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MISIÓN EN FAVOR

DE LOS
NECESITADOS

Lección 8 para el 25 de noviembre de 2023


Un tema que se resalta en toda la Biblia es una preocupación especial
por aquellos que, por una u otra razón, necesitan ayuda.
Hablamos de pobres, enfermos, extranjeros, viudas, huérfanos…
Grupos de personas que no deberían existir en un mundo perfecto.
Pero, por supuesto, no vivimos en un mundo perfecto.
En el siglo XXI siguen existiendo personas con las mismas o similares
necesidades que tenían aquellos que vivieron en los tiempos bíblicos.
Por ello, es bueno recordar (y aplicar) los principios que la Palabra de
Dios nos enseña para poder aliviar sus cargas.

Cómo tratar con los necesitados:


Amigos del necesitado. Lucas 5:17-26.
Imitar a Jesús. Juan 5:1-9.
Casos especiales:
Refugiados y migrantes. Mateo 2:13-14.
Los que sufren. Lucas 4:18.
Motivados para ayudar:
Solo por amor. Juan 15:13.
AMIGOS DEL NECESITADO
“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico,
que era cargado por cuatro” (Marcos 2:3)
Lucas 5:17-26 nos muestra el relato de unos hombres que traen a
uno de sus amigos ante Jesús para que lo sane de su parálisis. No
se rinden ante las dificultades. Si es necesario abrir una brecha en
el techo para llevarlo a Jesús, lo harán (ya habrá tiempo para
arreglar luego los desperfectos).
Cuando Jesús sana al hombre, no habla de la fe de él, sino de “la fe
de ellos” (v. 20). Deseaban que su amigo se sanase y pudiese tener
nuevamente una vida normal –dejar de ser un necesitado. Al oír
hablar de Jesús creyeron que Él podía hacer el milagro, y se
pusieron inmediatamente en acción.
Cuando nos enteramos de que alguno de nuestros amigos o amigas
está pasando por un momento de necesidad, ¿qué hacemos?
Debemos hacer todo lo posible para
aliviar su necesidad. Pero tenemos que
ir un poco más allá. Debemos llevarlo a
Jesús, quien puede, no solo ayudarle,
si no también darle vida eterna.
“Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:
¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6)
¿Cómo trataba Jesús a los necesitados? “El Salvador trataba a los hombres como quien deseaba hacerles bien.
Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les pedía: ‘Sígueme’ ”
(E.G.W., El ministerio de curación, pg. 102).

Deseaba hacerles bien: Debemos relacionarnos con los necesitados para


comprender sus necesidades y saber cómo ayudarles.

Les mostraba simpatía: Debemos ganarnos su confianza mostrándonos


amables y empatizando con ellos.

Atendía sus necesidades: Debemos ayudarles de forma práctica, según


nuestras capacidades, o ponerles en contacto con aquellos que pueden
suplir su necesidad.

Se ganaba su confianza: Al ver nuestra sincera preocupación por ellos,


confiarán en nosotros.

Les pedía: ‘Sígueme’: Finalmente, debemos presentarles a Jesús.


“Y él [José], despertando, tomó de noche al niño y a su madre,
y se fue a Egipto” (Mateo 2:14)

Siendo niño, la familia de Jesús tuvo que huir de su país


para salvar su vida. ¡Jesús fue un migrante, un necesitado!
Aunque en aquel tiempo no había desplazamientos
masivos de miles de personas yendo de un país a otro, sí
existían refugiados y migrantes (extranjeros). Algunos
venían a refugiarse a Israel [como Itay (2S. 15:19)]; otros
tenían que salir por diversos motivos [como David (1S.
27:1), o Elimelec y Noemí (Rut 1:1-2)].
Emigrar a un país distinto es difícil, sobre todo sin conocer
el idioma. A veces, también es difícil ayudarles, o incluso
simpatizar con ellos. Sus costumbres son distintas; su
aspecto y su forma de hablar también; son especialmente
sensibles y, en muchos casos, tiene miedo de abrirse.
Se requiere un esfuerzo especial por nuestra parte para ayudarles. Tal vez
necesitarán una ayuda especial que exceda a nuestras posibilidades, pero
podemos colaborar con organizaciones de ayuda humanitaria, regalando para
ellos parte de nuestro tiempo y de nuestros recursos.
El sufrimiento no tiene barreras. Afecta a pobres y a ricos; a eruditos y a ignorantes; a
hombres y a mujeres; … El rico sufre de depresión, el pobre sufre de hambre. Cualquiera
puede sufrir un accidente, contraer una enfermedad, perder un ser querido, etc.
Y nosotros estamos aquí para ayudarles. Imitando a Jesús, debemos acercarnos al que
sufre; comprender sus necesidades; y prestarle la mejor ayuda posible.

Aunque deseamos que


conozcan y acepten a Jesús,
esto no debe condicionar
nuestro servicio. Al ayudarles,
tal vez deseen saber más de
Jesús, o tal vez no. No importa.
Debemos ayudarles sea cual
sea su decisión.
Aunque Jesús sanó a miles, solo unos pocos le siguieron (Mr. 6:56; Lc. 17:12-19).
Pero eso no le impidió seguir ayudando y sanando a los quebrantados y sufrientes
(Hch. 10:38). Sigamos su ejemplo.
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”
(Juan 15:13)

Sabemos que las necesidades nunca se acaban, porque “siempre tendréis a los
pobres [o necesitados] con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien”
(Mr. 14:7). Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿por qué ayudarles?
Porque los amamos como Dios nos ama a nosotros. El amor nos debe impulsar a
realizar actos de benevolencia hacia los demás (1Jn. 3:16-18).
El amor derriba cualquier barrera que pueda impedirnos acercarnos a los
necesitados, empatizar con ellos, y ayudarles en aquello que podamos.

Esto es especialmente importante cuando


queremos ayudar a una comunidad concreta que
puede diferir de nosotros por su religión, sus
costumbres, su forma de vida…
Al acercarnos con la intención de ayudarles,
debemos orar pidiendo ayuda especial a Dios para
conocer la mejor forma de hacerlo. Él nos ayudará
a mostrar nuestro amor, hacernos sus amigos,
ayudarles, y conducirlos a Jesús.
“Hemos de aprovechar toda oportunidad que se nos presente para
contribuir a la felicidad de nuestros semejantes, compartiendo con
ellos nuestro afecto. Unas palabras cariñosas, una mirada
comprensiva, una expresión de aprecio, son como un vaso de agua
fresca para el sediento, sobre todo en el caso de tantas personas
solitarias y afligidas como hay. Una palabra de ánimo, un acto de
bondad, pueden aliviar en gran manera las cargas que pesan sobre
muchos fatigados hombros. La verdadera felicidad se encuentra en
un servicio abnegado... Hemos de vivir bajo el resplandor del amor
divino. Entonces seremos una bendición para el mundo”

E. G. W. (My life today, 10 de junio)


DESAFÍO SEMANAL
Infórmate acerca de los
extranjeros o los no cristianos que
viven en tu país.

DESAFÍO AVANZADO
Identifica a alguien dentro de tu esfera de influencia.
Comienza a orar regularmente por esa persona después de
responder las siguientes preguntas:
¿Esta persona es mi amiga según el modelo de amistad de
Jesús? ¿Conozco las necesidades de su vida? ¿Cómo puedo
llevarla a Jesús para que la sane?

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