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El 22 de Diciembre de 1853, nace en Caracas (Venezuela) la pequeña María Teresa Gertrudis de Jesús
Carreño García de Sena, quien años más tarde se dio a conocer como Teresa Carreño.
Procedía de una familia acomodada y fue criada bajo la estricta y amorosa supervisión de sus padres,
Clorinda y Don Manuel Antonio, autor de del famoso Manual de Buenas Maneras.
Las inquietudes musicales de Teresa se percibieron desde sus primeros años de vida, y con tan solo 4
años, su padre guio las pequeñas curiosidades musicales de su hija con pequeños ejercicios para sus
pequeñas manos, luego le enseñó a buscar las terceras hasta que, de forma progresiva, Teresita se
sentaba con gran seguridad en el teclado para ejecutar pequeñas danzas con un sencillo
acompañamiento, o a improvisar ¨óperas¨ para sus muñecas.
Su padre, viendo las dotes de la niña, compuso para ella una serie de 500 ejercicios que abarcaban
distintas dificultades técnicas y rítmicas, y además aprendió a transportar a cualquier tono las
lecciones.
Visto lo rápido que aprendía, su padre buscó al que sería su primer profesor fuera del hogar, el
pianista Julleshoine, quien las instruyó en la música de Mendelssohn u Chopin.
Entre 1861 y 1862 , Teresita dejó ver su maestría como pianista en diversas veladas privadas en casas
de amigos y conocidos de sus padres, donde interpretaba arreglos de las melodías de Norma o
Puritani, y, además, ofrecía a los asistentes largas improvisaciones ¨para sus muñecas¨, donde se
dejaba ver el rico manejo de la armonía que había desarrollado sin llegar a cumplir los 10 años.
En 1862 la familia se traslada a Nueva York, una vez allí, en la Gran Manzana, Teresita y su hermano
reciben clases de música en una escuela de la Segunda Avenida, donde la familia residía. Además,
como su padre impartía clases de piano a jóvenes, comienza a forjarse como promotor de la carrera
musical de su hija a través de veladas musicales privadas. Gracias a una de ellas, su hija conocería al
pianista y compositor estadounidense Louis Moureau Gottschalk, quien se convertiría en su guía
musical, adquiriendo carácter y una nueva manera de ver la música desde la perspectiva de un
verdadero genio. La admiración que Teresa sentía por el pianista americano hizo que incluyera
algunas de sus obras en su repertorio.
El 7 de Noviembre de 1862 se llevó a cabo en el Irving Hall de Nueva York, un concierto privado
para amigos y los más grandes músicos neoyorkinos, 1250 butacas fueron ocupadas para escuchar al
prodigio venezolano. Viendo el gran éxito de esta representación, se decidió programar el que sería su
primer concierto público, el 25 de noviembre de 1862, en la misma sala, debutaba oficialmente la
pequeña Teresa Carreño.
Los Carreño, en su empeño por dar las mejores condiciones musicales a su hija y tras dos años casi
inactivos, deciden tomar rumbo a Inglaterra, e inmediatamente a Paris, donde llegan el 3 de Mayo de
1866. El señor Erand, dueño de una sala de conciertos y director de la famosa marca de pianos que
lleva su apellido, es quien se encarga de gestionar los primeros conciertos de Teresa en la ciudad de
las luces.
Se organizaron veladas privadas, y una vez dada a conocer, se gestionaron sus presentaciones en la
citada sala Erand, con las que se introdujo a la niña en el medio musical parisino.
Pero Erand, encantado con la genialidad de la niña, organizó un exclusivo concierto en un lujoso
apartamento de la 2 Rue de la Chaussee d’Antin , residencia del compositor Rossini, quien a su vez
había invitado a la cantante Adelina Patti. Rossini, escuchó con detenimiento las piezas interpretadas
y al finalizar la llenó de elogios: ¨No comprendo cómo esta pequeña toca así, la igualdad y limpieza
de sus arpegios son tan sorprendentes como la claridad con que destaca la melodía de la frase.¨
Otro concierto de gran importancia fue el 14 de mayo de 1966, Erand en su afán de dar a conocer a la
joven, reunieron en su salón privado a tres jóvenes promesas del piano: Marie Jaell, Francis Planté y,
quien fuera también niño prodigio Camille Saint-Saenz. Pero el invitado principal era el compositor,
director y pianista húngaro Franz Liszt, que quedó tan sorprendido por la interpretación de Teresita
que le dijo: ¨Pequeña, Dios te ha dado el mayor de los dones, el genio. Trabaja, desarrolla tus talentos.
Sobre todo continúa fiel a ti misma, y con el tiempo serás como uno de nosotros.¨ Liszt ofreció a la
joven que se trasladara a Roma para recibir clases con él, pero no se pudieron llevar a cabo.
Los vínculos con los Rossini y Liszt, le sirvieron a Teresita para presentarse en las grandes salas de
Paris con gran acogida.
Fue ese mismo año cuando Teresita fue dada a conocer por la prensa europea, viaja a España, más
específicamente a Madrid, a dar algunos conciertos en esta ciudad. El primer concierto que se conoce
que dio en esta ciudad fue para un círculo privado, donde acudieron dueños de salas de conciertos y
diversas personas de la alta sociedad madrileña y la corte. Tras varias presentaciones en salones
privados, se preparó para presentarse en el gran Salón del Conservatorio de Madrid y en el Teatro
Real de esta misma ciudad.
Teresa regresa a Paris con la gloria a sus pies , y gracias a los contactos que habían formado en su
primera visita, conoce a Charles Gounod, quien se quedó tan sorprendido con la genialidad de la
pianista que organizó una presentación en el salón de la princesa Matilde, prima de Napoleón III,
donde conoció no solo a la princesa sino al compositor francés Daniel Francois Auber, Hector Berlioz
y el editor Jacques Leopold Heugel, quien se encargó de publicar las composiciones de la joven en
Paris.
Tras un año de presentaciones, se traslada en 1868 a Inglaterra , donde ofrece varios conciertos, entre
ellos una presentación a la princesa de Gales. En uno de ellos conoció al pianista Rubinstein, quien se
convertiría, además de su profesor ocasional de piano, en su mentor de juventud.
Teresa Carreño era ya un nombre conocido mundialmente, con giras por EEUU, Canadá y los
recuerdos de Europa, entonces emprende una nueva faceta como empresaria, profesora y directora de
orquesta , esta vez en su país natal.
Es invitada a realizar diversos conciertos en diferentes ciudades, pero no solo se dedicó a esto en esta
visita, sino que organizó la temporada de ópera de 1887, logró reunir a 32 artistas , inaugurando la
temporada con Un Ballo in Maschera. Pero las tensiones políticas hicieron que todo el trabajo de La
Carreño fracasara y tuvo que suspender la temporada y vender todos los atuendos de la compañía para
poder costear los compromisos adquiridos.
El fracaso de su estancia en Venezuela la deprimió y decidió regresar a Nueva York. Una vez allí
decide partir con sus dos hijos hacia Europa, primero a Londres, luego Paris, y finalmente a
Alemania.
Su nuevo debut lo realizó en Berlin, en noviembre de 1889, en la Academia de Canto acompañada por
la Orquesta Filarmónica de Berlin, conducida por Koegel. Así, permaneció como solista en la
orquesta hasta 1890.
Desde ese momento fue consagrada como la ¨Walkiria del piano¨, con más de 100 conciertos anuales ,
giras por EEUU, México, Cuba, España, Portugal, Australia, Nueva Zelanda, Finlandia, Canadá,
Africa del Sur, Egipto, Italia, Polonia, Austria, Rusia, Francia, Gran Bretaña…entre otros, en este
tiempo conoció a Johannes Brahms quien dijo que ¨quizá es la mejor pianista de nuestro tiempo¨.
En 1912, el director Nikisch organizó u festejo para celebrar las bodas de oro de la pianista. Cuando
en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, Teresa se ve angustiada por la poca cantidad de conciertos
programados, y viaja a los países neutrales como Suiza, Holanda, Suecia y España, donde ofrece
conciertos en Madrid invitada por la Sociedad Filarmónica.
Su salud se ve afectada y decide viajar a EEUU, mientras organiza sus próximas giras, ofrece un
concierto en La Habana, pero su salud se va debilitando y el 12 de Junio de 1917 muere en su
apartamento de Nueva York al lado de su esposo Arturo Tagliapetra, aquejada por la diplopía que
padecía en el nervio óptico. Sus restos fueron repatriados a Venezuela y actualmente reposan en el
Panteón Nacional de Caracas.
Aunque fue más conocida como pianista , no debemos dejar de lado sus otras actividades: fue
empresaria, directora de ópera en Venezuela, cantante durante su juventud, caracterizándose por su
hermosa voz de mezzosoprano que cautivó a Rossini y Adelina Patti.
Se dedicó durante muchos años a la pedagogía, bajo la premisa de que el profesor si debía adaptar a
las facilidades físicas del alumno las dificultades de la obra, promoviendo siempre el desarrollo
personal del alumno y no crear una copia del profesor, ya que cada uno tiene sus propios métodos y
maneras de aprender.
De esta etapa ha dejado su libro en el que hace hincapié en el uso adecuado del pedal en la ejecución y
estudio del piano denominado ¨Possibilities of tone color by artistic use of pedals¨escrito en su
estancia en Berlin y culminado por Adelaide C. Okell, ya que fue publicado en 1919, a dos años del
fallecimiento de la autora.
Pero otra de las facetas más importantes pero poco conocida de la pianista fue su labor como
compositora, en la que se inició a muy temprana edad. Con tan solo 6 años empezó a componer para
sus muñecas, que con la ayuda de su padre trasladaba al papel alguna de sus óperas. Su obra está
dedicada casi íntegramente al piano, siendo algunas bastante difíciles y que reflejan sus vivencias, se
inspiran en el repertorio que estudiaba y en los sonidos de su país natal.
Según el compositor Francisco Sans, sus obras pueden dividirse en cuatro grupos:
Obras con número de Opus
Obras de madurez
Obras escritas durante su infancia en Caracas
Obras perdidas mencionadas en los documentos.
El primer dato del estreno de una de sus obras, fue el 11 de julio de 861 durante un acto beneficio de
Albino Albianni, realizado en Teatro Caracas. La banda interpretó Polca, que la niña había escrito
para la ocasión. Su catálogo crece tras conocer a Gottschalk al que dedicó el
Vals Gottschalk o Grande Valse publicado para piano y con arreglo a cuatro manos. A éste le siguen
las obras escritas en Paris como Corbeille des Fleus y las que dedica a su madre tras su posterior
fallecimiento: Marche fúnebre.
De sus obras, la más conocida es el Vals mi Teresita, dedicada a su hija mayor, el himno bolívar,
saludo a Caracas, Himno al ilustre americano, Un val a Revé, Caprice-polca, Une larme, Fantasia
sobre Norma o la Elegía n.1 óp.17.
Otras obras que merecen especial mención son: Cuarteto en Si menor para cuerdas y Serenata en
cuatro movimientos para orquesta de cuerdas consideradas piezas de una gran madurez y gran
profundidad compositiva.