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CASO REFERENCIAL: GRAPO

A finales de 1989, varios presos de los Grupos Antifascistas Primero de Octubre


(GRAPO) se declararon en huelga de hambre para conseguir determinadas mejoras
en su situación carcelaria. Básicamente, con ello trataban de presionar a favor de la
reunificación de los miembros del grupo en un mismo centro penitenciario, lo que
significaba modificar la política de dispersión de los presos por delito de terrorismo del
gobierno. En los meses sucesivos, diversos jueces de vigilancia penitenciaria y varias
audiencias provinciales tuvieron que pronunciarse acerca de si cabía o no autorizar la
alimentación por la fuerza de dichos reclusos cuando su salud estuviera amenazada,
precisamente como consecuencia de la prolongación de la huelga de hambre.

La solución que dieron algunos órganos judiciales fue autorizar la alimentación cuando
los presos se encontraran en estado de plena conciencia y manifestaran su negativa.
Otros, por el contrario, entendieron que la administración solo estaba autorizada a
tomar este tipo de medidas cuando el preso hubiera perdido la conciencia 1

1. ¿Se debe alimentar a los presos de la GRAPO por la fuerza, estando ellos
conscientes?

2. ¿Se debe alimentar a los presos solo una vez que perdieran la conciencia?

3. ¿Atenta contra sus derechos fundamentales ser alimentados por la fuerza?

4. ¿Debe negarse el Gobierno a adoptar decisiones por medidas de fuerza


atentatorias contra la salud de las personas?

5. ¿Cuáles fundamentos constitucionales adoptaría para fundamentar su decisión?

1
PARA MAYOR INFORMACIÓN VER: ATIENZA RODRIGUEZ, Manuel. Las razones del Derecho.
Palestra Editores 2004. Lima. Pág. 30

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