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Reconstruyendo mi templo

En este cuadro la inspiración de Jesús obrero se basa en la interpretación de Él como constructor


más que carpintero por su interpretación del significado en latín; El espacio en donde
encontramos a Jesús es un templo, que esta oscuro y sombrío con el piso de sangre ya que este es
el templo de la mujer que vemos en el suelo, ella esta cubierta y en esa posición porque está
desesperada, perdida, hasta que por la ventana del alma entro cristo en forma del espíritu santo a
darle las herramientas para que ella también pueda reconstruir su templo, esta es representada
por un martillo ya que esta es de las únicas herramientas que simboliza tanto la destrucción como
la recreación, así, ella podrá reformar su espíritu trabajando en ella misma con la ayuda de Dios.
Además, en esta imagen Cristo también está sembrando con su poder en el templo de la joven el
brote de la vid, que representa el fruto de la tierra y el trabajo de los hombres, demostrando así lo
que ella puede lograr trabajando en si misma, motivando así a la juventud a trabajar y seguir el
camino de cristo.

En cristo el simbolismo de sus elementos comienza por su vestido blanco que representa
espiritualidad con dos telas, una de color amarillo que significa energía y brillantez y otra naranja
que simboliza alegría, creatividad y éxito. El también lleva un báculo en la mano derecha símbolo
de su autoridad y también como signo de que el ha llegado para ayudar.

En esta imagen la persona dueña del templo es mujer demostrando así que las mujeres también
tienen la capacidad del trabajo y que no deben sentirse oprimidas por nadie para que suceda lo
contrario, esta mujer joven representa la juventud que puede a veces estar encerrada en si misma
y sentirse perdida.

En esta impresión de jesus obrero, mas que verlo como si llevara a cabo la profesión de carpintero
o trabajador, se le observa realizando su obra de vocación que es salvar a las personas a través del
amor y trabajo. Él es el constructor por excelencia ya que el mismo ha dicho: “destruyan este
templo y en tres días lo volveré a levantar”. Juan 2:19.

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