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¿La autoridad judicial accionada vulneró los derechos fundamentales del [actor],
al rechazar la demanda que formuló, con fundamento en la falta de presentación
personal del poder ante notario, desconociendo su condición de privado de la
libertad en centro de reclusión? (…) Para la Sala el trámite que el tutelante realizó
ante el lugar donde está detenido, para otorgar autenticidad al poder que signó a
favor del abogado que lo representa en el proceso ordinario, cumplió su fin, de
manera que dicho documento logra acreditar la exigencia contenida en el artículo
74 del Código General del Proceso, en atención a las especiales circunstancias
del poderdante. (…) Bajo ese contexto, la aplicación de la norma que efectuó el
Tribunal Administrativo de Antioquia resulta contraria a su propia finalidad, en
tanto la autoridad judicial la empleó como vía única y excluyente, de otras formas,
para efectuar la presentación personal del poder, así resultó, que lo que sería,
una facilidad, lo convirtió en un obstáculo de acceso a los jueces por parte de las
personas privadas de la libertad, bajo el entendido que si estas no realizan la
ritualidad ante el funcionario que posiblemente esté de turno en ejercicio del
servicio notarial, la consecuencia es el incumplimiento del requisito y de ahí el
rechazo de la demanda, sin valorar las circunstancias particulares, como es que
según el actor en su centro carcelario este servicio no se presta a través de
notario, en su defecto se hace ante la oficina jurídica. Así, la justificación del ad
quem desconoce las normas constitucionales e internacionales, reseñadas en
precedencia, que demandan del juez un estándar de interpretación de los
preceptos procesales más garantista, a favor de la población carcelaria, en
atención a su especial condición. Asimismo, la posición del Tribunal implica
trasladar a la persona privada de la libertad la carga de diligencia exigible a
quienes no están en esa situación, cuando la limitación de dicho derecho, como
ya se indicó, implica una reducción de la capacidad del interno para agenciar sus
propios intereses. Por lo que no es posible conminarlos y sancionarlos por no
desplegar un proceder idéntico al que debería adoptar quien goza de libertad de
locomoción. Bajo el referido contexto, para la Sala resulta desproporcionado que
el Tribunal Administrativo de Antioquia demandara una actitud diligente del actor
tomando en consideración exclusivamente la literalidad de la norma, y con base
en esta rechazaran el medio de control, sin tener en cuenta que en razón a la
restricción al derecho de locomoción que pesa sobre aquel, efectuó la
presentación personal del poder en el centro de reclusión. Por lo que es válido
afirmar que el Tribunal Administrativo de Antioquia incurrieron en defecto
procedimental por exceso ritual manifiesto, al pasar por alto la situación del
tutelante, quien acreditó estar privado de la libertad y por lo cual merecía un trato
diferenciado de carácter positivo, omisión que produjo la denegación del acceso a
la administración de justicia.
CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCIÓN SEGUNDA
SUBSECCIÓN B
EL ESCRITO DE TUTELA.
1
El proceso de la referencia subió al Despacho con el informe de la Secretaría General de la
Corporación el 12 de septiembre de 2018, visible a folio 33 del expediente.
2
FL. 1 a 2.
Afirmó como consecuencia de la no presentación personal del poder ante notario,
el fallador “procedió a rechazar la demanda por supuesta falta de un requisito
formal”.
Con fundamento en lo anterior, afirmó que los autos atacados vulneraron sus
derechos fundamentales y que las autoridades demandadas dieron “una errónea
aplicación a la norma” incurriendo en una vía de hecho, en tanto omitieron que la
“presentación ante la OFICINA DE APOYO JUDICIAL DEL INPEC TIENE EL
MISMO EFECTO QUE LAS QUE SE HACE ANTE NOTARIO”, asimismo aduce
que dada su situación de reclusión la exigencia impuesta por las accionadas es de
imposible cumplimiento, por lo que el rechazo de la demanda con fundamento en
su incumplimiento constituye un exceso rigor manifiesto.
Pretensión.
En ese orden, estimó que el auto objeto de reproche “se profirió bajo el marco de
las competencias establecidas en el nuevo Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo y con el indispensable respaldo
argumentativo necesario”.
CONSIDERACIONES
Competencia.
Problema Jurídico.
5
Por medio del cual se establecen competencias para el reparto de la acción de tutela.
Sobre el particular, tanto la Corte Constitucional 6 como esta Corporación7,
inicialmente consideraron que la acción de tutela no procedía contra providencias
judiciales. Posición que fue variada por la Corte al aceptar la procedencia
excepcional y restringida del referido mecanismo constitucional de comprobarse la
existencia de una vía de hecho y de un perjuicio irremediable 8, y por parte de
algunas Secciones del Consejo de Estado, cuando se evidenciara la vulneración
de los derechos fundamentales al debido proceso y al acceso a la administración
de justicia9. Posteriormente, en la Sentencia C-590 de 2005 10 la Corte
Constitucional11 reiteró la procedencia de la acción de tutela contra decisiones
judiciales, pero supeditada ya no a la existencia de una vía de hecho, sino a la
verificación de unos requisitos de forma12 y de procedencia material13 fijados14
por la misma Corte 15. Por su parte, el Consejo de Estado, en sentencia de 31 de
julio de 2012, con ponencia de la Consejera María Elizabeth García González 16,
finalmente aceptó que la acción de tutela es procedente contra una providencia
judicial, “cuando se ha advertido la vulneración de derechos constitucionales
fundamentales”.
6
En sentencia C-543 de 1992, proferida con ocasión del análisis de constitucionalidad de los
artículos 11, 12, 25 y 40 del Decreto Ley 2591 de 1991, la Corte sostuvo, que atendiendo al querer
del Constituyente, a la naturaleza subsidiaria de la acción de tutela y a la preservación de valores
supremos como la seguridad jurídica, cosa juzgada y autonomía judicial, la tutela no era
procedente cuando tuviera por objeto cuestionar providencias judiciales.
7
La Sala Plena de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, mediante decisión de 29
de enero de 1992 (AC-009) con ponencia de la Consejera Dolly Pedraza de Arenas, consideró que
la acción de tutela era improcedente contra providencias judiciales, inaplicando para el efecto lo
establecido en los artículos 11 y 40 del Decreto 2591 de 1991. Esta tesis fue reiterada por la
misma Sala Plena mediante sentencias de 3 de febrero de 1992 con ponencia del Consejero Luis
Eduardo Jaramillo Mejía (AC-015), 14 de octubre de 1993 con ponencia del Consejero Libardo
Rodríguez (AC-1247) y 29 de junio de 2004 con ponencia del Dr. Nicolás Pájaro Peñaranda (AC-
10203).
8
Ver sobre el particular las sentencias T-483 de 1997, T-204 de 1998, T-766 de 1998 y SU-563 de
1999.
9
Al respecto ver, entre otras, las siguientes Sentencias: Sección Primera, de 9 de julio de 2004,
Exp. No. 2004-00308; y, Sección Segunda – Subsección A, de 27 de mayo de 2010, Exp. No.
2010-00559.
10
Sentencia en la que se analizó la legalidad del artículo 185 de la Ley 906 de 2004.
11
Al respecto ver, entre otras, las Sentencias T-1009 de 1999, SU-1031 de 2001, SU-1184 de
2001, SU-159 de 2002, T-774 de 2004.
12
También denominados requisitos generales de procedencia, y que son: i. Que el asunto tenga
relevancia constitucional; ii. Que se hayan agotado los medios ordinarios y extraordinarios de
defensa; iii. Que se cumpla con el requisito de inmediatez; iv. Que si se trata de una irregularidad
procesal tenga efecto decisivo o determinante en la sentencia y afecte los derechos
fundamentales; v. Que el interesado exponga los hechos que generan la vulneración o amenaza
de sus derechos y que, además y de haber sido posible, hubiera alegado esta situación en el
proceso; y, vi. Que no se trate de sentencias de tutela.
13
También llamados requisitos generales de procedibilidad y que hacen referencia a la
configuración de uno o varios de los siguientes defectos: i. Sustantivo o material; ii. Fáctico; iii.
Orgánico; iv. Procedimental; vi. Desconocimiento del precedente; vii. Error inducido; viii. Ausencia
de motivación; o, ix. Violación directa de la Constitución.
14
Sobre la descripción de requisitos de forma y materiales ver la Sentencia T-007 de 2013.
15
Al respecto ver lo sostenido en las Sentencias C-590 de 2005, T-102 de 2006, T-377 de 2009 y
T-178 de 2012. También es importante resaltar que ya en la Sentencia SU-014 de 2001 la Corte
consideró la necesidad de superar dicho concepto y dar paso a lo que, posteriormente, se
denominó error inducido [Sentencia T-462 de 2003].
16
Emitida en el expediente 110010315000200901328 01.
interpuso dentro de un término razonable, 18 y d) Dentro del escrito de tutela se
expresaron de manera clara los hechos y argumentos que llevan a la parte actora
a atacar por esta vía la providencia judicial, proferida dentro de una demanda de
nulidad y restablecimiento del derecho.
Vicios de fondo.
Es preciso indicar que la parte actora hizo uso de este mecanismo constitucional
con el fin de dejar sin efecto la decisión de rechazó de la demanda de nulidad y
restablecimiento del derecho que presentó, con fundamento en que tal
determinación, presuntamente, vulnera sus derechos de acceso a la
administración de justicia, igualdad y debido proceso, en tanto se produjo como
consecuencia de la falta de presentación personal del poder ante notario, carga
que dada su condición de reclusión le era imposible acatar, en los precisos
términos reclamados por Juez. Por lo que, según él, tal requisito debió tenerse por
satisfecho con el sello estampado, en dicho documento, por el INPEC, formalidad
que dispensa fe sobre su autor.
En tal sentido, se han construido por vía jurisprudencial cuatro eventos en los
cuales se le puede endilgar tal proceder a un funcionario judicial, a saber, cuando
“i) no tiene presente que el derecho procesal es un medio para la realización
efectiva de los derechos de los ciudadanos, 21 (ii) renuncia conscientemente a la
verdad jurídica objetiva pese a los hechos probados en el caso concreto, (iii) por
la aplicación en exceso rigurosa del derecho procesal, pese a que dicha actuación
devenga en el desconocimiento de derechos fundamentales 22”23.
20
Sentencia T-264 del 3 de abril de 2009.
21
Corte Constitucional, sentencia C-029 del 2 de febrero de 1995. M.P. Jorge Arango Mejía.
22
Corte Constitucional, sentencia T-1091 del 6 de noviembre de 2008. M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa
23
Sentencia T-429 del 19 de mayo de 2011.
desconocer la importancia que las formas propias de cada proceso tienen, pues
su aplicación fue reconocida por el artículo 29 de la Constitución.
Así, partiendo del derecho de acceso a la administración de justicia y del principio
de la prevalencia del derecho sustancial, se presenta un “exceso ritual manifiesto’
cuando hay una renuencia consciente de la verdad jurídica objetiva evidente en
los hechos, por extremo rigor en la aplicación de las normas procesales” 24 el cual
puede conllevar el quebrantamiento de derechos fundamentales como el debido
proceso y, dentro de él, el acceso a la administración de justicia.
ii) De los requisitos para otorgar poder especial para efectos judiciales.
Dispone el inciso 2º del artículo 74 del Código General del Proceso que «[el]
poder especial puede conferirse (…) por memorial dirigido al juez del
conocimiento. El poder especial para efectos judiciales deberá ser presentado
personalmente por el poderdante ante juez, oficina judicial de apoyo o notario».
(Subraya la Sala).
Ahora, cuando una persona por orden judicial tiene limitada la libertad de
locomoción el Estado puede exigirle el sometimiento a un conjunto de condiciones
que suponen la suspensión y restricción de ciertos derecho fundamentales, lo que
implica que la administración se constituye en garante de las prerrogativas que no
le fueron menguadas por el acto de reclusión 26.
25
Sentencia T-283 de 2013
26
Sobre los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad y la relación de
especial sujeción con el Estado pueden consultarse las sentencias T-596 de 1992, C-318 de 1995,
T-705 de 1996, T-706 de 1996, T-714 de 1996, T-153 de 1998, T-136 de 2006, T-035 de 2013, T-
077 de 2013, T-266 de 2013, T-815 de 2013, T-857 de 2013, T-588A de 2014 y T-111 de 2015,
entre muchas otras.
27
Sentencia T-511 de 2009, T-035 de 2013, T-077 de 2013, T-266 de 2013, T-815 de 2013, T-857
de 2013, T-588A de 2014 y T-111 de 2015, entre muchas otras.
28
Sentencia T-049/16, CP Jorge Iván Palacio.
calificados por la Corte Constitucional como “intocables”, por derivar directamente
de la dignidad del ser humano.
Bajo las referidas premisas es factible concluir, que respecto de los detenidos, al
juez en aras de garantizar la materialización del debido proceso en sus
manifestaciones de acceso a la administración de justicia y derecho de defensa,
se le impone la responsabilidad de aplicar un estándar de protección mas amplio,
en relación con la carga de diligencia que les es exigible, con fundamento en que
la privación de la libertad, como ya se indicó, implica una reducción de la
capacidad de la persona para agenciar sus propios intereses.
“se aportara nuevo poder otorgado por el señor Alejandro Chávez Porras
para representar los intereses de la parte demandante, y que contenga
31
Ibídem.
32
Folios 1 y 2 del expediente del proceso ordinario.
33
Visible a folio 16 del expediente del proceso ordinario.
todos los requisitos (...), en especial (...) la presentación personal ante
Notario”34.
-El referido despacho ante la falta de acatamiento por parte del actor a la orden
que le impartió, procedió a rechazar la demanda, a través de auto de 27 de
septiembre de 201735, con fundamento en los artículos 169 y 170 de la Ley 1437
de 2011.
34
Folio 77 del expediente del proceso ordinario.
35
Folio 79 del expediente del proceso ordinario.
36
Folio 80 del expediente del proceso ordinario.
Pues si bien es cierto el acto de apoderamiento carece del requisito dispuesto en
el artículo 74 del Código General del Proceso, relativo a la presentación personal
ante notario, no lo es menos que el otorgante para el momento en que lo confirió
se encontraba en circunstancias especiales que le impedían movilizase con
libertad. De manera que, aunque se le requirió para que satisficiera la aludida
exigencia y no se allanó a hacerlo, dicha omisión no es el producto de una
circunstancia a él imputable, sino la consecuencia de estar privado de libertad,
que obviamente le impidió asistir ante el aludido funcionario.
FALLA