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LA “FLEXIBILIZACIÓN ACADÉMICA” PARA CONTINUAR EN UN MUNDO QUE


CAMBIÓ

Autora: Yamilet Gutiérrez González

En el contexto de la coyuntura social actual, son muchas las inquietudes pedagógicas que
hemos venido abordando en la institución sobre la pertinencia de dar o no continuidad a los
procesos pedagógicos que veníamos desarrollando anteriormente; y que ponen de
manifiesto el nivel de compromiso profesional de cada uno de los miembros que
integramos el cuerpo docente, directivo y administrativo cuyo propósito permanente es
brindar una educación que responda a las necesidades presentes y futuras de los estudiantes
que hacen parte del colegio, hoy, en el marco de unas condiciones retadoras y sin
antecedentes. Por ello, es importante comenzar a compartir de manera conjunta cuál es el
propósito que nos avoca en este momento particular, partiendo por la unificación de
términos como “Flexibilización Académica” que involucra metodologías, sus
correspondientes didácticas; y la evaluación.

El término de flexibilización, que ha estado unido al de Inclusión como estrategia


pedagógica de ajuste curricular para el trabajo con niños de necesidades educativas
especiales; es el término ahora más empleado por las instituciones educativas para abordar
el contexto actual. Sin embargo, pareciera que olvidamos su verdadero significado o lo
asociamos con otros conceptos. Por eso, es saludable precisar que éste se asocia con la
capacidad de adaptarse a los cambios, situaciones o circunstancias con facilidad; mas no es
sinónimo de dejar de hacer o dejar pasar; pues, en el ámbito de la escuela, es claro que este
término debe, antes que nada, garantizar los aprendizajes 1, la participación incluyente, la
permanencia de los estudiantes en la escuela, su promoción y el fortalecimiento de las
llamadas habilidades blandas2

Los aprendizajes

Para comenzar a reconstruir el término de “flexibilización académica” (para no utilizar el


adjetivo “curricular”, empleado por Inclusión), es pertinente considerar el aprendizaje como
acción vital del ser humano que no sólo es de competencia de la escuela. Por tanto,
aprendizaje no tiene que ver con contenidos, tal como lo visionamos. Si bien los contenidos
permiten tener un espectro más amplio del mundo; no son de competencia ni posesión del
maestro, únicamente; pues en una sociedad mediada por las tecnologías de la información y
la comunicación, estos pueden aprenderse por otros mecanismos. En este sentido, el papel
del maestro es otro: de mediador para que el estudiante pregunte y se pregunte; para que le
oriente a través de medios y estrategias que le permitan ampliar sus horizontes. Por ello,
1
La psicología del aprendizaje expone que aprender es una acción que realizamos toda la vida. No sólo se refiere al contexto de la
escuela. Desde esta mirada, aprendizajes no es sinónimo de contenidos.
2
Alejandro Carrasco, investigador en educación, expone que el término de “habilidades blandas” se refiere a las
capacidades comunicativas, de trabajo en equipo, adaptabilidad, empatía, proactividad, autocrítica y flexibilidad frente a
situaciones cambiantes. A pesar de estar acuñado del sector productivo, es de rescatar su importancia, pues de manera
tácita, se refiere a la formación de seres humanos solidarios, resilentes y con capacidad de enfrentarse a los cambios. Este
término también nos trae a la memoria las reflexiones de Paulo Freire frente a la importancia de enseñar con conciencia
del inacabamiento, desde el reconocimiento del otro como ser condicionado; y llama la atención a realizar una reflexión
crítica sobre nuestras prácticas y a reconocer que la enseñanza es una forma de intervención en el mundo.
2

también se hace pertinente hacer la reflexión frente lo que entendemos por procesos
cognitivos3; porque pareciera asociarse con el significado errado de: dejar de hacer, dejar
pasar; y no como aquellas operaciones mentales o dispositivos de pensamiento para
aprender, aprehender y desaprender. Así pues, hacer un acercamiento permitirá
comprender con claridad y serenidad el término de “flexibilización académica”.

La participación incluyente

La situación actual nos ha dejado ver que existe otro tipo de necesidades educativas
especiales producto de la inequidad social: niños sin posibilidades de acceso tecnológico,
sin acompañamiento; o con necesidades básicas de alimentación, techo y salud no resueltas
que, antes de la pandemia, no se dejaban visualizar como ahora. Parece una ironía, pero
hemos conocido más sobre la vida privada de los estudiantes desde la distancia y lo virtual
que cuando asistían a las instituciones día a día. También, nos ha quedado más clara aquella
frase que reza “el estudiante es el sujeto del aprendizaje”, otorgándole a la escuela y a
nuestra profesión su razón de ser. Por ello y en virtud de esas necesidades que afloraron, el
concepto de Principio de Favorabilidad para los estudiantes, tal como ha sido expresado
por Rectoría, esclarece el término de “flexibilización académica” toda vez que involucra al
estudiante como un sujeto condicionado por el entorno favorecedor o adverso en su
aprendizaje. No es “dejar de hacer, dejar pasar”.

La permanencia de los estudiantes en la escuela

No cabe duda que la preocupación constante de nuestro sistema escolar gira alrededor de
las condiciones con las que vamos a encontrar las instituciones una vez se “normalice” el
estado de emergencia actual. Seguramente, uno de los temas importantes que abordará el
MEN en sus próximas agendas es el relacionado con la cobertura, pues la crisis económica
derivada de esta pandemia será una constante en muchas de las familias quienes se verán
forzadas a desertar por desplazamiento, tal como lo hemos podido experimentar con varios
casos de la institución; o a la necesidad de poner los hijos a laborar para el sustento de los
hogares. Esta permanencia, que también ha sido un tema candente de las instituciones de
educación superior quienes se han visto en la tarea de realizar ajustes y ofertas financieras
con el propósito de conservar su población estudiantil actual y atraer la potencial; será el
derrotero que supone la “flexibilización académica” orientada a los mecanismos y medidas
de retención que se tomarán con el fin de no recibir aulas con porcentajes reducidos de
estudiantes, pues ya sabemos por experiencia qué sucede cuando los cursos disminuyen.
Esto supone entonces que dicha flexibilización está asociada con la manera como la
institución asume con rigurosidad la información del estado actual de las familias que
conlleva a la construcción de canales de comunicación efectivos y compartidos entre los
miembros; al fortalecimiento de las competencias administrativas, pedagógicas y socio-

3
El documento: “Procesos cognitivos: De la prescripción curricular a la praxis educativa” https://www.redalyc.org/pdf/652/65232225004.pdf
puede ser de bastante utilidad para quien tenga el interés por acercarse a otra reflexión sobre el tema.
3

emocionales; y a la comprensión de las condiciones socio – económicas de las familias 4.


Quiere decir que no es dejar de hacer, dejar pasar.

La promoción

Abordar la promoción conduce a pensar en la evaluación y su concepción en la institución.


En 2018 hubo un serio y extenso debate en Consejo Académico para la construcción
colectiva de su definición institucional. Oficialmente, el concepto de evaluación se asumió
como: “el proceso sistemático, permanente, integral y participativo, que permite evidenciar
los niveles de desarrollo de conocimiento y competencias en los estudiantes, para
determinar desde allí acciones pedagógicas y didácticas conducentes a su fortalecimiento o
progreso. Así mismo, la evaluación es un proceso que permite analizar el efecto de las
acciones pedagógicas ofrecidas por los docentes en los procesos de aprendizaje de sus
estudiantes y la propuesta de la institución educativa”5. Más adelante expone:

“Los procesos cognitivos, que hacen parte de los procesos de aprendizaje son
funciones de la mente que permiten integrar elementos de la realidad en
estructuras mentales. (…) No se consideraran los contenidos como los
elementos únicos y centrales del proceso enseñanza-aprendizaje. - Serán tenidos
en cuenta los contenidos como elementos mediadores en el desarrollo de los
procesos cognitivos. - Los estudiantes se mirarán siempre como individuos
susceptibles de mejorar su desarrollo cognitivo. - La memoria pasará a ser un
factor coadyuvante del aprendizaje y se priorizarán los HACERES, medidos en
desempeños. - Los desempeños servirán además, para evaluar el estado y
desarrollo de los procesos cognitivos.”.6

En este sentido, es claro que la “flexibilización académica” hace referencia a la posibilidad


de dar respuesta a la diversidad del aula que, en la actualidad se trasladó a los hogares con
cada una de sus particularidades; y al reconocimiento de las necesidades y limitaciones en
las que se encuentran los estudiantes; pero con la rigurosidad a la que este término conduce
desde la labor pedagógica del docente. Así pues, los juicios de valor de los aprendizajes
deben responder al estado de los procesos cognitivos, que a su vez deben ser promovidos
desde la lectura, la escritura, la argumentación, la lúdica, el arte, el deporte; y todas aquellas
actividades que exijan pensar; es decir, poner en marcha todos los dispositivos de
pensamiento en función de la solución de problemas del contexto que puedan trasladarse y
aplicarse a otro (llámese trabajo, universidad, sociedad). Es decir, que desde dicha mirada,
no tiene nada que ver con dejar de hacer, dejar pasar.

Fortalecimiento de las habilidades blandas.


4
Claudia Jacinto y Flavia Terigi, investigadoras educativas de Argentina destacan cómo los estilos de gestión son factores que
posibilitan o dificultan la permanencia escolar. Cuando se acercan as modelos normativos tradicionales, que no toman en cuenta las
particularidades del contexto en el que la instituciones se encuentran, las acciones orientadas a la construcción colectiva del proyecto
educativo terminan por convertirse en meras prescripciones que se alejan de los intereses y necesidades de la comunidad educativa y sus
problemáticas sociales.
5
SIE. Pág. 8
6
IBIDEM. Pág. 11
4

En reciente charla vía Youtube, el pedagogo e investigador colombiano Julián de Zubiría


expuso que dar el paso al “saber hacer en contexto” ha resultado un reto permanente en la
labor pedagógica dentro de un sistema educativo cuya concepción de evaluación privilegia
los resultados basados en la calificación que prima el saber descontextualizado, tan
característico de los países latinoamericanos. Sin embargo y en las circunstancias actuales
donde “Lo emocional ha tomado un papel preponderante”7; es cuando mayor significado y
validez tienen sus afirmaciones; pues, el miedo y la incertidumbre unidos al confinamiento
y la presión producto de la preocupación por la supervivencia; el fortalecimiento de los
vínculos emocionales es uno de los aspectos que debemos tener en cuenta para la
planeación de las acciones pedagógicas a desarrollar desde la distancia y la virtualidad, de
manera que el proceso de aprendizaje no se convierta en una labor frustrante o un factor de
angustia para estudiantes, padres y docentes. Ese fortalecimiento emocional que agrupa las
habilidades blandas está en correspondencia con nuestra visión como seres humanos y
nuestra forma de asumir la cotidianidad que también nos llama a la apertura y la asertividad
en los procesos desarrollados con los estudiantes. En este sentido, la “flexibilización
académica” nos invita a salir de la “zona de confort” y de los prejuicios que afloran cuando
el estudiante está distante de la estrategia diseñada durante esta contingencia. No es dejar
de hacer, dejar pasar.

Para finalizar, este recorrido somero de los cinco aspectos que la “flexibilización
académica” debe garantizar, puede ser el punto de partida de una discusión pedagógica para
el diseño o ajuste de los planes curriculares en virtud del eventual reintegro a la
prespecialidad. Flexibilización que nos remite como escuela a preguntarnos si hemos
contribuido al desarrollo de la independencia y autonomía; a la construcción de habilidades
sociales y emocionales; al fortalecimiento del lenguaje; al conocimiento aplicado para la
solución de problemas de la vida cotidiana; a una visión sobre el proyecto de vida. Es decir,
una flexibilización que brinde al estudiante la posibilidad de aprender a pensar y valerse por
sí mismo.

7
¿Cómo y qué evaluar mientras la cuarentena? Hablan rectores y expertos. https://www.youtube.com/watch?
v=OMgXiB0Q-ms

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