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¿Otro librito de sistematización? ¿Se justifica otro texto sobre sistematización? ¿No son
suficientes los que ya circulan por todos lados? Las respuestas a tales interrogantes
descubren la idea que tenemos de la sistematización. Si vemos la sistematización como una
moda, o como una acción prefigurada, o como un mero procedimiento tecnológico, es
posible pensar que tal vez no queda nada que decir sobre ella. Pero, ¿es así? ¿Es justo
considerar moda a esa práctica de más de tres décadas, que se regenera a sí misma en cada
ejercicio, que crea literatura de modo permanente, que bien ha funcionado para que
muchos colectivos se repiensen, para que potencien su trabajo y sigan desarrollando la
organización comunitaria en América Latina… y mucho más allá? …Y la misma abundancia
de literatura sobre sistematización, ¿no nos muestra que sus posibilidades de orientar,
canalizar, secuenciar y leer acciones colectivas pueden ser inagotables? ¿No estamos
percibiendo que en cada proceso específico donde sus protagonistas suponen sistematizar
experiencias se generan múl- 8 tiples conocimientos, aprendizajes, ideas, preguntas,
reflexiones que provocan ser compartidas con otros colectivos? Hacer sistematización y
hablar sobre ella son procesos inagotables. Pues, no se trata de seguir instrucciones
predeterminadas por otros, como si se volviese a recorrer siempre el mismo camino. O
como si sólo se tratara de aplicar un software y esperar que concluya por sí mismo su
ejecución… La sistematización implica generar enfoques y propuestas sobre cómo asumirla.
Pero quienes decidimos practicarla tenemos que resignificarla y reelaborarla
completamente a cada momento, considerando las circunstancias de vida en que nos
desenvolvemos y las posibilidades que hemos de transitar. Cada experiencia de
sistematización –por lo tanto- es única, específica, particular, lo que nos coloca siempre ante
búsquedas creativas permanentes. De la misma forma, lo que podemos decir de esas
experiencias (su formulación o –si queremos- su teorización) son referencias conceptuales y
procedimentales para otros, quienes a su vez tendrán que reelaborarlas al momento de
practicarlas. Contagiados de este deseo de compartir, nos disponemos a mostrar algunos
hallazgos surgidos en nuestro trabajo desde el camino de la sistematización. Sólo son ideas,
modos de hacer, posibles caminos aún por cons- 9 truir. Ustedes, lectores, tienen la opción
de tomarlos, encararlos, enriquecerlos, transformarlos, mutarlos, en el sentido de seguir
comprendiendo y transformando sus prácticas sociales. ¿Qué encontraremos en el presente
texto? Estas palabras – tentativas, provisionales, referenciales- han de presentar unos trazos
firmes sobre la sistematización de experiencias, a partir del momento histórico venezolano
actual. Tal momento prefigura un horizonte que –desde la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (CRBV)- apunta a la creación de un estado democrático de justicia
y de derecho, que abrigue una vida plena de libertad, jUno de estos procesos es la
sistematización, que seguramente se ha socializado en Venezuela más que en cualquier país
del mundo. No obstante, en múltiples espacios se maneja con una visión demasiado amplia,
más bien laxa, de fáciles mutaciones, que la aleja tanto de su originaria fuerza
transformadora, subversiva como de su rigurosidad emancipadora, y amenaza con