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EL MÉRITO DE DAR
CARIDAD
En la entrega anterior citamos la postura del profeta Jeremías, quien le oró a
D-os que cuando personas inicuas intenten dar caridad, les presente
individuos indignos para que de esa forma pierdan el mérito que dicho
precepto supone.
Por otro lado, las personas realmente meritorias, su dinero se dirige a los
menesterosos, a los estudiosos de la Torá o a instituciones que realmente lo
necesitan, como está escrito: Dichoso quien entiende al pobre, el día de la
furia será salvado por el Eterno. Y así esta escrito también: La caridad salva
de la muerte.
Queremos citar en este contexto un episodio que ocurrió el año anterior, en
medio de la pandemia del virus corona. Un rabino de los EE.UU, conocido por
su vasto conocimiento del Talmud (se dice que conocía el mismo en su
totalidad de memoria), contrajo este virus y tuvo que ser hospitalizado, su
situación agravó tanto que los médicos prácticamente decidieron interrumpir
todo tratamiento pues ya no lo ameritaba. Sin embargo, gracias al Eterno,
este erudito comenzó a experimentar mejoras en su estado, hasta que en
cierto momento y con las pocas fuerzas que pudo reunir, llamó a uno de sus
allegados y le pidió que girara al centro de estudios Yehave Daat en
Jerusalén, un monto elevado de dinero y el se comprometía a reunirlo entre
los feligreses de su sinagoga.
Tras su recuperación relató que fue lo que lo llevó a tomar aquella decisión.
Otro episdodio real, que ocurrió hace aproximadamente quince años con un
piadoso filántropo de Argentina, a quien se le acercó el representante de una
institución de caridad con el fin de requerir su ayuda con una suma elevada,
debido a la difícil situación económica que estaban atravesando. Este hombre
escuchó al rabino y decidió inmediatamente transferir de su cuenta en los
EE.UU la suma 50000 dolares. Pero grande fue su sorpresa cuando le
respondieron del banco que debido a la situación mundial tendría que esperar
unos días para que el dinero se pueda transferir. El hombre en cuestión
montó en cólera y llamó a su abogado en los EE.UU quien inmediatamente
conminó al banco a transferir los fondos según instrucción de su cliente so
pena de una demanda judicial. Pero no sólo este hombre pidió la intervención
de su abogado para la transferencia sino para retirar todos sus fondos de
dicha institución bancaria y transferirlos a otra debido a que ya no se hallaba
cómodo ese banco. El banco transfirió los 50000 dolares a la institución de
caridad e inmediatamente todos los activos de este cliente, incluía efectivo,
depósitos y acciones fueron transferidos. Cuarenta y ocho horas después,
este banco se declaró en quiebra y todos sus clientes, menos este filántropo
perdieron su dinero.