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P R OG R A MA : DOC T OR A DO E N E D UC A C I ÓN S UP E R I OR
CONTENIDO DE LA UNIDAD
Introducción ............................................................................................................................................................ 4
Objetivos de la unidad ......................................................................................................................................... 4
Unidad III: La Evaluación Institucional en Educación Superior en Bolivia .................................... 5
1. Evolución del concepto de evaluación institucional .................................................................. 5
1.2. Evaluación Institucional............................................................................................................................ 7
1.3. Pertinencia para el sostenimiento de las IES .................................................................................. 10
1.4. La calidad como sinónimo de imagen y prestigio en Educación Superior...................... 15
1.5. Procesos de evaluación y acreditación: decisiones para las IES......................................... 17
1.6. La acreditación y la imagen de las Instituciones de Educación Superior ....................... 20
1.7. El Plan Estratégico Institucional (PEI) como término de referencia de la Evaluación
Institucional ......................................................................................................................................................... 22
1.8. Dificultades para instaurar la Evaluación Institucional ......................................................... 24
Conclusiones ........................................................................................................................................................ 29
Bibliografía ........................................................................................................................................................... 30
Introducción
la evaluación en las instituciones de educación superior (IES), como uno de los aspectos más
importantes que se constituye en ineludible para el desarrollo de una entidad dedicada a la
formación superior de los nuevos profesionales.
Considerando que la evaluación es un momento de la planificación, está presente en la vida de
toda organización que desarrolla cualquier tipo de actividad, pero más aún si su actividad es la
educación.
Para la educación el evaluar es parte de su misión, pues la medición de sus objetivos a nivel macro
(institucionales) y micro (de aula), le facilitan y le otorgan información que le retroalimenta para
tomar acciones correctivas y preventivas, que a su vez le permiten avanzar y crecer.
En el contexto actual, dejando de lado los objetivos de marketing, la evaluación es una actividad
que periódicamente y voluntariamente debieran desarrollar las IES, es más algunas de las IES ya la
consideran como proceso habitual de sus actividades.
Es el periodo de la historia donde la Evaluación Institucional Universitaria toma fuerza como parte
importante de la Gerencia Universitaria. Aunque, la evaluación en su sentido más amplio, “dar el
valor a algo” y como parte de la actividad laboral e intelectual humana, estrechamente vinculada
al conocimiento, es tan antigua como el propio ser humano.
Debemos estar conscientes que en la actualidad son múltiples, las tendencias, paradigmas y
modelos, sobre este tema, desde los criterios de los autores, y las propias IES vinculados a su vez,
con variados conceptos y metodologías sustentadas por las más disímiles concepciones filosóficas.
Todas ellas convergen en el accionar de este proceso, producto de la evolución histórica y del
carácter histórico concreto del mismo.
Formalmente el presente texto aborda las dimensiones de la evaluación en las IES: pertinencia,
calidad, equidad e internacionalización; así como también el propio proceso de la evaluación, y
cómo la acreditación favorece a la construcción de la imagen institucional de las IES para ganar
nombre y prestigio en el contexto social.
Objetivos de la unidad
• Reconocer los conceptos y herramientas que permitan planificar y gestionar la calidad
educación superior.
• Revisar el marco legal e institucional aplicable a las normas, políticas, procedimientos y
estructura organizativa de las instituciones de educación superior
• Identificar el contexto de referencia en la gestión de la calidad en educación superior.
• Analizar los procesos de evaluación, diseño, indicadores e instrumentos de evaluación de
la calidad de educación superior.
DOCTORADO EN EDUCACIÓN SUPERIOR 4
UNIDAD III: La Evaluación Institucional en Educación Superior
en Bolivia
En el sector universitario, desde las más antiguas y legendarias a las Universidades de Bolonia y
Paris, así como sus seguidoras, siempre se evaluó, aunque únicamente focalizado en los resultados
que los estudiantes lograban.
La evaluación universitaria nace con la propia universidad, pero enfocada, sobre todo, en los
resultados del proceso de enseñanza aprendizaje, es a la que hoy en día se le llama Evaluación
Educativa.
Los orígenes de la evaluación institucional que nos ocupa, ya se pueden ver en esta primera forma
evaluativa, ya que la valoración de los resultados de los estudiantes han influido más temprano
que tarde, en modificaciones y actualizaciones en los programas, modos de funcionamiento,
métodos y formas de enseñanza y aún en la selección de los profesores.
Para principios del siglo XX, la evaluación, con sus nuevas definiciones, se extiende por Inglaterra,
la cual posee uno de los más antiguos sistemas de enseñanza universitaria, y llega a las
universidades privadas de Estados Unidos de América que ya disponían de esta variación del
educativo “el privado”.
Es por ello que en los Estados Unidos da comienzo a un largo proceso de instauración de la
Evaluación Institucional, como proceso dependiente, en un país donde no existe un Sistema de
Enseñanza Superior único con carácter federal; resaltando la experiencia que en este ámbito va
acumulando el empresariado privado, que es el que financia a las universidades.
Desde sus inicios, la evaluación está en continua evolución, en respuesta a los intereses y
necesidades de la sociedad en cada época histórica, modificando permanentemente las
tendencias, paradigmas y modelos.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, la Evaluación cobra fuerza en el empresariado, dada por la
necesidad de lograr el aumento de la calidad en los productos y servicios, así como en los procesos
de producción, y que estos sean reconocidos por todos, o sea la acreditación de los mismos, es el
llamado proceso de normalización, lo que redunda en el desarrollo de la evaluación en el campo
educacional.
Desde los años 60 y sobre todo de las décadas de los 70 y 80 en el pasado Siglo XX, se incrementa
la necesidad de una evaluación institucional que acredite la calidad del proceso y/o los resultados
según el modelo evaluativo que se siga.
Es decir que el proceso de la Evaluación Institucional Universitaria, asume nuevos roles y sobre
todo toma carácter de internacional, junto con los procesos de Globalización y la crisis financiera
presente en el Tercer Mundo.
En este contexto se desarrolla la evaluación institucional, como proceso básico para medir el grado
de cumplimiento de la "calidad" en las Instituciones de Enseñanza Superior, todo ello acelerado
por la privatización que domina la Sociedad Mundial y en particular la Latinoamericana.
“En la Enseñanza Superior Latinoamericana, este proceso de privatización alcanza un grado
superlativo, estimulada por las dificultades y obstáculos que para el desarrollo de la educación
superior, por la vía de las universidades públicas o estatales, de los cuales se percatan los
empresarios privados e inician lo que después se convertiría en la explosión del surgimiento de las
instituciones de educación superior privadas, hasta tal punto, que el sistema de educación
superior se satura de ellas", E. Iñigo y R.L. Rodríguez Cunill. (2004).
Así surge la "Evaluación Universitaria", tanto de las instituciones, como de los currículos, planes
de estudio y programas académicos.
ello, la calidad no pude convertirse en un objetivo de unos cuantos. La Universidad debe actuar
con responsabilidad social la que exige calidad para todos.
No podemos desarrollar este tema sin señalar que los enfoques sobre la evaluación en las IES
indican una evolución que va desde lo informal a lo formal y de las partes al todo. De las
evaluaciones informales que pueden realizar los docentes con sus alumnos en el aula, unos
docentes con otros en la sala destinada a ellos, o de autoridades con docentes en una reunión, se
ha ido pasando a instancias institucionalizadas de evaluación que recurren a instrumentos que
registran más sistemáticamente la información y permiten obtener resultados más válidos y
confiables. Por otra parte, progresivamente, se va transitando de la evaluación centrada en los
aprendizajes de los alumnos a una evaluación integral de toda la institución que incorpora todas
las demás dimensiones de la vida institucional (evaluación de los profesores, la gestión
administrativa, los vínculos con la comunidad, gestión de la investigación, gestión de la interacción
universitaria, etc.). “Esto deriva, seguramente, de la gradual comprensión de la institución
universitaria como un objeto total a ser gestionado, en el sentido de administrar o gobernar una
variedad de procesos interrelacionados que acarrean, todos ellos, profundas implicancias
pedagógicas” Roldan Yanez Martha Lucia (2004).
De manera general se distingue tres formas de Evaluación Institucional, sobre la base de quiénes
la realizan. La evaluación interna o autoevaluación, la evaluación externa y la evaluación mixta que
encamina hacia una aproximación entre las dos primeras.
En este texto, apoyado en la realidad de nuestras universidades, el alcance de lo que hasta hoy se
tiene en cuanto a este tema en el Sistema de la Universidad Boliviana, nos vamos a referir
exclusivamente a la evaluación interna, de modo tal que, de aquí en más, al decir “evaluación
institucional” estaremos pensando en “autoevaluación”, por ser la propia comunidad educativa
quien la realiza y la utiliza para reflexionar sobre sus prácticas pedagógicas y de gestión.
La autoevaluación es un proceso en el que las instituciones educativas observan y analizan
sistemáticamente sus procedimientos y resultados y que, exige disponer de información relevante
sobre sus acciones, sus dificultades y sus logros, de modo que permita tomar decisiones para el
mejoramiento de la calidad y equidad educativas.
Es en esta acción donde la Universidad como institución educativa llega a ser sujeto y objeto de
análisis. Se plantea como un análisis periódico y permanente, realizado por los propios actores
involucrados en los procesos institucionales; permite conocer y comprender logros y dificultades
que la comunidad educativa enfrenta; posibilita buscar en conjunto de alternativas y estrategias
para enfrentar las situaciones problemáticas y conservar, y enriquecer aquellas que hacen posible
los mayores logros.
Principios que orientan la Evaluación Institucional
a. Autonomía.
Entendida como la independencia de la universidad en la toma de decisiones propias para analizar
y mejorar sus procesos de gestión.
Correspondencia entre objetivos y resultados Formulados en sus planes estratégicos
Coherencia entre lo propuesto en su Proyecto o Modelo Académico y los resultados
que se alcanzan y también aquellos que se desean obtener.
b. Presencia y participación permanente de todos las instancias institucionales involucradas.
Compromiso de todos los integrantes de la comunidad universitaria (autoridades,
docentes, estudiantes, personal administrativo, comunidad externa, etc).
c. Adecuación al contexto en que desarrolla su universidad.
Mostrando pertinencia de los servicios educativos que se brindan al entorno y la comunidad.
d. Retroalimentación.
Todas las instanciaS comprometidas utilizan la información y conclusiones que se
obtienen, para promover planes de mejoramiento de la gestión institucional.
La institucionalización de la evaluación en la universidad ofrece la oportunidad de:
a. Considerarlo como un trabajo de un colectivo.
Aumentando la participación de todos los actores institucionales, en el que todos tienen la
posibilidad de expresar su opinión, y cuyo objetivo permite establecer consensos sobre el grado
de avance de la universidad en el proceso de mejoramiento de la calidad.
b. Motivar el perfeccionamiento profesional docente.
Logra a que los propios docentes incluyendo autoridades, evalúen el funcionamiento de los
procesos pedagógicos de su institución y los resultados de aprendizaje que alcanzan sus
estudiantes, generando con todo ello una actitud receptiva a la retroalimentación.
c. Modificar los esfuerzos individuales por esfuerzos de la comunidad.
Que permite que las acciones individuales orienten al logro de objetivos colectivos. Representa
una posibilidad de cambiar las acciones de voluntariado o recurrentes, en acciones conjuntas de
profunda reflexión pedagógica e institucional.
d. Incrementar las capacidades de análisis y planificación institucional.
En resumen, la pertinencia es el vínculo –léase cordón umbilical- entre los espacios educativos y
el medio ambiente, esa sociedad a la que deberán rendirse cuentas de las acciones de las IES a
través de la formación de los nuevos graduados. A decir de Elvia Mendez Fregoso :
“…es necesario anotar que el concepto de pertinencia es una construcción sociohistórica, y
responde directamente a los esquemas de desarrollo de la sociedad en que se inserta cada
organización educativa. Además como todas las actividades de edificación de la idea del mundo,
el concepto de calidad deviene de un proceso social.”
Ahora bien, ¿cómo se evalúa y qué se evalúa de la pertinencia?, en el documento referencial de
la Universidad de Caldas , para evaluar la pertinencia de sus programas de pregrado, se menciona
que:
“… (La pertinencia) abarca el conjunto de las IES en sus funciones misionales (docencia,
investigación y proyección), referidas a la transmisión, aplicación y generación de conocimiento
científico, artístico y humanístico. Para las IES, el concepto de pertinencia se desprende del
concepto de calidad y es aplicable al universo de servicios que ellas ofrecen: los programas de
pregrado y postgrado, la educación continuada, las asesorías, las consultorías, los servicios de
laboratorio, la investigación y producción académica derivada, las prácticas académicas, la
asistencia técnica, los servicios culturales, la gestión social y comunitaria, etc.”
Es decir, evaluar la pertinencia es un proceso de medición de la capacidad de respuesta de la oferta
educativa de la universidad a las necesidades y demandas de la sociedad. De los lineamientos
propuestos por la Universidad de Caldas , en Colombia, se extractan las dimensiones, variables e
indicadores básicos que debiera considerar una evaluación de la pertinencia:
• Dimensión educativa
o Contexto de política y orientaciones educativas
▪ Orientaciones educativas nacionales.
▪ Orientaciones educativas regionales.
• Orientaciones institucionales de la universidad.
o Demanda educativa
▪ Demanda potencial: egresados del nivel educativo precedente.
▪ Demanda real: N° de solicitudes de ingreso al pregrado.
▪ Absorción: admitidos/demanda real en el programa.
o Cobertura
• Dimensión laboral
o Condiciones de empleo
▪ Oportunidades potenciales o existentes de desempeño y las tendencias del
ejercicio profesional o del campo específico.
▪ Número de egresados vinculados laboralmente / número de egresados.
▪ Número de profesionales del área requeridos por los diferentes sectores
económicos, sociales y culturales.
▪ Perfil profesional requerido, dadas las nuevas estructuras laborales por
sectores.
▪ Orientaciones institucionales de la universidad.
o Demanda educativa
▪ Demanda potencial: egresados del nivel educativo precedente.
▪ Demanda real: N° de solicitudes de ingreso al pregrado.
▪ Absorción: admitidos/demanda real en el programa.
o Cobertura
1
A. Buendía (2007) p.76
2
M. Andión (2007) p. 86
DOCTORADO EN EDUCACIÓN SUPERIOR 15
UNIDAD III: La Evaluación Institucional en Educación Superior
en Bolivia
mayoría de las IES privadas ofertan programas profesionales “poco relevantes o para mercados
laborales saturados”3.
Respecto de los criterios de eficacia interna y externa, para evaluar la calidad, éstos están
directamente vinculados al indicador de empleo y desempleo, que incluso en el caso que ha
inspirado el presente ensayo es preocupante, pues el mercado laboral se encuentra saturado y
cada vez más nuevos profesionales se quedan sin la posibilidad de demostrar sus competencias
por la falta de empleos en las áreas en las que se formaron en las universidades, por lo que la
calidad evaluada en base a este criterio no sería satisfactoria.
Del análisis que hace Mauricio Andión, destacamos que la calidad de las IES, no es su entera
responsabilidad, sino también el poco apoyo que recibe la educación superior por parte del
Estado, el articulista analiza el caso mexicano y menciona que en ese país apenas se destina e,
0,4% del PIB, la situación no es diferente en otros países particularmente latinoamericanos como
el caso de Bolivia, cuya asignación presupuestaria es mucho menor que la de México inclusive.
Esta poca atención de los gobiernos a la educación, la ciencia y la tecnología, obviamente incidirán
en la calidad del resultado final, y en este aspecto intervienen los criterios de “costo-beneficio,
que se refiere a la ganancia económica en función de la operación del sistema y costo-eficacia,
que establece lo que cuesta operar el sistema en razón a sus resultados.”4
Por lo tanto para evaluar la calidad y valorarla en su justa dimensión se debiera hacer más énfasis
en los criterios de congruencia y eficacia interna, que permiten conocer mejor las IES desde
adentro, desde sus procesos de enseñanza-aprendizaje, para determinar si los estudiantes
aprendieron y qué aprendieron. Dicho de esa manera la calidad de una universidad, no es medible
sino a través de la experiencia del estudiante, esta experiencia se podría, a decir de Andión5,
enmarcar en siete planos:
1. La preparación y el compromiso de los profesores
2. La disposición y el compromiso de los estudiantes
3. Las características del modelo educativo que aplican
4. La vigencia, pertinencia y relevancia del currículo académico
5. La naturaleza de sus servicios de apoyo académico
6. La idoneidad de su infraestructura
3
Idem.
4
M. Andión (2007) p. 87
5
Idem
DOCTORADO EN EDUCACIÓN SUPERIOR 16
UNIDAD III: La Evaluación Institucional en Educación Superior
en Bolivia
o Planificación
▪ Se conforma el equipo de autevaluación.
▪ Se desarrolla el análisis del contexto
▪ Se diseña la estrategia de entrada de datos
o Implementación
▪ Se organiza la información
▪ Se aplican los instrumentos
▪ Se analiza la información
▪ Se elabora el borrador del informe y se consulta a los actores
▪ Se ajusta el informe y se difunde en la carrera
o Metaevaluación
▪ Se evalúa el proceso
Las condiciones previas para desarrollar la autoevaluación son el interés, la valoración, la
predisposición al cambio, la innovación, el compromiso y el liderazgo, las mismas en equilibrio van
a garantizar un proceso autoevaluativo participativo por lo tanto exitoso.
• La evaluación interna, se desarrolla por parte de miembros de la IES pero que no sean de
la carrera o programa que se haya autoevaluado, este proceso de evaluación debe contar
con criterios institucionales, que generalmente se utilizan de forma comparativa.
• Evaluación prospectiva: son simulaciones o proyecciones para valorar los efectos de las
variables del funcionamiento del programa.
Primero es importante tener en claro que la acreditación es una forma de regulación, con el fin de
garantizar que las IES cumplan estándares, criterios y compromisos adquiridos con la sociedad en
su conjunto, no sólo debe estar relacionada con el control de la calidad sino también con la mejora
de los servicios educativos, de investigación y de interacción, para dar respuesta a la demanda de
la sociedad, lo que significa que las IES deben revisar permanentemente la oferta de sus servicios
y adaptarlos a la demanda y el compromiso social.
El proceso de acreditación comprueba que el programa, título o institución responde a estándares
y requisitos establecidos externamente y son iguales para todos; eso lo hace diferente al proceso
de evaluación que es el alcanzar metas del programa o la institución.
Una IES o programa, alcanza la acreditación, después de haber sido evaluada, haber desarrollado
programas de mejoramiento y seguimiento, y haber proporcionado información fidedigna y
objetiva sobre su calidad.
La acreditación puede ser institucional y especializada, la primera se aplica a las IES y la segunda a
los programas o carreras.
Un proceso de acreditación institucional toma en cuenta “las características globales de la
institución como un todo, dotación de bibliotecas, recursos para el aprendizaje, servicios de apoyo
a los estudiantes, capacidad de gestión, situación financiera, efectividad administrativa y su
proyecto educativo”
La acreditación especializada o por programas, se concentra en “las áreas profesionales,
ocupacionales o disciplinarias específicas, sean ofrecidas por las IES o por instituciones
independientes que imparten una disciplina o curso de estudios en particular, este tipo de
acreditación exige por lo general, criterios más específicos y rigurosos”.
La acreditación se realiza a través de instituciones u organismos acreditadores, con amplia
experiencia a nivel internacional, y además reconocidas por su experticia, transparencia y
neutralidad. Cada país tiene sus propias instituciones y mecanismos de acreditación en algunos
casos son de los Estados y en otros casos son organismos privados.
Los resultados de la acreditación, socializados van a permitir que las IES sean reconocidas en sus
contextos sociales, lo que va a mejorar su imagen institucional y generará un compromiso mayor
con la sociedad, sus instituciones y sus individuos. Un compromiso mayor es sinónimo de
mejoramiento continuo de la calidad por lo tanto sube la autoestima de la institución, reconocida
en su cultura organizacional y la identificación de sus miembros con la misma.
La evaluación inicial, requiere el uso de metodologías adecuadas, con el mayor grado de precisión
posible. A partir de él se podrán fijar los principios, objetivos institucionales, misiones, valores
institucionales. Sin embargo sería un error creer que el PEI es un documento genérico sobre estos
aspectos.
Debe tener una perspectiva en tiempos: qué se estima alcanzar en el corto, mediano y largo plazo.
Debe precisarse de igual manera los medios y las acciones para alcanzar aquellos.
Los logros a alcanzar deben fijarse de modo que puedan ser observables y medibles. De esta forma
será posible, luego, evaluar la eficacia (entendida como logro de objetivos) y su impacto. Un
proyecto institucional refiere a los objetivos específicos de una institución, las acciones tendientes
a su logro, que cada IES se propone en determinados plazos.
El PEI va adquiriendo poder de aplicación en la planificación institucional anual, su concreción y su
evaluación, así como en las construcciones que cada uno de nosotros como componentes de la
comunidad universitaria, vamos diseñando a partir del desempeño de nuestro rol en la institución.
El PEI debe concretarse, en el corto plazo, en el muy conocido POA , “Plan Operativo Anual ”.
Construir el PEI, supone transitar el camino desde una situación actual hacia una nueva situación
futura y posible. Este camino sólo se podrá salvar si se planifican las acciones que deben
desarrollarse para alcanzar esa nueva realidad anhelada. Este espacio que separa lo que es y lo
que queremos que sea, necesita una estimación bastante exacta de la realidad.
Por ello es muy necesario conocer en su real dimensión la situación de partida (diagnóstico o
evaluación inicial) de la institución. Es éste el elemento clave para tener claridad respecto a las
dificultades y problemas existentes y poder establecer prioridades para su resolución.
Se recomienda que la etapa diagnóstica sea muy participativa.
Es posible desarrollar el trabajo de diagnóstico en sus inicios, partiendo de las visiones de los
distintos involucrados de la institución, que tienen su propio criterio sobre la universidad y su
entorno, pero será necesario hacer acopio de información adicional.
Todos los funcionarios, al desarrollar sus actividades cotidianas y por el solo hecho de estar en la
institución tienen un conocimiento de ella, de sus aciertos, de sus dificultades. Este es el llamado
conocimiento intuitivo personal (en el sentido de no-institucional) y generalmente no sistémico
sino difuso, por lo que resulta dificultoso determinar con claridad las causas posibles de tal o cual
problema detectado. Por tanto, se requiere recolectar sistemáticamente ciertas informaciones,
poner en común, analizar, discutir como institución respecto de esos saberes parciales que se
disponen y de los otros, sobre los que necesariamente se ha tenido que indagar.
Los expertos en Desarrollo Organizacional señalan sus acuerdos para afirmar que la fase del
diagnóstico es la más importante y también la más difícil de todas las fases consideradas dentro
del proceso de cambio institucional, afirmación ésta que se encuentra resumida en el aforismo
„un problema debidamente identificado es un problema prácticamente resuelto’ No sólo es
necesario llegar a un diagnóstico común, se requiere también llegar a acuerdos respecto de esa
situación de llegada sobre la base de los problemas detectados, en términos de prioridades y
posibilidades a resolver.
Tener en claro esta situación, y lo reiteramos, es vital en tanto se hace referencia a un objetivo
común en el que deben converger los distintos involucrados institucionales y que requiere de
esfuerzos compartidos. Estos son, en buena medida, fruto del convencimiento respecto de la
importancia y la necesidad de realizarlos. Esto permitirá previsión institucional y superar el
inmediatismo y la permanente desesperación por dar respuesta a las “urgencias”.
Tener miradas de la coyuntura, del corto plazo (anual operativa), y del mediano y largo plazo,
(estratégica) siempre considerando diferentes escenarios posibles, hará que se disponga de una
visión panorámica del tema, nos llevará a romper con este paradigma típico de la vida cotidiana
de nuestras instituciones.
estudiantes, de los docentes o de la institución) es muy posible que surjan términos ligados a: la
búsqueda de hecho punitivos, incumplimiento, faltas administrativas, obligación, rutina,
burocracia, necesidad externa o ajena más que propia, trámite, formalidad..., entre otros.
Como se podrá apreciar, el proceso es un hecho con múltiple causa, pero que da como resultado
una distorsión o una falta de comprensión del sentido de la evaluación.
Posiblemente, si esa misma palabra, “evaluación”, la aplicáramos al contexto de los sectores
productivos, seguramente el hecho de la evaluación aparecería como una necesidad real para
asegurar buenos resultados en la producción.
En el campo productivo resulta más simple formular las preguntas como: para qué sirve la
evaluación?, qué regularidad debe tener, para que qué hay que evaluar en cada momento?, cómo
incide la evaluación en la toma de decisiones.
La posibilidad de generar una cultura de evaluación institucional, a partir del uso y aplicación que
se hace de los resultados del proceso, y las experiencias que los involucrados puedan tener al
respecto, contribuyen a que, institucionalmente, se genere un juicio respecto a su utilidad que
impacta, en última instancia, Es por esto que la tarea más ardua y compleja en relación con la
evaluación institucional sea, quizás, la de generar en los actores institucionales esta comprensión
de sentido, este entendimiento de la evaluación como práctica necesaria para orientar la toma de
decisiones institucionales.
La importancia de sostener en el tiempo la evaluación como insumo fundamental para marcar los
rumbos institucionales deviene del buen uso que se haga de las prácticas de evaluación. Deben
considerarse también, la incidencia que pueden tener factores exógenos a la institución,
particularmente, los provenientes del contexto social y político.
Es cierto que en varias instituciones se impone el carácter improvisado y errático de las políticas,
planes y programas oficiales, las cuales cambian con cada cambio de gobierno universitario, esto
lamentablemente conlleva al descreimiento, que las cosas se hacen por rutina, al sentimiento de
que se malgastan energías, o que nada tiene sentido... También es evidente que este tipo de
argumentos es usado como excusa, debemos desde nuestros buenos propósito institucionales
generar alguna inquietud con propuestas innovadoras.
Es tiempo de preguntarnos cuáles serían las condiciones básicas que se deben considerar para
incentivar una cultura de Evaluación Institucional en nuestras universidades?
Tener la seguridad que todos los actores institucionales están imbuidos de que la Evaluación
Institucional es más que una herramienta útil es más que una obligación, en este tiempo “es una
necesidad”. Si esto ocurre, es posible lograr el pleno compromiso de los actores con el proceso a
desarrollar.
Al inicio es fundamental el rol del equipo directivo de la institución. Éste, influye en la organización
institucional -incluso en los aprendizajes de los estudiantes, si bien de manera indirecta mediante
su aporte a la creación, sostenimiento y evolución de la cultura organizacional (especialmente a
través de la definición, comunicación, seguimiento y evaluación de los objetivos de la
organización). Le corresponde al equipo directivo liderar este proceso de promoción de una
cultura de la evaluación institucional que es, al mismo tiempo, un aprendizaje colectivo, ya que
exige a todos capacitarse para participar con otros, de negociar, de orientar las acciones, de
evaluar y realizar nuevas propuestas, y de controlar el cumplimiento de los compromisos
asumidos.
Posteriormente, ya en lo operativo es necesario conformar un equipo coordinador de la
evaluación institucional, capaz de orientar el proceso de modo tal que se adapte a las
características y momentos institucionales y pueda garantizar sus finalidades.
Estos son algunos elementos fundamentales a resolver para facilitar el desarrollo de la Evaluación
Institucional:
• Contar con una agenda institucional, es decir un tiempo institucional disponible:
Esto es, posibilitar la presencia comprometida de los involucrados institucionales con el objetivo
de establecer acuerdos respecto a discutir sobre que fortalezas institucionales y cuáles son sus
dificultades principales. El espacio y el tiempo adecuados son una condición sustantiva para la
posibilidad de generar proyectos de trabajo institucionales.
Del mismo modo, si se pretende la participación de todos los involucrados se debe asegurar
espacios y tiempos (agenda) disponibles para todos ya que omitir esto equivale, en la práctica, a
“dejarlos afuera” en el espacio o en el tiempo.
• Modificar los roles y prácticas institucionales: esto quiere decir, colocarlas como
Objeto de análisis, lo aconsejable es dejar temporalmente el lugar que cotidianamente se ocupa.
Supone, entonces asumir un rol diferente dentro de la institución, tomar distancia de la tarea
cotidiana: en este marco se deja de ser cada docente con su espacio o su cátedra y sus alumnos,
sus relaciones más o menos fluidas con otros docentes para convertirse provisoriamente en
analistas, en sujetos capaces de reflexionar sobre el espacio más amplio que contiene a la totalidad
de espacios curriculares, cátedras y alumnos.
Las participaciones de los involucrados se constituyen en sujetos concretos, en canales reales, en
espacios de reunión y de trabajo, en tiempos de los que es necesario disponer, en la palabra
responsable y constructiva de todos ellos y que desde las autoridades de la institución se
promueva, gestione y facilite que todo esto suceda.
Esto no posterga, más aún refuerza la idea de la responsabilidad particular de cada uno de los
involucrados institucionales. Caso contrario, no es más que una idea, un principio declarativo que
pierde su valor, que nos conduce a la fantasía de ver que las cosas cambian, pero todo sigue igual
o peor.
Comprometer la participación quiere decir, construir agendas de trabajo, consensuarlas,
establecer tiempos y espacios adecuados, definir objetivos claros y lograr productos para
diferentes espacios de tiempo fijados. Aproximación a los ejes de análisis requeridos por la
Evaluación Institucional. El proceso de Evaluación Institucional, debe partir de una primer
identificación compartida y consensuada por los distintos involucrados, de los diversos aspectos
que deberían ser considerados en una estrategia global de evaluación, a fin de constituirse en los
ejes que tienen que estar presentes y ser abordados en una propuesta de este tipo.
Constituidos así estos ejes llevados a la práctica y desarrollo institucionales, se interconectan y la
naturaleza de cada eje sólo puede ser comprendida si es considerada y analizada en función de
los restantes. Asimismo es importante señalar que, por la complejidad que presenta el proceso en
sí, deberán tomarse decisiones sobre qué aspectos de los mismos se priorizarán y en qué
momento se tratarán.
La identificación de los ejes que deben estar presentes en la Evaluación Institucional, podrá estar
facilitada si se considera la realidad institucional a partir de tres grandes dimensiones o
componentes. Estos en variados casos, pueden ser considerados en mayor cantidad, en función
del tamaño de las IES y otros elementos.
Con una finalidad analítica se propone esta clasificación que, al estar estrechamente vinculadas
entre sí, se logra que las decisiones que se tomen en una dimensión, tienen impacto en la
restantes. A través de estas dimensiones o componentes es posible identificar a la institución
educativa. Estas dimensiones son:
• “La dimensión de la organización y gestión: está referida, al conjunto de los aspectos
estructurales que toman cuerpo en cada IES, determinando un estilo de funcionamiento y a las
cuestiones de gobierno y gestión. En el primer caso, se consideran cuestiones relativas a la
organización formal como la estructura organizacional, la planta orgánico-funcional, la de
distribución de tareas y división del trabajo, los objetivos presentes, los canales de comunicación
formal, el uso del tiempo y de los espacios. También deben incluirse aspectos relativos a la
estructura informal, esto es, el modo en que los actores están insertos en las estructuras formales.
En el segundo, se alude a la consideración de los recursos humanos, materiales (infraestructura y
equipamiento) y a los aspectos económico-financieros. También comprende las actividades de
control de evolución de las acciones institucionales en general. En esta dimensión adquiere
particular importancia la administración de la información y de los canales y contenidos de la
comunicación institucional. Dentro de este componente encontramos también aquellos aspectos
que hacen a la manera en que cada institución organiza su proyecto o modelo educativo
institucional, su proyecto o proyectos didácticos y cómo los genera, así como la forma en que se
prevén o no, espacios y mecanismos de encuentro y participación de los distintos integrantes de
la institución en distintas fases de la organización institucional. Todos estos aspectos, más otros
que aquí no se explicitan pero que se deducen de los anteriores, hacen a un perfil de la universidad
que le es propio y que la diferencia de otras instituciones de educación superior que tienen la
misma orientación o especialidad. Es decir, ayudan a entender parte de su identidad institucional
y que, en muchos sentidos permea el resto de los componentes institucionales ya que es en este
nivel donde encontramos la clara expresión de los recursos tanto humanos como materiales con
los que cuenta la institución para desarrollar su propuesta educativa, así como de las
características de la forma específica de organización y funcionamiento de cada IES en las que se
circunscriben todas las acciones institucionales.” Rocio Arce, Karla Salguero Centro de
Investigación y Evaluación Institucional. B.A. 2004
• “La dimensión pedagógico-didáctica: está referida a las actividades que definen a la institución
de enseñanza superior, diferenciándola de otras instituciones sociales.
Su eje fundamental lo constituyen los vínculos que los integrantes de la comunidad académica
construyen con el conocimiento y los modelos didácticos. En esta dimensión son aspectos
importantes a señalar, las modalidades de enseñanza, las teorías de la enseñanza y del aprendizaje
que subyacen a las prácticas docentes, el valor otorgado a los saberes, los criterios de evaluación
de los procesos y de los resultados.
Comprende, entonces, todos los aspectos vinculados con la organización y desarrollo curricular:
la estructura curricular, los criterios para la conformación de dicha estructura, las articulaciones
entre los distintos espacios formativos, el trabajo en equipo docente, la definición del modelo
educativo, el perfil de los docentes y de los estudiantes, las actividades de capacitación, las
responsabilidades de los distintos actores en el desarrollo curricular, la función integral de los
estudiantes, la articulación teoría-práctica, el carácter de las actividades formativas e
investigativas, el tipo de estrategias pedagógico-didácticas que se desarrollan, los criterios de
evaluación que pone en juego, la puesta en común de todos estos aspectos o su desarrollo
independiente por cada profesor o un grupo de profesores a cargo de un espacio o módulo”. En
esta dimensión deben ser considerados igualmente aquellos aspectos que hacen a la movilidad
docente-estudiantil, que como se dijo, están vinculados igualmente con el logro de un perfil
adecuado de docentes y estudiantes”.
• “La dimensión comunitaria o social ha referencia a aquellos aspectos que hacen a las relaciones
interinstitucionales entre la IES con el entorno en el que se inserta.
Incluye los acuerdos o contactos de la institución con entidades y/u organizaciones locales,
nacionales e internacionales, la realización de actividades formativas en el medio local, las
Conclusiones
Una institución de educación superior, por la naturaleza de sus actividades tiene una relación
estrecha con la sociedad, sus programas están vinculados a las necesidades de ésta y responden
a las exigencias del mercado.
Estos programas y la calidad de la educación superior necesitan de mecanismos de
autorregulación, autocontrol y autoestima institucional de las IES, estos mecanismos son los
procesos de autoevaluación, evaluación y acreditación.
En el primer caso la autoevaluación es la herramienta de autorregulación que además de hacer un
diagnóstico de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas permite desarrollar un plan de
mejoras integrales.
En el caso de la evaluación, permite medir y validar las metas y objetivos trazados pero además
facilita la comparación del estado actual de la IES con otra similar de su contexto cercano o
extenso, también puede dar lugar a un plan de mejora o de seguimiento permanente para
mantener o mejorar la calidad evaluada.
Respecto a la evaluación de la educación superior, esta, tiene como propósito determinar el
cumplimiento de los objetivos su pertinencia hacia el entorno social, desde la carrera, facultad,
universidad y/o sistema universitario; asimismo de identificar las falencias para tomar decisiones
en procura de prestar servicios de calidad.
En términos generales, la evaluación es la determinación sistemática del mérito, el valor y el
significado de algo o alguien en función a criterios respecto a un conjunto de normas, con el fin de
determinar el grado de cumplimiento de los objetivos previstos y la situación en se encuentra,
siempre con la finalidad de mejorar o dar solución a los problemas detectados.
Finalmente la acreditación es un proceso que a través de variables, dimensiones e indicadores
mide la calidad en cumplimiento de estándares establecidos, mejora la imagen de la IES, eleva el
compromiso de sus miembros y la confianza de la sociedad en cuanto a la respuesta que ésta da
a través de sus titulados insertados en el mercado laboral.
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