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Núcleo de Monagas
Escuela de Ingeniería y Ciencias
Aplicadas Departamento de Ingeniería de
Sistemas Gerencia de Mantenimiento
(075123)
MANTENIMIENTO CENTRADO EN
CONFIABILIDAD
“Las empresas están compuestas por diversos componentes o elementos como los
equipos, las instalaciones y edificaciones por medio de los cuales se pueden fabricar
productos u ofrecer servicios.
Con el tiempo estos elementos van sufriendo una serie de degradaciones, algunas
causadas por el hombre y otras por el mismo ambiente; estas degradaciones afectan la
disponibilidad de las máquinas, afectan negativamente la productividad, incrementan los
costos de mantenimiento y ponen a su vez en un riesgo mayor la seguridad de los mismos
operarios, y de esta manera las empresas no cumplen con los objetivos establecidos.
El presente trabajo es un análisis del RCM, sobre cómo esta metodología puede
brindar un mayor grado de seguridad al personal, al ambiente y como mejora desempeño
operacional de los equipos.
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INDICE
PRESENTACION.........................................................................................................2
INDICE.........................................................................................................................3
1.1- INTRODUCCION................................................................................................6
CAPITULO II - FALLA............................................................................................11
2.1- FALLA................................................................................................................11
3.1.1- BENEFICIOS..................................................................................................16
3.2.7- FORMACION...................................................................................................22
CAPITULO V – CONCIDERACIONES..................................................................29
5.3.1- VENTAJAS......................................................................................................30
5.3.2- DESVENTAJAS..............................................................................................30
5.4- CONCLUSION....................................................................................................31
5.5- BIBLIOGRAFIA..................................................................................................31
CAPITULO I
ASPECTOS GENERALES
1.1- INTRODUCCION
La idea del mantenimiento está cambiando. Los cambios son debido a un aumento
de mecanización, mayor complejidad de la maquinaria, nuevas técnicas de mantenimiento y
un nuevo enfoque de la organización y de las responsabilidades del mismo. El
mantenimiento está reaccionando ante nuevas expectativas. Estas incluyen una mayor
importancia a los aspectos de seguridad y del medio ambiente, un conocimiento creciente
de la conexión existente entre el mantenimiento y la calidad del producto, y un aumento de
la presión ejercida para conseguir una alta disponibilidad de la maquinaria al mismo tiempo
que se optimizan.
Esta monografía introduce una filosofía que provee justamente ese esquema de
trabajo. Se llama Reliability Centred Maintenance, o RCM (Mantenimiento centrado en la
confiabilidad). Si se aplica correctamente, RCM transforma la relación entre el personal
involucrado, la planta en sí misma, y el personal que tiene que hacerla funcionar y
mantenerla. También permite poner en funcionamiento nueva maquinaria a gran velocidad,
seguridad y precisión.
Tomando como referencia uno de los manuales más completos del sector que
existen; Organización y gestión integral de mantenimiento de Santiago García Garrido,
2003. Estas son las etapas por las que ha ido pasando el mantenimiento a lo largo de los
años.
La primera Generación: cubre el período hasta la II Guerra Mundial. Es esos días
la industria no estaba muy mecanizada, por lo que los períodos de paradas ni importaban
mucho. La maquinaria era sencilla y en la mayoría de los casos diseñada para un propósito
determinado. Esto hacía que fuera confiable y fácil de reparar. Como resultado, no se
necesitaban sistemas de mantenimiento complicados, y la necesidad de personal calificado
era menor que ahora.
Una automatización más extensa significa que hay una relación más estrecha entre
la condición de la maquinaria y la calidad del producto. Al mismo tiempo, se están
elevando continuamente los estándares de calidad. Esto crea mayores demandas en la
función del mantenimiento
. Otra característica en el aumento de la mecanización es que cada vez son más serias
las consecuencias de las fallas de una instalación para la seguridad y/o el medio ambiente.
Nueva Investigación: Mucho más allá de las mejores expectativas, la nueva
investigación está cambiando las creencias más básicas acerca del mantenimiento. En
particular, se hace aparente ahora que hay una menor conexión entre el tiempo que lleva un
equipo funcionando y sus posibilidades de falla.
El RCM es uno de los procesos desarrollados durante los 1960s y 1970s, en varias
industrias con la finalidad de ayudar a las personas a determinar las mejores políticas para
mejorar las funciones de los activos físicos y para manejar las consecuencias de sus fallas.
De estos procesos, el RCM es el más directo.
El RCM fue originalmente definido por los empleados de la United Airlines Stanley
Nowlan y Howard Heap en su libro “Reliability Centered Maintenance” “Mantenimiento
Centrado en la Confiabilidad”, el libro que dio nombre al proceso. Este libro fue la
culminación de 20 años de investigación y experimentación con la aviación comercial de
los USA, un proceso que produjo el documento presentado en 1968. Con el objetivo de
examinar todo lo se estaba haciendo para mantener las aeronaves operando con seguridad.
El reporte de Nowlan & Heapse tomo como base para desarrollar el MSG-3 manual
para la planeación de mantenimiento para fabricantes de aviones y aerolíneas en 1988, en
1993 y por última vez en el año 2001.
Por ende, el RCM hace una serie de preguntas acerca de cada uno de los elementos
seleccionados:
Pregunta 1: ¿Cuáles son las funciones y los niveles de rendimiento de cada equipo?
Debemos elegir un equipo, analizar cuáles son sus funciones y cuál sería el
rendimiento óptimo, es decir, la disponibilidad óptima del equipo. Tomemos el ejemplo
de un ascensor, que debería estar disponible el 100% del tiempo.
Definimos los modos de fallo del equipo – es decir, los diferentes tipos de avería,
sus consecuencias y el riesgo de seguridad de cada uno. En el caso de nuestro ascensor,
un modo de fallo que consista en que el ascensor caiga desde varios pisos implica
consecuencias más graves que, por ejemplo, una avería en uno de los botones.
Identificamos la raíz del problema – para cada tipo de fallo, ¿cuáles podrían ser las
causas potenciales? En un ascensor, los fallos pueden ser de origen mecánico o
eléctrico.
Determinamos cuáles son los posibles efectos del fallo y qué consecuencias tendrá
para los empleados, clientes o huéspedes en el caso de un hotel. Si el ascensor se cae,
podría resultar en heridos. Si se detiene, el riesgo de seguridad es menor, pero los
usuarios no estarán contentos. Si un hotel tiene el ascensor fuera de servicio durante
varios días, los huéspedes tendrán que ir a otra ala para tomar otro ascensor, bajar a la
sala de desayunos y disfrutar de todos los espacios del hotel
2.1- FALLA
Todo equipo es proyectado según una función básica que realizan, normalmente el
desempeño de un equipo puede ser clasificado como desempeño inherente, es decir lo que
el equipo es capaz de proporcionar. El mantenimiento es capaz de restablecer el desempeño
inherente del equipo, si este no es el deseado, se reduce la expectativa o se introducen
modificaciones. Cuando un equipo no presenta la función prevista, se usa el término falla
para identificar esa situación. Esta puede representar: interrupción de la producción;
operación en régimen inestable; caída de la cantidad producida; afectación o pérdida de la
calidad del producto y/o pérdida de la función de mando o protección.
Es por lo tanto indispensable definir que es una falla, según la norma COVENIN
3049 (1993:4) define la falla “como un evento no previsible, inherente a los sistemas
productivos que impide que estos cumplan función bajo condiciones establecidas o que no
la cumplan”.
Un modo de falla es una causa de falla o una posible manera en la que un sistema
puede fallar.
Cuando un sistema tiene muchas maneras posibles de fallar, tiene múltiples modos
de falla o riesgos que compiten. Mientras más complejo es un sistema, más modos de falla
tendrá. Por ejemplo, una alarma de incendio residencial puede fallar debido a una batería
descargada o a la falta de ella, cableado defectuoso, detector defectuoso o alarma
defectuosa. Un avión puede tener muchos modos de falla.
Minitab puede analizar sistemas con múltiples modos de falla. Debido a que los
diferentes modos de falla con frecuencia tienen diferentes distribuciones de fallas, por lo
general lo mejor es agrupar los datos de fallas por modo de falla.
Entender los modos de falla es muy importante para mejorar la fiabilidad del
producto. En los sistemas de alarma de incendio para residencias, las baterías descargadas o
faltantes es el modo de falla más común.
Según PDVSA – CIED (1999) citado por Villarroel (2014) define el análisis de
modos y efectos de fallas AMEF como una herramienta de análisis para evaluar las fallas,
examinando los modos esperados para encontrar efectos en el equipo o sistemas de manera
que el problema pueda ser eliminado.
Para Gutiérrez (2011) el propósito del análisis de los efectos, los modos y las causas
de las fallas es conocer completamente el equipo, mediante la identificación de los sistemas
y los componentes que lo conforman, el diseño, los procesos, los elementos y los materiales
de fabricación, los ensambles y los suben samblajes parciales. El AMEF contempla cuatros
principios básicos:
Identificar las causas que generan la perdida de la función del sistema o equipo.
(Modo de falla).
Identificar los efectos de cada falla (modo de falla) generan cuando esta se presenta.
(Efectos de la falla).
2.4- CONSECUENCIAS DE LA FALLA
No tiene impacto directo, pero puede derivar en falla múltiple seria y a veces catastróficas.
La mayoría está asociada a dispositivos de seguridad.
Las primeras tres preguntas se combinan para formar la fase de decisión. Para evitar
perder el tiempo, justifique y planifique la implementación de un plan de RCM. Discuta la
preparación, las necesidades y los resultados deseados con su personal de mantenimiento,
líderes de proyectos, expertos en la materia y ejecutivos. La fase de toma de decisiones
debe reservarse para delinear objetivos en línea con el presupuesto, el cronograma y las
preocupaciones de la administración.
¿Sería difícil detectar una falla en esta máquina durante el mantenimiento u operación
normal?
El último paso en la fase de análisis es identificar los modos de falla o ¿qué causa
cada falla? Una técnica popular para descubrir estas causas es utilizar el análisis de modo y
efectos de falla (FMEA, por sus siglas en inglés). Esta técnica analiza todas las fallas
posibles que podrían ocurrir en el proceso de diseño, fabricación o ensamblaje, así como en
un producto o servicio.
FMEA examina los modos de falla, las causas raíz, los indicadores de falla, la
criticidad de la falla, las probabilidades de falla y los efectos al considerar el historial de
activos y las experiencias del equipo/empleado. La mayoría de los programas de análisis
FMEA utilizan la información recopilada para impulsar la planificación de tareas de
mitigación para ayudar a detectar fallas de manera temprana o prevenirlas por completo.
3.1.1- BENEFICIOS
las acciones que se pueden tomar para manejar las fallas, pueden ser divididas en las
siguientes dos categorías:
Tareas proactivas: Estas tareas se realizan antes de que ocurra una falla, para
prevenir que el ítem entre en estado fallido. Abarcan lo que se conoce
tradicionalmente como mantenimiento “preventivo” y “predictivo”. A pesar de que
RCM utiliza los términos restauración programada”, descarte programado y
mantenimiento en condición.
Acciones de Default: Estas tratan el estado de falla, y se escogen cuando no es
posible identificar una tarea proactiva efectiva. Las acciones de default incluyen
búsqueda de fallas, rediseño e ir a la falla.
Estas dos categorías corresponden a la sexta y séptima de las siete preguntas que conforman
el proceso básico de decisión de RCM, y que son:
Los capítulos previos explicaron, que es conveniente realizar una tarea proactiva, si esta
reduce las consecuencias de la falla aun grado que justifique los costos directos e indirectos
de llevarla a cabo. La viabilidad técnica se resume del siguiente modo:
Una tarea es técnicamente viable, si tiene la posibilidad física de reducir, o permitir que
la acción seleccionada disminuya, las consecuencias del modo de falla asociado a un grado
que sea aceptable para el propietario o usuario del bien.
Dos aspectos dominan la selección de tareas proactivas, desde el punto de vista técnico.
Estos son:
La relación entre la edad del ítem bajo consideración y cuáles son sus posibilidades
de fallar.
Que sucede una vez que la falla comenzó a manifestarse.
3.2.2-TAREAS DE MANTENIMIENTO
Son los trabajos que podemos realizar para cumplir el objetivo de evitar el fallo o
minimizar sus efectos. Las tareas de mantenimiento pueden, a su vez, ser de los siguientes
tipos:
Tipo 1: Inspecciones visuales. Veíamos que las inspecciones visuales siempre son
rentables. Sea cual sea el modelo de mantenimiento aplicable, las inspecciones visuales
suponen un coste muy bajo, por lo que parece interesante echar un vistazo a todos los
equipos de la planta en alguna ocasión.
Tipo 2: Lubricación. Igual que en el caso anterior, las tareas de lubricación, por su
bajo coste, siempre son rentables
-Cambio de piezas, si tras una inspección o verificación se observa que es necesario realizar
la sustitución de algún elemento
-Limpiezas
-Ajustes
-Sustitución de piezas
Tipo 7: Grandes revisiones, también llamados Mantenimiento Cero Horas, Overhaul
o Hard Time, que tienen como objetivo dejar el equipo como si tuviera cero horas de
funcionamiento.
Por ello, el punto anterior se explicaba la necesidad de clasificar los fallos según sus
consecuencias. Si el fallo ha resultado ser crítico, casi cualquier tarea que se nos ocurra
podría ser de aplicación. Si el fallo es importante, tendremos algunas limitaciones, y si por
último, el fallo es tolerable, solo serán posibles acciones sencillas que prácticamente no
supongan ningún coste.
En este último caso, el caso de fallos tolerables, las únicas tareas sin apenas coste
son las de tipo 1, 2 y 3. Es decir, para fallos tolerables podemos pensar en inspecciones
visuales, lubricación y lectura de instrumentos propios del equipo. Apenas tienen coste, y se
justifica tan poca actividad por que el daño que puede producir el fallo es perfectamente
asumible.
En caso de fallos importantes, a los dos tipos anteriores podemos añadirle ciertas
verificaciones con instrumentos externos al equipo y tareas de tipo condicional; estas tareas
sólo se llevan a cabo si el equipo en cuestión da signos de tener algún problema. Es el caso
de las limpiezas, los ajustes y la sustitución de determinados elementos. Todas ellas son
tareas de los tipos 4 y 5. En el caso anterior, se puede permitir el fallo, y solucionarlo si se
produce. En el caso de fallos importantes, tratamos de buscar síntomas de fallo antes de
actuar.
Si un fallo resulta crítico, y por tanto tiene graves consecuencias, se justifica casi
cualquier actividad para evitarlo. Tratamos de evitarlo o de minimizar sus efectos
limpiando, ajustando, sustituyendo piezas o haciéndole una gran revisión sin esperar a que
dé ningún síntoma de fallo
Una vez determinadas las tareas, es necesario determinar con qué frecuencia es
necesario realizarlas. Existen tres posibilidades para determinar esta frecuencia:
1. Si tenemos datos históricos que nos permitan conocer la frecuencia con la que se produce
el fallo, podemos utilizar cualquier técnica estadística (las técnicas estadísticas aplicables
son diversas, pero exceden los objetivos de este texto) que nos permita determinar cada
cuanto tiempo se produce el fallo si no actuamos sobre el equipo. Deberemos contar con un
número mínimo de valores (recomendable más de 10, aunque cuanto mayor sea la
población más exactos serán los resultados). La frecuencia estará en función del coste del
fallo y del coste de la tarea de mantenimiento (mano de obra + materiales + pérdida de
producción durante la intervención).
2. Si disponemos de una función matemática que permitan predecir la vida útil de una
pieza, podemos estimar la frecuencia de intervención a partir de dicha función. Suele ser
aplicable para estimar la vida de determinados elementos, como los álabes de una turbina
de gas, los cojinetes o rodamientos de un equipo rotativo o la vida de una herramienta de
corte.
• Es conveniente fijar una frecuencia diaria para tareas de muy bajo coste, como las
inspecciones visuales o las lecturas de parámetros.
• La frecuencia anual se reserva para tareas que necesitan que la planta esté parada, y que
no se justifica realizarlas con frecuencia mensual
Estas frecuencias indicativas no son sino meras guías de referencia. Para cada caso, es
conveniente comprobar si la frecuencia propuesta es la más indicada.
El personal que opera suele tener una alta incidencia en los problemas que presenta
un equipo. Podemos decir, sin lugar a dudas, que esta es la medida más barata y más eficaz
en la lucha contra las averías. En general, las tareas de mantenimiento tienen un coste, tanto
en mano de obra como en materiales. Las mejoras tienen un coste añadido, relacionado con
el diseño y con las pruebas. Pero un cambio en un procedimiento de operación tiene en
general un coste muy bajo, y un beneficio potencial altísimo. Como inconveniente, todos
los cambios suelen tener una inercia alta para llevarlos a cabo, por lo que es necesario
prestar la debida atención al proceso de implantación de cualquier cambio en un
procedimiento. En ocasiones, para minimizar los efectos de un fallo es necesario adoptar
una serie de medidas provisionales si este llegara a ocurrir. Dentro de los cambios en
procedimientos de operación, un caso particular es este: instrucciones de operación para el
caso de que llegue a ocurrir un fallo en concreto.
3.2.6-CAMBIOS EN PROCEDIMIENTOS DE MANTENIMIENTO
3.2.7-FORMACIÓN
Bien para evitar que determinados fallos ocurran, o bien para resolverlos
rápidamente en caso de que sucedan, en ocasiones es necesario prever acciones formativas,
tanto para el personal de operación como para el de mantenimiento. La formación en
determinados procedimientos, la formación en un riesgo en particular o el repaso de un
diagrama unifilar, o el estudio de una avería sucedida en una instalación similar son
ejemplos de este tipo de acción.
Tener en cuenta que los términos restauración y descarte programados pueden ser
aplicados a exactamente la misma tarea, y que termino es el apropiado es una función
del nivel al que se está llevando a cabo el análisis.
Por ejemplo, si un propulsor de bomba se desgasta a un grado predecible, y es
reemplazado por uno nuevo en intervalos fijos la tarea de reemplazo puede ser descripta
como descarte programado del propulsor, o como restauración programada de la bomba.
Por ejemplo, un cierto tipo de motor eléctrico, puede sufrir por fallas en el bobinado
luego de periodo de tiempo predecible en servicio. En este caso puede ser posible recuperar
la capacidad inicial al re alumbrar el motor (restauración programada) o reemplazándolo
por uno nuevo (descarte programado).
En general, hay una creencia particular muy sostenida de que “todos los ítems
tienen una vida”, y que repararlo, o instalar nuevas partes antes de que se alcance esa
“vida” es “seguro”. Esto no es siempre cierto, de modo que RCM tiene especial cuidado en
enfocarse en la seguridad al tomar tareas de descarte o restauración programadas.
En realidad, RCM reconoce dos tipos diferentes de límites de edad al tratar con
estas tareas. El primero se aplica a tareas para evitar fallas que tienen consecuencias de
seguridad, y se denominan “límite de edad segura”. Aquellas que tienen como fin prevenir
las fallas que no tienen consecuencias de seguridad, se denominan “límite de economía
segura”.
Idealmente, los límites de edad segura deberían ser determinados antes de que el
ítem sea puesto en servicio. Debería ser probado en un medioambiente de simulación para
determinar qué vida se alcanza realmente, y una fracción conservadora de esta vida debería
ser utilizada como el límite de edad segura.
No hay jamás una correlación perfecta entre un medio ambiente de prueba y el
medio operativo. Probar por fallas una parte que está siendo utilizada desde hace tiempo, es
también costoso y obviamente requiere de mucho tiempo, de modo que no hay suficientes
datos de prueba que permitan trazar con confianza una curva de supervivencia. En estos
casos los límites de edad segura, se establecen dividiendo el promedio por un factor
arbitrario de tres o cuatro. Esto implica que la probabilidad condicional de falla al límite de
edad, debería ser esencialmente cero.
Para que la restauración programada sea posible, los primeros criterios que deben
satisfacerse son:
En segundo lugar, la mayoría de los ítems deben sobrevivir a esta edad, si demasiados
ítems fallan antes de alcanzarla, el resultado neto es un aumento en fallas no anticipadas.
Esto no solo puede traer consecuencias inaceptables, pero significa que no se estar
espetándola secuencia de tareas de restauración. Esto a su vez desorganiza todo el proceso
de programa y planificación. (Si el modo de falla tiene consecuencias de seguridad o
medioambientales, la probabilidad de que una falla ocurra antes del límite de vida segura,
debe reducirse a un nivel extremadamente bajo- efectivamente cero-como discutimos
anteriormente.
Estos puntos llevan a las siguientes conclusiones generales sobre la viabilidad técnica de la
restauración programada:
La restauración programada es técnicamente posible si:
La mayoría de los ítems sobreviven a esa edad (todos los ítems, si la falla tiene
consecuencias que afecten la seguridad o el medioambiente)
La mayoría de los ítems sobreviven a esa edad (todos los ítems si la falla
tiene consecuencias que afecten la seguridad o el medioambiente).
Una advertencia intuitiva de estos hechos lleva a las personas a abandonar la idea
del mantenimiento preventivo en su conjunto. A pesar de que esto puede ser lo correcto
para las fallas con consecuencias menores, cuando las consecuencias de las fallas son serias
algo debe hacerse para prevenir las fallas, o al menos evitar las consecuencias.
El capítulo anterior explicaba que hay una relación mínima, o ninguna, entre el
tiempo en que un bien ha estado en servicio y cuáles son sus probabilidades de falla. Sin
embargo, a pesar de que muchas fallas no están relacionadas con la edad, la mayoría de
ellas dan algún tipo de advertencia de que están por o en proceso de ocurrir. Si se puede
encontrar evidencia de que algo está en las etapas finales de fallas, puede ser posible tomas
acción para prevenir que falle completamente o para evitar sus consecuencias. El grafico
7.1 ilustra que sucede en las etapas finales de una falla. Se lo llama la curva P-F, porque
muestra como comienza una falla, como se deteriora al punto de que se la puede detectar
(punto “P”), y luego si no se la detecta y corrige se continúa deteriorando-generalmente en
proporción acelerada- hasta que alcanza el punto de falla funcional (punto “F”) Grafica La
curva P-F
El punto del proceso de falla en el que es posible detectar si la falla está ocurriendo
o por ocurrir se conoce como falla potencial.
Una falla potencial es una condición identificable que indica que una falla
funcional esta por ocurrir o en proceso de ocurrir
En la práctica, hay miles de formas de descubrir si una falla está en proceso de ocurrir.
Si una falla potencial se detecta entre el punto P y el punto F de la gráfica, puede ser
posible tomar una acción para prevenir o evitar las consecuencias de la falla funcional. (Si
es posible o no tomar llevar a cabo una acción significativa, depende en l rapidez con que
ocurre la falla) Las tareas diseñadas para detectar las fallas potenciales se conocen como
Tareas en –condición.
Las tareas en –condición implican el control de fallas potenciales, para que pueda
tomarse precauciones para prevenir la falla funcional o para evitar las consecuencias de
esta.
Las tareas en-condición se llaman de este modo, porque los ítems inspeccionados
siguen en servicio en la condición de que continúen alcanzando los niveles de desempeño
específicos.
El criterio que toda tarea en-condición debe satisfacer para ser técnicamente viable
si:
Las tareas en-condición deben satisfacer el siguiente criterio para que se considere
conveniente llevarlas a cabo:
- Si una falla es oculta, no tiene consecuencias directas. De modo que las tareas en-
condición que tienen por objetivo prevenir una falla oculta deberían reducir el riesgo de
falla múltiple a un nivel aceptablemente bajo. En la práctica, porque la función es oculta,
muchas de las fallas potenciales que afectan normalmente a las funciones evidentes,
también serán ocultas.
Lo que, es más, gran parte de este tipo de equipos sufren de fallas casuales con
intervalos P-F muy cortos o no existentes, de modo que es inusual encontrar una tarea en-
condición, que sea técnicamente viable y conveniente para una función oculta. Pero esto no
significa que no deba buscarse una.
Las consecuencias operativas son generalmente más costosas, de modo que una
tarea en condición que logre reducir el número de estas, tendrá una buena relación
costo-efectividad. Esto es así, porque el costo de inspección es generalmente bajo.
El único costo de una falla funcional que tiene consecuencias no operativas es el
costo de reparación. Algunas veces, este es prácticamente lo mismo que el costo de
corregir la falla potencial que lo precede. En tal caso, aun cuando una tarea en-
condición sea técnicamente posible, no tendrá relación costo-efectividad, porque
después de un periodo de tiempo, el costo de las inspecciones, más el costo de
corregir las fallas potenciales serán mayores que el costo de reparar la falla
funcional
Sin embargo, una tarea en-condición puede justificarse si cuesta mucho más reparar la
falla funcional que la falla potencial, especialmente si la primera causa daños secundarios.
CAPITULO V
CONCIDERACIONES
Entrando en este punto, debemos destacar porque debemos utilizar este tipo de
mantenimiento, o en su defecto señalar las razones cuando es aplicado en algún ente. He
aquí la “justificación”:
5.3.1- VENTAJAS
5.3.2- DESVENTAJAS
La primera de las desventajas tiene mucho que ver con la profundidad técnica del
análisis a realizar: no puede ser llevado a cabo por cualquier técnico, sino que
necesariamente ha de ser realizado por profesionales con mucha experiencia en
mantenimiento de instalaciones industriales, el cual, a día de hoy, se reduce a un número
muy pequeño de personas
El segundo está relacionado con el tiempo que se requiere para llevarlo a cabo. Un
estudio de esta profundidad requiere tiempo y dedicación. Como simple referencia, un
equipo de tres ingenieros con dedicación exclusiva puede tardar más de diez meses en
completar un plan de mantenimiento basado en RCM de una planta industrial completa,
cuando por otras técnicas apenas se realiza en dos.
Además, podemos destacar que el MCC se utiliza para prevenir o reducir las fallas
que traen consigo consecuencias significativas y posibles efectos en los en los ISED´s o
activos y permitir que estos funcionen de forma segura y eficiente dentro los parámetros
operacionales. En palabras normales y entendibles para todo público, el MCC es un área
fundamental dentro de cualquier empresa ya que esta permite detectar fallas, crear
correcciones, realizar optimizaciones, y maximizar ganancias.
Lo más impresionante es que para aplicar este tipo de mantenimiento, solo se deben
de seguir una serie de preguntas sencillas y utilizar herramientas claves fundamentales para
responder las preguntas de dicha metodología.
5.4- BIBLIOGRAFIA