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cual es el uso de los plagicidas

Plaguicida

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Uso de plaguicidas por toneladas a nivel global, año 2017.1

Según la definición de la FAO, un plaguicida o pesticida, es «cualquier sustancia destinada a


prevenir, destruir, atraer, repeler o combatir cualquier plaga, incluidas las especies indeseadas
de plantas o animales, durante la producción, almacenamiento, transporte, distribución y
elaboración de alimentos, productos agrícolas o alimentos para animales, o que pueda
administrarse a los animales para combatir ectoparásitos. El término incluye las sustancias
destinadas a utilizarse como reguladores del crecimiento de las plantas, defoliantes, desecantes,
agentes para reducir la densidad de fruta o inhibidores de la germinación, y las sustancias
aplicadas a los cultivos antes o después de la cosecha para proteger el producto contra la
deterioración durante el almacenamiento y transporte. El término no incluye normalmente los
fertilizantes, nutrientes de origen vegetal o animal, aditivos alimentarios ni medicamentos para
animales».2

En la definición de plaga se incluyen insectos, hierbas, pájaros, mamíferos, moluscos, peces,


nematodos, o microbios que compiten con los humanos para conseguir alimento, destruyen la
propiedad, propagan enfermedades o son vectores de estas, o causan molestias. Los plaguicidas
no son necesariamente venenos, pero pueden ser tóxicos para los humanos u otros animales.

Pero de acuerdo a la Convención de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes,


nueve de los doce más peligrosos y persistentes compuestos orgánicos son plaguicidas.34

El término plaguicida está más ampliamente difundido que el nombre genérico exacto: biocida
(literalmente: matador de la vida). El término plaguicida sugiere que las plagas pueden ser
distinguidas de los organismos no nocivos, que los plaguicidas no lo matarán, y que las plagas
son totalmente indeseables.5
Durante los años 1980, la aplicación masiva de plaguicidas fue considerada, generalmente,
como una revolución de la agricultura. Eran relativamente económicos y altamente efectivos. Su
aplicación llegó a ser una práctica común como medida preventiva aun sin ningún ataque
visible. Desde entonces, la experiencia ha demostrado que este método no solo perjudica el
medio ambiente, sino que a la larga es también ineficaz. Donde se han utilizado los plaguicidas
de manera indiscriminada, las especies de las plagas se han vuelto resistentes y difíciles o
imposibles de controlar. En algunos casos se ha creado resistencia en los vectores principales de
las enfermedades (p.ej. los mosquitos de la malaria), o han surgido nuevas plagas agrícolas. Por
ejemplo, todos los ácaros fueron fomentados por los plaguicidas, porque no abundaban antes
de su empleo. Sobre la base de esta experiencia, los especialistas en la protección de cultivos
han desarrollado un método más diversificado y duradero: el manejo integrado de plagas.

Índice

1 Clasificación

2 Usos

2.1 Agricultura

2.2 Salud pública

2.3 Mantenimiento de reservas de agua

2.4 Industria

2.5 Domiciliario

3 Regulación

3.1 Internacional

3.1.1 Convenio de Rotterdam

3.1.2 Convención de Estocolmo

4 Efectos ambientales

5 Efectos en la salud

6 Alternativas
7 Beneficios y perjuicios

8 Insecticidas comúnmente utilizados en soja

9 Véase también

10 Referencias

11 Enlaces externos

Clasificación

Plaguicidas

Pesticidas

Acaricida

Arboricida

Avicida

Graminicida

Herbicida

Insecticida

Molusquicida

Nematicida

Ovicida

Rodenticida

Microbicidas y Antimicrobianos

Alguicida

Bactericida

Fungicida

Virucida

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Los plaguicidas pueden clasificarse atendiendo a diversos aspectos:6

Según el destino de su aplicación pueden considerarse:

Plaguicidas de uso fitosanitario, productos fitosanitarios: destinados a su utilización en el


ámbito de la sanidad vegetal o el control de vegetales.

Plaguicidas de uso ganadero: destinados a su utilización en el entorno de los animales o en


actividades relacionadas con su explotación.

Plaguicidas de uso en la industria alimentaria: destinados a tratamientos de productos o


dispositivos relacionados con la industria alimentaria.

Plaguicidas de uso ambiental: destinados al saneamiento de locales o establecimientos públicos


o privados.

Plaguicidas de uso en higiene personal: preparados útiles para la aplicación directa sobre el ser
humano.

Plaguicidas de uso doméstico: preparados destinados para aplicación por personas no


especialmente calificadas en viviendas o locales habitados, es el más peligroso, ya que
alrededor de 10 millones de personas mueren a causa de vectores.

Según su acción específica pueden considerarse:

Insecticida

Acaricida

Fungicidas

Desinfectante y Bactericida

Herbicida

Fitorregulador y productos afines

Rodenticida y varios

Específicos post-cosecha y simientes


Protectores de maderas, fibras y derivados

Plaguicidas específicos varios

Según el estado de presentación o sistema utilizado en la aplicación:

Gases o gases licuados.

Fumigantes y aerosoles.

Polvos con diámetro de partícula inferior a 50 µm.

Sólidos, excepto los cebos y los preparados en forma de tabletas.

Líquidos.

Cebos y tabletas.

Según su constitución química, los plaguicidas pueden clasificarse en varios grupos, los más
importantes son:

Arsenicales.

Carbamatos.

Derivados de cumarina.

Derivados de urea.

Dinitrocompuestos.

Organoclorados.

Organofosforados.

Organometálicos.

Piretroides.

Tiocarbamatos.

Triazinas.

Neonicotinoides
Benzoilureas

Algunos de estos grupos engloban varias estructuras diferenciadas, por lo que, en caso de
interés, es posible efectuar una subdivisión de los mismos.

Según su grado de peligrosidad para las personas,7 los plaguicidas se clasifican de la siguiente
forma:

De baja peligrosidad: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea no entrañan
riesgos apreciables.

Tóxicos: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos de
gravedad limitada.

Nocivos: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos
graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.

Muy tóxicos: los que por inhalación, ingestión o penetración cutánea puedan entrañar riesgos
extremadamente graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.

La clasificación toxicológica de los plaguicidas en las categorías de baja peligrosidad, nocivos,


tóxicos o muy tóxicos se realiza atendiendo básicamente a su toxicidad aguda, expresada en
DL50 (dosis letal al 50%) por vía oral o dérmica para la rata, o en CL 50 (concentración letal al
50%) por vía respiratoria para la rata, de acuerdo con una serie de criterios que se especifican
en las normas y leyes competentes, atendiendo principalmente a las vías de acción más
importantes de cada compuesto.

Usos

Agricultura

Los plaguicidas pueden ahorrar dinero a los agricultores al prevenir las pérdidas de cosechas por
insectos y otras plagas. En un estudio se calculó que los agricultores en los Estados Unidos
ahorraron el equivalente de cuatro veces el coste de los plaguicidas.8 Otro estudio demostró
que el no usar plaguicidas resultaba en una pérdida del 10% del valor de las cosechas.9 Otro
estudio realizado en 1999 encontró que una prohibición de plaguicidas en los Estados Unidos
puede resultar en un aumento del coste de los alimentos, pérdidas de empleos y aumento del
hambre mundial.10

Los herbicidas pueden proteger las frutas y verduras. Los herbicidas se usan para eliminar las
malezas y también para controlar a las plantas invasoras que pueden infligir daños en el medio
ambiente.

Salud pública

Sus usos más comunes pueden ser matar ratas y mosquitos que pueden transmitir
enfermedades como la fiebre amarilla y la malaria.11 También pueden matar insectos que nos
causan picaduras o que dañan a nuestros animales o a nuestras propiedades.11

Estructura química del DDT, recientes estudios involucran este insecticida con el cáncer de
mamas, en animales es tóxico para toda la cadena alimentaria por bioacumulación, su uso
actual está prohibido.

El DDT, un compuesto organoclorado, ha sido usado fumigando las paredes de las casas para
combatir la malaria desde la década de 1950. La Organización Mundial de la Salud ha apoyado
estas medidas en algunas de sus declaraciones.12 Sin embargo un estudio en 2007 parece
involucrar al DDT en el cáncer de mama cuando se sufre exposición al mismo antes de la
pubertad.13 También puede ocurrir envenenamiento por DDT y otros compuesto clorados
cuando entran en la cadena alimentaria. Los síntomas incluyen excitación nerviosa, temblores,
convulsiones y muerte. Los científicos calculan que el DDT y otros compuestos químicos en la
categoría de organofosfatos han salvado siete millones de vidas desde 1945 al prevenir
enfermedades como la malaria, peste bubónica, tripanosomiasis y tifus.5 Sin embargo el DDT
no siempre es efectivo, ya que los insectos desarrollan resistencia al mismo. Esta resistencia se
empezó a notar desde 1955 y ya en 1972 diecinueve especies de mosquitos han llegado a ser
resistentes al DDT.14 En 2000 un estudio en Vietnam demostró que los métodos de control que
no usan DDT son más efectivos.15 El efecto ecológico del DDT en los organismos es un ejemplo
de bioacumulación.

Su uso está actualmente prohibido por el Convenio de Róterdam que involucra un gran número
de países.
Mantenimiento de reservas de agua

Los herbicidas también se usan en lagos y lagunas para controlar el crecimiento de algas y
plantas acuáticas que puedan interferir con la natación, la pesca o que den malos olores.16 Se
usan para controlar las termitas y el moho que pueden dañar las construcciones.11

Industria

En los lugares de almacenaje de alimentos se usan para controlar a los roedores e insectos que
infectan los granos y otros alimentos. Cada plaguicida trae aparejados algunos riesgos; el uso
adecuado de plaguicidas reduce esos riesgos a un nivel considerado aceptable por las agencias
que regulan su uso, tales como la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA
por sus siglas en inglés) y por la Agencia Reguladora del Manejo de Pestes (PMRA) de Canadá.

Domiciliario

Los usos domiciliarios incluyen prevenir la aparición de plagas domésticas como ratas,
cucarachas y mosquitos dentro del hogar, la prevención de aparición de plagas que afectan a los
animales domésticos como pulgas y garrapatas en perros y gatos. También se incluyen los
plaguicidas y herbicidas utilizados en la jardinería doméstica.6

Regulación

Avioneta vertiendo plaguicidas mediante el sistema de aplicación aérea.

Internacional

En muchos países, los pesticidas deben estar aprobados para su venta y uso por una agencia
gubernamental.1718

A nivel global, el 85% de los países cuentan con legislación sobre almacenamiento adecuado de
plaguicidas y el 51% incluye disposiciones para garantizar la eliminación adecuada de todos los
plaguicidas obsoletos.19
Aunque las regulaciones sobre plaguicidas difieren de un país a otro, los plaguicidas y los
productos en los que se utilizan se comercializan a través de fronteras internacionales. Para
hacer frente a las inconsistencias en las regulaciones entre países, los delegados a una
conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
adoptaron en 1985 un Código Internacional de Conducta sobre la Distribución y Uso de
Plaguicidas, para crear estándares voluntarios de regulación de plaguicidas en diferentes
países.20 El Código se actualizó en 1998 y 2002.21 La FAO afirma que el código ha creado
conciencia sobre los peligros de los plaguicidas y ha reducido el número de países sin
restricciones sobre el uso de plaguicidas.22

Otros esfuerzos para mejorar la reglamentación del comercio internacional de plaguicidas son
las Directrices de Londres para el intercambio de información acerca de productos químicos
objetos de comercio internacional y la Comisión del Codex Alimentarius de las Naciones Unidas.
El primero busca implementar procedimientos para asegurar que exista consentimiento
fundamentado previo entre los países que compran y venden plaguicidas, mientras que el
segundo busca crear estándares uniformes para niveles máximos de residuos de plaguicidas en
los alimentos entre los países participantes.23

La educación sobre la seguridad de los plaguicidas y la regulación de los aplicadores de


plaguicidas están diseñadas para proteger al público del uso indebido de plaguicidas, pero no
eliminan todo uso indebido. Optar por controles alternativos como el manejo integrado de
plagas, reducir el uso de plaguicidas y elegir plaguicidas menos tóxicos puede reducir los riesgos
que el uso de plaguicidas representa para la sociedad y el medio ambiente.24

Convenio de Rotterdam

Esta sección es un extracto de Convenio de Róterdam[editar]

El Convenio de Rotterdam sobre el procedimiento de consentimiento fundamentado previo


aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional
entró en vigor el 24 de febrero de 2004.

La primera reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Róterdam tuvo lugar del 20
al 24 de septiembre de 2004 en Ginebra y la segunda del 27 al 30 de septiembre de 2005 en
Roma.

El Convenio representa un paso importante para garantizar la protección de la población y el


medio ambiente de todos los países de los posibles peligros que entraña el comercio de
plaguicidas y productos químicos altamente peligrosos. Contribuirá a salvar vidas y proteger el
medio ambiente de los efectos adversos de los plaguicidas tóxicos y otros productos químicos.
Establecerá una primera línea de defensa contra las tragedias futuras impidiendo la importación
no deseada de productos químicos peligrosos, en particular, en los países en desarrollo. Al dar a
todos los países la capacidad de protegerse contra los riesgos de las sustancias tóxicas, habrá
puesto a todos en pie de igualdad y elevado las normas mundiales de protección de la salud
humana y el medio ambiente.25

Convención de Estocolmo

Esta sección es un extracto de Convención de Estocolmo[editar]

Logo

Países que han ratificado el convenio (2020)

El Convenio de Estocolmo sobre los contaminantes orgánicos persistentes (COP) es un acuerdo


internacional que regula el tratamiento de las sustancias tóxicas.

Fue firmado el 23 de mayo de 2001 en Estocolmo y entró en vigor el 17 de mayo de 2004.26


Inicialmente el convenio regulaba doce productos químicos incluyendo productos producidos
intencionadamente, tales como: pesticidas, PCB; dioxinas y furanos. Actualmente hay 184
países que han ratificado el convenio.27

Efectos ambientales

Artículo principal: Impacto ambiental de los plaguicidas

El uso de plaguicidas crea una serie de problemas para el medio ambiente. Más del 98% de los
insecticidas aplicados y del 95% de los herbicidas llegan a un destino diferente del buscado,
incluyendo especies vegetales y animales, aire, agua, sedimentos de ríos, mares y alimentos.28
La deriva de plaguicidas ocurre cuando las partículas de plaguicidas suspendidas en el aire son
llevadas por el viento a otras áreas, pudiendo llegar a contaminarlas. Los plaguicidas son una de
las causas principales de la contaminación del agua y ciertos plaguicidas son contaminantes
orgánicos persistentes que contribuyen a la contaminación atmosférica.

La contaminación de aguas tiene dos orígenes: uno directo, por el uso de plaguicidas destinados
a la higiene pública (lucha contra larvas de mosquitos en charcas y aguas estancadas, por
ejemplo) y otro indirecto, por la movilización de contaminaciones de aire y suelos (deposición
de plaguicidas, arrastres por aguas de lluvias y otros mecanismos). Esta contaminación
propiamente dicha debe separarse de contaminaciones accidentales, pero puede alcanzar en
ocasiones niveles de riesgo muy altos que se han hecho evidentes en ríos y lagos, por su
trascendencia en la fauna agrícola y el riesgo que presenta el uso de tales aguas contaminadas a
los seres humanos.

La contaminación de la biosfera puede ser también directa, a consecuencia de tratamientos


pero ello entra en el aspecto de residuos ya considerados aparte; e indirecta, constituyendo
verdadera contaminación, por la movilización en la biósfera de las contaminaciones de aire,
suelo y agua.

Los seres vivos contribuyen de modo poderoso a movilizar la contaminación y el ejemplo más
claro de ello es el fenómeno de la magnificación de residuos y que quizá, con lenguaje más
propio debiera denominarse bioacumulación y que se hace evidente a través de la "escalada"
alimenticia de los seres vivos.

En adición, el uso de plaguicida reduce la biodiversidad, reduce la fijación de nitrógeno,29


contribuye al declive de polinizadores (reducción de los polinizadores en muchos ecosistemas,
desde finales del siglo XX),30313233 destruye hábitats (especialmente para aves),34 y amenaza
a especies en peligro de extinción.5

También ocurre que algunas pestes se adaptan a los plaguicidas y no mueren. Lo que es llamado
resistencia a plaguicidas, para eliminar la descendencia de esta peste, será necesario un nuevo
plaguicida o un aumento de la dosis de plaguicida. Esto causara un empeoramiento del
problema de contaminación del ambiente.

Efectos en la salud

Esta sección es un extracto de Efectos de los plaguicidas en la salud humana[editar]

Una señal de advertencia sobre posible exposición a pesticidas.

Los efectos de los plaguicidas en la salud humana pueden ser agudos o retrasados en aquellos
que están expuestos.35

La aplicación de plaguicidas y fertilizantes impacta sobre la salud humana, existiendo relaciones


directas entre varios tipos de cáncer,36 problemas en la piel, problemas neurológicos,37
trastornos en el desarrollo neurológico,38 defectos congénitos y muerte fetal.37 En particular,
los trabajadores rurales que deben aplicar los productos agroquímicos son quienes sufren el
mayor riesgo39 y se ven afectados por el contacto directo,40 llegando a sufrir daños
genéticos.41 La situación es particularmente grave para quienes trabajan en cultivos intensivos
en el Tercer Mundo.3942 La OMS también advierte que quienes se encuentran en áreas
cercanas a la aplicación también se encuentran en una situación de mayor riesgo de
exposición.43

Una revisión sistemática de la literatura científica encontró en 2007 que «la mayoría de los
estudios sobre el linfoma y la leucemia no Hodgkin mostraron asociaciones positivas con la
exposición a pesticidas» y por lo tanto concluyó que el uso de pesticidas se debería reducir.44

Según datos de la OMS, unas 10 personas mueren al año por el uso de plaguicidas y 20 quedan
intoxicadas de forma aguda por su utilización en la agricultura y la ganadería.[cita requerida]
Según la Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (2001), 9 de los
12 productos químicos más peligrosos y persistentes eran pesticidas,4546 algunos de los cuales
se han retirado de circulación.[cita requerida]

Alternativas

Artículo principal: Manejo integrado de plagas


Hay alternativas al uso de plaguicidas que incluyen métodos de cultivo usando controles
biológicos, tales como feromonas y plaguicidas microbianos, ingeniería genética, métodos de
disrupción de la reproducción de insectos.5 Estos métodos están ganando popularidad por ser
más saludables y a veces también más efectivos. En Estados Unidos la Agencia de Protección
Ambiental de los Estados Unidos (EPA) está registrando mayores números de plaguicidas de
bajo riesgo. Las prácticas de cultivo incluyen los policultivos (cultivar una variedad de plantas, lo
opuesto a monocultivo), rotación de cosechas, cultivar una cosecha donde las plagas estén
ausentes o en épocas en que sean menos problemáticas, usar las llamadas cosechas trampas
que atraen a las pestes hacia otras plantas para que no ataquen a la cosecha principal.5
Medidas mecánicas en vez de químicas, por ejemplo el agua caliente puede tener casi tan buen
efecto sobre pulgones como los plaguicidas.5

Otro método es la liberación de otros organismos que combaten a las plagas, como ser sus
predadores y parásitos naturales.5 También se usan plaguicidas biológicos como hongos
patógenos de la peste, bacterias, virus.5

También es posible alterar el ciclo biológico del insecto por medio de esterilización de los
machos que luego son liberados para que se apareen con hembras que no podrán producir
crías.5 Esta técnica fue usada por vez primera con el gusano barrenador del ganado en 1958 y
ha sido usada posteriormente en la mosca del Mediterráneo y en la mosca tsetse47 y en la
polilla Lymantria dispar.48 Estos procedimientos pueden ser costosos, llevar mucho tiempo y
servir sólo para ciertas especies de pestes.5

No obstante algunos problemas hay evidencias de que los plaguicidas alternativos pueden ser
tan efectivos o aún más que los tradicionales. Por ejemplo en Suecia fue posible reducir a la
mitad el uso de plaguicidas en los cultivos con una reducción mínima de las cosechas.5 En
Indonesia los agricultores redujeron el uso de plaguicidas en las plantaciones de arroz en un
65% y experimentaron un aumento del 15% de las cosechas.5

Las escuelas de campo para agricultores tienen como propósito mejorar las habilidades de estos
con el fin de empoderarlos a tomar mejores decisiones. Cada programa tiene objetivos
distintos, pero a menudo apuntan a reducir el uso de pesticidas, promover mejores prácticas
agrícolas, y aumentar los rendimientos e ingresos. Estas escuelas utilizan facilitadores que
emplean métodos de aprendizaje participativo y experiencial durante toda una temporada de
cultivo. A diferencia de los proyectos tradicionales de extensión agrícola, los cuales enseñan
principalmente prácticas simples, las escuelas de campo suelen enseñar técnicas holísticas,
como el manejo integrado de plagas. Una revisión de 92 estudios realizados en países de
ingresos medios y bajos, y de 20 estudios cualitativos, concluyó que las escuelas de campo para
agricultores amplían su conocimiento y adopción de prácticas beneficiosas, además de que
reducen el uso de pesticidas y la degradación ambiental. Esto se traduce en un aumento
promedio del 13% en los rendimientos agrícolas y de 20% en los ingresos. Por otro lado, los
programas ejecutados a escala nacional no mostraron ningún resultado positivo, y se encontró
que los agricultores que no participan en el programa no aprenden de sus vecinos que sí lo
hacen. 49

Beneficios y perjuicios

Los beneficios del uso de plaguicidas son la reducción de la brecha de productividad y la del
nivel de insalubridad en la agricultura.

Aunque estos efectos sean positivos, hay que compararlos con el riesgo de provocar el deceso
de otros seres vivos y consiguiente desastre ecológico como con el poco conocido insecticida
Detritus De Tijereta (Forficula auricularia). Ciertos plaguicidas son "tan efectivos" que los han
tenido que prohibir para evitar la desaparición de las plagas al cien por ciento.

Insecticidas comúnmente utilizados en soja

Muchos insecticidas utilizados en los afidos de la soja son altamente tóxicos para las abejas. Los
siguientes son los insecticidas comúnmente utilizados en soja.50

Acefato (1)

Carbarilo (1)

Clorpirifós

Dimetoato

Indoxacarb
Metomilo (1)

Paratión-metilo (1)

Espinosad

Los plaguicidas son productos químicos usados para controlar plagas (insectos, ácaros, hongos,
oomicetos, bacterias, virus, nematodos, caracoles, roedores y malezas) que afectan los cultivos.
En muchas ocasiones el uso de plaguicidas no es indispensable, pudiéndose reemplazar por
otras formas de control, basadas en técnicas de manejo integrado de plagas. En la agricultura
convencional juegan un papel clave para alcanzar y mantener niveles altos de productividad y
rentabilidad. Sin embargo el uso de plaguicidas genera daños muy grandes para la salud y el
medio ambiente (Oyarzún et al., 2002; Yanggen et al., 2003; Orozco et al., 2005; Pérez y Forbes,
s/a; PAHO, s/a).

En el presente documento se describen las principales recomendaciones para uso de


plaguicidas para el cultivo de papa generadas en el Ecuador por el Centro Internacional de la
Papa (CIP) y sus aliados. Estas recomendaciones toman en cuenta el contexto socio-económico
en el que los plaguicidas son usados por agricultores de baja escala.
Dentro de las buenas prácticas agrícolas, el uso de plaguicidas químicos

sintéticos es fundamental para la protección fitosanitaria de la producción

agrícola. Los plaguicidas son utilizados directamente en el suelo y en

el cultivo, o bien para el mantenimiento y limpieza de infraestructuras,

herramientas y equipos.

Entre los factores más importantes que limitan la producción agrícola se

encuentran las plagas que afectan a los cultivos. Existen diversos medios

que permiten disminuir estas plagas para que no ocasionen daños de

importancia económica. Por ejemplo está el control genético (uso de

variedades de plantas resistentes o tolerantes); el control biológico natural


o inducido (liberación de enemigos naturales de las plagas o insectos

estériles); el control legal (cuarentenas); el control cultural (destrucción de

residuos de la cosecha anterior, rotación de cultivos, destrucción de plantas

hospederas, uso de semilla certificada, podas, deshijas, etc.) y el control

químico (empleo de plaguicidas). El uso conjunto de estos métodos se aplica

en programas de Manejo Integrado de Plagas (MIP), el cual consiste en

emplear dos o más de los métodos mencionados anteriormente, aplicados

según las condiciones particulares de cada plaga y cada situación.

Dentro de contexto del MIP, el uso de plaguicidas juega un papel muy

importante en el control de plagas. Sin embargo, estos productos deben ser

utilizados en forma racional y adecuada, y siempre como última alternativa

de control, pues dada su naturaleza tóxica, constituyen un peligro potencial

para la salud humana, animal y el ambiente.

Cuando son utilizados en formas y cantidades inadecuadas, los plaguicidas

pueden llegar a causar daños tanto a la producción de interés, como

al ambiente, a los trabajadores y consumidores. Debido a los peligros

potenciales, su utilización y manejo deben ser muy cuidadosos y basados

en los usos legalmente permitidos y sobre todo, en el uso racional de los

mismos. Por uso racional se entiende el ajuste de la frecuencia y cantidad

de aplicación, a las necesidades que se tengan según el estado y magnitud

de la plaga a combatir.

Fig. 2. Productor solicitando información sobre el

uso de plaguicidas
Por lo anterior, la presente Guía para el Uso y Manejo de Plaguicidas

está dirigida a productores y trabajadores. Tiene como propósito dar a

conocer las Buenas Prácticas que deben realizarse cuando se hace uso de los

plaguicidas químicos sintéticos, con la finalidad de evitar daños a la salud de

los trabajadores, la contaminación ambiental y los efectos residuales en los

productos agrícolas que puedan dañar a los consumidores. A continuación se

enumeran los pasos que se requieren para hacer un uso y manejo adecuados

de los plaguicidas.

1. ASISTIR A PROGRAMAS DE CAPACITACIÓN

Lo primero, antes de usar plaguicidas, es recibir la necesaria capacitación o

preparación en el manejo adecuado de estos productos químicos. Durante

una capacitación se da a conocer información sobre plaguicidas, se enseñan

medidas de seguridad y se explican datos sobre las plagas que atacan los

cultivos. Las capacitaciones deben ir dirigidas a todo el personal involucrado

en la producción.

Estas capacitaciones son ofrecidas por:

* Entidades como el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) y las

Agencias de Servicios Agropecuarios (ASA) del Ministerio de

Agricultura y Ganadería.

* Fabricantes y distribuidores de plaguicidas.

* Empresas dedicadas a la producción agrícola.

Fig. 1. Trabajadores recibiendo capacitación

2. ESCOGER EL PLAGUICIDA ADECUADO

Para escoger el plaguicida adecuado, primero hay que identificar el problema


que afecta al cultivo. Para eso, se debe acudir a funcionarios o técnicos

agrícolas, estaciones de investigación o compañías consultoras.

Si el uso del plaguicida es necesario, solamente deben usarse aquellos

autorizados y permitidos por el Servicio Fitosanitario de Estado (SFE), del

Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

Es necesario conocer:

• Si el plaguicida

es el

recomendado

para el

problema

identificado.

• Cuál es la

dosis o mezcla

recomendada

para cada

caso.

• Cuál es la

frecuencia de

aplicación del

producto.

• Cuál es el periodo de carencia; es decir, el tiempo que debe pasar

entre la última aplicación y la cosecha.

Qué equipo y técnicas de aplicación deben usarse.


• Cuáles precauciones especiales deben tomarse en cuenta por las

características del plaguicida y su método de aplicación.

• Cuál es el costo de la aplicación en el área afectada.

También es conveniente rotar la aplicación de plaguicidas; es decir, usar

distintos grupos que sirvan para controlar una misma plaga. De esta forma

se evita que las plagas se vuelvan resistentes a un solo producto.

3. LEER Y COMPRENDER LA ETIQUETA Y EL PANFLETO

La información más importante

de un plaguicida viene escrita en

la etiqueta del empaque y en el

panfleto que acompaña a estos

productos. Leer la información

contenida en la etiqueta y el

panfleto antes de comprar el

plaguicida, permite saber cuál es

el menos riesgoso para la salud

y ayuda a disminuir los riesgos

durante la aplicación.

Fig. 3. Técnico informando al

trabajador sobre lectura de etiquetas

3.1 La etiqueta

Cara izquierda Cara central Cara derecha

Precauciones y

advertencias
Nombre comercial Protección ambiente

Equipo de protección

personal

Clase—grupo químico Tóxico para peces

Síntomas de intoxicación Nombre genérico Tóxico para abejas

Primeros auxilios Composición química Aviso de garantía

Vías de penetración Presentación N° de registro

Tratamiento médico Antídoto N° de lote

Fabricante

DA TOX

Fig. 4. Información contenida en la etiqueta de tres caras

Esta figura muestra la información del plaguicida que viene escrita en

la etiqueta. Al lado izquierdo se menciona todo lo relacionado con las

precauciones de salud; al centro la información técnica y comercial del

producto, así como el antídoto, y en la cara derecha lo relacionado con

protección ambiental, la fiscalización y otros datos.

En la etiqueta aparecen las recomendaciones acerca del Equipo de Protección

Personal (EPP) que debe utilizarse. Es importante recordar que este EPP

está compuesto por: camisa de manga larga y pantalón largo con doble ruedo

para usar uno por dentro de las botas y otro fuera de ellas, guantes de nitrilo,

anteojos o protector de la cara, mascarilla o respirador, delantal, cubre

espalda y sombrero de ala ancha.

Fig. 5. Trabajador aplicando plaguicidas con el EPP completo

En la parte de abajo de la etiqueta viene una franja de color, conocida


como Banda Toxicológica. Los colores de esta banda indican el grado de

peligrosidad del plaguicida, tal y como se indica en la siguiente figura.

El color de la banda se refiere al riesgo del producto para la salud de las

personas, y no a la potencia que el plaguicida tenga sobre la plaga. Puede

darse el caso de que un plaguicida con banda de color verde sea igualmente

efectivo que uno con banda de color rojo. Por eso, cuando sea posible, es

conveniente escoger los plaguicidas con bandas azules o verdes, que son

menos peligrosos para la salud.

67

Ia. Extremadamente peligroso

MUY TOXICO

Ib. Altamente peligroso

TÓXICO

II. Moderadamente peligroso

DANINO

III. Ligeramente peligroso CUIDADO

1V. PRECAUCIÓN

Fig. 6. Códigos de colores que determinan el grado de toxicidad de los

plaguicidas

3.2 El panfleto

Además de repetir toda la información contenida en la etiqueta, en el

panfleto se incluye la siguiente información:

♦ La dosis del producto que se recomienda aplicar por hectárea

♦ Las plagas que controla el producto


♦ La manera en que el producto actúa sobre la plaga

♦ Los cultivos en que se recomienda su aplicación

♦ La frecuencia con la que debe aplicarse

♦ El periodo de carencia, o tiempo que debe pasar entre la última

aplicación del plaguicida y la cosecha.

♦ El tiempo recomendado durante el cual las personas deben

mantenerse alejadas del lugar de aplicación

♦ La fitotoxicidad del producto; es decir, la posibilidad de que

ciertas plantas o cultivos sean afectados, por ser más sensibles a los

ingredientes químicos del producto.

En el panfleto también vienen recomendaciones para aplicar el plaguicida

con el equipo adecuado, ya sea bomba de espalda manual, tractor o avión.

Además se recomienda el tipo de boquilla más indicado, la calibración de los

equipos y el lavado de los envases y empaques vacíos antes de desecharlos.

Tanto en la etiqueta como en el panfleto vienen indicados los pasos a seguir

en casos de emergencia por intoxicación y el tratamiento recomendado, que

debe seguirse en un hospital o centro médico.

4. CONOCER LOS EQUIPOS DE APLICACIÓN DE PLAGUICIDAS

Es conveniente conocer los equipos que se van a utilizar en la aplicación de

plaguicidas, su funcionamiento y uso. Los equipos deben estar en perfecto

estado de funcionamiento. Deben tener bien lubricadas las piezas que se

mueven y no presentar fugas o daños que puedan ocasionar derrames.

Cada equipo debe manejarse con

cuidado y utilizarse correctamente.


Los equipos deben calibrarse de

acuerdo con las instrucciones dadas

por el fabricante, las necesidades del

cultivo y el terreno en el que se vaya

a aplicar.

Se debe seleccionar la boquilla

adecuada para aplicar en cada

cultivo. Y siempre hay que usar los

filtros, para evitar que las boquillas

se ensucien o se atasquen.

Fig. 7. Personal calibrando equipos

de aplicación de plaguicidas

A la hora de aplicar el producto, se debe usar siempre el Equipo de

Protección Personal indicado en la etiqueta.

Después de cada aplicación y al final de cada jornada, es necesario lavar

el equipo. Por un lado, se previene que las piezas del equipo se corroan o

herrumbren, y por otro lado, se evita que los restos de un plaguicida queden

dentro del equipo y entren en contacto con otros cultivos en posteriores

aplicaciones. El equipo nunca se debe limpiar directamente en arroyos, ríos,

lagos o fuentes de agua que puedan contaminarse. Una vez que se limpie, el

equipo debe guardarse en un lugar cerrado y seguro.

V_

Fig. 10. Personal dosificando plaguicidas


Los equipos de aplicación deben

ser reparados cuando presenten

defectos. Además, deben ser

revisados cada cierto tiempo,

según lo recomiende el fabricante.

Así se evita que se deterioren

los empaques y mangueras,

o que se produzcan fugas o

goteos. Estas revisiones ahorran

desperdicios de producto y evitan

la contaminación.

Fig. 8. Mantenimiento de equipos

de aplicación de plaguicidas

Antes de aplicar el plaguicida,

se recomienda hacer una prueba

con agua para detectar goteos o fugas. Así se puede detectar si el equipo

necesita reparaciones con herramientas o repuestos, antes de irse a trabajar a

las parcelas.

Fig. 9. Personal aplicando plaguicidas a favor de viento

5. CONOCER LA DOSIS DE PLAGUICIDA QUE SE NECESITA EN CADA

CASO

La cantidad de producto

que se aplica nunca debe ser


mayor a la recomendada en el

panfleto. Por eso, se debe tener

el cuidado de no repasar áreas

en donde ya se ha aplicado

plaguicida.

La preparación de la mezcla de

plaguicida debe hacerse al aire

libre y en un lugar ventilado,

usando el equipo de protección

recomendado. Es importante

recordar que el producto viene

concentrado, por lo que en

ese momento, el riesgo de

intoxicación aumenta.

6. CUIDADOS EN LA APLICACIÓN

Antes de preparar un plaguicida, hay que asegurarse de que el agua que se

va a utilizar tiene el grado de acidez o pH adecuado, pues esto garantiza la

eficacia del producto.

En los terrenos donde se han aplicado plaguicidas, debe colocarse un letrero

de advertencia con las palabras "PELIGRO NO INGRESE, ÁREA

APLICADA CON PLAGUICIDA". Este rótulo debe permanecer hasta

que se cumpla el periodo de reingreso; es decir, el tiempo que se recomienda

para acercarse a la zona tratada, sin que los efectos del plaguicida sean

dañinos para la salud.


10 11

Fig. 11. Rótulo de advertencia de área aplicada con plaguicidas

Las personas que aplican plaguicidas deben bañarse y cambiarse de ropa

después de terminar su trabajo. Además, deben lavarse con agua y jabón

las manos, los brazos y la cara antes de comer, de fumar, de orinar o usar el

servicio sanitario.

Las etiquetas y panfletos de todos los productos de banda roja y aquellos

declarados de uso restringido, deben llevar la leyenda VENTA BAJO

RECETA PROFESIONAL. Esto significa que solo podrán venderse

al usuario bajo receta firmada por un profesional en Ciencias Agrícolas e

incorporado al Colegio de Ingenieros Agrónomos.

La jornada de trabajo no debe exceder las 4 horas. Se debe realizar la

aplicación por la mañana o en la tarde, en horas frescas y dando la espalda

al viento. No aplicar si el viento es fuerte o hay amenaza de lluvia, ni en

las horas comprendidas entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde. Así se

establece en el Decreto N° 33507-MTSS Reglamento de Salud Ocupacional

en el Manejo y Uso de Agroquímicos, del 8 de enero del 2007.

La aplicación de estas sustancias debe realizarse lejos de zonas pobladas,

de criaderos de peces, de lagos, lagunas y ríos.

Durante la aplicación de plaguicidas, nunca se debe comer, beber o fumar.

Fig. 12. Forma correcta de limpiar boquillas

Al finalizar la jornada, se debe lavar y guardar el equipo de aplicación

en una bodega y bajo llave.

Se deben utilizar guantes para lavar la ropa y el equipo de protección


personal, al final de cada jornada. No debe mezclarse con la ropa de

uso diario.

Es recomendable llevar siempre un depósito con agua limpia para atender

cualquier emergencia que se presente.

El agricultor DEBE registrar en una bitácora, todos los detalles de la

aplicación (fecha, plaguicida utilizado, dosis, plaga a controlar, etc.), lo

que le servirá como trazabilidad de las actividades realizadas en el cultivo.

Si durante la aplicación

se atasca la boquilla

de la bomba, se debe

limpiar con agua, y

usar el tallo de alguna

planta o una cuerda de

nylon.

Es necesario respetar

los periodos de

reingreso al área

tratada, así como

el intervalo entre la

última aplicación y

la cosecha, según

indicación de la

etiqueta del producto.

13
12

7. CONTROL DE RESIDUOS

Se debe establecer un plan de muestreo para el control de residuos y verificar,

mediante análisis en laboratorios oficiales o acreditados por las autoridades

nacionales competentes, que los residuos no excedan los límites máximos

permitidos por la normativa nacional (RTCR 424-2008. Reglamento

Técnico de Límites Máximos de Residuos (LMR) de Plaguicidas en

Vegetales).

Los productores deben monitorear constantemente el comportamiento de

los LMR, utilizar solamente plaguicidas autorizados para el cultivo que se

tenga, mantener un archivo con los resultados de los análisis de residuos y

referenciar las acciones implementadas para corregir las anomalías que se

hayan presentado.

ACT E0 S

Fig. 13 Personal muestreando vegetales para el monitoreo de residuos

Para evitar residuos de plaguicidas en las cosechas, se recomienda respetar

los periodos de carencia (tiempo transcurrido entre la última aplicación y

la cosecha), usar la boquilla adecuada, calibrar los equipos de aplicación,

seguir las indicaciones del panfleto y etiqueta, y usar el producto indicado

y autorizado para el cultivo.

8. ALMACENAMIENTO Y TRANSPORTE

Los lugares para almacenar plaguicidas deben estar bien identificados con

rótulos. Deben estar construidos con materiales no combustibles, en suelos

bien drenados, a prueba de filtraciones, y tener una salida de emergencia.


El piso debe ser de

cemento, para facilitar

la limpieza en caso de

derrames. Estos lugares

de almacenamiento

deben estar bien

ventilados y tener buena

iluminación, para que

las personas puedan

identificar los productos.

No deben estar cerca de

los lugares de cultivo,

fuentes de agua, o sitios

de almacenamiento

y manipulación de

cosechas.

A la hora de transportar

plaguicidas, nunca

se deben llevar con

productos agropecuarios

que puedan

contaminarse con Fig. 14. Almacenamiento correcto de plaguicidas

sustancias tóxicas.

Los plaguicidas deben mantenerse en sus envases originales, etiquetados


y colocados en estantes en orden por clase de plaguicida.

Los productos en polvo se colocan en los estantes de arriba y los líquidos

en los de abajo. Los herbicidas siempre deben almacenarse separados de los

demás plaguicidas, para evitar la contaminación con otros plaguicidas.

como evitar el uso de los plagicidas en la agricultura

Controle las plagas sin utilizar plaguicidas (vea Capítulo 15: La agricultura sostenible y Capítulo
17: Un hogar saludable).

No trabaje a solas con los plaguicidas.

Use el plaguicida sólo en el cultivo para el cual está indicado.

Use la cantidad mínima posible. Mayor cantidad no quiere decir mejor.

No mezcle diferentes plaguicidas.

Mantenga los plaguicidas fuera de su cuerpo y de otras personas.

Mantenga los plaguicidas alejados de las fuentes de agua.

No use plaguicidas cuando hace viento, llueve, o está por llover.

Asegúrese que su ropa lo cubra completamente.

Trate de no tocarse los ojos, la cara o el cuello cuando maneje plaguicidas.

Lávese las manos antes de comer, beber o tocarse la cara.

Mantenga bien cortadas las uñas de manos y pies para que los plaguicidas no se acumulen en
ellas.

Use ropa y equipo protectores.

No ingrese a campos recién fumigados hasta que pase el peligro y no corra riesgo.

Lávese bien después de usar plaguicidas.

efectos tienen los plaguicidas ene l medio ambiente


Efectos de los plaguicidas sobre el medio ambiente

La contaminación ambiental por plaguicidas está dada fundamentalmente por aplicaciones


directas en los cultivos agrícolas, lavado inadecuado de tanques contenedores, filtraciones en
los depósitos de almacenamiento y residuos descargados y dispuestos en el suelo, derrames
accidentales, el uso inadecuado de los mismos por parte de la población, que frecuentemente
son empleados para contener agua y alimentos en los hogares ante el desconocimiento de los
efectos adversos que provocan en la salud. La unión de estos factores provoca su distribución en
la naturaleza. Los restos de estos plaguicidas se dispersan en el ambiente y se convierten en
contaminantes para los sistemas biótico (animales y plantas principalmente) y abiótico (suelo,
aire y agua) amenazando su estabilidad y representando un peligro de salud pública (Fig. 1).
Factores como sus propiedades físicas y químicas, el clima, las condiciones geomorfológicas de
los suelos y las condiciones hidrogeológicas y meteorológicas de las zonas, definen la ruta que
siguen los mismos en el ambiente.9

El grado de lixiviación (el movimiento de las sustancias a través de las fases del suelo) depende
de la solubilidad del compuesto en agua, de su naturaleza química y del valor del pH del suelo,
que se favorece por la capacidad de adsorción de este, esto varia principalmente por el
porcentaje de arcillas, arenas y limos presentes en el, por las altas temperaturas y por la
precipitación pluvial.

Lo anterior también es decisivo para determinar la distribución del material en la biosfera, pues
las plantas y los microorganismos no pueden recibir directamente los compuestos adsorbidos
sobre las partículas del suelo. Este proceso está en equilibrio con la eliminación (desorción) del
compuesto en la solución del suelo. La distribución de un plaguicida en la biofase (plantas y
microorganismos) depende de la capacidad de absorción de esta y de la naturaleza del suelo.
Un suelo con gran capacidad de absorción puede conducir a la inactividad total del plaguicida,
ya que nunca penetrara en la plaga.25

Cuando los plaguicidas ingresan en las cadenas alimentarias se distribuyen a través de ellas (Fig.
2), se concentran en cada nicho ecológico y se acumulan sucesivamente hasta que alcanzan una
concentración letal para algún organismo constituyente de la cadena, o bien hasta que llegan a
niveles superiores de la red trófica.13

Contaminación del aire por plaguicidas

La contaminación del aire tiene importancia cuando se trata de aplicaciones por medios aéreos;
la gran extensión que abarcan éstas y el pequeño tamaño de las partículas contribuyen a sus
efectos, entre los que se cuenta el "arrastre" de partículas a las zonas vecinas, fuera del área de
tratamiento. Este efecto tiene importancia si contamina zonas habitadas o con cultivos, y se
hace muy evidente cuando se emplean herbicidas de contacto que llegan hasta cultivos que son
muy sensibles a los mismos.

La dispersión de plaguicidas en forma líquida o en polvo para exterminar las plagas es hoy en
día una práctica aceptada por muchos países. Los insecticidas suelen dispersarse en el aire para
combatir los insectos voladores, aunque en ciertos casos los ingredientes activos de dichos
productos sólo actúan después de depositarse en objetos fijos, como la vegetación, donde
pueden entrar en contacto con los insectos. En estos casos el aire se contamina
deliberadamente con uno o varios productos cuyas propiedades nocivas se conocen y que
también pueden ser tóxicos para el hombre.

En general, se volatilizan desde el suelo, fenómeno que depende sobre todo de la presión de
vapor, la solubilidad del plaguicida en agua, las condiciones ambientales y la naturaleza del
sustrato tratado.

También desde el agua puede contaminarse la atmósfera, como en el caso de los plaguicidas
clorados, poco solubles en ésta, por lo que tienden a situarse en la interfase agua-aire. Se
calcula, por ejemplo, que a partir de una hectárea de agua tratada pueden pasar al aire, en un
año, unos 9 kg de DDT.

Contaminación del suelo por plaguicidas

La contaminación del suelo se debe tanto a tratamientos específicos (por ejemplo: insecticidas
aplicados al suelo), como a contaminaciones provenientes de tratamientos al caer al suelo el
excedente de los plaguicidas, o ser arrastradas por las lluvias las partículas depositadas en las
plantas.

La mayoría de los herbicidas, los derivados fosforados y los carbamatos, sufren degradaciones
microbianas y sus residuos desaparecen en tiempo relativamente corto. En la acumulación de
residuos de plaguicidas influye el tipo de suelo; los arcillosos y orgánicos retienen más residuos
que los arenosos. Los mayores riesgos se presentan con la aplicación de algunos plaguicidas
organoclorados, que son de eliminación más difícil, persistiendo en el suelo más tiempo.

La persistencia de los clorados en el humus o mantillo no se mide en meses, sino en años (Ej. El
aldrín se ha encontrado después de 4 años, el toxafeno permanece en el suelo arenoso hasta 10
años después de su aplicación, el hexaclorobenceno se conserva durante 11 años por lo menos,
y así pasa con el heptacloro, etc.)9,11

La evaluación del grado de contaminación del suelo por plaguicidas es de gran importancia por
la transferencia de ellos a los alimentos. Algunos pueden permanecer durante períodos de 5 a
30 años, como es el caso del DDT. En el caso de la ganadería, los residuos de plaguicidas pasan
del suelo al forraje y finalmente a los animales, concentrándose en la grasa, y por consiguiente,
incrementan la concentración de residuos persistentes en la carne y la leche.

Contaminación del agua por plaguicidas

Los plaguicidas constituyen impurezas que pueden llegar al hombre directamente a través del
agua potable y en forma indirecta a través de la cadena biológica de los alimentos. Estas
sustancias químicas pueden ser resistentes a la degradación, y en consecuencia, persistir por
largos períodos de tiempo en las aguas subterráneas y superficiales.

Los plaguicidas imparten al agua potable olores y sabores desagradables, aún a bajas
concentraciones. Como generalmente el hombre rechaza el agua con sabor u olor extraños,
bastan ínfimas cantidades para hacer que un agua sea impropia para el consumo desde el punto
de vista organoléptico.

Los plaguicidas se incorporan a las aguas mediante diferentes mecanismos de contaminación,


como son:

Por aplicación directa a los cursos de agua, para el control de plantas acuáticas, insectos o peces
indeseables.

Por infiltración a los mantos de agua subterráneos o escurrimiento superficial a ríos, arroyos,
lagos y embalses desde las zonas agrícolas vecinas.

Por aplicación aérea sobre el terreno.

Por descarga de aguas residuales de industrias productoras de plaguicidas.

Por descargas provenientes del lavado de equipos empleados en la mezcla y aplicación de


dichos productos, como puede ocurrir en los aeropuertos de fumigación aérea al regreso de los
vuelos, en el proceso de descontaminación de los aviones y sus equipos de aplicación de
plaguicidas.

En las aguas se encuentran seres vivos (ostiones, almejas, etc.), que se alimentan por "filtrado"
del agua, de la que retienen las partículas orgánicas aprovechables. Si hay residuos de un
plaguicida orgánico, como el DDT, esta capacidad de filtración hace que vayan acumulando el
tóxico, llegando a concentraciones miles de veces mayores que las del agua; por lo que
aparecerán residuos en estos seres vivos aunque no sean detectables en el medio circundante.
Cuando las ostras u otros organismos similares son presa de otros más voraces, se acumula en
estos últimos más cantidad del plaguicida, y la escalada prosigue a través de seres inferiores,
moluscos, peces, aves, etc., hasta alcanzar niveles peligrosos para ciertas especies.

Los medios ambientales que se contaminan por plaguicidas, determinan el punto de contacto
de los seres humanos con estas sustancias, entre los que se pueden encontrar: el medio laboral,
el doméstico, lugares de recreación o cuando se consumen alimentos que contienen residuos
de estas sustancias.

Efectos de los plaguicidas sobre la salud

La contaminación ambiental por plaguicidas está dada fundamentalmente por aplicaciones


directas en los cultivos agrícolas, lavado inadecuado de tanques contenedores, filtraciones en
los depósitos de almacenamiento y residuos descargados y dispuestos en el suelo, derrames
accidentales, el uso inadecuado de los mismos por parte de la población, que frecuentemente
son empleados para contener agua y alimentos en los hogares ante el desconocimiento de los
efectos adversos que provocan en la salud. La unión de estos factores provoca su distribución en
la naturaleza. Los restos de estos plaguicidas se dispersan en el ambiente y se convierten en
contaminantes para los sistemas biótico (animales y plantas principalmente) y abiótico (suelo,
aire y agua) amenazando su estabilidad y representando un peligro de salud pública (Fig. 1).
Factores como sus propiedades físicas y químicas, el clima, las condiciones geomorfológicas de
los suelos y las condiciones hidrogeológicas y meteorológicas de las zonas, definen la ruta que
siguen los mismos en el ambiente.9
El grado de lixiviación (el movimiento de las sustancias a través de las fases del suelo) depende
de la solubilidad del compuesto en agua, de su naturaleza química y del valor del pH del suelo,
que se favorece por la capacidad de adsorción de este, esto varia principalmente por el
porcentaje de arcillas, arenas y limos presentes en el, por las altas temperaturas y por la
precipitación pluvial.

Lo anterior también es decisivo para determinar la distribución del material en la biosfera, pues
las plantas y los microorganismos no pueden recibir directamente los compuestos adsorbidos
sobre las partículas del suelo. Este proceso está en equilibrio con la eliminación (desorción) del
compuesto en la solución del suelo. La distribución de un plaguicida en la biofase (plantas y
microorganismos) depende de la capacidad de absorción de esta y de la naturaleza del suelo.
Un suelo con gran capacidad de absorción puede conducir a la inactividad total del plaguicida,
ya que nunca penetrara en la plaga.25

Cuando los plaguicidas ingresan en las cadenas alimentarias se distribuyen a través de ellas (Fig.
2), se concentran en cada nicho ecológico y se acumulan sucesivamente hasta que alcanzan una
concentración letal para algún organismo constituyente de la cadena, o bien hasta que llegan a
niveles superiores de la red trófica.13

Contaminación del aire por plaguicidas

La contaminación del aire tiene importancia cuando se trata de aplicaciones por medios aéreos;
la gran extensión que abarcan éstas y el pequeño tamaño de las partículas contribuyen a sus
efectos, entre los que se cuenta el "arrastre" de partículas a las zonas vecinas, fuera del área de
tratamiento. Este efecto tiene importancia si contamina zonas habitadas o con cultivos, y se
hace muy evidente cuando se emplean herbicidas de contacto que llegan hasta cultivos que son
muy sensibles a los mismos.

La dispersión de plaguicidas en forma líquida o en polvo para exterminar las plagas es hoy en
día una práctica aceptada por muchos países. Los insecticidas suelen dispersarse en el aire para
combatir los insectos voladores, aunque en ciertos casos los ingredientes activos de dichos
productos sólo actúan después de depositarse en objetos fijos, como la vegetación, donde
pueden entrar en contacto con los insectos. En estos casos el aire se contamina
deliberadamente con uno o varios productos cuyas propiedades nocivas se conocen y que
también pueden ser tóxicos para el hombre.

En general, se volatilizan desde el suelo, fenómeno que depende sobre todo de la presión de
vapor, la solubilidad del plaguicida en agua, las condiciones ambientales y la naturaleza del
sustrato tratado.

También desde el agua puede contaminarse la atmósfera, como en el caso de los plaguicidas
clorados, poco solubles en ésta, por lo que tienden a situarse en la interfase agua-aire. Se
calcula, por ejemplo, que a partir de una hectárea de agua tratada pueden pasar al aire, en un
año, unos 9 kg de DDT.

Contaminación del suelo por plaguicidas

La contaminación del suelo se debe tanto a tratamientos específicos (por ejemplo: insecticidas
aplicados al suelo), como a contaminaciones provenientes de tratamientos al caer al suelo el
excedente de los plaguicidas, o ser arrastradas por las lluvias las partículas depositadas en las
plantas.

La mayoría de los herbicidas, los derivados fosforados y los carbamatos, sufren degradaciones
microbianas y sus residuos desaparecen en tiempo relativamente corto. En la acumulación de
residuos de plaguicidas influye el tipo de suelo; los arcillosos y orgánicos retienen más residuos
que los arenosos. Los mayores riesgos se presentan con la aplicación de algunos plaguicidas
organoclorados, que son de eliminación más difícil, persistiendo en el suelo más tiempo.

La persistencia de los clorados en el humus o mantillo no se mide en meses, sino en años (Ej. El
aldrín se ha encontrado después de 4 años, el toxafeno permanece en el suelo arenoso hasta 10
años después de su aplicación, el hexaclorobenceno se conserva durante 11 años por lo menos,
y así pasa con el heptacloro, etc.)9,11

La evaluación del grado de contaminación del suelo por plaguicidas es de gran importancia por
la transferencia de ellos a los alimentos. Algunos pueden permanecer durante períodos de 5 a
30 años, como es el caso del DDT. En el caso de la ganadería, los residuos de plaguicidas pasan
del suelo al forraje y finalmente a los animales, concentrándose en la grasa, y por consiguiente,
incrementan la concentración de residuos persistentes en la carne y la leche.

Contaminación del agua por plaguicidas

Los plaguicidas constituyen impurezas que pueden llegar al hombre directamente a través del
agua potable y en forma indirecta a través de la cadena biológica de los alimentos. Estas
sustancias químicas pueden ser resistentes a la degradación, y en consecuencia, persistir por
largos períodos de tiempo en las aguas subterráneas y superficiales.

Los plaguicidas imparten al agua potable olores y sabores desagradables, aún a bajas
concentraciones. Como generalmente el hombre rechaza el agua con sabor u olor extraños,
bastan ínfimas cantidades para hacer que un agua sea impropia para el consumo desde el punto
de vista organoléptico.

Los plaguicidas se incorporan a las aguas mediante diferentes mecanismos de contaminación,


como son:
Por aplicación directa a los cursos de agua, para el control de plantas acuáticas, insectos o peces
indeseables.

Por infiltración a los mantos de agua subterráneos o escurrimiento superficial a ríos, arroyos,
lagos y embalses desde las zonas agrícolas vecinas.

Por aplicación aérea sobre el terreno.

Por descarga de aguas residuales de industrias productoras de plaguicidas.

Por descargas provenientes del lavado de equipos empleados en la mezcla y aplicación de


dichos productos, como puede ocurrir en los aeropuertos de fumigación aérea al regreso de los
vuelos, en el proceso de descontaminación de los aviones y sus equipos de aplicación de
plaguicidas.

En las aguas se encuentran seres vivos (ostiones, almejas, etc.), que se alimentan por "filtrado"
del agua, de la que retienen las partículas orgánicas aprovechables. Si hay residuos de un
plaguicida orgánico, como el DDT, esta capacidad de filtración hace que vayan acumulando el
tóxico, llegando a concentraciones miles de veces mayores que las del agua; por lo que
aparecerán residuos en estos seres vivos aunque no sean detectables en el medio circundante.
Cuando las ostras u otros organismos similares son presa de otros más voraces, se acumula en
estos últimos más cantidad del plaguicida, y la escalada prosigue a través de seres inferiores,
moluscos, peces, aves, etc., hasta alcanzar niveles peligrosos para ciertas especies.

Los medios ambientales que se contaminan por plaguicidas, determinan el punto de contacto
de los seres humanos con estas sustancias, entre los que se pueden encontrar: el medio laboral,
el doméstico, lugares de recreación o cuando se consumen alimentos que contienen residuos
de estas sustancias.

Efectos de los plaguicidas sobre la salud

Los plaguicidas entran en contacto con el hombre a través de todas las vías de exposición
posibles: respiratoria, digestiva y dérmica, pues estos pueden encontrarse en función de sus
características, en el aire inhalado, en el agua y en los alimentos, entre otros medios
ambientales.

Los plaguicidas tienen efectos agudos y crónicos en la salud; se entiende por agudos aquellas
intoxicaciones vinculadas a una exposición de corto tiempo con efectos sistémicos o localizados,
y por crónicos aquellas manifestaciones o patologías vinculadas a la exposición a bajas dosis por
largo tiempo.

Un plaguicida dado tendrá un efecto negativo sobre la salud humana cuando el grado de
exposición supere los niveles considerados seguros. Puede darse una exposición directa a
plaguicidas (en el caso de los trabajadores de la industria que fabrican plaguicidas y los
operarios, en particular, agricultores, que los aplican), o una exposición indirecta (en el caso de
consumidores, residentes y transeúntes), en particular durante o después de la aplicación de
plaguicidas en agricultura, jardinería o terrenos deportivos, o por el mantenimiento de edificios
públicos, la lucha contra las malas hierbas en los bordes de carreteras y vías férreas, y otras
actividades. 26

La toxicidad de los plaguicidas se puede expresar en cuatro formas, a saber:

Toxicidad oral aguda: se refiere a la ingestión "de una sola vez" de un plaguicida, que causa
efectos tóxicos en un ser vivo. Puede afectar tanto al manipulador como al resto de la población
expuesta, aunque el riesgo de ingerir en una sola dosis la cantidad correspondiente a la DL 50
oral aguda sólo puede ocurrir por accidente, error, ignorancia o intento suicida.

Toxicidad dérmica: se refiere a los riesgos tóxicos debidos al contacto y absorción del plaguicida
por la piel, aunque es menos evidente y sus dosis letales son siempre superiores a las orales, es
por eso que presenta mayor riesgo para el manipulador que para el resto de la población.

Toxicidad por inhalación: se produce al respirar una atmósfera contaminada por el plaguicida,
como ocurre con los fumigantes, o cuando un ser vivo está inmerso en una atmósfera cargada
de un polvo insecticida o en pulverizaciones finas (nebulización, rociamiento o atomización).

Toxicidad crónica: se refiere a la utilización de dietas alimenticias preparadas con dosis variadas
del producto tóxico, para investigar los niveles de riesgo del plaguicida, mediante su
administración repetida a lo largo del tiempo.9,11 Las alteraciones más importantes a
considerar son: problemas reproductivos, cáncer, trastornos del sistema neurológico, efectos
sobre el sistema inmunológico, alteraciones del sistema endocrino y suicidio.4,27-29

origen de los plaguicidas

En el siglo XVI los chinos empleaban arsenicales como insecticidas.

La utilización de productos químicos inorgánicos para destruir las plagas, principal mente de
insectos, se remontan a los tiempos antiguos de Grecia y Roma. Homero menciona la utilidad
del azufre quemado como fumigante, mientras que Plinio el Viejo recomendaba el arsénico
como insecticida y alude al empleo de sosa y aceite de oliva para tratar las semillas de
leguminosas. En el siglo XVI, en plena edad media, los chinos empleaban arsenicales como
insecticidas y poco después empezó a usarse la nicotina extraída del tabaco. Ya para el siglo XIX,
se utilizaba el pelitre (planta de sabor salino muy fuerte a la que se le añade keroseno) y el
jabón para combatir insectos, así como los lavatorios elaborados a partir de una mezcla de
tabaco, azufre y cal para eliminar tanto insectos como hongos. Tiempo después, se utilizaron los
compuestos orgánicos, entre ellos los organoclorados (OC). El primer plaguicida OC y el más
conocido por todo el mundo fue el DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano), sintetizado por primera
vez en 1874, pero sus propiedades insecticidas se descubrieron hasta 1939 cuando se utilizó
para proteger la lana contra la polilla. Durante la Segunda Guerra Mundial, el DDT resultó ser
muy efectivo para combatir el piojo del tifus y evitar la proliferación de epidemias.
Posteriormente fue empleado para enfrentar todo tipo de plagas artrópodas.

En las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial 50's y 60's, hubo un uso
indiscriminado de compuestos OC, especialmente el DDT en Norteamérica, mientras que en
Gran Bretaña y Japón fueron los ciclodiénicos (aldrín y dieldrín en particular) y el
hexaclorociclohexano (HCH). Aunque en los últimos años el DDT ha tenido mala fama, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que hasta 1971 más de un billón de
personas fueron salvadas del riesgo de contraer malaria por el uso de este insecticida. Entre los
desarrollos científicos y tecnológicos se encuentran los plaguicidas sintéticos, sustancia usadas
para prevenir y destruir plagas agrícolas principalmente, aunque su uso brinde beneficios como
el control de la infestación de insectos y el incremento de la producción agrícola, al ser
diseñados para afectar a organismos vivos. También crean riesgos para la salud humana, animal
y para el ambiente. En México el empleo de plaguicidas inició en 1946 y ningún otro grupo de
productos químicos conocidos por su toxicidad ha sido utilizados tan ampliamente. La
agricultura es la actividad que más emplea este tipo de compuestos consumiendo el 85 por
ciento de la producción mundial para controlar químicamente las diversas plagas que merma la
cantidad y calidad de las cosechas de alimentos. Un 10 por ciento de la producción total de
plaguicidas se utiliza en actividades de salud pública para el control de enfermedades
transmitidas por vector como la Malaria, Chagas y Dengue. Además, del control de comedores

También se utilizan en la potabilización de agua y en la erradicación de cultivos cuyos productos


finales sean drogas ilícitas como Amapola y Marihuana. Se usan para el control de plagas en
grandes estructuras como centros comerciales, edificio, aviones, trenes y barcos. También se
aplican en áreas verdes ornamentales y de recreo como parques y jardines; para controlar la
proliferación de insectos, hongos y el crecimiento de hierba y maleza. En la industria los
plaguicidas se utilizan profusamente en la fabricación de equipos eléctricos, neveras, pinturas,
tapices, papel, cartón y materiales para embalaje de alimentos entre otras cosas. Esto para
evitar que se desarrollen bacterias, hongo, alga, levaduras o para evitar que sean dañados por
plagas de insectos o roedores. Todos los plaguicidas poseen un grado inherente de toxicidad
para los organismos vivos, de otro modo no tendrían uso práctico, por lo que no existe un
plaguicida completamente seguro.

cuales son los plagicidas mas utilizados

Los insecticidas organofosforados, el endosulfán, herbicidas (2,4-D, paraquat y glifosato) y


fungicidas (clorotalonil y mancozeb) son los que predominan, es decir, que son aplicados con
mayor frecuencia. La mayoría de ellos tienen efectos nocivos para la salud. Cabe señalar que
varios de estos contaminantes han sido prohibidos o restringidos en ciertos países por la alta
incidencia de efectos adversos graves e irreversibles ocasionados en la salud humana y en el
ambiente. Sin embargo, en México se continúan aplicando como lo demuestran los estudios en
el noroeste de México (González et al. 2010, Hernández y Hansen 2011, Leal et al. 2014, Leyva
et al. 2014), incluyendo este estudio.manipulación

Al no contar con estadísticas oficiales del uso y consumo de plaguicidas en el área agrícola, la
información disponible es muy general y no está diferenciada para cultivos anuales y perennes,
así como para cultivos extensivos e intensivos, árboles frutales y otras categorías en las cuales
puede variar la forma en que se aplican y su efecto en el ambiente (Albert 2015). Las
estimaciones más recientes son de los trabajos de González et al. (2010) y de Leyva et al. (2014).
El estudio de González et al. (2010) se realizó en 19 municipios y 90 establecimientos de venta
de agroquímicos en el estado de Nayarit, México. Se obtuvo información sobre la frecuencia de
venta, sus marcas comerciales, así como las épocas y plaguicidas con mayor venta. Mientras que
el trabajo de Leyva et al. (2014), se realizó en cuatro distritos de riego del Valle de Culiacán,
Sinaloa, México, mediante compilación de datos sobre plaguicidas del programa “campo limpio”
promovido por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA)
y de bitácoras de empresas agrícolas de la zona.

En lo que respecta a las cantidades de plaguicidas aplicados por aspersión para los nueve
cultivos (Cuadro V, éstas coinciden en la aplicación de organofosforados con las estimaciones
realizadas por González et al. (2010), así como por las de Leyva et al. (2014). Mientras que en
los estados de Nayarit y Sinaloa los fungicidas fueron predominantes seguidos de herbicidas e
insecticidas. En el presente estudio, al considerarse solamente los plaguicidas aplicados por
aspersión, hay mayor predominancia de insecticidas y herbicidas, ya que muchos de los
fungicidas se aplican al suelo o a la semilla para siembra. Asimismo, en ambos trabajos se
mencionan los insecticidas organofosforados como los predominantes, similares a las obtenidas
en este trabajo. A pesar de que México ha incorporado recientemente en su legislación federal
varias normas nacionales e internacionales referentes a los plaguicidas (Albert 2015), éstas no
han llegado a plasmarse o incorporarse a la legislación estatal y municipal. No existen los
registros sobre el uso de plaguicidas a nivel de predios agrícolas, así como tampoco del
cumplimiento de las medidas preventivas establecidas en las normas federales.

El aumento constante del uso de plaguicidas en la agricultura es un problema mundial, sobre


todo en la producción de alimentos (Albert 2015). Los aspectos que se consideran para la
reducción del uso de agroquímicos son los de la preservación del ambiente junto con la
reducción de daños que pudiera causar el cambio climático (Chakraborty y Newton 2011).
Además de la reducción del riesgo de contaminación por plaguicidas en aquellas poblaciones
potencialmente expuestas (Eyhorn et al., 2015). Una forma de estimar la dispersión de los
plaguicidas es la implementación y validación de modelos empíricos de su dispersión, que
estimen la distancia hasta la que pueden llegar sus residuos, así como su concentración
(Alavanja et al. 2002, Donatelli et al. 2009, Nuyttens et al. 2010, Fritz et al. 2011, Butler-Ellis et
al. 2016). Estos modelos podrían ser realizados por los propios agricultores tomando en cuenta
el plaguicida que se aplica por aspersión, el cultivo, las características de los equipos aspersores
y datos climatológicos relevantes para la dispersión del plaguicida tales como la temperatura, la
humedad y los vientos, entre otros. Estos últimos pueden obtenerse de estaciones agro
climatológicas propias o del sistema de la Red de Estaciones Me-teorológicas Automatizadas de
Sonora (REMAS) (SIAFESON 2016), el cual reporta datos climáticos para la agricultura en tiempo
real. Con estos modelos se podrían determinar zonas “amortiguadoras”, el efecto de barreras
arboladas y las distancias mínimas entre campos y localidades que prevengan una mayor
contaminación en zonas habitadas.

cuales son los riesgos del uso de los plagicidas

Díaz y Muñoz en 20131, definen los riesgos como

aquellos elementos, eventos o acciones humanas

que puede provocar daño en la salud de los

trabajadores, en el sector rural uno de los riesgos

por falta de medidas preventivas es el manejo y

uso indiscriminado de plaguicidas. Según

Bejarano 20112, los efectos negativos más

comunes asumidos a estas sustancias, son dolores

de cabeza, náuseas, vómitos, dolores de estómago

y diarreas; sin embargo, la intensidad de estos

efectos sobre la salud depende del tipo de

plaguicida y su grado de toxicidad, cantidad o

dosis de exposición, frecuencias de aplicación y

utilización de medidas de protección personal3.

En la microcuenca “La Pila”, localizada en el

municipio de Pasto (N), la economía depende de

la producción agropecuaria, siendo su aporte de

suma importancia al producto interno bruto del


municipio de Pasto;4 sin embargo, para

permanecer en el mercado, los agricultores han

visto en la necesidad de aumentar la producción,

con el uso de variados y agresivos productos

químicos, entre ellos los plaguicidas; generando

en el ámbito laboral peligros y riesgos para la

salud por el uso inadecuado de éstos y la poca

adopción de los elementos de protección para su manipulación

Efectos de los plaguicidas sobre la salud

Los plaguicidas entran en contacto con el hombre a través de todas las vías de
exposición posibles: respiratoria, digestiva y dérmica, pues estos pueden encontrarse en
función de sus características, en el aire inhalado, en el agua y en los alimentos, entre
otros medios ambientales.

Los plaguicidas tienen efectos agudos y crónicos en la salud; se entiende por agudos
aquellas intoxicaciones vinculadas a una exposición de corto tiempo con efectos
sistémicos o localizados, y por crónicos aquellas manifestaciones o patologías vinculadas
a la exposición a bajas dosis por largo tiempo.

Un plaguicida dado tendrá un efecto negativo sobre la salud humana cuando el grado
de exposición supere los niveles considerados seguros. Puede darse una exposición
directa a plaguicidas (en el caso de los trabajadores de la industria que fabrican
plaguicidas y los operarios, en particular, agricultores, que los aplican), o una exposición
indirecta (en el caso de consumidores, residentes y transeúntes), en particular durante o
después de la aplicación de plaguicidas en agricultura, jardinería o terrenos deportivos, o
por el mantenimiento de edificios públicos, la lucha contra las malas hierbas en los
bordes de carreteras y vías férreas, y otras actividades. 26
La toxicidad de los plaguicidas se puede expresar en cuatro formas, a saber:

Toxicidad oral aguda: se refiere a la ingestión "de una sola vez" de un plaguicida, que
causa efectos tóxicos en un ser vivo. Puede afectar tanto al manipulador como al resto
de la población expuesta, aunque el riesgo de ingerir en una sola dosis la cantidad
correspondiente a la DL 50 oral aguda sólo puede ocurrir por accidente, error, ignorancia
o intento suicida.

Toxicidad dérmica: se refiere a los riesgos tóxicos debidos al contacto y absorción del
plaguicida por la piel, aunque es menos evidente y sus dosis letales son siempre
superiores a las orales, es por eso que presenta mayor riesgo para el manipulador que
para el resto de la población.

Toxicidad por inhalación: se produce al respirar una atmósfera contaminada por el


plaguicida, como ocurre con los fumigantes, o cuando un ser vivo está inmerso en una
atmósfera cargada de un polvo insecticida o en pulverizaciones finas (nebulización,
rociamiento o atomización).

Toxicidad crónica: se refiere a la utilización de dietas alimenticias preparadas con dosis


variadas del producto tóxico, para investigar los niveles de riesgo del plaguicida,
mediante su administración repetida a lo largo del tiempo.9,11 Las alteraciones más
importantes a considerar son: problemas reproductivos, cáncer, trastornos del sistema
neurológico, efectos sobre el sistema inmunológico, alteraciones del sistema endocrino y
suicidio.4,27-29

Alternativas del empleo de plaguicidas

Los productos y sistemas naturales, utilizados antes de la llegada de los productos


químicos, vuelven a ser demandados por la agricultura ecológica, que aunque no son
100 % efectivas, algunas plantas resisten a las plagas a modo de repelentes naturales,
por ejemplo, la madreselva, plantada cerca de los rosales, actúa como repelente de
pulgones.

En la actualidad se afirma la tendencia de volver a las fórmulas que la naturaleza


brinda, es decir, el retorno a las fórmulas orgánicas y naturales, y conseguir a partir de
extractos vegetales insecticidas ecológicos con fórmulas que controlen y eliminen de
manera eficaz determinadas plagas.

Tanto los insecticidas, los acaricidas, y los moluscidas, como los herbicidas
biorraccionales son sustancias que se derivan de microorganismos, plantas o minerales,
de allí, su raíz orgánica y ecológica.30

Los estudios a nivel de campo del impacto de los insecticidas en los rendimientos de
los cultivos, las visitas de intercambio del personal técnico y los responsables de las
políticas a los países vecinos, los simposios nacionales y regionales sobre las alternativas,
los programas de manejo integrado de plagas que enseñan a los agricultores, los
científicos y el personal asesor a aplicar alternativas a los plaguicidas, los estudios de
casos sobre los obstáculos técnicos al comercio así como los rechazos de las
exportaciones por exceso de residuos de insecticidas han catalizado la reforma de las
políticas.17

Como parte del manejo de riesgos ocasionados por los plaguicidas en Cuba, se
encuentra la introducción de alternativas del control químico que se implementa bajo
dos enfoques:

Manejo integrado de plagas (MIP).

Manejo ecológico de plagas (MEP).

El manejo integrado de plagas fomenta el desarrollo de la agricultura orgánica, nuevas


estrategias de producción, uso y manejo de plaguicidas en los cultivos intensivos como la
papa y el tomate. Se añade un nuevo enfoque del ecosistema para la salud humana,
donde el hombre y su salud no se ven como un hecho independiente, sino dentro de una
compleja trama que traza el ecosistema donde vivimos. Con el MIP se hace hincapié en
el crecimiento de cultivos sanos, el cual perturba lo menos posible los ecosistemas
agrícolas y fomenta los mecanismos naturales de control de plagas.11

Entre los elementos vitales del MIP está, el control biológico, las buenas prácticas
agrícolas, el control físico, genético, natural y legal así como el uso de agentes de uso
natural como repelente, hormonas entre otros.11

El manejo ecológico de plagas se aplica para los cultivos que se siembran en fincas de
pequeños agricultores, el programa de agricultura urbana y demás producciones de
carácter agroecológico. Donde el control biológico es también la alternativa principal.31
Algunas experiencias en el área de la Sanidad vegetal han evidenciado una reducción
total del uso de plaguicidas químicos en un 63 %. Entre las principales alternativas
empleadas se encuentran la producción y uso de entomófagos, entomopatógenos y
antagonistas y la conservación de enemigos naturales mediante la diversificación de los
sistemas, que actúan como biorreguladores de las plagas, que aplican alternativas para
el manejo de los reservorios.24

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