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Rompecabezas

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Ficha 1 Nietzsche. El conocimiento como invención humana

El conocimiento una invención.

“En algún apartado rincón del universo centelleante,


desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una
vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el
conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la
“Historia Universal”: pero, a fin de cuentas, sólo un
minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza, el astro
se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer.”1

(Nietzsche “Sobre la verdad y la mentira en sentido


extramoral, 1873)

Invención - Origen

“Cuando [Nietzsche] habla de «invención» tiene en mente una palabra que opone a
invención, la palabra «origen». Cuando dice «invención» es para no decir «origen»,
cuando dice Erfindung, es para no decir Ursprung.

(…) Por ejemplo, en un texto que —creo— pertenece a La Gaya Ciencia habla de
Schopenhauer reprobándole su análisis de la religión. Nietzsche dice que Schopenhauer
cometió el error de buscar el origen —Ursprung— de la religión en un sentimiento
metafísico que estaría presente en todos los hombres y contendría de manera anticipada
el núcleo de toda religión, su modelo al mismo tiempo verdadero y esencial. Nietzsche
afirma: he aquí un análisis de la religión totalmente falso, porque admitir que la religión
tiene origen en un sentimiento metafísico significa, pura y simplemente, que la religión
estaba dada implícita, envuelta en ese sentimiento metafísico. Sin embargo, dice
Nietzsche, la historia no es eso, la historia no se hace de esa manera, las cosas no
suceden así, porque la religión carece de origen, no tiene Ursprung, fue inventada, hubo
una Erfindung de la religión; en un momento dado ocurrió algo que la hizo aparecer. La
religión fue fabricada, no existía con anterioridad. Hay pues una oposición fundamental
entre la gran continuidad de la Ursprung descrita por Schopenhauer y la ruptura que
caracteriza a la Erfindung de Nietzsche.”
(Foucault, Río de Janeiro 1973)

“La necesidad metafísica no está, como procuró Schopenhauer, en el origen de las


religiones, sino que es un vástago tardío de éstas últimas. Bajo el imperio de los
pensamientos religiosos, se está habituado a la representación de “otro mundo” (…)
Lo que en tiempos primitivos llevó a admitir, por lo general, la realidad de “otro
mundo” no fue ni un impulso ni una necesidad, sino un error en la interpretación de
ciertos fenómenos naturales y, por consiguiente, una confusión del intelecto”
(Nietzsche “La Gaya ciencia”)

“Para Nietzsche la invención –Erfindung- es algo que posee un comienzo pequeño,


bajo, mezquino, inconfesable. (…) Fue debido a oscuras relaciones de poder que se
inventó la religión. Villanía, por tanto, de todos estos comienzos cuando se los opone a
la solemnidad del origen tal como es visto por los filósofos.

1
Debido al carácter oscuro y controvertido del pasaje, tomaremos la interpretación del filósofo Michel Foucault para realizar un
análisis conforme a los intereses de este curso.
(…)

A la solemnidad de origen es necesario oponer, siguiendo un buen método histórico, la


pequeñez meticulosa e inconfesable de esas fabricaciones e invenciones.
(Foucault, Río de Janeiro 1973)

Por lo tanto….

“Para saber qué es [el conocimiento], para conocerlo realmente, para aprehenderlo en su
raíz, en su fabricación, debemos aproximarnos a él no como filósofos sino como
políticos, debemos comprender cuáles son las relaciones de lucha y de poder. Solamente
en esas relaciones de lucha y poder, en la manera como las cosas entre sí se oponen, en
la manera como se odian entre sí los hombres, luchan, procuran dominarse unos a otros,
quieren ejercer relaciones de poder unos sobre otros, comprendemos en qué consiste el
conocimiento.”
(Foucault, Río de Janeiro 1973)

Verdad y bienestar

“(…) Reducir algo que nos es desconocido a algo que conocemos alivia, tranquiliza y
produce satisfacción, suministrando además una sensación de poder. Lo desconocido
implica peligro, inquietud, preocupación; el primero de nuestros instintos acude a
eliminar esos estados de ánimo dolorosos. Primer principio: es preferible contar con una
explicación cualquiera que no tener ninguna. Como en el fondo sólo se trata de querer
librarse de representaciones opresivas, no se es nada riguroso a la hora de recurrir a los
medios para conseguirlo. La primera representación que nos permite reconocer que lo
desconocido no es conocido produce tanto bienestar que la consideramos verdadera al
punto. Prueba del placer («de la fuerza») como criterio de verdad.
De este modo, el instinto de causalidad está condicionado y es excitado por el
sentimiento de miedo. La pregunta relativa a la causa no debe dar como respuesta, en la
medida de lo posible, una causa cualquiera, sino un determinado tipo de causa: una
causa que tranquilice, que libere y que alivie. La primera consecuencia de esa necesidad
es que determinemos que la causa es algo que ya conocemos, que ya hemos vivido, que
se encuentra grabado en nuestra memoria. Queda excluido como causa lo nuevo, lo no
vivido, lo extraño. En consecuencia lo que buscamos como causa no es solo un tipo de
explicación, sino un tipo escogido y privilegiado de explicación: la que de un modo más
rápido y frecuente elimine el sentimiento que produce lo extraño, lo nuevo, lo no
vivido; es decir, las explicaciones más habituales.
La consecuencia es que cada vez va adquiriendo una mayor preponderancia una forma
de determinación de causas, ya se va concretando en un sistema y que finaliza
destacando como dominante, es decir, que acaba excluyendo sin más otras causas y
otras explicaciones. El banquero piensa inmediatamente en el «negocio», el cristiano en
el «pecado», y la muchacha en el amor.”
(Nietzsche. “El ocaso de los ídolos” 1887)

Si el conocimiento es invención. Entonces, ¿Qué sería la verdad?

[…] “¿Qué es entonces la verdad? (…) suma de relaciones humanas (…) que, después
de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las
verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; (…), monedas que han
perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal”

(Nietzsche “Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral, 1873)

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