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EVALUACION
Cuando se nos presenta un posible caso de Trastorno por déficit de Atención e
Hiperactividad (TDA-H) es importante diseñar un protocolo de evaluación escogiendo
aquellos instrumentos en función de las variables que queremos evaluar. A veces las
necesidades se aprecian de manera significa cuando nos encontramos con grandes
dificultades en determinadas áreas, como ocurre con las dificultades del aprendizaje, y a
veces es a juicio del clínico o el profesional experto quién decide explorar un aspecto
determinado para valorar la destreza y rendimiento del niño/a ante esa tarea.
Los resultados de las pruebas nos dan junto con la observación conductual, los resultados
académicos, y las entrevistas a padres y profesores una valoración global de que
potencialidades y qué debilidades presenta el afectado/a.
Áreas de evaluación:
1. EVALUACIÓN SINTOMATOLÓGICA
Las pruebas que miden los síntomas capitales del TDA-H (Atención selectiva, atención
sostenida, concentración, focalización del estímulo, control inhibitorio de la
atención, impulsividad, hiperactividad, autocontrol) perfilan el cuadro sintomatológico
del afectado. Estas medidas sirven como indicadores y predictores del funcionamiento
del niño/a en tareas que requieren esfuerzo atencional, como atender en clase, realizar
las tareas, tareas de concentración, situaciones de estrés ambiental, capacidad de
reflexión, capacidad de autocontrol, capacidad para autorrelajarse.
Los perfiles sintomatológicos también nos ayudan a diseñar el tipo de intervención más
adecuada para cada caso, y el tipo de tarea sobre la que trabajar como programas y
juegos de atención visual, atención auditiva, instrucciones, entrenamiento
neuropsicológico, modificación de conducta, etc.
Atención, hiperactividad e impulsividad
2. EVALUACIÓN COGNITIVA
Capacidad intelectual
Capacidad intelectual global: Nos dan el índice de inteligencia general, determina del nivel
intelectual y madurativo global y nos informan sobre nivel de discrepancia entre el índice
de inteligencia verbal y el índice de inteligencia manipulativo.
Neuropsicológicas y Funciones ejecutivas
Las baterías neuropsicológicas (BNP) estas compuestas por las siguientes pruebas y
tareas de funcionamiento cognitivo:
Estos instrumentos pueden ser usados de modo conjunto o por separado. En un mismo
instrumento se incluye tanto la evaluación de los aspectos positivos
(liderazgo, habilidades sociales, habilidades para el estudio, adaptabilidad, relaciones
interpersonales, relaciones con los padres, autoestima y confianza en sí mismo) como los
negativos (ansiedad , agresividad, problemas de atención, problemas de aprendizaje,
hiperactividad, retraimiento, búsqueda de sensaciones, problemas externalizados,
problemas internalizados, depresión , problemas de conducta, somatización, actitud
negativa hacia el colegio, actitud negativa hacia los padres, locus de control, estrés social,
sentido de incapacidad).
DIAGNOSTICO
En el diagnóstico del TDAH los especialistas pueden utilizar por lo tanto varios
instrumentos en función de las características, sintomatología, comorbilidades o
afectación que muestre el paciente:
– Escalas específicas para el TDAH24
– Escalas de psicopatología general
– Entrevistas estructuradas y semi-estructuradas
– Pruebas de inteligencia y neuropsicológicas
– Evaluación psicopedagógica
– Exploraciones complementarias
El diagnóstico del TDAH se debe adaptar a las condiciones de cada uno de los pacientes
que se evalúa es decir, que en cada caso ha de valorarse las pruebas que han de llevarse
a cabo para conseguir realizar un diagnóstico apropiado. Algunos de los métodos que
hemos mencionado, son fundamentales, como la historia clínica, y otros son facultativos,
en función de las necesidades de cada caso. Este es el principio de un tratamiento
individualizado.
A esa edad existen múltiples factores psicomadurativos con una gran variabilidad entre
los niños que hay que considerar. Tampoco quiere decir que hasta los 7 años no se
pueda hacer nada. En absoluto. Es muy importante realizar una correcta composición
clínica de los problemas percibidos y un seguimiento de ese niño. Como casi todo en la
vida, en el medio está la virtud, por lo que en ocasiones podremos establecer
el diagnóstico de TDAH hacia los 6-7 años con el paso a Educación Primaria y en otras
ocasiones podremos ver otro tipo de problemas madurativos diferentes que acaban yendo
por otro camino.
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