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LA EMPRESA
Si las enfermedades derivadas del trabajo se deben a la falta de prevención, la actuación del
delegado se ha de centrar en la identificación de factores de riesgo para la salud de los
trabajadores y en que estos factores se incluyan en el plan de prevención, contemplando
acciones específicas sobre los mismos.
Su actuación debe tener en cuenta varios focos de interés: estar en contacto con los
trabajadores, conocer las condiciones de trabajo y su estado de salud y malestar o bienestar,
estar atentos para detectar daños a la salud originados por el trabajo a pesar de que los
efectos se producen individualmente (muchas veces de manera silenciosa y así son vividos
por las personas afectadas) y hay que tener la capacidad de relacionarlos con los riesgos a
los que se está expuesto.
Los factores que causan enfermedades suelen ser “olvidados” en las evaluaciones de
riesgos. Las sustancias tóxicas, los subproductos de los procesos productivos que
contaminan el ambiente, los esfuerzos, altos niveles de ruido, las tensiones derivadas de una
organización del trabajo deficiente, los puestos de trabajo mal diseñados, vibraciones, etc,
son ignorados en muchas empresas y los trabajadores sufren estas condiciones que
perjudican su salud.
Una tarea fundamental de los/as delegados/as es hacer que estos factores salgan a la luz y se
solucionen los problemas siguiendo las pautas del artículo 15 de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales.
Esto es así porque los representantes de los trabajadores tienen reconocida la facultad de
«conocer e informar la memoria y programación anual de los servicios de prevención»
tanto si se trata de un servicio de prevención propio como de una entidad externa (LPRL,
art. 36.1, RSP, art. 20.2).