena el teléfono. DULCE se mueve hacia el aparato.
RENÉE: Déjalo
DULCE: No está prendida la contestadora. (DULCE contesta.) ¿Bueno?
(Pausa.) Bueno. (Pausa.) Colgaron.

DAVID solo.
DAVID: Puedo oler las hojas pudriéndose. Hay cuerpos moviéndose a mí
alrededor. Alguien se estira y toca mi entrepierna. Me recargo en
un árbol y prendo un cigarro.

El departamento. DULCE y RENÉE.


RENÉE: Estás asustada.
DULCE: ¿Yo?
RENÉE: No te voy a lastimar.
DULCE se acerca súbitamente a RENÉE y la besa en la boca. RENÉE pone
sus brazos alrededor de DULCE. DULCE guía RENÉE hacia su habitación.

DAVID solo.
DAVID: A veces, cuando vengo para acá, pienso en cómo sería encontrar-
se un cadáver por estos caminos. Ir siguiendo a alguien hacia los
arbustos y, de pronto, tropezarse con algo blando.
23

BERNARDO solo.
BERNIE: ¿David?

DULCE y RENÉE se desvisten, se acuestan y comienzan a hacer el amor.

DAVID solo.
DAVID: Algo que se siente como un tronco podrido. Sólo que no es un
tronco podrido. Es un chavo muerto con musgo creciéndole en el
cabello y gusanos viviendo en donde estaban sus ojos. Podría
pasar. Este es el lugar perfecto para algo así.

DULCE, DAVID, BERNARDO y CAÍN están cada uno por separado, iluminados
con cenitales.
DULCE: Dana.
BERNIE: El aborto. Me acuerdo de Dana contándonos. David y yo
habíamos ido a acampar. Ella y Dulce nos estaban esperando.
DAVID: Dulce.
CAÍN: David.
BERNIE: Nos acabábamos de bajar de la camioneta. David traía el rifle. Yo
venía cargando la única perdiz que había casado ese fin de
semana.
DAVID: Alguien se me acerca. Huele a humo de cigarro con clorets. Me
quedo muy quieto y el m desabrocha la bragueta. Abro un
condón y me lo deslizo en el pene. Él se baja los pantalones y se
agarra de un árbol. Y mientras me lo estoy cogiendo, la misma
canción estúpida se repite una y otra vez en mi cabeza.
“Nene, nene, nene, ¿qué vas a hacer, cuando seas grande?

DULCE y RENÉE en la cama. DULCE se viene de manera bastante audible y


se aleja de RENÉE.
RENÉE: ¿Estuvo bien?
DULCE: Si.
RENÉE: No es lo mismo que con un hombre, ¿verdad?
DULCE: No.
RENÉE se acerca a DULCE. DULCE se aleja y se desliza fuera de la cama.
DULCE: Ahorita vengo.
RENÉE: No te tardes.
DULCE: Dame un minuto.

BERNIE: (Desde el fondo.)El aborto.


DAVID: Bernardo.
BERNIE: Dana.
DAVID: Dulce.
BERNIE: David.
DULCE: Me acuerdo de David y de Bernardo y de Dana. Hacíamos todo juntos.
DAVID: Enfiestarnos.
BERNIE: Coger.
DAVID: Éramos amigos.
24

DULCE: Ella me cuenta.


DAVID: Estamos acampando.
BERNIE: Cazando.
DULCE: Ella llora.
BERNIE: Él tiene frío.
DULCE: No sabe cómo va a reaccionar Bernardo.
BERNIE: Quiero decirle que se meta en el saco de dormir conmigo.
DULCE: La abrazo.
DAVID: Quiero decirle.
BERNIE: Pero no puedo.
DULCE: Sus papas la van a matar.
DAVID: Pero no puedo.
BERNIE: Puedo escuchar su respiración en la obscuridad.
DULCE: Está asustada.
BERNIE: Está asustado.
DAVID: Bernardo. Creo que soy gay.
BERNIE: (Bajito.) Ja ja.
DAVID: Si soy.
BERNIE: Ya duérmete.
DULCE: Dana. Acostada en una mesa de metal. Con aparatos de metal
metidos en la vagina. ¿Sangró? ¿Le dolió? ¿Lloró?
BERNIE: Me hago el dormido.
DAVID: Yo le murmuró en la oscuridad.
DULCE: Ella en la sala de espera, pálida.
DAVID: (Murmurando.)Te amo.
DULCE: No se atreve a mirarme.
DAVID: ¿Bernardo?
DULCE: Los vemos bajarse de la camioneta.
DAVID: Sé qué me oyó.
BERNIE: Nos estaban esperando.
DULCE: David se veía muy mal.
BERNIE: Es como si supieran algo.
DULCE: Bernardo también lo ha lastimado a él.
BERNIE: La única liebre que habíamos logrado cazar en todo el fin de
semana se balancea en mi mano.
DULCE: Yo me le quedo viendo a Bernardo.
BERNIE: Dana se queda viendo la liebre.
DULCE: Él la mira como si fuera algo sucio
BERNIE: La liebre mira a la nada.
DULCE: Pasa de largo junto a ella.
DAVID: A Dana le pasa algo.
DULCE: ¡Pendejo!
BERNIE: Déjame en paz.
DULCE: ¡Era tu hijo!
BERNIE: ¿Y que querías que hiciera? ¿Qué me casara con ella?
DULCE: ¡Si!
BERNIE: Yo no la amaba.
DULCE: ¡Eres un cerdo!
BERNIE: ¡Vete a la chingada!
25

DAVID: Ya.
DULCE: Yo la encontré.
DAVID: Éramos unos niños.
DULCE: La navaja junto a la cama. Su blusa empapada de sangre.
DAVID: Dulce ...no.
RENÉE: (Desde la cama.)Vente a la cama.
BERNIE: Ella era débil.
DULCE: Ya voy.
BERNIE: Ya vengo.
DAVID: Me vengo.
ROBERTO: (Desde el fondo.) Dulce.
CAÍN: (Desde el fondo.) David.
DAVID: El tipo se endereza. Tiene la camisa pegada a la espalda por el
sudor. No puedo verle la cara. Murmura algo, no sé qué, y se
aleja.
BERNIE: Y la tierra cae sobre su ataúd un puñado a la vez.
DAVID: Bernardo.
BERNIE: David.
DULCE: Dana.
DAVID: Dulce.
Oscuro. En la obscuridad se escucha el alarido de una mujer aterrorizada.

El departamento. Mañana. DULCE sentada en el futón. RENÉE ha hecho café.


RENÉE: Buenos días.
DULCE: Buenas.
RENÉE le sirve café a DULCE. DULCE no puede mirarla.
RENÉE: Parece que está haciendo frío afuera.
DULCE: Si.
Pausa
RENÉE: Estuviste muy inquieta toda la noche.
DULCE: Pesadillas.
Pausa.
RENÉE: Entonces... ¿te va a tomar mucho tiempo lo del piso?
DULCE: Así es.
Pausa.
RENÉE: Bueno, entonces parece que vas a tener mucho que hacer hoy.
DULCE: Así es.
RENÉE toma su abrigo.
RENÉE: Dulce, la primera vez siempre es raro.
DULCE: Claro.
RENÉE: Llámame cuando te sientas mejor.
RENÉE se va.

El restaurante. DAVID checando la cuenta y CAÍN entra.


CAÍN: ¿Cómo nos fue?
DAVID: Bien.
Pausa.
CAÍN: ¿Y siempre que hiciste anoche?
26

DAVID: Me empedé, me cogí a un wey en el parque, me disfrace de vaquero y


vi a un viejo abusar de Benita.
CAÍN: Ah. (Pausa.) Yo me la pasé muy bien.
DAVID: Que bien.
CAÍN: Si quieres podemos…
DAVID: (Interrumpiéndolo.) Hoy voy a verme con alguien.
CAÍN: Ah. (Pequeña pausa.) ¿Con quién?
DAVID: (Saliendo.) No sé. No lo he conocido todavía.

El bar. ROBERTO está trabajando. DULCE entra.


DULCE: Hola.
ROBERTO: Dulce...hoy llegaste más temprano.
DULCE: No fui al gimnasio.
ROBERTO: Eso es raro en ti.
DULCE: (Se encoge de hombros.)Sí. Bueno.
ROBERTO: ¿Un agua mineral? Esta va por la casa. Para disculparme.
DULCE: Yo debería disculparme.
ROBERTO: ¿Qué te parece si olvidamos todo lo que pasó y volvemos a
empezar?
DULCE: Podría ser.

DAVID: Setenta y nueve.


BERNIE: Ochenta.
DAVID: Because the night salió en el setenta y nueve.
BERNIE: ¡Fue en el ochenta!
DAVID: Estás jodido.
BERNIE: Tú estás jodido.
DAVID: Definitivamente. Pero por lo menos nosotros estamos jodidos de
tanta droga y alcohol y no de tanto gel y secado de cabello como
los chavos de ahora.
BERNIE: Escucha, escucha.
Se escucha el coro de Because the Night.
DAVID: Mira ese cielo. No puedes encontrar un cielo que se vea tan infinito
como este en ningún otro lado.
BERNIE: No.
DAVID: En otras partes siempre hay algo que estorba.
BERNIE: No todos pudimos salir.
DAVID: Pudiste haber ido a visitarme.
BERNIE: Pudiste haber venido a mi boda.
DAVID: No tenía dinero.
BERNIE: Se supone que eras mi padrino.
DAVID: No empieces. (Pausa.) ¿Alguna vez te has sentido como si fueras
un fracasado?
BERNIE: A veces ¿Y tú?
DAVID: Soy mesero.
BERNIE: Yo gano como quince mil al mes en el municipio y a veces ni
siquiera estoy seguro de qué es exactamente lo que hago.
DAVID: Teníamos otros planes.
27

BERNIE: Hablas como si ya se hubiera acabado todo.


DAVID: No se ha acabado pero es diferente.
BERNIE: Por lo menos tú fuiste a otra parte.
DAVID: Al D.F. Gran cosa. Lo único que conseguí ahí fueron ladillas.
BERNIE: Ja Ja.
Pausa.
DAVID: ¿Eres feliz, Bernardo?
BERNIE: ¿En este momento?
DAVID: En general.
BERNIE: A veces.
DAVID: Ya no somos lo mismo.
BERNIE: Ya no somos niños.
DAVID: No. Me refiero a que “nosotros” ya no somos lo mismo. Ya no te
conozco tanto como antes.
CAÍN: (Desde el fondo.) No pienses en él.
BERNIE: ¿Me estás diciendo que yo he cambiado?
DAVID: No sé. Ya no es lo mismo. ¿Qué es esto?
BERNIE: ¿Qué?
DAVID: Esto. Se te cayó de la bolsa. ¿Un arete? ¿Andas de travesti,
Bernardo?
BERNARDO le quita el arete.
BERNIE: Ja Ja. Es de Linda.
BERNARDO se acerca al borde de la azotea.
DAVID: Ten cuidado.
BERNIE: Agárrame la mano.
DAVID: ¿Para qué?
BERNIE: Nomás agárrame la mano
DAVID agarra la mano de BERNARDO.
BERNIE: Vamos a brincar.
DAVID se ríe y se aleja de BERNARDO.
DAVID: Olvídalo.

DULCE Y ROBERTO en la cama.


DULCE: ¿Tienes condones?
ROBERTO: Si. Aguanta. No.
DULCE: ‘ta madre.
Pequeña Pausa.
ROBERTO: Estoy limpio.
DULCE: ¿Estás seguro?
ROBERTO: Te lo juro.
DULCE: Nomás esta vez.
Suena el teléfono. Se acciona la contestadora.
ROBERTO: (En la máquina.) Hola, soy Roberto. No me encuentro en este
momento, pero si me dejas tu mensaje, me reportaré tan pronto
como sea posible.
EVELYN: (En la máquina.) Hola, Rob, que lástima que otra vez no te
encontré en casa. Me imagino que andas muy ocupado. Suzy te
manda saludos y besos. Este… Te extraño.
28

La contestadora se apaga.
DULCE: ¿Suzy?
ROBERTO: Un par de amigas que viven en Colima.
DULCE: ¿Muy amigas?
ROBERTO: ¿A quién chingados le importa?
DULCE: Me excito cuando dices groserías.

La azotea de un edificio en el centro de la ciudad. DAVID Y BERNARDO se


pasan una botella de alcohol.
DAVID y BERNARDO en la azotea.
BERNIE: ¿Sabes que es lo mejor de venir aquí arriba?
DAVID: ¿Qué?
BERNIE: Que puedes escupirle a cualquiera que pase caminando y ellos
nunca sabrán de donde les cayó.
DAVID: (Riéndose.) A huevo.
BERNIE: ¿Y qué onda con el chavito ese, Caín?
DAVID: Nada. ¿Piensas seguir casado, Bernardo?
BERNIE: Linda me “ama”.
DAVID: ¿Y tú la amas?
Pausa.
BERNIE: Pensé que algo cambiaría.
DAVID: ¿Y cambió?
BERNIE: No.

DULCE y ROBERTO en la cama.


ROBERTO: ¿Te viniste?
DULCE: (No se vino.) Estuvo muy bien.
ROBERTO: ¿Te viniste?
DULCE: Claro que me vine.
ROBERTO: Eres hermosa.
DULCE: Gracias.

DAVID y BERNARDO en la azotea.


BERNIE: No puedo dejar de andar buscando viejas para cogérmelas.
DAVID: Espero que te estés cuidando.
BERNIE: No seas mamón. A los heterosexuales no nos da SIDA.
DAVID: No digas pendejadas.
BERNIE: A los heterosexuales no les da.
DAVID: Te mata, Bernardo. No importa quién seas.
BERNIE: ¿Piensas mucho en eso?
DAVID: Me la paso pensando en eso. No me quiero morir.
BERNIE: Sin riesgo no hay diversión, David.
Pausa. DAVID mira BERNARDO.
DAVID: ¿En verdad crees eso?
BERNIE: Tú piensas igual.
DAVID: He cambiado.
BERNIE: Todos hemos cambiado.
DAVID: ¿Vas para tu casa?
29

BERNIE: No quiero que Linda me la arme otra vez. ¿Quieres un aventón?


DAVID: No. Voy al antro.
BERNIE: Nos vemos.
DAVID: Nos vemos.

La casa de ROBERTO. DULCE se está vistiendo Descubre algo en la orilla de


la cama y lo recoge.
DULCE: ¿Roberto?
ROBERTO: ¿Qué?
DULCE: Casi me encajo este arete en la mano.
ROBERTO: A ver.
DULCE le da el arete y lo examina.
ROBERTO: Qué raro.
DULCE: ¿De quién es?
ROBERTO se encoje de hombros.
ROBERTO: No sé.
DULCE: ¿Estás saliendo con alguien más?
ROBERTO: No.
ROBERTO la besa.

RENÉE: (En la máquina.) Nunca hago esto. Pero no puedo dejar de


pensar en ti. Así que si estás oyendo, levanta el teléfono por
favor.
DAVID entra al departamento y escucha el mensaje.
RENÉE: (En la máquina.) Por favor. (Pausa.) ¿Dulce?
La contestadora se apaga cuando RENÉE cuelga.
DAVID: ¿Qué tal?
DULCE sale del baño recién bañada.
DULCE: Hola.
DAVID: Si no quieres hablar con ella, ¿por qué no le llamas y se lo dices
de una vez?
DULCE: Porque entonces estaría hablando con ella.
DAVID: No te has dejado ver últimamente.
DULCE: Estoy enamorada.
DAVID: Ya sé. Ya ni vives aquí.
DULCE: Si he estado aquí.
DAVID: Claro. Lo suficiente para dejar la tina llena y robarte cuatro de mis
condones.
DULCE: David, creo que me ama.
DAVID: Qué bien. Quizá entonces que él vacíe la tina y me reponga mis
condones.
DULCE: Que amargado.
DAVID: Un poco.
DULCE: Supéralo. Tenemos invitados.
DAVID: Dulce. No.
DULCE: Cariño, estamos hablando de un potencial futuro marido.
DAVID: No seas tonta, ¿quién se va a querer casar contigo?
DULCE: Mucha gente, fíjate.
30

DAVID: ¿Cómo la lesbiana obsesiva de la contestadora?


DULCE: No empieces.
DAVID: ¿Y te la…?
RENÉE: (Desde el fondo) Sí.
DULCE: (Advirtiéndole) Daaavid.
DAVID: Está bueno, pues.
DAVID va a su habitación y se cambia de ropa mientras platica.
DAVID: ¿Le dijiste a este guey que soy jota?
DULCE: Si.
DAVID: Qué bien. Entonces, ¿me pongo mallas o vestido?
DULCE: Sólo sé tú mismo.
DAVID: ¿Cuál de todos mis mi mismos?
Tocan a la puerta.
DAVID: Dejemos que el miembro penetre.
DULCE: Es muy temprano.
DULCE abre la puerta. CAÍN está del otro lado.
CAÍN: Hola.
DULCE: Hola. David, creo que te buscan.
DAVID va a la puerta.
CAÍN: Caín.
DULCE: ¿Caín?
DAVID: Dulce, mi ayudante de mesero, Caín. Caín, mi compañera de
departamento, Dulce.
DULCE y CAÍN se dan la mano.
DULCE: Encantada.
CAÍN: ¿Puedo pasar?
DULCE: Por favor.
CAÍN entra.
CAÍN: ¿No interrumpo?
DAVID: Pues el prometido de Dulce está por llegar.
DULCE: David, no seas tonto.
DAVID: ¿Una cerveza?
CAÍN: Bueno.
DAVID: Tráenos un par, ¿no, Dulce?
DULCE: (Saliendo) Sí, señor.
Pausa.
CAÍN: Debí de haberte avisado que venía primero.
DAVID: Tal vez.
CAÍN: Pensé que podíamos hablar.
DAVID: No creo que eso sea muy buena…
DULCE entra.
DULCE: Sus cervezas, señores.
DAVID: Gracias.
Pausa.
DULCE: Con su permiso. Tengo que ir a torturar a mi cabello un poco más hasta
lograr que se someta en algún tipo de peinado.
CAÍN: Adelante.
DULCE sale.
31

CAÍN: Es muy buena onda.


DAVID: Gracias.
Pausa.
CAÍN: Este… ya sé que… habíamos quedado en hacer algo el otro día y eso,
pero… ya sabes… como que… surgieron otras cosas.
DAVID: Claro.
CAÍN: A veces solo quiero acostarme con alguien.
DAVID: Caín, si eres tan heterosexual, ¿por qué te preocupa tanto tu
sexualidad?
CAÍN: ¿Quién me la chupó esa noche?
DAVID: ¿Eso es todo el pedo?
CAÍN: No me acuerdo de nada…
DAVID: Fui yo.
CAÍN: No.
DAVID: Y te gustó. Y luego me hiciste lo mismo.
CAÍN: ¿De verdad?
DAVID: Vete de aquí.
Pausa.
CAÍN: ¿David?
DAVID: Vete.
CAÍN va hacia la puerta. DAVID habla justo cuando está a punto de
salir.
DAVID: ¿De verdad es tan importante?
Pausa.
CAÍN: Te considero mi amigo. No quiero que estés molesto conmigo.
DAVID: Fue Benita.
CAÍN: ¿De verdad?
DULCE entra.
DULCE: ¡Ta ran! Hermosa. (Pausa) Mal momento, ¿verdad?
CAÍN: Está bien, ya me iba. (A DAVID) ¿Podemos… ya sabes… vernos
luego o algo así?
DAVID: Luego hablamos.
CAÍN: ¿Cuándo?
DAVID: Pronto.
CAÍN: ¿Lo prometes?
DAVID: Sí.
CAÍN sale.
DULCE: ¿Y ese quién es?
DAVID: Todavía no estamos seguros.

BERNARDO solo.
BERNIE: Es como un ansia.

DULCE y DAVID. Esperando.


DAVID: A lo mejor tuvo broncas con el carro.
DULCE: Vive a cinco cuadras.
DAVID: ¿Broncas con los pies?
Tocan la puerta.
32

DULCE: ¡Tú abre!


DAVID: Tranquila, mujer.
DULCE sale. DAVID abre la puerta con una floritura.
DAVID: Su majestad, El príncipe azul. (Pausa)
RENÉE entra cargando un regalo.
RENÉE: Tú debes ser David.
DAVID: Debe ser.
RENÉE: Yo soy Renée.
DAVID: Pero, ¡claro!
RENÉE: Mucho gusto de conocerte…
DAVID: (Musical) Oh Dulce…
DULCE entra.
DULCE: ¡Renée!
RENÉE: Vi luz en las ventanas y pasé a saludar.
DAVID: ¡Que sorpresa! ¿Un cafecito? ¿Una cervecita?
RENÉE: No interrumpo nada, ¿o sí?
DAVID: En lo absoluto.
RENÉE: ¿Dulce?
DULCE: Pues… no.
DAVID sale. RENÉE le entrega el regalo a DULCE.
DULCE: ¿Qué es esto?
RENÉE: Un regalo. Por tu cumpleaños.
DULCE: Mi cumpleaños fue hace seis meses.
RENÉE: Entonces, te lo debía. Ábrelo.
DULCE: Ahorita no.
DULCE deja el regalo. DAVID entra con cervezas para todos.
DAVID: Se acabó el café. Un regalo. ¡Que festivo! (Le da una cerveza a
DULCE y a RENÉE) Aquí tienen.
RENÉE: Gracias.
Se sientan larga pausa.
DAVID: Dulce me contó que eres lesbiana.
RENÉE: Así es.
DULCE: David.
DAVID: Yo soy maricón.
RENÉE: Ya sé.
Pausa.
DAVID: Bueno, pues parece que eso agota este tema en particular. (Pausa.)
Deben de tener un millón de cosas de qué hablar.
RENÉE: Pues… si.
DAVID: Hagan de cuenta que no estoy.
DULCE: Te voy a matar.
DAVID: Entonces, Renée, ¿a qué te dedicas?
RENÉE: Soy maestra.
DAVID: Que interesante. ¿Maestra de qué?
RENÉE: Primaria.
DAVID: Gracias a Dios. Pensé que me ibas a decir de educación física.
¿Te gusta ser maestra?
RENÉE: Me encantan los niños.
33

DAVID: Yo soy mesero.


RENÉE: Dulce me conto que salías en la tele.
DAVID: Ah, pero solo fue por un rato. Ser mesero es mucho más interesante.
RENÉE: Sólo cierto tipo de gente tiene talento para servir mesas.
DAVID: Ciertamente. Alguien con muerte cerebral.
RENÉE: Es mucha presión.
DAVID: No tienes ni idea. Toda esa gente ordenando aderezo para su ensalada.
A veces hasta me quita el sueño.
RENÉE: (Riendo) Claro.
DAVID: (Saliendo) Voy por otra cerveza. ¿Renée?
RENÉE: Estoy bien. (A DULCE) Es muy simpático.
DULCE: Simpatiquísimo. ¿Qué haces aquí?
RENÉE: Quería hablar contigo.
DULCE: No.
RENÉE: ¿Por qué?
DULCE: No me siento bien acerca de lo que pasó.
RENÉE: No te estoy proponiendo matrimonio. Sólo quiero ser tu amiga.
DAVID regresa con otra cerveza.
DAVID: ¡Propuesta de matrimonio! Curiosamente es lo que hemos
esperado toda la noche, ¿verdad?
DULCE: ¿Podrías hacerme el favor de callarte?
DAVID: Inmediatamente. Me voy.
DULCE: ¿De verdad?
DAVID: Me encantaría quedarme y ver en qué termina la cosa, pero ustedes dos
obviamente necesitan un rato a solas. Gusto en conocerte, Renée. (Le
da la otra cerveza) Tómate otra.
RENÉE: Gracias.
Tocan la puerta.
DAVID: Yo abro.
DAVID abre la puerta. Aparece ROBERTO.
DAVID: Hola, pasa, por favor.
ROBERTO: ¿David?
DAVID: Y tú debes ser Rosenda.
ROBERTO: Roberto.
DAVID: Como sea. Oh Dulce.
Pausa.
ROBERTO: Hola. Perdón por llegar tan tarde.
DAVID: ¿Una cervecita?
ROBERTO: Gracias.
DAVID le quita la botella que le dio a RENÉE y se la da a ROBERTO.
DAVID: Aquí tienes, campeón.
ROBERTO: Gracias. (A DULCE) Perdón. Tuve que contestar una llamada de larga
distancia y ya no me pude zafar.
DULCE: Está bien.
RENÉE: Yo soy Renée.
ROBERTO: Mucho gusto.
ROBERTO y RENÉE se dan la mano.
DAVID: Dulce, ¿te traigo algo?
34

DULCE: Pensé que ya te ibas.


DAVID: ¿Ahorita? ¿Estás loca?
ROBERTO: (A RENÉE) ¿Eres amiga de Dulce?
RENÉE: Si. ¿Y tú?
ROBERTO: También. (Pausa.) Está muy padre el departamento.
DAVID: A Dulce le encanta la decoración.
ROBERTO: Este tofu está muy bonito.
DAVID: Futón.
ROBERTO: ¿Perdón?
DAVID: Futón. Se llama futón.
ROBERTO: Ah. (Pequeña pausa.) ¿De quién es el regalo?
RENÉE: Es de Dulce. Por su cumpleaños.
ROBERTO: ¿¡Hoy es su cumpleaños!?
DULCE: ¡No!
ROBERTO: (Confundido.) Ah.
DAVID: A mi me parece un lindo detalle.
ROBERTO: ¿Y no lo vas a abrir?
RENÉE: Por favor.
DULCE: No quisiera…
RENÉE: Por favor.
DAVID: Vamos, Dulce.
DULCE: No. En serio.
RENÉE le ofrece el regalo.
RENÉE: Por favor.
DULCE: No, este…
RENÉE: Por favor.
DULCE le tira violentamente el regalo de las manos.
DULCE: ¡No quiero esa chingadera!
Pausa.
DAVID: Uy, ya cásate.
DULCE: ¡Ya cállate!
RENÉE recoge el regalo del suelo y lo agita. Suena.
ROBERTO: ¿Se rompió?
RENÉE: Creo que sí.
ROBERTO: Dulce.
DAVID: Eso no estuvo nada bien.
DULCE: No era mi intención.
RENÉE: No era la gran cosa. Sólo algo… un detallito que compré porque
me hizo pensar en ti.
ROBERTO: Todo bien, Renée.
DAVID: Creo que deberías disculparte.
Pausa.
DULCE: Renée… Perdón. Este no es un buen momento.
DAVID: (Confidencialmente a ROBERTO.) Síndrome premenstrual.
RENÉE: Sólo quería hablar contigo.
DULCE: No puedo.
ROBERTO: Tu amiga te trajo un regalo.
DULCE: Roberto, tu no entiendes.
35

ROBERTO: Es tu amiga.
DULCE: No es cierto. Hemos platicado un par de veces. ¡Sólo vino una
vez!
RENÉE: ¿Cómo puedes decir eso?
DAVID: A continuación, por este canal: El valle de las muñecas.
DULCE: ¡Porque es la verdad!
RENÉE: ¡Nos acostamos!
DULCE: (A ROBERTO.) No le hagas caso.
RENÉE: Te amo.
DULCE: No es cierto.
RENÉE: Me la pasó pensando en ti. ¡No puedo evitarlo!
DULCE: Estás loca.
DAVID: Niñas, niñas…
RENÉE: ¡Lo que hicimos fue real!
DULCE: ¡No es cierto!
Pausa.
DAVID: (Gentilmente.) Renée… creo que sería mejor que te fueras.
RENÉE se va. Larga pausa.
DAVID: Bueno, ¿quién se queda para el café y los licores?
DULCE: ¡Vete a la chingada!
Pausa.
ROBERTO: Creo que yo también me voy. (A DAVID.) Gracias por la cerveza.
DAVID: No hay bronca.
ROBERTO se va. Pausa.
DAVID: Oh Dulce…
DULCE: ¿Nunca te cansas de ser un maricón de mierda?
DAVID: No me puedes echar la bronca a mi…
DULCE: Eres un perdedor, David. Todo lo tomas a broma para no tener
que enfrentar el fracaso que eres.
DAVID: No empieces.
DULCE: No tienes nada ni a nadie en la vida.
DAVID: Estás molesta.
DULCE: No piensas más allá de tu próxima cerveza o tu próxima cogida.
DAVID: Por lo menos soy honesto al respecto.
DULCE: ¡No tienes nada!
DAVID: ¡Tu tampoco!
DULCE: Pero yo no le tengo miedo a intentarlo.
DAVID: ¡Con lo primero que se te pone enfrente!
DULCE: ¡Ese hombre pudo haberme amado!
DAVID: ¡Eres patética, Dulce!
DULCE: ¡Vete a la chingada!
DULCE sale.
DAVID: Dulce… aguanta… ¡puta madre!

Pausa. DAVID se sienta y levanta su cerveza para hacer un brindis.


DAVID: Por el amor.
BERNIE: (Desde el fondo.) Es como un ansia.
DAVID: En todas sus distintas manifestaciones.
36

Las luces iluminan a BENITA.


DAVID: En todas sus distintas manifestaciones.
BENITA: El del San Bernardo en las escaleras.

Luces sobre DULCE Y BERNARDO.


DULCE: ¡A la chingada con él!
DAVID: Bernardo.
BERNIE: No te queda más que alimentarla.
DULCE: Está vacío.
DAVID: Bernardo siempre ha sido mi amigo.

BENITA sola.
BENITA: El de la niñera que se queda a dormir porque la madre trabajaba
en el turno de noche. Todos los niños dormían en el sótano.
DAVID: (Desde el departamento.) Es tarde.
BENITA: Todas las noches la niñera realiza la misma rutina. Acuesta a los
niños, revisa debajo de sus camas, le pone seguro a las
ventanas, revisa todos los closets, apaga la luz del fondo de
las escaleras, sube las escaleras a oscuras, le acaricia la cabeza
al San Bernardo y cierra la puerta.

Tocan a la puerta del apartamento de DAVID.


BENITA: Luego revisa el resto de la casa y se va a la cama.
Vuelven a tocar.
BENITA: Se despierta con un mal presentimiento.
DAVID: ¿Dulce?
Pausa.
BENITA: Le preocupan los niños. Vuelven a repasar su rutina en la mente.
DAVID: ¿Quién está ahí?
Vuelven a tocar.
BENITA: Revisó todo, apagó la luz, acaricio al perro, cerró la puerta.
DAVID: ¿Quién está ahí?
Vuelven a tocar. Más fuerte. DAVID se levanta.
BENITA: Algo anda mal.
DAVID va a la puerta.
BENITA: Baja corriendo las escaleras. El perro no está. Las puertas de las
habitaciones están abiertas.
BERNARDO viene cubierto de sangre.
BENITA: ¡Les habían cortado el cuello a todos los niños!
DAVID: ¡¿Bernardo?!
BERNIE: ¿Qué onda, carnal?
BENITA: Todos y cada uno de ellos. Muertos.
DAVID: ¿Estás lastimado?
BERNIE: Simón.
BENITA: El San Bernardo estaba al final del pasillo. Abierto
completamente.
DAVID: ¿Te cortaron? ¿Qué?
BERNIE: Ando bien pedo.
37

DAVID: ¿Qué paso?


BENITA: Y clavada al perro había una nota.
BERNIE: Una pelea.
DAVID: Déjame verte.
DAVID levanta la camisa de BERNARDO y revisa su cuerpo.
BENITA: Y la nota decía:
DAVID: Por Dios, Bernardo.
BENITA: Decía:
DAVID: No se te ve ninguna herida.
BENITA: “Es tan fácil acariciar la cabeza de un hombre como lo es
acariciar la cabeza de un San Bernardo.”
DAVID: No traes nada. No traes nada de nada. Entonces, ¿de dónde viene toda
esa sangre? ¿¡Bernardo!?
BERNIE: Te amo, David.
BENITA: El asesino había estado en la punta de las escaleras cuando ella
se había ido a dormir. Fue la cabeza del asesino la que había
acariciado. Su cabeza.
Oscuro. El alarido de una mujer se levanta en la oscuridad y se ahoga. Un
teléfono suena dos veces. BENITA canta mientras las luces suben. Una vez
que se ha establecido la canción, DAVID habla sobre ella.

BENITA: Amo ato matarilerileron, ¿qué quiere usted?


Matarilerileron, yo quiero un paje.
Matarilerileron, escoja usted.
Matarilerileron.

DAVID: Tuve un sueño donde estaba parado en medio de un campo en la


granja de mis abuelos… el cielo era azul como la tele y lo cruzaban
grandes nubes. El viento en mi cara se ponía cada vez más frio y
oscurecía. Estaba desnudo… con una erección.
Y cuando desperté en lo único que podía pensar era en su nombre.
Bernardo.

El departamento. DAVID espera al teléfono.


BERNIE: (En la maquina.) Hola, soy Bernardo. Linda y yo no estamos en
casa, pero deja un mensaje y nosotros nos comunicamos contigo.
BERNARDO sale de la habitación y mira a DAVID al teléfono.
BERNIE: ¿A quién le hablas?
DAVID cuelga rápidamente.
DAVID: A nadie. ¿Quieres café?
BERNIE: Estaría muy bien.
DAVID: ¿Dónde está Linda, Bernardo?
BERNIE: En casa, ¿Por qué?
DAVID: Acabo de llamar a tu casa. Tienes el mismo mensaje en tu
contestadora desde hace semanas.
BERNIE: (Se encoje de hombros.) No lo he cambiado.
DAVID: Nunca contesta el teléfono cuando llamo.
BERNIE: Pues debe andar…no sé… de compras o algo.
38

DAVID: Claro.
Pausa.
BERNIE: Güey, que crudo estoy. No me había puesto así en años.
DAVID: Pensé que te habían navajeado o algo así.
BERNIE: ¿Y mi ropa?
DAVID: En la ropa sucia. ¿Qué pasó?
BERNIE: Una bronca. Estuvo cabrona. No me acuerdo de casi nada.
DAVID: Con una chingada, Bernardo.
Pausa.
BERNIE: Linda me dejó.
DAVID: ¿Qué?
BERNIE: Hace como un mes.
DAVID: ¿Por qué?
BERNIE: Las cosas se pusieron muy locas. Estoy tomando mucho.
DAVID: ¿Por qué no me habías dicho?
BERNIE: No creí que lo fuera a cumplir.
DAVID: Ese tipo de cosas tienes que comentarlas.
BERNIE: Me lo merezco.
DAVID: No digas eso.
BERNIE: Anoche… de lo que me acuerdo… estaba en el Bucca Bar…
ligándome a una chava… cuando de me dejaron venir cuatro
güeyes.
DAVID: ¿Qué estabas haciendo en el Bucca?
BERNIE: Se armó un broncón… alguien sacó un cuchillo… cortaron a
alguien… llegó la policía y el lugar se volvió un desmadre.
DAVID: Tú no fuiste quien sacó el cuchillo, ¿verdad?
BERNIE: No. Me fui de ahí en chinga.
DAVID: Menos mal.
BERNIE: Todo se está volviendo tan raro. (Pausa.) Ni siquiera la extraño.
DAVID: Eso era un error. Todos lo sabíamos.
BERNIE: ¿Qué sabías tú? ¡Tú no sabías ni madres! Tú andabas muy
Ocupado en la capital tratando de convertirte en estrella de cine.
DAVID: No tengo ninguna necesidad de esto, hermanito.
BERNIE: ¡Tú no tuviste que ver como se iban yendo todos! ¡Tú no te
quedaste a ver como se moría esta ciudad!
DAVID: La ciudad no está muerta.
BERNIE: Mermada entonces. Herida.
DAVID: Las cosas están más tranquilas ahora, eso es todo.
BERNIE: ¡Claro!
DAVID: No te entiendo, güey.
BERNIE: Me tengo que ir a la oficina.
DAVID: Tómate el día.
BERNIE: ¡No me puedo tomar el día libre! ¡Tengo responsabilidades…
obligaciones!
DAVID: ¡Está bien! ¡No te tomes el puto día libre!
Pausa.
BERNIE: ¿Me puedes prestar ropa?
DAVID: No veo por qué no.
39

ROBERTO en su departamento con DULCE.


DULCE: ¿Me odias?
ROBERTO: No.
ROBERTO: Te ves cansada
DULCE: Me quedé en casa de mis papás anoche. Me choca tener que
quedarme con ellos.
ROBERTO: Voy de salida al trabajo. ¿Por qué no te quedas y te acuestas a
descansar un rato?
DULCE: Me encantaría. (Pequeña pausa.) Roberto, me da mucha pena…
Suena el teléfono.
ROBERTO: Fue algo bastante extraño.
DULCE: Las cosas que dije…
ROBERTO: Dulce, todos tenemos nuestras broncas, ¿No?
DULCE: Sí.
ROBERTO: Me tengo que ir.
EVELYN: (En la máquina.) Hola, cielo. Soy Evelyn. Supongo que te extraño.
Sólo te llamé para agradecerte por la plática de anoche. De veras
la necesitaba. Creo que estás progresando, Roberto. Creo
que… pronto… incluso, estarías listo para regresar a la casa. Te
amo.
La máquina se apaga
ROBERTO: Evelyn es mi esposa. Suzy es nuestra hija.
DULCE: Supongo que con eso estamos a mano.
ROBERTO: Me importas mucho.
DULCE: ¿De verdad?
ROBERTO: Todos tenemos nuestras broncas.
DULCE: Me mentiste.
ROBERTO: No supe que decir.
ROBERTO: Te amo.
DULCE: No es cierto.
ROBERTO: Claro que sí.
DULCE: No.
ROBERTO: Desde la primera vez que entraste al bar. Algo se me movió…
DULCE: ¡Cállate!
ROBERTO: Mírame.
DULCE: No.
ROBERTO: ¡Te dije que me mires!
ROBERTO toma a DULCE y la voltea hacia él violentamente.
ROBERTO: Dime que me quieres.
DULCE: No.
ROBERTO: Me quieres.
DULCE: Me mentiste.
ROBERTO: Te lo iba a contar.
DULCE: ¿Ah, sí? ¿Cuándo?
ROBERTO: Cuando fuera el momento.
DULCE: ¡¿Y cuándo iba a ser eso?!
ROBERTO: ¡En el mismo momento en el que tú te decidieras a
contarme lo de tu novia!
40

DULCE: ¡Eres un pobre pendejo!


ROBERTO golpea a DULCE en la cara. DULCE se le va encima.
ROBERTO: ¡Machorra!
DULCE: ¡Pendejo! ¡Pinche pendejo! ¡Te voy a matar!
ROBERTO la agarra de las muñecas para controlarla.
ROBERTO: Dulce… perdón.
DULCE: ¡Eres un pendejo!
DULCE se libera y sale corriendo.
ROBERTO: Te amo.

BENITA sola.
BENITA: Luis, el amigo de David, le llamó. Había ido al doctor unas
semanas atrás porque algo le molestaba en la nariz. El doctor le
había llamado hoy. Tiene el virus. No la enfermedad… sólo el
virus.

DAVID en el departamento. DULCE entra desarreglada y alterada.


DAVID: ¿Dulce…?
DULCE: Ahora no. (Pausa.) Ojete.
DAVID: Histérica.
DAVID la abraza. Ella llora.
DULCE: Me pegó.
DAVID: Ay, nena…
DULCE: ¿Por qué, todo esta tan jodido?
DAVID: Son las consecuencias del calentamiento global.

BERNARDO solo.
BERNIE: Estar casado es como ser un oso salvaje encerrado en un
zoológico. Como ya no tienes que cazar para comer, todo lo que
puedes hacer es pasearte de un lado a otro.

Oscuro. Escuchamos la contestadora en la obscuridad.


EVELYN: (En la maquina) Soy Evelyn, Roberto. Llámame.
ROBERTO: (En la maquina) Dulce, Perdón. Llámame.
RENÉE: (En la maquina) soy Renée. Llámame.
CAÍN: (En la maquina) David. Llámame.
BERNIE: (En la maquina) Llámame.
RENÉE: (En la maquina) Llámame.
CAÍN: (En la maquina) Llámame.
ROBERTO: (En la maquina) ¡Llámame!

El departamento. DAVID Y DULCE están limpiando. DULCE entra con


una camiseta ensangrentada.
DULCE: ¿Y esto de dónde salió?
DAVID: Es de Bernardo.
DULCE: ¿De Bernardo?
BENITA: (desde el fondo.) De Bernardo.
DAVID: Se la quitó aquí la otra noche.
41

DULCE: ¿Qué noche?


DAVID: No sé. El viernes.
DULCE: ¿Y toda esta sangre de quién es?
BENITA: (desde el fondo.) La navaja junto a la cama.
DAVID: Se peleó.
DULCE: ¿Qué tipo de pelea deja tanta sangre?
DAVID: Una pelea en donde alguien trae un cuchillo.
DULCE: ¿Un cuchillo?
BENITA: (desde el fondo.) Su blusa empapada de sangre.
DAVID: Allá en el Bucca Bar. Por una chava.
DULCE: ¿Eso fue lo que te conto?
DAVID: Sí. ¿Cuál es el problema?
BENITA: (desde el fondo.) Bernardo.
DULCE: Vamos a llamar al Bar.
DAVID: ¿Qué?
DULCE: Vamos a corroborar su coartada.
DAVID: Ya te volviste completamente loca.
DULCE: Yo llamo.
DAVID: Dulce, estamos hablando de Bernardo.
DULCE: Por eso.
DAVID: ¿Y según tu, que crees que hizo?
DULCE: No sé. Pero lo que si se es que se aparece por aquí muy seguido
cubierto de sangre.
DAVID: No es cierto.
DULCE: ¿No encontraron otra chava el sábado en la mañana?
DAVID: ¿Y?
DULCE: ¿Y la semana pasada?
DAVID: Pues también se peleó.
DULCE: ¿No te cansas de que te cuente la misma?
DAVID: Bernardo no me diría mentiras, Dulce.
DULCE: Yo llamo.
DULCE levanta el auricular. David se lo quita de las manos.
DAVID: No yo llamo. Vas a ver como son puras tonterías tuyas.
DAVID marca un número en el teléfono.

ROBERTO, BERNARDO Y RENÉE, cada uno por separado.


ROBERTO: ¡Pinches viejas! Esta muy difícil entenderlas
BERNIE: ¡Pinches jotos!
ROBERTO: No es como con los hombres. Un hombre te hace enojar y puedes
pegarle un chingadazo.
RENÉE: ¡Pinches hombres!
ROBERTO: Con las viejas no funciona así. Si les pegas, se ponen peor.

El departamento.
DAVID: Está bien. Muchas gracias.
DAVID cuelga el teléfono. Pausa. DAVID no mira a DULCE
directamente.
DULCE: ¿Y entonces…?
42

DAVID: Pues…sí, hubo una pelea el viernes en la noche, sacaron un


cuchillo, alguien resulto herido y llegó la policía.
DULCE: Seguramente el ha de haber sido el del cuchillo.
DAVID: Ya.
DULCE: ¿Y si era él? ¿Qué tal si anda por ahí lastimando gente y nosotros
no estamos haciendo nada para impedirlo?
DAVID: Los mentirosos son tus amigos.
DULCE: Muchas gracias.
DAVID: Creo que estas celosa de Bernardo, Dulce. De veras lo creo.
DULCE: Cree lo que se te dé la gana.
DULCE se va. DAVID toma el teléfono y marca rápidamente.
DAVID: Necesito hablar contigo. Ya.
DAVID. Cuelgo el teléfono y comienza a desgarrar la camiseta en tiras.
Tocan a la puerta. DAVID esconde la camiseta entre el futón. Tocan de
nuevo.
DAVID: ¿Quién?
CAÍN: Soy yo.
CAÍN entra.
DAVID: ¿Si?
CAÍN: Ya son las ocho.
DAVID: ¿Y?
CAÍN: Se supone que a las ocho iba a pasar por ti, ¿te acuerdas?
DAVID: Chin…mira…me salió algo.
CAÍN: David, estuve planeando esto toda la semana. Tengo la casa sola
y toda la cosa.
DAVID: Estoy esperando una llamada.
CAÍN: Para eso tienes contestadora.
DAVID: No puedo…
CAÍN: Si me cancelas no te lo voy a perdonar, David.
DAVID: Está bien pues.
DAVID saca la camiseta del futón y la hace bola en su puño.
CAÍN: ¿Qué es eso?
DAVID: Algo que tengo que tirar en la basura cuando salgamos.
DAVID Y CAÍN salen del departamento. DULCE entra.
DULCE: ¿David? (Tocan a la puerta.) ¿Quién?
ROBERTO: Soy yo. (ROBERTO entra.) Hola. (Pausa.) ¿Podemos hablar?
DULCE: ¿Quién crees que soy? ¿Una vaca gorda y estúpida a la que
puedes cachetear como si solo fuera un pedazo de carne? Me pegaste,
carajo. ¡Eso no se lo perdono a nadie!
Pausa.
ROBERTO: Sólo vine a despedirme. Voy a regresar con Evelyn.
Pausa.
DULCE: Adiós.
ROBERTO: Perdón.
DULCE: Adiós.
ROBERTO se va.

La casa de CAÍN. DAVID Y CAÍN entran tomando cerveza.


43

CAÍN: ¿Estás bien?


DAVID: Muy bien.
CAÍN: Siento como que hay algo distinto esta noche.
DAVID: Será que hoy si me puse ropa interior. Bonita casa.
CAÍN: Grande.
DAVID: ¿Y cuál es la gran sorpresa?
CAÍN: Siéntate. Te la voy a enseñar.
DAVID se sienta. Caín se sienta junto a él y toma un control remoto.
Enciende la televisión. Comienza a sonar un tema de programa de
televisión barato.
DAVID: ¡Ay, no!
CAÍN: Ahí estas, David Millán como Tony.
DAVID: ¡Quítalo!
CAÍN: ¡No!
DAVID le arrebata el control de las manos a CAÍN y apaga la televisión.
DAVID: ¿Qué carajos crees que estás haciendo?
CAÍN: No sabes lo que tuve que hacer para conseguir estas
grabaciones. Un amigo de mi papá es dueño de la televisora.
DAVID: Ese no soy yo. Caín.
CAÍN: Pensé que te gustarían.
DAVID: Estas dañado.
CAÍN: ¡No lo estoy!
DAVID: ¿Qué hiciste? Te sentaste aquí a ver esas pendejadas y a
inventarte historias sobre mí.
CAÍN: (así lo hizo) No.
DAVID: Me largo.
CAÍN: No.
DAVID: ¿Que quieres de mi, Caín?
CAÍN: Quiero ser tu amigo.
DAVID: No necesito otro amigo.
CAÍN: ¿Qué necesitas entonces?
DAVID: ¡Necesito un amante!
Pausa.
CAÍN: No creo ser así.
DAVID: ¿Así cómo?
CAÍN: Maricón.
Pausa. DAVID de acerca a CAÍN.
DAVID: ¿No?
CAÍN: (inseguro) N – no.
DAVID: Me tienes miedo.
CAÍN: (asustado) No es cierto.
DAVID: Tienes miedo de lo que sientes.
CAÍN: No.
DAVID toma el rostro de Caín entre sus manos y lo aprieta fuertemente.
CAÍN no puede evadir la mirada.
DAVID: Podría hacerte lo que yo quisiera y no hay una puta cosa que
puedas hacer para detenerme. ¿Te das cuenta de eso?
CAÍN: Sí.
44

DAVID: Bésame.
Después de dudarlo un instante Caín lo besa en la boca. Pausa.
DAVID: Ahora ve hacia la pared y bájate el pantalón.
CAÍN: David, por favor…
DAVID: Hazlo.
CAÍN le da la espalda a DAVID, se desabrocha el pantalón y lo deja
caer. Larga pausa. Se puede escuchar la respiración de ambos.
DAVID: ¿Esutás excitado?
CAÍN: Sí.
DAVID: ¿Estás pensando en mí?
CAÍN: Sí.
Pausa. DAVID se aleja de CAÍN.
DAVID: (Bajito) No tú no eres así.
DAVID sale rápidamente. Después de un momento Caín se levanta el
pantalón y se voltea.
CAÍN: ¿David?

El departamento. DULCE entra cargando una bolsa de súper-


mercado llena de comida chatarra. Vacía el contenido de la bolsa
en el suelo y comienza a comer todo lo que puede abrir. No es una
imagen muy bonita.

La casa de BENITA. DAVID esta con ella.


DAVID: Necesito que leas a alguien.
BENITA: Ya sabes que para ti, todo lo que sea.
DAVID: Podría ser peligroso.
BENITA: ¿Para mí?
DAVID: No.
Aparte.
BERNIE: Vuelto loco por el olor a sangre y a vagina me paseo en el carro y
me paseo y me paseo y me paseo.
BENITA sola.
BENITA: (Canta sobre la voz de BERNARDO) Amo ato matarilerilero…
DULCE sola.
DULCE: (Estúpida. Gorda. Pendeja. ¡Gorda!
RENÉE sola.
RENEE: La odio. La odio. La odio.
ROBERTO solo.
ROBERTO: Pendejo. Eres un pinche pendejo. ¡Cómo seré pendejo!
CAÍN solo.
CAÍN: Todo está muy bien hasta que cumples doce o trece… y entonces
¡pum!... te comienza a salir el vello púbico y se acabó la fiesta.

BERNARDO está en el bar. DAVID entra. El teléfono deja de sonar.


DAVID: Hey , hermanito.
BERNIE: Hey, hermanito.
DAVID: Te anduve buscando toda la noche.
BERNIE: Aquí me tienes.
45

DAVID: ¿Quieres alocarte?


BERNIE: Yo siempre.
DAVID: Conozco una chava.
BERNIE: ¿Tú conoces una chava?
DAVID: Se avienta con los dos.
BERNIE: Ya era hora.
BERNIE: Sí.

El departamento. DULCE está comiendo y llorando. Su cara está


manchada de comida. Tocan a la puerta. DULCE lo ignora. Después de
un momento, RENÉE entra.
RENÉE: No deberías dejar la puerta abierta así.
DULCE: ¡Vete a la chingada!
RENÉE: Por dios, mujer…
DULCE le lanza un puñado de comida.
DULCE: Te dije que te fueras a la chingada.
RENÉE: Dulce.
DULCE se abalanza sobre RENÉE y trata de sacarla del departamento.
DULCE: ¡Lárgate! ¡Lárgate de mi casa!
RENÉE: Ya párale.
DULCE: ¡Lárgate de mi pinche casa, cerda!
RENÉE sienta a DULCE de un empujón.
RENÉE: ¿Qué te pasa, pendeja?
DULCE: ¿A ti que te pasa, pendeja?
RENÉE: Tú usas a la gente.
DULCE: ¿Y tú no?
RENÉE: Yo fui honesta contigo.
DULCE: Yo también.
RENÉE: Sí, como no… La señorita “Los gays no me molestan”. Supongo
que sólo te molestan cuando quieren algo más que unos cuentos
martinis y un acostón.
DULCE: ¡Machorra!
DULCE le da una bofetada. Pausa.
RENÉE: Debería de matarte por lo que acabas de hacer.
DULCE: Renée. Perdóname. Yo…
RENÉE: Enferma. Estás enferma.
DULCE: ¡No era mi intención!
DULCE abraza a RENÉE y la aprieta.
RENÉE: Enferma.
DULCE: Perdón.
RENÉE: Mírame.
DULCE: Me da mucha vergüenza.
Pausa.
RENÉE: El problema no soy yo, ¿o sí? (DULCE niega con la cabeza.)
Pensé que era por algo que estaba haciendo mal. ¿Hay alguien a
quién puedas amar?
DULCE: A David. Tal vez. (Pausa.) El problema soy yo.
RENÉE: Dulce, Perdón.
46

RENÉE empieza a irse.


DULCE: ¡Renée!
RENÉE: Dime.
DULCE: ¿Crees que estoy gorda?
RENÉE se acerca a DULCE y la abraza.
RENÉE: Creo que eres la mujer más hermosa que he viso. Siempre lo he
creído.

DAVID y BERNARDO en la casa de BENITA.


BENITA: ¿Andas buscando algo emocionante?
DAVID: Así es.
BENITA: ¿Y tú, Bernardo? ¿Andas buscando algo emocionante?
BERNIE: ¿Cuántos años tienes?
BENITA: (Suelta una risita.) Todo mundo me pregunta eso. Son unos
montoneros. No tendría la menor oportunidad en contra de
ninguno de ustedes dos. Podrían hacerme lo que quisieran.
BERNIE: Si no, vale madre.
BENITA: ¿Te gusta la idea? Pero tal vez puedan tocarse entre ustedes
accidentalmente. Podrían sentirse dentro de mí al mismo tiempo.
BERNIE: No somos jotos.
DAVID: Yo sí.
BERNIE: Somos un par de amigos pasando un buen rato, nada más. No
trates de ensuciarlo.
BENITA: Eres tan conmovedor, Bernardo.
BERNIE: ¿Por qué no te vas quitando lo de arriba?
BENITA: ¿Por qué no me lo quitas tú?
BERNARDO le arranca el top a BENITA.
BERNIE: No tienes ni madres de tetas.
BENITA: ¿Tienes algún problema en hacerlo con alguien sin tetas,
Bernardo?
DAVID: Yo lo prefiero.
BERNIE: Quítate la falda.
BENITA: Oblígame.
BERNIE le quita la falda.
BERNIE: También las medias.
BENITA: ¿Para qué?
BERNIE: Hazlo.
BENITA se quita las medias. BERNARDO las agarra y se las pasa a
DAVID
BERNIE: Amárrala.
DAVID: Este… Bernardo…
BERNIE: Hazlo.
DAVID le amarra las manos a BENITA.
DAVID: ¿No te lastima?
BERNIE: ¿Qué importa?
BENITA: Todo bien, Davey.
BERNIE: Su nombre es David.
BENITA: Tal vez debiera llamarlo señor.
47

BERNIE abofetea a BENITA.


DAVID: Bernardo.
BERNIE sienta a BENITA.
BERNIE: David.
BENITA: Esta bien. David, David.
DAVID: Mira… quizá esto no fue una idea tan buena.
BERNIE: Acuéstate.
BENITA: Fue una gran idea.
BERNIE: Te dije que te acuestes.
BERNARDO comienza a estrangular a BENITA
DAVID: Se está poniendo muy raro. Yo no…
BERNIE: No le saques. No es nadie.
DAVID: No, Bernardo…
BERNIE: Te va a gustar. Confía en mí.
DAVID: No. No podemos…
BERNIE: Relájate, hermanito. Sólo somos tú y yo.
DAVID: Ella es mi amiga.
BERNIE: Yo soy tu amigo. Yo soy tu mejor amigo.
DAVID: Por Dios.
BERNIE: Nosotros.
DAVID: No.
DAVID y BERNARDO se besan ferozmente. DAVID se separa, BERNARDO se
va.
DAVID: Benita… Perdón… No supe que hacer.
BENITA: Es él.
DAVID: No.
BENITA: Sí.
DAVID: Es mi amigo. Nunca…
BENITA: Detenlo.
DAVID: No puedo.
BENITA: Tienes que.
Pausa.
DAVID: Sí.

El departamento. DULCE esta sola.


DULCE: Odio mi trabajo. Odio mi vida. Odio esta ciudad. Me
odio a mí misma. Me odio a mí misma.
Entra DAVID.
DAVID: Mentí. No hubo ninguna pelea en el Bucca Bar.
DULCE: David… no
DAVID: Es él.
DULCE: Llama a la policía.
DAVID: Tengo que encontrarlo.
DULCE: Estoy segura de que vendrá para acá.
DAVID: No.
DULCE: Ten cuidado.
DAVID: Yo siempre. Asegura bien la puerta.
48

DAVID sale DULCE va al teléfono y marca. Se escucha a BERNARDO cantar,


muy bajito, desde un lugar cercano. DULCE se endereza nerviosa y deja de
marcar. BERNARDO entra cantando bajito y mira a DULCE. DULCE cuelga el
teléfono con cuidado.
DULCE: Bernardo…
BERNIE: ¿Cómo has estado?
DULCE: ¿Cómo entraste?
BERNIE: Por la ventana. Pero estuve esperando en el cuarto de David.
DULCE: Creo que es mejor que te vayas, Bernardo.
BERNIE: Güey, a David se le ocurren ideas muy raras, ¿no crees?
DULCE: Sólo quiere hablar contigo.
BERNIE: ¿Por qué me odias?
DULCE: No te odio.
BERNIE: Es por lo de Dana, ¿verdad?
DULCE: Eso ya pasó hace mucho tiempo.
BERNIE: ¿Tú crees que yo fui el único que la decepcionó?
DULCE: Cállate, Bernardo.
BERNIE: Eres una estúpida.
DULCE: No…
BERNIE: Merecía morir. Me alegro que se haya muerto. Yo debí haberla
matado. Cómo me hubiera gustado haberlo hecho yo.
BERNARDO avanza hacia DULCE.
DULCE: Bernardo… por favor…
BERNIE: No te voy a hacer nada. David y yo… nos vamos a ir. Juntos.
Lejos.
DULCE: Muy bien.
BERNIE: Me pidió que limpiara antes de irnos.
BERNARDO toma a DULCE del cuello.
DULCE: ¡No! (Tocan a la puerta. Los dos se congelan.) Suéltame.
Después de unos instantes BERNARDO afloja la mano. DULCE se
suelta y se aleja de él. BERNARDO se apaga como si de pronto
estuviera muy cansado. Tocan de nuevo. CAÍN entra. DULCE se aferra
a él.
DULCE: ¡Caín!
CAÍN: Hola. Hola, Bernardo.
BERNIE: (Sin mirar a CAÍN.) Hola.
DULCE: Bernardo se estaba yendo.
CAÍN: ¿Ah, sí?
DULCE: David lo anda buscando. Mucha gente lo anda buscando.
CAÍN: Ah.
BERNIE: Así es.
DULCE: Nos vemos, Bernardo.
BERNARDO se va.
CAÍN: Órale. ¿Cuál es su problema?
DULCE: Llama a la policía, Caín.
CAÍN: ¿Para que?
DULCE: ¡Sólo hazlo!
49

La casa de BERNARDO. DAVID entra cargando un rifle calibre veintidós. Se


sienta en una silla y coloca el rifle en su regazo. Canta suavemente para sí
mismo.
BENITA: En tres horas más, el sol se levantará sobre la ciudad.

BERNARDO entra a su casa.


BERNIE: Dulce me dijo que me estabas buscando.
DAVID: Más te vale que no le hayas hecho nada.
BERNIE: Ella está bien (Pausa.) ¿Cómo entraste?
DAVID: Por la ventana del sótano.
BERNIE: (Riendo.) Se ve que somos bastante buenos para colarnos por las
ventanas.
DAVID: Encontré a Linda en el congelador.
BERNIE: Ah. (Pequeña pausa.) Nunca te cayó bien.
DAVID: Pensé que te conocía.
BERNIE: Me conoces, David. Eres igualito a mí.
DAVID: No.
BERNIE: Oh, sí.
DAVID: ¡Cállate!
BERNIE: Estás muy alterado.
DAVID: Eres un pendejo.
BERNIE: David, cálmate.
DAVID mete las manos en uno de sus bolsillos y deja caer un gran número de
aretes sin par mientras habla.
BERNIE: No eran nadie de importancia. Eran secretarias, meseras,
enfermeras… estilistas, por el amor de Dios.
DAVID: Dios mío.
BERNIE: No eran nadie importante.
DAVID: Claro que sí lo eran.
BERNIE: ¿Para quién?
DAVID: Para sus familias. Para ellos mismos. Para mí.
BERNIE: ¿Para ti? No mames, David. Nunca te ha importado
nadie en tu vida.
DAVID: Eso no es cierto.
BERNIE: A ti la gente te importa un carajo. Entran y salen de tu vida a
cada rato. ¿A quién le importa lo que sientan? Hay una sola
persona por la que en realidad te has interesado. Yo.
DAVID: Estás enfermo.
BERNIE: ¿Enfermo? Enfermo tú, dejando que te la mamen desconocidos
en los estacionamientos. Cogiéndote gente a la que ni siquiera
alcanzas a verles la cara en la oscuridad. Aprovechándote de un
escuincle pendejo.
DAVID: ¡Cállate, Bernardo!
BERNIE: ¿Ya te caló, amigo?
DAVID: Estoy hablando en serio.
BERNIE: Vamos a dejarnos de pendejadas, de una vez por todas, ¿te
parece? Nosotros somos los que tenemos el cerebro, David.
Nosotros somos los que tenemos el poder.
50

DAVID: ¿De que poder estás hablando?


BERNIE: Del poder de hacer que la gente haga lo que nosotros queramos.
DAVID levanta el arma y el apunta a la cara.
DAVID: Ya no te reconozco.
BERNIE: ¿Te acuerdas cuando mi papá me regaló ese rifle?
DAVID: No sigas.
BERNIE: Justo antes de irnos a acampar aquella vez que me confesaste
que me amabas. Esa vez solo pudimos cazar una liebre. ¿Te
acuerdas lo bien que te sentiste cuando le disparaste? Habías
dicho que nunca habías matado nada. Me dijiste que sentiste el
rush. Pues así me sentí yo cuando Dana se mató.
DAVID: No voy a dejar que sigas, Bernardo.
BERNIE: ¿Ah, sí?
BERNARDO se acerca al cañón del rifle y se lo mete en la boca. Se miran.
DAVID le saca el cañón de la boca y se dispone a salir. BERNARDO lo jala
desesperado.
BERNIE: Quédate conmigo, David. Nos iremos lejos. A donde no me
conozcan. No lo volveré a hacer.
DAVID: Ya es muy tarde.
BERNIE: Nadie tiene porque saber. Nada tiene porque cambiar.
DAVID: Bernardo, Dulce lo sabe. Benita lo sabe.
BERNIE: ¿Y quién tiene la culpa de eso? ¡Todo esto sucedió porque te
largaste! ¡Podía controlarlo cuando tú estabas aquí!
DAVID: No sigas, Bernardo.
BERNIE: Voy a seguir. Voy a seguir haciéndolo.
DAVID trata de zafarse de BENIE, que lo aprieta más.
BERNIE: ¡Te vas a quedar sin amigos! ¡Te vas a quedar solo!
DAVID: ¡Suéltame, Bernardo!
BERNIE: Me van a madrear, David. Me van a refundir en la cárcel… me
van a…
BERNARDO se interrumpe al oír las sirenas que se acercan.
BERNIE: No me dejes otra vez.
DAVID: Perdón.
BERNIE: Por favor.
DAVID levanta el rifle y se lo ofrece a BERNARDO, su semblante se va
tornando cada vez más frio. Mira a DAVID con curiosidad, sin resentimiento
BERNIE: Pensé que me amabas.
DAVID le pone el rifle en las manos. BERNARDO lo toma, inexpresivo.
DAVID: Y así es.
DAVID sale.

OBSCURO.

También podría gustarte