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República Bolivariana de Venezuela

Instituto Bíblico Teológico


“Dios Es Amor”
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APÓSTOLES DR. CALOR Y ROSA DE BELIZARIO
DIRECTORES GENERALES

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CÓDIGO 007
CONTENIDO

1. EL FUNDAMENTO DE LA CONSERJERÍA.

2. VISIÓN DE LA FUNDAMENTACIÓN DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA

TERAPÉUTICA

3. LA BÚSQUEDA DE UNA PERSPECTIVA BÍBLICA DE LA CONSEJERÍA

4. EL CONFLICTO CULTURAL

5. EL RETRASO CULTURAL

6. AUTORIDAD

7. HERMENÉUTICA

8. LA INTEGRACIÓN: EL PROBLEMA BÁSICO

9. LA BÚSQUEDA DE UN ESTILO DE CONSEJERÍA EN JESÚS

10. ¿TUVO JESÚS UN ESTILO DE CONSEJERÍA?

11. ACERCAMIENTOS EN LA CONSEJERÍA CRISTIANA

12. UN PUNTO DE VISTA BÍBLICO PARA LA CONSEJERÍA

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EL FUNDAMENTO DE LA CONSERJERÍA.

Si queremos aconsejar a alguien necesitamos conocer a la persona, cuáles son sus


necesidades ¿cómo saber que si es verdad, correcto o apropiado lo que dice el aconsejado?
¿Cómo saber que si es verdad, correcto o apropiado lo que sabemos?
Saber del aconsejado ( si es creyente) – sus luchas, si no, saber que es un ser humano.
¿Cómo saber que lo que sabemos es verdad? (Una nueva mirada a la consejería
bíblica). Los teólogos desde la perspectiva liberal compatibilizaron con la esencia
humanista y la matizaron con tintes evangélicos.

Pero… primero una serie de preguntas. ¿Podemos usar las ciencias de la conducta?
¿Las podemos usar, o verlas como algo mundano o demoníaco? ¿La psicología
complementa, remplaza o se somete a la Palabra de Dios? El creyente comprometido con
la palabra ¿cómo puede integrar su lealtad Escritural con el conocimiento de la psicología
“secular”?
En el ámbito teológico y algunas veces en lo cotidiano oímos decir “todos somos
teólogos” e igualmente “¿todos somos sicólogos?” ¿Cómo reaccionará la gente, los hijos,
los padres, etc. a ciertas situaciones y a la respuesta que demos? ¿Cómo funciona el ser
humano?
Consciente o no todos tenemos una idea. Hay varios niveles para hacer la integración
de esta serie de preguntas.
¿Cómo podemos integrar la Biblia con la psicología? ¿Cómo integro mi profesión,
con mi profesión de fe cristiana? “Manejos de fobias” ¿dice algo la Biblia? ¿Cómo
integrarlo? Antes de entrar al procedimiento debemos pensar si es posible pensar en
filtrarlo por las Escrituras. El hecho de que se puedan mezclar dos cosas no quiere decir
que sea bueno ¿puede ser integrada la teología con la psicología? ¿Puede mezclarse el
aceite y el agua? “Ontológicamente si es posible pero, la verdad es que no se puede. “Una
cosa es que se pueda y otra si se debe”. Entonces como contestar a la pregunta ¿cómo lo
integramos?

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VISIÓN DE LA FUNDAMENTACIÓN DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA
TERAPÉUTICA

* La Visión de la Consejería Bíblica es simple y dinámica. Creemos que la enseñanza


bíblica sobre Dios, el hombre, nuestros problemas y sus soluciones es el único fundamento
sólido para una consejería verdaderamente bíblica. La Biblia no es algo que podamos
"añadir" o "integrar" a un sistema de consejería cuyas raíces se encuentran en escuelas
psicológicas de pensamiento. La Palabra de Dios es mucho más que una "cita" a título
anecdótico al final de una sesión de consejería. Nuestra meta es practicar, enseñar y
difundir una metodología de consejería construida sobre los principios bíblicos de
resolución de conflictos y de cambio personal.

* Si eres un pastor, consejero, maestro, madre, médico, si estás en contacto con gente
necesitada y buscas la manera de poder ayudarles, estamos convencidos de que en primer
lugar necesitas un buen conocimiento de las Escrituras más que cualquier otra cosa, para
después poder recibir una formación en consejería que te ayude a ver las implicaciones y
aplicaciones prácticas de la Palabra de Dios. La Biblia es tremendamente profunda y
práctica. Es capaz de abrir nuestro entendimiento a las necesidades más profundas del
corazón humano. Tan sólo la Palabra de Dios puede alejar nuestros pasos del pecado, del
dolor y de una vida centrada en uno mismo para poder vivir una vida plena, centrada en
Cristo y vivificada por el Espíritu.

* Estamos rodeados de problemas que parecen no tener esperanza, pero la Palabra de


Dios ciertamente nos da el derecho y nos capacita para poder ofrecer una esperanza
auténtica a todos aquellos que aún viven en rebelión contra Dios y se ven abrumados por
sus situaciones. Una consejería genuinamente bíblica es capaz de distinguir cuál es el
problema central del alma en medio de un complicado amasijo de síntomas. Puede, por lo
tanto, tratar con pensamientos, hábitos y conductas que son pecaminosos y destructivos,
para poder ofrecer esperanza y cambio basados en otro fundamento diferente a uno mismo:
Cristo.

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El objetivo es plantear los principios valorativos que nos llevaron a establecer el
perfil del Acompañamiento Pastoral con enfoque contextual, con el fin de elaborar una
propuesta terapéutica coherente con este marco epistemológico.

Por marco epistemológico se pretende explicar el fundamento o cosmovisión desde


donde se parte para hacer la Asesoría o Acompañamiento Pastoral. Desde la perspectiva
teológica, nuestro marco de referencia es la Teología Práctica propuesta por Clinebell
(1992), Friedman (1996), Floristán (1993) y Baumgartner (1997), Baltodano (2003), la cual
es desafiada por el contexto global y las necesidades imperantes de las comunidades y
familias empobrecidas. El contexto nos interpela en la búsqueda de la justicia, la equidad
de género y una espiritualidad coherente con los valores del Reino de Dios.

LA BÚSQUEDA DE UNA PERSPECTIVA BÍBLICA DE LA CONSEJERÍA

Haciendo eco de la actual polémica en torno a los modelos bíblicos de consejería, este
estudio trata con los diversos problemas a resolver antes de que pueda alcanzarse la
integración entre los puntos de vista bíblico y psicológico. Así, se explora el repertorio
del rol cumplido por Jesús como una posible fuente de modelos bíblicos de consejería.
Este estudio propone que la forma en que se relacionó Jesús proporciona una variada gama
de modalidades de intervención-redención en la ayuda a las personas. Se nos presenta un
continuo integrado de roles de consejería que van desde el profético-confrontativo y
pastoral docente al sacerdotal confesionario. El artículo termina hablando de las
consecuencias y provecho de tener un repertorio de roles de consejería.

En nuestra calidad de profesionales en el campo de la salud mental, hemos sido


separados unos de otros a causa de nuestras diferentes preparaciones académicas y
orientaciones teóricas. Pero esto es sólo parte de la triste historia. Más importante aún,
es que hemos sido separados de aquella gran parte del cuerpo de Cristo que teme a la
psicología.

Este artículo es una contribución a la tarea de salvar la brecha existente entre las
diversas profesiones de ayuda y está destinado a comunicarse con aquellos que en la iglesia
se sienten amenazados por nosotros. La mayor tarea que enfrentamos es la integración
entre las diversas profesiones de salud mental y entre los terapeutas cristianos y la iglesia

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cristiana. Es en este contexto (de la necesidad de integración) que ofrezco estos
pensamientos acerca de la forma de relacionarse de Jesús.

Harry Blamires (1953) sostiene que no existe una mentalidad cristiana es decir, no
existe un punto de vista colectivo a partir del cual los cristianos puedan conversar unos con
otros respecto del punto de vista cristiano tocante a los mayores problemas de nuestro
tiempo. Creo que la presentación de conferencias y artículos son un punto de partida en el
establecimiento de una mentalidad cristiana colectiva. Pero tenemos unos cuantos
obstáculos que sortear antes de poder salvar la brecha existente entre las dos culturas, la
teológica y la científica.

EL CONFLICTO CULTURAL

El primer obstáculo que debemos enfrentar es el problema del conflicto cultural.


Históricamente el cristiano ha debido hacer frente a desafíos a la fe. A menudo estos
desafíos han provenido de dentro del cristianismo. A través de la historia estos desafíos
han sido presentados por cristianos que se han sentido incómodos con la ambivalente
postura de "estar en" el mundo pero no "ser del" mundo. Como cristianos evangélicos
todavía luchamos con una relación insegura con la cultura. Richard Niebuhr (1951) llama a
esto la posición Cristo en contra de la cultura. Si hemos de hacer una realidad de la
integración, debemos encontrar las formas de llegar a un entendimiento con esta posición
anticultural. Algunos de nosotros hemos cerrado los ojos a este problema haciendo una
división entre nuestra consejería y nuestra fe cristiana. No creo que esta sea una buena
forma de responder al desafío. No hacer caso de la controversia entre Cristo y la cultura
no es una posición más satisfactoria que la posición separatista. Necesitamos afirmar y
demostrar que Cristo no está necesariamente en contra de la psicología, la sociología, el
trabajo social y las perspectivas de la salud mental. Necesitamos encontrar las formas en
que la iglesia haga frente a los puntos de vista del mundo que se presentan amenazadores y
desafiantes a su posición. Estoy convencido de que para alcanzar la integración
necesitamos reformular el asunto de la relación entre Cristo y la cultura. Esto nos llevaría
a no confundir a Cristo con la cultura o la evangelización cultural con la cultura cristiana
(Dolby, 1972).

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De modo entonces que el corazón del problema de la integración del cristianismo y la
salud mental se haya la necesidad de reintegrar nuestras dos culturas, la teológica y la
científica. Hay quienes han abandonado del todo la empresa considerándola imposible,
sin sentido o anticristiana. Pero enfrentamos todavía el problema de cómo establecer una
relación entre la revelación y la investigación científica. Me parece que necesitamos
intentar algo que Constantino y Calvino procuraron y lograron hacer con resultados
discutibles, ir más allá de la teología y la psicología. Necesitamos desarrollar una
perspectiva cristiana de la salud mental.

Desarrollar un modelo integrado será únicamente posible adoptando una posición


totalmente distinta de la perspectiva Cristo contra la cultura. Si bien necesitamos mantener
un compromiso con la autoridad e inspiración de las Escrituras y seguir creyendo en la
influencia corruptora y destructiva del pecado en el pensamiento del hombre, no podemos
mantener por mucho tiempo la vitalidad de una cultura o comunidad renunciando a todo lo
que tiene origen en el pensamiento o investigación extra bíblica. Supongo que la mayoría
de nosotros se somete a la antigua cultura evangélica de rehusarse a investigar aquello que
por quedar fuera del conocimiento y placer que aceptamos, no contribuye a nuestra salud
espiritual y mental (Rieff, 1968, p. 254). Me parece que nuestros esfuerzos podrían
tomarse como intentos personales o de comunidad por estabilizar la propia relación
ambivalente con nuestra fe.

Debemos tomar conciencia de la existencia de un vacío en la continuidad de la


cultura evangélica y la comunidad cristiana a fin de proceder a su restauración y sanidad.

EL RETRASO CULTURAL

Un segundo problema que enfrentamos aquellos que nos interesamos en la


integración es el del retraso cultural. Las técnicas y herramientas con que ayudamos a las
personas están más adelantadas que nuestra teología. Diría que tenemos una teología del
siglo XIX y una metodología para ayudar a las personas que corresponde al siglo XX. Me
apresuro a señalar que entiendo la teología como una interpretación cambiante de la verdad
escritural. Es decir, la teología no es un punto de vista estático de las Escrituras. Tengo
un compromiso con una verdad proposicional inmutable, pero pienso que nuestra forma de

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entender la verdad va cambiando. Lo que necesitamos es una interpretación
contemporánea de las Escrituras que se relacione con el progreso y alcance de los puntos de
vista contemporáneos sobre salud mental.

Por sobre esto hay una dificultad más, hasta donde sé, no ha habido ningún
teólogo sistemático que haya tratado el problema de integrar las profesiones de ayuda con
la verdad bíblica. Hay literalmente cientos de psicólogos, psiquiatras, trabajadores
sociales y otros que han tratado de conectar su disciplina con el cristianismo. Pero ¿Dónde
están los intentos de los teólogos por lograr la integración? Supongo que habría que
reconocer en Tillich y Niebuhrs tendencias a la interrogación de parte de la teología
radical. Dentro del campo evangélico podría reconocerse algunos intentos de integración
en Carnell, Buswell y Henry. No obstante, la mayor parte de los teólogos parece tener
poco interés o preparación para discutir la integración con aquellos que nos encontramos en
el campo de la salud mental. Esto da resultado en que la mayoría de nosotros hayamos
tenido que desarrollar por nosotros mismos el fundamento escritural y teológico para
nuestra práctica de consejería a través de educación de seminario informal o formal. Como
profesionales cristianos estamos en una posición curiosa; puede vérsenos como
profesionales en las profesiones de ayuda y amateurs en teología o como profesionales en
teología y amateurs en la teoría de ayuda. En esta era de especialización necesitamos
avocarnos a un diálogo, estudiar y aprender el uno del otro. La tarea de la integración es
sin duda demasiado grande para una persona que tiene que desarrollar competencia en
ambos campos.

Aquellos que estamos intentando integrar la teología cristiana con la teoría


terapéutica tenemos que enfrentar sin vacilaciones nuestras limitaciones teológicas y
psicológicas. Tenemos que estar dispuestos a reexaminar nuestro modelo de integración.
Tenemos que rechazar la tentación de defender nuestra posición por medio del uso de
textos bíblicos trillados utilizándolos como si fueran las únicas palabras importantes que
Dios haya hablado. Dejaré que cada uno piense en sus propias ilustraciones para este
problema, no sea que se me critique de estar dirigiendo dardos en contra de alguien. Lo
que me interesa señalar es que debemos estar dispuestos a abrirnos a la controversia y al

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debate puesto que es en este proceso que nuestra teoría y práctica se enriquecen, modifican
y corrigen.

AUTORIDAD

Un problema clave con el que se enfrentan los interesados en la integración es el


asunto de la autoridad e importancia de las Escrituras. El problema puede definirse de
diferentes modos. En un primer nivel la controversia se presenta en el concepto que de las
escrituras se tenga como fuente única de verdad o como fuente final de verdad. En un
segundo nivel la controversia tiene que ver con la relación entre la revelación especial y la
revelación natural. A menudo quienes mantienen este punto de vista tienden a confundir
la información escritural con la interpretación teológica. Es decir, no toman en cuenta la
necesidad de descubrir, estudiar e investigar el significado de la revelación especial y
natural. La controversia puede plantearse aun más específicamente por medio de tres
preguntas:

(1) ¿Cuáles son los límites permitidos a la creatividad del hombre en la teoría y
técnica de la consejería más allá de lo que encontramos en la biblia? Es decir, ¿Se permite
al hombre crear teoría y técnica más allá de la que definen las Escrituras?

(2) ¿Son únicamente las Escrituras nuestra legítima fuente de información acerca de
la consejería?

(3) ¿Cuál es la interrelación existente entre la revelación y la investigación? ¿Cómo


deberían (podrían) éstas informarse y enriquecerse mutuamente?

Dentro de la comunidad evangélica muchos se ponen a la defensiva cuando se trata


de aprender de fuentes extra bíblicas y de personas no cristianas. A menudo esta actitud
lleva a una serie de afirmaciones de lo que la biblia dice que resultan distorsionadas y
exageradas.

Estas personas tratan de descubrir una base o metodología bíblica para la consejería
que excluye los datos clínicos y experimentales. Otros han adoptado un punto de vista de
la consejería que excluye cualquier aporte bíblico o teológico. Personalmente me intereso
en ambos grupos. En aquellos que han adoptado con entusiasmo la consejería como una

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metodología legítima de ministerio, pero que sigue rechazando las fuentes de la teoría de la
consejería como necesariamente anticristianas. Y estoy interesado también en aquellos
que adoptan la teoría y práctica de la consejería sin ser crítico frente a sus presuposiciones o
consecuencias teológicas.

HERMENÉUTICA

Existen por lo menos otros dos grandes problemas para la integración a los cuales
posteriormente me referiré más específicamente en este artículo. Un obstáculo en la
integración es el problema de la hermenéutica selectiva, es decir, la elección únicamente de
aquellos pasajes que apoyan nuestro particular punto de vista de la consejería. El otro
obstáculo para la integración tiene que ver con la personalidad del consejero, la que puede
estimularlo o proclamar a Jesús como la respuesta en un sentido inmediato a todos los
problemas. En el corazón del problema se encuentra la pregunta, ¿en qué sentido es Jesús
la respuesta a los problemas en forma inmediata y final?

LA INTEGRACIÓN: EL PROBLEMA BÁSICO

Siento que estamos en una posición curiosa, atrapados entre aquellos cristianos que
tratan de huir de la cultura y los profesionales de la salud mental que tratan de huir de
Cristo. Me parece que los profesionales cristianos nos encontramos entre quienes
transforman la psicología en teología y quienes transforman la teología en psicología.
Como yo lo veo, el proceso y problema de la integración es totalmente diferente. Entiendo
la integración como el adquirir conjuntamente consciencia de los aspectos que componen la
psicología y la teología sin violar la autonomía o identidad que éstas tengan por separado ni
negar la existencia de conflictos, paradojas y misterios. Visto así, la integración es algo
más que santificar la psicología con textos escriturales o alinear la psicología y la teología
para observar sus puntos de correlación y convergencia.

Como sugerí antes, la integración es de interés únicamente para los cristianos que
están dispuestos a entender una relación de carácter informativo, correctivo, expansivo e
intrínsecamente interrelacionado entre las revelaciones especial y natural. De esto dije que
era algo más allá de la teología y la psicología.

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Como yo lo veo, la pregunta básica en el desarrollo de un modelo de integración es,
¿Cuál es la relación entre los antecedentes bíblicos y los antecedentes no bíblicos?
Debemos procurar respuestas que vayan más allá de decirnos en qué sentido las Escrituras
y estas disciplinas académicas se relacionan, se contradicen o son compatibles.
Necesitamos pasar de la correlación y convergencia a la confluencia y congruencia. La
integración es algo más que una armonía entre las Escrituras y la investigación humana.
Integrar es construir sobre el concepto básico de que toda verdad, donde quiera que se
descubra, es una verdad de Dios. Si se supone que la relación entre el cristianismo y la
cultura es necesariamente antitética, la integración debe darse entonces por imposible.
Adoptar la postura Cristo contra la cultura impide hacerse la crucial pregunta, ¿Existe una
realidad o todo mayor del cual disciplinas como la teología, psicología, psiquiatría y trabajo
social sean simples componentes?

Me gustaría proponer un modelo que presenta la posibilidad de integrar


contraposiciones doctrinales y teóricas sin rechazarlas como contradicciones dogmáticas.
Si tengo algunas suposiciones no manifiestas, creo que éstas son: (a) que Cristo es el
acuerdo vivo y operante entre las distintas disciplinas, que Cristo engloba esta realidad
mayor (Colosenses 2:4), que Cristo más que la teología de alguien, es el principio orgánico
por el que la teología nos ha llevado más a menudo de lo que quisiéramos a una posición
anticultura; (b) que la teología y la ciencia son compatibles en tanto ambas orienten su
búsqueda hacia lo que existe, y en tanto ambas sigan postulando la posibilidad de encontrar
alguna teoría y sistema armonioso de descripción, explicación y predicción.

LA BÚSQUEDA DE UN ESTILO DE CONSEJERÍA EN JESÚS

Supongo que para los evangélicos es inevitable preguntarse en cuanto a si Jesús


tuvo un Estilo de Consejería. Teniendo tan alto concepto de las Escrituras, es lógico que
tengamos reticencia a aceptar un punto de vista o metodología de consejería sin antes
confrontarlo con nuestra regla y norma absoluta de fe y práctica. Hay algo autoritario, sino
poético, en pretender que nuestro estilo de consejería es bíblico y se acerca a la forma en
que nuestro Señor trató con la gente. No obstante, la búsqueda de un estilo bíblico de
consejería tiene sus dificultades. Por ejemplo, decir que tal metodología es bíblica puede
llevar a una aceptación a crítica de la posición. Por otra parte, pensar que se pueda definir

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el estilo de consejería de Jesús con más precisión que la que es posible definir la iglesia del
Nuevo Testamento sería pecar de optimismo. Finalmente, no debemos olvidar que Jesús
fue más que un hombre. Cualquiera haya sido su técnica de consejería, poseía algo
absolutamente peculiar, el poder, visión y entendimiento divino.

¿TUVO JESÚS UN ESTILO DE CONSEJERÍA?

¿Tuvo Jesús un estilo de consejería? Al principio había titulado a mi artículo El


Estilo de Consejería de Jesús. Debí reconsiderar la idea a causa del uso tanto bíblico como
corriente de la palabra "consejería". Pienso ahora que es más correcto hablar de la forma
de relacionarse de Jesús. La Palabra consejería jamás se usa en la biblia. En las ocasiones
en que se utiliza la palabra consejo, se entiende nada más que el ofrecer o recibir una
advertencia. La palabra consejero se utiliza tanto en el Antiguo como Nuevo Testamento.
En las tres ocasiones en que se utiliza en el Nuevo Testamento (Boulutees, Marcos 15:43;
Lucas 23:50; Sumboulos, Romanos 11:34) se describe el rol de una persona como asesor.
En el Antiguo Testamento se presenta con el mismo significado (Véase Proverbios 11:14;
15:22; 2 Crónicas 25:16; Isaías 1:26; 9:6).

Hablando estrictamente, el concepto de consejería de nuestro siglo era desconocido


para los escritores del Nuevo Testamento. Según se le define corrientemente en el campo
de la salud mental, la consejería va más allá de ofrecer un consejo describiendo
extensamente una variada gama de estrategias de intervención. En este artículo prefiero
no entrar en el debate sobre las diferencias entre consejería y psicoterapia. El concepto de
consejería lo uso más bien en su sentido genérico. Es decir, la consejería describe una
gama amplia de relaciones interpersonales de intervención destinadas a producir cambios
en otra persona. Por lo tanto, dado el amplio uso actual y el restringido uso bíblico,
concluyo que es más preciso hablar de la forma de relacionarse de Jesús sin limitarla al sólo
dar o recibir consejo.

Sin embargo, en el actual debate entre evangélicos frecuentemente se pretende


que Jesús tuvo un estilo de consejería. Adams (1967, 1973, 1974) y Solomon (1975) se
encuentran entre aquellos que afirman abiertamente que el estilo de consejería de Jesús se
basaba en dar órdenes, confrontar y predicar. Uno de estos autores describe su estilo de

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consejería supuestamente inspirado en el modelo de Jesús diciendo, "Simplemente procuro
decir la verdad y enfrentar los hechos" (Jabay, p. 44). He comenzado a llamar a esta
posición "consejería profética".

Por otra parte tenemos aquellos autores (Hulme, 1956; May, Lake y Clinebell,
1966; Hiltner, 1945, 1959) que afirman que su consejería es cristiana e implícitamente
sugieren estar siguiendo el modelo de Jesús. A este enfoque lo he calificado como
"consejería sacerdotal". Con el fin de verlo más claramente he bosquejado las que a mi
parecer son las mayores diferencias entre estos dos enfoques:

ACERCAMIENTOS EN LA CONSEJERÍA CRISTIANA

Profético Sacerdotal

convenciendo consolando

confrontacional confesional

predicando entrevistando

enseñando escuchando

pensando por pensando con

hablando a hablando con

proclamando la verdad reconociendo la verdad

intranquilizando al tranquilo tranquilizando al intranquilo

En términos generales, estos dos enfoques básicos, independientemente de si


pretenden o no ser distintivamente cristianos, podrían describirse como consejería directiva
y consejería no directiva. Si bien he llegado por mí mismo a esta concepción de enfoques
de consejería cristiana en las categorías de "profético" y "sacerdotal", se puede apreciar
cierta similitud con los dos tipos de métodos terapéuticos de Frank (1963, pp. 147-148),
directivo y evocativo. También presentan grandes paralelos con las categorías reeducativa

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y reconstructiva de Wolberg (1967). Por supuesto, esta distinción en las posiciones de
consejería tiene sus raíces en los años 40, mucho antes de que los cristianos aceptaran la
consejería como un ministerio legítimo.

En general, los terapeutas cristianos han reconocido esta distinción en sus escritos.
Sin embargo, y esto lo esencial del asunto, algunos consejeros, cristianos o no cristianos,
consideran que estos enfoques divergentes de consejería constituyen un continuo
integrado. Por ejemplo, en su generalidad los consejeros cristianos abogan o por un
enfoque ecléctico o por un enfoque dicótomo. Por un lado se enfatizan las similitudes de
los enfoques de consejería y por otro se enfatizan las diferencias. A menudo el punto de
vista ecléctico resulta ser un esfuerzo por unificar los pensamientos cristiano y secular, con
el resultado de que el pensamiento cristiano pasa a segundo plano. El punto de vista
dicótomo es muchas veces un intento por preservar la autoridad de las Escrituras frente al
pensamiento secular, con el resultado de que el pensamiento secular llega a calificarse en
términos de algo casi diabólico.

UN PUNTO DE VISTA BÍBLICO PARA LA CONSEJERÍA

Los enfoques profético y sacerdotal se presentan en contraposición y a menudo se


afirma que el uno está en antítesis al otro. Sin embargo, yo diría que estilo de consejería
de Jesús contuvo estos dos enfoques divergentes. Para ayudarme en la presentación de mi
argumento he utilizado el concepto sociológico de rol. Para aquellos que no estén
familiarizados con este concepto, "rol" podría definirse como la conducta que se espera de
una persona que mantiene un status (posición) social determinado.

Comienzo mi exploración a la pregunta de cuál es el estilo de consejería de Jesús,


buscando en los evangelios cuál haya sido la forma en que trató Jesús con la gente. Lo que
encuentro es esto: la forma en que se relacionó Jesús con gente era diversa, no única. Si
bien puede decirse que Jesús usaba la confrontación, es igualmente correcto calificar como
consoladora la técnica que usó para relacionarse con las personas. La forma en que Jesús
se dirigía a la gente era multifacética, es decir, enseñaba las Escrituras, escuchaba,
presentaba ilustraciones, hacía preguntas y contaba historias de las que pedía a los oyentes

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sacaran sus propias conclusiones. En el grado en que consideremos todo el consejo de
Dios comenzaremos a descubrir que Jesús no se limitó a una forma de relacionarse.

Al hacer un recuento de las formas en que Jesús trata con la gente, aparece una
interesante relación entre el rol que Jesús escogió cumplir y su forma de relacionarse. Por
ejemplo, cuando adoptó el rol de "profeta", predicó, enseñó, confrontó y llamó al
arrepentimiento. Cuando adoptó el rol de "sacerdote", escuchó, perdonó, medió y llamó a
la confesión. Cuando asumió el rol de "rey", se presentó como tal, legisló y llamó al
establecimiento del reino. Cuando escogió el rol de "cordero", se sacrificó, aceptó el
ridículo y el rechazo, y llamó a los pecadores a que se sanaran por medio de sus heridas.
Cuando se sometió al rol de "siervo", lavó los pies, sirvió alimentos, dio de sí mismo y
llamó a la humanidad. Cuando cumplió el rol de "pastor", alimentó, crió y protegió a su
rebaño, y habló de hallar a los perdidos.

Tabla 1 - El Repertorio del Rol de Jesús

Status Rol

Profeta Predica, enseña, confronta, llama al arrepentimiento.

Sacerdote Escucha, perdona, media, llama a confesión.

Rey Se muestra como rey, legisla, llama al establecimiento del reino.

Cordero Se sacrifica, acepta el ridículo y el rechazo, llama a los pecadores a


ser sanados.

Siervo Sirve alimentos, lava los pies, cuida, da de sí mismo, llama a la


humildad.

Pastor Alimenta, protege, llama a los perdidos a ser hallados.

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Si tenemos la intención de seguir el modelo de Jesús en nuestra consejería o en nuestra
forma de relacionarnos, al igual que Jesús deberíamos cumplir una gama variada de roles
de intervención al relacionarnos en forma redentora con las personas con problemas.
Propongo que el punto de vista bíblico de la consejería sea multifacético. Si mi análisis de
las escrituras es correcto, me parece un error decir que alguna forma de relacionarse sea
distintivamente cristiana o bíblica. Sería un error en por lo menos dos sentidos: primero, a
causa de que se basa en una lectura e interpretación selectiva de las Escrituras, y segundo, a
causa de que limita la movilidad de las reacciones esenciales para la terapia. "Una de las
formas de medir la competencia del agente de cambio tiene que ver con la habilidad que
éste tenga para reemplazar un modelo por otro cuando se hace necesario" (Seifert y
Clinebell, 1969, p. 54).

Un punto de vista dicótomo de la consejería cristiana es por lo tanto inaceptable.


Pero también lo sería un punto de vista ecléctico que tienda a ignorar la paradoja y el
conflicto. Yo propondría un punto de vista bíblico que sea continuo en vez de dicótomo e
integrado en vez de ecléctico. El modelo de consejería que a mi parecer describe en forma
más exacta que lo que lo hacen los puntos de vista dicótomo o ecléctico el estilo de
relacionarse de Jesús podría conceptualizarse sobre la base de un continuo status-rol.
Nótese que roles y técnicas se relacionan estrechamente pero sin que la técnica quede
limitada a un rol exclusivo. Adviértase también que he agregado un tercer término
descriptivo, el cual me parece ser una conclusión necesaria a partir del trasfondo bíblico.

Tabla 2 - La Forma de Relacionarse de Jesús

Consejería: Un punto de Vista Continuo

Status: profético, pastoral, sacerdotal

Roles, Crítica, predicación, enseñanza, interpretación,


mediación, confrontación, convicción, corrección, confesión,
amonestación, defensa, sostén, apoyo, ilustración, consejo, alivio

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de cargas, oídos atentos, reprobación, advertencia, ayuda, consuelo,
perdón.

Por medio de este modelo estoy proponiendo que nuestros roles de intervención
puedan ser el resultado de un entrenamiento y obligación profesional o características y
capacidades personales. Idealmente, la gama de respuestas terapéuticas representa una
integración del rol profesional y personalidad del consejero, de modo que éste no sólo
cumpla un rol particular de ayuda sino que posee realmente las actitudes y sentimientos de
ese rol. Como se puede ver a partir de este continuo status-rol, los terapeutas tienen
muchas posibilidades de roles de intervención. Cualquiera sea nuestro rol primario de
consejería, profético, pastoral o sacerdotal, siento que necesitamos ampliar nuestro
repertorio de roles de intervención y respuestas terapéuticas que incluye estos tres modelos
de rol y se convierta en un estilo de consejería que con justicia pueda llamarse bíblico.

Sostengo que los roles profético, pastoral y sacerdotal son diferentes pero no
antagónicos en la consejería. En las Escrituras cada rol se relaciona con otro y es parte
integral de la red mayor de roles llamada cuerpo de Cristo (Romanos 12; 1 Corintios 12).
Existe una relación orgánica y funcional entre estos roles (Efesios 4:11-16). Los
documentos del Nuevo Testamento describen estos roles como dones necesarios para el
desarrollo de cada persona en la comunidad cristiana. De modo que llego a la conclusión
de que la forma de relacionarse de Jesús utilizó un repertorio de roles ahora presentes en la
iglesia.

Quien le haya puesto el nombre de "Paracleto" a la revista de la Asociación Nacional


de Cristianos en Trabajo Social, entiende mi argumento. El verbo correspondiente a esta
palabra griega se traduce a menudo "exhortar", pero como observa John Carter (1975), "el
concepto es lo suficientemente amplio para apoyar las diversas técnicas terapéuticas
existentes, desde la intervención en crisis hasta la terapia profunda, se trata de un don dado
a la iglesia claramente distinto al don del profeta o maestro. Otro estudiante (Ulrich, 1976)
ha observado, "este don del Espíritu tiene que ver con las muchas formas de relacionarse,
desde la paregórica (consoladora) y animadora hasta la exhortativa (amonestadora)".

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¿Qué Podemos Aprender del Ministerio de Roles Diversos de Jesús?

¿Qué podemos aprender del ministerio de roles diversos de Jesús?. Primero, la


integración del rol terapéutico es posible si se toma en cuenta todo el consejo de Dios. Los
roles específicos pueden ser diferenciados y distinguidos unos de otros, pero no pueden ser
lógica o bíblicamente segregados unos a otros. Existen muchos roles de intervención de
entre los cuales puede escoger el consejero cristiano. Los roles de Jesús no se excluían
mutuamente, pero cobraban supremacía sobre la base tanto de quién era la persona con
quién se relacionaba como del por qué se establecía esta relación. Jesús demostró
flexibilidad y diversidad en el cumplimiento de su rol. Las consecuencias que esto supone
para nuestra consejería cristiana se basan en el hecho observado de que Jesús se relacionó
con las personas donde quiera éstas estuvieron. Jesús jamás estuvo atado a un esquema
dicótomo, teniendo que escoger entre los roles profético, pastoral o sacerdotal. El
consejero cristiano puede ser tanto directivo como no directivo por ejemplo. El no necesita
optar por un tratamiento directivo dogmático, quiero decir, al punto de no ser capaz de
escuchar en qué y por qué están afectadas las personas. Puede escuchar sin eliminar la
posibilidad de enseñar. El consejero cristiano puede ser profético sin ir en detrimento de
la atención de las necesidades sacerdotales de la persona afectada. Puede reprobar,
corregir e instruir, pero al igual que los profetas bíblicos debe ser a la vez portador de un
mensaje de consuelo y perdón.

Concedido que las Escrituras definen una diversidad en las relaciones redentoras
habrá consejeros con dificultades para alcanzar flexibilidad en su rol principalmente por
dos razones. En primer lugar, por no estar correctamente adaptados al uso de otros
modelos de intervención terapéutica. En segundo lugar, puede que el consejero sea incapaz
de alcanzar flexibilidad a causa de la rigidez de su personalidad.

El primer problema puede superarse por medio de educación y entrenamiento


adicional, pero el segundo plantea una mayor dificultad en la consecución de cambios. Si
la identidad, auto concepto y ego ideal propio tienen su apoyo exclusivamente en uno de los
modelos de rol, habrá entonces una tendencia a mantener a toda costa aquel rol particular.
Estoy diciendo que la integración de los roles es posible únicamente si la personalidad del

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consejero es integrada. En otras palabras, la integración entre Cristo y la cultura se
alcanzará en la sesión terapéutica sólo si el consejero presenta una personalidad integrada.

Segundo, de la forma de relacionarse de Jesús podemos aprender que se puede


"saber" cuáles son los problemas y las soluciones, y no obstante estar dispuesto a escuchar
y a entender. El hecho de que se tenga conocimiento no elimina el deseo de escuchar y
comprender. Tampoco esto supone que el consejero deba ignorar sus ideas preconcebidas
de cuáles sean las necesidades del aconsejado. Significa que debe explorarse sin explicar
demasiado y confrontar sin provocar innecesariamente una actitud de defensa en el
aconsejado. Los profetas entregan al hombre un mensaje en representación de Dios. El
mensaje tiene relación con lo que la gente vive y hace. A diferencia de los profetas
bíblicos, el "consejero profético" recibe su información de la persona a la que sirve en lugar
de recibir información privilegiada de Dios sobre su aconsejado. Los sacerdotes también
dan un mensaje al hombre de parte de Dios, pero a este mensaje de perdón sigue la
confesión que el hombre hace a Dios, a saber, el mensaje del sacerdote a Dios. Al igual
que los sacerdotes bíblicos, los consejeros sacerdotales deben recordar que el solo escuchar
jamás es suficiente. Al perdón debe seguir la confesión. Y en muchas ocasiones las
instrucciones en torno a la restitución serán también parte del rol del consejero sacerdotal.

Tercero, la forma de relacionarse de Jesús indica que un consejero puede


demostrar autoridad sin ser autoritario. El estilo de consejería en sí no constituye un
peligro en la consejería profética tanto como lo constituyen las necesidades de personalidad
del consejero. El enfoque profético se presta para aquellas personas que necesitan la
consejería para poner en evidencia su autoridad. Por otra parte, pueda haber quienes sean
atraídos a un estilo sacerdotal con el fin de evitar el uso terapéutico de su autoridad. Lo que
se deduce es que la autoridad es un elemento intrínseco a cada uno de los roles de
consejería y para que ésta sea eficaz no debe evitarse el usarla.

Cuarto, la forma de relacionarse de Jesús demuestra que se puede tener la razón


sin exigir que el aconsejado lo acepte y reconozca. La mayoría de los profetas no fueron
escuchados, pero aquello no fue una evidencia de que su mensaje fuera incorrecto. Muchas
veces el problema del consejero no tiene que ver tanto con la demostración de que está en
lo correcto como con la confirmación de su dignidad personal. Agregaría que este es

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también a menudo el problema de nuestros aconsejados. La verdad es la verdad
independientemente de que el otro la acepte. En la mayoría de los casos es más fácil guiar
a alguien a la verdad que enfrentarlo con ella. Aunque como consejeros podamos conocer
la verdad, para la otra persona nuestra verdad no puede cambiar su conducta antes de que
llegue a ser "su verdad". Es decir, el aconsejado debe escuchar la verdad y apropiársela
antes de que ésta produzca efectivamente un cambio en su conducta.

Quinto, el estilo de consejería de Jesús plantea el problema del consejero que se


apresura en sus confrontaciones e interpretaciones. Jesús compartió ideas, consejos y
soluciones sin esperar que su auditorio las escuchara antes de estar preparados. A menudo
el consejero en su rol profético es alguien que espera que las personas cambien al decirles
las palabras adecuadas sin consideración a si están preparadas o dispuestas. Cierto pastor
confesó, "Cuando comencé mi ministerio, tenía una convicción bastante firme en cuanto a
que la biblia posee la respuesta a cada necesidad y problema del hombre. Para mí todo lo
que un consejero tenía que hacer era presentar los versículos pertinentes al problema y éste
quedaba de inmediato resuelto. En el crisol del ministerio cotidiano aprendí muy pronto
que los problemas no se resuelven tan fácilmente ni se cambian tan simplemente los
sentimientos". Luego dijo, "Esto no significa que haya perdido confianza en la autoridad
que las Escrituras tengan para hacer frente a las necesidades del hombre. Significa que
perdí mucha de la confianza que tenía en el enfoque y método que estaba usando. Me di
cuenta de que éste era ineficaz y demasiado simplista" (McDill, 1975).

Jesús nos enseña también que pecado y culpa son asuntos igualmente importantes
en cada rol de consejería. Podría creerse en el pecado y en la importancia de tener
conciencia de él sin necesariamente cumplir el rol de profeta. En muchas ocasiones los
aconsejados dolorosamente conscientes de su pecado y error buscan a alguien que les ayude
a tratar con su culpa y con las consecuencias negativas de su conducta. Llegan al
consejero anhelando la intervención de alguien de confianza que les ayude a salir de
sentimientos y circunstancias contra las que aparentemente nada se puede hacer. Estas
personas vienen no porque necesiten que se les confronte con su pecado sino porque
necesitan confrontar su pecado por medio de la confesión y el arrepentimiento. Esta es la
diferencia fundamental entre un consejo profético que proclama la verdad antes desoída y

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rechazada y un consejero sacerdotal que confirma la verdad que a la persona afectada le
cuesta enfrentar. No obstante, siempre que la confrontación sea necesaria, ésta será algo
más que decir la verdad. Para el consejero cristiano confrontar es decir la verdad en amor
(Efesios 4:15). "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal" (Colosenses
4:6).

Además de lo anterior, la consejería profética debe convencer en lugar de condenar.


El paracleto, ya sea Jesús, el Espíritu Santo o algún hermano, ha de convencer. De modo
que el aconsejado experimentará aceptación no obstante ser reprobado y corregido. A
nuestros aconsejados creyentes especialmente podemos decirles, "Ahora pues, ninguna
condenación hay que para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). Sin embargo, es
muy importante recordar que si bien la verdad es liberadora (Juan 8:32) en primera
instancia puede producir un gran malestar. Me he encontrado también con que cuando el
aconsejado experimenta condenación, ésta puede provenir de él mismo, de la acción de
Satanás, o ser el resultado de la intervención de familiares y amigos que están ayudando al
Espíritu Santo en su rol. El Espíritu convence; la gente y Satanás condenan (Véase Juan
16:8). Cuando una persona está dolida sea que sienta convicción o condenación, es hora de
que el consejero sea más sacerdote que profeta.

Finalmente, de la forma de relacionarse de Jesús aprendemos que el rol de


consejero sacerdotal es para mediar entre lo divino y lo humano. El es un representante del
hombre frente a Dios. En la consejería esta función sacerdotal mediadora cobra la
dimensión adicional de ayudar al aconsejado creyente a ser su propio sacerdote, a
desarrollar sus propias capacidades sacerdotales. Queremos que el aconsejado vaya
perdiendo dependencia del terapeuta y ganando dependencia de Dios en la consecución de
su salvación. Hulme sostiene que el consejero "jamás debe violar las prerrogativas
sacerdotales" que sus aconsejados tienen de ser sus propios sacerdotes (Hulme, p. 120-
121). Aún cuando el consejero puede mediar en favor de su aconsejado, este no debe ser el
propósito de la interacción terapéutica. La relación de consejería debe ser el medio que
lleve a un fin, el medio de ayudar al aconsejado a ser su propio mediador, el medio de
desarrollar su propia relación de oración y confesión con Dios. "Si se obstaculizara la
función sacerdotal del aconsejado, la tarea (del consejero) no consiste en ir en auxilio y

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mediar por él sino en (ayudarle a) quitar el obstáculo de modo que pueda seguir siendo él
su propio mediador". (Hulme, p. 130).

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BIBLIOGRAFÍA

Samuel Barceló,

 Licenciado en Psicología y estudiante de Teología en el CEEB Terrassa, Barcelona


(España)

 Apuntes del curso de consejería: Por EFA


Ponente: Dionisio Tunn10 de junio 2007

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ACTIVIDADED A DESARROLLAR

PRESENTACION

EXPOSICION POWER PAINT CODIGO 007

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