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Los elogios

Formación para padres 0-3


Autonomía

Ma. Graciela Heguy

Autonomía
Alternativas al “muy bien”

Elogios y castigos están tan naturalizados en nuestro lenguaje cotidiano, que a veces es difícil
reflexionar sobre lo que con tanta naturalidad nos surge en el día a día. No se trata solo de
reprimir el “muy bien” y otros elogios, sino de preguntarnos porque decimos lo que decimos:

¿ayudamos al niño a tener control sobre su vida o lo instamos a que busque


constantemente nuestra aprobación?

Las recompensas verbales y tangibles son una especie de manipulación, porque con los elogios
le estamos diciendo al niño que dependa de nuestra valoración. Los elogios nos surgen tan
espontáneamente, están tan naturalizados en nuestra comunicación con los niños, que es
difícil erradicarlos de nuestro lenguaje.

El criterio es buscar como valorar lo que el niño hace por sí mismo, subrayando su logro, no
nuestra aprobación, señalar que el esfuerzo lo ha hecho el niño por su propia motivación, sin
juzgar ni aprobar. Hacernos conscientes de todas las veces en que instamos al niño a
depender de nosotros, nos ayuda a trabajar en su autonomía, invitándolo a reflexionar,
verbalizar y valorar lo que ha logrado por sí mismo.

Hacerle notar lo orgullosos que nos sentimos frente a nuestros propios logros es otra manera
que otorga al niño su propio poder, que lo hace consciente de lo que es capaz, y que lo
entusiasma a conseguir otros logros más desafiantes.

Es decir, lo que buscamos es que el niño adquiera un autocontrol de sus propias capacidades,
autodominio, lo que M. Montessori llamaba “autoconstrucción”.

La confianza en el niño se manifiesta cuando somos capaces de creer en él, sabiendo que
puede mucho, que tiene en su interior muchísimas capacidades y talentos. Esa fe en el niño de
la que habla la Dra. Montessori es la convicción de que el niño PUEDE, porque en su interior
hay una riqueza insondable.

Vamos a ver algunas alternativas al “muy bien”:

No decir nada: esperar en silencio, dejando que el niño termine su tarea sin interrumpir

Sonreir: una sonrisa en silencio que transmita que estamos ahí y valoramos sus logros

¡Mmmmm!: cuando no sabemos que decir, expresamos de esta manera interés por lo que el
niño nos enseña esperando que nos cuente más. Podemos instar a que nos cuente diciendo:
“Vaya…. ¿qué has hecho? Contáme…..”

Describimos lo que vemos: reconocemos su trabajo de una manera neutral, sin evaluar: “Veo
que has apilado todos los cubos”

¡Lo conseguiste!: se trata de afirmar lo conseguido, subrayar los logros alcanzados, ponerlos
en evidencia.

Preguntamos como se siente: ¡Guardaste todo en su lugar! ¿Cómo te sientes?

Gracias: cuando el niño hace algo por nosotros se lo agradecemos, “Me has lavado la taza,
¡gracias!”
FORMACIÓN PARA PADRES 0-3 | AUTONOMÍA 1

Hablamos sobre tu esfuerzo: fomentando así la motivación interna: “Te esforzaste mucho
limpiando esa mesa, y los has hecho muy concentrado, ¿no?”

Le preguntamos sobre lo realizado : “¿Cómo has aprendido esto? ¿me lo mostrás? ¿cómo se te
ocurrió esta manera de hacerlo?” Intentamos que verbalice sus esfuerzos y logros; le enviamos
al niño el mensaje de que valoramos tanto su trabajo que queremos aprender a hacerlo; por
otro lado, al explicarlo, surje en el niño la valoración.

Le hablamos de sus progresos: “¿Viste? Antes no podías prenderte las zapatillas y ahora sí!”

Trato de que se centre en su logro: “¡Vaya!, ¿Te das cuenta? ¿te has fijado?....”

Centro la atención en el efecto de la acción en la otra persona : si el niño hace algo bueno,
subrayamos la acción: “Mirá lo contento que se siente X de que le prestes …..” , en vez de
señalar como nos sentimos nosotros acerca de la acción que realiza el niño.

La idea es crear interacción con el niño para que valore sus logros y progresos……¡los invito a
probar!

Rheta De Vries, prof. De Educación de la Universidad del Norte de Iowa

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