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CÓDIGO 007
CONTENIDO
1. EL FUNDAMENTO DE LA CONSERJERÍA.
TERAPÉUTICA
4. EL CONFLICTO CULTURAL
5. EL RETRASO CULTURAL
6. AUTORIDAD
7. HERMENÉUTICA
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EL FUNDAMENTO DE LA CONSERJERÍA.
Pero… primero una serie de preguntas. ¿Podemos usar las ciencias de la conducta?
¿Las podemos usar, o verlas como algo mundano o demoníaco? ¿La psicología
complementa, remplaza o se somete a la Palabra de Dios? El creyente comprometido con
la palabra ¿cómo puede integrar su lealtad Escritural con el conocimiento de la psicología
“secular”?
En el ámbito teológico y algunas veces en lo cotidiano oímos decir “todos somos
teólogos” e igualmente “¿todos somos sicólogos?” ¿Cómo reaccionará la gente, los hijos,
los padres, etc. a ciertas situaciones y a la respuesta que demos? ¿Cómo funciona el ser
humano?
Consciente o no todos tenemos una idea. Hay varios niveles para hacer la integración
de esta serie de preguntas.
¿Cómo podemos integrar la Biblia con la psicología? ¿Cómo integro mi profesión,
con mi profesión de fe cristiana? “Manejos de fobias” ¿dice algo la Biblia? ¿Cómo
integrarlo? Antes de entrar al procedimiento debemos pensar si es posible pensar en
filtrarlo por las Escrituras. El hecho de que se puedan mezclar dos cosas no quiere decir
que sea bueno ¿puede ser integrada la teología con la psicología? ¿Puede mezclarse el
aceite y el agua? “Ontológicamente si es posible pero, la verdad es que no se puede. “Una
cosa es que se pueda y otra si se debe”. Entonces como contestar a la pregunta ¿cómo lo
integramos?
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VISIÓN DE LA FUNDAMENTACIÓN DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA
TERAPÉUTICA
* Si eres un pastor, consejero, maestro, madre, médico, si estás en contacto con gente
necesitada y buscas la manera de poder ayudarles, estamos convencidos de que en primer
lugar necesitas un buen conocimiento de las Escrituras más que cualquier otra cosa, para
después poder recibir una formación en consejería que te ayude a ver las implicaciones y
aplicaciones prácticas de la Palabra de Dios. La Biblia es tremendamente profunda y
práctica. Es capaz de abrir nuestro entendimiento a las necesidades más profundas del
corazón humano. Tan sólo la Palabra de Dios puede alejar nuestros pasos del pecado, del
dolor y de una vida centrada en uno mismo para poder vivir una vida plena, centrada en
Cristo y vivificada por el Espíritu.
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El objetivo es plantear los principios valorativos que nos llevaron a establecer el
perfil del Acompañamiento Pastoral con enfoque contextual, con el fin de elaborar una
propuesta terapéutica coherente con este marco epistemológico.
Haciendo eco de la actual polémica en torno a los modelos bíblicos de consejería, este
estudio trata con los diversos problemas a resolver antes de que pueda alcanzarse la
integración entre los puntos de vista bíblico y psicológico. Así, se explora el repertorio
del rol cumplido por Jesús como una posible fuente de modelos bíblicos de consejería.
Este estudio propone que la forma en que se relacionó Jesús proporciona una variada gama
de modalidades de intervención-redención en la ayuda a las personas. Se nos presenta un
continuo integrado de roles de consejería que van desde el profético-confrontativo y
pastoral docente al sacerdotal confesionario. El artículo termina hablando de las
consecuencias y provecho de tener un repertorio de roles de consejería.
Este artículo es una contribución a la tarea de salvar la brecha existente entre las
diversas profesiones de ayuda y está destinado a comunicarse con aquellos que en la iglesia
se sienten amenazados por nosotros. La mayor tarea que enfrentamos es la integración
entre las diversas profesiones de salud mental y entre los terapeutas cristianos y la iglesia
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cristiana. Es en este contexto (de la necesidad de integración) que ofrezco estos
pensamientos acerca de la forma de relacionarse de Jesús.
Harry Blamires (1953) sostiene que no existe una mentalidad cristiana es decir, no
existe un punto de vista colectivo a partir del cual los cristianos puedan conversar unos con
otros respecto del punto de vista cristiano tocante a los mayores problemas de nuestro
tiempo. Creo que la presentación de conferencias y artículos son un punto de partida en el
establecimiento de una mentalidad cristiana colectiva. Pero tenemos unos cuantos
obstáculos que sortear antes de poder salvar la brecha existente entre las dos culturas, la
teológica y la científica.
EL CONFLICTO CULTURAL
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De modo entonces que el corazón del problema de la integración del cristianismo y la
salud mental se haya la necesidad de reintegrar nuestras dos culturas, la teológica y la
científica. Hay quienes han abandonado del todo la empresa considerándola imposible,
sin sentido o anticristiana. Pero enfrentamos todavía el problema de cómo establecer una
relación entre la revelación y la investigación científica. Me parece que necesitamos
intentar algo que Constantino y Calvino procuraron y lograron hacer con resultados
discutibles, ir más allá de la teología y la psicología. Necesitamos desarrollar una
perspectiva cristiana de la salud mental.
EL RETRASO CULTURAL
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entender la verdad va cambiando. Lo que necesitamos es una interpretación
contemporánea de las Escrituras que se relacione con el progreso y alcance de los puntos de
vista contemporáneos sobre salud mental.
Por sobre esto hay una dificultad más, hasta donde sé, no ha habido ningún
teólogo sistemático que haya tratado el problema de integrar las profesiones de ayuda con
la verdad bíblica. Hay literalmente cientos de psicólogos, psiquiatras, trabajadores
sociales y otros que han tratado de conectar su disciplina con el cristianismo. Pero ¿Dónde
están los intentos de los teólogos por lograr la integración? Supongo que habría que
reconocer en Tillich y Niebuhrs tendencias a la interrogación de parte de la teología
radical. Dentro del campo evangélico podría reconocerse algunos intentos de integración
en Carnell, Buswell y Henry. No obstante, la mayor parte de los teólogos parece tener
poco interés o preparación para discutir la integración con aquellos que nos encontramos en
el campo de la salud mental. Esto da resultado en que la mayoría de nosotros hayamos
tenido que desarrollar por nosotros mismos el fundamento escritural y teológico para
nuestra práctica de consejería a través de educación de seminario informal o formal. Como
profesionales cristianos estamos en una posición curiosa; puede vérsenos como
profesionales en las profesiones de ayuda y amateurs en teología o como profesionales en
teología y amateurs en la teoría de ayuda. En esta era de especialización necesitamos
avocarnos a un diálogo, estudiar y aprender el uno del otro. La tarea de la integración es
sin duda demasiado grande para una persona que tiene que desarrollar competencia en
ambos campos.
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debate puesto que es en este proceso que nuestra teoría y práctica se enriquecen, modifican
y corrigen.
AUTORIDAD
(1) ¿Cuáles son los límites permitidos a la creatividad del hombre en la teoría y
técnica de la consejería más allá de lo que encontramos en la biblia? Es decir, ¿Se permite
al hombre crear teoría y técnica más allá de la que definen las Escrituras?
(2) ¿Son únicamente las Escrituras nuestra legítima fuente de información acerca de
la consejería?
Estas personas tratan de descubrir una base o metodología bíblica para la consejería
que excluye los datos clínicos y experimentales. Otros han adoptado un punto de vista de
la consejería que excluye cualquier aporte bíblico o teológico. Personalmente me intereso
en ambos grupos. En aquellos que han adoptado con entusiasmo la consejería como una
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metodología legítima de ministerio, pero que sigue rechazando las fuentes de la teoría de la
consejería como necesariamente anticristianas. Y estoy interesado también en aquellos
que adoptan la teoría y práctica de la consejería sin ser crítico frente a sus presuposiciones o
consecuencias teológicas.
HERMENÉUTICA
Existen por lo menos otros dos grandes problemas para la integración a los cuales
posteriormente me referiré más específicamente en este artículo. Un obstáculo en la
integración es el problema de la hermenéutica selectiva, es decir, la elección únicamente de
aquellos pasajes que apoyan nuestro particular punto de vista de la consejería. El otro
obstáculo para la integración tiene que ver con la personalidad del consejero, la que puede
estimularlo o proclamar a Jesús como la respuesta en un sentido inmediato a todos los
problemas. En el corazón del problema se encuentra la pregunta, ¿en qué sentido es Jesús
la respuesta a los problemas en forma inmediata y final?
Siento que estamos en una posición curiosa, atrapados entre aquellos cristianos que
tratan de huir de la cultura y los profesionales de la salud mental que tratan de huir de
Cristo. Me parece que los profesionales cristianos nos encontramos entre quienes
transforman la psicología en teología y quienes transforman la teología en psicología.
Como yo lo veo, el proceso y problema de la integración es totalmente diferente. Entiendo
la integración como el adquirir conjuntamente consciencia de los aspectos que componen la
psicología y la teología sin violar la autonomía o identidad que éstas tengan por separado ni
negar la existencia de conflictos, paradojas y misterios. Visto así, la integración es algo
más que santificar la psicología con textos escriturales o alinear la psicología y la teología
para observar sus puntos de correlación y convergencia.
Como sugerí antes, la integración es de interés únicamente para los cristianos que
están dispuestos a entender una relación de carácter informativo, correctivo, expansivo e
intrínsecamente interrelacionado entre las revelaciones especial y natural. De esto dije que
era algo más allá de la teología y la psicología.
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Como yo lo veo, la pregunta básica en el desarrollo de un modelo de integración es,
¿Cuál es la relación entre los antecedentes bíblicos y los antecedentes no bíblicos?
Debemos procurar respuestas que vayan más allá de decirnos en qué sentido las Escrituras
y estas disciplinas académicas se relacionan, se contradicen o son compatibles.
Necesitamos pasar de la correlación y convergencia a la confluencia y congruencia. La
integración es algo más que una armonía entre las Escrituras y la investigación humana.
Integrar es construir sobre el concepto básico de que toda verdad, donde quiera que se
descubra, es una verdad de Dios. Si se supone que la relación entre el cristianismo y la
cultura es necesariamente antitética, la integración debe darse entonces por imposible.
Adoptar la postura Cristo contra la cultura impide hacerse la crucial pregunta, ¿Existe una
realidad o todo mayor del cual disciplinas como la teología, psicología, psiquiatría y trabajo
social sean simples componentes?
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el estilo de consejería de Jesús con más precisión que la que es posible definir la iglesia del
Nuevo Testamento sería pecar de optimismo. Finalmente, no debemos olvidar que Jesús
fue más que un hombre. Cualquiera haya sido su técnica de consejería, poseía algo
absolutamente peculiar, el poder, visión y entendimiento divino.
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consejería supuestamente inspirado en el modelo de Jesús diciendo, "Simplemente procuro
decir la verdad y enfrentar los hechos" (Jabay, p. 44). He comenzado a llamar a esta
posición "consejería profética".
Por otra parte tenemos aquellos autores (Hulme, 1956; May, Lake y Clinebell,
1966; Hiltner, 1945, 1959) que afirman que su consejería es cristiana e implícitamente
sugieren estar siguiendo el modelo de Jesús. A este enfoque lo he calificado como
"consejería sacerdotal". Con el fin de verlo más claramente he bosquejado las que a mi
parecer son las mayores diferencias entre estos dos enfoques:
Profético Sacerdotal
convenciendo consolando
confrontacional confesional
predicando entrevistando
enseñando escuchando
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y reconstructiva de Wolberg (1967). Por supuesto, esta distinción en las posiciones de
consejería tiene sus raíces en los años 40, mucho antes de que los cristianos aceptaran la
consejería como un ministerio legítimo.
En general, los terapeutas cristianos han reconocido esta distinción en sus escritos.
Sin embargo, y esto lo esencial del asunto, algunos consejeros, cristianos o no cristianos,
consideran que estos enfoques divergentes de consejería constituyen un continuo
integrado. Por ejemplo, en su generalidad los consejeros cristianos abogan o por un
enfoque ecléctico o por un enfoque dicótomo. Por un lado se enfatizan las similitudes de
los enfoques de consejería y por otro se enfatizan las diferencias. A menudo el punto de
vista ecléctico resulta ser un esfuerzo por unificar los pensamientos cristiano y secular, con
el resultado de que el pensamiento cristiano pasa a segundo plano. El punto de vista
dicótomo es muchas veces un intento por preservar la autoridad de las Escrituras frente al
pensamiento secular, con el resultado de que el pensamiento secular llega a calificarse en
términos de algo casi diabólico.
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sacaran sus propias conclusiones. En el grado en que consideremos todo el consejo de
Dios comenzaremos a descubrir que Jesús no se limitó a una forma de relacionarse.
Al hacer un recuento de las formas en que Jesús trata con la gente, aparece una
interesante relación entre el rol que Jesús escogió cumplir y su forma de relacionarse. Por
ejemplo, cuando adoptó el rol de "profeta", predicó, enseñó, confrontó y llamó al
arrepentimiento. Cuando adoptó el rol de "sacerdote", escuchó, perdonó, medió y llamó a
la confesión. Cuando asumió el rol de "rey", se presentó como tal, legisló y llamó al
establecimiento del reino. Cuando escogió el rol de "cordero", se sacrificó, aceptó el
ridículo y el rechazo, y llamó a los pecadores a que se sanaran por medio de sus heridas.
Cuando se sometió al rol de "siervo", lavó los pies, sirvió alimentos, dio de sí mismo y
llamó a la humanidad. Cuando cumplió el rol de "pastor", alimentó, crió y protegió a su
rebaño, y habló de hallar a los perdidos.
Status Rol
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Si tenemos la intención de seguir el modelo de Jesús en nuestra consejería o en nuestra
forma de relacionarnos, al igual que Jesús deberíamos cumplir una gama variada de roles
de intervención al relacionarnos en forma redentora con las personas con problemas.
Propongo que el punto de vista bíblico de la consejería sea multifacético. Si mi análisis de
las escrituras es correcto, me parece un error decir que alguna forma de relacionarse sea
distintivamente cristiana o bíblica. Sería un error en por lo menos dos sentidos: primero, a
causa de que se basa en una lectura e interpretación selectiva de las Escrituras, y segundo, a
causa de que limita la movilidad de las reacciones esenciales para la terapia. "Una de las
formas de medir la competencia del agente de cambio tiene que ver con la habilidad que
éste tenga para reemplazar un modelo por otro cuando se hace necesario" (Seifert y
Clinebell, 1969, p. 54).
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de cargas, oídos atentos, reprobación, advertencia, ayuda, consuelo,
perdón.
Por medio de este modelo estoy proponiendo que nuestros roles de intervención
puedan ser el resultado de un entrenamiento y obligación profesional o características y
capacidades personales. Idealmente, la gama de respuestas terapéuticas representa una
integración del rol profesional y personalidad del consejero, de modo que éste no sólo
cumpla un rol particular de ayuda sino que posee realmente las actitudes y sentimientos de
ese rol. Como se puede ver a partir de este continuo status-rol, los terapeutas tienen
muchas posibilidades de roles de intervención. Cualquiera sea nuestro rol primario de
consejería, profético, pastoral o sacerdotal, siento que necesitamos ampliar nuestro
repertorio de roles de intervención y respuestas terapéuticas que incluye estos tres modelos
de rol y se convierta en un estilo de consejería que con justicia pueda llamarse bíblico.
Sostengo que los roles profético, pastoral y sacerdotal son diferentes pero no
antagónicos en la consejería. En las Escrituras cada rol se relaciona con otro y es parte
integral de la red mayor de roles llamada cuerpo de Cristo (Romanos 12; 1 Corintios 12).
Existe una relación orgánica y funcional entre estos roles (Efesios 4:11-16). Los
documentos del Nuevo Testamento describen estos roles como dones necesarios para el
desarrollo de cada persona en la comunidad cristiana. De modo que llego a la conclusión
de que la forma de relacionarse de Jesús utilizó un repertorio de roles ahora presentes en la
iglesia.
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¿Qué Podemos Aprender del Ministerio de Roles Diversos de Jesús?
Concedido que las Escrituras definen una diversidad en las relaciones redentoras
habrá consejeros con dificultades para alcanzar flexibilidad en su rol principalmente por
dos razones. En primer lugar, por no estar correctamente adaptados al uso de otros
modelos de intervención terapéutica. En segundo lugar, puede que el consejero sea incapaz
de alcanzar flexibilidad a causa de la rigidez de su personalidad.
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consejero es integrada. En otras palabras, la integración entre Cristo y la cultura se
alcanzará en la sesión terapéutica sólo si el consejero presenta una personalidad integrada.
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también a menudo el problema de nuestros aconsejados. La verdad es la verdad
independientemente de que el otro la acepte. En la mayoría de los casos es más fácil guiar
a alguien a la verdad que enfrentarlo con ella. Aunque como consejeros podamos conocer
la verdad, para la otra persona nuestra verdad no puede cambiar su conducta antes de que
llegue a ser "su verdad". Es decir, el aconsejado debe escuchar la verdad y apropiársela
antes de que ésta produzca efectivamente un cambio en su conducta.
Jesús nos enseña también que pecado y culpa son asuntos igualmente importantes
en cada rol de consejería. Podría creerse en el pecado y en la importancia de tener
conciencia de él sin necesariamente cumplir el rol de profeta. En muchas ocasiones los
aconsejados dolorosamente conscientes de su pecado y error buscan a alguien que les ayude
a tratar con su culpa y con las consecuencias negativas de su conducta. Llegan al
consejero anhelando la intervención de alguien de confianza que les ayude a salir de
sentimientos y circunstancias contra las que aparentemente nada se puede hacer. Estas
personas vienen no porque necesiten que se les confronte con su pecado sino porque
necesitan confrontar su pecado por medio de la confesión y el arrepentimiento. Esta es la
diferencia fundamental entre un consejo profético que proclama la verdad antes desoída y
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rechazada y un consejero sacerdotal que confirma la verdad que a la persona afectada le
cuesta enfrentar. No obstante, siempre que la confrontación sea necesaria, ésta será algo
más que decir la verdad. Para el consejero cristiano confrontar es decir la verdad en amor
(Efesios 4:15). "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal" (Colosenses
4:6).
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mediar por él sino en (ayudarle a) quitar el obstáculo de modo que pueda seguir siendo él
su propio mediador". (Hulme, p. 130).
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BIBLIOGRAFÍA
Samuel Barceló,
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ACTIVIDADED A DESARROLLAR
PRESENTACION
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