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LECCIÓN 1:

INTRODUCCIÓN GENERAL

Objetivos

 Fundamentar la necesidad del ministerio de Consejería Familiar


Cristiana en el ámbito de la iglesia.
 Diferenciar las competencias del Consejero Familiar de otros agentes
del cuidado de la familia
 Familiarizarse con los principios de intervención de la Consejería
Familiar Cristiana
 Aplicar la consejería para la prevención y resolución de crisis y
conflictos familiares

En esta lección veremos

a. Justificación
b. Delimitación del rol
c. Principios
d. Definición de familia
e. La familia como matríz de humanización

a. Justificación

¿Por qué es necesaria la capacitación en Consejería Familiar Cristiana?


La familia está en crisis. Es la opinión no solo de los especialitas e
investigadores sobre el tema, también hay concenso entre los líderes de las iglesias
cristianas, acerca de las nuevas y complejas problemáticas de las familias, entre las que
se destacan:

 Alta incidencia del divorcio


 Educación familiar inadecuada
 Ausencia de la imagen paterna
 Estilos de vida no sanos
 Alteraciones en los roles y dinámicas familiares

A estás problemáticas se suma por un lado el avance de ideologías que


desnaturalizan la función de la familia por estar apartadas radicalmente del propósito
original de Dios para la familia, y por otro lado, la falta de una capacitación bíblico
teológica que permita un abordaje consistente y sanador de la familia.

La visión que subyace a este curso es la implementación de un ministerio


de consejería familiar, con una perspectiva de los valores de Reino de Dios, articulada
con los aportes que puedan ofrecer las ciencias de la familia.
El propósito de este curso es desarrollar competencias ministeriales para el
ejercicio de la consejería desde una cosmovisión cristiana.

b. Delimitación del campo de práctica.

¿Quién puede realizar Consejería Familiar Cristiana?

Una pronta aclaración sobre las competencias del Consejero Familiar, ha de


ayudarnos a no incurrir en algunas distorciones que suele ocurrir en el campo de la
Consejería Familiar o de la consejería cristiana en general.

Al respecto, Valiño dice:

El riesgo es que llevemos el acompañamiento pastoral a cualquiera de


estos dos extremos: que lo convirtamos en una pseudoterapia o en una
conversación de amigos. En esto se ponen en juego los roles correctos que
debemos ocupar en la ayuda.
Nos equivocamos cuando, en el intento de “emparejarnos” con quien
busca ayuda, perdemos el rol del que acompaña, haciendo del espacio de ayuda
una mera “charla de café”. Pero tan erróneo como éste, es el otro extremo de
ubicarnos en el rol de terapeutas cuando no lo somos, pretendiendo
interpretaciones psicológicas o directivas médicas con escasa o ninguna
capacitación para eso.
El acompañamiento pastoral tiene un espacio propio, no necesita
“robar” el espacio de los amigos ni el espacio profesional. Cubre otras
necesidades, ayuda desde un lugar valioso, complementario a otros vínculos que
también son útiles.
Tenemos la posibilidad de ayudar y también ser éticos y ser
espirituales, al mismo tiempo.

La consejería Familiar no debería confundirse con una charla


entre amigos ni con una terapia clínica.

Conviene entonces delimitar el campo de intervención del consejero


familiar. Existen dos tipos de intervención en familia:

1. La intervención familiar educativa


2. La intervención familiar terapéutica

Intervención Familiar Educativa

Se refiere al proceso que permite a la familia recibir información,


producir conocimientos sobre determinadas problemáticas y promover
cambios que ayuden a la salud integral de la familia. Pretende estimular la
adopción de estilos de vida saludables y patrones de relacionamiento funcionales
y adaptativos.

Los objetivos de la Intervención Familiar Educativa son:


 Reforzar las fortalezas con las que cuenta la familia
 Contribuir a la prevención de comportamientos de riesgo a la
salud de la familia
 Facilitar la modificación de los comportamientos perjudiciales a
la convivencia familiar.

¿Cuáles son las familias que pueden recibir consejería familiar?

 Cualquier tipo de familia, funcional o no, que requiera


información y orientación sobre las características de las etapas
evolutivas, sobre las funciones de la familia o sobre el afrontamiento
a situciones de crisis.
 Familias que solicitan orientación sobre la toma de decisiones
ante eventos vitales importantes.
 Familias disfuncionales que requieran la derivación e intervención
terapéutica de un profesional de la salud

El rol del Consejero Familiar.

Queda claro que el rol del Consejero Familiar es un rol docente, cuya función
es facilitar recursos para que la persona y la familia tomen decisiones que le permitan
realizar cambios saludables en el marco de su relación con Dios.

No es una prescripción
No es una mera opinión
No es terapia

El ministerio distintivo de la consejería familiar

La Consejería Familiar Cristiana se encuentra dentro del marco del


ministerio pastoral de la iglesia, que a su vez se encuentra dentro del marco del
Ministerio de Educación Cristiana. El sustento teórico de la Consejería Familiar Cristiana
es la Teología Práctica y las Ciencias de la Familia.

La Consejería Familiar Cristiana como saber científico

Si bien la base para la CFC se encuentra en las Escrituras y en los criterios


bíblicos para la familia, no por ello el Consejero Familiar debe desentenderse de los
aportes que pueden ofrecer las Ciencias de la Familia a su tarea. Entendemos Ciencias
de la Familia como el espacio espistemológico que tiene por objeto de estudio al grupo
familiar y se vale de los recursos metodológicos que proveen la sociología, antropología,
psicología, economía, etc.

La CFC como don

Además consideramos que la CFC es más que un saber académico y mas


que una habilidad natural. Creemos que es un don del Espíritu Santo, una gracia
especial de Dios, que capacita con discernimento, palabra de ciencia, revelación y que
genera una disposición empática que hace al Consejero Familiar Cristiano, un actor
sensible, empático y accesible a las necesidades de la familia.

Derivaciones

Entre las funciones que debe cumplir el CFC, se encuentra la derivación a


profesionales de la salud y del servicio social.

La derivación no significa “pasar el problema” a otro profesional. Requiere de


una adecuada dedicación y seguimiento de la persona que vino a consultar al pastor

La derivación debe realizarse:

 Siempre que en una persona o en el seno de una familia nos encontremos


con una patología grave. Por grave entendemos que pueda ser dañina tanto para el
sujeto que lo sufre como para los que conviven y se relacionan con él.
 Siempre que el grado de desestructuración interna del sujeto, provoque
dinámicas de interacción enajenantes o dolorosas para los miembros que la componen
como en el caso de las adicciones.
 Siempre que la solución al problema tenga fácil solución con la
intervención directa del especialista.

María Elena Mamarián señala algunos indicios que revelan la necesidad de


una derivación:

- Pérdida de lógica y coherencia en el discurso.


- Visiones y llamados mesiánicos, religiosos, etc.
- Ideas de ser objeto de persecución, ataques o daños.
- Ideas de muerte (abiertas o encubiertas)
- Ideas fijas, no reductibles.
- Cambios de carácter bruscos y agudos.
- Retraimiento social severo y pérdida de interés por las tareas habituales.
- Disminución franca del apetito (pérdida de peso) y trastornos del sueño
(hipersomnia o insomnio).
- Ideas obsesivas (de contaminación, de agresión, etc.).
- Actos compulsivos (lavado de manos, verificación, etc.).
- Depresión intensa y persistente luego de una pérdida o stress intenso.
- Conductas impulsivas (juego, droga, alcohol, sexo).
- Trastornos de alimentación.
- Intensa culpa y/o angustia.
- Problemas sexuales serios.
- Situaciones “raras” que no podemos definir.
- Trastorno de ansiedad severo (alteración de las funciones físicas y
mentales).
- Violencia familiar.
- Trastornos de alimentación (bulimia, anorexia).
- Cuando el problema excede las posibilidades del asesor (por tiempo, por
edad, por experiencia o temática).
- Por limitación emocional del propio asesor (porque toca su propia
problemática, le produce angustia, intensa reacción emocional negativa hacia el
consultante).

¿Cómo derivar?

 Garantizando una derivación adecuada. Para lo que tendremos que


informarnos correctamente de: que profesional es el más indicado, que requisitos son
necesarios para acceder a él, particularidades de su modo de intervención, valores.
 Una vez seleccionado el profesional, informaríamos a la familia lo mas
detalladamente posible de todo lo concerniente a dicho profesional y al proceso a seguir,
y la motivaríamos a iniciar la consulta.
 Por último, antes de derivar, habría que comprobar que la persona ha
entendido todo bien, tiene intenciones de iniciar y terminar el tratamiento, y que en caso
de necesidad siempre pueden acudir al pastor.

¿Y después?

No hay que olvidar hacer un seguimiento de la evolución del proceso, ya


sea por teléfono y entrevistas concertadas.

¿Qué otros profesionales pueden atender disfunciones que exceden el rol del
CFC?
 Desde las ciencias de la psicoterapia

 Psicólogos: trabajan con patologías estructurales: neurosis, psicosis,


perversiones y adicciones.
 Psiquiatras: además de lo anterior, tiene la capacidad de prescribir
mediación.
 Médicos: Trabaja con las disfuncionalidades orgánicas.

 Desde las ciencias sociales:

 Psicólogo Social, Trabajador Social, Couseling, Técnicos en Minoridad.

 Desde las Ciencias del Derecho

 Abogados, Jueces, Consejo del Menor y la Familia, etc.

 Desde los ministerios carismáticos.

El CFC se diferencia de otros abordajes que en la actualidad se implementan


en las iglesias (sanidad interior, liberación) porque aspira a que su intervención esté
fundamentada desde el rigor científico, tomando en cuenta las distintas taxonomías que
provienen desde la ciencias bíblicas y desde las ciencias de la salud.

La currícula de la Psicología Pastoral que se desarrolla en los Seminarios,


Institutos Bíblicos o Facultades de Teología, está elaborada desde un encuadre
espistemológico que aspira a dar confiabilidad y validez al abordaje del asesoramiento
pastoral. Aquí hay que advertir sobre la masiva propuesta de soluciones rápidas,
sanidades al paso, o falsos sanadores de éxitos tan rápidos como dudosos.

Con esto no estamos descalificando la propuesta que desde los recursos


bíblicos puede hacerse en las iglesias para la sanidad de las muchas heridas que tiene el
alma humana. Pero si, estamos diferenciando ambos espacios, ya que el asesor pastoral
está capacitado para discriminar la normalidad de la patología desde una
fundamentación científica.

c. Principios para el Consejería Familiar

¿Cuáles son los principios distintivos que orientan la tarea del CF?

Las nuevas complejidades que presentan las familias en la actualidad. pone


a la iglesia frente a nuevos desafíos que no deben ser acometidos desde posturas
fundamentalistas del pasado ni desde el relativismo facilista del presente. El desafío pasa
por generar nuevas respuestas para nuevas problemáticas familiares.

Sin ánimo de ofrecer recetas, quisiéramos proponer para la reflexión y el


debate algunos principios a tener en cuenta para la acción educativa del CFC.

1. El principio bíblico.

Repitamos la pregunta: ¿Qué posición debería asumir la iglesia frente a las


nuevas formas de organización familiar y que tipo de pastoral instrumentar?

En primer lugar toda congregación debería elaborar un marco bíblico de


referencia que la orienten en la acción pastoral. Cada iglesia podrá hacerlo desde su
propia tradición y hermenéutica, pero deberá hacerlo. A manera de ejemplo, damos el
que los pastores utilizan en una iglesia del Gran Buenos Aires.

Credo de la familia cristiana

 Creemos que la familia tiene su origen en un acto creador de Dios.


(Génesis 1: 26-28)

 Creemos que el matrimonio es monogámico, heterosexual y


permanente (Génesis 2:24 –Mateo 19:8)

 Creemos que uno de los propósitos del matrimonio es la procreación


(Génesis 1:28)

 Creemos que ambos cónyuges están en igualdad de dignidad,


capacidad y responsabilidad (Génesis 1:27 – Gálatas 3:27-28)

 Creemos que los hijos deben honrar a los padres (Éxodo 20:12)
 Creemos que los padres son los primeros responsables en la
enseñanza de sus hijos (Deut: 6:7-9)

 Creemos que todo niños tienen derecho a la vida desde el momento de


concepción (Salmo 139:16)

 Creemos que las relaciones sexuales están reservadas exclusivamente


para la vida matrimonial (Génesis 2:24 – Deut. 22:13-20 – Mateo 1: 18-
19 – I Cor. 7: 1-2 y II Cor.11:1-2)

 Creemos que cuando se inicia un proyecto matrimonial, lo deseable es


que ambos sean del Señor (2 Corintios 6:14)

 Creemos que la familia tiene un sentido de misión hacia la comunidad.


Génesis 12:1-2

Estos principios fundantes y fundamentales, sirven en nuestro caso para la


orientación de familias tanto “normales” como familias “diferentes”.

¿Qué hacer y como aconsejar a las familias que se conforman por fuera de
este marco?

La consejería familiar solo puede aplicarse a los que piden o permiten


ser acompañados para ajustar su situación a este marco de referencia.

Si bien este marco de referencia no debe alentar a la discriminación (respeto


por la libertad, realidad y necesidad del que es diferente) la iglesia tiene como misión
llamar a sus miembros a vivir de acuerdo a los estándares bíblicos. Este marco de
referencia es una toma de posición, respetuosa del otro, pero clara y firme si quiere ser
auténticamente bíblica.

Debemos asumir que la consejería familiar incluye la transmisión de valores.


La consejería debe señalar un rumbo, y debe estar convencida de que ese es el rumbo
correcto. En otras palabras: la acción del consejero cristiano tratará de hacer comprender
la necesidad de coherencia entre la elección de vida y la fe que se profesa.

Las personas que se alejan de este marco deben ser tratadas con gran amor
y respeto, deben ser sostenidas, procurarles estima, solidaridad, comprensión y ayuda
concreta, pero la acción del consejero cristiano hará todo lo posible para orientar a estas
personas a regularizar su propia situación a la luz de los principios cristianos.

2. El principio axiológico

El segundo principio para responder a nuestra pregunta sobre las acciones de


consejería cristiana en favor de la familia en medio de la diversidad de modelos y crisis
familiares, es el criterio axiológico: creemos que es necesario una consejería desde los
valores fundacionales.
Como referencia, tomemos los valores dados en el “modelo” familiar dado
entre las tres personas de la Trinidad. Pensar la familia desde Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo, desde las relaciones intratinitarias, puede ayudarnos para rescatar los
valores fundacionales que deben esperarse dentro de cualquier modelo familiar. Entre
las tres personas de la “familia divina” encontramos valores como:

 Autoridad-Sujeción
 Servicio-Cooperación
 Fidelidad-Confianza
 Unidad-Diversidad
 Creatividad-Tradición

¿De que sirve discutir sobre la validez de la familia nuclear o monoparental si


en ella imperan antivalores como el autoritarismo que impone o la laxitud que permite
cualquier cosa?

Cada comunidad eclesial y educativa deberá darse a la tarea de elaborar un


marco referencial que aluda a los valores fundacionales y que le permita orientar su
consejo.

Mientras los nuevos (y viejos) modelos familiares no den respuesta a los


valores inherentes de la familia extraídos de la relación trinitaria, deberán ser observados,
evaluados y ajustados. La ambigüedad de algunos modelos familiares del presente, nos
desafía a revisarlos a la luz de aquellos valores.

3. El principio funcional

Nuestro primer intento de respuesta es que las crisis y los cambios en los
modelos familiares deben inquietarnos en la medida que afecten la función básica de la
familia. En otras palabras, la familia está en situación de riesgo en la medida que los
cambios impidan la plena realización humana de sus miembros.

Creemos que las crisis y los modelos familiares deben preocuparnos en tanto
acarreen disfunciones familiares, más aun cuando observamos que algunas disfunciones
parecen tener lugar en el modelo intacto de familia.

Los modelos de familia pueden cambiar. La familia no es inmutable. Lo que no


puede cambiar es la función que cumple la familia en la constitución del individuo como
persona.

Creemos que es legítimo preguntarnos ¿En que medida las crisis y los
cambios en los modelos familiares producen disfunciones familiares o alteran las
funciones familiares?

Tomemos como ejemplo alguna de esas funciones:

 Función socializadora: ¿puede una familia de padre ausente iniciar en el


infante la construcción de la ciudadanía?
 Función de la construcción del psiquismo ¿Puede una familia
monoparental masculina inscribir el significante femenino en el psiquismo de la hija? O
¿Puede un matrimonio igualitario generar la oportunidad de una identidad heterosexual?

 Función biológica: ¿Cuál será el impacto de la fertilización asistida sobre


el proyecto de vida de los futuros progenitores?

 Función contenedora ¿Cómo procesarán los hijos la labilidad de los


vínculos matrimoniales?

Tal vez sea prematuro responder a estas preguntas, pero nos parece
apropiado insistir sobre la necesidad de las funciones de la familia como criterio para
evaluar la validez de los modelos.

Un ejemplo pueda ayudarnos en el entendimiento de esta insistencia. Cuando


la familia extendida pasó al modelo de la familia nuclear, se resintió una de sus funciones
vitales en especial para uno de sus integrantes: la función de reconocimiento y contención
a los ancianos.

Si bien es cierto que la familia ha evolucionado para bien de sus actores, en


especial para la mujer y los niños, no podemos afirmar que lo mismo haya ocurrido con
la tercera edad. La familia nuclear aun tiene pendiente responder a las necesidades de la
tercera edad. De echo es la franja etárea mas vulnerable a pesar de los avances de la
tecnológica y la medicina.

4. El principio inclusivo.

Sería simple (o simplificador) si solo nos guiáramos por los principios


anteriores. Pero la iglesia no es una elite de personas virtuosas que alcanzaron ideales de
vida familiar solo accesible para unos pocos. La iglesia, además de marcar el camino,
debe incluir a todos en el camino. “Vengan a mi todos …. “

Las funciones y los valores familiares son principios muy importantes para
discernir como aconsejar, pero corren el riesgo de convertirse en ideales rígidos que nos
impidan ver y acercarnos a la realidad tal cual llega a nuestras comunidades. Una
consejería que no tenga en cuenta el amor y la gracia inclusiva de Dios, deja de ser
cristiana.

El deber ser suele convertirse en reglas y formas de juzgar a los demás.


Siguiendo a una reciente reflexión que pertenece a Néstor Míguez, para abordar
pastoralmente la diversidad familiar siempre será necesario hacer referencia a la gracia
inclusiva de Dios, porque esa es la realidad misma del Dios que nos salva y adoramos.

Cuando leemos los dos primeros capítulos del Génesis podemos ver la acción
de Dios formando a la pareja humana para el amor y la procreación, y podemos deducir
que en el encuentro varón-mujer, en la estabilidad y perduración de ese amor, y en su
singularidad, se muestra el propósito divino. Pero a poco de andar muchos de los más
significativos personajes que hacen a nuestra historia de salvación se apartan de esa
norma, y no por eso Dios los desecha.

De entrada, en la primera familia humana ocurre un feroz fratricidio. Ni


Abraham ni Jacob fueron monógamos, ni mucho menos David o Salomón. Oseas se casa
con una adúltera por mandato de Dios. O, en el otro extremo, Nehemías ordena el
divorcio de todos los israelitas que hubieran tomado mujeres extranjeras. Y podríamos
encontrar muchos ejemplos en el Antiguo Testamento de familias disruptas de acuerdo a
estos ideales. No estamos diciendo que tengamos que imitarlos, lo que señalamos es
que Dios no los excluyó.

En el Nuevo Testamento no tenemos descripciones de la vida familiar de sus


personajes, de manera que es imposible decidir su cumplían o no el propósito original de
Dios para la familia. Hasta donde sabemos, Jesús permaneció soltero. Pedro era casado,
pero Pablo no, e incluso recomienda no casarse. Aunque en 1Tm, por el contrario, se dice
es recomendable que las viudas jóvenes vuelvan a casarse. Parece que no todos daban
por sentado la monogamia, por lo que recomienda que al menos los obispos lo sean.

En otras palabras, sea cual sea el “ideal” de Dios, su amor es más grande,
de manera que su salvación incluye a muchos que no se adaptan a esa norma, y
aún así se hacen testigos de su mensaje y acción salvadora. Uno encuentra familias
“tipo” llenas de vicios destructores, y hermosos ejemplos de amor y abnegación en
familias “no ideales”.

Creemos entonces que cualquiera sea el criterio para conformar la acción


pastoral de la iglesia, debe apoyarse sobre la realidad del amor de Dios, que siempre es
inclusivo y nunca excluyente, y del amor que pueda brindarse a todos sus miembros.

5. El principio desde la casuística

La casuística es parte de la teología moral que trata de la aplicación de los


principios morales universales a los casos particulares

Los consejeros y la comunidad eclesial se preocuparán por conocer tales


situaciones y sus causas concretas, caso por caso. Los consejeros, por amor a la verdad,
están obligados a discernir bien cada caso particular. En efecto, hay diferencia entre
los que sinceramente se han esforzado por salvar sus matrimonios, y los que ante la
simple razón de incompatibilidad de caracteres lo han abandonado para contraer nuevas
nupcias.

Deben tenerse en cuenta situaciones de extrema ignorancia y pobreza,


condiciones sociales y políticas injustas, madurez psicológica, contexto cultural, etc.

En particular, debe tenerse en cuenta la condición espiritual de las


personas. Por ejemplo creemos que aquellos que lleguen a la iglesia con modelos
familiares distorsionados antes de conocer a Dios, deben ser orientados a partir de su
nueva realidad espiritual y no retrospectivamente.

6. Principio preventivo

La iglesia debe anticiparse a los futuros escenarios familiares. ¿Como


será la familia del futuro y cual será la pastoral mas adecuada para ella? Creemos que no
habrá lugar para una consejería rígida, pero tampoco para una consejería sin
convicciones. Ni una consejería tipo ameba, exageradamente flexible para lo cual todo
vale, ni una consejería tipo tortuga, encerrada bajo la caparazón de normas inflexibles. La
consejería del futuro tiene que ser una consejería con esqueleto, es decir, fuerte, con
convicciones sólidas, pero abierta y flexible

d. Definición y funciones de la familia

Qué entendemos por familia? El término “familia” abarca una gran cantidad
de características, conductas y experiencias.

Para entenderla se requiere un estudio bastante detenido en varias


ramas del saber humano como la historia, la antropología, la sociología, la genética, la
economía, el derecho, la psicología, etc.

Aunque todo ser humano, por haber crecido en algún tipo de familia tiene
una idea más o menos clara de que es una familia -al menos la suya- es muy difícil
definir satisfactoriamente este término.

Las familias varían considerablemente en forma, tamaño y organización.


Las diferencias no sólo se notan a través de las edades y por la ubicación geográfica, sino
que también en nuestra época y en cada uno de nuestros propios países encontramos
una variedad inmensa de familias.

Podríamos hacer tantas definiciones de familia como culturas donde se


encuentren: la definición de una familia rural escandinava será diferente a una familia
neoyorquina, o una familia aborigen…

La definición de familia que se daba desde la perspectiva de las ciencias


sociales era “la unidad social básica formada, alrededor de dos a más adultos que viven
juntos en la misma casa y cooperan en actividades económicas, sociales y protectoras y
en el cuidado de los hijos propios o adoptados”

Tradicionalmente se ha vinculado la palabra famŭlus, y sus términos


asociados, a la raíz fames («hambre»), de forma que la voz se refiere, al conjunto de
personas que se alimentan juntas en la misma casa y a los que un pater familias tiene la
obligación de alimentar.

Etimológicamente, la palabra “familia” proviene del latín “familus” que significa


“sirviente que pertenece a un amo”. La familia está estrechamente unida a un régimen
de propiedad y a un sistema de producción; el esclavista. Dentro de la familia había
una esclava que era justamente la mujer.

Una definición de familia más compleja podría ser:

La familia es una sociedad que participa de un colectivo de


significaciones comunes y que está conformada por un conjunto de personas
unidas por vínculos biológicos, afectivos, consensuados o jurídicos con el
propósito de satisfacer las necesidades comunes
Esta definición nos permite abordar a la familia desde tres dimensiones:
como producto natural, cultural y simbólico.

En efecto, la familia pertenece al orden de lo natural ya que la precariedad


biológica con la que nacemos, requiere necesariamente a hacernos de vínculos bio-
sociales que nos permitan la sobrevivencia. El ser humano es el más dependiente de los
mamíferos. Su alta complejidad biológica-fisiológica requiere del suministro de una
atención inmediata, sin la cual moriría a las pocas horas. Esta dependencia es lo que lo
lleva a vincularse a una red bio-social que lo está esperando para responder a sus
necesidades. A ese primer dispositivo bio-social, la llamamos familia.

Pero hablar de familia como solo como un hecho natural, sería caer un
reduccionismo. Como nos advierte Hugo Santos en una reciente ponencia sobre el tema,
“Todo lo que podríamos llamar natural del ser humano esta pasado por el tamiz y
significación de la cultura”.

La familia pertenece al orden de lo cultural ya que además del sustrato


biológico, el recién nacido encuentra que esa red social tiene un formato determinado
de acuerdo al lugar y época que le haya tocado: no será lo mismo nacer en una familia
rural que en una familia urbana, en una familia monoparental que una familia ensamblada,
en una familia del medioevo que en una familia posmoderna. La cultura familiar que acoja
al recién nacido estructurará su forma de ser en la vida y le dará una identidad que lo
identificará y a la vez lo diferenciará.

Culturalmente hablando, podemos encontrar un verdadero mosaico de


modelos familiares (familias a la carta):

 Familias exogámicas, familias endogámicas


 Familias patriarcales, matriarcales y fratiarcales
 Familias de producción, familias de consumo
 Familias monoparentales, nucleares, extendidas, ensambladas, tribales,
clánicas.

Esta consideración nos lleva afirmación eje importante: la familia se


caracteriza por ser es un sistema abierto, flexible y permeable al contexto, con una
estructura interna dinámica que permite cambios para seguir cumpliendo sus funciones y
permanecer en el tiempo

Visualizar la familia como producto cultural, nos ayudará a disminuir nuestras


ansiedades frente a los cambios. En tanto institución social la familia siempre ha sido
impactada por los cambios culturales. Lo ha estado desde su origen. ¿Qué diríamos hoy,
si en nuestras familias tendríamos que obedecer al mandato bíblico del levirato, donde el
hermano mayor estaba obligado a casarse con la viuda de su hermano?

¿Qué diríamos hoy, si en nuestras familias tendríamos que obedecer al


mandato bíblico del levirato, donde el hermano mayor estaba obligado a casarse con la
viuda de su hermano?

Por último, la familia pertenece al orden de lo simbólico, ya que al nacer el


individuo se encuentra con un universo de significantes: por ejemplo la perduración del
apellido.
La familia es un sistema gobernado por reglas. Acuerdos relacionales que
prescriben los comportamientos individuales. La mayoría de los acuerdos no son
concientes. Pertenecen al orden de lo simbólico. Por ejemplo, “Cuando venga tu padre…”.
Algunas de esas reglas suelen convertirse en mitos “Los hombres no lloran…”

El orden de lo simbólico de la familia es el que deviene de los mandatos


familiares que se internalizan como relatos inmutables.

También merecen destacarse las modificaciones en el ámbito simbólico,


que se manifiestan en nuevos modelos de familia y estilos de relación familiar, en
sociedades en continuo cambio que desafían los roles familiares tradicionales
e imponen nuevos retos y tensiones a sus miembros.

Pero veamos como los 3 ordenes se entrelazan entre si: Lo natural,


(nacimiento) lo cultural (inseminación artificial) Lo simbólico (hijos a la carta)

Por pertenecer al orden cultural, debemos responder al desafío de la bioética

Junto a este contexto de familias nuevas, comienzan a aparecer otras que


tienen su origen en la inseminación artificial y manipulación genética, y que obligan a una
permanente atención para valorar su sentido ético de cara a su regulación:

 –Familias por inseminación de mujeres de hasta 65 años que desean tener


un hijo.
 –Madres o abuelas de alquiler, para facilitar hijos a parejas que no pueden
tenerlos.
 –Fecundación con semen del marido muerto.
 –Familias a la carta desde la selección genética.
 –La clonación como medio para “reencontrar” a un hijo muerto, o solucionar
problemas de salud. etc..

¿Cuáles son las funciones distintivas de la familia?

La importancia de la familia en toda sociedad nos lleva a comprobar que


cumple funciones muy importantes para la vida humana y social. Vamos a enumerar cinco
de las funciones más importantes de la familia en general:

•Regulación de la sexualidad.

•Procreación

•Unidad de producción y consumo

•Educación

•Socialización de las nuevas generaciones

e. Matriz de humanización.
Pero volviendo a nuestra definición de familia, en triple dimensión, podemos
sintetizar todas las funciones en una sola: siendo que la familia es la estructura social que
el ser humano encuentra al nacer y es la que nos permite identificar la principal función
de la familia, que a nuestro entender es la plena humanización de la persona.

Parece que todas las funciones de la familia (amor, pertenencia, seguridad,


contención, límites, etc) quedan subordinadas a esta función capital: la familia como
primer y más importante espacio social de humanización. Sin ese espacio el ser humano,
o muere (marasmo) o queda en proyecto (Niño de Aveyron y otros casos). En otras
palabras: en la familia se aprende a ser humano.

Tengamos en cuenta esta afirmación, porque es la nos servirá de criterio para


evaluar cuando un modelo familiar puede ser considerado familia sana o funcional o
cuando cae fuera de esa categoría.

Nadie ha llegado a adulto, sin que hayan intervenido otros adultos. Las abejas
llevan escrito en sus genes su sistema político y no lo cuestionan. En cambio los hombres
han de elegir sus valores y estilo de vida. El hombre llega despojado totalmente y por
esto necesita de otro hombre para llegar a ser hombre.

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