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Funcion de Relacion II
Funcion de Relacion II
“Illathupa”
Prof. Herry Espinoza Trimestre II - Mes:
Primo Setiembre
LA FUNCION DE RELACION II
Las células perciben los cambios del medio y responden a estos cambios de manera adecuada. Las
variaciones del medio se llaman estímulos, y las reacciones de las células, respuestas.
Las respuestas de las células a estímulos se manifiestan con cambios de forma, movimientos,
cambios metabólicos, secreciones, etc.
Ciertas células responden a algunos estímulos (falta de alimento, excesivo calor…) segregando
sustancias que se depositan en su membrana y las aíslan del exterior. La célula así envuelta se
llama quiste y puede permanecer mucho tiempo con una vida latente hasta que cambian las
condiciones y reanuda su actividad. Es una respuesta típica de las bacterias.
Las respuestas de los invertebrados a los estímulos externos son más complejas que los tropismos,
pues estos animales, además de un control hormonal, poseen una regulación de sus respuestas al
ambiente dado por un sistema nervioso primitivo. Esto determina que sus respuestas sean más
rápidas y por tanto más eficientes para responder ante los cambios del medio. Taxismos o
tactismos son las respuestas que ofrecen los animales inferiores a los diferentes estímulos del
medio ambiente. Además, los movimientos que se producen como parte de las respuestas son
reversibles, a diferencia de lo que ocurre en los tropismos.
1. Tipos de tactismos
Como en los tropismos, las respuestas o movimientos que experimentan los animales invertebrados
pueden ser de acercamiento o de alejamiento hacia el estímulo. Se habla de tactismo positivo
cuando el movimiento del animal se dirige hacia el estímulo, y de tactismo negativo si el
movimiento tiende a alejarse del estímulo.
En las lombrices de tierra existen quimiorreceptores especializados distribuidos por todo el cuerpo,
capaces de detectar agua. Estas células llamadas higrorreceptores permiten que la lombriz
permanezca en suelos de humedad adecuada
A diferencia de los tropismos, la causa de las respuestas denominadas tactismos está regulada y
controlada por la presencia de un simple pero eficiente sistema nervioso.
Este sistema nervioso está formado por tres grupos de neuronas que equivalen a un cerebro primitivo,
ya que posee nervios que se conectan con los ojos, antenas y patas del insecto, permitiéndole
detectar y responder ante un estímulo cualquiera, en un movimiento de acercamiento o alejamiento
del mismo.
Gracias a este sistema nervioso rudimentario que les permite responder ante los cambios del medio,
los insectos han llegado a constituirse en los animales terrestres más numerosos, con más de
900.000 especies diferentes, capaces de habitar los lugares más diferentes del planeta.
La ciencia ha postulado que los primeros vertebrados aparecieron en nuestro planeta en el medio
acuático, hace unos quinientos millones de años. Desde entonces se fueron diversificando a
medida que se adaptaban a las diferentes formas de vida. Así, fueron apareciendo paulatinamente
las cinco clases de vertebrados que hoy conocemos: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos,
incluyendo al hombre en esta última clase.
Respuestas motoras: son las que involucran movimientos, los músculos son los encargados de
ejecutar la respuesta.
Respuestas secretoras: son las que implican la acción de las glándulas (endócrinas y exócrinas),
órganos que tienen la capacidad de producir secreciones.
Respuesta inmunológica: ante el ingreso de un agente extraño (bacteria, virus) se desencadena una
respuesta de defensa ejecutada por diferentes tipos de células (denominadas en conjunto glóbulos
blancos) o bien por anticuerpos (proteínas) capaces de destruir a los agentes externos.
Las polillas y otros insectos nocturnos se sienten atraídos por la luz artificial de una manera suicida.
Vuelan en círculos alrededor y se golpean una y otra vez contra la fuente luminosa hasta morir
achicharradas. ¿Y por qué hacen esto? ¿A qué se debe un comportamiento tan irracional?
Su comportamiento es totalmente coherente con su naturaleza, lo que ocurre es que la luz artificial las
confunde, ¡y de qué manera!
Hablemos primero de la fototaxis, que es el movimiento automático de un organismo con respecto a la
luz. Las cucarachas, por ejemplo, son insectos lucífugos ya que muestran una fototaxis negativa al
correr a esconderse en grietas oscuras al percibir la luz. Se trata de un mecanismo que les facilita
la supervivencia. En cambio las polillas son insectos lucípetos ya que muestran una fototaxis
positiva y se sienten atraídos por la luz. Este mecanismo les facilita la orientación, pues la luz del
firmamento estrellado y de la Luna les permite situar el arriba-abajo en la oscuridad y les sirve de
guía en sus movimientos migratorios al utilizar nuestro satélite como punto de referencia primario.
Es más, al ser atraídas por la luz lunar las polillas vuelan más alto y evitan muchos obstáculos y
depredadores y pueden aprovechas las corrientes de aire más efectivamente. Algunos
entomólogos sugieren, incluso, que las polillas pueden definir su ruta de migración mientras la
Tierra gira por el cambio de posición de la luna.
Además la intensidad lumínica también influye en el movimiento de sus alas. Así cuando la luz
proviene de una fuente distante (la Luna) e incide por igual en ambos ojos del insecto, éste vuela
en línea recta; pero si la fuente de luz está más cerca, un ojo percibe más cantidad de luz que el
otro y el ala de ese lado tiende a moverse más rápido al recibir mayor estímulo.
Entonces, cuando una luz artificial se cruza en su camino, se sienten atraídas por ella y vuelan hacia
la fuente de luz. Hacia una fuente de luz que alcanzan aunque nunca deberían haberlo hecho. Y
debido a su cercanía se ven impelidas volar en círculos y en trayectorias espirales.
Las polillas son más sensibles a unas longitudes de onda del espectro lumínico que a otras. Detectan
la luz ultravioleta y prefieren las luces blancas y azuladas a las luces amarillas.