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LIT. Tema 4.2.

Juan Ramón Jiménez

TEMA 4.2. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

DATOS BIOGRÁFICOS

Juan Ramón Jiménez, el “andaluz universal” nació en Moguer (Huelva) en 1881. Estudió con los
jesuitas en Puerto de Santa María. Su entrega a la poesía es temprana y total: renuncia a seguir
estudios universitarios (había iniciado Derecho) y, en 1900, marcha a Madrid, adonde lo llaman
Villaespesa y Rubén para luchar “por el Modernismo”. La muerte de su padre produjo en él
una intensa crisis y hubo de ser internado en un sanatorio mental en Francia (1901);
convaleció en otro de Madrid, donde frecuentó luego la Institución Libre de Enseñanza y en
1903 promovió la revista Helios.

Su depresión no cesa, y en 1905 se traslada a Moguer. Allí permanece retirado durante seis
años y escribe su famoso libro Platero y yo. Instado por numerosos amigos, vuelve a Madrid en
1911 y se hospeda en la Residencia de Estudiantes.

En 1916 viajó a Nueva York al encuentro de la que sería su esposa, Zenobia Camprubí Aymar
(con ella habría de traducir a Rabindranaz Tagore). De este viaje nacería Diario de un poeta
recién casado, publicado en 1917, el mismo año de la versión definitiva de Platero y yo. Viven
en Madrid hasta que, al comenzar la guerra, su compromiso con la República lo conduce al
exilio. Abandonan España y residen en varios países americanos. En 1951 se instalan
definitivamente en Puerto Rico, gracias a la generosa acogida de su Universidad. En 1956 se le
concede el Premio Nobel, la noticia coincide con la muerte de Zenobia, la compañera y
colaboradora eficaz, apoyo insustituible de un poeta incapaz de enfrentarse con los detalles
materiales de la existencia. Juan Ramón, deshecho, solo la sobrevivirá dos años: murió en
Puerto Rico en 1958. Sus restos reposan hoy en Moguer.

SENSIBILIDAD Y CONCEPCIÓN DE LA POESÍA

Juan Ramón Jiménez vivía su mundo “en soledad”, según sus propias palabras; le aísla su
aguda hiperestesia. Por ello, es el prototipo del poeta consagrado por entero a su Obra, así
con mayúscula, como a él le gustaba escribir. Pocos representan como él al poeta encastillado
en su “torre de marfil” entregado a una persecución exigente e inacabable de belleza y de
palabra fundamental. Decía: “Yo tengo escondida en mi casa, por su gusto y el mío, a la Poesía.
Y nuestra relación es la de los apasionados”.

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Resulta consecuente con todo ello su famosa dedicatoria: “A la minoría, siempre”. Su poesía es
minoritaria, de creciente dificultad y hermetismo.

Su idea de la poesía está presidida por una triple sed: sed de BELLEZA (expresión de un goce
exaltado de lo bello), sed de CONOCIMIENTO, (“inteligencia” agudísima, de penetración en la
esencia de las cosas) sed de ETERNIDAD (concebida precisamente como posesión inacabable
de la Belleza y de la Verdad). De ahí su preocupación angustiosa por la fugacidad de las cosas;
de ahí también su especial idea de Dios, a quien identifica con la Naturaleza o con la Belleza
absoluta o con la propia conciencia creadora.

TRAYECTORIA POÉTICA

JRJ pertenece cronológicamente a la Generación del 14, pero presenta una trayectoria poética
singular, con un hilo conductor, la búsqueda de lo absoluto a través de la poesía como medio
para combatir el paso del tiempo y dar sentido a la existencia.

En 1918 escribió un famoso poema en el que resume la evolución de su poesía hasta ese año:

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Vino, primero pura, Mas se fue desnudando


vestida de inocencia; y yo le sonreía.
y la amé como un niño. Se quedó con la túnica
Luego se fue vistiendo de su inocencia antigua.
de no sé qué ropajes; Creí de nuevo en ella.
y la fui odiando sin saberlo. Y se quitó la túnica
Llegó a ser una reina y apareció desnuda toda.
fastuosa de tesoros… ¡Oh pasión de mi vida, poesía
¡Qué iracundia de hiel y sin sentido! desnuda, mía para siempre!

Según estos versos, su trayectoria habría pasado por las siguientes etapas:

1º) Poesía sencilla, “inocente”, en sus comienzos; ello no es del todo exacto, como veremos.

2º) Poesía envuelta en los “ropajes del Modernismo”.

3º) Etapa de depuración progresiva, hacia una nueva sencillez.

4º) “Poesía desnuda”, definitivamente depurada de las galas modernistas. Esto hasta 1918.

Mucho más tarde, JRJ reducía su evolución a las tres fases siguientes:

1. Época sensitiva. Desde sus comienzos hasta 1915, aproximadamente.

Dentro de esta época debemos distinguir varios momentos:

1.1 Primeros poemas (hasta 1900 aproximadamente). Período de aprendizaje; los poemas están llenos de
recuerdos e influencia de lo que eran los modelos teóricos de la época (escenografía romántica,
sentimentalismo becqueriano y esteticismo modernista.

JRJ comienza a escribir muy tempranamente, pero cuando dice “vino primero pura” olvida voluntariamente
los libros de 1900, Almas de violeta y Ninfeas, de los que renegará por su Modernismo sensorial, apenas
asimilado. De ahí evoluciona hacia una poesía más contenida e introspectiva, con influencia de Bécquer.

1.2. Primera sencillez (entre 1903 y 1907) En 1903 se publica su primer gran libro: Arias tristes. Al leerlo,
Antonio Machado (que el mismo año ha publicado Soledades) le escribe: “Por él he pensado y he sentido y
he llorado”. En ese libro sí que encontramos una poesía “vestida de inocencia”; es decir, sencilla de formas,
contenida, transparente de emoción. El acento becqueriano es evidente.

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Son temas característicos de esta primera etapa los siguientes:

- La búsqueda del “sentido profundo y eterno de la vida”: un vago anhelo de infinito, de eternidad,
que solo encontrará respuesta en la última etapa de la trayectoria poética del autor.
- La obsesión por la muerte y la tristeza, la nostalgia o la melancolía, como estados de ánimo
dominantes, marcado por un tono aún adolescente.

Las formas métricas son clásicas o tradicionales de suave musicalidad (predominio de octosílabos y de
asonancias)

El lenguaje es sobrio, con adjetivación matizada, al margen del Modernismo más ornamental y sonoro.

Obras: Rimas, Arias tristes, Jardines lejanos, Olvidanzas y Baladas de primavera.

1.3. Modernismo canónico. Entre 1908 y 1915, Juan Ramón Jiménez compone poemas que recogerá en
Elejías (para el fonema jota Juan Ramón utiliza siempre la grafía J y nunca la letra G), La soledad sonora,
Poemas májicos y dolientes, Laberinto, Melancolía. Sería la poesía sensitiva con influencias modernistas:
"Luego se fue vistiendo / de no sé qué ropajes. / Y la fui odiando sin saberlo. / Llegó a ser una reina, /
fastuosa de tesoros... / ¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!". Bajo un Modernismo intimista, del que se
arrepentirá incansablemente, se vuelca en la exterioridad sensible que contempla como en la confesión
sentimental de su dolorido mundo interior, de una manera muy especial, con recursos métricos y estilísticos
modernistas, adjetivación muy abundante y métrica basada en verso largo y rima consotante.

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2. Época intelectual de poesía desnuda (1916-1936) o nuevamente pura: "...Mas se fue desnudando. /
Y yo le sonreía. / Se quedó con la túnica / de su inocencia antigua. / Creí de nuevo en ella. / Y se quitó la
túnica, / y apareció desnuda toda... / ¡Oh pasión de mi vida, poesía / desnuda, mía para siempre!".

La ruptura definitiva con el Modernismo se produce en 1916, en ese año, durante su viaje a Nueva York con
motivo de su boda, JRJ escribe el Diario de un poeta recién casado. El autor lo consideraría siempre su mejor
libro y la crítica también. Su novedad es asombrosa: han desaparecido el léxico modernista, la adjetivación
sensorial, los ritmos sonoros. Es, en efecto, una “poesía desnuda” en la que se elimina lo anecdótico para
dejar paso a la concentración conceptual y emotiva, se dedica a expresar sus propias emociones
concentradas en los conceptos precisos y con una gran carga intelectual, cercana al Novecentismo, lo que le
permite renovar la forma poética con poemas breves y densos, donde incluye textos escritos en prosa,
elimina el metro o cómputo silábico (los versos libres) e, incluso, suprime la rima (inmediato precedente de
los versículos empleados por los miembros de la Generación del 27 y poetas posteriores). La ciudad sustituye
al mundo natural y rural como escenario poético.

Las obras más importantes son Diario de un poeta recién casado y Eternidades.
En ellas se postula la existencia de dos planos de realidad: la realidad material, perecedera, de las
apariencias, y una realidad invisible, inmutable, que el poeta debe descubrir y nombrar para así salvarla y
defenderla del tiempo. Al desvelar esa realidad oculta, el sujeto vislumbra la posibilidad de un Yo esencial,
eterno, que encontraremos más tarde en la poesía de Pedro Salinas.

Para expresar estas ideas, el autor se sirve de dos símbolos básicos:

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- Los nombres. El nombre de las cosas se convierte en símbolo o encarnación de su esencia. El poeta,
al dar nombre a la realidad, la rescata del deterioro y de la temporalidad.
- El mar. Representa la pluralidad del mundo, que se ofrece a la contemplación del poeta para que
este, por medio de la palabra, lo empuje hacia su plenitud, hacia su esencia.

Otras obras: Piedra y cielo, Poesía, Belleza.

3. Época suficiente o verdadera (desde 1936) (en palabras del propio poeta): "¡No la toques ya más, /
que así es la rosa!". Continuando el camino trazado en la etapa anterior, ya "fuera de escuelas o tendencias"
y dedicando selectivamente su obra "a la minoría, siempre", culmina la búsqueda de la poesía pura, desnuda,
llevada con elaborada complejidad hasta su extremo último y definitivo.
Desde 1936 hasta su muerte, JRJ publica La estación total (1946), Espacio (1943-1953), Romance de Coral
Gables (1948) y Animal de fondo (1949). El segundo y el tercero fueron pensados como secciones de En el
otro costado, y el cuarto como parte de Dios deseado y deseante. En todos ellos se aprecia el influjo del
panteísmo, del hinduismo y de la poesía mística.

La estación total está escrito en verso libre con los siguientes ejes temáticos:

- La muerte se percibe como un tránsito en el que la conciencia individual se funde con el cosmos,
haciéndose eterna.

- Es posible acceder a instantes de éxtasis en los que el yo se siente fuera del tiempo histórico y en
armonía con el todo.

Espacio es un extenso poema en prosa, organizado en tres partes, que utiliza como molde el monólogo
interior.

Dios deseado y deseante nos conduce a nuevas honduras: es un poemario, tal vez mejor un solo poema,
traspasado por un extraño misticismo, o al menos por un anhelo metafísico: la sed de eternidad le ha llevado
al contacto o a la posesión de un dios que se identifica con la Naturaleza, con la Belleza o con la propia
conciencia creadora. Al mundo creado por el poeta, viene a habitar un dios creado también por él.

Formalmente, el absoluto dominio del verso libre y el lenguaje acendrado, profundo, de un hermetismo
sustancial, dan fe de una tención creadora que JRJ no abandonó hasta el final.

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