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Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Psicología

Maestría en Intervención e Investigación


Psicosocial

Curso: Problemáticas Filosóficas


Contemporáneas

Profesora: Dra. Clemencia Jugo Beltrán


Maestranda: Cecilia Monna
Julio de 2014
Introducción

Hay acontecimientos epocales que marcan rupturas, en tanto algo de lo que venía
siendo se modifica. No son revoluciones, pero sí fracturas que transforman los modos
de ver, pensar, actuar.
Desde hace más de cuatro décadas los movimientos por los derechos de lo que se
llama minorías sexuales, realizan en todo el mundo una marcha denominada día del
orgullo gay. Este día conmemora una fecha y un acontecimiento: el 28 de junio de
1969, en un bar de Nueva York llamado Stonewall Inn, los “débiles”, los raros, los
sometidos a la violencia estatal y social, dijeron basta. Se enfrentaron a los atropellos
policiales a los que eran sometidos cotidianamente, resistieron y algo se transformó.
El día del Orgullo las calles se colman de un cortejo festivo y multicolor que muestra y
visibiliza esa diversidad tanto tiempo negada. Lo Otro aparece en toda su plenitud e
intenta sostener su otredad como tal. Pero ¿cuál ha sido el lugar atribuido a ese otro
en otras épocas recientes? ¿Cuáles son las desconfianzas actuales que caen sobre
ese otro aún en la tolerancia? ¿De dónde provienen? ¿Cuáles son sus efectos? ¿Qué
han aportado las ciencias a esta construcción del otro? ¿Qué relación existe entre el
modo de abordar al Otro en occidente y el pensamiento filosófico que ha
preponderado? ¿Qué ética, qué política, qué racionalidad deben transformar occidente
para que los sujetos excluidos puedan afirmar su vida y su palabra?
En este trabajo se pretende abordar la cuestión de la relación con el otro,
específicamente de la homosexualidad construida como lo Otro, desde los aportes de
Emmanuel Levinas y Judith Butler.
Tomaremos para ello escenas de un documental sobre la rebelión de Stonewall,
suceso que significó un hito en la lucha por los derechos humanos, específicamente
por los derechos de las minorías sexuales, y que constituye el hecho que se
conmemora en la Marcha del día del Orgullo Gay.
Un primer apartado presenta las críticas de Levinas a la filosofía occidental y aquello
que es la propuesta de su pensamiento. A posteriori, se irán presentando escenas
extraídas del documental, luego se realizará su lectura y análisis a partir de algunos
conceptos fundamentales que nos brindan estos autores.

El pensamiento de Levinas

Podemos encontrar en Levinas la influencia de dos grandes filósofos como son


Husserl y Heidegger. De hecho uno de sus primeros libros se llama Descubriendo la
existencia con Husserl y Heidegger. Sin embargo, se distancia de ambos desde el
momento en que su filosofía rechaza la primacía otorgada a la ontología, proponiendo
a la ética como la filosofía primera, negando que lo más importante sea el ser y
confiriendo preeminencia al otro, a la alteridad. De este modo, queda también
desplazado el saber en relación a la ética. Es la filosofía de occidente la que Levinas
pone en cuestión; y cabría preguntarse qué lleva a este autor a semejante ruptura, a la
necesidad de una nueva búsqueda. ¿Su historia personal tal vez? Judío, nacido en
Lituania, preso en un campo de concentración, se salvó de morir en manos del
nazismo al nacionalizarse francés, perdió su familia en el holocausto. Probablemente
su biografía tiene mucho que ver. Pero Levinas también pertenece a una época y una
generación que pone en cuestión los logros de occidente. Las guerras, el nazismo, la
violencia ejercida por el colonialismo sobre distintos pueblos, sobre grupos sociales,
dejan muchas dudas sobre la idea de progreso y la evolución hacia sociedades más
justas, esperanzas que la modernidad había sembrado en el pensamiento de
occidente, en su ciencia y en su tecnología.

La mismidad de occidente
“La filosofía occidental coincide con el develamiento del Otro en el
que, al manifestarse como ser, el Otro pierde su alteridad. Desde su
infancia, la filosofía ha estado aterrorizada por el Otro que permanece
siendo Otro, ha sido afectada por una alergia insuperable.1”
E. Levinas

Occidente es percibido para el filósofo como estando en relación con elementos que
han caracterizado al pensamiento occidental hasta este momento: la reducción a lo
Mismo de todo lo que aparece como Otro; por lo que el conocimiento, lejos de aportar
a la ciencia y la tecnología en pos de una mejora en la vida del hombre, representa
una estrategia de apropiación y dominación.
En La Ética como Filosofía primera, Levinas plantea que la vida intelectual y espiritual
de occidente ha otorgado una primacía al conocimiento, y conjuntamente al ser, como
lugar mismo de lo inteligible, estableciendo entre ambos una correlación.
“La correlación conocimiento-ser, la temática de la contemplación, significa una
diferencia y, a la vez, una diferencia sobrepasada (surmontée) en lo verdadero, donde
lo conocido es comprendido, y de este modo apropiado por el saber y como eximido
(affranchi) de su alteridad”. (Levinas, 2006, pp.11)
Es en el saber donde se advierte una actividad intelectual que consiste en pensar
conociendo, apresando y reduciendo a la presencia, a través de la representación de
la diferencia del ser:
“Un cierto apresar: en cuanto conocido, el ser se vuelve lo propio del pensamiento, es
apresado por él. El conocimiento como percepción, como concepto, como concepción
remite a un apresar. […] La inmanencia de lo conocido al conocer es ya la práctica

1
LEVINAS, E., (2000) La huella del otro, México, Taurus. Pp. 49.
encarnada del apoderamiento, el cual no viene a agregarse como una magia a la
“imponente espiritualidad” del pensar, ni consiste en asegurarle las condiciones
psicofisiológicas, sino que pertenece a la unidad del saber, donde el Aufassen
(concebir, comprender) es también, o fue siempre, un Fassen (tomar, apresar) […] El
saber es representación, retorno a la presencia, ahí nada podría permanecer otro”.
(Levinas, 2006, pp.11, 12).
El rasgo de la modernidad, entonces, es la identificación del ser y del saber, en la cual
el ser es reducido a lo conocido del saber. A su vez, la ontología, al conocer a los
entes a la luz del ser, los despoja de su alteridad, sosteniendo el predominio de lo
Mismo sobre lo Otro y reduciendo éste a aquél. Es por la representación, por la
sujeción del objeto a la presencia, que el conocimiento constituye reducción y dominio
de la alteridad.
Levinas va a decir que bajo esta lógica, la verdad es el punto de llegada de un
movimiento que parte de un mundo íntimo y familiar, de una interioridad, hacia lo
extraño. El pensador, en una búsqueda libre, en un pensamiento sin límites, que se
basta a sí mismo, llega a la verdad. Descartes pondrá a la razón como un yo, y a la
verdad como conocimiento. “El yo es la identificación por excelencia, el origen del
fenómeno mismo de la identidad. […] El verdadero conocimiento en el cual el Yo deja
hacer y deja relucir un ser extraño no interrumpe esta identificación originaria, no atrae
irreversiblemente al Yo fuera de sí.” (Levinas, 2000, pp 47). No la interrumpe porque
produce un proceso que va de la diversidad de lo inaprensible a la unidad del
concepto, de lo extraño a lo familiar, de lo Otro a lo Mismo.
Husserl hace un cuestionamiento a la caracterización de la conciencia como un
receptáculo autosuficiente al cual entran los objetos o a partir de lo cual se desarrolla
la objetividad. El sujeto, la conciencia y el objeto son posibles de pensar por separado
haciendo una abstracción teórica, pero si vamos a la experiencia y a una descripción
de los hechos, Husserl plantea que nos encontramos con que la conciencia no existe
como algo autónomo al margen de los objetos, sino que lo que hay son actos
concientes. Esta “conciencia-de algo” es lo que introduce como noción de
intencionalidad, por lo cual el objeto es siempre parte de la unidad conformada por
todo acto conciente, intencional. La intencionalidad no es la mediación entre el sujeto y
el objeto sino la relación con el objeto en cuanto tal; la relación con el objeto,
justamente, es la conciencia. Si bien define la conciencia de un modo diferente al
tradicional, la primacía otorgada a ésta hace considerar a Levinas que en el planteo de
Husserl todo objeto de la conciencia intencional es objeto teórico, representación; y en
ese punto, opera una reducción, ya que el objeto con el que la conciencia se relaciona
es irreductible a la representación teórica, no es sólo objeto teórico. Frente a esto
plantea un más allá o un más acá de esa “conciencia de”, una conciencia no
intencional, que se ejerce como un saber no objetivante, que precede a toda intención
y que no es acto sino pasividad pura. (Levinas, 2006)

La multiplicidad del mundo sensible

“La experiencia, la idea de lo infinito, está en la relación con el


prójimo”
E. Levinas

Para Levinas la experiencia posee una riqueza plural, la cual sería “mostrable”, pero
renuente a toda vía de “demostración”. Si esto se traslada a la sensibilidad, la
diferencia es aún más radical. La filosofía, tradicionalmente, ha dejado de lado la
sensibilidad o se ha acercado a ella como un elemento no intelectivo que aporta un
material bruto para una posterior intelección: la razón nos permite formar ideas a partir
de las percepciones, por lo cual la función de la sensibilidad sería ofrecer datos para la
inteligencia. El filósofo rechaza con fuerza tal concepción que considera neutraliza el
mundo sensible, poseedor de una pluriformidad, colores, acentos y relieves propios
que ninguna ontología es capaz de traducir. (Levinas, 2003).
En “Descubriendo la existencia…” Levinas recupera la idea de infinito y dice que no es
una idea comparable con ninguna otra, ya que ella se refiere a lo que no puede
abarcar. No se trata de un concepto dice, porque no se extingue en el pensamiento
que lo piensa, el infinito no es apresado en la idea de lo infinito. Trae lo infinito como
siendo lo radical, lo absolutamente otro. Esta idea es la única que enseña lo que se
ignora, y en ese sentido, no constituye una reminiscencia sino que ha sido puesta en
nosotros por una experiencia en el sentido radical, “una relación con lo exterior, con lo
Otro, sin que esta exterioridad pueda integrarse en lo Mismo.” (Levinas, 2005, pp 247).
Esta idea de lo infinito, esta experiencia, es la relación social; está en relación con el
prójimo y nos pone en relación con lo infinito de este ser, con un ser absolutamente
exterior. Exterioridad que constituye una distancia que ya no es la de la relación
sujeto-objeto, en la cual el objeto se integra en la identidad de lo Mismo, en la cual el
Yo hace de él su tema, su propiedad. “Aquí se establece una relación no con una
resistencia muy grande, sino con lo absolutamente Otro – con la resistencia de lo que
no tiene resistencia – con la resistencia ética. Ella abre la dimensión misma de lo
infinito – de lo que detiene al imperialismo irresistible de lo Mismo y del Yo. Llamamos
rostro a la epifanía de lo que puede presentarse tan directamente a un Yo y, por eso
mismo, tan exteriormente.”(Levinas, 2005, pp 248).
Una experiencia donde el Otro no se constituye por el Mismo

“La puesta en cuestión de sí es, precisamente, la acogida de lo


absolutamente otro. La epifanía de lo absolutamente otro es el
rostro…”
E. Levinas

Para Levinas la filosofía primera es la ética, no la lógica y la verdad. Rechazando la


primacía del ser en pos de la diferencia, la otredad, su propuesta es la de una relación
otra con el Otro, no ya una relación cognoscitiva sino ética.
Una de sus preguntas es “si el pensamiento entendido como saber, desde la ontología
de la filosofía primera, agota los posibles de la significancia del pensamiento y si, tras
el saber y su dominio sobre el ser, no surge una sabiduría más urgente” (Levinas,
2006 pp 14). Se trataría de que aparezca la posibilidad de un modo otro de pensar, y
aquí plantea la existencia de una conciencia no-intencional, pre-reflexiva, que no
comporta un saber de sí, sino más bien un borramiento o discreción de la presencia;
que no se reafirma ni en el campo objetual ni en la autocerteza. En palabras de
Levinas es pensar al tiempo sin representarlo, pura duración del tiempo. Levinas habla
de dos temporalidades: la sincronía y la diacronía 2. El tiempo sincrónico es aquel en el
cual la conciencia trae al presente las distintas fases de tiempo del fenómeno
mediante la representación. De esta manera el fenómeno es reducido a un tema
articulado por la conciencia, esto es lo Dicho. Pero el Decir desborda a lo Dicho, la
significancia del Decir no se agota en lo Dicho, no se reduce a la tematización, a la
mostración que se realiza en lo Dicho. Para Levinas la responsabilidad para con el otro
es un Decir antes que todo Dicho, es un encuentro entre las temporalidades del yo y
del otro sin que se identifiquen en una representación. Es un tiempo en que ese
encuentro con el otro hace nacer una responsabilidad para con el otro en respuesta a
su vulnerabilidad, y ese instante no puede ser representado ni anticipado.
Aquí aparece una palabra fundamental en el pensamiento de Levinas que es el rostro.
El rostro es ese cara a cara, proximidad, expresión del encuentro con el Otro, donde
el otro habla en un lenguaje anterior a la palabra, y en ese sentido es un Decir anterior
a todo Dicho. Lo que habla el rostro del otro es una interpelación de mi infinita
responsabilidad para con el otro, me demanda, me reclama como si su vulnerabilidad
fuese asunto mío, perturba mi conciencia, que pierde el primer lugar.
En La Huella del Otro Levinas dice:
“Despojado de su forma misma, el rostro se estremece en su desnudez. Él es una
miseria. La desnudez del rostro es indigencia y ya suplica en esa rectitud que apunta
hacia mí. Pero esta súplica es una exigencia. En el rostro la humildad se une a la

2
La diacronía aparece desarrollada en el capítulo 9 de “Descubriendo la existencia…”. También habla de ello en
relación a lo dicho y al decir en “De otro modo que ser…” y en “La Huella del otro”.
altura. Y aquí se anuncia la dimensión ética de la visitación. […] …mientras el
pensamiento libre sigue siendo lo Mismo, el rostro se me impone, en cambio sin que yo
pueda ser sordo a su llamado, ni olvidarlo; es decir, sin que yo pueda ser considerado
responsable de su miseria. La conciencia pierde el primer lugar.” (Levinas, 2000 pp 62).

En la ética que plantea Levinas el derecho a existir del otro tiene prioridad sobre mi
derecho de autoconservación. El rostro como comprensión de la precariedad del otro
que constituye a la vez la tentación de matar y la apelación al No matarás. El rostro del
otro entonces me instala en el corazón de la ética en tanto provoca una lucha en mí:
me vuelve asesino y me prohíbe matar. Se trata de una subjetividad que tiene origen y
constitución en esta respuesta al Otro, en lugar de una subjetividad como conciencia
pura.
En el apartado que sigue, y a partir de escenas extraídas de un documental sobre la
rebelión de Stonewall en Nueva York, intentamos abordar los efectos que tienen sobre
las minorías sexuales el modo de pensar lo Otro de Occidente.

La rebelión de Stonewall

El documental del cual hemos extraído escenas y testimonios, narra los hechos
acaecidos entre el 28 de junio y el 2 de julio de 1969, en un bar llamado Stonewall
Inn3, ubicado en Greenwich Village en la ciudad de Nueva York. Se trataba de un local,
manejado por la mafia y al cual concurrían gays, lesbianas y travestis. Eran frecuentes
las razias en este tipo de bares ya que estaban prohibidos y se mantenían abiertos
mediante el pago de coimas a la policía. Esa noche, al ingresar la policía, a diferencia
de otras tantas veces, quienes estaban en el bar se resistieron al arresto. Esto derivó
en una rebelión a la que se sumaron otros grupos (los Panteras Negras, militantes de
los derechos humanos, vecinos del barrio), que duró varias noches, y que implicó un
hito en la defensa de los derechos de las minorías sexuales. El documental recupera
discursos de la época provenientes de las ciencias de la salud, de los estamentos
gubernamentales y de algunos periódicos locales. Completa este relato con los
testimonios de algunas de las personas que estuvieron allí esa noche.
Pasemos, entonces, al análisis de las escenas.

3
En su libro Historia de la Homosexualidad en Argentina, Osvaldo Bazán lo describe como “poco más que una pocilga,
sin siquiera agua corriente”, y relata los acontecimientos del 28 de junio del ‘69 en la parte VII del libro, en la cual
escribe sobre lo que ocurría en Argentina con relación a la homosexualidad en los años 60, reconociendo una
correlación entre ambos países en lo que respecta a la persecución a los homosexuales. En la página 290 escribe:
“Aplicaron tolerancia cero y como si Nueva York y Buenos Aires estuvieran ligadas por un edicto enorme e
interminable, intervinieron el local y arrestaron a todos los clientes”.
La razón que reduce a lo otro es apropiación y poder4

“El conocimiento consiste en aprehender al individuo que sólo


existe, no en su singularidad que no cuenta, sino en su
generalidad, la única de la que hay ciencia. Y ahí comienza
todo poder”5.
E. Levinas

El papel de las ciencias en los años 60 y principio de los 70 tuvo consecuencias muy
duras para muchos gays y lesbianas. La homosexualidad era considerada por algunos
ámbitos influyentes de la psiquiatría como una enfermedad, y hasta como una
psicopatía. Se decía de ellos que eran promiscuos, que no eran capaces de mantener
relaciones duraderas. “La homosexualidad es un trastorno mental que ha alcanzado
proporciones de epidemia” dice un psiquiatra y psicoanalista neoyorquino que aparece
en el documental.6
Pero aquello no era sólo la opinión de un psiquiatra; existían instituciones (hospitales
psiquiátricos) que sometían a los gays a tratamientos de condicionamiento aversivo,
que consistían en mostrar al “paciente” imágenes de hombres desnudos al tiempo que
le suministraban descargas eléctricas (electroshock). El objetivo que perseguían estos
tratamientos era que el sujeto dejara de sentir atracción sexual hacia los hombres.
A aquellos que eran considerados psicópatas sexuales se los sometía a
procedimientos aún más terribles como la esterilización, la castración y la lobotomía.
En una de esas instituciones se les proporcionaba un fármaco que provocaba
sensaciones de ahogamiento, lo que constituía una verdadera tortura producida de
manera farmacológica.
Existían videos educativos realizados por universidades que mostraban cómo se
mueve, gestualiza, responde en la interacción con otros, un niño que “no es normal”.
La captura del otro abarcaba también a la infancia.
“El ser extraño, en lugar de mantenerse en la inexpugnable fortaleza de su
singularidad, en lugar de plantar cara, se convierte en tema y objeto. Se incluye en un
concepto o se disuelve en relaciones. Cae en la red de las ideas a priori que aporto
para captarlo” (Levinas, 2005, pp 241).
Siguiendo a Levinas la ciencia, al preguntarse por la verdad y establecer con el Otro
una relación de conocimiento, es ontológica y mantiene un esquema sujeto-objeto.
Basada en fundamentos de la filosofía occidental que cuestiona el filósofo, se

4
LEVINAS, E., Descubriendo la existencia con Husserl y Heidegger, Síntesis, Madrid, 2005, pp. 242.
5
Idem op.cit., pp. 241.
6
Bazán, en Historia de la homosexualidad en la Argentina confirma la misma mirada de la psicología y la psiquiatría
hacia la homosexualidad en nuestro país, sin llegar a someter a los gays a tratamientos tan deshumanizantes como los
utilizados en EE.UU. Esto estaba acorde a criterios globales, ya que recién en 1974 la OMS determinó que la
homosexualidad no era una enfermedad mental, salvo en los casos de “egodistonía”, es decir de conflicto con la
orientación sexual.
caracteriza por la reducción de lo Otro a lo Mismo, siendo de este modo, el
conocimiento, una estrategia de apropiación, de dominación, donde la subjetividad
queda neutralizada en un discurso homogéneo e impersonal. Es el cuestionamiento a
ese sujeto universal, autónomo, autoconciente, que es capaz de conocer, de dar
cuenta de sí mismo y del mundo que lo rodea.
Es así que el mundo sensible de la erótica, la experiencia erótica en su pluriformidad,
en sus múltiples fórmulas de sexuación, es reducida en estos casos por las ciencias
de la salud a una fórmula única, a una norma: la heteronormatividad. Bajo esta mirada,
la homosexualidad, es vista como una desviación, lo cual justifica las más terribles
intervenciones.

El uso deshumanizante del rostro

Judith Butler, en Vida Precaria, recupera la cuestión del rostro de Levinas y plantea
que si bien lo humano no está representado por el rostro, tampoco se identifica con lo
irrepresentable, sino que lo humano se afirma en ese fracaso de la representación.
Ella analiza lo que sucede cuando el rostro funciona al servicio de una personificación
que afirma capturar al ser humano en cuestión. Cuando esto ocurre tiene lugar cierta
pérdida. “La desrealización de la pérdida – la insensibilidad frente al sufrimiento
humano y la muerte – se convierte en el mecanismo por medio del cual la
deshumanización se lleva a cabo. Dicha desrealización no ocurre ni adentro ni afuera
de la imagen, sino a través del marco que contiene la imagen”. (Butler, 2006, pp 184).
En el documental aparece un anuncio gubernamental que muestra a un hombre de
unos 40 años que se baja de un auto y va al encuentro de un adolescente, se sientan
en una plaza, el hombre le muestra unas estampas pornográficas. El anuncio dice en
una parte: Lo que Jimmi no sabía era que Ralph estaba enfermo. Su enfermedad no
era una enfermedad visible como la varicela, pero era igual de peligrosa y contagiosa.
Era una enfermedad mental: Ralph era homosexual. Nunca se sabe cuando hay un
homosexual cerca. Pueden parecer normales pero cuando descubráis que es un
homosexual tal vez sea tarde.
Otro anuncio gubernamental muestra a un hombre llegando de trabajar e ingresando a
su hogar donde se encuentra su mujer y su hija y se disponen a almorzar. Una voz en
off dice: ¿Quiere que su hijo sea tentado por el mundo de la homosexualidad, o su hija
por el lesbianismo? ¿Quiere que pierdan la oportunidad de disfrutar de un matrimonio
normal y feliz?
Esa imagen del homosexual pervertido, abusador de menores, promiscuo, aquel que
va a arruinar la felicidad que le espera a su hijo o hija en una familia “normal”; esa
imagen capturada por el mal y la peligrosidad, no es un rostro humano y esa
deshumanización es condición de la violencia ejercida sobre esas personas. Esa
imagen deja oculto el sufrimiento humano y la proximidad que nos debiera despertar la
precariedad, la vulnerabilidad del otro, de la vida misma. Allí no hay identificación
posible para el yo. La violencia estatal e institucional quedaba justificada. Y también la
violencia proveniente de la sociedad civil: “Podían pegarte, golpearte la cabeza contra
la pared de los servicios porque mirabas a donde no debías. Algunos sufrían amnesia
por las palizas o acababan en sillas de ruedas. Nos cazaban, éramos piezas de caza.
Y cazarnos era fácil, era un juego”7
En Marcos de Guerra. Vidas lloradas Butler plantea que los marcos con los cuales
aprehendemos o no la vida de los demás como perdida o dañada son operaciones de
poder que delimitan la esfera de aparición, aún sin decidir unilateralmente las
condiciones de aparición. Es decir, que existen “modos culturales de regular
disposiciones afectivas y éticas a través de un encuadre de la violencia selectivo y
diferencial”. (Butler, 2010, pp 13) Una vida concreta no puede aprehenderse como
dañada o perdida si antes no es aprehendida como viva.
De los testimonios de las personas que estuvieron en la rebelión escuchamos:
- “Aberración era una palabra que se utilizaba para nombrar a los gays y a las
lesbianas. La policía tenía la orden de limpiar las calles de estas personas”.
- “Sabía que esas palabras que se usaban para denigrar a otros hablaban de mí.
Aprendí muy pronto que esas horribles palabras hablaban de mí. Yo era una de esas
personas”.
- “No tenías ningún sitio donde intentar encontrar tu identidad y cuando encontrabas la
palabra ésta era homosexualidad. Y la buscabas en el diccionario y decía las cosas
más atroces, no decía nada de que fueras una persona: como si estuvieran
identificando un objeto”.

Podemos visualizar allí los marcos que operan en relación a la sexualidad para
diferencias las vidas de unos y otros, los “normales” y los desviados, los que
pueden circular libremente y los que no, los que pueden tener espacios de
recreación e interacción con otros y los que no, los que son personas y los que
son objetos. Los sujetos se constituyen mediante normas, sin embargo las
normas no deben entenderse de modo determinista, y la vida excede siempre
las condiciones normativas de su reconocibilidad.
“La represión milenaria a la homosexualidad no sólo hizo creer a las mayorías que los
invertidos eran pecadores, enfermos y delincuentes. También, y aquí otro rasgo de su
gran perversidad, se lo hizo creer a los propios invertidos”, afirma Bazan (Bazán, pp
289).

7
Testimonio extraído del documental La rebelión de Stonewall.
En la rebelión de Stonewall, los gay, lesbianas, travestis, resistieron los marcos
existentes del reconocimiento, dijeron ‘no somos eso que se dice de nosotros y que
justifica toda violencia, somos personas, tenemos derechos’.
Siguiendo a Butler diremos: “Lo que ocurre cuando un marco rompe consigo mismo es
que una realidad dada por descontada es puesta en tela de juicio, dejando al
descubierto los planes instrumentalizadotes de la autoridad que intentaba controlar
dicho marco”. (Butler, 2010, pp 311).

Conclusiones

Recuperamos la propuesta de Levinas de abordar al otro “de otro modo que” a partir
del saber, de abordar al otro humano en su singularidad, y no ya como concepto
genérico de hombre, a partir de la proximidad al otro, de una relación de alteridad. Ya
que el modo en que hasta aquí occidente ha construido al otro ha tenido
consecuencias de dominio y violencia. Y esto tiene que interpelar fundamentalmente a
las disciplinas del hombre, al modo como nos acercamos al otro desde nuestras
prácticas profesionales psicosociales,
Actualmente hay numerosas personas que son rechazadas, discriminadas,
consideradas anormales, inaceptables debido a sus modalidades de género. Esto
tiene como efectos que esas personas no tengan la oportunidad de que sus vidas
sean consideradas dignas de ser vividas, ayudadas, protegidas. Por lo contrario,
quedan expuestas, en una precariedad inducida políticamente, a la imposibilidad de
cubrir sus necesidades de cobijo y alimento, de redes de sociabilidad y trabajo,
expuestas a la dañabilidad y a la muerte.
Que mi responsabilidad sea interpelada por el rostro del otro, entonces, significa que
soy responsable de la precariedad del otro, aún de aquellos que no conozco, que
están lejos de mí, que hay una demanda a la que me veo impelido a responder. Pero
no es una responsabilidad que me obliga a proteger la vida de cada una de las
personas, sino a ser responsable de pensar qué tipo de estructuras políticas son
necesarias para sostener la vida y protegerla de las violencias.
Pero esto será posible en una relación con el otro en la cual el otro ingrese como otro,
sin quedar absorbido en lo Mismo, ya que esto borraría toda posibilidad de una
relación de alteridad.
Bibliografía

BAZAN, O., (2006) Historia de la Homosexualidad en la Argentina, Buenos Aires,


Marea, Parte VII.

BUTLER, J., (2006) Vida precaria. El poder del duelo y la violencia, Buenos Aires,
Paidos, cap. 5.
(2010) Marcos de Guerra. Las vidas robadas, Buenos Aires, Paidos,
Introducción y Cap. 5.

LEVINAS, E., (2000) La huella del otro, México, Taurus.


(2003) De otro modo que ser o más allá de la esencia, Salamanca,
Sígueme, Colección Hermeneia, pp. 11 a 43, y pp. 97 a 113.
(2005) Descubriendo la existencia con Husserl y Heidegger, Madrid,
Síntesis, cap. 9, 10 y 11.
(2006) Ética como filosofía primera. En A Parte Rei. Revista de
Filosofía. Disponible en http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei/.

Recursos audiovisuales
- Documental: La Rebelión de Stonewall, disponible en www.youtube.com/watch?
v=CE3_DzRLUT4

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