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LA LÍRICA HASTA 1939

1. La lírica a principios del siglo XX. El modernismo

Podemos definir el modernismo como un movimiento general de la época que


supuso la reaparición de la angustia propia de la literatura europea romántica,
sentimiento que pareció declinar gracias a la fe del XIX en el racionalismo
experimental pero que renace ahora, una vez demostrada la inoperancia de la
razón. Y se acude a la poesía para rememorar los momentos felices pasados:
la niñez, los paraísos perdidos, los jardines cerrados, etc.

Principales tendencias del modernismo

La estética modernista se halla en su momento de máximo esplendor a


comienzos del siglo XX. Iniciado «oficialmente» por Rubén Darío en 1888 con la
publicación de Azul, el modernismo supone una integración de diversas
tendencias que se habían desarrollado a lo largo de la segunda mitad del siglo
XIX, en especial del simbolismo y del parnasianismo de origen francés.

Las raíces estéticas del modernismo son variadas. Especialmente relevantes son
los movimientos estéticos franceses. Hay un deseo evidente en los escritores de
habla hispana de crear un lenguaje nuevo.

El modernismo es, por tanto, un movimiento envolvente que acumula elementos


de diversa procedencia y los hace suyos.

Considerando todo ello, podemos establecer las principales tendencias del


modernismo.

MODERNISMO PARNASIANO

Se trata de un movimiento derivado del parnasianismo que nace cuando un


grupo de poetas franceses se unen en 1866 para imponer en el arte un sentido
de disciplina, equilibrio y objetividad que tiene como última finalidad el arte por el
arte, es decir, la creación de belleza en sí misma.
Los temas más significativos de estos autores son:

➢ El escapismo: Esta tendencia implica la evasión del mundo real. El poeta


escapa y nos sitúa bien en espacios lejanos y exóticos o bien en un tiempo
distante. En ocasiones, se producen referencias a la mitología clásica.
Abundan los elementos propios de un mundo elegantemente exquisito:
dioses, ninfas, centauros, caballeros, pierrots, odaliscas, pagodas y viejos
castillos, salones versallescos, jardines perfumados, cisnes, elefantes y
camellos, flores de lis o de loto, brillo de perlas y de marfiles, de piedras
preciosas... Todo ello como fruto de la idea de que el arte (imaginación,
magia) supera a la vida (vulgar y despreciable) y que esta debe imitarlo.

➢ El cosmopolitismo. Es un aspecto más del deseo de evasión. Además,


aporta a los modernistas un sentido aristocrático. París es el símbolo del
cosmopolitismo y será la capital del modernismo.

➢ La desazón romántica. Se exaltan las pasiones y lo irracional: el misterio,


lo fantástico, el sueño. Igualmente, no faltan manifestaciones de tedio y de
profunda tristeza, de lo otoñal, lo crepuscular, de la noche. La melancolía
es un elemento primordial.

➢ Amor y erotismo. Aparecen poemas de amor delicado y, frente a ellos,


otros de intenso erotismo: los primeros, de amor imposible; los segundos,
de desenfreno, motivados por la actitud antisocial y amoral propia del
decadentismo.

En cuanto a la forma, la estética modernista se plasma en:

La búsqueda de efectos sensoriales que provoquen el goce para los


sentidos. La sinestesia es la principal manifestación de esta preocupación
formal.
El lenguaje poético se enriquece y la palabra adquiere significación
vital. Se cuida el sonido, el ritmo, la referencia histórica o cultural, los
valores simbólicos. Se intenta renovar el significado de las palabras
usuales y crear un léxico específico de la poesía. Tal renovación afecta
también al campo de la métrica
MODERNISMO SIMBOLISTA

La segunda línea del modernismo deriva del simbolismo francés y conecta con
poetas como Baudelaire. Lo esencial de la misma es la sugerencia y el poder
evocador de las palabras.

El modernismo simbolista, si bien incluye todas las características señaladas para


la línea parnasiana, toma vertientes distintas: su evasión no se produce hacia
mundos lejanos, sino hacia el mundo interior del poeta.

Los autores españoles, suelen pertenecer a esta línea del modernismo, más
simbolista que la hispanoamericana.

Después de la interiorización, el poeta vuelve sus ojos al mundo exterior. Se


descubre el paisaje, que se entiende como símbolo de la historia o del poeta.

MÉTRICA MODERNISTA

La métrica modernista se distingue por la experimentación y la renovación. Sus


rasgos principales son:

➢ Uso de los versos alejandrinos, dodecasílabos, y eneasílabos, escasos


en la tradición poética anterior.
➢ Introducción de novedades en las estrofas clásicas.

1.1. Rubén Darío

El nicaragüense Rubén Darío se caracteriza por su capacidad para poetizar todo


tipo de temas: medievales, renacentistas, dieciochescos, americanos... Es el poeta
del amor y el erotismo, en un afán de gozar sin límites. Las obras más destacadas
de su producción son:

➢ Azul (1888). Supone el inicio del modernismo. Es una obra donde


observamos variedad de ritmos y metros. Son poemas caracterizados por
la elegancia y la sensualidad.
➢ Prosas profanas. Esta obra representa la plenitud del modernismo
parnasiano. Sorprende por la musicalidad y es una poesía preciosista.
➢ Cantos de vida y esperanza. Se produce una crisis en el esteticismo
anterior. Ahora asistimos a una poesía más íntima. Por eso, en esta obra
abundan temas serios. Darío reflexiona sobre el arte, el placer, el amor, el
tiempo, la muerte (preocupación obsesiva), la vida, la religión...

Estilo y trascendencia

Darío es el principal poeta modernista. Lleva al máximo todos los postulados de


este movimiento: originalidad, renovación métrica, perfección formal, léxico
aristocrático, musicalidad, preciosismo. Su figura es fundamental para la renovación
de la lírica española de este siglo.

1.2. Juan Ramón Jiménez

El propio Juan Ramón Jiménez, siempre preocupado por la trascendencia de su


obra, propuso dos clasificaciones de la misma, muy conocidas:

En Eternidades (1916) divide su obra en cuatro etapas: poesía pura;


etapa modernista; etapa de progresiva simplificación; poesía desnuda.

Más adelante, la clasifica en tres grandes etapas:

Etapa sensitiva (hasta 1916, fecha de Diario de un poeta recién casado). En la


misma, distinguimos dos momentos:

➢ Primeros libros. Se trata de obras teñidas de tristeza, muy influidas por


Bécquer y los simbolistas franceses. Se incluyen en esta época títulos
como Elegías.
➢ Fase modernista. Aparecen los temas típicos del modernismo, pero
tratados de forma personal: la belleza, el amor, los pájaros, las flores.
Destaquemos La soledad sonora (1911). En prosa escribe, por entonces,
Platero y yo, libro entre modernista y depurado, en el que Juan Ramón nos
comunica sus vivencias en Moguer acompañado por su burro Platero.
Supone una visión del ser humano en contacto y armonía con su medio
natural.

Etapa intelectual (1916-1936). Es una poesía más conceptual y compleja que la


anterior. Son obras dedicadas a la minoría siempre. Los títulos más significativos
son Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades (1916-17). El poeta
siente deseos de renombrar las cosas, para descubrir su pureza original.

Etapa suficiente: Formada, entre otras, por Animal de fondo (1949). La poesía
correspondiente a estos momentos nos presenta un poeta obsesionado por el
tema de la vida poética, de la eternidad, del deseo de trascendencia en su obra.
El escritor poeta se vuelve poesía, se crea a sí mismo al escribir: es un dios
porque crea, es creador (dios deseante); también es un dios en función de lo que
ha creado (dios deseado).

Estilo

Para Juan Ramón la poesía es:

➢ Belleza. La búsqueda y expresión de lo bello, para lo que Juan Ramón


fue siempre muy exigente, le lleva, sin embargo, a ser un poeta
conscientemente minoritario. Se ha hecho famosa la dedicatoria general
de sus obras: «a la minoría siempre».
➢ Conocimiento. La poesía juanramoniana implica un intenso deseo de
profundizar en el auténtico ser de las cosas, en su esencia más íntima. De
ahí la creación del símbolo.
➢ Ansia de eternidad. El poeta se hace eterno al escribir, ya que vive en la
memoria de las personas. Este afán de perfección lleva a Juan Ramón a
reelaborar continuamente su producción. Su deseo hubiera sido reescribir
toda su obra el último día de su vida, para así estar todo él en cada
poema.

1.3. Antonio Machado

Lo mejor de la obra lírica de Machado se encuentra en sus dos primeros libros:

Machado se inicia en el modernismo simbolista. A este estilo pertenece


su primera obra, Soledades, galerías y otros poemas. Allí trata los
temas del paso del tiempo, la melancolía, Dios y, sobre todo, la muerte,
una constante en su obra. Destacan algunos símbolos, como la tarde o la
fuente, en los que se encierra el concepto del tiempo de Machado.
Su segunda obra de importancia la publica en 1912: Campos de Castilla,
obra característica del 98, donde, a los anteriores, se une el tema de
Castilla. También apreciamos hermosas composiciones dedicadas a su
mujer, Leonor, donde el paisaje toma un papel fundamental al mostrarse,
a través de él, la sensibilidad y el estado de ánimo del poeta.

En poemas posteriores se irá acrecentando la crítica social.

Antonio Machado escribió también teatro y prosa. Al primer género corresponde


La Lola se va a los puertos, escrita en colaboración con su hermano Manuel. En
cuanto sus escritos en prosa, destaca Juan de Mairena.

Temas

Entre los temas más significativos de la obra machadiana, resaltamos los


siguientes:

➢ El tiempo es, tal vez, la preocupación principal de Machado


➢ La soledad, compañera del poeta desde siempre
➢ El sueño como forma de conocimiento, de acercamiento a la realidad
profunda de las cosas.
➢ El amor, olvidado y, sobre todo, evocado. Destacan los poemas dedicados
a su mujer, Leonor, tras la muerte de esta.
➢ Dios, desde una doble perspectiva: por un lado, asistimos a una crisis
personal, tras la muerte de Leonor (1912-15). Por otra parte, se observa en
sus versos una constante meditación sobre la existencia y la noción de
Dios.

Estilo

El estilo machadiano se caracteriza por la presencia de símbolos. Los principales


son la tarde, el reloj o el agua, los caminos, los sueños y las galerías. Por otra
parte, se observa en sus versos una sencillez formal y métrica que aporta a sus
versos una sensación de esencialidad y sobriedad característicamente
noventayochista.

Abundan los poemas en alejandrinos y la silva-romance. Su poema La tierra de


Alvargonzález marca un hito en la recuperación del romance (y, por extensión, de
la lírica tradicional) para la poesía culta.

2. Las Vanguardias (desde 1905)

Las Vanguardias son movimientos artísticos revolucionarios que rompen


con la tradición; contestatarias. Adoptaran una posición de deseada
marginalidad y no buscan el reconocimiento.

Simbolismo y parnasianismo abrieron el camino a la innovación, a la ruptura, a


un arte disconforme y contestatario. Los artistas vanguardistas, herederos de tal
concepto creativo, no desearán ningún tipo de reconocimiento social y adoptarán
una posición de deseada marginalidad. A partir de aquí, desarrollan nuevas
formas de entender la cultura y los planteamientos que sostienen la creación
estética:

Los adelantos científicos ponen de manifiesto las limitaciones del ser humano
en la tierra y la inestabilidad del mundo. En este sentido, surgen filosofías que
rechazan la existencia de Dios y afirman la dimensión soberana del hombre
(Nietzsche).
Como consecuencia de lo anterior, se produce una terrible crisis espiritual que se
manifestará en todas las artes.

Frente a un mundo que no se concibe ni lógico ni ordenado, se renuncia a un


arte lógico y ordenado. Solo una estética nueva y distinta podrá expresar
ideas o realidades novedosas: lo absurdo, lo sensual, lo prohibido, lo
maldito...

En relación con estos movimientos, desde 1905 se sucede una serie de


movimientos artísticos, las denominadas vanguardias, que proponen nuevas
concepciones creativas, que afectan tanto a la pintura como a la arquitectura o a la
literatura: futurismo, expresionismo, dadaísmo, cubismo, surrealismo...

El motor de la vanguardia es el afán de originalidad. Para el artista vanguardista,


el arte no admite repetición. La originalidad representa, por tanto, un intenso deseo
de mostrar al lector algo sorprendente, algo impactante, algo que no espera.
Además de las mencionadas líneas generales, todos los movimientos de
vanguardia presentan características comunes:

➢ El deseo de romper con todo lo anterior (generalmente con violencia), y afán


de originalidad.
➢ La promulgación de manifiestos, escritos programáticos donde se exponen
los rasgos del nuevo arte.
➢ La búsqueda del escándalo.
➢ El sentido lúdico del arte.

Considerando todas estas circunstancias, realizaremos a continuación un recorrido


por los principales movimientos vanguardistas, los denominados ismos.

Ismos: Movimiento artístico, literario o filosófico; referido a movimientos efímeros,


como los que integraron el vanguardismo.

2.1. Futurismo

El primer manifiesto futurista ve la luz en 1909. Su autor es el italiano Marinetti y


en el mismo se plantean las claves de la nueva estética, entre las cuales se
encuentra, por ejemplo, la pasión por la velocidad y el progreso. La poesía
futurista potencia, además, el valor, la audacia y la revolución.

Formalmente, el futurismo se caracteriza por la supresión de los signos de


puntuación y la alteración del orden lineal. Se destruye la sintaxis y se eliminan
los adjetivos. Se usan letras de distinto tipo, tamaño, color... En España,
presentarán rasgos futuristas algunos poemas de Pedro Salinas o Rafael
Alberti.

2.2. Expresionismo
El expresionismo tiene su origen en Alemania y se manifestará
fundamentalmente en los ámbitos de la pintura, la literatura y el cine. Los
artistas expresionistas dan gran valor a la imaginación y al sueño y, por ello,
intentan expresar lo físico por lo psíquico en imágenes y colores.
En la pintura, el expresionismo sirve de inicio también al abstraccionismo
(Kandinsky).

En poesía, los temas fundamentales están inspirados por la visión crítica de la


sociedad.

En la década de 1920 el expresionismo se fundió con el movimiento dadaísta y


después con el surrealismo. Con la llegada del nazismo, el expresionismo, como
otras manifestaciones vanguardistas, fue perseguido en Alemania, acusado de
ser un «arte degenerado».

En las letras españolas, el autor expresionista más significativo fue Valle-Inclán.


Destacan obras como La pipa de kif (lírica) y los esperpentos (teatro).

2.3. Cubismo
El cubismo tiene su arranque en las artes plásticas, de la mano del genial
malagueño Pablo Picasso. Desde este campo, se extiende a otras artes, como la
literatura. En líneas generales, se intenta representar, simultáneamente,
diversos aspectos de una misma realidad; no solo su imagen, sino también los
conceptos o datos intelectuales que puedan aportarse.

En poesía, el cubismo intenta eliminar lo anecdótico; los poemas carecen de


puntuación y su métrica es irregular; el poema se convierte en una sucesión de
anotaciones, de presentación de estados de ánimo, sin enlace visible, sin
continuidad cronológica.

Se intenta crear una obra de arte con autonomía absoluta, válida por sí misma,
y no por las confrontaciones que puedan hacerse con la realidad. Destaca
Apollinaire, con sus caligramas en los que se aúnan pintura y poesía. Con el
cubismo, las fronteras entre las artes se desvanecen.

2.4. Dadaísmo
El dadaísmo surge hacia 1914 gracias a la obra del rumano Tristan Tzara. Los
dadaístas consideraban que había que destruir todo lo anterior para empezar
desde cero:
Dadá comparte con otros ismos el mismo afán de ruptura y el gusto por la
provocación y el escándalo, hasta el punto de que muchos poemas dadaístas imitan
el balbuceo propio del lenguaje infantil.

2.5. Surrealismo
El surrealismo pretende crear un arte nuevo que avance, que no quede en un
simple manifiesto provocativo y sin continuidad. Para ello, los surrealistas proponen
adentrarse en el mundo del subconsciente y en los sueños.

Como corriente estética, se halla muy influida por Sigmund Freud: el ser humano,
para expresarse en libertad, debe alejarse del control ejercido por la razón, evitar
cualquier preocupación ética o moral. Así se expresaba Bretón en su manifiesto de
1924.

André Bretón y Louis Aragon, sus máximos exponentes, inician —desde el


dadaísmo— un nuevo movimiento, mucho más creativo. Dadá, tan radical en sus
planteamientos sobre la destrucción artística, conducía a la nada. Frente a este, el
surrealismo (o superrealismo) va a explotar un mundo nuevo, el de los sueños,
proponiendo una técnica igualmente novedosa: la escritura
automática(automatismo psíquico puro). A este respecto recomendaba A. Bretón:

El surrealismo es el movimiento literario más revolucionario y productivo.


Supone la asimilación de las corrientes psicoanalíticas. Es una lucha por liberar
el poder creador del artista, por renovar el lenguaje poético, las imágenes.
Partiendo del mundo onírico, el autor intentará expresar su interpretación
personal de la realidad (la superrealidad), su crítica al alienante mundo
contemporáneo.

En cuanto a la estructura formal de los poemas, la sintaxis y la métrica, los poetas


surrealistas tienden a emplear el versículo (verso extenso, sin rima, que se
sustenta en las repeticiones paralelísticas). Uno de los rasgos estilísticos más
llamativos es el empleo de las enumeraciones caóticas.

Las vanguardias españolas

Las vanguardias en España parten del mismo presupuesto que el resto de los
movimientos vanguardistas europeos: el rechazo de la poesía mimética realista.
Dos son los ismos propios de nuestras letras, creacionismo y ultraísmo. En
ambos se advierten rasgos comunes: preocupación por la disposición gráfica del
poema, obsesión por el cultivo de la imagen aislada, seducción por imágenes y
léxico del mundo del cine, del deporte, de lo dinámico.

2.6.1. El creacionismo
El creacionismo es obra del chileno Vicente Huidobro y, en España, será Gerardo
Diego su principal cultivador.

Sus planteamientos estéticos se basan en la creación de un lenguaje nuevo,


constituido por metáforas sorprendentes, juegos fónicos y eliminación de lo
accesorio.

Frente al lenguaje gramatical, que pretende «nombrar las cosas del mundo sin
sacarlas fuera de su calidad del inventario», el lenguaje de la poesía creacionista
rompe con la norma, ya que las palabras abandonan su función representativa
primaria para alcanzar una significación «más profunda y como rodeada de un aura
luminosa que debe elevar al lector del plano habitual y envolverlo en una atmósfera
encantada».

2.6.2. El ultraísmo
El ultraísmo es la versión española de las vanguardias. Sus principales figuras son
Ramón Gómez de la Serna, Guillermo de Torre y Rafael Cansinos-Assens.
También lo cultivaron los hispanoamericanos Jorge Luis Borges o César
Vallejo.Es un movimiento en el que cabe todo lo nuevo. Conceden especial
importancia a la metáfora; abogan por la supresión de la anécdota, de lo narrativo, y
del exceso retórico. Se evita lo sentimental y se produce una percepción
fragmentaria de la realidad. Con todos estos ingredientes, el ultraísmo defiende un
arte fuertemente deshumanizado.

Las greguerías:

Podemos considerarlos como grupo compacto, si bien con variedades muy


notorias dentro de ellos. La generación está formada por Pedro Salinas, Jorge
Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García
Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Ernestina de Champourcin y Josefina de la
Torre, entre otros.
Dado que no todos los autores de este período se encuadran en esta formación, la
crítica especializada prefiere, antes que el rótulo de generación, el de grupo
generacional. De ahí que hoy se hable del grupo poético del 27.

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