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LA ETICA DE JESUS
INTRODUCCION
El Anti guo Testa mento termin a con Malaquía s, y ha y un int er-
va lo d e uno s 400 años que ha sid o llam ado "a ño s de silencio",
porqu e no hub o en él nin guna voz prof ética de Dio s para la hu -
manid ad. En esta épo ca mu cho estaba pas ando en el mundo. La
cultura griega gozó de un a influ encia signifi cant e bajo los grand es
filósofos, tales como Sócrates, Platón y Aristót eles. Habí a sistema s
é ticos y filo só ficos que nacieron y flor ecieron en varios p aíses.
Cri sto y su s seg uid ores seg ura1nent e sinti eron la influ enc ia de
es tos 1novimi ento s, y cier tame nt e Pablo tu vo conta cto con ellos en
sus viajes mi sion eros para extender el evange lio en el prim er siglo.
Roma llegó a dominar al mund o en un sentido políti co y ejerció
un poder ex tenso en las pr ov in cias dond e el cristiani s1no tu vo su
origen. Las carr eteras ro1nanas sir vieron para transportar y lleva r
a los mensajero s del eva ngelio a las ciud ades prin cipales d e Asia
Menor y la ley roman a ejercía autoridad sobre todo s.
A este n1undo vino Jesús, un judío , con un men saje para tod os.
El estudio d e la historia de los judí os, de la cu ltura de los gri egos y
del Imp erio Ron1ano no s ay ud a a compr end er mejor es te perío d o.
El judaí s1no se d esarrolló en este p erí odo int ert estam entario, y
adoptó un a cara cterística lega lista con la qu e Cristo lu chó en su 1ni-
ni sterio. Las leyes minu ciosas, los códi gos y la tradici ón d e los
rabí es sub stitu yero n a las enseñanzas de la Ley, d e los pr ofetas y
d e la po esía, qu e h en1os es tudiado en lo s cap ítulo s anteriores.
Jesús hizo énfa sis en los prin cipio s básicos de la relación entre Dio s
y el ser human o.
l. ¿JESUS FUE UN LIDER RELIGIOSO
O UN FILOSOFO ETICO?
En el tran scurso de la hi storia ha habido personas qu e han tra-
tado de separa r las en seña nzas éticas de Jesú s de las religiosas, y
en es ta m anera hacer de Jesús simpl ement e un ma estro d e la ética.
Una expr esión popular de es ta id ea es la declaraci ón qu e debemo s
tom ar las enseñ an zas éticas d e Jesús e intentar seguir su ejemplo
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124 BA SES BIBLICAS DE LA ETICA

con relación a sus act os d e compasi ón, y d ejar a un lado todo lo de-
más . Dicen qu e si pudi éramos tomar sus ensefianzas éticas y mo -
rales e implem entarl as en la socie dad , ent onces eso es tod o lo ne ce-
sario para mejorar el mun do.
Otros quieren hacer d e Jesú s solamente un m aestro re ligioso.
Los judíos contemporán eos con él lo llam aron "maestro" y "rab í".
Cie rtam en te Jesús estaba familiari za do con las doctrinas del jud aís-
mo y de las varias contr ove rsias entr e lo far i eos, los saduceos y
los herod ian os. Pero ve m os que Jesús rec hazó mu cho del leg alis-
n10 en las expresiones del judaísmo de su día.
Jesús dio supr em a im po rtan cia a un a expe rienc ia religio a corno
la base pa ra vivir bien. Van1os a consid erar má s a fondo este con-
cepto poste rior m ent e, pero podemo s ha cer hincapi é en la impo r-
tancia de ver qu e Jesús fue un líder re ligioso y un maes tro de la éti-
ca. Ha y elem ento s de ut ilitarismo, esto icismo y ha sta hedoni sm o
en las enseñanzas que nos di o, p ero no podemo s lim itarla s a un so-
lo sis tem a. Las enseña nzas de Jesús cont ienen elem ent os qu e en fo-
can el fin de fines, cara cterística d e una ética teleológi ca, pero a la
vez hac e hin capié en los medio s ace ptabl es para alca nza r esto s
fines, asunto importante en sis tema s d eontol óg icos en la ética. H ay
tres po sibles posicio nes con relación a estos con cep tos. l . La teor ía
d e elimina ción in s iste en qu e n o hay co m patib ili dad entr e la
religión qu e Jesú s promulgó y sus enseñan zas éticas. 2. La teoría d e
abso rción insis te que los do s concep tos se absor ben en un o. 3. La
teoría de sup lement ación, como el nombr e indica , qui ere d ecir que
la una sup lem enta a la otra. El punt o d e vista del autor es la supl e-
mentación , au nque ha y argume nt os fuertes para indi car que las
dos son abs orbida s en un a.
Segur am en te Jesús introdujo en el mundo concepto s nu evos y
revolucionarios al da r sus enseñan zas. Aunqu e había ne xos con la
reve lación an tiguo tes tame nt aria y Jesús demo stró un resp eto pro-
fund o por la ley mo ral, no vac iló en sepa rar se de los enfoque s le-
gali stas de las enseñanzas especí ficas en la Ley . Sin embar go, el
Sermón d el mo nt e conti ene va rios versíc ulos para ilustr ar que las
ensefian zas de Jesús van mu cho más profund o qu e la Ley. Llegan
a tocar el p ensan1 ien to como el emb rió n qu e flore ce en el ac to.
Enfo có el 1notivo en el comportami ent o como facto r de vital imp or-
tancia . Jesú s progresa d esde la Ley par a alca nzar nive les mu cho
más altos d e los qu e había alcan zado la Ley.
11. JESUS Y EL REINO DE DIOS
l . Un concepto prominente
El reino d e Dios es un concept o céntri co en las enseñanzas d e
Jesús. Jesús hace dos referencias a la iglesia en los Eva nge lios, pero
La ética d e Jesús 125

menciona el reino de Dio s se tent a veces.1 En el comienzo de su


m ini ste rio Jesús anunc ió: "Arre p entío s, porqu e el reino de los cie-
los se ha acercad o" (Mat. 3:2) . Dio instruccio ne s a los di scípul os de
predicar el reino de Dio s y sa nar a lo s enfermos (Luc. 9:2). El
pri mer paso en la vida cristiana consis tía en en trar en este reino . El
reino de Dio s es el valor supr emo, lo que tod a per sona d ebe bu s-
car : "Mas bien, buscad primeramente el re ino de Dios y su justicia,
y todas es tas cosas os serán aña did as" (Mat. 6:33). Gran p orcenta je
de las parábol as comi enzan con las palabras: "El reino de los cielos
es semejant e ..." (Mat. 13, Mar. 4 y Luc. 8). Hans von Cam p enha u-
sen declara que Jesús procl amó la ven id a del rein o de Dio s que
cam biará desde los cimie nt os toda s las re laciones existentes.2
2. Caracterís ticas de l reino de D ios
(1) El rein o es espi ritual. Dio s comenzó con el Pacto para for-
ma r a su pueblo y ha seg uid o bu scando la m aner a d e persuadir a
los suyos de ser fieles a su s normas. Los relatos en el Ant iguo Tes-
tam en to de las luchas de los personajes par a entend er el plan de
Dios en el Pac to y seg uirlo no s con1nueven. Hab ía épocas de felici-
dad porqu e el pueb lo seg uía el plan de Di os, p er o había otras
épocas de tristeza porqu e el pu eblo era duro d e cerviz y no qu iso
someter se a la vo luntad di vina. Jesús llega inv itando a las per -
so nas par a formar parte de este reino. Este cons iste d e las personas
que vo lun tariamente acept an las condi ciones d e entrad a y lu chan
por seguir las norma s establecidas por Dio s.
El reino es por naturaleza espiritual , y abarca a las personas que
componen ese ejérc ito inv isible d e todo s los siglo s d e la histor ia.
No pod em os señalar a un a nac ión ni a un grupo de per sona s en
cua lqui er lu ga r para ide nti ficarlo s con el rei no. Por eso, no tiene
barrer as ra ciales, nacionales ni socia les. Cuand o cristianos de los
varios paí ses d el mundo se reúnen par a una conve nción o u n con-
greso, hay un lazo invis ible y esp iritual d e amor que los un e.
Mu chas per sona s en el dí a d e Jesú s qu erían pr esionarle par a
establecer un re ino tang ible en compete ncia con Rom a. Tenían un
concepto físico y no espi ritua l del reino. La m adre de dos de los
di scíp ul os peticionó a Jesús el darle a sus hijos los pu estos de pro -
min encia en su reino futur o, ilu stra ndo el concepto qu e p red om i-
naba ent re las perso nas de aqu el en tonces. Jesús le respo ndi ó qu e
el serv icio y no el honor era una fu nción pr incipa l de su rein o (Ma t.

1 H en lee Barn et te, Introdu cing Christian Ethics (Na shville: Broad m a n
Press, 1961), p. 46.
2 "La Ig les ia y e l Es tado a la Lu z d el N u evo Tes tam ent o", A lan
Rich ardso n y W. Schi o, ed it ores, Aut oridad de la Biblia en el Día A ctua l
(Bu enos Aires: Ed itorial La Aurora , 1953), p . 183 .

126 BASES BIBLICAS D E LA ETICA

20:26-28). Cuand o estab a d elant e d e Pila to y és te le pr egunt ó si era


rey d e los judí os, Jesú s le respondió: "Mi reino no es d e este mun -
do " (Juan 18:36).
(2) El reino es invisible. Siendo espiritu al en natur alez a, n atu-
ra lm ent e sigu e qu e el rein o n o es tang ible ni vis ible. No tiene las
car ac terí sticas d e un gobi erno p olíti co ni eclesiás tico como el d e
Ron1a o d el jud aís m o d e su día .
En Lu cas 17, Jesú s h abl ó con los fariseos di ciend o: "El reino de
Dios no ve ndr á con ad ve rt en cia. No dir án : ' ¡Mirad , aquí es tá !' o
'¡All í está !' Por qu e el rein o d e Dio s está en m edio d e voso tr os"
(Luc. 17:20, 21). Las pal abr as griegas en tos humón han leva nt ad o
n1ucha con trove rsia dur ant e años. Algu nos n o h an qu erid o in ter-
pr etar estas d os pa labr as como "entr e v osotr os", pr ecisament e p or-
qu e eso d ejar ía la impr esión qu e el rein o d e Dios ya es taba rea liza-
do en el d ía d e Jesú s, y les d eja confun d id os sobre la n atu ra leza
p resent e d el reino p ara noso tros en el día de h oy .
Esta carac terística d el rein o d e Dios tod avía leva n ta cont rov ersia
en el día d e h oy. Estam os viend o m ás én fasis sob re la uni dad de
tod a la creac ión, inclu sive la vid a hum an a, anim al y vege tal. Esta-
m os reco n ociend o un a d ep end encia mutu a entr e tod as las facetas
de la vida en el n1un do . La ecología ha des p ert ado un a sünpa tía
p or tod o asp ecto d e la vid a, y a la vez ha h ech o énfas is en nue stra
resp onsabil id ad d e pr ese rva r la vida , tant o hum ana como an im al y
vege tal. Jü rge n Mo ltm ann h a toca d o este tem a en su libr o God in
Creatíon (1985), y h a leva nt ad o la críti ca qu e es to es p an ent eís1no .
Insiste en qu e la relación ent re el ser human o y Dios es relación d e
comuni ón, d e necesid ad mutu a y d e in terp en etración mutu a.3 Esto
tiend e a di solve r las di vision es ent re los seres hum ano s tamb ién.
Pero noso tros seg uim os in sistiend o en qu e la entr ad a al rein o d e
Dios d ep end e d e un a fe p erson al en Cr isto co mo salv ad or de un o.
Es un a ex p eri en cia indi vidual, aunqu e sí form am os una co mu -
nid ad grand e un a vez qu e so mo s mi en1bros d el reino.
(3) El reino es presente y futuro. Hay elemento s d el reino difí -
ciles d e ent ende r. Su cara cterística d e ser pr ese nt e y futu ro rep re-
sent a un con cept o difí cil d e captar . Qui ere d ecir qu e Dios está for-
m and o su rein o en la actualidad , como lo ha estad o h aciend o d es-
d e la creac ión d el mund o . Parti cipam os en es ta exp an sión d el
reino por medio d e activid ad es tale s como las 1nision es y la eva n -
gelización, cuand o invitan1os a o tras p erson as a acept ar a Cri sto y
así entr ar al reino . Dond e ha y do s o más p erson as cristian as reu -
nid as, allí está el reino d e Dios en forma p arcial. Cu ando se con -

3 C hri s toph er H aJl, "Stubb orn Hop e", Chris fianity Today, 11 d e enero de
1993), p. 32.
La ética de Je sús 127

grega n multitud es en los cultos los domingos u otro s día s de reu -


nion es especiales, allí está el reino de Dio s. Todo s tenemo s la res-
pon sabilid ad en do s esferas : a. viv ir de acuerdo con las norm as de
un ciud adano de l reino y b. trabajar para extender el reino. Si to-
dos los cristiano s cumplimo s con estas respon sabilidad es, vere mo s
qu e el pl an de Dio s va ava nzand o.
Pero el reino es tam bién futuro en su natural eza. Esto qui ere de-
cir qu e cua ndo llega la mu ert e para cad a uno d e no sotro s, entr are-
1nos en otra dimen sión de l reino de Dio s, para di sfrutar d e las ben-
di ciones celestiales durant e toda la eternid ad. Allí estaremos reu-
nido s con todo s los dem ás qu e han acept ado la condi ción de entr a-
da en el rein o, y este gran ejército de alm as van a goza rse de es tar
en la pr esencia de Dios eternan1en te. Va1nos a es tar reun id os con
los seres qu erid os d e nu estr a fam ilia, tant o con10 con los santo s de
toda s la s edade s, y va mo s a ent end er n1ejor los sufrüniento s d e
es ta vida , las in certidumbr es qu e re sultan de dif erencias d e opi-
nión con relación a int erpretacion es, doc trina s y métodos para ha-
cer la obra d el Señor.
El p eligro está en limit ar el con cepto d el reino o a esta vida o a la
vid a futur a. El consid erar la vid a cri stiana com o pertin ent e a es ta
vid a solamen te es cortar ese ele1nent o etern o que se ve clara ment e
en las enseñan zas de la Biblia. A la vez, el relega r todo lo rela-
cionado al rein o com o algo futuro es perd er m u chas be ndi ciones
pot enciales qu e p odemos exper im ent ar dura nt e es ta vida .
Los do s lados de la contr ove rsia sobr e este aspecto de l rei no se
ven en los esc rito s d e do s autorid ades. C. H . Dodd p romul gó el
con ce pto que el reino es rea li zado aq uí y ah ora en el mund o.
Llamó su conce pto "la esca tología rea lizad a" .4 Segú n Dodd , todo
lo que Jesús dijo d el cielo ha y que int erpr etarlo en form a figur ativa
y bu scar rea lizarlo en la act ualidad .
El aspecto futuro de l rein o se enfo ca por Rud olf Bultm ann .s H ay
cristianos que insisten qu e el prop ósito de nu est ra existe ncia aq u í
es prep ararnos para la existen cia eterna y futur a en el cielo. Es
cier to qu e la eternidad es un a doctrina cierta e im porta nt e, pero no
deb e1nos menospreciar el propós ito d e Dio s en coloca rn os aquí en
el univ erso y nu estr a respon sabilid ad de ejercer do mini o sobr e la
creación y ser bueno s m ayo rdo m os de lo qu e Dios nos ha enco-
men d ado.
En los últim os año s el términ o "ya pero todavía no" se ha uti -
liza do para re saltar el hecho qu e el rein o es tanto presen te como

4 C . H. D odd , The Parables of the Kingdom. Nueva York : Scr ibn er 's
Publi sh ers, 1961.
5 Rudolf Bultmann , Jesus and the Word (N u eva York: Sc ribn e r ' s
Publi sh ers, 1958), p . 35.
128 BASES BIBLICAS DE LA ETI CA

futuro . El rein o es un a realid ad ahora mi smo , pero no di sfrut amo s


de su form a fina l hasta su consuma ción en algún día fu tur o.
(4) El reino es individual y social. Jesús ensefió a la gent e a orar:
"Venga tu reino, sea hecha tu vo lunt ad ." Deb em os reconoc er qu e
Dios es activo y agresivo en extend er su reino. Todo no depend e
de no sotr os. A veces caemo s en el error de pensar qu e uno tiene
que lu char por entrar al rei no, pero la verd ad es que Dio s en su so-
beranía está ton1ando la inici ativa para qu e otros d escubran el rei-
no. Pero la d ecisión es p ersonal de parte d e cada uno.
La decisión d e acep tar a Cris to es per sonal e individua l. Pero al
tom ar ese pa so y al en trar al reino , formamos part e d e la fan1ilia de
Dio s, y trab ajan1os par a corre gir los m ales y así crea r la jus ticia pa-
ra toda la humanidad aquí en la tierr a. Enfoca1nos los aspe ctos so-
ciales del reino, donde co1no cristiano s podemos ejercer influen cias
para el bien de toda la humanid ad .
Estamos pr eocupado s por las inju sticias sociales alrededor nu es-
tro, y la influ enc ia d e la levadura cristiana pu ede y d ebe tener su
efecto sobr e los males. El cri stiano ha de vivi r su vida y ejercer su
influ encia en tod a esfera, en el hoga r, en la fábri ca, en la oficina, en
el au la, o cualqui er lu ga r d e tr aba jo. Es to con el tiempo pu ed e
traer reforma s d e los mal es, tales como se han realiza do. Entre las
reform as qu e pod emo s atribuir a la influ encia crist iana es tán la
emancipaci ón de los esclavos en Inglaterra y otras part es del mun-
do , el fin d e la di scrimin ación racia l en va rias part es, inclu sive en
los Estados Unido s d e Am érica, la impl em ent ación de leyes m ás
hum anit aria s en las fábri cas que anteriorm ent e empl eaban a nifios
menor es d e ed ad y la adqui sición d e condi cion es de trab ajo más
sanas y sueld os más justos.
En los último s n1eses hemos visto la tendenc ia d e los grand es
poderes militar es en el mundo d e entr ega r las armas, entr ar en
treg ua s de pa z y dejar d e com p etir en la carr era de ar m as nucl ea-
res. Todavía hay mucho s conflict os en lu ga res aislad os, pero no
repre sentan tanto un a amenaza de la aniq uil ación de la vida hu-
1nana. Todo es to repr ese nt a progreso en crea r un a soc iedad d e
armo nía y p az en el mundo.
111.LA RELACION ENTRE LA RELIGION Y LA ETICA
Hemos di cho que la ética d e Jesú s es un a ética basada en la
expe riencia religiosa . Uno de los elementos básicos en las ensefia n-
zas de Jesús es su énfasis sobr e el nu evo nacimi ento , o sea, la fe en
él. In sp irab a a las per sonas a qu ienes mini str aba a tener un a fe
personal. Cua ndo le pr egunt aron cu ál era el n1andamiento m ás
grande , citó do s versícu los d e la Ley : "Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu ment e ... Ama -
La ética de Je sús 129

rás a tu prójimo como a ti mismo'' (Ma t. 22:37, 39, citando Deut.


6:5 y Lev. 19:18). El llamado qu e Jesús dio a su s discípulos era para
seguirlo : "Venid en pos de mí , y os har é pescadores de hombres "
(Mat. 4:19). Por eso, nuestra base para pe dir un comportamiento
ético viene de l compromi so de ser seguidor de Jesú s.
Jesús prese rvó sus palabras más condenatoria s para los escr iba s
y los fariseos, lídere s religiosos qu e di ero n más imp ort ancia a los
ri tos relacionados con la expresió n religiosa que la actitud de
corazó n del adorador: "¡Ay de voso tr os, escribas y fariseos , hipó-
crita s! Porq ue entregá is el die zmo de la ment a, del eneldo y d el
comino; pe ro habéis omi tid o lo más im po rt ante de la ley, a sabe r, el
juicio , la misericordia y la fe. Era necesario hacer es tas cosas sin
om itir aq uéllas" (Mat. 23:23).
La experiencia relig iosa de la conve rsión es la puerta de en trada
al reino de Dios. Al entrar en el re ino , uno se da cu ent a de la
necesidad de tomar en cue nta las demandas del ciud adano del rei-
no, las cua les aba rcan una moral perso nal y socia l. Uno comi enza
a vivir bajo un sentido de respo n sabilidad hacia otros. En la comu-
nión dia ria con Dios y en la adoració n pública semanalm ent e reci-
be la inspiració n y el poder para ejercer una influenc ia positiva en
el medio . Lo primero que experimenta n los recién convertidos es
el deseo de purificar su propia vid a de los vicios y las influ encias
negativas, para poder ser un testimonio verídico del poder trans-
for mad or de Dios. Jesús establ eció el orden correc to: Primero es el
amor hacia Dios, el cual producirá el amor en las relaciones con el
prójimo.
Este princip io es pertinen te para noso tros hoy en día porq ue hay
muchos que quieren establecer las norma s éticas sin considera r que
tiene n que ser basadas en una revelación divina o en una base bí-
blica o teológica . Muchos quier en establece r sus va lor es morales y
es pirituales basándose en la búsqueda del bie n para el mayo r
nún1ero de personas, lo cual es una expresión moderna del utili-
tarismo. Otr os en el movimiento de la N u eva Edad buscan una
unión místic a con Gaia, la d iosa gri ega de la Tierra, para promover
la preser vació n del planeta y para pro mo ver los derechos de los
animales en la tierra .6 El ego ísmo que se manifie sta en una confian-
za exage rad a en el ser humano y sus capacidades para determinar
lo bueno y lo malo refleja el grad o en que la humanidad se ha apa r-
tado de las raíces judeocris tianas que formaban pa rte de la civili-
za ción occidental en sus inicios. Todo esto resalta la necesidad de
proclan1a r de nuevo la verda d qu e Dios nos ha da do sus idea les
aparte del ser humano, y nuestro deber es medirno s por su s princi-

6 Tod Con n or, "Is the Earth Alive?", Christianity Today, 11 de enero de
1993, pp. 22-25.
130 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

píos y n o un os principios es tabl eci d os por n oso tr os mi smos.


Richard Cunnin gham d eclara qu e "para el cristiano, la m eta futura
no es el resultad o d e un a de cisión hum ana ar bitr aria, pero es el
propósi to eterno d e Di os, d etermin ado an tes del comi enzo de la
prim era partícula de la energía" .7

IV. UNA CARACTERIZACION DE LA ETICA DE JESUS


l. Una ética no sistemática
No encontr an1os en los Evange lios un m anu al sistemá tico d e los
deberes m orales para la hu1nanid ad. Más bien, en las experiencias
de vivir en las relacion es con otro s y mini strar a personas di ar ia-
mente, Jesú s dio las ensefianza s qu e han llegado a ser nonn as para
la hum an id ad. Dio pr in cipi os ampli os, tales como ama r a Dio s y al
pr ójim o, y dejó que el individuo bu scara la ünpl em ent ación de este
prin cipi o y su s result ado s en su vida di aria. Cuand o las personas
le hacía n pr egunt as, Jesús daba resp ues tas qu e dejaban lat itud pa ra
la actu ació n p ersonal y especia l. Tal vez fue una reacción al lega-
lismo qu e predominaba en el judaí sm o de aque l día, que prescribía
lo que se podía hacer y lo que estaba pr ohibid o en multitud d e cir-
cun stancias. La religión había llegado a ser un obstáculo y un a ca r-
ga p esa da . De los escriba s y fariseo s d eclara : "A tan cargas pesada s
y difíciles d e lleva r, y las ponen sobr e los hombros de los hombr es;
pero ellos mismo s no las quieren m ove r ni au n con el ded o" (Mat.
23:4)
Cu ando los di scípul os camin aban con Jesú s por un camp o d e
trigo, arr anca ban espigas, las frotaban en las 1nanos y las m as tica-
ban . Pero los fariseos, al observar es tas acciones, les acusaban de
quebrantar el sábad o. Jesús les dio un resum en de alguna s expe -
riencias d e personajes en el Antiguo Testam ento, y despu és en la
entr ada a la sinagoga sanó a un o que tenía la m ano par aliza d a. En
respu es ta a la pregunta de los fariseos de si era lícito sanar en sába-
do, dio un prin cipio que nos ha ayudad o: "De 1na nera que es lícito
hacer bien en sábad o" (Mat. 12:12).
Al encontrar a la multitud, Jesú s comenzó a ensefiarle s los id ea-
les que él consideraba de ma yo r va lor . Expli có la relación de sus
ensefia nzas con la ley moral del An tiguo Tes tame nt o. Dio ilu str a-
cion es especí ficas de accion es apro pi adas según las cir cun sta ncias.
Tod o esto nos ayud a si estam os en cond iciones de estudi ar sus ac-
ciones y ensefianza s y bu scar el comp or tami ent o m ás aprop iado
cuando es tamos frente a un a decisión. Pe ro si neces itam os un a

7Richard B. Cunnin gha m, The Christian Faith and It s Cont emporary Ri vals
(Nas hville: Broad m an Press, 1988), p. 93.
La ética de Jesús 131

re gla , ne gati va o positi va, y una lista d e debere s, tendr emo s que
bu sca rla s en otra part e.
2. Una ética con enfoque interno
Jesú s tomó los Die z Mandamientos, que tienen que ver con res-
ponsabilidades hacia el prójin10, e hi zo un enfoqu e en las actitudes
interna s que producían el homicidio , el adulterio, la mentira y el
robo. Jesú s sup o qu e si pod em os contr olar las raíc es d el comporta-
mi ento m alo, ento n ces no tendremos que tratar con per sona s qu e
han violado esto s 1nandamientos . Jesús no s llamó a la con sid era-
ción del motivo d e nu es tro compor tami ento ; lo cual int ernaliza el
proce so de determinar lo bu en o y lo malo .
No estamos diciendo que Jes ú s pa só por alto el acto externo .
Ciertamente consideraba el ase sinato, el adulterio, el robo y el falso
testin1onio como actos que merecen condenación y castigo. Pero él
intentaba resolver lo s problema s de l eno jo, la lascivia, la cod icia y
el perjurio antes de que se cometiesen tal es actos. Las bi en ave ntu-
ran zas (Mat. 5:1-12) elogian la s v irtud es qu e tien en qu e ve r con
act itud es encima d e las que reflejan comp ort ami ent o ex tern o . En
Mate o 23:23 llama a la ju sticia, la miseri cordi a y la fe como los ele-
m ento s má s ünport ant es de la ley.
3. Una ética positiva
El inundo antiguo v ivía bajo la son1bra d e mandam ient os n ega -
tivos, prohibi cion es y regla s para escapa r d el dolor, el cas tigo y la
ira d el se r di vino. Los Di ez Mand a mient os contienen la palabr a
"no" an tes de ca da verbo. El Cód igo d e H a murabi tiene leyes apo-
dícti cas, qu e pr ese ntan la condi ción "si el h ombr e co1netiere tal ac-
to, el cas tigo será ..."
En contra ste , Jesú s bu scó la man era d e enfo car el elem ent o posi-
tivo en sus enseñanzas. La literatura rabínica ten ía la reg la d e oro
en forma ne ga tiva: "Lo que aborreces, no lo ha gas a nadi e." Jesú s
pr ese ntó la mi sma id ea en for ma po siti va: "Así qu e, todo lo qu e
qu erái s que los h ombre s hagan por voso tro s, así tambi én h aced por
ello s, porqu e esto es la Ley y los Profetas" (Mat. 7:12). Aco n sejó a
un a per sona ofendid a a tom ar la ini cia tiva para reconciliarse con el
h ermano (Mat. 5:23-26). Llamó a lo s cr istian os a vivir en forma po-
sitiv a y no n ega tiva: ''Porqu e os di go qu e a menos qu e vu es tr a ju s-
ticia sea may or que la de los esc rib as y d e los fariseos , jam ás en-
traréi s en el reino d e los cielo s" (Ma t. 5:20).
Jesús no s llam a a tener entu siasmo para lo bu en o. Esto se ilustr a
en la parábola del d emoni o echad o d e la casa; cuand o la casa qu e-
dó vacía, entr aron otros siete dem onio s pe ore s, d ejando el es tad o
final de la casa peor que ant es (Mat. 12:44). Una religión n ega tiva
crea pesimi smo; el entu siasmo por lo positivo es contagioso.
132 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

Jesús enseñó que el ser hum ano reci be el perdón de Dios en pro -
por ción a su capacid ad de perdonar al herman o: "Porqu e si perdo -
nái s a los hombr es sus ofensas, vue stro Padr e celes tial tambi én os
p er donar á a voso tro s. Per o si no perdonáis a los hombr es, ta1n-
poco vuestro Padr e os p erd onar á vu es tras ofensas" (Mat. 6:14, 15) .
La capacidad de perdonar no se consid erab a virtud en el mund o
antiguo; m ás bien pr edomin aba el prin cip io d e "ojo por ojo, dien te
por dient e".
No podemo s pasa r por alto la norm a de Jesús: "Es lícito hacer
bien en sábado", y p odemos amp liar es te prin cipi o para llamar nos
a vivir así todos los día s. La vid a cri st ian a consiste en bu scar la
1nanera de ministrar a toda persona , según su necesidad. Pued e
ser el acompañar a uno en el ho sp ital mi entra s un familiar está so-
m etido a una int erve nción quirúrgica. Puede ser el detenerno s en
la carretera para ay udar a alguien a camb iar una rueda. Puede ser
el pre star una mano par a ayudar a un ancia no que está cruzando la
calle. Los actos po sitivo s pueden neutralizar la n1aldad que se per-
cibe en todo s lado s.
4. Una ética con recompensa para el presente y el futuro

Las enseña nzas d e Jesús ilu stra n qu e lo qu e hac emos en esta


vida tendrá efecto sob re nue str a condi ción en la eter nidad . Uno
tiene qu e creer en Cristo para tener la seg uridad de la vida eterna.
Pero nu es tro grado de felicid ad en el cielo será en p ropor ción a
nue stro fruto en la vida cri stiana en esta vida . Jesús ilu str ó es ta
verdad en Mateo 25, donde se refiere a las per sonas que han dad o
p an al hambri ent o, agua al sedi en to, rop a al d esnud o, albergue al
forast ero y qu e ha visitado al que estaba preso. Jesús dir á: "¡Ve-
nid, benditos de mi Padre! Heredad el reino qu e ha sid o pr epara-
do par a vosotros desde la fundación d el mund o" (Mat. 25:34). El
impact o ma yo r de este pasaje es tá en la d eclaración : "De ciert o os
dig o qu e en cuant o lo hi cisteis a uno de estos mi s henn anos má s
peq ueños , a mí m e lo hi cisteis" (Mat. 25:40). El servicio rendido a
la humanidad en nombr e de Cristo recibi rá un a recomp ensa gene-
rosa en el cielo.
La parábol a de los talent os (Mat. 25:14-30) conti ene la enseña nza
qu e d ebemo s utili zar los don es qu e Dio s no s ha d ado has ta lo m á-
ximo. En ningún mom ent o debemos menospreciar lo que hem os
recibido ni ent errarl o. La fid elidad en el uso de los talento s tra e la
siguient e recomp ensa futura: "Bien, siervo bu eno y fiel. Sob re
poco has sido fiel, sobre mu cho te pondr é. Entra en el gozo d e tu
señor" (Mat. 25:21). No sabemo s much o d e nu es tra condi ción en la
eternidad, pero este pa saje indic a qu e vamo s a tener oportunidades
de continuar en nu estro servicio. Sabemo s que vamos a di sfrutar
La ética d e Jes ús 133

del sen tido de sa tisfacción en haber agradado a nu estr o Señor po r


n1ed io de la fid elid ad en el servicio.
V. JESUS Y EL PECADO
Hay un con tra ste ent re el énfasis de Jes ús y el d e Pab lo con re-
lació n al p ecado. Pablo habla mu cho d el pe cado , pero Jesús utili za
el término poca s veces: l. Menciona el pecado en cont ra del Espí-
ritu Sant o (Mat. 12:31; Mar. 3:29), com o el pecado imperdonable .
2. En la ora ción m ode lo en la versión de Lu cas dice: "Y perdónano s
nu est ros pecados porqu e tambi én nosotros perdonamo s a todos los
que no s debe n" (Luc. 11:4). 3. Acerca de la n1ujer que llevó un fras -
co de alab as tro con p erfume, les dijo a sus di scípul os, refiri énd ose
a la mujer: "Su s mu chos pecado s son perdonados ", y reiteró: "Tu s
pecados te son perd onados" (Lu c. 7:47, 48). 4. Refiriéndo se al para-
líti co, le dijo: "Ten ánim o, hijo; tu s p eca d os te son perdonado s"
(Mat. 9:2). Por la reacción de los escr ibas, le dijo: "¡Levánt ate; toma
tu cam illa y vete a tu casa!" (v. 6). En esto pa rece que Jesús veía
un a relación entre la enf erm eda d d el paralítico y el pecado.
El hecho d e las pocas referencia s al p ecado no quiere decir qu e
Jesú s dio po ca import an cia a tal concept o. Más bien, enfocó las
actitud es qu e form an la raíz d el pecado y de las cu ales tod os los
pecados florecen .
l. El amor propio como el pecado principal
El peca do del amor propio es el tronco del ár bol, y de allí br ota n
las ramas y las hojas. En esta n1etáfora los va rio s pecados específi -
cos so n repr ese nt ado s en la s rama s y las hojas qu e apa rece n en
abund ancia, pero tod o vie ne d e una sola fuente , el tronco. El amor
pr opi o es el pecado que más conde nó Jesús en su s enseña nzas . Los
pecados carn ales son fruto d el ego ísm o, la lascivia, la hip ocresía y
la incredu lid ad . Los vicios sociales, tales com o la esclav itud , la fal-
ta de respeto hacia las muje res, las inju sticias económ icas, el raci s-
m o y el pr eju icio en contra d e otras personas por distintas causas,
todo s son pecados que result an d e este pecado básico d el am or
pr op io.
El ejemp lo sobresaliente d e este egoís m o se ve en la parábo la
que Jesús enseñó d el rico ins ensa to (Luc. 12:13-21). El rico decidió
derrib ar los gra neros que tenía para ha cer los m ás grandes, po rqu e
pensaba so lam ente en sí mi smo . Pe ro Dios reconoció qu e es te
hom br e era necio, porque a pe sar de ser rico en cuan to a las po se-
sion es m ateriales, no era rico en relación con Dio s. Esta actitud d el
rico era op uesta a lo qu e Cristo enseñó : "Cualqui era que procur e
salvar su vid a, la perd erá; y cu alqui era qu e la pi erda, la conse rv a-
rá" (Luc. 17:33) . Hay una diferencia not ab le en tr e el concepto qu e
so lemo s tener de la abn egac ión propia y lo qu e ella es verd ad era-
134 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

n1ent e. Jesú s nos di ce qu e tenemo s qu e cru cificar los dese os per-


sonal es, y d ebem os ser consumid os con el amor de Dios y el deseo
de servir a él y al pr ójimo. Este concepto d el sac rifi cio p erson al
p ara servir a los d en1ás, com o n1edi o de ava nzar el bien social, es la
id ea céntri ca en la moralid ad cristiana. Y hoy en día es te con cept o
no es mu y popul ar, porqu e ha y un gran núm ero d e pe rsonas qu e
bu scan sa tisfacer su s d eseos per sonales y famili ares en ve z de pr e-
gunt ar qu é pu ed en hacer por el pr ójim o.
2. Los pecados del espíritu
Al cond enar la actitud d e los fari seos Jesú s tocó lo qu e pod em os
llam ar los p ecad os del espíritu. Son la hip ocresía, el orgull o y la
con1placencia. Es tos peca d os tiend en a estar pr esent es en los cri s-
tiano s, tant o com o eran pecados d e los líder es religiosos en el ju-
da ísm o en el día de Jesú s. Jesú s percibi ó es tos p ecad os com o gra-
ves: "¡Hip ócrit a ! Saca prim ero la viga d e tu pr op io ojo, y ent onces
po dr ás ver para saca r la brizna d el ojo d e tu herm ano" (Ma t. 7:5).
Jesús habl ó mu ch o de la neces id ad d e servir a la hum anid ad .
No era suficiente no p arti cip ar en cosas malas o no com eter actos
p erjudi ciales en contr a d e otros. Esto se ha llam ado el bien negat i-
vo, el pi etism o en nu estro d ía, porqu e exa min a en form a n1inu ciosa
el comp or tami ento p erson al de cad a un o, para aseg ur arse qu e no
hay peca do s visibles, tales como sexuales o las cosas qu e pu ed en
trae r ofen sas al eva ngelio, p ero no ha ce nada para el bien d e la hu -
manidad. En la p arábola d e los talent os el homb re qu e no hizo
nad a bu eno ni malo fu e cond ena d o po r su señor (Mat. 25:24-27) .
En el relato del buen sa1nar itano ve1nos qu e el levita y el sace rdo te,
qui en es eran repr esent ant es d e la religión orga niza da de esa ép o-
ca, no hi cieron nada p or la víctim a d e los ladr ones. El héroe d e la
p arábol a es el samarit ano , el resentid o y rechaza do p or la m ayo ría
de los ju díos en la socied ad d e aq u el ent onces. Este sam aritan o es
el qu e socorri ó al herid o. El hecho d e qu e el levita y el sacer d ote
no hicieron nada , y vieron sus ejercicios religiosos com o m ás im -
p ort ant es qu e el m inis trar a un o herid o, trae convicción a tod o lí-
de r religioso, y nos hace senti r in cóm odo s cuand o tenem os qu e es-
coge r entr e el ejercicio d e las cere m oni as religiosas y el tom ar el
tiemp o p ara atender a la hu m anida d qu e está her id a en las ca-
rr eteras.
Cua ndo Jesús le dijo al joven ri co qu e obe d eciera los m anda -
mi ent os de no comete r hon1icidi o, no com eter adult erio, no robar,
no decir falso testim onio y honr ar al padr e y a la m adr e, él resp on-
di ó di ciendo qu e había cumplid o con todas las leyes d e Dios d esd e
su ju ventud (Mat. 19:20-22). Los pecado s del espíri tu se m anif es-
tar on cu and o Jes ú s le dij o qu e ve ndi era todo lo qu e tenía p ara
reg alarlo a los pobr es. Su or gullo salía a flot e, porqu e no quería
La ética de Jesús 135

d eshacerse de su pu esto d e pr estigio como rico en la comunid ad .


Los pecados del espíritu se enfo can cu ando Jesús habló d e las
ceremonias qu e eran part e d e las activid ad es religiosas de l pu eblo
en general. Ob serva ba a la gente mi entr as oraban en voz alt a. Sus
oracion es tenían el pr opósito pr edon1in ant e de in1pres ionar a los
pr esent es en vez de comuni carse con Dios . Aconsejó a las perso nas
a entr ar en su habit ación y orar en secre to (Mat. 6:6).
Tambi én criti có el or gull o qu e manifes taban algun os en el acto
d e d ar lim os n as . Lo h acía n en la forma m ás os tent osa porqu e
qu erían el elogio d e los d e1nás. Pe ro Jesú s les dij o qu e d ebieran
hacer sus obra s d e nu sericordi a en form a secreta, como si la n1ano
derecha no supi ese lo qu e hacía la m ano izqui erd a (Mat. 6:1-4).
Otr a faceta d el m ensa je d e Jes ús tenía qu e ver con la ac titud
hacia la Ley y las ceremoni as qu e era n u na p art e de la religión.
Jesú s dio m ás lu gar a la va lid ez de la ley 1noral y no dijo mu cho de
la ley civil y ceremoni al. Los escriba s y los fariseos se acerca ron a
Jesús para hace rle recla1nos sobr e la tradi ción : "¿Por qu é qu ebr an-
tan tu s di scípul os la tradici ón de los ancianos? Pu es no se lava n las
manos cu and o com en pan" (Mat. 15:2). La res pu es ta de Jesú s va al
grano del asunt o : "¡Oíd y ent end ed ! Lo qu e entr a en la boca no
cont amin a al hombr e; sin o lo qu e sale de la boca, es to cont amin a al
hombr e" (Mat. 15: 10). Sin dud a, consid eram os qu e las tradi ciones
tienen ciert a va lid ez p ara tom arla s en cu ent a al es tablecer los va-
lor es y las norm as d e condu cta, pero no d eben tener la va lid ez qu e
tenían para los judí os en el día d e Jesú s ni para los católicos hoy en
dí a . En el Concilio d e Trent o en 1545-60, la Iglesia Ca tólica Rom a-
na d ecidi ó qu e la aut orid ad p ara esa iglesia es taría radi cada en las
Escritura s y en la trad ición. Esto ha d ado m ás aut oridad a la tradi -
ción que la qu e d ebe tener, segú n nu estro p arecer .
VI. JESUS Y LA BUENA VIDA
Despu és d e haber consid erado en las enseñanzas de Jesús lo qu e
es el peca d o, ah ora va m os a dedi carno s a un es tudi o d e lo qu e es la
bu ena vid a, segú n Jesús. Cristo dio algun os p rin cipi os bás icos qu e
nos sir ve n p ara compr end er lo qu e él espera ba d e los seres hu -
m ano s.
l . La centralidad del reino de Dios
He m os m encionado la imp ort ancia del rein o d e Di os en las en-
señan zas d e Jesús. Las perso nas qu e acept an a Cr isto ent ra n a for-
mar p art e de este reino. Esto qui ere decir qu e son ciu da d anos d e
dos reino s: un o terr enal y el otro espi ritu al. El cristiano es gui ado a
tom ar las de cisiones en la esfera terr enal con un a p erspec tiva dif e-
rent e qu e los inconv ersos. Tod a decisión se tom a d espu és d e con-
sid erar has ta qu é grado la mi sm a pu ed e p ro m ove r el r ein o d e
136 BASES BIBLI CAS DE LA ETICA

Dios. Tambi én , si ta l d ecis ión va a afec ta r en form a n ega tiva el


re ino d e Di os, ent on ces un o sabe que eso es p ecad o .
Es tas n orm as traen una ten sión trem end a en la vid a de los cris-
tian os qu e son n egocia nt es y los qu e p arti cip an en la v id a p olíti ca,
p or que las n orm as qu e es tán en v ige ncia en es tas es feras mu cha s
veces son muy ant agó ni cas a la s d el cristian o. En los negoc ios un o
es te nt ado a m entir con re ferencia a su s pro du ctos y su s capa ci-
da d es. Pues to qu e los com pe tid ores m ient en cuand o les con vie ne,
el cris tian o sient e la p resión d e hace r lo m ism o. Mu ch os p olíti cos
ent ran en conve ni os ilícitos con o tro s com pañe ros para log rar los
vo tos necesa rios pa ra su s pr oyec tos . La n orm a llega a se r no lo qu e
es lo m ejor pa ra el pu eb lo; m ás bien lo que con vie n e es lo q ue va a
dar una ven taja recípr oca en un mo m ent o da d o. A lgun os po líti cos
son gui ados m ás po r los fac tores qu e va n a garan tiza r su asce n so
político que po r lo qu e es lo mejor para el pueblo. La norma para
el cris tia n o es: ¿Qu é haría Jesús en es ta circu n stan cia?, y ¿qu é de-
cisión va a con tribuir m ás al exte nd imi ent o del reino?
2. El amo r
Jes ús m en cionó la importancia del amor h acia los de m ás . El
amo r hacia Dios y hacia el pró jim o rep resen ta el eleme n to esenc ial
en el cristianisn10. Jesús h ab la del amo r, el agape2s, qu e repre se nt a
la in troducción de una virtu d que ant erio rn1ente no h abía exis tid o.
Dicen qu e la pa labra agape en el griego no tenía la imp licación posi-
tiva antes de Cristo. Su u so de es te térmi no abr ió el camin o pa ra la
ev olución de la palabra y s u sign ificado a alt u ras qu e nun ca an tes
había alcan zado.
La norma que había preva lecido era am or a los prój im os y od io
por los enemigos: "Pe ro yo os digo: Amad a vues tros enemigos ..."
(Mat 5:44). Este es el elen1ent o dist int ivo en la s enseña n zas de
Jesús, y representa uno de los debere s más difícile s de pone r en
práctica . To davía de spué s de casi 2.000 años de haber esc uc hado
es te mandamiento de Jesús, descub rimo s que la tendencia hu m ana
es odiar a los enemi gos. ¡Cuántas veces predomina el odio entre
los cónyug es que se separa n y que es tán pelea n do sob re la divi sión
de los bienes y la cu s todia de los hijo s menore s! El od io es un pro-
blema serio entr e los ciudadano s de va rias naciones y en algunos
casos entre los de la mi sma na ción. Hay odio qu e se basa en p re-
juicios raciales , naciona les y sociale s .
Jes ú s introdujo un nuevo mandami ento para los di scíp u lo s en
Juan 13. Es interesante que ni n gu no de los Sinópticos incluye esta
experie n cia de Jesús. Estaba solo con los on ce di scíp ul os, y Judas
ya había salido de l luga r de la reun ión pa ra con sum ar la ent rega de
Jesús. Jesús les d ijo: "Un m an d ami en to nu evo os doy: q u e os
amé is los uno s a los otr os. Con 10 os h e am ado , am ao s ta n1bién
La ética de Jesús 137

vosotro s los uno s a los otro s. En esto conocerán todos qu e sois mis
discípul os, si tenéis am or los un os p or los otr os" (Juan 13:34, 35).
El mand ami ento de am ar a los herm anos en la fe ha pr odu cid o
un a relación d e compañ erismo entr e los cristianos qu e ha impr e-
sion ado a los incon ve rsos durant e los siglos. En esto se ve el pod er
transform ador d el eva ngelio. Entre famili ares, entr e veci nos, entr e
per sona s d e clases sociales con dif eren cias notabl es, el am or d e
Cristo ha di su elto di ferencias radi cales para reempl aza r el od io con
el amor. Es to se ve esp ecia lm ent e entr e los cri stianos d e razas y
nacion es di stint as cuand o se reún en para congresos. Las p ers on as
qu e han recibid o el amor de Dio s comp art en ese am or con otros, y
llega n a form ar un a famili a d e cri stianos qu e se am an .
3. El desafío de la perfección
Cri sto d esa fió a los cri stian os: "Sed, pu es, voso tros p erfectos ,
com o vu estro Pad re qu e está en los cielos es per fecto" (Mat . 5:48).
La palabr a "perfecto" en griego es teleios 5046, la cual significa "com-
pl eto" en los vari os sentid os d el desa rr ollo físico, emocional y es-
piri tu al. Esto pu ede abar car la m eta de log rar un a pe rfección en
toda faceta d e la vid a. En el p asa do, algun os grup os han int erpre-
tado es te m andam ien to en el senti do de la pe rfección m oral, y han
enseñado qu e el cristiano, desp u és d e conve r tirse, tiene que lucha r
para log rar un a pe rfección tal qu e llega a estar encima del pecado y
exe nt o del mi sm o. Alguno s la llaman "la santifi cación ", y creen
que es un a segun da exp eriencia pos terior a la conve rsión. Esta es
un a int erpr etación err ónea d el concept o.
El id eal d e Jesús p ara cad a persona es alcanzar esa m adure z qu e
le pr ep arará p ara actu ar en un a m anera apropi ada en toda circun s-
tancia. Esto abarca el control d e las em ociones tant o como del as-
pec to volitivo de uno. Qu iere decir qu e un o está en contr ol de su s
facult ades m ent ales hasta tal pu nto que no va a tomar decisio nes
pe rju diciales ni actu ar en for m a precip itada. Ejerce el cont rol sobre
las influ encias de Sata nás, y sabe dec ir qu e no a la tent ación. No se
encuen tra en circun stancias qu e comp ro m etan su tes timonio.
Jesús nos d ejó un buen ejemplo por m edi o de su vida, el cual el
hombre p uede segui r para llegar a ser bu eno. Aunque no hay re-
glas fijas, es cierto qu e al estu diar el ejemp lo de su vida y su s ense-
ñanzas en el N uevo Tes tam ent o, el cristiano tiene un a idea mu y
clara de lo que es el am or obedi ente, y lo que es la vol un tad d e
Dios. Una fe en Cris to y el am or hacia Dios y el prójimo trae los re-
sult ad os de la pur eza de corazó n, la sincerid ad , la hum ildad , el de-
seo d e perd onar, el am or hacia los enemi gos, la m iserico rdia y la
justicia en las relacion es, la honra dez en pa labr as y actos, la pur eza
sexu al, el bu scar los teso ros espiritu ales p or sob re los tesoros m ate-
riales y la comp asión hacia los neces itados. La buena vida consiste
138 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

en una confianza abso lut a en Dio s y el servicio ge neroso y en sac ri-


ficio hacia los d em ás.
4. El carácter y el comportamiento
Jesú s reconoció qu e el carácter d e uno es la base para el bu en
compor ta1niento. El carácter es tran sformado por m edio de la fe en
Cristo como salva dor p ersonal, y forn1a la ba se para actos específi-
cos de comportamiento. Jesú s dijo:
... p orqu e el árb ol es cono cid o por su fruto ; ... por qu e de la abun-
danc ia del cor azó n hab la la boca. El hombr e bu eno d el bu en teso ro
saca cosas bu enas, y el hombr e malo d el m al tesoro saca cosas m alas.
Pero yo os d igo que en el día d el jui cio los hombr es d ará n cuent a d e
toda palabra ociosa qu e hablen . Porq u e por tus palabras serás ju s tifica-
d o, y por tu s palabra s serás cond enado (Mat. 12:33-37).
Concluimos que es bu eno aqu el que vo lunt ariament e ace pta la
v oluntad d e Dio s para su vida y encuentra en esta vo lunt ad la feli-
cid ad supre1na. El dominio d e su con1portami ento no es ex terno ,
sino int erno . No pro viene d e una lista d e in struc cione s o prohibi -
cion es, sino qu e sale d el cora zó n. Uno no pa sa su tiempo lu chando
para no hac er algo qu e qui ere h ace r, pue s Dio s ha ca mbiad o su s
int ereses y d eseos par a que n o qui era ha cer cosas mala s.
5. La humildad
Cristo hi zo de la hu1nildad una virtud , porque entre los griegos
y los romano s la hu1nildad se con sid eraba debilidad o cobardía. El
vo lve r la m ejilla cu ando a uno le p ega ban era carac terí stica d e uno
qu e tenía ten1or p ara p elear. La sumi sión de ir do s mill as cuando
le obli ga ban a ir una milla era necesa ria bajo el yugo romano, p ero
los judío s guardaban rese ntin1iento pr ofundo ha cia los qu e les obli-
ga ban a tales actos.
Jesús ll amó a las p er so na s p ara n1a nif es tar la humildad en
relación con la bú squ eda d e los pue stos promin ent es (Mat. 12:23;
Lu c. 14:11). Aconsejó qu e las p erso n as se sentaran en los pu estos
meno s promin ent es cuando eran invit ado s a un banquete, y serían
in v itado s a pa sa r a ocupar un pu es to m ás important e: "Porqu e
cualqui era qu e se enal tece será hum illado, y el qu e se humilla será
enalt ecido " (Luc. 14:11).
Cuando la n1adre d e Jacobo y Juan, hijos d e Zebedeo, fu e a Jesú s
p ara ped ir qu e a sus hijos fu ese n dad os los pue stos d e promin en-
cia, uno a la d erecha y otro a la izquie rd a, Jesú s dio un di scur so
sobre la autorid ad d e los gob ernante s y los go bernado s. Despu és
dio la norma: " ... cualqui era qu e anhele ser grand e entr e vosotros
será vu es tro servidor; y el qu e anhe le ser el prim ero entr e vosotro s,
será vue stro sieryo" (Mat. 20:26, 27).
Jesú s ilu stró la imp ortanc ia de la humild ad en la p arábola d el
La ética de Jes ús 139

fariseo y el publi cano. El fariseo oró consigo nü sm o, elogiand o to-


das sus virtud es . Pero el publi cano se qu edó alejado, y ni alzó su s
ojos para orar. Se golp eó el pecho y oró: "Di os, sé pr opi cio a m í,
qu e soy pecador " (Luc. 18:13). La conclu sión de Jesús es : " ... cual-
qui era qu e se enalt ece se rá humill ado , y el qu e se humill a se rá
enalt ecid o" (Luc. 18:14). Jesús llama a su s di scípulo s mod erno s a
olvidar se d e sí 1nism os, tom ar la cru z y seg uirlo.
VII. LA VALIDEZ DE LAS ENSEÑANZAS DE JESUS
¿Ha sta qu é punto son válid as las enseñanzas de Jesú s? H a habi-
d o pers on as qu e han trat ado d e d esacredit ar la s d em and as de Je-
sú s p or va ria s raz on es. Vam os a con sid erar estas críticas en esta
sección.
l. La crítica de los filósofos
Fed erico Ni etzsc he (1844-1900) rechazó el cristianismo y las nor-
mas cristianas di ciend o qu e era "una m oral para esclavos". A tacó
lo qu e él vio en el cri stiani sm o como un espíritu repres ivo, fomen-
tando la aut orr enun ciación y la defensa d e los débil es . N ietzsche
promo vió la id ea d e la sobr ev ive n cia d e los m ás fu ert es. Su
d escrip ción d el loco qu e and a en las calles en la m ad ruga d a anun-
ciand o qu e hemo s ases in ad o a Dios y es el acto m ás nobl e d e la
humanid ad , no se ha hecho realidad , porqu e la creencia en Dios es
más arr aigad a hoy qu e en el día d e Nietzsche. Dijo qu e las iglesias
serán las tumba s d e Dios, pero la realid ad es qu e las iglesias han
servido con10 semill ero para pr odu cir mo vimi ent os fu ertes de be-
neficio p ara la hum anid ad.8
Karl Marx (1818-83) dijo qu e la religión era "el opi o del pu eblo"
y qu e la condi ción oprimid a d e la hum anid ad fo1nent aba u na reli-
gión qu e pr edi caba la necesidad de aguant ar el sufrimi ent o y las
inju sticias d e la vid a.9
Sigmund Freud (1856-1939) vio en la religión un a extensión de
la tend encia en la niñ ez de d ep end er de su p adr e, gran de y pode-
roso, para comp ensar por su sentid o de d ebilid ad y pequ eñez . Es ta
depend encia llega a ser neur ótica en los adult os, porqu e ellos d e-
ben hab er podido abandonar los tem ores de la niñ ez . El va loró la
mor al con10 ese ncial para la civilización, pero no basó su mo ral en
el cristianismo .
Los crítico s mod ern os d e la ética cri stiana señal an la violen cia
qu e ha foment ado el cristianismo , especialm ent e dur ant e la Inqui-

Ver Brian H ebblethwa ite, Christian Ethics in the Modern Age (Filad elfia:
8
Wes trnin ster Pr ess, 1982), pp. 24-30.
9 l bíd., pp . 30-32.
140 BAS ES BIBLICAS D E LA ETI CA

sición y la pur ga d e la bruj ería en siglos pasa dos. Ber trand Ru ell
(1872-1970) filósof o a teo d e renombr e 1nundi al, siempr e ataca ba el
cristianism o por su recha zo de y resistencia a los avan ces d e la
ciencia y de la int eligencia. Pr eg unt an cómo las enseñan zas que
profesan elog iar el an1or entr e los seres hum anos pu eden pr omo-
ver la cru eld ad, el pr ejui cio y la di scrimin ación . Los críti cos atacan
la fe como base pa ra la m oralid ad, y pr efieren el u so de la int eli-
ge ncia, la razó n y la be nignid ad, ap art e d e una base teocé ntri ca 10
Otro s atacan ]a ética de Cri sto po r su creencia en la d octrin a de
la expi ación, la idea qu e un o necesita pe rd ón d e los peca dos, po r la
doc trin a de la inmort alid ad , y por su expli cación de l p or qu é de l
sufrimi ent o y la existencia d el mal. Algun os son ateos porqu e di -
cen que un Di os d e amo r no pe rmitirí a tales trage di as.
2. La crítica que la ética de Jesús es anticuada
Algu nos criti can la val id ez d e las en se ñan zas d e Jes ú s p a ra
nu estro día , dici end o qu e son anti cu adas para person as del siglo
XX. Pr eguntan ellos: ¿Cóm o pueden ten er va lid ez para no so tros
las ense ñanzas de un a persona qu e vivía al otr o lado d el inund o
hace casi 2.000 añ os, qu e nun ca salió de su propi a región, y no tu vo
qu e lu char con la comp lejid ad d e con venios entr e na ciones en las
e feras p olíticas ni eco nómi cas?
Al leer los Evangelios, no s impr esion a la sencillez d e la vid a en
aqu el ent onces. Jesús nació, vivió y mur ió en Palestina , un a región
limit ada d e un os 65 km . d e ancho y un os 160 km . de larg o en el
Ce rcano Ori ent e. N o existían los 1nedio s modern os de comuni ca-
ción ni de tran sport ación. Las pe rson as viv ían de los pr odu ctos lo-
cales qu e se pod ían cultiv ar y fabri car con las herr ami ent as primiti-
vas de aqu el en tonces. Las ilu stra ciones qu e Jesús utili zaba en sus
enseñanzas reflejan la vid a y la ment alidad d e la ge nt e sencilla .
Pregu nt an algun os: ¿Qu é va lid ez hay en toda s es tas enseñanzas
pa ra el jove n qu e trabaja en una compañ ía in terna ciona l con ofici-
nas en las ciud ad es prin cipal es del mund o? Sus circun stancias on
compl etam ent e di stint as de las del hijo m enor y el hijo n1ayor en la
pa ráb ola de l hij o pró di go . Jes ú s vio a las p er sona s co n enf er-
medades fís icas y mi ni stró a ellas en for m a m ilag rosa, sana nd o
muc has de ellas instant áneam ent e. Hoy en d ía estos enferm os ten-
drían que ser lleva do a los centros de sa lud d onde ser ían some ti-
dos a nume rosos exá men es y p roced imi ento s pa ra establece r un
d iagnóstico y des pu és determin ar un tra ta mi ent o.
Es ciert o qu e las circun stancias de ho y son mu y di stintas d e las
del día de Jesús. Pero la na tur aleza hum ana no ha cambi ado. Los
m ismo s deseos carn ales qu e cara cteri zab an al hijo pr ódi go es tán

10 Ibíd., p. 50.
La é tica de Jesú s 141

pr esent es en el jove n qu e viaja po r av ión d e nació n en nac ión y pa -


sa cad a noc he en u n h ote l d ist in to y en ciud ad es d isti nt as. Lu cha
con la mi sma tent ació n de despe rd iciar su s bienes viviendo p erd i-
d ame nt e. Y tal vez es m ás fácil h acerlo h oy qu e en aq u el ent onces .
Los h omb res d e n egoc ios todavía luc h an con la ten tació n de en-
ga ñ ar a los client es, m in tien do sobre la calida d de su pro du cto o
sob re su s virtude s. Es tan difícil que su sí sea sí y qu e su no sea n o
corno en el día de Jesú s (Mat. 5:37).
El h ech o de qu e la n1ayoría de los seg uid ores de Jesús fuese n d e
la clase m ás ba ja -pe ca d o res, pas tor es y co m erciant es en pe-
qu eño- h a da d o luga r a la id ea de q ue el cristianism o es sólo p ara
pe rsonas de es te n ivel soc ial. Pregunt an alguno s: ¿Qué tien en qu e
ver es tas enseñanzas con el siglo XX, la época d el espacio, cu an do
nos p reocup a la p os ibilida d d e la cont amin ación nu clear ?
Es inju sto juzga r qu e sólo los p ob res fu eron atraíd os p or el m en-
saje de Cr isto y llega ro n a se r seg ui do res d e él. Ma teo seg u ra-
men te no era p obr e, hab iend o sido cobr ad or d e impu es tos . N ico-
demo, gobern ant e d e los judí os, llegó a Jesú s pa ra ent rev istarse con
él. El jove n ri co vin o en bu sca d e la v ida etern a . H ay evide ncias
qu e p erson as d e toda s las esferas sociales llega ron a escu ch ar sus
enseña n zas. Entr e los p rim eros co n ve r tidos en el libr o d e Los
Hec h os había p erso nas con pr opied ad es. La historia d e la iglesia
pr imiti va n os d ice qu e h abí a p erso n as ri cas en la iglesia en los
p rim eros siglos de su ava nce.
3. La crítica que la ética de Jesús promueve ascetismo
Alguno rec h aza n las enseña nzas de Jesús po rqu e d icen qu e so n
ascé ticas . Jesú s llam ó a los seg uid ores a sep ararse de los m iem -
bros de la famili a, de las p oses ion es m ater iales y los pl aceres d el
n 1undo, para ded icarse só lo al re ino de Dios. Lu cas d ice qu e u no
tiene que odia r a la familia: "Si algun o viene a m í y no aborr ece a
su pa dr e, mad re, mu jer, hijos, her m an os, her m anas y aun su p ro-
pia vida, no p u ede ser mi d iscíp u lo" (Lu c. 14:26).
En otro pasa je Jesús dice qu e u no de b e es tar lis to pa ra cort ar el
miembro de l cuerpo que fue ra ocasió n de pecado: "Si tu ma n o te
hace tropezar, córtala ... Si tu pie te hace trope za r, córt alo ... Si tu ojo
te hace tropezar, sác alo" (Mar . 9:43, 45, 47). Es tas decla racio n es
representan n1edida s radicales, y seg ur ame nte Jesús es taba hab lan-
do en forma figurativa.
Estos pasajes ha n sido citado s porque se u tilizan pa ra aludi r al
hecho de que Jesús en eñó u na ética qu e niega la na tu ral eza hu-
mana y que no es pos ible ni deseab le de p romu lga r.
Es lam en table que el cristia nismo en los p rime ros siglos des p ués
de Cris to tornó la di recció n de hacer énfasis sob re aspectos ascéti-
cos en la vida . Acep taron la posición de u n a separac ión rad ical de
142 BASES BTBLICAS DE LA ETJCA

las cosas pl ace nt eras, de las activid ades d e di versión qu e pr ed omi-


naban en aqu el entonc es, en contra de la parti cipa ción en el servi-
cio militar y en la vida políti ca y civil, y has ta de elogiar el celibato
por sobre del n1atrimonio. Entre mu chos había una actitud nega ti-
va hacia el tener hijos, porqu e decía n qu e era malo traer hijos a un
n1und o tan corr ompid o p ara sufrir. La justificación p ara esta es-
trate gia era la corrupción d e la vida p olítica en mu chos casos, la
inmoralid a d sex u a l, abarcando la expr es ión libr e d el impul so
sex ual en cualqui er m anera , inclu siv e actos homo sex ual es, y la s
borra chera s y las orgías qu e formab an parte d e la div ersión en mu-
cho s círculo s. Alguno s líder es del cri stiani smo aceptaron la vida
ascé ti ca con10 la m ejor y elog iaron el asce tismo como el camino
mejor . Orí ge ne s, Tertuli ano , Justino Már tir, Clemente de Alejan-
dría, An1bro sio y Crisós tomo todo s tenían el concepto qu e las for-
mas de diver sión y la expr esión d el impul so sexual era evid encia
d e tend enci as car nale s. Varios vie ron al n1atrün onio co mo una
altern a tiva inf erior a 1ce liba to.
R. E. O. Whit e habla del asce tismo de l Nuevo Testam ento como
pos itivo, pe ro qu e di o lu gar po steriorm ente a un a austeridad ma-
so qui sta qu e era dañ in a p ara el 1nov imi ent o cri stiano. 11Cita a
Lecky, hi stori ad or d e la ética , qu e com ent a d e los asceta s: "Un
manía co su cio y gas tad o, sin co noci mi ento , sin patr ioti smo , sin
afec to natural, pa sando su vida en tortur a gro tesca sin sentid o, gri-
tando hacia los horrífi cos fanta sm a de su cerebro d eliri oso, llegó a
ser el ideal de las naciones qu e habían cono cid o los esc rito s d e
Pla tón, Cicerón, y las vidas d e Sócrates y Ca tón."12
A tra vés de la histori a ha habido sectas qu e han seg uido norn1as
ascé ticas en grad os variado s. El punto de vista fundam ental qu e
defiende n es qu e el cristiano es llam ad o a separar se del mund o y
sus atraccione s y plac eres, para d edi carse del todo a las actividades
y las norm as de ciud adano s d el reino celes tial.
La Iglesia Ca tólica Rmnana aceptó cierto s aspectos del asce tismo
como dogm a par a los fieles . Enseña qu e el acto sex ual es para la
procr eac ión y qu e es m alo usar medi os artifi ciales para evitar la
concepción. Estableció norn1as di stinta s para el cler o, pr ohibi endo
el matrimonio d e los sacer dot es .
Ha habido personas y grupo s has ta tiempo s 1noderno s qu e 1nal-
int erp retan las enseñan zas de Jesús, Pablo y Juan , y eso les ha lle-
vado a com portaini ent os no reco mend ables. León Tolstoi, conde
ri co en Ru sia , llegó a creer que neces itaba d es hace rse d e sus ri -
que zas y rega larla s a los pobr es, seg ún el consejo d e Cristo al joven
rico. Los líd eres d e grupo s ascé ticos establecen su s propia s norn1as

11 R. E. O . Whit e, Christian Ethics (At lant a: John Knox Pr ess, 1981), p. 82.
12 lbíd., p. 83.
La ética de Jesús 143

p ara la co munid ad , y mu ch as veces ellos mi sn1os se co nsid eran


exce p cion es a es tas norm as.
Deben1os d ecir que Cris to llan1a a los seg uid ores a un di scipul a-
d o rad ical, y eso no lo pode1no s di sc utir. Pero no debe1n os co nsi-
d er arlo a é l co m o asce ta, ni que ex ig ió e l ascetismo de tod os.
Cu ando su s di scíp ulo s Je res p ondi eron con relación a su decl ara-
ción del matrimonio y el ad ult erio , diciendo: "Si así es el caso d el
hombr e con su mujer , no con vien e casarse." Jesús les res pond ió:
"No tod os so n capaces d e aceptar es ta pa labra , sino aqu ellos a
quienes les es tá con ced ido. Porque hay eu nu cos que nacieron así
d esde el vientr e de la n1ad re , h ay eunu cos qu e fu eron hech os eunu -
cos por los hombr es, y hay eunu cos que a sí mi sm os se hi ciero n
eun u cos por ca usa d el rein o d e los cielos. El qu e pued e acep ta r
es to, qu e lo acep te" (Ma t. 19:10-12). Jesús da lib e rt ad a los qu e
sienten e l deseo de viv ir sin casarse, pero n o exige el celib ato.
Tambi én Cristo parti cipó en fies ta y funcion es soc iales en u
día. El prim er mi lagro de qu e tenemos regist ro tomó lugar en una
ce rem oni a d e bodas. C ris to no sig ui ó la p rác ticas as cé ticas d e
Juan el Bauti s ta y fue criticado: "Porqu e vin o Ju an , qu e n o comía ni
beb ía, y dicen: 'Tie ne demonio. ' Y vino el Hijo d el Hombre, qu e
c01ne y bebe, y di cen : 'He aqu í un hombre comilón y bebedor de
vin o, ami go de p ubl ica nos y de pecadores' " (Mat. 11:18, 19). Sus
vi sitas al h oga r d e Láza ro, Marta y María en var ias ocas ion es indi -
can qu e Cristo di sfrutó de un int erca mbi o soc ial norma l con per-
so nas de varios nive les de vida.
La ép oca cont en1poránea rech aza el ascet is mo y todo pedido de
sac rificio o de abs tenerse de la sa tisfacc ión d e los g usto s persona-
les. Vivimos en un a época cu ando las p erson as bu scan la aut orr ea-
lizació n y jus tifican sus d erech os d e di sfrut ar los bienes 1nateria les
y las d ivers ion es socia les. No so n a traídos por una ape lación d e
ab n egación, de llev ar la cru z, ni d e hace r sac rificios de com odida-
des p ersona les para bene ficiar a o tros. Por eso, los que ha cen mu -
cho énfa sis en estas face tas d e las ense ñan zas de Jesú s va n a encon -
trarse solos en las iglesias o con un gr up o muy red u cid o de p erso-
na s que ace ptan el ascetismo como nor ma .
E. F. Sco tt hace un os años dio re s pu esta a la críti ca d e que las
en seña nzas de Jesús pro1nueven el asce tism o y puso en per spectiva
es tas declara ciones de Cris to: (1) El es taba dando suprema imp or-
tan cia a los int ereses esp iritu ales, qu e d ebe n se r prin1ero. Debe re -
nun cia rse a los int ereses que es torb an el fin de formar part e d el rei-
no d e D ios. Si un o está lis to para sac rificar todo lo que tiene por el
rein o, entonces n o es n ecesar io sac rifi carl o. (2) Cristo se dio cu en-
ta de qu e las poses ion es mat eria les y la auto ri dad de po sicion es
privi leg iadas tienen el efec to d e decepcionar a l hon1bre, y le ha ce n
ciego a los va lores es piritual es. (3) La demanda de a bn egació n
144 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

personal es el resultad o de la demanda de obedien cia a la volunt ad


de Dios. Si uno tiene como blan co prim ordial servir a Dios, ent on-
ces tiene qu e es tar listo para entr egar tod o int erés y ambi ción per-
sonal y has ta su propi a vid a.13
Co nsid era mo s que el cristiano hoy en día es tá llamado a vivir su
testim on io y llevar la cru z en las activid ades diaria s d e la lu cha y la
comp etencia en el mund o n1oderno . No es tiemp o de aisla rse d el
mundo y form ar norma s éticas para su prop ia comunid ad d e cre-
yent es. Es el moment o de tes tificar en la calle, en las fábrica s, en
los deporte s, en los neg ocio s y en las ins titu cion es p olíticas . El
mund o re sp etar á 1nás a la p ersona qu e lu cha por seg ui r las ense-
ñan zas de Cristo en su vid a p erso nal , en su negocio y en asunt os
políti cos qu e al qu e se separa d e todo el inund o en un conv en to o
un lu gar de retir o p ara tener comuni ón con Dios.
4. La crí tica qu e la éti ca de Jesús es escatológica
Otros se opo nen al esfu erzo de impl em ent ar las enseñanzas éti-
cas d e Jesús porque , según ellos, son para el futu ro despu és de esta
époc a cont empor ánea. Las pers ona s que prom ueven esta id ea in-
sisten en qu e el presen te es un tien1po in terino no muy signifi cant e
en el plan etern o d e Dios, porq ue es un a etapa para prepar ar nos
pa ra el re ino futur o. Algun os son dispen sacion alistas y esperan un
tiemp o fu turo cuando Cri sto ve ndr á po r segunda vez para es table-
cer su reino de mil años aq uí en la tierra, y d esp ués ten er el Juicio
Final en el qu e cada un o será recompen sado según su decisión en
relación con Cri sto y la vida cri stia na que ha vivido de sp u és de
acep tar a Cr isto. Ellos insisten qu e es un ejercicio inútil el tratar de
cambi ar las culturas pagan as d el mun do ac tual, porque Cristo
vendrá para poner fin a todo s los gob iernos mundiales.
Es ciert o que los cri stianos tenemos una herencia incorr uptib le
en la eternidad, preparada por Cristo y preservada en los cielos.
Som os dichosos al saber que van1os a ser partícipe s en toda s las
bend iciones que Dios tiene reservadas pa ra sus hijos. Pero consi-
deran1os qu e nu est ro deber actual es lu char en el mund o en que
vivimos, y tratar de acabar con los mal es y mejorar las est ru cturas
religiosas , sociales , económicas y políticas. El desafío de la vid a
cristiana es invertir nu es tros dones en activ id ades qu e pu eden con-
tribu ir a estos fines . Cristo nos dio el desafío: "El reino de los cie-
los es seme jant e a la levad u ra que un a m ujer tomó y escondió en
tr es m edida s de h ar in a, h as ta que tod o quedó leudado" (Mat.
13:33). El movimi ento cristiano princ ipió con apenas doce discípu-

13E. F. Scott, The Ethical Teaching of fesus (Nu eva York: The Macmillan
Co. , 1957), p. 189.
La ética de Jesú s 145

los, p ero ha llega do a ser una leva dura pod ero sa para afectar en
forma po sitiv a las estructuras d e la soc iedad.
El consu elo de la reco1npen sa en el cielo qu e Jesú s ofr ece a su s
seguidores h a sido crit ica d o fuert em ent e por Walter Kauffman ,
profesor de filo so fía en la Un ive rsid ad d e Princeton por 1nucho s
año s. El come nt a que la actitud del m aes tro budi sta es má s apro-
piada, quien dijo qu e p referir ía ir al infi ern o p ara comp artir los su-
frin1i en tos de lo s qu e están allí. Es to se ría la abn ega ción ver-
dad era.14
5. La crítica que la ética de Jesús era para una época pasada
Varias per so n as han visto en la s en se ñan zas de Jesú s n onn as
locales y temp orales que no tienen va lid ez para nosotros. En el
siglo p asa d o Johan nes Wei ss, erudit o neo tes tam entari o, insistió en
que las en señanzas de Jesú s fueron influida s por sus idea s esca to-
lógicas y fueron enseñanzas de eme rgencia, tales como las que se
necesitan d u rant e un a crisis como la gu erra .
Alber to Sch weitzer, gran músico, m éd ico mi sio n ero y teólo go
destacado entre lo s lib erales, escribió su lib ro, The Quest of the
HistoricalJesus (La búsqueda del Jesú s de la histor ia), en el cual dice
que la ética de Jesús no tien e pertinencia par a nosotros, porque era
una legi slac ión de emergencia que ya no es vá lida, porque los se-
guidores de Jesús espe raban erró neame nt e el fin del orden act u al
del mundo en su día .
Es difícil determinar ha sta qué punto la escatología form a parte
de las enseñanzas éticas de Jesús. Seguramente la esca tología n o
era el factor principal alrededor del cual giraba toda otra enseñan -
za. No podemos aceptar que la gran mayoría de las en seña n zas de
Jesús eran para un ínterin breve antes de la segu nd a ven ida, la cua l
esperaban que acontec iese muy pronto después de su ascens ión.
Más bien eran para todos los años futuros que Dios quiere dar a la
humanidad antes de la segunda venida y la consumac ión de la his-
toria . Jesús llama a los seres humanos a aceptar sus en señanzas
porque les indica la volu ntad divina, que no puede cambiar , y con
las cua les se transforma la sociedad.
6. La crítica que la ética de Jesús es imposible de alcanza r
Otros admiten que las enseñanzas de Cr isto represe nt an los de-
safíos más altos que el ser humano puede recibir , y a la ve z conce-
den que son imposibles de alcanzar . Dicen que el hombre d e neg o-
cios estaría en bancarrota mu y pronto si tratara de vo lver la otra
mejilla y de ir la segunda mill a en cada circun stancia que se le pre-
sen te. El políti co nunca sería elegido si no hiciera promesas qu e los

14 Hebblethwait e; op. cit., p. 53.


146 BAS ES BIBLICAS DE LA ETICA

ciud ada no s espe ran, no imp ort a si cree poder cun1plirla s o no.
Reinhold N iebuhr , teólogo d es tacado d e entre los n eoo rtodo xos,
solía llam ar las enseña n zas de Jes ú s id ea les posibles qu e son im-
po sibl es d e alcanzar. Hablaba de las p osibilidad es que so n impo -
sibles d e rea liza r cuando se refería a la impl en1ent ación de las nor -
mas que demandaban la p erfección, la verd ad abso luta , la justicia y
el p erd ón p ara los ene1nigos .
Es cier to qu e las d em and as d e Jesús son mu y altas . Por eso, nos
llam an al ar rep entimi ento cons tant e p or lo s p eca d os qu e com e te-
mo s. A la vez crea n un a tensión san a en nue stras vid as y las in sti-
tu cion es para h acern os ver que no s falta mu cho para imp len1en tar
los id eales en forma perfecta. Pero esto es lo que n os desa fía con su
pertinencia.
CONCLUSION
El es tudi o d e las en sefian zas éticas de Jesú s n os inf orma, no s
aclara con relación a nu es tros debere s y nos de safía para int ent ar
pon er en prá ctica lo que Cr isto en seña . Reco rd em os que so n nor-
1nas para el ciud adan o del rei no. Son prin cipi os altos y difíciles d e
alca n zar, p ero son p ertin ent es p ara in spira rn os a lu ch ar por alcan-
za r las 1netas.
El cri stiani smo ha tenid o un imp ac to poderoso en el mund o en
la esfe ra moral. Au nqu e h a habid o ex tremis tas que h an m alint er-
pretado lo que Cr is to quería enseñar , la gran n1ayoría d e las en se-
fianzas que han sid o impl em ent ad as h an se rvido p ara en riq u ecer
la vi d a human a y m ejorar las condi cion es en qu e viv im os. Nos
con v ien e con1pr ome ter n os d e nu evo a acep tar el de sa fío d e se r
seg uid ores de Cr isto e impl em ent ar su s enseña n zas en forma p er-
so na t socia 1 e in stitucional.
7
LA ETICA DE PABLO
INTRODUCCION
Las enseñ an zas éticas de Pablo enfo can los d eberes p erso nales
d el cri stiano en la moral qu e florecerán de un a exp erienc ia p erso-
n al con Cristo, y tamb ién en señanzas p ara ay udar al cristian o en
tod as las relacion es, in clu sive el matriin onio y el h oga r, los n ego-
cios, las relacion es soc iales y las responsabili da d es hacia las aut ori-
d ad es civiles.
Algun os han criti cad o los escrito s d e Pablo, di cien do qu e él to-
mó las en seña n zas sen cillas de Jesú s y las tran sforn1ó en de clara-
cion es teológ icas mu y p ro fund as y m ás compli cad as d e lo qu e de-
bieran ser. Por eso, di cen, Pabl o contribu yó a la confu sión de l cri s-
tianis m o en vez d e a su clarificación . O tros ataca n a Pablo, dicien-
d o qu e era "m achista", qu e meno spr eciaba a las muj eres, qu e d es-
pr eciaba el m atrüno nio .
Pablo h a su frid o en los ú ltim os años d ebid o al m ov imi ent o d e la
liberación fem enin a y un repudi o d e las p erso nas qu e h ablan aut o-
rit a tiva m ent e so br e re lac ion es en el m atrim oni o sin h aber viv ido
las exp eri en cias invo lucrad as en ser cón yu ges y p adr es d e famili a.
Pero esto es ju zga r a Pablo inju stam ent e. H ay qu e tomar en cu ent a
su fervor p or ava n za r el eva nge lio y su convicción qu e el tie1npo
era cort o.
Ta mbi én , ten emo s qu e co mpr end er las en seña n zas d e P ablo
d esd e el án gulo d e su p repa ración y d el fond o d e su exp eri en cia
religiosa . Pablo h abía tenid o grand es ve nt ajas en su pr ep aración
int electu al, m oral y espiritu al. El mi smo tes tifica d el hecho d e qu e
h ab ía estudiad o bajo los 1nejor es pr ofeso res d e su d ía. Pablo con o-
cía bien la filoso fía gri ega, jun to con el jud aísm o y las religion es
mí sticas.1 Ma rshall atribu ye a las en señanzas d e Pablo la intr odu c-
ción d el cri stiani s1no en la soc ied ad europ ea, y as í ay ud ó en la
colocación d e los cimi ento s d e lo qu e con1únm ent e llamamos la ci-

1Archib ald B. D. Alexan d er, The Ethics of St . Paul (Glasgow: Jam es


Maclehose and Sons, 1910), pp. 28-54.

147
148 BASES BIBUCAS D E LA ETICA

vilizac ión cristiana. 2 Afirma que el cri stianismo ha sido la influ en-
cia moral m ás poder osa que el mundo ha conocido, y esto se debe
en p art e al celo y trab ajo d e Pablo.
l. LA BASE TEOLOGICA DE SU MENSAJE

Hay un a dif erencia en tr e la tennin ología de Cristo y la de Pablo,


aunqu e se refieren al 1nismo concep to en vario s casos. El tem a cén-
trico d e Jesús era el reino d e Dios, pero Pablo se refie re al reino
apenas una s d oce veces . Su térm in o favo rit o era "la unión con
Cristo" o "estar en Cr isto." Cristo se refirió a la igles ia poca s veces,
pero Pablo constantem en te estaba establ eciend o iglesias y aconse-
jando a los cri stiano s en las va ria s iglesias donde había trab ajado
por m edio de su pr esencia per sonal y d e su s cart as. Esta difere ncia
se deb e a la natural eza de la mi sión de cada un o y las dif erencias
qu e normalment e result an en etapas di stinta s del pro greso del cris-
tiani smo.
Cristo tuvo much o con tacto con el jud aísmo en Pale stina. Pab lo
ejerció su mini sterio principalment e entr e los gentiles. Los con cep -
tos n1uy conocidos por los judío s eran nu evos para lo s ge ntil es .
Pablo tenía que int erpr etar a los ge ntile s el sig nifi cado d e la re-
ve lación d e Dio s y su propó sito para la humanid ad.
La ba se del m ensaje de Pablo era la necesi dad de un a exper ien-
cia como la que él 1nismo experim ent ó en el camino a Dama sco.
Estaba conv encido qu e cada per sona necesitaba ese encuentro con
Dios que tran sforma la vida, inclu ye ndo las m etas, los valores y la
motiva ción en vivir. U tilizó el término "es tar en Cristo " o "en el
Seño r" para r eferir se a la conve rsión (Rom. 16:3, 9; 1 Co r. 1:30; 2
Cor. 5:17; Gál. 2:20; 3 :28; Col. 4:7; Fil. 4:1; 1 Tes. 3:8).
En las ep ístolas a las va ria s iglesias Pab lo int erpr eta lo qu e Dio s
está hacie ndo a favor de la hum anid ad por medio de su reve lación
en el Antiguo Testam ento y especia hn ent e po r medio de la venid a
de Cr isto al mund o. U tiliza pa labr as tale s com o ju stificación, re-
con ciliación , sa lvac ión, red en ción , adop ción y santifica ción, qu e
son término s que algu nos tienen difi cultad es en ent ende r. La ma-
yo ría de estos términ os tienen que ver con la experiencia religiosa
de la conve rsión, o sea, lo qu e pasa cu ando acep tamos a Cris to co-
m.o salvado r pe rsonal. La expe riencia se p ued e ent end er des de va-
ri as pers p ectivas. Es como una joya que uno aprecia en las m anos,
y da vueltas a la joya para apreciar más la refracción de la luz po r
los cortes y los ángulo s. Ca da una de las pa labra s tien e algu na re-
lación con la experie ncia religiosa y las consecuencias que trae a la
vida m oral.

2 L. H. Mar s h a ll, The Challen ge of N ew Testa ment Ethics (Lond r es :


M acmi lla n an d Co., 1950), p. 216.
La étic a de Pa blo 149

11. LA NATURALEZA DE LA ETICA DE PABLO


¿Cómo carac teriza n1os las en señ anzas é ticas de Pa blo? En es ta
secc ión vamo s a n1encionar va ri as carac terísticas de su s enseña n -
zas.
l . Una ética absoluta y circuns tancial
De cim os qu e las norma s é ticas de Pab lo contienen d ecla ra ciones
absolu tas, pero en la mayoría de los casos responden a casos espe-
cia les en circun stan cia s es pecia les. Por ejemplo , cuando se dio
cuenta de la inmora lidad sexua l que existía en la iglesia d e Corinto,
d ond e uno estaba teniendo relacion es sex ual es con la esp osa de su
padre , escr ibi ó en fonna tajante: " ... entr ega d al tal a Satanás para
la des trucción d e la car ne, a fin d e que su espíritu sea sa lvo en el
día de l Seño r" (1 Co r. 5:5) . Dijo que tal inmora lid ad ni se to leraba
entr e los ge ntil es (1 Co r. 5:1). Es ta conde naci ón se podría ap licar
en cualqui er lu ga r donde existiera tal inmoralid ad.
A los jóve ne s n o casa do s Pablo dij o: " ... les se ría bueno si se
queda sen como yo. Pero si n o tien en d on de continen cia, que se
case n ; porque mejor es casa rse que que1nar se" (1 Co r. 7:8, 9). La
declaraci ón abso lut a fu e templ ad a por recono cer la naturale za hu-
mana y el h echo qu e no todos tien en el d on de contin encia.
En la es fera soc ial Pa bl o declaró en forma categór ica que en
Cr isto "ya no h ay judío ni griego, n o h ay es clavo ni libre, n o hay
varón ni mujer " (Gá l. 3:28, Col. 3:11). Sin em bargo, en las circun s-
tancias locales en la iglesia n1andó a las mu jeres que aprend iera n
en silenc io, que est u v ieran en sumi sión a su s esposos, y a On ésimo ,
un esclavo escapado que se conv irti ó, a regresar a Filemón, su amo.
Esto nos ayuda a reco no cer que es tarea seria bu scar la ap lica-
ción de los pr in cip ios abso lut os de la ética cristian a en las circun s-
tancias específicas que no s encara n en mu cha s ocasione s. Tenemos
qu e re conocer qu e no estam os sigui end o el id eal por circun stan cia s
esp ecia les. Un pa stor fu e criticado porque no acep tó con los bra zos
abi ertos a un niño con SIDA en la s clases d e la Escu ela Dominical.
Pero él sup o que, dado el nivel de ig n ora n cia de la mayoría de su
congregación , ello s le ju zgarían m al y abandonarían la iglesia al
darse cuenta de tal hecho. A veces uno tiene qu e hac er algo inf e-
rio r al ideal, pero por circun sta n cias especiales es el camino má s
prud ent e.
2. Un a ética no siste mática
Pa blo no intentó sis tema ti za r sus en seña n zas é ticas; má s bien
d io las nor m as de acuer do con las circ u nstan cias de cada iglesia o
persona a qui enes escribía su s ep ísto la s. La epístola a los Romanos
p rin cip ia con u na decla ració n de la reve lación de Dios y la decisión
con scien te de re belarse de pa rt e de los seres humano s. Pab lo exp li-
150 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

ca la d egrad ación moral a donde llegaron porqu e rechazaron la


reve lación de Di os.
Corinto era una ciu dad con muchas influencia s inn1orale s, y la
iglesia qu e Pablo es tableció allí tu vo una lu cha con la in1nora lid ad
que era parte d e la vid a di aria entr e los corintios. A la vez ello s es-
taban sometido s a las pr ácticas pag ana s qu e incluían el sacrifi car
anim ales a los ídolo s. La práctica normal era co1nprar la carn e que
sobr aba despué s del sa crificio , pero algu nos cris tiano s se op u sieron
a la c01npra d e esta carne, di ciendo que sería participar en la idola-
tría. Así vemos qu e Pab lo tuv o qu e lu char con alguno s cristiano s
que no tenían una con cien cia de sarrollada y otro s qu e la tenían
dema siada d esa rrollada. Pab lo dijo: "Pero no es la com id a lo qu e
no s recomiend a a Dios; pue s ni son1os m eno s si no c01nemo s, ni so-
mo s 1nás si comemo s. Pero m irad que es ta vu estra libert ad no sea
trop eza dero para los débil es" (I Cor. 8:8, 9). Con tinú a diciendo que
si algui en no s ve sent ados y co1niendo la carne que ha sid o sacr ifi-
cada a los ídolo s, ello s pu eden ser influen ciad os a ha cerl o, y así
p ecar seg ún su propia con ciencia . Si es to pasa, "de es ta manera,
p ecand o contr a los hermano s e hiri endo su s d ébil es conciencias,
contr a Cristo estáis pe cand o. Po r lo cua l, si la comida es para 1ni
hermano ocas ión d e cae r, yo jam ás co1neré carne , p ara no pon er
trop iezo a mi herm ano " (1 Cor. 8:12, 13) .
Seguramen te Pablo estaba fa1niliari za do con los sistemas éticos
de su dí a, tales como el estoicismo , el ep icur eísm o y el hedoni smo ,
los cuales tend ían a encararse con la vid a con un a sola perspect iva.
Pod emo s descubrir en las enseñan zas d e Pablo declarac iones ais-
ladas que repr esent an ves tigios de estos sistem as, pero en nin gún
sentido poden1o s id entific ar la ética d e Pablo con uno d e es tos sis-
tem as. Más bi en, Pablo tu vo el punto d e vista cri sto céntri co, e
insistía en qu e es ta norma fuera el concepto pr edominante y or ien-
tado r par a el cristiano.
Alguna s de las enseña nzas d e Pablo no eran para impl ementar
en form a univer sal para todo cristiano. Más bien, daba n un conse-
jo a person as en circun stan cias específicas . Tale s son las enseñan-
zas qu e ti enen qu e ve r con el atav ío de las muj ere s. Di o es ta s
enseñan zas por las circun stanc ias loca les d e Corinto . Dijo: "Pe ro
tod a 111uj er qu e ora o pr ofetiza con la cabeza no cubierta , afrenta su
cabe za, porqu e da lo mi sm o qu e si se hubi ese rapado. Porq ue si la
muj er no se cubr e, que se co rt e tod o el ca bello ; y si le es ver-
go nzoso cor tarse el cabello o raparse, que se cubra " (1 Cor. 11:5, 6).
O tr o conse jo que Pablo dio concerni ent e a las muj eres qu e no
con sid eramos qu e fu era par a ser impl em ent ad o en todo lu gar y
para tod os los tiempo s es: "La muj er apr enda en silencio , con tod a
sujeción; porqu e no p ennito a un a muj er enseña r ni ejerce r d omi -
nio sobre el hombr e, sino estar en silencio" (1 Tim. 2:11, 12). Consi-
La ética de Pablo 151

d eran1os qu e el punto de vista d e Pablo se d ebió a los concepto s


pr edo minant es con relación a la muj er en el día en que vivía . Ho y
recono cemo s que la int eligen cia, las capac id ad es y autoridad moral
para en seña r no tien en n a da qu e ve r con el sexo d e la p ersona.
Hay 1nujere s que tienen capacidade s sup eriores a las d e h on1bres.
3. El elemento escatológico en la ética de Pablo
En el día d e Pablo h abía cierta pr eoc up ación por asunto s esca to-
lógicos, la 111uert e, la seg und a ve nida d e Cr isto, el jui cio fin al y la
eter nid ad . Cristo hizo referen cias al reino futuro y a su segund a
ve nida. También la p ersecuc ión qu e los cristiano s tu vieron que
ag u an tar natur alm ent e les hi zo p en sa r en la po sibilid ad d e la
mu er te y la liberación de tales sufrimi ent os p ara es tar en un 111un-
do mejor. Por eso, podemo s ve r que Pablo ape la a es tos con cepto s
como la base para su é tica .
Pablo no abrigó mu ch as es p era n zas para las es tru ctur as d e la ci-
vilización y la cultura d e su día. Concibió qu e el mund o qu e él co-
no cía, abarcando las institu cion es d e aqu el enton ces, iba pronto a
aca barse . A los cor intio s esc ribi ó : "Pero os digo es to, h erm an os,
qu e el tien1p o se ha aco rt ad o" (1 Co r. 7:29). Por eso, aconse jó a los
jóve nes solteros y a las viud as a n o casarse . Na tura lrnent e es to no
se ría mand a to vá lid o en for m a p erm ane nt e para toda la hum a -
nid ad. Se dio porqu e Pablo esp erab a la pró xün a seg un da ve nida
de Cristo y la consu1nación de la hi storia . Pablo con sid eraba q ue
no h abía po sibilid ad ni es peran za para reformar la soc ied ad ni
pre se rv ar las institu cio nes exis tent es: "Mira d , pu es, con cuid ado,
cómo os com po rt áis; no com.o imprud ent es sin o como prud ent es,
redimiendo el tiem po porque los día s son malos" (Ef. 5:15, 16). Su
con se jo era p ar a h ace r todo lo p os ibl e par a pr e p ar arse p a ra la
e ternid ad y para ay udar a otro s a hacer lo n1ism o.
En 1 Co rinti os 15 Pablo habl a d e la resurr ección d e Cr isto y la
es p era n za qu e tenen1os en ser res u citad os d es pué s d e la mu ert e.
Promete un a victoria so br e la 1nuerte p ara los cristian os. Su con-
clu sión apela a los cristian os para viv ir en form a firm e y constant e:
"As í qu e, herm ano s mí os am ados, es tad firm es y constan tes, abun -
dand o siempr e en la obr a del Señ.or, sab iend o qu e vues tro ar duo
trab ajo en el Seño r no es en va n o" (1 Cor. 15:58). Pablo ap ela a los
cri stiano s p ara qu e sea n ejempl os en un a soc ied a d co rr o1npida ,
sabiendo qu e nu es tro es tilo d e vid a recibir á su recomp ensa.
4. El ascetismo en las enseñanzas éticas de Pablo
Tal ve z la crítica 1nás seve ra ha cia Pablo ha ven ido d e los qu e
ve n en su s en señan zas el elen1ent o ascé tico. Ya h emos m encion ado
qu e algun as d e su s enseñan zas ext remi stas se d eben a su es p eran-
za en la pró xim a seg und a ven id a d e Cri sto y el fin d el mundo . De-
152 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

bid o a esta creencia, escribi ó a los de Corinto qu e no se casaran. Pe-


ro es int eresa nt e que Pablo di o una excepción a este consejo: "Pero
a cau sa de la inm ora lidad sexual , cada hombr e tenga su esposa, y
cada muj er tenga su espo so" (1 Cor. 7:2). Tambi én, aunqu e qui -
siera qu e cad a per sona fu era como él (sin cónyu ge), recono ce qu e
"cada un o tiene su pr opi o don pro cedente de Dio s: un o de ciert a
manera, y otro de otra man era'' (1 Cor. 7:7). Un poco má s ad elant e
dijo: "Pero si no tiene n don d e contin encia , que se case n; porqu e
mejor es casa rse que quemar se" (1 Cor. 7:9). El hecho d e reconocer
que el celibato es un don especial quiere d ecir que no consid erab a
que todos deb en ser célibes.
Romano s 12:1 y 2 ha sido u sado com o ba se para decir que Pablo
era asce ta: " ... qu e pre sent éis vue stros cuerpo s com o sacrificio vivo ,
san to y agradable a Dio s, que es vuestro culto racional" (Rom.
12:1). Sin duda este versícu lo no s llama a la d edi cación exclu siva
de nu est ra s vid as y talentos al servicio del Señor. Pero el versículo
sigu ient e revela la falta de aprecio qu e Pablo tenía pa ra el mund o
de su d ía: "No os conform éis a este n1und o; más bien, transformaos
por la reno vació n de vuestro ente ndimi ento, de mod o que compr o-
béis cuál sea la voluntad de Dios , buena, ag radabl e y perfec ta"
(Rom . 12:2). Parece que Pablo consid eraba qu e el papel del cris -
tiano era apartarse del mundo y expe rime nt ar un a transformación
personal para vivir como extra njero d e la cultu ra m und an a.
Los cristianos durant e siglos han insistido en que nosotro s d ebe-
mo s vivir con un testimonio qu e nos di ferencie de los del mu nd o.
En form a negativ a esto quería dec ir qu e el cris tiano debe abst e-
ners e de cierta s actividades, tale s como el baile , las bebida s alco-
hólicas , el comprar lotería y el frec uent ar los lu ga res de testim oni o
cuestiona ble. Su énfasis ha sido en las prohibicione s, lo cual pro-
ducí a una actitud negativa y d e rechazo hacia las personas qu e
hacían tales cosas. En los último s años se ha de jado este énfasis , y
el resu ltado es qu e no se not a tanta dif ere ncia en tre los cristianos y
los inco nverso s por su participación en las actividade s qu e ante-
rio rm en te se conside raban como mundana s. Tal vez ne cesitamo s
buscar la manera de comunicar el amor por toda persona , per o sin
ceder las convicc ion es personales con relación a un estilo de vid a
que es compati ble con los ideale s de Pablo.
Un test im on io al hecho de que Pablo rechazó la vida ascética se
aprecia en su defensa de su propio ministerio (2 Cor. 6:3-13). Pablo
resum e sus experiencias en el evangelio que le daban base para jac-
tars e, incluyendo tribulaciones , ang ustia s, azotes, en cárceles, en
tum ult os, en du ras labor es, en desve lo s y en ay un os. De spué s,
m enciona las pos ibl es actitudes nega tivas , pe ro afirma que su acti-
tud era posit iva: " ... com o en tristecid os, pero siempr e gozosos; co-
n10 pobres , pero enriqu eciendo a mu cho s; como no teniendo nada,
La ética de Pablo 153

pe ro p oseyé nd olo todo " (2 Cor. 6:10). En esto tene m os la clave de l


asce tism o; tod o d ep end e de l punt o d e vista d e la pe rson a y su per-
cep ción de su s circun stan cias. Algun os con side ran qu e el vivi r
com o cri stian o abar ca h acer mu chos sacri ficios, pe ro otr os conside-
ran qu e es la vid a m ás cómod a y ag rad able qu e u n o pud iera vivir.
5. La ética de Pablo y la relación con la ley
Pab lo tuvo mu ch o qu e d ecir con relación a la ley. Vario s pasajes
en Roman os y Gálatas n os d an la im p resión qu e, segú n Pab lo, la
ley servía para cond enar al ser hum an o, y por eso su efecto era más
bien nega tivo. Su pr opi a exp eri encia como ju dío qu e buscaba justi-
ficarse po r med io de la ley le llevó a recha zar tal camino:
Pero sabem os qu e todo lo que dic e la ley, lo d ice a los qu e están bajo
la ley , p ara que toda bo ca se cierre , y todo el mundo esté bajo ju icio
ant e Dios. Porq u e por las obras d e la ley nadie será justifica do de lant e
de él; pue s por medio d e la ley viene el reconocimiento del pecado
(Rom . 3:19, 20).
En otra refere n cia Pa bl o d ice que la ley servía para en caminar a
uno a Dios: "De mane ra que la ley ha sido nuest ro tutor pa ra lle-
va rno s a Cr isto, para q ue seamos justificados po r la fe. Pero como
ha ve nido la fe, ya no es tamo s bajo tutor " (Gál. 3:24, 25). Pab lo
tenía un respe to apropiado para la ley y su p rop ósito en el plan de
Dios .
Pe ro Pablo rechazó con ve h em en cia los esf u erzos de los qu e
querían imponer la ley sobr e los que habían conocido a Cristo. Es-
to ilus tra qu e Pablo consideró qu e la ley ya no es taba en vige ncia
p ara los cristianos . La ley no había p roducido ge nte regene rada,
au n que seg urament e había ge n te moralmente acorde con las nor-
ma s de los Diez Mandam iento s de no haber matado , no haber co-
met ido ad ult erio, no haber ro bado, etc. Repudió las partes de la
ley ceremo n ial , tales como la ob servancia de ciertas ceremonias,
especia lm ent e la cir cu n cisión . Trató d e insis tir qu e la fe en Cr isto
es todo lo qu e ne cesita uno para salvar se. El cristian o no tiene qu e
someter se a las reglas de la ley .
H abía personas en las iglesias d e Galacia qu e habían malinter -
pre tado la relación de la ley con la fe, y estaban ens eña nd o qu e era
nece sario ser circu n cidado y obedecer otras facetas de la ley ade -
más de ten er la fe. Pa blo afirmó qu e só lo por la fe algui en es salvo :
" ... pero sabiend o que ningú n ho m bre es ju stificado por las obr as
de la ley, sino po r med io de la fe en Jesu cristo, h emo s creíd o no-
so tros también en Cristo Jesú s, pa ra qu e sea mos justifi cado s po r la
fe en Cr isto, y no por las obras de la ley . Porq u e po r las obras de la
ley nadie será ju stificado" (Gál. 2:16). La decla ración de Pab lo en
Roma n os 7, refi riénd ose a su s esfuerzos por justifica rse dela nt e de
Dios por m edi o de la ley, repr esent a su fr ustr ació n : " ¡Miserab le
154 BASES BIBLICAS D E LA ETICA

hombr e de mí! ¿Qui én 1ne libr ará de este cuerpo d e mu ert e? ¡Doy
gracia s a Dio s por medio d e Jes ucristo nu estro Señor! Así qu e yo
1nismo con la mente sirv o a la ley de Dio s; pero con la carne, a la
ley del peca do " (Rom. 7:24, 25).
La incertidu1nbr e del p ape l de la ley y su rel ación con la nueva
fe en Cristo era un pr obl em a p ara los cristianos d el prim er siglo.
Ya qu e mu chos de los prim ero s creye nt es era n judí os que habían
guardado la ley, les era difícil d eshacerse de la tradi ción que era
part e d e su cultur a. El conc ilio en Jerusalén (Hech . 15) int en tó re-
solve r este probl e1na entr e los prim eros cristian os gentil es, pero
parece qu e era un terna de contr overs ia hast a que el cri stiani sm o
hizo su rom pimi en to comp leto con el jud aísm o.
Pablo enseñó que el cristiano ya no es tá bajo la ley, sino bajo
Cri sto y su relación con él p or medio del Espír itu Sant o: "Pero
ahor a, habi endo mu erto a lo qu e no s tenía sujetos, hemos sid o lib e-
rad os de la ley, para qu e sirva mo s en lo nu evo del Espíritu y no en
lo antiguo de la letr a" (Ron1. 7:6). Su perspectiva d e que el cris tia-
no es tá frente a un panorama compl etament e nu evo se ve en la de-
claración: "De mod o que si algun o está en Cris to, nueva criatur a
es; las cosas viejas pasaron; he aqu í todas son hechas nuevas " (2
Cor. 5:17).
Pablo es tá diciendo que los control es externos al ser hu1nano no
son sufi cien tes para hacerlo bueno ; los controles del Espíritu Sant o
sí le ay udan para viv ir cor rectament e. El vivir la vida cristiana no
con sis te en segu ir un manu al de di scip lin a, como algun os han
int ent ad o hacer del cr istiani sm o. La ley con su s prohibicione s,
sum ando más de 600 si cont amos las contribu ciones de los rabinos
durante los siglos antes de Cris to , representaban un a carga que
promov ía el lega lisrno entr e las perso nas en el d ía de Jesús y de
Pablo. Ellos rechazaron la lista de con dena cion es y favorecieron la
libertad bajo el contr ol del Esp íritu Santo.
111.LA RELACION DE LA RELIGION
Y LA ETICA EN PABLO
El punto de vis ta de Pab lo es que los m ales mor ales y sociales d e
la cultur a de su día se debían a la falta de un a religión que afec tara
el comportamiento diario de la persona . En las religiones mi ste-
ri osas no había relación entr e el sen tido de reverencia hacia lo divi -
no y su imp acto sobre la vida. En cam bio, ya hemo s visto en el An-
tiguo Testamento qu e la relación ver tical con Dios tr ae com o conse-
cu enci a un a vid a moral que cumpl e con los m and ami ento s d e Dio s
y que bu sca la justicia en toda s las relacion es hum anas. A la vez
vim os que Cristo enseñó que el entrar en el reino de Dios resu ltaba
en la impl em ent ación d e las di sciplina s qu e eran comp atibles con
lo qu e Cristo vivió com o ejemp lo. El mensa je de Pablo concu erd a
La ética de Pablo 155

con el mensaje d el Anti guo Tes ta1nento y los Eva n gelios .


Esta relación se ilu stra con la orga nizac ión qu e Pa blo d io a las
epí stolas qu e escribi ó . En Rom an os 1, Pablo pr ese nt a un cu adro
bas tant e feo d e las condi cion es d e las p erson as qu e no h an con oci-
do a Dios. Aun qu e Pab lo p rese nt a condi cion es qu e n o se pu ede n
to1nar co1no uni ve rsa les en su d ía, se reco noce qu e existían tod os
los 111ales de que él ha bla. Pablo di ce qu e cu an do el mund o ge n til
rech azó a Di os, Di os los entr egó a un a m ent e rep robada (Rom .
1:28). Pabl o vivía en un a ép oca cu and o la ge nt e creía en los di oses,
p ero no ent end ía las im p licaciones de es ta creen cia en su comp or-
tami en to d iari o. Las re ligion es griegas tant o como las ro n1anas n o
h abían hech o n ad a p ara la vid a m oral de l ser hu n1an o.
En la ep ís tola a los Rom an os, Pablo d ed ica o nce cap ítul os a la
di scu sión d e as unt os teológ icos, los cu ales tien en q u e ve r con la
condi ción p ecamin os a d e la hun 1anid ad, la p rov isión de la rede n -
ció n de l peca d o, la libe rt ad qu e el cri stiano sient e en Cri sto, la
condi ción d e la nación d e Israe l ant e Dios y, de sp u és d e tod o eso,
llega a la secció n é tica, des d e el capít ul o 12 en ade lan te, d on de
h abl a de la manera en qu e el se r hun1 an o de be com po rt arse p or
haber sid o sa lvo por Cristo. Se ve aquí qu e p rim ero Pablo es tab le-
ció la ba se teológ ica de la relación con Dios y de sp u és exp licó las
impli cacion es d e tal experie n cia en la manera en qu e la pe rso na
vive tod os los días .
En 1 Co rinti os, Pa blo di scut e p rin cip almen te temas de int erés
ético, inclu ye nd o las d ivisiones qu e existían en la igles ia, por m oti-
vo d e for m ar parti d os alrede d or d e los líd eres que la igles ia h abía
tenid o. Tambi én d iscut e los pro blem as m orales qu e h abía ent re los
m iem bro s d e la igles ia; los d ones es pi ritu ale s y su s va lores rela-
tivos; los abu sos en cu ant o a la observa n cia de la cena de l Seño r; y
el a tav ío d e las 1nujeres . Es una d e las epís tolas de n1ás con tenido
m oral qu e hay en la Biblia.
O tr as ep ísto las pa uli nas qu e tienen secc ion es do nd e se tratan
as unt os religiosos y teológ icos, y term inan con u na sección d e apli -
cación social y mo ral, so n Efesios, Co losenses y 1 Timo teo. Es 1nu y
claro qu e Pablo vio la imp ort ancia de la é tica como el re su lta d o de
la exper iencia re ligiosa.
Tambi én es claro en las en seña n zas de Pablo qu e el resu ltad o de
la conversió n es la p urifi cac ión de la vida de lo s v icios. Dij o:
"Porq u e si bien en o tro tiemp o era is tinieblas, ahora sois lu z en el
Señor. ¡And ad com o hijos de lu z! Pues el fru to de la lu z con siste
en toda bo n dad, ju sticia y ve rd ad " (Ef. 5:8, 9). Pab lo d eclara en
form a categó rica qu e hay un a dif eren cia 1nora l en los qu e se con-
vier ten :
¿No sa béis que los inju s tos no h ered a rán el re ino de Dios? No os
enga ñ éis: qu e ni los forni ca rios, ni los idó la tr as, ni los ad úl teros, n i los
156 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

afeminados, ni los homo sex ual es, ni los ladrone s, ni los avaro s, ni los
borracho s, ni los calum niadores , ni los estafadores, heredarán el rein o
de Dio s. Y es to erai s algunos de vosotros, pero ya habé is sido lavado s,
pero ya sois santifi cados, pero ya habé is sid o ju stificado s en el nombre
del Señor Jesucr isto y en el Espíritu d e nu es tro Dios (1 Cor. 6:9-11).

IV. LOS MOTIVOS A LOS QUE PABLO APELA


La moti vació n es muy important e en el comportamiento huma-
no. El acto tiene signific ado, pero el motivo del acto también influ-
ye sobre la moral de la acción . Uno puede hacer algo que se vería
como bueno desde una perspectiva , pero cuan d o sale a la lu z la
n1otivación de tal acto, puede disminuir su valide z moral. Por
ejemp lo, una compañía puede manifestar in terés en mejorar la vi-
vienda para la gent e de pocos recursos, e in vertir mucho dinero pa -
ra construir viviendas para ellos. La meta final es mejorar el am-
bien te para poder atraer a la gent e de m ás recursos y finalment e
favorecer sus po sibilid ades econ óm icas y comerciales. El dilema de
si el fin justifica los medios siempre es una consideración válida en
tod a circuns tan cia.
l . El motivo del temo r
Pablo utili za el temor como motivo para apelar a las personas
para tomar medida s a fin de esc apar del juicio de Dio s. Pabl o
anunciaba que por cau sa de la incredulidad y la inmoralid ad venía
la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia: "Nad ie os engañe
con vanas palabras , porque a causa de estas cosas viene la ira de
Dios sobre los hijos de desobedienci a" (Ef. 5:6). El pro blema de los
gentiles era que no tenían temor de Dios: "No hay temor d e Dios
delante de su s ojos" (Rom . 3:18). Por el hecho de tener la heren cia
de la vid a eter na , Pablo apel a a los corintios: "Así que , amados, ya
qu e tenemos tales promesas , limpi émonos de toda impure za de
cuerpo y de espíritu, perfeccionando la sa ntid ad en el temor de
Dios " (2 Co r. 7:1). Pablo apela a los cristiano s a cuid ar su compor-
tamiento , siendo prudentes en todo y no embri agándose con vino,
porque eso lleva a uno al desenfreno. Después ape la a la su misión
mutu a "en el temor de Cristo" (Ef. 5:15-21).
Pablo hace claro que el pecado de la incred ulid ad produc e otros
pecado s carnales. Amonesta a los creye nt es: "Por lo tant o, haced
morir lo terrenal en vu est r os miemb ros: fornica ción , impureza ,
bajas pasio n es, malos deseos y la avaricia, que es ido latría. A causa
de estas cosas viene la ira de Dios sobre los rebeldes " (Col. 3:5, 6).
Hay valide z en ape lar a los cristiano s a vivir un a vid a moral por-
que han exper im entado un a transformación espiritual por med io
de la fe. Si sig u en en el pecado, siend o creyen tes, van a exper in1en-
tar la disciplina del Señor en su vid a, la cual puede llega r a ser se-
La ética de Pablo 157

ve ra. Por eso, el temor d e Dio s no s cons triñ e para vivir en la mejor
manera posible.
2. La inmortalidad como motivo
Pablo motiva a los cri stiano s a vivir un a vida pur a en el sentido
moral por la seg uridad d e que tienen un a herencia eterna en los
cielos . Para re1natar su enseña nza cita un di cho común del día d e
Isaías y qu e se esc u ch aba mu cho entr e lo s epi cúr eos del día d e
Pablo: "Si los muertos no resucitan, ¡comamos y beba mo s, qu e ma-
ña na moriremo s!" (1 Cor. 15:32). Pablo utili zaba es ta ref erencia pa -
ra afirmar en form a m ás dramáti ca el hecho que sí hay resurr ec-
ción. Su fe en la res urr ección le lleva a d esafiar a los cristiano s con
relación a su comport ami ent o: "Así qu e, herm anos míos amados ,
es tad firmes y constantes, abundando siempr e en la obra de l Señor,
sabie nd o que vuestro arduo trabajo en el Seño r no es en va no" (1
Cor. 15:58) .
Se debat e la inmortalidad , y la influencia crecient e de los natu -
ralistas evo lu cionarios, los nihili stas y los hum anis tas secul ares en
nu estro mund o tiene el efecto de minar esta creencia más y más .3
Marshall dice : "No se puede negar el hecho de qu e, si todo hombr e
creyera en la aniquil ación d e la personalidad de spué s de la mu ert e,
tal creencia ciert am ent e tendr ía un efecto grande y desanimador
en la vida m oral del hombr e."4 Los argu1nent os científi cos y filosó-
ficos para la inm ort alida d no son suficient es para conven cer a los
incr éd ul os, pero el argumento desde la perspectiva de la religión sí
es vá lid o, según Trueb lood. 5 Nos m otiva n las referencias d e Pablo
que apelan a los cristiano s pa ra vivir en form a mor al porque tienen
la fe en un a inmortalidad futur a.
3. La imitación de Cristo como motivo
La imitación d e Cris to es un motivo al que apela Pablo en fre-
cuentes refe rencias . Gála tas 2:20 es el pasaje que m ás se conoce pa-
ra ilu strar esta ver dad : "Con Cri sto he sid o junt ame nt e crucifica-
d o; y ya no vivo yo, sino qu e Cr isto vive en mí. Lo qu e ahora vivo
en la carn e, lo vivo por la fe en el Hijo de Dio s, quien m e amó y se
en tr egó a sí mismo por mí. " Pa bl o desafía a lo s cri st iano s p ara
seg uir el ejemp lo de Cristo como modelo para su comp ort ami ento.

3 Richard B. Cunnin g h am, The Christian Faith and It s Contemporary


Rivals. Nas hv ille: Broadman Pre ss, 1988.
4L. H. Mar sh all , The Challeng e of New Testament Ethics (Londres:
Macmillan and Co., 1950), p. 237.
5D. Elton Tru eblood, Philosophy of Religion (Gr and Rapids: Bake r Book
Hou se, 1982), p. 302 .
158 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

Sabem os qu e si seg uim os es te con sejo, va a ten er un imp ac to con s-


tant e sobr e nu es tra vid a.
La llam ad a para seg ui r el ejempl o d e Cris to en la pr ác tica de la
abn egac ión y un a con sid erac ión d e otr as p erso nas ant es de pe nsar
en n oso tr os mis n1os se ilu s tra en otr o p asa je: "Haya en voso tros
es ta m an era d e p ensa r qu e hub o tam bién en Cris to Jesú s" (Fil. 2:5).
Pabl o con tinú a con un a elabor ación d el p roceso qu e sigui ó Cristo
en n o p en sa r en sí, sino pe n sa r en o tro s p rim ero, lo cu al le llevó al
sacr ificio d e su vid a en la cru z . El ejem p lo d e Cri sto en el vac ia-
mi ent o o an on adam ient o sir ve d e in spir ación p ara los cris tianos
hoy en día. El cri stian o d ebe p osee r la mi sm a hun1ild ad , no p en-
sa nd o en su s pro pi os int ereses y d eseos, ant es bi en pe nsando en
ot ros y en la m an era en qu e p odemos serv ir a otros.
4. El amor como motivo
El amor es o tro m otivo que Pa bl o m encio n a va rias veces en su s
ep ís tolas. Hay cu a tr o p alabr as en griego qu e se tra d ucen con la
pa lab ra am or. Filia 5373 es la respu es ta em ocio n al d e un o hacia otro
ami go ínti mo, y es aco m pañado por sentimi ent os. Eros es el amor
m otiva d o p or el in1pul so sex u al, y es u n eleme nt o necesa rio en las
re lacion es m a trimoni ales. Desg raciad a ment e hay m u ch o erot ismo
p royec tad o en los cin es, la telev isión y la lit eratu ra qu e es ilíci to
des d e el punt o d e vista cris tian o, p orqu e ig n ora las n orm as cris-
tian as qu e de b en influir en es ta clase d e am or. Storge n o se u sa en
el N u evo Tes tam en to. Es la pa lab ra p ara refe rirs e a las relaciones
filiales entr e los m iembr os de un a fam ilia .
Agape 25 es la p alab ra m ás u tiliza d a en el N u evo Testamento, y
se re fiere a un amor d esinteresa d o o no ego ís ta, un am or que se
ejerce vo lunt ar iam ent e h acia o tras personas por su s circu n sta n cias
y n o por lo que uno recibir á. Cris to y su s seg uid ores transformaron
el u so d e agape, en form a pos itiva, ya qu e ant er iorn1ente no ten ía el
signi fica d o p osi tivo qu e llegó a tener. Pa bl o utili za el amo r agape
con mu ch a fr ecu en cia en su s ep ís tolas para referirs e al amor de
Dios po r la hu man idad y a la vez nu es tra n ecesidad de amar a Dio s
y al pró jim o. Desafía a los efesios: "Y and ad en am or, como Cristo
ta m bién nos amó y se entr egó a sí n1ismo por nosotro s como ofren-
da y sacr ificio en olor fr aga nt e a Dios " (Ef. 5:2). En Romano s amo-
n esta: "El a1nor sea sin fing imi ent o, abo rrec iendo lo mal o y adhi-
riéndoos a lo bue no: am ándoos los un os a los otros con amor fra-
ter n al" (Rom. 12:9, 10). En es te ve rsícul o Pa bl o ut iliza las dos pa-
lab ras, agape y filia.
El pasaje n1ás famoso en los esc rito s de Pa bl o que trata el tem a
de l ai11or es 1 Cor inti os 13. Es te capítul o su giere que el amo r es el
don espi ritu al m ás alto. Es m ás imp ort ant e qu e las capac id ades de
h abl ar con elo cu en cia o en lengu as . Es m ás in1por ta nt e qu e el d on
La ética de Pablo 159

prof ético que le ay uda a uno a compr ender todos los mi sterios d el
uni ve rso en el pa sado tanto como en el futuro. Es más important e
qu e la relig ión de filantropía o d e hun1ani smo , qu e le impul sa a
un o a rep artir los bien es y dar d e com er a los pobr es. Aun la re-
ligión de sac rifici o propio , o ascetismo, n o es tan grande como la
d el a1nor.
Pabl o d escrib e el amor en la sigui ente manera: " ... tien e pa cien-
cia y es bondado so . El amor no es celoso . El amor no es ostentoso,
ni se hace arrogante . No es ind ecoro so, ni bu sca lo su yo propio.
No se irrita , ni llev a cuentas d el mal. No se goza d e la inju sticia,
sino que se regoc ija con la ve rd ad " (1 Cor. 13:4-7).
Es te p asa je inmortal elogia el amor entr e los seres hum ano s.
Ilu stra qu e el an1or frat ern al pu ed e r eso lve r cu alqui er confli cto.
Estamos de scubri endo que la impl em ent ación d e este prin cipio
tr ae resultado s positivos entre los n1iembros d e la fami lia, en la
comun id ad y en las relacion es int ernacion ales.
5. El deber como motivo en la vida cristiana
Pablo in sis te en qu e d ebemo s v ivir mor alm ent e como cristia n os
porqu e esto es nu estro deb er. En 1 Corintio s 6:19, 20 di ce: "¿O no
sab éis qu e v ue stro cuerpo es templo d el Espíritu Santo , qu e m ora
en voso tr os, el cual tenéi s de Dio s, y qu e n o so is v u estros? Pu es
hab éis sid o compr ado s por pr ecio. Por tant o, glorificad a Dio s en
vu estr o cu erpo ." La terminol ogía d e Pablo refleja el com ercio de
esclavos d e la épo ca. En el día d e Pab lo la esclav itud abund aba, y
seg ur am ente Pablo h abía pr ese n ciad o la expe rien cia de un n ego-
ciante que compr aba esclavos. Segur am ent e h abía un int ercambio
d e expon er las capa cidad es d el esclavo y un rega teo por el pr ecio.
Pero al llega r a un acuerdo, el negoc iant e paga ba el pr ecio, y tom a-
ba po sesión d el esclavo . Despu és, ten ía autorid ad abso lut a so bre
el esclavo. Podría brindarle su liber tad , exigir un a sumi sión ab so -
lut a en el trab ajo, o d ecretar su mu ert e. En la apli cación a la esfera
cristian a Pab lo di ce que somo s esclavos de Cr isto, y debemos ac-
tuar de acu erd o con los n1andato s de nu estro am o. En o tro pasaje
Pablo hab la de lleva r en su cuerpo "la s m arcas d e Jesús" (Gá l.
6:17), que puede ser una refer en cia a las marcas que pu sieron en
los esclav os p ara id entifi carlos con su dueño. Las marcas que el
cris tiano d eb e lleva r so n los frutos del Espíritu Santo : "A1nor, gozo,
paz, paciencia, b eni gnidad , bondad, fe, man sed umb re y do mini o
p ropi o" (Gál. 5:22, 23).
6. La razón como motivo en la ética de Pablo
Entre otros po sibles moti vos que Pab lo pr ese nt a está el d e ap elar
a lo razo n able p ara servir a Dio s: " ... os ru ego por las mi ser icordi as
de Dios que pre sent éis vu estros cuerpo s como sac rificio vivo, santo
160 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

y agradable a Dio s, que es vuestro culto racional" (Rom . 12: 1). La


razó n no s dic e que es má s sabio seg uir las norma s mo rales para
po d er viv ir mejor. U no sabe que si come comest ibles o toma bebi-
das dañinas para la salud va a sufrir las consecuencias de ta l pro-
ceder. En la épo ca actual hay más inter és en el cuid ado del cu erpo.
La m edicina preventiva no s ha en señado que si cuid am os d el cuer-
po, ingiriend o las comida s sanas, tom ando los ejercicios n ormal es y
d urmi endo suficientemente , vamos a d isfrutar de una vi da más
larga y con un a calidad de vida má s alta.
En 1 Tesalonicenses 4:1-12 Pablo también ape la a los cris tian os a
hacer lo decent e o lo decoroso , actu and o como segu ido res de Cr is-
to en toda relación con la familia , en el traba jo y otras relaciones.
Tambi én en Romanos 13 Pablo elabora sobre los deberes del cri s-
tia n o con relación a la au toridad civil. Uno tiene qu e u tilizar la
razó n para funcio na r bien en las relaciones cívicas y en esta manera
poner su aporte para una vida de paz y seg uridad.
V. EL PECADO EN LAS ENSEÑANZAS DE PABLO
El apóstol Pablo presenta normas muy claras que exige n que el
cris tiano deje el pecado y las apa riencias del pecado. No hay duda
en cuanto a la opin ión de Pab lo en qué con siste el pecado. Tiene
va ria s listas donde se m encionan en forma específica.
l. Vicios sexuales
Pablo cond ena sin excepción los peca do s del adu lterio y la forni-
cación. Dijo: "El cuerpo no es pa ra la inmoralid ad sexua l, sin o
para el Señor , y el Señor para el cuerpo" (1 Cor. 6:13). Un poco
después, dice: "H uid de la inmoralidad sexual. Cualquier otro
pecado que el hombre cometa está fuera del cu erpo, pe ro el forni-
cario peca contr a su prop io cuerpo " (1 Co r. 6:18). Pablo condena la
inmoralidad sex u al, ci tand o un caso en N úm eros 25 :9 cuando
23.000 personas murieron a cau sa de es te pecado (1 Cor. 10:8). El
ad ult erio es traducido "impure za" en la RVA (Gál. 5:19). Las epís -
tolas a los efesios (Ef. 5:3), los colosenses (Col. 3:5) y los tesaloni-
censes (1 Tes. 4:3) mencionan estos dos pecados.
Es lamenta ble que en nue stro día se han olvidad o esta s enseñan-
zas. Hoy en día los programas de televis ión , el cine y las novela s
consi d eran que es n ecesa ri o incluir u n os cu anto s casos de contacto
sex ual para qu e la película o el libro tenga éxito económ ico . Deja la
impres ión que la infidelidad sexual en el matrimonio es común y
que no lleva consecuencias ne ga tiva s. El par ti cipar en el acto se-
xual para jóvenes so ltero s es norma tivo, y el abste n erse del sexo
hasta el matrimonio se ve como id ea antic u ada. Cua ndo un gr upo
de jóv en es decide promover la práctica de en trar en pacto de
esperar el matrimonio par a ten er re lac ion es sexua les, es notici a
La ética de Pablo 161

mundia l que capta la atenció n d e los medio s de comunicación. 6


O tra s prácti cas inmorale s sex ual es son cond enada s por Pablo.
El caso del ince sto en Corinto fue condenado fuertem ent e: "Pero
quitad al m alva do de entr e voso tro s" (1 Co r. 5:13) . Pablo cond ena
la homo sexua lidad. En Romano s dice:
... Dios los entr egó a pasio nes vergon zosas; pue s su s muj eres cam -
biaron las re lacion es n atur ales por re lacion es contra natural ez a. De la
misma manera, también los hombr es, d ejando las relaciones n a tura les
con la mujer, se en cen di eron en sus pas ion es deso rd ena da s un os con
otr os, come tiend o ac tos ve rgo n zos os, hombr es con hombr es ... (Rom.
1:26, 27).
Las práct icas ho m osex u ales y bisexual es eran comun es en tr e los
gri egos en sus or gías . Se dice que entr e lo s em pe radores había
algu no s que p ra cticaban tales cosas . Suetoni o dice qu e Julio Césa r
era el "hombre d e toda muje r y la mujer de todo hombre ". Por
es ta s ra zones , Pablo hi zo declaracione s mu y claras de que Dios
cond ena tale s pecados (Col. 3:5).
En la actuali dad ha y presión de mu cha s pa rt es pa ra reconocer el
ho mo sexualismo como una altern ativa aceptabl e al hete rosex uali s-
mo . El argumento es que los hom osex u ales han sido hechos en for-
ma d iferente de los de más, y que Dios vio que todo lo qu e hizo era
bueno. Insisten en qu e hay pe rsona s qu e nace n así y no tienen la
culp a; por eso no debe n sufrir el rechazo de la sociedad y la dis-
crim inación .
Insistimo s en qu e el m ensaje bíblico es válid o, y llama pecado al
acto homosex u al. Es prob abl e que algun os homo sexual es han lle-
ga do a tener esa orient ación por influ encia s mal sanas en el ambien-
te. La Biblia dice que el homosexua l puede arrepen tirse y cambi ar
su conducta , y Pab lo cita el caso de algunos en la iglesia de Efeso
qu e anteri orment e eran así : "Y es to era is alguno s de voso tr os, pe ro
ya habéis sido lavados, pero ya sois santific ados , pe ro ya habéis
sid o justificados en el nomb re de l Señor Jesu cristo y en el Espíritu
de nu es tro Dios" (1 Cor. 6:11).
2. Actividades mundanales
O tra clase d e peca do s qu e Pa blo co nden a tien e qu e ve r co n
act ividad es mu nd anales , tales como "e nemistades , plei tos, celos,
ira, con ti endas, disens ion es, partidisn1os , envi di a, borracheras,
orgías y cosas sem ejant es" (Gál. 5:20, 21). Como notamo s en es ta
lis ta, abar ca casi toda clase de peca do, pe ro el enfoque tiene que
ver con la s ac tividad es con otra s pe rsonas qu e buscan div ersión
carnal o qu e tr ae n co nfli ctos que result an de la parti cip ación en

6 Na n cy Gibbs , "Ho w Sh ould We Teach Our C hil dren abo u t Sex?",


Time, 24 d e m ayo 1993, pp. 60-66.
162 BASES BIBLICAS DE LA ETI CA

activid ades qu e consid eram os que encam in an a un o a pensa r en la


satisfacción carn al y no un a tra nquilid ad espiritu al.
El uso de l térm in o "m u nd anal" necesi ta aclararse. Pa blo d ice
qu e el cristiano es ciud ad ano d e un rein o espiritu al, y por eso debe
aba nd onar las cosas d el n1und o. En 2 Corinti os 6:17 di ce: "¡Salid
de en medio de ellos, y apar taos ! d ice el Señor. No toqu éis lo im-
pur o, y yo os recibir é." Estas palabr as son citas de Isaías 62 :11 e
ilu str an que Pa blo conocía bien el m ensaje del profeta qu e ap eló a
su pu eblo para dejar el p ecado y ser fiel a Jehova h . En el día d e
hoy mu chos han tratado d e di sminui r las dif erencias entr e el con1-
port ami en to de los cristianos y los in con versos, pero hace falta un
tes tim onio dis tin tivo de los cristiano s en nu es tro n1edi o.7 Cuando
prac ticamos la honestid ad en vez de la m en tira, eso deja un tes ti-
m oni o pos itivo pa ra Cristo. Cu ando tomam os la d ecisión d e no
p arti cipa r en las activid ad es d onde hay gent e borr acha y d ond e
pu eden res ult ar riñas, esto tamb ién será un testim onio d elant e de
los in conversos. Las pa labr as de Pablo a los ro m anos nos da n la
paut a: "And em os d ecent e1ne nt e, com o de día; no con glotonerías y
borr acheras, ni en p ecad os sexu ales y d esenfr enos, ni en peleas y
envidi a. Más bien, ves tíos d el Seño r Jesu cristo, y no hagá is pr ov i-
sión p ara satisfacer los malos deseos de la carn e" (Rom. 13 :13, 14).
A los efesios Pablo escrib e:
Y no os embri ag uéis con vin o, pu es en esto hay dese nfr eno. Má s
bien, sed llenos de l Espír itu , habl ando ent re voso tro s con salmo s, him -
no s y canciones esp iritu ales; cant an do y alabando al Seño r en vues tros
corazones; d an d o grac ias siemp re por todo al Dios y Pa dre, en el n om-
bre d e nu es tro Seño r Jes u cris to, y so m e tiéndoos un os a otr os en el
tem or de Cris to (Ef. 5:18-21).
Pablo aquí da la alterna tiva cristiana a la parti cip ación en las bo-
rra cheras. Es un a parti cip ación activa en las cosas qu e edifi can al
cristiano. Las bebid as alcohólicas p rodu cen va ri os m ales : Conflic-
tos, p eleas, p obr eza, sufrimi ent o pa ra muj eres y niñ os qu e result an
de l abu so po r la embri ag u ez. A p esa r de la pr áctica en algun os
pa íses d e sos tener las in stitu ciones de beneficen cia con los impu es-
tos qu e cobran p or la vent a de licores, los m ales qu e result an de
tales activid ades excede n los ingresos en forma dram ática.
3. Los pecados de la lengua
Pa bl o co nd ena el ha bl ar corr upt o, o sea, el re p etir palabras
obsce nas. El cri sti ano no d ebe p arti cip ar en ningún sent id o en
tales conve rsaciones, escuch and o los cuent os de perso nas que tie-
ne n la m ent e corr omp id a. Pa bl o cond en a a los calumniad ores,

7 Na th an Ha tch y M ichael Hami lton, "Ca n Eva ngelicals Sur vive th eir
Su ccess?" , Christianity Today, 5 de octubr e de 1992, pp . 20-31.
La ética de Pablo 163

quienes habían repr ese nt ado su s d eclaracion es en forn1a incorrecta:


11 1 1
¿Y por qu é no d ecir: Hagamo s lo malo para que venga lo bueno ?
De esto se nos calumnia, y algunos afirman que así de cimo s. La
11
con d enación d e los tales es justa (Rom. 3:8). En nin gún n1omento
estaba Pablo aconsejando a las personas qu e pecaran todo lo po si-
ble, para que la gracia de Dio s abu nd ara.
Pab lo aconseja a Timoteo que la s esposas d e los diá cono s no
sea n calumni adoras (1 Tim. 3:11). Co m o una de las seña les de los
postreros día s di ce que h abría calumni adores en el mundo (2 Tim.
3:3) e instru ye a las ancianas de la iglesia a qu e no sea n calumni a-
1

doras (Tito 2:3). Pablo condena a los que hablan en una man era es-
co ndida y también a lo s que habl an abi ertame nt e en con tr a de
otros . En esto Pablo es tá condenando uno d e los peca do s má s co-
mune s en tre cr istiano s. Siem pr e ha y la tend enc ia d e deleitarse en
pasar d e per so na en per sona noticias esca nd alosas con relación a
11
otras personas. Pablo aconseja dejar d e habl ar pa labra s groseras
11
d e vuestra bo ca. No n1intáis los uno s a los otros ... (Col. 3:8, 9).
De modo que Pab lo condena var ios pecados de la len gua , abar-
cando pa labras corrompida s, bromas gro seras chismes , cosas qu e
1

no so n apropiadas y bl asfe1nias (Ef. 5:4, Col. 3:8). Si pudiéramos


poner en prá ctica es tos con sejos el res ult ado sería un intercambio
1

de cosas po sitivas en nuestras iglesias y las in stitu ciones cristianas.


4. Los pecados del espíritu
Los pecado s d el es píritu tien en que ver co n orgu llo , en vid ia,
conti enda y vanagloria. Pablo condena a los qu e predican a Cris to
11
p or envidia y contienda, pero otros lo hac en de buena volunt ad
11

(Fil. 1:15) . La in credulidad tainbi én es un pecado d el espíritu,


porqu e tiene qu e ver con la n atural eza espiritu al de uno (Tito 1:15).
Pablo trataba con los cristianos en cada una de las iglesias qu e
manife staban los p eca do s d el esp íritu . La iglesia de Corinto estaba
di vidid a sobre las prefere n cias d e alguno s por Pablo, otros por
Apolos y otros qu e decían qu e eran de Cristo solamen te (1 Cor. 3:4-
7). Estas dif erencia s entr e cristianos traen divi sion es en las igles ias
hasta hoy día. El orgu llo se m anifi esta a veces cuando los líderes
espiritual es se perciben má s como gerent es d e empre sas qu e como
pastores de alm as.
VI. LOS FRUTOS DE LA VIDA CRISTIANA
En Gá latas 5 Pablo pre senta una lista d e las virtudes que él con-
11
sid era co1n.o el fruto del Espíritu Santo: Pero el fruto d el Espíri tu
es: ainor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mans edum-
bre y dominio propio" (Gál. 5:22). Es tas virtud es abar can las cu ali-
dades morales en los seres hum anos que promu eve n bu enas rela-
164 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

ciones con Dios , con los den1ás seres hum anos y con las in stitu-
ciones de la sociedad.
l. Amor
El am or frat ern al encabeza la lis ta d e virtud es. Esta virtud se
m enciona en Gá latas 5, pero es elabo rada en 1 Corint ios 13 . Ya he-
mos coment ad o un poco sobre el énfa sis de es te pa saje en un a sec-
ción anterior de es te capítul o. Afirm a qu e d e todas las virt ud es
que p erdur an, la más grand e es el am or .
Pablo anima a los gá lat as así: " ... servíos los un os a los otros p or
medio del amor " (Gál. 5:13). No debe n p ensar qu e ya qu e son cris-
tiano s pu ede n actuar de acu er do con los deseos carna les . Parec e
qu e algunos h abían criticado a Pablo y habí an int er pr etado su s
enseñanzas p ara decir que una vez sa lvo un o podría pecar en
form a carn al tod o lo que quisiera , ya qu e la fe en Cr isto cubr e todo
peca do. Pero si un o manifie sta el amor fraternal en las relacion es,
eso va a solu cionar el problema del pecad o.
Pablo d esc rib e la vid a cri stian a com o un "an dar " cu ando es-
cribió a los de la iglesia de Efeso : "Por eso yo, pri sionero en el Se-
ñor, os exhort o a qu e and éis como es di gno del llamami ent o con
que fui steis llamado s: con toda hum ild ad y mansedumbre , con pa-
ciencia, soportándoo s los un os a los otros en amor " (Ef. 4:1, 2). Hu -
mildad, mansedumbr e y amor son los ingredi ent es para la armon ía
en la iglesia. A los filip enses dijo: "Alguno s, a la verdad , pr edi can
a Cristo por envidi a y conti end a, pero otros lo hacen d e bu ena vo-
lunt ad . Estos últimos lo hac en por am or, sa bien d o qu e he sid o
pu es to para la d efensa del eva nge lio" (Fil. 1:15, 16). La pr edic ación
del eva ngelio debe brotar de un amor sin cero y un d eseo d e ve r a
las per sonas entregadas al Señor, y no por algún motivo p ersona l.
Su uso del ejemplo d e Cr isto, quien se humill ó a sí mi sm o para sal-
va r a la humanidad , ilu str a el gran amor qu e Cris to tien e para
tod os (Fil. 2:1-11 ).
Pablo elog ia el ejemplo de amor entr e los hermano s d e la iglesia
en Colosas: " ... porqu e hemo s oído d e vuestr a fe en Cristo Jesú s y
del amor que ten éis por todo s los santo s" (Col. 1:4). El mensaje del
eva ngelio había penetrado bien entr e los cristiano s allí, y el am or
fraternal era evid en te en las relaciones. Esto rep rese nt a un desa fío
para no sotr os hoy. Este amor se basaba en la esp era nza qu e tenían
los colosens es en el futur o inm edi ato y remoto. Hablando en for-
ma figur a tiva, Pablo de scrib e la ves tim ent a id ea l del cris tiano:
"Pero sob re tod as estas cosas, ves tío s de am or, que es el vín cul o
perfecto" (Col. 3:14) .
A los tesa loni censes Pab lo les di ce qu e su testin1oni o d e am or ha
sido mu y bueno , y ha obrado grand es cosas para Dios (1 Tes. 1:3).
Les encomi end a a Di os, para qu e él "os haga abund ar en amor
La ética de Pablo 165

u nos p ara con o tros y p ara con tod os, tal com o noso tros p ara con
v oso tros; a fin d e confirm ar vu es tros corazones ir reprensib les en
sant ida d d elan te d e Dios nu es tr o Padr e, en la ven id a d e nu es tr o
Señor Jes ú s con tod os su s sant os" (1 Tes. 3:12, 13). El am or fra ter-
n al ab un da ba entr e los cristian os allí: "Pe ro con respec to al am or
fratern al, n o ten éis n eces id ad d e qu e os esc riba, p orqu e voso tr os
mi sm os h abéis sid o enseña d os d e Di os qu e os am éis los un os a los
ot ros" (1 Tes . 4:9). A Tim oteo, Pabl o aco nseja: "Porqu e no n os ha
d ad o Dio s un es píritu d e cob ard ía, sin o d e p od er, d e an1or y d e
d omini o pr opi oº (2 Tin1. 1:7) . En tod os es tos p asa jes pod em os ver
qu e el amor entr e los cristianos es un a d e las cu alid ad es qu e Pabl o
m en ciona m ás com o el elem ent o qu e pu ed e reso lve r mu chos con-
flictos entr e los seres hum an os .
2. Gozo
Gozo es u na vir tud qu e Pa blo m encion a en la lis ta d e los frut os
d el Espíritu. El gozo tien e qu e ve r con el sabor ge n eral d e la v id a
d el cri stia no . N o hay lu ga r p ara un a actitud ag ria o d e pes imi sm o
para el qu e tien e esp eran za en el Cristo ve nced or . Es te elem ento
ay ud a a contribuir p os iti va m ent e al enriqu ecimi ent o d e la v ida .
Pablo no está di ciend o qu e el gozo es el res ult ad o d e las circun s-
tanci as o los pri vilegios gra nd es en la vid a, sin o qu e m ás bi en es un
elem ento qu e el ser hum ano m ás pobr e pu ed e po see r, porqu e tien e
un espíritu inqu ebr ant abl e. El gozo d a sa bor p ositivo a la vid a . Es
d e es tímulo ve r a un cri s tiano qu e pu ed e m anif es tar el gozo en
medi o d e las tribul aciones qu e vien en a todo cris tiano tard e o te1n-
pr an o. En el d esa fío qu e Pabl o di o a la iglesia d e Rom a p ara eva n-
ge li za r a lo s in con ve r sos, conclu ye co n la sig ui ent e b endi ción:
"Qu e el Di os d e esp eran za os llene d e tod o gozo y p az en el creer,
p ara qu e abun dé is en la es peran za p or el p od er d el Espíritu Sant o"
(Rom . 15:13).
Pa blo tu v o qu e corr eg ir a los corintio s p or los p robl em as qu e
existía n en la iglesia , p ero les acon seja a tene r gozo al ser corr egi -
d os, y cu a nd o él lleg u e, tod os pu eda n ex p erim ent ar gozo: "Y a
p esa r d e qu e es toy confi ad o en todo s voso tros d e qu e mi gozo es el
mi sm o d e tod os voso tros, os esc ribí es to mi sm o para qu e cu an do
ll eg u e, n o ten ga tri s teza p or cau sa d e a qu ellos p or qu ien es m e
d ebi era goza r" (2 Co r. 2:3).
3. Paz
La p az es la tr anquilid a d int ern a q u e sient e el qu e tien e un a
relación corr ecta con Di os y vien e com o con sec u encia d e la con ver-
sión a C risto. La p az es frut o d e la fe, y los qu e h an p asa d o p or un
tiempo d e an gu stia por su p eca d o y d espu és han exp erim ent ad o la
paz qu e vien e cuand o ace pt an a Cristo y experim ent an la lib ert ad
166 BASES BIBLICAS DE LA ETICA

d e la cond enaci ón, se dan cu enta d e la calid ad d e la pa z qu e exp e-


rimentan (Rom. 5:1) . M artín Lut ero exp erim entó es ta época d e
angu s tia , lu ch ó p or ju stifi carse por medio d e las obras, p ero al fin
d esc ubrió la p az en Gá la ta s 3:11: "Desde lu ego, es ev id ent e qu e
por la ley nadi e es ju s tifi cado d elant e d e Dio s, porque el ju s to
viv irá por la fe."
También el cristian o puede viv ir en pa z, a pe sar de los pr ob le-
mas de fa lt a de empl eo, d e in seg ur id ad física en qu e vive n al-
gunos, y d e los confli ctos loca les, na cion ales e int erna cion ales que
cara cteri za n nu es tr a época en la hi s tori a . A los cor intios , Pabl o
escr ibió: "Porqu e Di os no es Dio s d e desorden , sino d e paz " (1 Cor .
14:33). Es int eresa nt e qu e en la m ayo ría d e la s sa lut aciones y las
bend icione s de Pabl o a las iglesias inclu ye la p alabr a "paz " . Segu -
rame nt e esto es tes timonio de la imp ortan cia que los p rim eros cris-
tian os pu sieron en la paz.
4. Paciencia
La paciencia en el cr is tiano es la tranquilidad int ern a que un o
tiene y qu e se deriva d e la fe en Cristo y sa be qu e las cosas va n a
sa lir bi en . U n o n o tien e que afa n arse e in sis tir en qu e la s cosas
p ase n con rapid ez, porque sab e que Di os obra por medio d e cu al-
qui er cir cun s tan cia p ara llevar a cabo su vo lunt ad. Pab lo reco-
n1end ó la paciencia en las re lacion es hum anas: " ... con toda humil-
dad y m an sed umbr e, con p acien cia, soportándoo s los uno s a los
ot ros en amor " (Ef. 4:2). Esta virtud no s ayuda a evitar 1nultitud es
d e probl em as qu e v ien en po r accione s pr ecipitad as .
S. Benignidad
La ben ignid ad es un a cu alid ad que acompaña al cre ye nt e en su s
relaciones con otro s en el serv icio cris tiano. Pablo di ce que nu es tra
religió n es falsa si n o produce la beni gnid ad hacia o tros . El cris-
tia ni smo h a en señad o es ta verdad en mu ch as es fera s dur ant e los
año s. Se perc ib e en el tr a to d e lo s niño s, de los esclavos, d e las
muj eres, y has ta d e los anima les. Las otra s virtudes qu e son simi -
lares, las d e bond ad, fe, man sedumbr e y templan za, h ace n d el cris-
tiano un bu en ejemplo en la soc ied ad. Todo s son fruto de l Espíritu
Sant o, qu e mora en el cristiano.
VII. PROBLEMAS ETICOS ESPECIALES EN PABLO
Pablo trató alguno s probl ema s qu e n o cab en d entro d e las di v i-
sione s que se han m en cion ado en este capítul o, p ero son probl em as
que nos dan prin cipi os vá lido s p ara nue stro día.
l. El respeto por el hermano débil (1 Cor. 8:1-13)
La pr ác tica d e sac rificar an im ales a los ídolo s y vend er la carne
La ética de Pablo 167

qu e sobraba del sacrificio en el mer cado pr ese ntó varios probl ema s
para los creyentes. Algunos creyentes pen saban que el com prar y
comer carne qu e había sido sac rifi cada a íd olos sería participar en
la idolatría. Esp ecialment e lo s nu evos convertido s sinti eron el
impacto de tal práctica, porqu e hacía poco ellos h abían es tado ado-
rando a los dio ses falsos por m edio d e los sac rificios. El com er la
mi sma carne les par ecía un acto de idol a tría. Pablo trató de ex-
pli car que tal acto no sería idolatría, porqu e el cri stiano sabe qu e n o
hay otros dio ses exce pto el verd ad ero.
Sin embargo , Pablo no s da un prin cipio mu y ünp ortante , qu e
tiene que ve r con el respeto por la conciencia d e los nu ev os conve r-
tido s: No d eb emo s ser trop ezadero p ara ellos (1 Cor. 8:9). Pablo
concluye su tra to d el probl ema con es tas palabr as : "Por lo cu al, si
la co1nid a es para mi h er mano oca sión de cae r, yo jamás comeré
car n e, para no pon er tropi ezo a nü h ermano " (1 Cor. 8:13). No te-
n emo s este probl ema hoy en día , p ero no s da un prin cipi o qu e n os
guía fr ente a circunstancias cont emporán eas ambiguas. Es to po-
dría abar car la asistencia a actividades cue stion abl es, tal es como
los cines y programas de telev isión donde abund an la violen cia y
el sexo, las actividades d eportiva s dond e las personas apu es tan y
otra s funcione s en las qu e abundan las b ebid as alco h ólicas, el ju ego
d e azar y otras ac tividad es d onde el testimoni o d el cristiano pu ed e
ser comprom etido.
2. La vestimenta de las mujeres (1 Cor. 11:2-16)
La vestimenta d e las muj eres siempr e ha d espertado controv er-
sia. P ablo seguía las norma s pr eva lecie nt es de la cultura d e su
épo ca, la s cuales dict aban que una 1nujer pía d ebía cubrir su cabe za
en los actos de adoraci ón y dejars e crecer el cab ello . A la vez Pablo
dijo que era d es honro so al hombr e dejarse crec er el cabello, 1nien -
tra s a la mujer le es honro so d ejar se crecer el cabello (1 Cor. 11:14).
Debemos considerar qu e es tas norm as eran temporal es en su
aplicación, y no representan normas p erm an ent es p ara tod a cul-
tura. En el día d e hoy mucho ha cambiado, y la moralid ad de las
mujer es no se mide por medio d el cort e de cabello o su modo d e
ves tir. Ni tampoco así se mid e al hombre por su cabe llo. Mu ch as
iglesias tratan de imponer estas in struc cione s de Pablo con10 m an-
damientos que hay qu e obedecer literalm ent e. N u es tr o punto de
v ista es dif erent e; la norma es que las mujere s deb en vest irse en
forma modesta e inspi ra r a tod os a la pi ed ad.
3. Días y comidas (Rom. 14:1-23)
Parece que los hermano s en Rom a es tab an lu chando con lo s
mis1no s probl em as de los de Corinto con relació n a las cosas que se
podían comer y las qu e estaban prohibida s. Pero par ece qu e los de
168 BASES BIBLICAS D E LA ETICA

Ro m a tambi én es taban perturbados so br e cierto s días d e ad o-


rac1on. Pablo declara: "Mi ent ras qu e uno hace diferenci a entr e
día y día , otr o ju zga igu ales tod os los días. Ca da uno esté conve n-
cido en su propia m ent e" (Rom . 14:5). El conse jo d e Pablo es qu e
no d ebemos juzga r al h erm ano; más bien d ebemo s dar libert ad a la
pe rso n a para ac tu ar d e ac u erdo con su propia con cien cia: "Así
qu e, no nos juzg u em os más los uno s a los o tros; más bien, d eterm i-
na d no poner tr op iezo, imp ed im ento u ob stác ulo al h ermano "
(Rom. 14:13). Su solución es mu y sabi a: "Así que, siga m os lo que
contribu ye a la pa z y a la mutua edi ficació n. No de stru yas la obra
de Dio s por cau sa d e la comida" (Rom. 14:19, 20). Hay as unt os d e
mayor impor tan cia que d iscutir y dividirno s sobr e día s y comid as.
4. La inminente segunda venida de Cristo (1 Cor. 7)
La convi cción de Pab lo de qu e Cris to iba a regr esa r p ront o a la
tierra le influ yó a dar con sejos que consideramos inválido s pa ra
n ue stro día. En 1 Cor inti os 7 Pablo m enciona a los jóve nes que n o
de bi era n casa rse, "a cau sa d e la pre sent e dificultad " (1 Cor. 7:26).
Y a las viuda s dice: " ... pero si su esposo mu ere, es tá libre para
casarse con qui en qu iera, con tal que sea en el Señor. Pero seg ún
mi op inión , más feliz será si pern1anece así" (1 Cor. 7:39, 40).
Sabe mos qu e Pab lo y los otros cristian os que esperaba n la próxi-
ma segu nd a ve nida de l Seño r no v ieron los siglos qu e h an pasado
desde su día y el nu estro . Si la iglesia cristiana hubiera seg uido el
con sejo de Pa blo con relac ión a no casa rse, hubiera sido el fin del
cristia nismo dentro de pocos años . Por eso, uno no tien e que se-
guir ese consejo.
CONCLUSION
Las en señan zas éticas de Pab lo so n prod u cto de circun stan cias
espe ciale s en las d istint as iglesias loca les que Pablo establ eció y
v isitaba. Pab lo no pensaba establ ecer leyes uni ve rsales y eterna s
con sus co nsejos a los creye nt es con prob lema s va riados. Sin
embargo, el Espíri tu Sant o estaba obr ando de tal manera que estos
consejos pa ra circun stancias específica s han llegado a formar par te
de nuestro N u evo Tes tam ento y nos dan la base para formu lar
pri n cipio s ge n erales que se p u ed en aplica r en todas las époc as.
El men saje ético de Pab lo se ba sa sob re el tema que se con sid era
la g ran contribu ción teológica de Pabl o: la justifica ción por m edio
de la fe. La experie ncia de la con ve rsión tra jo al cri stian o a una
relació n especia l con Cr isto, y por eso su v ida cambi ó pa ra siem-
pre. El ser hum ano q ue determina seg uir este cam in o d e Cristo va
a encontrar mucha s dificultade s y de safíos, p ero tambi én tien e el
rec ur so de una pot en cia qu e le infund e las cualidade s n ecesa rias
para perseverar.
La ética de Pablo 169

Según Pablo, la vid a cri stiana no consis te en el cum plimi ent o le-
ga lista d e ciert as leyes. Es te con cep to es tá mu y lejos de las en-
señanzas de Pablo. Básicam ent e la vid a cristiana es una relación
p ersonal con Cristo. Cuand o un o ent ra en esta relación por m edi o
d e la conversión, reci be la p otencia para revol ucionar su vida . Co-
m o consecu encia d e es ta exp eri encia qui ere esforzarse para vivir la
vid a más perfec ta, la qu e más agrada al qu e le salvó . Para hacerl o,
bu scará el mejor camin o, d ejand o a un lado los vicios y haciendo
esfuerzos p or reflejar en su vida las vir tud es personales y socia les
qu e son la base de un a socied ad estable. Esta expe riencia diari a
enriqu ece grand em en te la vid a d e tod o hom bre.

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