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Plaguicida
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El término plaguicida está más ampliamente difundido que el nombre genérico exacto: biocida
(literalmente: matador de la vida). El término plaguicida sugiere que las plagas pueden ser
distinguidas de los organismos no nocivos, que los plaguicidas no lo matarán, y que las plagas
son totalmente indeseables.5
Durante los años 1980, la aplicación masiva de plaguicidas fue considerada, generalmente,
como una revolución de la agricultura. Eran relativamente económicos y altamente efectivos. Su
aplicación llegó a ser una práctica común como medida preventiva aun sin ningún ataque
visible. Desde entonces, la experiencia ha demostrado que este método no solo perjudica el
medio ambiente, sino que a la larga es también ineficaz. Donde se han utilizado los plaguicidas
de manera indiscriminada, las especies de las plagas se han vuelto resistentes y difíciles o
imposibles de controlar. En algunos casos se ha creado resistencia en los vectores principales de
las enfermedades (p.ej. los mosquitos de la malaria), o han surgido nuevas plagas agrícolas. Por
ejemplo, todos los ácaros fueron fomentados por los plaguicidas, porque no abundaban antes
de su empleo. Sobre la base de esta experiencia, los especialistas en la protección de cultivos
han desarrollado un método más diversificado y duradero: el manejo integrado de plagas.
Índice
1 Clasificación
2 Usos
2.1 Agricultura
2.4 Industria
2.5 Domiciliario
3 Regulación
3.1 Internacional
4 Efectos ambientales
5 Efectos en la salud
6 Alternativas
7 Beneficios y perjuicios
9 Véase también
10 Referencias
11 Enlaces externos
Clasificación
Plaguicidas
Pesticidas
Acaricida
Arboricida
Avicida
Graminicida
Herbicida
Insecticida
Molusquicida
Nematicida
Ovicida
Rodenticida
Microbicidas y Antimicrobianos
Alguicida
Bactericida
Fungicida
Virucida
Plaguicidas de uso en higiene personal: preparados útiles para la aplicación directa sobre el ser
humano.
Insecticida
Acaricida
Fungicidas
Desinfectante y Bactericida
Herbicida
Rodenticida y varios
Fumigantes y aerosoles.
Líquidos.
Cebos y tabletas.
Según su constitución química, los plaguicidas pueden clasificarse en varios grupos, los más
importantes son:
Arsenicales.
Carbamatos.
Derivados de cumarina.
Derivados de urea.
Dinitrocompuestos.
Organoclorados.
Organofosforados.
Organometálicos.
Piretroides.
Tiocarbamatos.
Triazinas.
Neonicotinoides
Benzoilureas
Algunos de estos grupos engloban varias estructuras diferenciadas, por lo que, en caso de
interés, es posible efectuar una subdivisión de los mismos.
Según su grado de peligrosidad para las personas,7 los plaguicidas se clasifican de la siguiente
forma:
De baja peligrosidad: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea no entrañan
riesgos apreciables.
Tóxicos: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos de
gravedad limitada.
Nocivos: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos
graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.
Muy tóxicos: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos
extremadamente graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.
Usos
Agricultura
Los plaguicidas pueden ahorrar dinero a los agricultores al prevenir las pérdidas de cosechas por
insectos y otras plagas. En un estudio se calculó que los agricultores en los Estados Unidos
ahorraron el equivalente de cuatro veces el coste de los plaguicidas.8 Otro estudio demostró
que el no usar plaguicidas resultaba en una pérdida del 10% del valor de las cosechas.9 Otro
estudio realizado en 1999 encontró que una prohibición de plaguicidas en los Estados Unidos
puede resultar en un aumento del coste de los alimentos, pérdidas de empleos y aumento del
hambre mundial.10
Los herbicidas pueden proteger las frutas y verduras. Los herbicidas se usan para eliminar las
malezas y también para controlar a las plantas invasoras que pueden infligir daños en el medio
ambiente.
Salud pública
Sus usos más comunes pueden ser matar ratas y mosquitos que pueden transmitir
enfermedades como la fiebre amarilla y la malaria.11 También pueden matar insectos que nos
causan picaduras o que dañan a nuestros animales o a nuestras propiedades.11
Estructura química del DDT, recientes estudios involucran este insecticida con el cáncer de
mamas, en animales es tóxico para toda la cadena alimentaria por bioacumulación, su uso
actual está prohibido.
El DDT, un compuesto organoclorado, ha sido usado fumigando las paredes de las casas para
combatir la malaria desde la década de 1950. La Organización Mundial de la Salud ha apoyado
estas medidas en algunas de sus declaraciones.12 Sin embargo un estudio en 2007 parece
involucrar al DDT en el cáncer de mama cuando se sufre exposición al mismo antes de la
pubertad.13 También puede ocurrir envenenamiento por DDT y otros compuesto clorados
cuando entran en la cadena alimentaria. Los síntomas incluyen excitación nerviosa, temblores,
convulsiones y muerte. Los científicos calculan que el DDT y otros compuestos químicos en la
categoría de organofosfatos han salvado siete millones de vidas desde 1945 al prevenir
enfermedades como la malaria, peste bubónica, tripanosomiasis y tifus.5 Sin embargo el DDT
no siempre es efectivo, ya que los insectos desarrollan resistencia al mismo. Esta resistencia se
empezó a notar desde 1955 y ya en 1972 diecinueve especies de mosquitos han llegado a ser
resistentes al DDT.14 En 2000 un estudio en Vietnam demostró que los métodos de control que
no usan DDT son más efectivos.15 El efecto ecológico del DDT en los organismos es un ejemplo
de bioacumulación.
Su uso está actualmente prohibido por el Convenio de Róterdam que involucra un gran número
de países.
Mantenimiento de reservas de agua
Los herbicidas también se usan en lagos y lagunas para controlar el crecimiento de algas y
plantas acuáticas que puedan interferir con la natación, la pesca o que den malos olores.16 Se
usan para controlar las termitas y el moho que pueden dañar las construcciones.11
Industria
En los lugares de almacenaje de alimentos se usan para controlar a los roedores e insectos que
infectan los granos y otros alimentos. Cada plaguicida trae aparejados algunos riesgos; el uso
adecuado de plaguicidas reduce esos riesgos a un nivel considerado aceptable por las agencias
que regulan su uso, tales como la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA
por sus siglas en inglés) y por la Agencia Reguladora del Manejo de Pestes (PMRA) de Canadá.
Domiciliario
Los usos domiciliarios incluyen prevenir la aparición de plagas domésticas como ratas,
cucarachas y mosquitos dentro del hogar, la prevención de aparición de plagas que afectan a los
animales domésticos como pulgas y garrapatas en perros y gatos. También se incluyen los
plaguicidas y herbicidas utilizados en la jardinería doméstica.6
Regulación
Internacional
En muchos países, los pesticidas deben estar aprobados para su venta y uso por una agencia
gubernamental.1718
A nivel global, el 85% de los países cuentan con legislación sobre almacenamiento adecuado de
plaguicidas y el 51% incluye disposiciones para garantizar la eliminación adecuada de todos los
plaguicidas obsoletos.19
Aunque las regulaciones sobre plaguicidas difieren de un país a otro, los plaguicidas y los
productos en los que se utilizan se comercializan a través de fronteras internacionales. Para
hacer frente a las inconsistencias en las regulaciones entre países, los delegados a una
conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
adoptaron en 1985 un Código Internacional de Conducta sobre la Distribución y Uso de
Plaguicidas, para crear estándares voluntarios de regulación de plaguicidas en diferentes
países.20 El Código se actualizó en 1998 y 2002.21 La FAO afirma que el código ha creado
conciencia sobre los peligros de los plaguicidas y ha reducido el número de países sin
restricciones sobre el uso de plaguicidas.22
Otros esfuerzos para mejorar la reglamentación del comercio internacional de plaguicidas son
las Directrices de Londres para el intercambio de información acerca de productos químicos
objetos de comercio internacional y la Comisión del Codex Alimentarius de las Naciones Unidas.
El primero busca implementar procedimientos para asegurar que exista consentimiento
fundamentado previo entre los países que compran y venden plaguicidas, mientras que el
segundo busca crear estándares uniformes para niveles máximos de residuos de plaguicidas en
los alimentos entre los países participantes.23
Convenio de Rotterdam
La primera reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Róterdam tuvo lugar del 20
al 24 de septiembre de 2004 en Ginebra y la segunda del 27 al 30 de septiembre de 2005 en
Roma.
Convención de Estocolmo
Logo
Efectos ambientales
El uso de plaguicidas crea una serie de problemas para el medio ambiente. Más del 98% de los
insecticidas aplicados y del 95% de los herbicidas llegan a un destino diferente del buscado,
incluyendo especies vegetales y animales, aire, agua, sedimentos de ríos, mares y alimentos.28
La deriva de plaguicidas ocurre cuando las partículas de plaguicidas suspendidas en el aire son
llevadas por el viento a otras áreas, pudiendo llegar a contaminarlas. Los plaguicidas son una de
las causas principales de la contaminación del agua y ciertos plaguicidas son contaminantes
orgánicos persistentes que contribuyen a la contaminación atmosférica.
La contaminación de aguas tiene dos orígenes: uno directo, por el uso de plaguicidas destinados
a la higiene pública (lucha contra larvas de mosquitos en charcas y aguas estancadas, por
ejemplo) y otro indirecto, por la movilización de contaminaciones de aire y suelos (deposición
de plaguicidas, arrastres por aguas de lluvias y otros mecanismos). Esta contaminación
propiamente dicha debe separarse de contaminaciones accidentales, pero puede alcanzar en
ocasiones niveles de riesgo muy altos que se han hecho evidentes en ríos y lagos, por su
trascendencia en la fauna agrícola y el riesgo que presenta el uso de tales aguas contaminadas a
los seres humanos.
Los seres vivos contribuyen de modo poderoso a movilizar la contaminación y el ejemplo más
claro de ello es el fenómeno de la magnificación de residuos y que quizá, con lenguaje más
propio debiera denominarse bioacumulación y que se hace evidente a través de la "escalada"
alimenticia de los seres vivos.
También ocurre que algunas pestes se adaptan a los plaguicidas y no mueren. Lo que es llamado
resistencia a plaguicidas, para eliminar la descendencia de esta peste, será necesario un nuevo
plaguicida o un aumento de la dosis de plaguicida. Esto causara un empeoramiento del
problema de contaminación del ambiente.
Efectos en la salud
Los efectos de los plaguicidas en la salud humana pueden ser agudos o retrasados en aquellos
que están expuestos.35
Una revisión sistemática de la literatura científica encontró en 2007 que «la mayoría de los
estudios sobre el linfoma y la leucemia no Hodgkin mostraron asociaciones positivas con la
exposición a pesticidas» y por lo tanto concluyó que el uso de pesticidas se debería reducir.44
Según datos de la OMS, unas 10 personas mueren al año por el uso de plaguicidas y 20 quedan
intoxicadas de forma aguda por su utilización en la agricultura y la ganadería.[cita requerida]
Según la Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (2001), 9 de los
12 productos químicos más peligrosos y persistentes eran pesticidas,4546 algunos de los cuales
se han retirado de circulación.[cita requerida]
Alternativas
Otro método es la liberación de otros organismos que combaten a las plagas, como ser sus
predadores y parásitos naturales.5 También se usan plaguicidas biológicos como hongos
patógenos de la peste, bacterias, virus.5
También es posible alterar el ciclo biológico del insecto por medio de esterilización de los
machos que luego son liberados para que se apareen con hembras que no podrán producir
crías.5 Esta técnica fue usada por vez primera con el gusano barrenador del ganado en 1958 y
ha sido usada posteriormente en la mosca del Mediterráneo y en la mosca tsetse47 y en la
polilla Lymantria dispar.48 Estos procedimientos pueden ser costosos, llevar mucho tiempo y
servir sólo para ciertas especies de pestes.5
No obstante algunos problemas hay evidencias de que los plaguicidas alternativos pueden ser
tan efectivos o aún más que los tradicionales. Por ejemplo en Suecia fue posible reducir a la
mitad el uso de plaguicidas en los cultivos con una reducción mínima de las cosechas.5 En
Indonesia los agricultores redujeron el uso de plaguicidas en las plantaciones de arroz en un
65% y experimentaron un aumento del 15% de las cosechas.5
Las escuelas de campo para agricultores tienen como propósito mejorar las habilidades de estos
con el fin de empoderarlos a tomar mejores decisiones. Cada programa tiene objetivos
distintos, pero a menudo apuntan a reducir el uso de pesticidas, promover mejores prácticas
agrícolas, y aumentar los rendimientos e ingresos. Estas escuelas utilizan facilitadores que
emplean métodos de aprendizaje participativo y experiencial durante toda una temporada de
cultivo. A diferencia de los proyectos tradicionales de extensión agrícola, los cuales enseñan
principalmente prácticas simples, las escuelas de campo suelen enseñar técnicas holísticas,
como el manejo integrado de plagas. Una revisión de 92 estudios realizados en países de
ingresos medios y bajos, y de 20 estudios cualitativos, concluyó que las escuelas de campo para
agricultores amplían su conocimiento y adopción de prácticas beneficiosas, además de que
reducen el uso de pesticidas y la degradación ambiental. Esto se traduce en un aumento
promedio del 13% en los rendimientos agrícolas y de 20% en los ingresos. Por otro lado, los
programas ejecutados a escala nacional no mostraron ningún resultado positivo, y se encontró
que los agricultores que no participan en el programa no aprenden de sus vecinos que sí lo
hacen. 49
Beneficios y perjuicios
Los beneficios del uso de plaguicidas son la reducción de la brecha de productividad y la del
nivel de insalubridad en la agricultura.
Aunque estos efectos sean positivos, hay que compararlos con el riesgo de provocar el deceso
de otros seres vivos y consiguiente desastre ecológico como con el poco conocido insecticida
Detritus De Tijereta (Forficula auricularia). Ciertos plaguicidas son "tan efectivos" que los han
tenido que prohibir para evitar la desaparición de las plagas al cien por ciento.
Muchos insecticidas utilizados en los afidos de la soja son altamente tóxicos para las abejas. Los
siguientes son los insecticidas comúnmente utilizados en soja.50
Acefato (1)
Carbarilo (1)
Clorpirifós
Dimetoato
Indoxacarb
Metomilo (1)
Paratión-metilo (1)
Espinosad
Los plaguicidas son productos químicos usados para controlar plagas (insectos, ácaros, hongos,
oomicetos, bacterias, virus, nematodos, caracoles, roedores y malezas) que afectan los cultivos.
En muchas ocasiones el uso de plaguicidas no es indispensable, pudiéndose reemplazar por
otras formas de control, basadas en técnicas de manejo integrado de plagas. En la agricultura
convencional juegan un papel clave para alcanzar y mantener niveles altos de productividad y
rentabilidad. Sin embargo el uso de plaguicidas genera daños muy grandes para la salud y el
medio ambiente (Oyarzún et al., 2002; Yanggen et al., 2003; Orozco et al., 2005; Pérez y Forbes,
s/a; PAHO, s/a).
herramientas y equipos.
encuentran las plagas que afectan a los cultivos. Existen diversos medios
de la plaga a combatir.
uso de plaguicidas
Por lo anterior, la presente Guía para el Uso y Manejo de Plaguicidas
conocer las Buenas Prácticas que deben realizarse cuando se hace uso de los
enumeran los pasos que se requieren para hacer un uso y manejo adecuados
de los plaguicidas.
medidas de seguridad y se explican datos sobre las plagas que atacan los
en la producción.
Agricultura y Ganadería.
Es necesario conocer:
• Si el plaguicida
es el
recomendado
para el
problema
identificado.
• Cuál es la
dosis o mezcla
recomendada
para cada
caso.
• Cuál es la
frecuencia de
aplicación del
producto.
distintos grupos que sirvan para controlar una misma plaga. De esta forma
contenida en la etiqueta y el
durante la aplicación.
3.1 La etiqueta
Precauciones y
advertencias
Nombre comercial Protección ambiente
Equipo de protección
personal
Fabricante
DA TOX
Personal (EPP) que debe utilizarse. Es importante recordar que este EPP
está compuesto por: camisa de manga larga y pantalón largo con doble ruedo
para usar uno por dentro de las botas y otro fuera de ellas, guantes de nitrilo,
darse el caso de que un plaguicida con banda de color verde sea igualmente
efectivo que uno con banda de color rojo. Por eso, cuando sea posible, es
conveniente escoger los plaguicidas con bandas azules o verdes, que son
67
MUY TOXICO
TÓXICO
DANINO
1V. PRECAUCIÓN
plaguicidas
3.2 El panfleto
ciertas plantas o cultivos sean afectados, por ser más sensibles a los
a aplicar.
se ensucien o se atasquen.
de aplicación de plaguicidas
el equipo. Por un lado, se previene que las piezas del equipo se corroan o
herrumbren, y por otro lado, se evita que los restos de un plaguicida queden
lagos o fuentes de agua que puedan contaminarse. Una vez que se limpie, el
V_
la contaminación.
de aplicación de plaguicidas
con agua para detectar goteos o fugas. Así se puede detectar si el equipo
las parcelas.
CASO
La cantidad de producto
en donde ya se ha aplicado
plaguicida.
La preparación de la mezcla de
recomendado. Es importante
intoxicación aumenta.
6. CUIDADOS EN LA APLICACIÓN
para acercarse a la zona tratada, sin que los efectos del plaguicida sean
las manos, los brazos y la cara antes de comer, de fumar, de orinar o usar el
servicio sanitario.
uso diario.
Si durante la aplicación
se atasca la boquilla
de la bomba, se debe
nylon.
Es necesario respetar
los periodos de
reingreso al área
el intervalo entre la
última aplicación y
la cosecha, según
indicación de la
13
12
7. CONTROL DE RESIDUOS
Vegetales).
hayan presentado.
ACT E0 S
8. ALMACENAMIENTO Y TRANSPORTE
Los lugares para almacenar plaguicidas deben estar bien identificados con
la limpieza en caso de
de almacenamiento
de almacenamiento
y manipulación de
cosechas.
A la hora de transportar
plaguicidas, nunca
productos agropecuarios
que puedan
sustancias tóxicas.
Controle las plagas sin utilizar plaguicidas (vea Capítulo 15: La agricultura sostenible y Capítulo
17: Un hogar saludable).
Mantenga bien cortadas las uñas de manos y pies para que los plaguicidas no se acumulen en
ellas.
No ingrese a campos recién fumigados hasta que pase el peligro y no corra riesgo.
El grado de lixiviación (el movimiento de las sustancias a través de las fases del suelo) depende
de la solubilidad del compuesto en agua, de su naturaleza química y del valor del pH del suelo,
que se favorece por la capacidad de adsorción de este, esto varia principalmente por el
porcentaje de arcillas, arenas y limos presentes en el, por las altas temperaturas y por la
precipitación pluvial.
Lo anterior también es decisivo para determinar la distribución del material en la biosfera, pues
las plantas y los microorganismos no pueden recibir directamente los compuestos adsorbidos
sobre las partículas del suelo. Este proceso está en equilibrio con la eliminación (desorción) del
compuesto en la solución del suelo. La distribución de un plaguicida en la biofase (plantas y
microorganismos) depende de la capacidad de absorción de esta y de la naturaleza del suelo.
Un suelo con gran capacidad de absorción puede conducir a la inactividad total del plaguicida,
ya que nunca penetrara en la plaga.25
Cuando los plaguicidas ingresan en las cadenas alimentarias se distribuyen a través de ellas (Fig.
2), se concentran en cada nicho ecológico y se acumulan sucesivamente hasta que alcanzan una
concentración letal para algún organismo constituyente de la cadena, o bien hasta que llegan a
niveles superiores de la red trófica.13
La contaminación del aire tiene importancia cuando se trata de aplicaciones por medios aéreos;
la gran extensión que abarcan éstas y el pequeño tamaño de las partículas contribuyen a sus
efectos, entre los que se cuenta el "arrastre" de partículas a las zonas vecinas, fuera del área de
tratamiento. Este efecto tiene importancia si contamina zonas habitadas o con cultivos, y se
hace muy evidente cuando se emplean herbicidas de contacto que llegan hasta cultivos que son
muy sensibles a los mismos.
La dispersión de plaguicidas en forma líquida o en polvo para exterminar las plagas es hoy en
día una práctica aceptada por muchos países. Los insecticidas suelen dispersarse en el aire para
combatir los insectos voladores, aunque en ciertos casos los ingredientes activos de dichos
productos sólo actúan después de depositarse en objetos fijos, como la vegetación, donde
pueden entrar en contacto con los insectos. En estos casos el aire se contamina
deliberadamente con uno o varios productos cuyas propiedades nocivas se conocen y que
también pueden ser tóxicos para el hombre.
En general, se volatilizan desde el suelo, fenómeno que depende sobre todo de la presión de
vapor, la solubilidad del plaguicida en agua, las condiciones ambientales y la naturaleza del
sustrato tratado.
También desde el agua puede contaminarse la atmósfera, como en el caso de los plaguicidas
clorados, poco solubles en ésta, por lo que tienden a situarse en la interfase agua-aire. Se
calcula, por ejemplo, que a partir de una hectárea de agua tratada pueden pasar al aire, en un
año, unos 9 kg de DDT.
La contaminación del suelo se debe tanto a tratamientos específicos (por ejemplo: insecticidas
aplicados al suelo), como a contaminaciones provenientes de tratamientos al caer al suelo el
excedente de los plaguicidas, o ser arrastradas por las lluvias las partículas depositadas en las
plantas.
La mayoría de los herbicidas, los derivados fosforados y los carbamatos, sufren degradaciones
microbianas y sus residuos desaparecen en tiempo relativamente corto. En la acumulación de
residuos de plaguicidas influye el tipo de suelo; los arcillosos y orgánicos retienen más residuos
que los arenosos. Los mayores riesgos se presentan con la aplicación de algunos plaguicidas
organoclorados, que son de eliminación más difícil, persistiendo en el suelo más tiempo.
La persistencia de los clorados en el humus o mantillo no se mide en meses, sino en años (Ej. El
aldrín se ha encontrado después de 4 años, el toxafeno permanece en el suelo arenoso hasta 10
años después de su aplicación, el hexaclorobenceno se conserva durante 11 años por lo menos,
y así pasa con el heptacloro, etc.)9,11
La evaluación del grado de contaminación del suelo por plaguicidas es de gran importancia por
la transferencia de ellos a los alimentos. Algunos pueden permanecer durante períodos de 5 a
30 años, como es el caso del DDT. En el caso de la ganadería, los residuos de plaguicidas pasan
del suelo al forraje y finalmente a los animales, concentrándose en la grasa, y por consiguiente,
incrementan la concentración de residuos persistentes en la carne y la leche.
Los plaguicidas constituyen impurezas que pueden llegar al hombre directamente a través del
agua potable y en forma indirecta a través de la cadena biológica de los alimentos. Estas
sustancias químicas pueden ser resistentes a la degradación, y en consecuencia, persistir por
largos períodos de tiempo en las aguas subterráneas y superficiales.
Los plaguicidas imparten al agua potable olores y sabores desagradables, aún a bajas
concentraciones. Como generalmente el hombre rechaza el agua con sabor u olor extraños,
bastan ínfimas cantidades para hacer que un agua sea impropia para el consumo desde el punto
de vista organoléptico.
Por aplicación directa a los cursos de agua, para el control de plantas acuáticas, insectos o peces
indeseables.
Por infiltración a los mantos de agua subterráneos o escurrimiento superficial a ríos, arroyos,
lagos y embalses desde las zonas agrícolas vecinas.
En las aguas se encuentran seres vivos (ostiones, almejas, etc.), que se alimentan por "filtrado"
del agua, de la que retienen las partículas orgánicas aprovechables. Si hay residuos de un
plaguicida orgánico, como el DDT, esta capacidad de filtración hace que vayan acumulando el
tóxico, llegando a concentraciones miles de veces mayores que las del agua; por lo que
aparecerán residuos en estos seres vivos aunque no sean detectables en el medio circundante.
Cuando las ostras u otros organismos similares son presa de otros más voraces, se acumula en
estos últimos más cantidad del plaguicida, y la escalada prosigue a través de seres inferiores,
moluscos, peces, aves, etc., hasta alcanzar niveles peligrosos para ciertas especies.
Los medios ambientales que se contaminan por plaguicidas, determinan el punto de contacto
de los seres humanos con estas sustancias, entre los que se pueden encontrar: el medio laboral,
el doméstico, lugares de recreación o cuando se consumen alimentos que contienen residuos
de estas sustancias.
Lo anterior también es decisivo para determinar la distribución del material en la biosfera, pues
las plantas y los microorganismos no pueden recibir directamente los compuestos adsorbidos
sobre las partículas del suelo. Este proceso está en equilibrio con la eliminación (desorción) del
compuesto en la solución del suelo. La distribución de un plaguicida en la biofase (plantas y
microorganismos) depende de la capacidad de absorción de esta y de la naturaleza del suelo.
Un suelo con gran capacidad de absorción puede conducir a la inactividad total del plaguicida,
ya que nunca penetrara en la plaga.25
Cuando los plaguicidas ingresan en las cadenas alimentarias se distribuyen a través de ellas (Fig.
2), se concentran en cada nicho ecológico y se acumulan sucesivamente hasta que alcanzan una
concentración letal para algún organismo constituyente de la cadena, o bien hasta que llegan a
niveles superiores de la red trófica.13
La contaminación del aire tiene importancia cuando se trata de aplicaciones por medios aéreos;
la gran extensión que abarcan éstas y el pequeño tamaño de las partículas contribuyen a sus
efectos, entre los que se cuenta el "arrastre" de partículas a las zonas vecinas, fuera del área de
tratamiento. Este efecto tiene importancia si contamina zonas habitadas o con cultivos, y se
hace muy evidente cuando se emplean herbicidas de contacto que llegan hasta cultivos que son
muy sensibles a los mismos.
La dispersión de plaguicidas en forma líquida o en polvo para exterminar las plagas es hoy en
día una práctica aceptada por muchos países. Los insecticidas suelen dispersarse en el aire para
combatir los insectos voladores, aunque en ciertos casos los ingredientes activos de dichos
productos sólo actúan después de depositarse en objetos fijos, como la vegetación, donde
pueden entrar en contacto con los insectos. En estos casos el aire se contamina
deliberadamente con uno o varios productos cuyas propiedades nocivas se conocen y que
también pueden ser tóxicos para el hombre.
En general, se volatilizan desde el suelo, fenómeno que depende sobre todo de la presión de
vapor, la solubilidad del plaguicida en agua, las condiciones ambientales y la naturaleza del
sustrato tratado.
También desde el agua puede contaminarse la atmósfera, como en el caso de los plaguicidas
clorados, poco solubles en ésta, por lo que tienden a situarse en la interfase agua-aire. Se
calcula, por ejemplo, que a partir de una hectárea de agua tratada pueden pasar al aire, en un
año, unos 9 kg de DDT.
La contaminación del suelo se debe tanto a tratamientos específicos (por ejemplo: insecticidas
aplicados al suelo), como a contaminaciones provenientes de tratamientos al caer al suelo el
excedente de los plaguicidas, o ser arrastradas por las lluvias las partículas depositadas en las
plantas.
La mayoría de los herbicidas, los derivados fosforados y los carbamatos, sufren degradaciones
microbianas y sus residuos desaparecen en tiempo relativamente corto. En la acumulación de
residuos de plaguicidas influye el tipo de suelo; los arcillosos y orgánicos retienen más residuos
que los arenosos. Los mayores riesgos se presentan con la aplicación de algunos plaguicidas
organoclorados, que son de eliminación más difícil, persistiendo en el suelo más tiempo.
La persistencia de los clorados en el humus o mantillo no se mide en meses, sino en años (Ej. El
aldrín se ha encontrado después de 4 años, el toxafeno permanece en el suelo arenoso hasta 10
años después de su aplicación, el hexaclorobenceno se conserva durante 11 años por lo menos,
y así pasa con el heptacloro, etc.)9,11
La evaluación del grado de contaminación del suelo por plaguicidas es de gran importancia por
la transferencia de ellos a los alimentos. Algunos pueden permanecer durante períodos de 5 a
30 años, como es el caso del DDT. En el caso de la ganadería, los residuos de plaguicidas pasan
del suelo al forraje y finalmente a los animales, concentrándose en la grasa, y por consiguiente,
incrementan la concentración de residuos persistentes en la carne y la leche.
Los plaguicidas constituyen impurezas que pueden llegar al hombre directamente a través del
agua potable y en forma indirecta a través de la cadena biológica de los alimentos. Estas
sustancias químicas pueden ser resistentes a la degradación, y en consecuencia, persistir por
largos períodos de tiempo en las aguas subterráneas y superficiales.
Los plaguicidas imparten al agua potable olores y sabores desagradables, aún a bajas
concentraciones. Como generalmente el hombre rechaza el agua con sabor u olor extraños,
bastan ínfimas cantidades para hacer que un agua sea impropia para el consumo desde el punto
de vista organoléptico.
Por infiltración a los mantos de agua subterráneos o escurrimiento superficial a ríos, arroyos,
lagos y embalses desde las zonas agrícolas vecinas.
En las aguas se encuentran seres vivos (ostiones, almejas, etc.), que se alimentan por "filtrado"
del agua, de la que retienen las partículas orgánicas aprovechables. Si hay residuos de un
plaguicida orgánico, como el DDT, esta capacidad de filtración hace que vayan acumulando el
tóxico, llegando a concentraciones miles de veces mayores que las del agua; por lo que
aparecerán residuos en estos seres vivos aunque no sean detectables en el medio circundante.
Cuando las ostras u otros organismos similares son presa de otros más voraces, se acumula en
estos últimos más cantidad del plaguicida, y la escalada prosigue a través de seres inferiores,
moluscos, peces, aves, etc., hasta alcanzar niveles peligrosos para ciertas especies.
Los medios ambientales que se contaminan por plaguicidas, determinan el punto de contacto
de los seres humanos con estas sustancias, entre los que se pueden encontrar: el medio laboral,
el doméstico, lugares de recreación o cuando se consumen alimentos que contienen residuos
de estas sustancias.
Los plaguicidas entran en contacto con el hombre a través de todas las vías de exposición
posibles: respiratoria, digestiva y dérmica, pues estos pueden encontrarse en función de sus
características, en el aire inhalado, en el agua y en los alimentos, entre otros medios
ambientales.
Los plaguicidas tienen efectos agudos y crónicos en la salud; se entiende por agudos aquellas
intoxicaciones vinculadas a una exposición de corto tiempo con efectos sistémicos o localizados,
y por crónicos aquellas manifestaciones o patologías vinculadas a la exposición a bajas dosis por
largo tiempo.
Un plaguicida dado tendrá un efecto negativo sobre la salud humana cuando el grado de
exposición supere los niveles considerados seguros. Puede darse una exposición directa a
plaguicidas (en el caso de los trabajadores de la industria que fabrican plaguicidas y los
operarios, en particular, agricultores, que los aplican), o una exposición indirecta (en el caso de
consumidores, residentes y transeúntes), en particular durante o después de la aplicación de
plaguicidas en agricultura, jardinería o terrenos deportivos, o por el mantenimiento de edificios
públicos, la lucha contra las malas hierbas en los bordes de carreteras y vías férreas, y otras
actividades. 26
Toxicidad oral aguda: se refiere a la ingestión "de una sola vez" de un plaguicida, que causa
efectos tóxicos en un ser vivo. Puede afectar tanto al manipulador como al resto de la población
expuesta, aunque el riesgo de ingerir en una sola dosis la cantidad correspondiente a la DL 50
oral aguda sólo puede ocurrir por accidente, error, ignorancia o intento suicida.
Toxicidad dérmica: se refiere a los riesgos tóxicos debidos al contacto y absorción del plaguicida
por la piel, aunque es menos evidente y sus dosis letales son siempre superiores a las orales, es
por eso que presenta mayor riesgo para el manipulador que para el resto de la población.
Toxicidad por inhalación: se produce al respirar una atmósfera contaminada por el plaguicida,
como ocurre con los fumigantes, o cuando un ser vivo está inmerso en una atmósfera cargada
de un polvo insecticida o en pulverizaciones finas (nebulización, rociamiento o atomización).
Toxicidad crónica: se refiere a la utilización de dietas alimenticias preparadas con dosis variadas
del producto tóxico, para investigar los niveles de riesgo del plaguicida, mediante su
administración repetida a lo largo del tiempo.9,11 Las alteraciones más importantes a
considerar son: problemas reproductivos, cáncer, trastornos del sistema neurológico, efectos
sobre el sistema inmunológico, alteraciones del sistema endocrino y suicidio.4,27-29
La utilización de productos químicos inorgánicos para destruir las plagas, principal mente de
insectos, se remontan a los tiempos antiguos de Grecia y Roma. Homero menciona la utilidad
del azufre quemado como fumigante, mientras que Plinio el Viejo recomendaba el arsénico
como insecticida y alude al empleo de sosa y aceite de oliva para tratar las semillas de
leguminosas. En el siglo XVI, en plena edad media, los chinos empleaban arsenicales como
insecticidas y poco después empezó a usarse la nicotina extraída del tabaco. Ya para el siglo XIX,
se utilizaba el pelitre (planta de sabor salino muy fuerte a la que se le añade keroseno) y el
jabón para combatir insectos, así como los lavatorios elaborados a partir de una mezcla de
tabaco, azufre y cal para eliminar tanto insectos como hongos. Tiempo después, se utilizaron los
compuestos orgánicos, entre ellos los organoclorados (OC). El primer plaguicida OC y el más
conocido por todo el mundo fue el DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano), sintetizado por primera
vez en 1874, pero sus propiedades insecticidas se descubrieron hasta 1939 cuando se utilizó
para proteger la lana contra la polilla. Durante la Segunda Guerra Mundial, el DDT resultó ser
muy efectivo para combatir el piojo del tifus y evitar la proliferación de epidemias.
Posteriormente fue empleado para enfrentar todo tipo de plagas artrópodas.
En las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial 50's y 60's, hubo un uso
indiscriminado de compuestos OC, especialmente el DDT en Norteamérica, mientras que en
Gran Bretaña y Japón fueron los ciclodiénicos (aldrín y dieldrín en particular) y el
hexaclorociclohexano (HCH). Aunque en los últimos años el DDT ha tenido mala fama, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que hasta 1971 más de un billón de
personas fueron salvadas del riesgo de contraer malaria por el uso de este insecticida. Entre los
desarrollos científicos y tecnológicos se encuentran los plaguicidas sintéticos, sustancia usadas
para prevenir y destruir plagas agrícolas principalmente, aunque su uso brinde beneficios como
el control de la infestación de insectos y el incremento de la producción agrícola, al ser
diseñados para afectar a organismos vivos. También crean riesgos para la salud humana, animal
y para el ambiente. En México el empleo de plaguicidas inició en 1946 y ningún otro grupo de
productos químicos conocidos por su toxicidad ha sido utilizados tan ampliamente. La
agricultura es la actividad que más emplea este tipo de compuestos consumiendo el 85 por
ciento de la producción mundial para controlar químicamente las diversas plagas que merma la
cantidad y calidad de las cosechas de alimentos. Un 10 por ciento de la producción total de
plaguicidas se utiliza en actividades de salud pública para el control de enfermedades
transmitidas por vector como la Malaria, Chagas y Dengue. Además, del control de comedores
Al no contar con estadísticas oficiales del uso y consumo de plaguicidas en el área agrícola, la
información disponible es muy general y no está diferenciada para cultivos anuales y perennes,
así como para cultivos extensivos e intensivos, árboles frutales y otras categorías en las cuales
puede variar la forma en que se aplican y su efecto en el ambiente (Albert 2015). Las
estimaciones más recientes son de los trabajos de González et al. (2010) y de Leyva et al. (2014).
El estudio de González et al. (2010) se realizó en 19 municipios y 90 establecimientos de venta
de agroquímicos en el estado de Nayarit, México. Se obtuvo información sobre la frecuencia de
venta, sus marcas comerciales, así como las épocas y plaguicidas con mayor venta. Mientras que
el trabajo de Leyva et al. (2014), se realizó en cuatro distritos de riego del Valle de Culiacán,
Sinaloa, México, mediante compilación de datos sobre plaguicidas del programa “campo limpio”
promovido por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA)
y de bitácoras de empresas agrícolas de la zona.
En lo que respecta a las cantidades de plaguicidas aplicados por aspersión para los nueve
cultivos (Cuadro V, éstas coinciden en la aplicación de organofosforados con las estimaciones
realizadas por González et al. (2010), así como por las de Leyva et al. (2014). Mientras que en
los estados de Nayarit y Sinaloa los fungicidas fueron predominantes seguidos de herbicidas e
insecticidas. En el presente estudio, al considerarse solamente los plaguicidas aplicados por
aspersión, hay mayor predominancia de insecticidas y herbicidas, ya que muchos de los
fungicidas se aplican al suelo o a la semilla para siembra. Asimismo, en ambos trabajos se
mencionan los insecticidas organofosforados como los predominantes, similares a las obtenidas
en este trabajo. A pesar de que México ha incorporado recientemente en su legislación federal
varias normas nacionales e internacionales referentes a los plaguicidas (Albert 2015), éstas no
han llegado a plasmarse o incorporarse a la legislación estatal y municipal. No existen los
registros sobre el uso de plaguicidas a nivel de predios agrícolas, así como tampoco del
cumplimiento de las medidas preventivas establecidas en las normas federales.
Los plaguicidas entran en contacto con el hombre a través de todas las vías de
exposición posibles: respiratoria, digestiva y dérmica, pues estos pueden encontrarse en
función de sus características, en el aire inhalado, en el agua y en los alimentos, entre
otros medios ambientales.
Los plaguicidas tienen efectos agudos y crónicos en la salud; se entiende por agudos
aquellas intoxicaciones vinculadas a una exposición de corto tiempo con efectos
sistémicos o localizados, y por crónicos aquellas manifestaciones o patologías vinculadas
a la exposición a bajas dosis por largo tiempo.
Un plaguicida dado tendrá un efecto negativo sobre la salud humana cuando el grado
de exposición supere los niveles considerados seguros. Puede darse una exposición
directa a plaguicidas (en el caso de los trabajadores de la industria que fabrican
plaguicidas y los operarios, en particular, agricultores, que los aplican), o una exposición
indirecta (en el caso de consumidores, residentes y transeúntes), en particular durante o
después de la aplicación de plaguicidas en agricultura, jardinería o terrenos deportivos, o
por el mantenimiento de edificios públicos, la lucha contra las malas hierbas en los
bordes de carreteras y vías férreas, y otras actividades. 26
La toxicidad de los plaguicidas se puede expresar en cuatro formas, a saber:
Toxicidad oral aguda: se refiere a la ingestión "de una sola vez" de un plaguicida, que
causa efectos tóxicos en un ser vivo. Puede afectar tanto al manipulador como al resto
de la población expuesta, aunque el riesgo de ingerir en una sola dosis la cantidad
correspondiente a la DL 50 oral aguda sólo puede ocurrir por accidente, error, ignorancia
o intento suicida.
Toxicidad dérmica: se refiere a los riesgos tóxicos debidos al contacto y absorción del
plaguicida por la piel, aunque es menos evidente y sus dosis letales son siempre
superiores a las orales, es por eso que presenta mayor riesgo para el manipulador que
para el resto de la población.
Tanto los insecticidas, los acaricidas, y los moluscidas, como los herbicidas
biorraccionales son sustancias que se derivan de microorganismos, plantas o minerales,
de allí, su raíz orgánica y ecológica.30
Los estudios a nivel de campo del impacto de los insecticidas en los rendimientos de
los cultivos, las visitas de intercambio del personal técnico y los responsables de las
políticas a los países vecinos, los simposios nacionales y regionales sobre las alternativas,
los programas de manejo integrado de plagas que enseñan a los agricultores, los
científicos y el personal asesor a aplicar alternativas a los plaguicidas, los estudios de
casos sobre los obstáculos técnicos al comercio así como los rechazos de las
exportaciones por exceso de residuos de insecticidas han catalizado la reforma de las
políticas.17
Como parte del manejo de riesgos ocasionados por los plaguicidas en Cuba, se
encuentra la introducción de alternativas del control químico que se implementa bajo
dos enfoques:
Entre los elementos vitales del MIP está, el control biológico, las buenas prácticas
agrícolas, el control físico, genético, natural y legal así como el uso de agentes de uso
natural como repelente, hormonas entre otros.11
El manejo ecológico de plagas se aplica para los cultivos que se siembran en fincas de
pequeños agricultores, el programa de agricultura urbana y demás producciones de
carácter agroecológico. Donde el control biológico es también la alternativa principal.31
Algunas experiencias en el área de la Sanidad vegetal han evidenciado una reducción
total del uso de plaguicidas químicos en un 63 %. Entre las principales alternativas
empleadas se encuentran la producción y uso de entomófagos, entomopatógenos y
antagonistas y la conservación de enemigos naturales mediante la diversificación de los
sistemas, que actúan como biorreguladores de las plagas, que aplican alternativas para
el manejo de los reservorios.24