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A RT E S PLÁSTICAS

ADELAIDA DE JUAN

Sobre el muralismo mexicano

E
n una ocasión Luis Cardoza y Aragón afirmó que el único
aporte original de nuestra América al arte contemporáneo del
siglo XX era el muralismo mexicano. También se ha señalado
acertadamente que los murales más significativos fueron realizados
durante las décadas de 1920 y 1930. De ahí que sea de particular
interés e importancia la publicación de una monumental obra en tres
tomos: Muralismo mexicano, 1920-1940, la cual cuenta con la
rigurosa coordinación de la doctora Ida Rodríguez Prampolini. El
tomo I recoge diecinueve Crónicas publicadas en la revista de ese
nombre que ella dirigió; el tomo II es el Catálogo razonado I,
Revista Casa de las Américas No. 274 enero-marzo/2014 pp. 130-136

dedicado al análisis de sesenta murales realizados durante la déca-


da de 1920; mientras el tomo III, Catálogo razonado II, estudia
noventa y nueve obras.
Esta revisión iconográfica del muralismo durante esas dos fructí-
feras décadas se hacía necesaria, y Rodríguez Prampolini asumió
con estricta disciplina y amor dicha tarea para ofrecernos un dis-
curso textual paralelo al considerable material visual, que incluye
fotografías de la época además de visualidades contemporáneas.
Este esfuerzo ha sido posible al aunarse las voluntades de la Uni-
versidad Veracruzana, la Universidad Nacional Autónoma de Méxi-
co, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Fondo de Cultura
Económica, para culminar en esta edición de 2012. El análisis de
cada mural se ajusta a una reunión inicial de datos factuales: nom-
bre original y el actual, si existiera; localización; fechas de comienzo

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y terminación; la comisión (que en los inicios de la do Plutarco Elías Calles tomó posesión como pre-
década del veinte generalmente proviene de José sidente. Se producirá, entre 1923 y 1926, un cam-
Vasconcelos); para terminar con el estado actual bio en la temática de Rivera, libre del cuerpo filo-
(se incluyen datos y fotos de época para murales sófico de Vasconcelos. A tal fin merece recordarse
hoy destruidos pero cuya memoria es históricamente una entrevista que este último otorgara en 1952, en
válida). Precisamente, la primera obra estudiada es la cual dio su opinión acerca de la pintura mural
del Dr. Atl, en el Colegio Máximo de San Pedro y en su país natal: «En México puede verse que,
San Pablo, en el D.F., que llega a nosotros solo a cuando les faltó el filósofo que les diera los temas
través del registro fotográfico de la época. universales, tuvieron que lanzarse a la historia. // Los
Por cierto, al mencionar las fotos de época como pintores son seres de categoría inferior. Superior
fuente iconográfica resulta interesante mencionar la no hay más que el Verbo» (Crónicas: 95). Tales
labor de Tina Modotti en este sentido. Habiendo circunstancias explican en no poca medida la se-
ingresado en México con el fotógrafo estaduniden- lección de los asuntos de los frescos realizados en
se Edward Weston en 192l, trabajó para varios esta época y la transformación temática a partir de
periódicos al tiempo que fue modelo de Diego Ri- los comienzos del movimiento.
vera en el período 1923-1930, hasta el momento Cronológicamente, el primer mural de Rivera
de su expulsión del país. A las fotografías que ella es el realizado entre 1921 y 1922 en la Escuela
publicó debemos el testimonio de varios murales: Nacional Preparatoria, y que se mantiene en buen
Danza de los Listones (1923), de Jean Charlot, estado de conservación; seguido por los catorce
en la Secretaría de Educación Pública (SEP); Re- frescos de la Capilla de Chapingo iniciados en 1923,
velación del camino y La tierra esclavizada, en en los que trabajó hasta 1927. En este mismo tiem-
la Escuela Nacional de Agricultura (1923), de Die- po, pintó en la escalera del Patio del Trabajo de la
go Rivera; los frescos de tres muros de la planta SEP once frescos (1923-1925) y en otros murales
baja del Patio del Trabajo de la SEP (1923), tam- de la Universidad Autónoma de Chapingo. Ya he-
bién de Diego Rivera, y detalles del mural del arco mos citado las fotos de Modotti de la planta baja
central de la Escuela Primaria Domingo Faustino del Patio del Trabajo de la SEP, realizados en 1923
Sarmiento, realizado por Máximo Pacheco Miran- –a diferencia del mural del Estadio Nacional, D.F.,
da entre los años 1926 y 1927. Tomando en cuen- de 1924 (que fuera destruido en 1950), se encuen-
ta que la mayoría de la obra mural de Máximo Pa- tra en buen estado–; así como la obra que realizara
checo ha desaparecido y que la Escuela Sarmiento en la planta baja del importante Patio de las Fies-
está en pésimo estado, el lente de Tina se convierte tas, de la SEP, en 1925, además de los ejecutados
en testimonio visual de incalculable valor histórico. entre 1926 y 1927. Otros se realizaron entre 1928
En la primera década analizada, solo dos de los y 1929, junto con el del Patio del Trabajo, de 1926.
«tres grandes» realizaron murales, sobre todo Die- Plutarco Elías Calles le comisionó el trabajo en la
go Rivera y José Clemente Orozco, siempre por la escalera principal del Palacio Nacional, que realizó
comisión de Vasconcelos. Este dio los muros de entre 1929 y 1935, en el cual desarrolló la Epope-
los edificios públicos a los artistas entre 1921 y 1924, ya del pueblo mexicano, que se encuentra en buen
es decir, hasta su renuncia en 1925 a la SEP, cuan- estado.

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También al final de la década –entre 1929 y en esta etapa solo una mujer realizó un mural: se tra-
1930– Rivera realizó los frescos de la Secretaría ta de Isabel Villaseñor, quien pintó frescos en ce-
de Salud, comisionado por Carlos Obregón San- mento coloreado en una pequeña escuela rural en
tacilia. Como se puede comprobar, la década fue Ayotla. Desafortunadamente, la obra fue destruida y
de un laboreo casi frenético por parte de Rivera, queda solo testimonio historiográfico.
quien, en medio de polémicas que alcanzaron ca- En la década del treinta se producen algunos
racteres fuertes, y auxiliado por algunos ayudantes, cambios notables en la política temática y promo-
trabajó incesantemente durante esos años. cional del muralismo. Mencionaré la –diríamos–
El primer mural de José Clemente Orozco regis- impetuosa labor de Rivera y Orozco, la concentra-
trado en esta década es el conjunto donde se en- ción en varios edificios de importancia en el D.F., la
cuentra el conocido como La trinchera, en la planta expansión a otros territorios y la internacionaliza-
baja y los dos primeros pisos del Antiguo Colegio ción del muralismo, todo en medio de una etapa
de San Ildefonso, en el D.F., en los cuales trabajó marcada por una situación económica propicia y
entre 1923 y 1927. Comisionado por Vasconce- determinadas medidas que favorecieron la acepta-
los, se encuentra en buen estado en la actualidad y ción general del muralismo.
constituye un buen ejemplo del estilo propio del ar- En primer lugar, quisiera nombrar a los principa-
tista, que madurará ejemplarmente en los subsiguientes les pintores que produjeron obra mural durante los
años. Lo mismo puede comprobarse en cuanto al años treinta. Rivera continuó su variada labor, con
mural que Orozco realizó en la Casa de los Azule- sus cambiantes equipos de ayudantes: entre 1934 y
jos, del D.F., en 1925. Al año siguiente, el artista se 1936 reproduce en el Palacio de Bellas Artes, en el
traslada a Veracruz, donde, por encargo de José Ma- D.F., el mural que John D. Rockefeller le había
nuel Puig, ejecuta la decoración del Palacio Munici- comisionado en Nueva York y que –después de
pal de Orizaba. Al inicio de la siguiente década Orozco haber pagado– destruyó por su contenido político,
recibe una comisión para el primer mural que reali- que incluía la imagen de Lenin. Rivera tituló el mural
zará en los Estados Unidos. Se trata del Prometeo y del D.F. El hombre en la encrucijada. También en
el Zeus, Hera e Io, que se encuentran en Pomona 1936 pintó el Carnaval de la vida mexicana en el
College, California, pintados en 1930. Sobre esta Hotel Reforma, luego Palacio de Bellas Artes. (Este
labor en el país norteño se ampliará, por varios artis- mural se encuentra en mal estado.) Mencionaré más
tas que mencionaremos más adelante, la ejecutoria adelante la variada labor realizada por el artista fuera
en la siguiente década (1930-1940). del territorio mexicano.
En la del veinte, acompañan a los dos «grandes» Otro de los «grandes» que ejecutó gran parte de
muchos otros artistas, algunos de los cuales han per- su producción durante los años treinta fue José Cle-
durado por su valiosa ejecutoria. No puedo dejar de mente Orozco. Entre 1934 y 1935 pinta La catarsis
mencionar al menos a algunosCaleidoscopio
notables, iniciados por para el Museo de Bellas Artes, en el D.F. En los
No. 2, 2000. Técnica mixta, 290 x 280 cm
el histórico Dr. Atl, a quien ya he nombrado al co- dos años siguientes, durante el período presiden-
mienzo del período de esta década: Jean Charlot, cial de Lázaro Cárdenas, realiza Los motivos hu-
Fermín Revueltas, Xavier Guerrero, Juan O’Gorman, manos de la Revolución en la Universidad de Gua-
Roberto Montenegro, entre otros. Debo señalar que dalajara. Se apunta aquí que «la hostilidad de Orozco

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para con la política de masas oficial fue constante Guerra Civil española, notablemente el diseñador
en todas sus obras de este período» (Catálogo ra- Josep Renau. Se plantearon trabajar con temas
zonado II: 231). Entre 1936 y 1937, Orozco rea- antifascistas en lo que llegaría a conocerse como
liza un fresco sobre Hidalgo en el Palacio del Go- Retrato de la burguesía. Siqueiros aprovechó para
bierno en Jalisco. Pero considero que todas estas señalar críticas al muralismo mexicano y en es-
obras –y otras que mencionaré más adelante– que- pecial a Diego Rivera, así como a la naturaleza tra-
dan en posición secundaria con respecto a los fres- dicional de los materiales usados en la pintura al
cos que Orozco trabajó entre 1937 y 1939 en el fresco. De ahí que, partiendo de su experiencia an-
Hospicio Cabañas, en Guadalajara. En los muros y terior en Nueva York, Los Ángeles y Buenos Ai-
bóvedas de la capilla pintó veinticuatro secciones res, empezara a utilizar materiales de la industria en
en la cúpula y los tableros en el tambor. Decoró la factura de los frescos. Igualmente utilizó la pistola
todos los muros, bóvedas y paños, y dejó la es- de aire, las cámaras fotográficas y de película y el
tructura arquitectónica libre. El crucero está en el proyector. Buscó utilizar el concepto de poliangu-
centro de la planta y lo remata una cúpula. Esta laridad. Se señala con razón que muchos de estos
tiene una figura masculina que se eleva envuelta en principios se deben a una influencia de las teorías
llamas (de ahí que se le nombre como El hombre de Serguei Eisenstein en cuanto a la estética del mon-
en llamas). Esta imagen está inspirada en una obra taje. Renau fue muy firme asimismo en la adapta-
de Correggio en San Juan de Parma. Es frecuente ción del cine a las imágenes gráficas. Aquí recuerdo
que se invoque a Prometeo para dar identidad a la acertada afirmación de Octavio Paz al señalar
esta figura; sería más apropiado recordar a Ícaro. que las innovaciones plásticas en la ejecutoria de
Con razón esta monumental obra ha sido consi- Siqueiros iniciadas en la mencionada obra neoyor-
derada uno de los puntos más altos del muralismo kina tuvieron una secuela en la ejecutoria futura de
y, ciertamente, de la obra de Orozco; es acertado un joven ayudante que trabajó en el equipo del
nombrarla «la Capilla Sixtina de América». Al ce- mexicano en la Gran Manzana. Jackson Pollock,
rrar la década, en 1940, Orozco realizó la Alego- quien llegaría a ser uno de los fundadores del pos-
ría de la mexicanidad, fresco en blanco y negro, terior expresionismo abstracto, derivó algunas de
en los muros laterales de una antigua iglesia de sus innovaciones técnicas como el dripping, a par-
Jiquilpan. tir de las novedades en la aplicación de la pintura
El tercero de los llamados «grandes» del mura- practicadas por el muralista Siqueiros.
lismo, David Alfaro Siqueiros, regresa a México a En esta década es importante destacar los ini-
finales de la década del treinta, después de haber cios en el muralismo del extraordinario Rufino Ta-
participado en el ejército republicano durante la mayo. El primer ejemplo del cual hay noticias es el
Guerra Civil española. En agosto de 1939 se reali- fresco realizado en 1933 en el Conservatorio Na-
za un certamen del Sindicato Mexicano de Electri- cional de Música, D.F., comisionado por su direc-
cistas para pintar su nuevo edificio, prácticamente tor. Fue esta la experiencia muralística inicial de
desierto. Fue ofrecido a Siqueiros, quien organizó Tamayo que revela cierta influencia de soluciones
el Grupo Internacional de Artistas Plásticos con plásticas de Siqueiros (en la Escuela Nacional Pre-
otros creadores que recién habían regresado de la paratoria). Tan fuerte es esta influencia en el joven

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artista, que Cardoza y Aragón lo relaciona con la en otros países, especialmente en los Estados Uni-
gigantomaquia siqueriana, para entonces apuntar dos. En 1931, Diego Rivera, con varios colabora-
que «el dibujo es secundario [...] sirve a la forma dores entre los cuales se encontraba su compañera
solo en función de su color». Y Octavio Paz subra- Frida Kahlo, pinta la Alegoría de California en la
ya claramente que en Tamayo «son identificables a Bolsa de Valores de San Francisco (se desconoce
distancia las soluciones de David Alfaro Siqueiros» su estado actual). Ese mismo año, y también en esa
(Catálogo razonado II: 101). Unos años después, ciudad, realiza el mural La creación de un fresco
en 1938, Tamayo realiza un mural que se considera en la pared norte de la Galería de Arte Diego Rive-
el único con manifiesto contenido político. Se trata ra, en el San Francisco Art Institute. Encargado por
de la obra Revolución, en el Museo de las Cultu- William Lewis Gerstle, de la Comisión de Arte de
ras, D.F., de 1938. Tiene ciertas reminiscencias de dicha urbe, se ignora su destino. Seguidamente, entre
las obras de Orozco en el Colegio de San Ildefon- 1932 y 1933, ejecuta El hombre y la máquina en
so. A partir de este momento, Tamayo reafirmará el Detroit Institute of Arts, fresco que se encuentra
su propia manera de expresión, llegando a ocupar en buen estado. En 1940 aborda el tema de la uni-
un lugar cimero en la pintura mexicana del siglo XX. dad panamericana en el Little Theater Foyer del
Otro hecho que se observa con cierta frecuencia City College en San Francisco.
en el desempeño muralístico de la década de los Para enfatizar el valor económico atribuido en la
treinta es la constitución de equipos de trabajo para actualidad a esta labor del muralista mexicano en
la ejecución de un mural. Ya he mencionado el or- los Estados Unidos, quisiera añadir fragmentos de
ganizado por Siqueiros con artistas mexicanos y una noticia publicada en el diario mexicano La Jor-
españoles republicanos a fines de esa etapa. Había nada el 12 de agosto de 2013, en su página 8:
antecedentes bastante frecuentes: la Alianza de tra-
bajadores de las Artes Plásticas realizó murales en El gobierno mexicano emitirá cartas de protec-
una escuela del D.F. en 1934, con temas antirreli- ción del patrimonio cultural y entablará conver-
giosos regidos por un pensamiento anticlerical. La saciones diplomáticas con los Estados Unidos
población del barrio, mayoritariamente religiosa, en caso de que la ciudad de Detroit decida usar
manifestó un rechazo que llegó a la violencia y lo- como moneda de cambio los doce murales de
gró el apoyo de la prensa. Estos murales están des- Diego Rivera pertenecientes al Instituto de Arte
truidos y solo quedan las referencias históricas de de Detroit para nivelar su economía tras declarar-
la época. También han sido destruidos los que esta se en bancarrota. [...] Detroit se declara en ban-
Alianza realizó en Puebla y en el D.F. en 1935. Igual carrota en julio 10 por 18.5 millones de dólares
suerte han corrido los creados por la Liga de Escri- [...] y es posible una venta de más de sesenta mil
tores y Artistas Revolucionarios ese mismo año y el trabajos artísticos, entre ellos las doce obras de
siguiente. Los frescos realizados por la Liga en 1936 Diego Rivera, a través de una casa subastadora.
en el D.F. han sido restaurados en la Unam, no así
el que hicieron al año siguiente en Xalapa. Orozco también recibió comisiones para ejecu-
Otra nota característica del período de los trein- tar murales en los Estados Unidos durante estos
ta es la reiterada labor de los muralistas mexicanos años. En 1931 está en Nueva York para ejecutar

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un fresco, que se encuentra en buen estado, para el norteño durante una década preñada de problemas
New School for Social Research. Le siguió el fres- económicos y la búsqueda rooseveltiana de salvar
co en Dartmouth College, New Hampshire, pinta- el sistema estadunidense. El balance posterior de
do entre 1932 y 1934. A estos trabajos de Rivera y esta labor, unido a otra circunstancia a la cual aludi-
Orozco se unen otros de Miguel Covarrubias en la ré de inmediato, ha llevado al crítico Steven Belver
biblioteca de Baltimore, Maryland; las cincuenta y a escribir en 1999, sobre New Deal Murals, al
seis secciones de seis murales realizados por el pro- analizar la importancia de la labor de Rivera y su
pio Covarrubias para la Exposición Internacional influencia en el desarrollo del muralismo en los Es-
Golden Gate en San Francisco en 1940. Estos tados Unidos que «[e]sta es una de las grandes iro-
murales fueron ejecutados entre 1938 y 1939, y nías del proyecto federal de arte de los Estados
constituyen mapas de la región del Pacífico. Emilio Unidos: que sus pintores reafirman sus valores tra-
Amero trabajó entre 1936 y 1937 en el Hospital dicionales en el estilo de un mexicano marxista»
Bellevue de Nueva York. También expuso un mu- (Catálogo razonado II: 374).
ral –en el Pabellón mexicano de la Exposición In- También este flujo de muralistas mexicanos ha-
ternacional de las Artes y las Técnicas en la Vida cia centros norteños se ve acompañado por la pre-
Moderna de la Exposición Internacional celebrada sencia activa de artistas estadunidenses que reciben
en París en 1937– Alfonso Xavier Peña, quien resi- comisiones para realizar murales en centros mexi-
día en la capital francesa. (Al parecer, la comisión canos. Cronológicamente citados, se debe mencio-
partió del embajador de su país.) También en Bue- nar a las hermanas Greenwood, especialmente
nos Aires, Siqueiros organizó un Equipo Poligráfico Marion, quien viaja a México en fecha temprana
que contó con la colaboración de artistas argenti- –1933– para trabajar en el Mercado en Taxco y en
nos como Lino Eneas Spilimbergo, Antonio Berni, la escalera del Hotel Taxqueño. Seguidamente, en-
Juan Carlos Castagnino y Enrique Lázaro, para eje- tre 1933 y 1934, Marion realiza un paisaje en Mi-
cutar en l933 un Ejercicio plástico que desde 2010 choacán. En este estado se le une, en 1934, su
se encuentra en la Aduana Taylor, detrás de la Casa hermana Grace, quien colabora en las labores en
Rosada. El trabajo fue comisionado por el director Michoacán; esta última pintará durante 1935-1936
del diario Crítica y al final de las labores los artis- en varios muros del D.F., hoy destruidos. Otro tan-
tas redactaron un folleto donde explicaban cómo lo to puede afirmarse de Marion, también en el D.F.
habían pintado pero que no tenía contenido políti- en esa época. Durante 1934-1935, el rector de la
co, era solo una oportunidad para ejercitarse en la Universidad michoacana, partidario de Lázaro Cár-
pintura mural colectiva. Murales como estos table- denas, decidió contratar artistas estadunidenses para
ros pictóricos provocaron en el Dr. Atl el comenta- decorar los muros del Museo Regional de Morelia.
rio de que «en la actual [pintura], aparecen signos Para tales labores contrató a las hermanas
de penuria y de una marcada decadencia en el buen Greenwood, Ryah Ludins, Philip Guston y Reuben
gusto y en el espíritu de organización» (Catálogo Kadish, equipo que laboró durante dos años en la
razonado II: 323). encomienda. A finales de la década e inicios de la
Sin embargo, no puede obviarse la importancia siguiente (1940-1942), una escuela primaria del
de la labor de los importantes muralistas en el país D.F. fue el escenario de la labor de Pablo O’Higgins.

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El grupo de estadunidenses que trabajó en México Tal relación queda establecida en un largo relato
durante la etapa incluye a Isamu Noguchi: se suele histórico del período.
contar con ocho artistas de esa procedencia traba- La importancia ideológica de la labor de Diego
jando durante esa turbulenta década. Noguchi, quien Rivera resulta abundantemente aclarada en el en-
fue asistente de Brancusi, realizó en la Historia de jundioso ensayo de Ida Rodríguez Prampolini titu-
México, en el Mercado Abelardo Rodríguez del lado «La ideología en los murales de Diego Rivera.
D.F., módulos de concreto coloreados sobre los El Palacio Nacional». El texto no solo historia el
muros. La elección del cemento por el escultor re- devenir del Palacio sino que aborda otras obras de
vela alguna influencia de Siqueiros, aunque se ha Rivera en México y en los Estados Unidos. La au-
señalado que la mayoría de los artistas estaduni- tora analiza los conceptos materialistas e históricos
denses en México denotan influencia de la obra de que desarrolla el artista en los muros del edificio
Rivera y, en menor medida, de Orozco. para llegar a la conclusión irrebatible de que tales
En el volumen I de la vasta obra que comenta- obras, «además de su valor plástico-estético, tie-
mos se incluyen varios textos sobre aspectos y per- nen el de ser un intento pictórico único de una inter-
sonalidades importantes en el devenir del muralis- pretación materialista de la historia universal [...].
mo mexicano. He mencionado en no pocas Equivocado o no, el intento de Diego Rivera fue
ocasiones el nombre de José Vasconcelos por su ese y queda ahí como obra de arte y documento
importancia histórica en el surgimiento mismo del revolucionario» (Crónicas: 32-33).
movimiento. Fue él quien convocó con no poca Este libro nos ofrece una visión teórica y plástica,
fuerza a los artistas y puso en sus manos los mu- apuntalada por una estricta relación factual de datos
ros de los edificios públicos entre 1921 y 1924. históricos y artísticos. Queda así como un relato del
En varios ensayos incluidos en este tomo, nota- período que significó la época dorada del muralismo
blemente el de Diana Briuolo Destéfano, se por- y la etapa de consolidación del régimen revoluciona-
menoriza el largo trayecto del pensamiento y la rio. Pienso que nos ha sido puesto en las manos un
obra de Vasconcelos. Su desarrollo filosófico se documento insuperable por su amplitud y sensibili-
vincula al devenir histórico de México y específi- dad estética. Es imprescindible agradecer a quienes
camente al desarrollo de la temática y la ejecuto- hicieron posible tal obra magna, personificados en el
ria del muralismo. En las palabras de la autora, tesón y la inteligente comprensión de la doctora Ida
«intentó promover una utopía» (Crónicas: 77-89). Rodríguez Prampolini. c

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JOSÉ CLEMENTE OROZCO: Omnisciencia (detalle), 1925

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