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INTRODUCCIÓN
Aunque la HTA secundaria tiene una prevalencia baja sobre el total de pacientes hipertensos
(5-15%) [1], su importancia estriba en la posibilidad de su erradicación, ya que se conocen sus
mecanismos fisiopatológicos y las causas responsables. En la (Tabla 1) y en la (Tabla 2), se describen
las causas etiológicas de la HTA secundaria y su incidencia, tanto en la población general como en
centros de referencia.
HIPERTENSIÓN NEFRÓGENA
Es la más frecuente de las hipertensiones secundarias.
Así mismo, el lupus y las vasculitis (ver Afectación renal en las enfermedades sistémicas) también se
acompañan de hipertensión arterial.
Nefropatías crónicas
Las causas más frecuentes son las glomerulonefritis primarias, fundamentalmente la nefropatía IgA
[4] (ver Glomerulonefritis primarias), seguida de las enfermedades tubulointersticiales y las
quísticas. La incidencia y la severidad de la hipertensión esta en relación con la progresión de la
nefropatía.
La incidencia se estima en 1-2% [1] de todos los casos de hipertensión moderada, siendo
responsable de muchos casos de hipertensión que se establece de forma aguda en algunos
pacientes.
Se va a realizar una descripción individual de los dos tipos de causas etiológicas (fibrodisplasia y
arterioesclerosis), ya que solo tienen en común la estenosis de la arteria renal y secundariamente
hipertensión arterial. Tanto la presentación clínica, como su evolución ofrecen matices distintos. Así
mismo, el tratamiento endovascular de las fibrodisplasias es curativo en la inmensa mayoría de los
pacientes. Sin embargo, en la HVR por arterioesclerosis es imprescindible realizar un análisis
individualizado de cada paciente antes de decidir si procede el tratamiento revascularizador.
Patología:
Se pueden afectar las distintas capas de la arteria renal y en relación a ello, se establece la siguiente
clasificación [6]:
Fibroplasia medial: es la lesión más frecuente (70-80%), con las imágenes típicas de sacacorchos
o collar de cuentas (Figura 1) y (Figura 2)
Fibroplasia intimal (10%): depósito circunferencial o excéntrico de colágeno en la intima.
Fibroplasia perimedial (10%): parte de la capa media ha sido desplazada o sustituida por
colágeno, que puede llegar a producir una oclusión total.
Hiperplasia medial (1.2%): hiperplasia de la capa muscular con zonas de fibrosis.
Hiperplasia periarterial (< 1%): intensa fibrosis en la adventicia de la arteria.
Manifestaciones clínicas
A veces y a como consecuencia de la lesión en otras arterias se puede producir cefalea, vértigos,
mareos, amaurosis fugaz, accidente cerebrovascular transitorio. Muy raramente cursa con clínica de
claudicación o isquemia mesentérica [7] [8].
Al realizar coronariografias y estudiar simultáneamente las arterias renales [9] [10], se observó en
una serie de 4000 pacientes, la presencia de placas de ateroma a nivel de las arteria renales, que
desencadenaban estenosis de 9,1 y 4,8% de los pacientes, según que la reducción de la luz de la
arteria estuviera entre 50 y 75% respectivamente. En esta serie la presencia de una estenosis
superior a 75% se asoció a una disminución de la supervivencia de los pacientes coronarios.
Una alta prevalencia de estenosis de arteria renal (11-42%) [11] se ha descrito en pacientes con
arteriopatia periférica con o sin hipertensión.
En relación a la fisiopatología, en las fases iniciales (Figura 3), la existencia de una estenosis
significativa en la arteria renal, disminuye la presión de perfusión y estimula el aparato
yuxtaglomerular con liberación de renina y aumento en la génesis de angiotensina II. Según va
pasando el tiempo, la isquemia renal permanente produce daño vascular intrarrenal con lesiones
isquémicas glomerulares, glomeruloesclerosis y fibrosis intersticial (Figura 3).
En una revisión realizada en Estados Unidos entre 1994 y 2004, se observo un incremento
significativo en el tiempo. En 1992 se diagnosticaban 1.29 p/1000 pacientes año, que se incremento
a 4,71 p/1000 pacientes año [14].
Presentación clínica
El American Heart Association en 2005 [15], clasificó a los pacientes con arterioesclerosis de las
arterias renales en distintos grados:
GRADO I: Estenosis de la arteria renal >60%; función renal normal y presión arterial normal.
GRADO II: Función renal normal; hipertensión controlada con medicación.
GRADO III: Insuficiencia renal e hipertensión refractaria.
Esta clasificación funcional y dinámica valora la progresión de las lesiones y su repercusión renal.
La hipertensión puede ser la primera y única manifestación de la lesión vascular y según progresa la
lesión aparecerá insuficiencia renal.
Jackson y cols [17] observaron que un 6-38% de los pacientes con enfermedad renovascular tratados
con IECA desarrollaron insuficiencia renal aguda. En un trabajo prospectivo, van der Ven et al [18]
administraron dosis bajas de Enalapril a 108 pacientes con sospecha de enfermedad renovascular
bilateral; las cifras de creatinina sérica aumentaron en 57 pacientes. El aumento de la creatinina se
relaciono con el grado y severidad de la estenosis.
De igual forma, los antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA II) desencadenan fracaso
renal [19] (ver Insuficiencia renal aguda).
Una serie de estudios realizados con arteriografía y/o doppler demostraron que las lesiones
vasculares progresaban en el tiempo; 11% en un periodo corto y 30-60% a los 7 años. La oclusión
completa en estenosis superiores a 75% se produjo en 10-15% de los casos [21].
Un estudio prospectivo realizado por Capps [22] utilizando doppler, mostro en 170 pacientes
tratados con hipotensores, que la lesión progreso un 28% cuando la estenosis era inferior a 60% y
49% si sobrepasaba ese margen.
Diagnóstico diferencial de la NI
Los pacientes con arterioesclerosis sistémica tienen un alto riesgo de desarrollar fenómenos de
ateroembolismo con trombosis de pequeños vasos en territorios distales, incluido el árbol renal. A
veces se puede desencadenar por maniobras exploratorias (cateterismo, arteriografía, manipulación
aortica). El deterioro agudo de la función renal en estos casos y la presencia de livedo reticularis,
junto con la presencia de hipocomplementemia y eosinofilia en sangre y orina ayudan al diagnóstico
[23].
Diagnóstico de la HVR
El gold estándar para el diagnostico es la arteriografía renal. Dado el carácter invasivo de esta
exploración se han desarrollado otras pruebas menos agresivas para iniciar el estudio ante la
sospecha clínica de HVR.
Doppler dúplex
En un metaanálisis de 88 estudios con un total de 8147 pacientes con HVR se estableció que la
velocidad del pico sistólico tenía una sensibilidad y especificidad del 85 y 92 % respectivamente
[25].
Varios autores [24] definieron el índice de resistencia intrarenal: (IRI) ( [1 - (velocidad telediastolica
÷ velocidad sistólica máxima) ] * 100) . Dicho índice guardaría una estrecha relación con las lesiones
del parénquima renal; la esclerosis glomerular y la fibrosis intersticial se acompañarían de un índice
más elevado por las lesiones de los pequeños vasos intrarenales. Valores de IRI superiores a 0,80
indicarían enfermedad parenquimatosa severa y escaso beneficio con técnicas de revascularización
[24] [26].
Las limitaciones de esta técnica no invasiva es la experiencia y paciencia del observador, habiendo
recibido el nombre de “observador dependiente”.
Su mayor ventaja es la administración de contraste por vía intravenosa, que permite visualizar el
calibre de la luz y las características de la pared arterial en tres dimensiones. Su limitación es la
toxicidad del contraste en paciente con insuficiencia renal grado 3-4.
Es más útil en el diagnóstico de la lesión aterosclerótica por su afectacion más proximal; muchas de
las lesiones de DFM afectan al tercio distal o a las ramas intrarenales. La sensibilidad y
especificidad es de 96-97% respectivamente, que desciende a 64% en el caso de la DFM [27].
Es una técnica cada vez más utilizada en pacientes con función renal y no recomendada en pacientes
con insuficiencia renal grado 3-4, dada la toxicidad del gadolinio (fibrosis sistémica nefrogenica).
Igual que la exploración anterior su poder resolutivo es mayor en las lesiones ostiales y proximales,
cuya sensibilidad y especificidad es de 100 y 98% respectivamente [29].
Ante el riesgo de la toxicidad del gadolinio, se está comenzando a utilizar la Angio-RM sin contraste
(Angio-RM Bold- Blood oxigen level dependent magnetic resonance imaging). La hemoglobina y la
oxi-hemoglobina tienen distintas propiedades paramagnéticas y el cociente R2 se correlacionaría
con los niveles de oxi-hemoglobina. Ello podría ser un marcador de la oxigenación tisular y por tanto
del grado de isquemia renal. El tejido renal de un riñón con una estenosis muy severa estaría muy
mal oxigenado y se podría identificar con esta técnica [30].
Es un test funcional que compara el flujo y el filtrado glomerular de ambos riñones. Como marcador
del filtrado glomerular se utiliza DTPA y MAG3; este último se usa más en pacientes con
insuficiencia renal [31].
Mejora la sensibilidad y especificidad del test administrando Captopril (25-50 mg) una hora antes de
la prueba y comparando los resultados del estudio pre y postcaptopril. En caso de estenosis
significativa de la arteria renal, la administración de Captopril produce un descenso significativo del
filtrado glomerular, que modifica la curva del renograma [32].
La sensibilidad y especificidad del estudio basal y post. Captopril varía según los distintos
laboratorios donde se realiza.
Cuando la sospecha clínica es muy alta (hipertensión de reciente comienzo en mujer joven) y el
doppler compatible con estenosis de arteria renal por DFM, se puede indicar una arteriografía renal
y si se confirma la lesión se puede hacer una angioplastia transluminal en el mismo tiempo.
Un meta análisis realizado en 2004 y que analizaba 8 estudios randomizados con un total de 885
pacientes, demostró que el grupo de pacientes que habían recibido suero salino más n-acetilcisteina
desarrollaban menos deterioro de la función renal que el grupo control, después de la
administración del contraste [36].
Tratamiento
En la HVR por DFM el objetivo será el control de la presión arterial; ello se puede conseguir con
fármacos hipotensores, fundamentalmente con IECA y ARA II.
En la enfermedad renovascular o NI los objetivos son más complejos; protección y/o recuperación de
la función renal, control de la presión arterial y de todas las manifestaciones isquémicas de la
arterioesclerosis.
Si tenemos en cuenta que las placas de ateroma progresan y ello conlleva en algunos casos la
perdida de función y masa renal, la revascularización parece obligada. Sin embargo no debemos
olvidarnos de la edad y comorbilidad que presentan algunos pacientes, por lo que será
imprescindible realizar en cada caso un análisis individualizado, valorando beneficios y riesgos.
El American Heart [15] [37] estableció unos criterios para indicar revascularización o tratamiento
médico según la clínica o factores de cada paciente (Tabla 6).
Las indicaciones para la revascularización se harán fundamentalmente para tratar de proteger y
mejorar la función renal y en segundo lugar para controlar la presión arterial [38] [39] [40] [41] [42]
[43] [44].
Dada la comorbilidad de algunos pacientes y la posible existencia de daño renal severo será
imprescindible un análisis individual de cada paciente. Al hacerlo se deberán realizar las siguientes
preguntas: ¿mejorara y/o se estabilizara la función renal?, ¿mejorara el control de la presión
arterial?, ¿se podrán prevenir lo episodios de insuficiencia cardiaca?.
Técnicas de revascularización
Angioplastia/endoprotesis
La angioplastia renal transluminal percutánea (ARTP) es una técnica sencilla y con excelentes
resultados en la fibrodisplasia.
Sin embargo los resultados de la bibliografía son poco claros y desde el año 2006 se realizaron
estudios prospectivos y randomizados, comparando tratamiento endovascular con endoprotesis
versus tratamiento farmacológico. En el primer grupo, además de colocar una endoprotesis se
administraban fármacos hipotensores, antiagregantes e hipolipemiantes según necesidades; en el
grupo control se utilizaron fármacos pero no endoprotesis.
Los datos de los estudios CORAL [46], RAVE [47] no fueron concluyentes y otros como Arthus Z y
col [48] y Ziakka S y col [49] mostraron una mejoría de la función renal en el grupo de intervención.
En el año 2000, se puso en marcha el estudio ASTRA [50] que incluyo a pacientes con estenosis
superiores al 50% y después de varios años de inclusión se contabilizaron un total de 403 pacientes
en cada brazo. Los resultados publicados en 2009 fueron desalantedadores. No se demostraba
ninguna diferencia significativa en la evolución de la función renal ni en el control de la presión
arterial entre los dos grupos.
Sin embargo análisis pormenorizados posteriores [51] [52] evidenciaron varios errores y se han
hecho muchas críticas: a) algunos pacientes tenían estenosis inferiores al 50%; b) algunos hospitales
habían introducido un número de pacientes muy pequeño, lo que traduciría una falta de experiencia
en el manejo de esta patología; c) algunos pacientes fueron seleccionados por criterios morfológicos,
según la información de la exploración, pero sin criterios clínicos; d) algunos de los pacientes que
fueron incluidos en el grupo control al poco tiempo precisaron una endoprotesis por su mala
evolución.
Ante la falta de claridad en los resultados siguen surgiendo las mismas dudas en cuanto a los
resultados de la revascularización con endoprotesis y si se acede al registro de ensayos
(http://clinicaltrial.gov) aparecen registrados los siguientes estudios (Tabla 7)
Cirugía
Estaría indicada en aquellos pacientes con patología del sector aorto iliaco; también en sujetos con
contraindicación a la implantación de una endoprotesis o complicación después de su colocación, así
como en casos especiales de trombosis completa de la arteria renal con riñón funcionante.
Los resultados globales muestran que en el 50-65% de los pacientes .intervenidos mejora la función
renal, 30% continúan con la función renal estable y 10-15% empeora el filtrado hasta estadio V [38]
[39] [53]. El análisis de estos últimos pacientes muestra daño renal severo secundario a
nefroangioesclerosis y un número reducido de embolias de colesterol.
Las técnicas utilizadas han sido varias: puente aorto-iliaco y aorto-renal, ileo-renal, hepato-renal o
espleno-renal.
La existencia de cardiopatía isquémica y/o cerebrovascular debe ser reparada antes de hacer la
renal.
HIPERMINERALOCORTICISMOS
Síndrome secundario al aumento de la secreción autónoma de aldosterona y otros
mineralocorticoides. Causa poco frecuente de hipertensión (0.5-2 %), aunque el 1-11 % de los
pacientes con HTA presumiblemente esencial no seleccionados, y hasta un 20% de las
hipertensiones resistentes al tratamiento, tienen como causa un hiperaldosteronismo primario [58]
[59]. Aparece entre la tercera y la cuarta décadas de la vida, con igual incidencia entre hombres y
mujeres.
Adenoma productor de aldosterona: 60-70% de los casos de esta forma de hipertensión secundaria,
predominio en mujeres. Suele ser unilateral y la anatomía patológica muestra un tumor con un
diámetro medio de 2 cm, formado por la proliferación de células de la zona glomerular de la corteza
suprarrenal, productoras de aldosterona.
Hiperplasia suprarrenal primaria: incidencia muy baja; morfológicamente se trata de una hiperplasia
bilateral, pero con alteraciones metabólicas y hormonales semejantes a las de un adenoma.
Hiperaldosteronismo sensible a dexametasona: forma muy rara, de tipo familiar y con herencia
autosómica dominante. Suele aparecer en edades jóvenes. La lesión es bilateral. Con la
administración de dexametasona se normalizan los niveles de aldosterona gracias al efecto supresor
que realiza sobre la secreción de ACTH.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas de los hipermineralocorticismos se derivan de las acciones del exceso
de aldosterona y otros mineralocoricoides. La sintomatología predominante e intensidad de la misma
dependerán de la hipopotasemia y alcalosis metabólica [61]. En la (Tabla 8), se resumen por
sistemas y órganos los síntomas más importantes, destacando la debilidad muscular, parestesias y
calambres.
Hipertensión arterial: elevación de la presión arterial secundaria una expansión ligera del volumen
plasmático, un aumento del Na corporal total e intercambiable, y a un aumento de las resistencias
periféricas. Las cifras de presión arterial están bastante elevadas, aunque no suele haber
hipertensión arterial maligna. El cuadro mejora con la restricción de sal. Los
hipermineralocorticismos suelen producir hipertensión arterial refractaria y rara vez cursan sin
hipertensión arterial.
Alcalosis metabólica: cuando las cifras de potasio descienden de modo significativo, disminuye la
secreción de potasio y, a cambio de la reabsorción de sodio, se produce una excreción de
hidrogeniones (intercambio Na/H) y se origina una alcalosis metabólica, con descenso del pH
urinario (aciduria paradójica).
Otros hallazgos: hipernatremia leve; ligero aumento del filtrado glomerular y proteinuria por un
mecanismo independiente de la hipertensión; y debilidad muscular (producida por la
hipopotasemia).
Una sospecha clínica alta, indicación de pruebas de cribado de hiperaldosteronismo primario, debe
tenerse en presencia de:
Diagnóstico
El diagnóstico es sencillo en aquellos pacientes que presentan el síndrome clínico completo. Sin
embargo, en otros casos se necesita confirmación mediante pruebas de estimulación y supresión del
sistema RAA [63].
En hipertensos con hiperplasia suprarrenal congénita, toma crónica de regaliz o con tumores
productores de desoxicorticosterona aparece una ARP suprimida y niveles plasmáticos (o en orina)
bajos de aldosterona.
Es preciso demostrar la asociación de unos niveles elevados y autónomos de aldosterona junto con
valores suprimidos de ARP en plasma, no estimulables.
Supresión con solución salina: las cifras de aldosterona plasmática se miden antes y después de la
infusión de 2 l de solución salina al 0,9% durante 4 horas. Los pacientes con hiperaldosteronismo
primario debido a adenoma muestran niveles basales elevados que no descienden tras la
administración del suero salino. Por el contrario, en individuos con hiperplasia suprarrenal se
aprecia un decremento en los niveles de aldosterona después del suero salino. Hay autores que
prefieren realizar la prueba de supresión midiendo la aldosterona en orina de 24 horas tras
sobrecarga oral de sodio (6 g/día) durante 3 días,sugiriendo hiperaldosteronismo la persistencia
de valores por encima de 14 µg/24 horas.
Prueba del captopril: en pacientes con hipertensión arterial esencial o renovascular los niveles de
aldosterona se reducen de forma significativa 3 horas después de la administración oral de 1
mg/kg de captopril. Sin embargo, los cambios en pacientes con hiperaldosteronismo son leves, no
se modifican en aquellos individuos con adenoma, y descienden levemente en los que presentan
hiperplasia bilateral. Algunos autores prefieren medir la ARP 90 minutos después de la
administración de 50 mg de captopril. Si el cociente aldosterona/ARP permanece > 30, la
sospecha de hiperaldosteronismo es muy alta.
Test de estimulación postural asociado a depleción aguda de volumen: los hipertensos con
hiperplasia suprarrenal bilateral suelen presentar una elevación en los niveles plasmáticos de
aldosterona al pasar del decúbito a la bipedestación. Esto no ocurre en el adenoma, incluso si se
administra furosemida 20 mg IV, seguida de dos horas de deambulación, ya que la producción de
aldosterona es más autónoma. Prueba sencilla de realizar, pero no demasiado útil.
La respuesta antihipertensiva al tratamiento empírico con espironolactona, junto con
normalización del potasio sérico y descenso de peso, refuerzan el diagnóstico de
hiperaldosteronismo primario.
Exploraciones de localización
Si la sospecha es elevada, pero no se identifica la masa en pruebas de imagen, podemos estar ante
un microadenoma, y en este caso la toma de muestras de ambas venas suprarrenales con
determinación del cociente aldosterona/cortisol es el estándar de referencia para diferenciar el
adenoma unilateral de la hiperplasia bilateral.
En la (Tabla 9) se muestran en resumen las técnicas de diferenciación entre los dos trastornos y su
valor discriminatorio.
Tratamiento
Tratamiento quirúrgico
Tratamiento farmacológico
También puede aparecer por un aporte exógeno de moléculas con acción similar a la aldosterona,
como la 9α-fluoprednisona, carbenoxolona, y derivados del ácido glicirrínico, que contiene el regaliz
o el tabaco de mascar.
FEOCROMOCITOMA Definición
El feocromocitoma es un tumor secretor de catecolaminas, cuyo origen está en las células
cromafines de la médula suprarrenal o ganglios simpáticos, claves en el metabolismo de las
catecolaminas. La clínica y el tratamiento en ambos casos es similar, pero si su origen es ganglionar
(denominados también paragangliomas) hay que tener en cuenta que se asocian a otros tumores,
pueden malignizarse, y requieren pruebas genéticas, que ayudan a conocer su evolución y
pronóstico.
La prevalencia de este tipo de tumores es baja, pues afecta a un 0.2–0.4% de la población hipertensa
(2-8 casos por millón de población) [67].
Sintomatología
El feocromocitoma se puede presentar clínicamente de múltiples maneras, en función del tipo de
catecolamina preferentemente secretado, y de la cuantía y forma de la secreción. Puede cursar
como:
Crisis paroxísticas: forma de presentación en más del 75% de los pacientes. Se caracterizan por la
asociación de::
Hipertensión arterial grave de comienzo agudo, una verdadera emergencia hipertensiva (Véase
HTA esencial). La hipertensión también puede presentarse de forma mantenida, y un 5-15% de
los pacientes cursa con normotensión.
Cefalea: síntoma más común (70-90% de los casos). Suele ser muy intensa y de características
pulsátiles durante las crisis.
Diaforesis: aparece en el 60-65% de los casos; es generalizada e intensa.
Palpitaciones.
Se estima que la presentación de esta triada sintomática completa (cefalea, sudoración y
palpitaciones) en pacientes hipertensos alcanza una especificidad del 93% con una sensibilidad del
90% [68] [69] [70]. La crisis va seguida de debilidad y a veces de poliuria.
El inicio de la crisis puede ser desencadenado por múltiples factores: presión en la zona del tumor,
cambios posturales, ejercicio, ansiedad, traumatismos, dolor, micción, distensión vesical, intubación,
anestesia, intervenciones quirúrgicas, parto, ingesta de alimentos ricos en tiramina o fármacos como
los inhibidores de la MAO.
Finalmente, entre un 10 - 50% de los pacientes, según las series, cursan de forma asintomática, y el
feocromocitoma se descubre incidentalmente tras la realización de una prueba de imagen o en la
autopsia.
Los feocromocitomas familiares suponen cerca del 10% del total de los feocromocitomas y aparecen
generalmente asociados a enfermedades familiares con herencia autosómica dominante, y con alta
penetrancia [71] [72]. Alrededor del 60% de los feocromocitomas familiares no se acompañan de
otras alteraciones endocrinas y se dan en gente joven (menores de 20 años). En estos casos, es
llamativo que sólo un tercio de los pacientes presentan manifestaciones clínicas relacionadas con el
feocromocitoma.
Neoplasia endocrina múltiple (MEN 2A): Carcinoma medular de tiroides (95%), Feocromocitoma
(50%) e Hiperparatiroidismo (20%).
Neoplasia endocrina múltiple 2B (MEN 2B): Carcinoma medular de tiroides, Feocromocitoma y
Neuromas cutáneas.
Van Hippel-Lindau (VHL): Feocromocitomas (10-20%), Angioma retinianos, Hemangioblastomas y
Tumores neuroendocrinos.
Enfermedad de Von Recklinghausen (Neurofibromatosis), Neurofibroma, Glioma óptico,
Feocromocitoma (2-5%) y Tumor carcinoide.
Tumores familiares del cuerpo carotídeo (Paragangliomas).
Diagnóstico
Su baja incidencia implica un reto clínico interesante para su diagnóstico correcto [73]. El manejo
integral del paciente con Feocromocitoma exige seguir lo más estrictamente posible una secuencia
diagnóstica lógica, antes de iniciar la preparación preoperatoria con bloqueantes de los receptores
alfaadrenérgicos, con o sin asociación de betabloqueantes, y extirpar el tumor. El feocromocitoma se
diagnostica en raras ocasiones, incluso entre los pacientes en los que se sospecha. En la (Figura
8) se presenta el algoritmo diagnóstico y tratamiento.
Confirmación bioquímica
Existen ciertos fármacos que interfieren con la determinación de catecolaminas lo que obliga a
suspender su administración antes del análisis: antidepresivos tricíclicos, levodopa, descongestivos
nasales (con agonistas adrenérgicos), reserpina, paracetamol y etanol.
Tras las determinaciones bioquímicas en las que se detectan valores elevados de catecolaminas y/o
metanefrinas, debe localizarse la masa tumoral. Ésta es predominantemente abdominal (97-99% de
los casos), y en el 90% de las ocasiones el tumor está situado en una o ambas glándulas
suprarrenales, aunque existen localizaciones extrarrenales a todo lo largo de la cadena simpática.
La ecografía es una prueba muy útil para el despistaje inicial, ya que puede localizar fácil y
rápidamente tumores de localización suprarrenal o cercana a ellas (95% de los tumores). Para
confirmar más precisamente el hallazgo, o en localizaciones extraadrenales, a lo largo de toda la
cadena simpática, debemos recurrir a otras pruebas de imagen.
Tratamiento
El tratamiento de elección es la resección quirúrgica de la masa tumoral. Previamente, el paciente
debe recibir tratamiento farmacológico no solo para controlar la hipertensión arterial, incluida la
prevención de las crisis intraoperatorias, sino también para repleccionar volemia [70].
Tratamiento farmacológico
Crisis hipertensiva del feocromocitoma: los fármacos de elección son la fentolamina en bolos de 5
mg cada 5 minutos o en infusión continua (100 mg en 250 mg de suero glucosado al 5%) y el
nitroprusiato sódico (1 ampolla de 50 mg diluida en 500 ml de suero glucosado al 5%; infusión
continua de 0,5-10 µg/kg/min). Si existe taquicardia o arritmia se añade propranolol intravenoso (1-2
mg cada 5-10 min).
Tratamiento médico: indicado en todo preoperatorio, al menos desde una semana antes de la
resección quirúrgica, y si hay contraindicación para la cirugía.
Tratamiento quirúrgico
Feocromocitoma maligno
Alrededor del 10% de los tumores secretores de catecolaminas son malignos. Histológica y
bioquímicamente son iguales a los benignos, pero se diferencian en su capacidad para metastatizar
en órganos o tejidos sin tejido cromafin (Figura 13). Los feocromocitomas de pacientes que
presentan una mutación en el gen que codifica para la succinato deshidrogenasa B tienen un mayor
riesgo de convertirse en malignos en aproximadamente 20 años tras su aparición. El tratamiento
consiste en la exéresis quirúrgica de la masa tumoral y radioterapia o crioablación de las metástasis
óseas. Ocasionalmente se han administrado distintas pautas de quimioterapia en las formas más
agresivas. La supervivencia a los 5 años es inferior al 50%.
La presión arterial se puede elevar con la toma de ACO que contienen estrógenos. Se estima una
incidencia de hipertensión arterial en el 5% de las mujeres que toman ACO. Generalmente la
hipertensión es leve y suele desaparecer con la suspensión del fármaco. En muy poco casos, la
hipertensión arterial se hace grave y se convierte en maligna con afectación renal. El uso de ACO
también está asociado al desarrollo de síndrome hemolítico urémico.
Han sido varios los mecanismos implicados en el desarrollo de hipertensión arterial asociada a la
toma de ACO: retención de sodio y agua, aumento de peso, aumento de la síntesis hepática de
angiotensinógeno, con la consiguiente estimulación del sistema RAA, o el desarrollo de resistencia a
la insulina.
La toma de ACO aumenta el riesgo de sufrir ictus, infarto de miocardio y tromboembolismos, sobre
todo en mujeres fumadoras. Se recomienda el empleo de dosis lo más bajas posibles de
estrógenos/progesterona, el control periódico de la presión arterial (sobre todo si se prescriben ACO
a una mujer hipertensa por otras indicaciones que no sean la anticoncepción) y la suspensión del
tratamiento en caso de elevación significativa de la presión arterial [79].
Todos los AINE, incluso a dosis adecuadas para reducir la inflamación y el dolor, producen elevación
de las cifras tensionales, tanto en sujetos normotensos como en hipertensos [80]. Además, su
administración interfiere con el efecto antihipertensivo de fármacos como los antagonistas del
calcio. El mecanismo por el que elevan las cifras de la presión arterial está relacionado con la
inhibición renal de la ciclooxigenasa-2 (COX-2), que reduce la excreción de sodio y produce aumento
de volemia. Las dosis de ácido acetilsalicílico generalmente utilizadas no tienen efecto sobre la
COX-2 y por ello no elevan la presión arterial.
Agentes simpaticomiméticos
Es bien sabido que los fármacos simpaticomiméticos elevan las cifras de presión arterial [81].
Aunque en individuos sanos la elevación no es importante, puede llegar a serlo en hipertensos. La
pseudoefedrina y la oximetazolina son broncodilatadores y vasoconstrictores nasales usados a
menudo para tratar las rinitis. La fenilpropanolamina, la efedrina y la pseudoefedrina se emplean en
compuestos anorexígenos y antigripales, y la fenilefrina en soluciones oftálmicas. Su empleo,
especialmente en dosis elevadas, produce elevación de la presión arterial diastólica y sistólica y
aumento de la frecuencia cardíaca.
Corticosteroides
Son fármacos utilizados en el tratamiento de la depresión y otros trastornos del estado de ánimo.
Algunas veces también se utilizan para tratar trastornos obsesivo-compulsivos, trastornos por déficit
de atención con hiperactividad y neuralgias crónicas. La venlafaxina y la sibutramina son fármacos
que pertenecen a este grupo. La hipertensión se produce por aumento de los niveles de
noradrenalina.
Anticalcineurínicos
El tacrolimus, pero sobre todo la ciclosporina, producen hipertensión. El hecho fisiopatológico más
impotante es la vasoconstricción de la arteriola aferente relacionada con cambios locales en la
síntesis de prostaglandinas y el estímulo del eje RAA. Estos fármacos también producen retención de
agua y sal. Debe monitorizarse la presión arterial en los pacientes que los reciben.
Los antihipertensivos especialmente indicados en este contexto son los diuréticos, los inhibidores del
sistema RAA y los antagonistas del calcio debido a su efecto vasodilatador sobre la arteriola aferente
y sus propiedades natriuréticas.
Eritropoyetina
Cafeína
Los efectos del consumo de café sobre la hipertensión arterial son ambivalentes. Por un lado, su
consumo a largo plazo no se asoció a hipertensión en metaanálisis realizados en amplias cohortes.
Sin embargo, otros estudios muestran que en períodos cortos y administrado en dosis suficientes (5
tazas/día) produce un aumento de la presión sistólica. Así, parece que el desarrollo de taquifilaxia
podría explicar estos hallazgos contradictorios. Se necesita un gran volumen (sobre los 700 ml/día)
para producir un aumento agudo y notable de la presión arterial.
Bebidas energéticas
El consumo de bebidas energéticas está en boga no sólo en el ámbito deportivo. Muchas personas
las utilizan para compensar la falta de horas de sueño o el simple cansancio. Sin embargo, su
consumo excesivo, por su alto contenido en taurina y cafeína, puede producir alteraciones
cardiovasculares, incluida la hipertensión arterial.
La taurina es un aminoácido esencial muy abundante, con una importante función plástica. Participa
en el metabolismo de las grasas facilitando la absorción, transporte y utilización de los ácidos grasos
con el fin de obtener energía. Su uso moderado produce el descenso de la presión arterial, pero no
se conocen bien sus efectos cuando se ingiere de forma abusiva tanto aislada como combinada con
cafeína. La taurina tiene, además, un efecto inhibidor de la hormona antidiurética, por lo que puede
ocasionar deshidratación en situaciones extremas.
Otras sustancias
Son los agentes adrenérgicos sintéticos estimulantes del sistema nervioso central más utilizados. Se
emplean para disminuir la fatiga y el sueño y para aumentar la actividad psíquica y física, así como
por sus propiedades inhibidoras del apetito.
Cocaína
Es una droga estimulante del sistema nervioso central que afecta principalmente al sistema
dopaminérgico. Generalmente se consume inhalada, aunque también se puede fumar (crac) o
inyectar. Su efecto es breve y las sensaciones que produce temporalmente consisten en bienestar,
falta de apetito, excitación sexual y euforia. Los efectos físicos del consumo de cocaína incluyen
constricción de los vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas y aumento de la frecuencia cardíaca y
de la presión arterial, y el cuadro puede derivar hacia el infarto agudo de miocardio [83]. Su
consumo es una pesquisa obligada en los servicios de urgencias ante un sujeto joven con
hipertensión grave y síntomas coronarios.
Marihuana y hachís
El cannabis es una sustancia psicoactiva tomada del cáñamo (Cannabis sativa o cáñamo cultivado).
Sus flores son la marihuana, y en su forma resinosa se conoce como hachís. Se trata de una
sustancia psicoactiva que suele consumirse por vía respiratoria, en forma de cigarrillo, aunque
también es posible su consumo por vía oral. Es un activador dopaminérgico tras su unión a los
receptores cannabinoides del sistema nervioso central.
La marihuana produce hipertensión arterial junto con taquicardia, diaforesis y el resto de efectos
adrenérgicos y psíquicos propios de la droga.
TABLAS
IMÁGENES
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