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DE INFANCIA:tapaaa:
CUESTIONES DE
INFANCIA
Revista de Psicoanálisis con Niños - Año 2004 Vol. 8
AUTORIDADES UCES
Rector
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Vicerrector
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Vicerrector Area Evaluación Universitaria
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Vicerrector Area Sedes y Convenios
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Secretaria General Académica
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Secretario General de Administración
Sr. Antonio Petrullo
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Sr. Alberto Borrini
Dr. José Manuel Castelao Bragaña
Dr. Enrique Costa Lieste
Prof. Gregorio Klimovsky
Dr. José E. Miguens
Prof. Antonio Salonia
CONSEJO DE ADMINISTRACION
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INSTITUTOS
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Cuestiones de Infancia
Revista de Psicoanálisis con Niños
Publicación de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños,
Instituto de Altos Estudios en Psicología y Ciencias Sociales de la
Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, Asociación de
Psicólogos de Buenos Aires.
Directora
Lic. Beatriz Janin
COMITE CIENTIFICO
Lic. Gabriel Donzino (coordinador)
Lic. Alicia Hasson
Lic. Diego Moreira
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INDICE
EDITORIAL 9
BEATRIZ JANIN
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EDITORIAL
Esta revista es producto de reflexiones compartidas durante el año 2002 por
alumnos y profesores de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con
Niños sobre la grave crisis que se vivió en la Argentina y los cambios socia-
les que se produjeron a partir de diciembre de 2001.
Esto nos llevó a incluir en este número artículos en los que se teoriza sobre
los efectos de lo social en la subjetividad, en los diferentes momentos de la
estructuración del psiquismo, otros en los que el eje está ubicado en la in-
cidencia de lo vivenciado-compartido por analista y paciente en la clínica
psicoanalítica, así como trabajos que realizan un análisis de lo social des-
de diferentes enfoques teóricos.
CUESTIONES DE INFANCIA 9
TRAUMA, DUELO E IDENTIDAD
María Cristina Rojas *
El gato y el ratón
Sabemos que, a diferencia del ratón, el psiquismo humano cuenta con con-
diciones elaborativas y pensantes que pueden, en ocasiones semejantes a la
descripta, preservar una supervivencia más allá, aún, de lo autoconservati-
vo. Creación e ilusión, productividad representacional transformadora del
mundo, son intrínsecas a la condición humana, constituida en la produc-
ción simbólica, que trasciende su sustrato productivo, el cuerpo biológico.
No obstante, en situaciones de catástrofe y ruptura social el desmantela-
miento sin relevos de las lógicas y la afectación del propio pensamiento y
de la palabra suponen un factor de riesgo que es, para la supervivencia del
psiquismo, lo que el hambre a la sobrevida del cuerpo.
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quien sobrevive en la desubjetivación, por fuera de la vida simbólica, en lo
que él denomina la “nuda vida”. Salvadas las distancias entre nuestra situa-
ción social actual y la de dichos campos, deseo formular uno de los inte-
rrogantes que en mí convoca este año de padecimientos, pero también de
reflexión sobre el trauma, el duelo, el dolor, la identidad, y por qué no, la
creatividad, ¿cuáles son, me pregunto, las operatorias y condiciones que
permiten al humano transitar situaciones potencialmente traumáticas, per-
sistentes y acumulativas, sin sucumbir a esa violencia social con el arrasa-
miento de la propia subjetividad ni convertirse, como el ratón aludido, en
víctima de una autoaniquilación generada por la constancia de la angustia
y el terror?
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2002). El psiquismo aparece, de este modo, como configuración abierta,
susceptible de nuevas inscripciones, aún cuando la misma organización
subjetiva establezca ciertos topes y constricciones. En los bordes de la apti-
tud autoorganizadora puede generarse -ante la intensidad y reiteración de
los estímulos- la potencialidad traumática.
Identidad y pertenencia
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complejo el narcisismo, el conflicto, la pulsión, la visión de la propia histo-
ria. Se trata de una experiencia correspondiente al reconocimiento del pro-
pio ser, sostenida también en lo que hace a su dimensión imaginaria por la
ilusión de un sí mismo unificado, continuo e inmortal. Dicha vivencia se
produce y sustenta a la vez en el mundo intersubjetivo y sociocultural.
Puesta en estos términos, la identidad es también la forma en que el sujeto
se vive a sí mismo en relación con los otros y el mundo. Operan en dicha
percepción de sí factores intrapsíquicos, familiares, grupales, instituciona-
les, es decir, sus múltiples pertenencias. Por otra parte, mi propio yo es otro,
aun para mí (“Converso con el hombre que siempre va conmigo... mi soli -
loquio es plática con este buen amigo”, dice Machado). En tanto otro, ex-
cede mi representación, es decir, supone presencia inasible, cuestión esta
fundante del propio Psicoanálisis. Pienso que las primeras investiduras libi-
dinales y narcisistas a las que Kaës, haciendo pie en Freud se refiere,
ofrecen el sustrato inicial identitario: soy “yo”, y me es posible recono-
cerme –inicialmente, en el júbilo del espejo– en tanto otro/s me ama/n, mi-
ra/n, toca/n, sustenta/n mi vida, le/s intereso. Puedo entonces sentirme “yo-
”–“yo con otros, entre otros”, “yo en el mundo”, por relación al menos a un
alter. Ello inaugura -castración mediante- la posible instalación de una renun-
cia narcisista (si soy “yo” no soy el/ los otros), (Ladame, 2001) lo que podrá
constituir una restricción a la fusión con el conjunto, como recorte singular.
Por otra parte, dada la multiplicidad de facetas de cada sujeto, configurado y
emergente de modos otros en distintas situaciones y pertenencias, podemos
hablar no de una identidad unificada sino de su diversidad. No se trataría ade-
más de un “yo soy yo”, sino de un “ir siendo”. Tampoco “concluiría” en la
mutualidad familia/ bebé, ya que se extiende a través del transcurrir vital del
sujeto entramado. Me refiero así al sentimiento de ir siendo yo, nunca idénti -
co, pero el mismo, apto para suponer que me reconozco, a un tiempo, en
quien soy/ fui/ seré. Ir siendo yo, en mi productiva singularidad.
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Podemos así relacionar la precariedad del sentimiento de identidad, una de
las dimensiones de la integración yoica, con la fragilidad de los apuntala-
mientos. No obstante, pensar hoy al sujeto-en-el-mundo en equilibrio siem-
pre inestable, vulnerable a continuas desestabilizaciones, pero también ap-
to para nuevos armados equilibrantes, implica movilidad e inestabilidad en
sus pertenencias y pone en cuestión el propio requerimiento de estabilidad
del psiquismo tan presente en nuestras concepciones, lo cual queda, a mi
juicio, abierto al intercambio y la reflexión. Hasta acá, y sobre la base de
experiencias clínicas y vitales, el sujeto parece requerir y tiende a construir
puntos de consistencia o cristalización que conformen equilibrios situacio-
nales dinámicos: ello se sustenta en tramas de pertenencia, siendo esta la
dimensión sociovincular de la identidad. Lejos nos encontramos de la bús-
queda moderna de autenticidad, del “yo” verdadero coherente, unificado,
tan ligado a la fuerte valoración de la interioridad. Otros imaginarios deses-
timan al íntimo y profundo sujeto moderno, todo razón, abarcado en la re-
presentación y enfrentado con su objeto, sin implicancias.
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distintos modos del pertenecer. Los agrupamientos conforman una apoyatu-
ra indispensable del psiquismo, una de las condiciones necesarias para sos-
tener la coherencia de las identificaciones. Para el niño es la familia, en par-
ticular, quien ha de ofrecerle una primera pertenencia que, en el momento
inicial, requiere asimetría, fusión, amparo extremo; luego, las formas de
pertenecer podrán ligarse a aspectos más discriminados. Cuando un grupo
ofrece un sustrato al predominio narcisista se establece lo que algunos au-
tores denominan “identidad de pertenencia” (Kordon, D., Edelman, L.,
1987; Bernard, M., 1987); se trata de grupos que alienan la singularidad en
tanto se convierten en único dador posible de identidad, constituyendo una
patología de la pertenencia que anula la multiplicidad (modalidad que apa-
rece en su extremo en la inclusión en sectas).
Es preciso también volver a pensar los modos de pertenencia del niño a las
familias afectadas. “His Majesty” debía solamente jugar y educarse prepa-
rándose para el mañana: alimento, seguridad y cuidados dependían en for-
ma exclusiva de los adultos, al menos en las clases favorecidas. Hoy se ex-
tiende a numerosos grupos familiares el modelo de la pobreza, ya que los
padres no pueden garantizar los anteriores modos de subsistencia; este mo-
delo supone niños con otras funciones y responsabilidades más ligadas al
mundo adulto.
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su situación de decadencia económica con “ojos bien cerrados”, que aluden
a depresión y rechazo de la realidad. Recordemos que Freud (Freud, S., 1917)
señala que la aceptación de la realidad material habilita el trabajo del duelo
y diferencia de tal modo el duelo normal del patológico; cuestión entonces
que no puede ser pensada apelando solamente a la realidad psíquica.
Trauma y duelos
Para Freud el duelo es “[...] la reacción ante la pérdida de una persona ama -
da, o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un
ideal, etc.” (Freud, S., 1917:241). Los duelos por los ideales, por el país que
ya no es, por un cúmulo de ilusiones y creencias caídas y para muchos di-
fícilmente renovables atañen al colectivo mismo, más allá aún de las posi-
bles y generalizadas pérdidas personales. Las rupturas del contexto social
hacen emerger en múltiples sujetos situaciones de dolor y desorganización,
en otros términos, se establece un peculiar campo de vulnerabilidad. Es en
relación con esto, que la población argentina constituiría hoy una pobla-
ción en riesgo psíquico.
Las teorías del duelo y del trauma se conectan: la hipótesis del duelo es co-
herente con la traumática, ya que se trata de procesos de ligadura y desli-
gadura que debe realizar el psiquismo luego de la pérdida y el impacto.
Pienso que su elaboración está siempre bajo la influencia de los diferentes
discursos sociales, familiares, institucionales, así como de los recursos au-
toorganizadores de cada sujeto, que no son aislables respecto del conjunto
de condiciones. Retomo así el interrogante inicial acerca de las operatorias
que permiten al humano transitar situaciones potencialmente traumáticas,
persistentes y acumulativas, sin sucumbir. Entiendo que los efectos de estas
formas de violencia social en el psiquismo difieren en tanto opera en cada
caso un entramado singular de condiciones sociales, intersubjetivas e in-
trapsíquicas. Es decir, la posibilidad de la actividad elaborativa no se define
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de modo exclusivo a partir de la organización yoica previa, sino a partir de
un psiquismo entramado en situaciones complejas, donde juegan diversi -
dad de factores en simultaneidad. Por otra parte, no puedo dejar de men -
cionar el papel que el azar y lo indeterminado juegan en las vidas huma -
nas.
Bibliografia
Actas de las Jornadas 2002: Clínica psicoanalítica ante las catástrofes socia -
les. La experiencia argentina, Buenos Aires.
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“Dispositivos grupales en el tratamiento del trauma psíquico”, en Revista de
Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares 2, Buenos Aires, 2002.
(1920) Más allá del Principio de Placer, vol. XVIII, Ob. Cit.
Kordon, D.; Edelman, L.: (1987) ”Identidad personal, identidad por perte-
nencia y pertenencia grupal”, en Temas grupales por autores argentinos,
Buenos Aires, Ediciones Cinco, 1987.
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Resumen
Summary
The present article discusses the conditions that would let the human being
bear potentially traumatic situations of social violence without suffering his
own subjectivity’s destruction.
The paper expounds and then articulates concepts related to the feeling of
identity and belonging, taking into account the way in which the modes of be-
longing have been altered due to the current situation in Argentina. It also exa-
mines aspects of mourning and trauma. Finally, it states the differences among
the effects of social violence in psychism, since in each case a unique frame-
work of social, intrapsychic and intersubjective conditions is involved, that is
to say, the possibility of elaboration is not defined exclusively by the prior or-
ganization of the self. The subjectivity is then affected, either by the kind of
constructive alteration or by the break generated by the trauma.
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trophe; feeling of identity; belonging; trauma; mourning work; subjective
transformation.
Résumé
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LA CRISIS ACTUAL EN LA ARGENTINA Y SUS
EFECTOS EN LOS NIÑOS. MEMORIA Y FUTURO *
Beatriz Janin**
El futuro incierto
* Este trabajo tiene como antecedente el trabajo publicado en la revista Aperturas Psicoanalí -
ticas, www.aperturas.org
** Psicoanalista. Directora de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños de
UCES (en convenio con la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires). Miembro titular de la
Sociedad Psicoanalítica del Sur. Profesora titular en la Carrera de Psicología de UCES.
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Miedo al futuro. Si el mundo venía siendo inseguro, si predominaba el “sál-
vese quien pueda”, de pronto, una serie de acontecimientos vertiginosos nos
lanzaron a una especie de abismo en el que nadie sabía qué podía pasar ma-
ñana y en el que nada de lo que fue dicho o escrito valía en el momento si-
guiente. Toda previsión de futuro quedó desestimada inmediatamente.
Una familia está por emigrar. En una entrevista familiar, el hijo varón, de
quince años, afirma: “Yo puedo ir a cualquier lado con tal que mi papá ten-
ga trabajo. Así es insoportable”.
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que mantiene la pareja parental con el niño lleva siempre la huella de la re-
lación de la pareja con el medio social que la rodea”, 2) el grupo inviste,
antes del nacimiento de un sujeto, el lugar que se supone ocupará, 3) el su-
jeto deberá encontrar en el discurso del grupo referencias que le permitan
proyectarse en un futuro, para poder alejarse de los padres sin perder todo
soporte identificatorio (cuestión central en los adolescentes actuales, que no
reciben enunciados identificatorios del contexto) y 4) la posición que la pa-
reja ocupa en el medio social desempeñará un papel en el modo en que el
niño elaborará sus enunciados identificatorios. Ideas que nos permiten pen-
sar cómo se inscribe la realidad sociocultural en el niño y qué representa-
ciones identificatorias promueve. Así, por sobre las vicisitudes individuales,
la realidad social se nos impuso a los argentinos (y no es la primera vez que
esto sucede). Pero los modos de inscripción y las posibilidades identificato-
rias son diferentes en los niños de diferentes sectores sociales.
Con la cabeza llena de una información improcesable, tristes por las espe-
ranzas perdidas, con continuos cambios de reglas... nos encontramos todos
en un alerta permanente, sujetos a un afuera impredictible.
El ser humano cuenta con barreras de protección contra los estímulos. Son
instancias de transformación y mediación entre el adentro y el afuera. Pero
los filtros frente al exceso de estímulos que cada uno pudo ir armando re-
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sultan insuficientes, en tanto la vertiginosidad de los sucesos impide meta-
bolizar las situaciones. Es difícil inscribir, grabar, en una vorágine en la que
el diario trae noticias atrasadas.
La transmisión de lo traumático
“Este país no existe”, “se cae todo”, “el derrumbe es total”, “lo que se vie-
ne es peor”, “la Argentina se hunde”, son aseveraciones cotidianas de los
adultos. Frases que se asocian en los niños a imágenes de películas, de
cuentos, a las propias pesadillas, a lo vivenciado y a lo transmitido, ligadas
a la angustia con la que son dichas... ¿cómo tramitarlas?, ¿cómo ayudarlos
a sostener deseos y proyectos en medio de estas profecías? Vaticinios del
horror, de la soledad... “no va a quedar nadie”, declaraciones de impoten-
cia por parte de los adultos “no sé qué hacer”... Y una imagen siniestra de
transgresión a ultranza: “todo está permitido”.
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ro lo nove d o s o fue que planteaba la transgresión como legítima.
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una inundación de afectos y fantasmas ligados a lo temido por uno mismo
y por las generaciones que lo precedieron.
Pienso que si lo traumático tiene siempre que ver con las posibilidades me-
tabolizadoras de cada uno, hay situaciones en las que los recursos de la ma-
yoría de la gente se ven desbordados.
Durante estos meses, vengo observando que lo temido para cada uno de
mis pacientes es diferente: la miseria, el caos social, el ser víctima de un ac-
to delictivo, la segregación, la guerra, la persecución política, etc. Es decir,
el pasado en su aspecto temido vuelve como único futuro posible, en una
especie de cierre que no permite otro tipo de circulación. Lo que deja a los
niños detenidos en una “falsa infancia”, siendo eternamente niños y en rea-
lidad nunca niños, en tanto ausencia de un contexto protector.
La historia
Sabemos que para construir un futuro hay que poder recuperar la historia.
Y pienso que eso, en el caso de nuestro país, no es sólo recordar lo sucedi-
do sino hacer justicia.
Eugène Enriquez escribe: “una sociedad sin memoria o con memoria alte -
rada es una sociedad alienada, [...] una sociedad sin memoria no ha casti -
gado (o ha castigado insuficientemente) a los autores de los crímenes. En
ello reside el mayor escándalo.”2
2 Enriquez, Eugène: (2000) “Plus jamais ça”. Revue Française de Psychanalyse. Devoir de mé -
moire: entre passion et oubli. 1. 2000. Tome LXIV - pág. 193. Presses Uni versitaires de France
- París.
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conocía tal limitación. El siguiente requisito cultural es, entonces, la justi -
cia, o sea, la seguridad de que el orden jurídico ya establecido no se que -
brantará para favorecer a un individuo.”[...] “El resultado último debe ser un
derecho al que todos –al menos todos los capaces de vida comunitaria– ha -
yan contribuido con el sacrificio de sus pulsiones y en el cual nadie pueda
resultar víctima de la violencia bruta.”3
Las culpas
“¡Basta, basta!, ¿no ves que no se puede más?”, entra gritando a la prime-
ra sesión después de las vacaciones una nena de diez años, en un estado
de desenfreno. (Durante su primer año de análisis, en las sesiones predo-
minaban los ataques de furia y desesperación, pero en los dos años si-
guientes estas situaciones habían desaparecido por completo). Y comien-
za a tirar todos los juguetes, tizas, sillas, mientras dice: “No hay plata. Y
mi papá chocó el auto... porque cruzó un perro... y entonces ¿quién tie-
ne la culpa?... el perro... pero ahora tiene que arreglar el auto... y no tie-
ne plata... ¿Y quién tiene la culpa?”... Hay que encontrar un culpable...
¿es ella la culpable?... Es necesario que le hable despacito, la haga sentar
y le explique que están pasando muchas cosas que ella no entiende, que
los grandes tampoco entendemos todo y que ella no tiene la culpa de que
el papá no tenga plata, y entonces llora, dice que todo les salió mal, se
acuerda de la muerte reciente del abuelo y después comienza a dibujar
una nena y otra nena... en un intento de “dibujarse” nuevamente, de reen-
contrarse...
3 Freud, Sigmund: (1930 - 1929) El Malestar en la Cultura. Amorrortu Editores. Vol. 21. Pág.
94. Buenos Aires, 1988.
4 Chasseguet-Smirgel, J.: (2000) “Trauma et croyance”. Revue Française de Psychanalyse. 1.
2000. Pág. 45. PUF. París.
28 CUESTIONES DE INFANCIA
En los adultos, frente a todo lo perdido (léase trabajo, dinero, tiempo, pro-
yectos, confianza y autonomía) aparecen autorreproches: “¿cómo pude ser
tan tonto/a?” en referencia a tener dinero en el banco o a haber sacado un
crédito (es decir, por haber realizado acciones lícitas). Impera una represen-
tación que divide a los tontos y a los vivos, los que no saben y los que saben,
pero que alude a un saber sobre la estafa, sobre los cambios de reglas, sobre
el poder omnipotente de algunos sobre el conjunto. Un saber que supuesta-
mente deberíamos tener de que en este país toda ley puede ser quebrada.
Los duelos
CUESTIONES DE INFANCIA 29
raciones de padres e hijos porque unos u otros emigran... Hay una especie
de hemorragia lenta y continua, de pérdidas de lugares, de posiciones, de
vínculos.
Y los niños sienten la crisis directamente (por restricción de los gastos, por
pérdida de colegios, clubes, regalos, vacaciones, o más brutalmente por res-
tricciones en la satisfacción de las necesidades básicas, como la alimenta-
ción y el abrigo), pero fundamentalmente a través de los efectos de ella so -
bre los padres. Es decir, tienen que afrontar la depresión, el desborde y la
angustia de los adultos. Y se ven obligados a hacerse cargo de más de lo que
pueden.
Un nene de tres años, después de una pelea entre los padres, dicen: “No sé
por qué se pelean... porque si no, yo voy al hospital... porque son malos...
y yo les voy a pegar. Mi papá es el ladrón, mi mamá no... no, mi papá es el
policía y maneja el auto y mi mamá va atrás, no, yo manejo el auto y les di-
go que no se peleen... ¡Portate bien!, les digo”. La confusión infantil frente
al desborde de los adultos es total. ¿Cómo no referirlo a sí mismo como cau-
sa de todo lo que ocurre?
El que los adultos carezcan, muchas veces, de recursos para generar otras
posibilidades es consecuencia del estado de aturdimiento en el que que-
dan, sorprendidos frente a las situaciones nuevas. Esto lleva a que los niños
se queden frente a padres que no pueden sostener su función como seres
pensantes.
30 CUESTIONES DE INFANCIA
familia, en el momento en que su mirada busca allí un signo que le dé de -
recho de ciudadanía entre sus semejantes, encuentra un veredicto que le
niega ese derecho, que apenas le propone un contrato inaceptable: en efec -
to, su respeto implicaría que en la realidad de su devenir renuncie a ser otra
cosa que un engranaje sin valor al servicio de una máquina, que no oculta
su decisión de explotarlo o excluirlo”?5
Los niños, frente a la depresión de los padres, suelen ubicarse como causa
de la depresión o identificarse con el otro deprimido. Al dirigirse a otro que
no responde, porque está ocupado en otras cuestiones, el niño queda lan-
zado a un vacío de sentido.
Sabemos que la depresión se transmite a los hijos... muchas veces sin pala-
bras... Comienza a haber un vacío en los intercambios, un silencio pesado...
y los chicos tienen que elaborar más de lo que pueden, solos, conectados
con el vacío del otro.
¿Qué perdieron los niños en estos meses? Perdieron a los padres como fuen-
te de seguridad. Y perdieron un espacio en la cabeza de los padres, ocupa-
dos en otras cuestiones... También, perdieron a los padres como filtros. En
tanto desbordados, sobrepasados por los estímulos, los padres no pueden
funcionar como filtros de lo que el niño recibe.
CUESTIONES DE INFANCIA 31
no tenían donde ir porque todo el entorno había quedado “bajo las aguas”.
También en esa situación hubo diferentes respuestas que dejaron marcas.
Así, los niños de los barrios pobres, además de perder sus posesiones, se en-
contraron con miradas de recelo, desconfianza y gestos expulsivos por par-
te de algunos de los habitantes del “centro” de la ciudad, que se sentían a
su vez invadidos por los “de la periferia”.
32 CUESTIONES DE INFANCIA
“Tu ve un sueño en el que todos los edificios estaban semi-vacíos... Yo
caminaba por la calle y no había nadie”, cuenta una paciente. E inme-
diatamente asocia con el hecho de que gran parte de sus amigos y pa-
rientes se están yendo del país, lo que le provoca un estado de deso-
lación y desamparo, en tanto debe realizar permanentemente duelos.
“Lloro todo el día, pero con mis hijos estoy bien... ellos no se dan
cuenta de nada”. ¿No se dan cuenta de nada o el silencio los deja en
una situación de desprotección mayo r, sin poder poner palabras a la
tristeza materna?
Los proyectos
Sabemos que un niño puede aceptar ser dependiente y que sus deseos no
sean satisfechos, a partir de la promesa de que va a ser grande y autónomo
y que, como plantea Freud, tendrá una vida mejor que sus padres, cumpli-
rá los sueños que los padres no han realizado... Pero ahora, la caída de sue-
ños los involucra. Se supone que su vida va a ser peor, que deberá realizar
enormes esfuerzos para sobrevivir. El conjunto de los enunciados identifica-
torios que recuerda, en tanto aparecen como proyecto identificatorio, que-
dan desestimados, borrados. El mañana, el proyecto diferido, queda anula-
do o ubicado como catastrófico. Frente a esto, en un puro hoy que lo des-
miente como niño, puede apelar a un funcionamiento maníaco y moverse
sin sentido o armar una coraza protectora y desmentir percepciones y afec-
tos (y enfermarse) o quedar en estado de alerta (lo que los maestros leen co-
mo desconcentración, falta de atención) o deprimirse o entrar en estados de
desborde.
CUESTIONES DE INFANCIA 33
Piera Aulagnier afirma: “Si este futuro es ilusorio, lo que es indudable, el
discurso de los otros debe ofrecer en contraposición la seguridad no iluso-
ria de un derecho de mirada y de un derecho de palabra sobre un devenir
que el yo reivindica como propio; solo a ese precio la psique podrá valori -
zar de lo que “por naturaleza” tiende a huir: el cambio”.7 Es decir, el temor
al futuro deja a los niños y adolescentes en una “eterna niñez”, en una de-
pendencia sin salida.
Los maestros plantean que los niños están tristes y desconcentrados. La des-
vitalización es uno de los problemas acuciantes.
34 CUESTIONES DE INFANCIA
La apatía, el ensimismamiento, y sobre todo la desvitalización, son cuestio-
nes que se reiteran. En relación con esta última, es importante tener en
cuenta que niños y adolescentes quedan en un estado semejante al de las
víctimas de episodios de violencia, en ese límite en que son “muertos-vi-
vos”, con poco registro de sensaciones y afectos.
10 Chasseguet-Smirgel, J.: (1975) El ideal del yo. Amorrortu Edit. Buenos Aires, 1991. Pág.
50/51.
CUESTIONES DE INFANCIA 35
Frente al dolor de la pérdida, la justicia funciona como organizador. Al mo-
do de la vivencia calmante, posibilita conexiones que no lleven a la expul -
sión del recuerdo, que frenen la tendencia hacia la muerte.
Pero si no hay justicia, lo que queda inscripto es el agujero, las puras marcas del
dolor, el devenir desinscriptor, el territorio arrasado como llaga permanente.
Frente a los adultos deprimidos por culpa, los niños suelen: a) ubicarse co-
mo culpables (ellos son los malos que provocaron la situación actual; b) ha-
cer actuaciones maníacas (sobreexcitación) intentando alegrar a los adultos
o, por lo menos, mantenerlos vitales; c) tener funcionamientos que pueden
ser catalogados como hiperkinesia.
Así, podemos pensar que los adultos deprimidos por insuficiencia (caída
36 CUESTIONES DE INFANCIA
de proyectos y de esperanzas) promueven en los niños: a) temor al futuro
(no quieren crecer); b) sensaciones de insuficiencia (no pueden conformar
a los padres); c) apatía (nada les interesa); d) renuncia a aprender, a com-
petir, a luchar... en un “bajar los brazos”, rendirse antes de comenzar la
pelea.
Frente a los adultos expectantes los niños suelen entrar en: a) estado de re-
pliegue narcisista; b) depresión (por no ocupar un lugar para el otro).
De lazos fraternos
Los niños se han quedado con padres deprimidos, confundidos, por mo-
mentos furiosos. Pero también con padres que se ligan a otros, que salen a
la calle, que defienden sus derechos y que levantan valores como “justicia”
y “solidaridad”.
CUESTIONES DE INFANCIA 37
Desde hace mucho venimos diciendo que es fundamental, frente al capita-
lismo salvaje, armar redes de reflexión, de contención, de trabajo... En la
crisis actual, a través de diferentes formas de encuentro, mucho más que la
figura del líder, lo que está en juego son redes fraternas. Se van recompo-
niendo lazos solidarios.
Los niños han participado de los cacerolazos, en una actividad (“hacer rui-
do” en señal de protesta) que les resulta familiar.
38 CUESTIONES DE INFANCIA
a poder ir otorgándole a los niños del barrio un sostén diferente.
Cuando hay posibilidades de respuesta por parte de los padres, los niños se
sienten mucho más contenidos. El sostén grupal da mayores posibilidades
de complejizar psíquicamente. Las acciones colectivas tienen un efecto li-
gador y permiten identificaciones grupales fundamentales.
CUESTIONES DE INFANCIA 39
Si el “sálvese quien pueda” deja desprotegidos a niños y a adultos, la soli-
daridad y la acción conjunta protege, por una doble vía, a los niños. En
principio, porque se pueden insertar en un contexto grupal, se pueden iden-
tificar con otros y porque si el adulto se hace cargo del trabajo de elabora-
ción, el niño no queda como aquel que tendrá que cumplir con un manda-
to imposible.
Una transmisión que suponga la consideración del otro como tal y una éti-
ca que no sea la del sacrificio sino la de la defensa de la vida, puede ayu-
dar a los niños y adolescentes a tramitar lo vivenciado sin desmentirlo y a
encontrar salidas complejizadoras frente a la crisis.
Pienso que, como plantea Bernard Golse, se puede diferenciar entre trau-
matismos de vida y traumatismos de muerte. Es decir, los traumas pueden
ligarse vitalmente y producir reorganizaciones psíquicas complejizado-
ras.12
Me parece que trabajar con los pacientes a partir del reconocimiento de es-
ta intrincación particular de historia colectiva, transmisión transgeneracio-
nal y entramado representacional subjetivo, pensar y compartir con otros
colegas lo que podemos generar en el trabajo cotidiano, cuestionarnos y
preguntarnos sobre nuestra práctica y sobre todas las modificaciones que la
situación actual le impone... puede llevarnos a nuevos desarrollos y a enri-
quecer el campo del psicoanálisis.
Un año después
Sin embargo, es mucho lo que hay que remontar y elaborar para no volver
a repetir. Muchos habitantes han quedado “fuera”, excluidos socialmente.
12 Golse, Bernard: (2000) “Du traumatisme entre pulsions de vie et pulsions de mort ou de la
passion à l’oubli”. En Revue Française de Psychanalyse 1 - 2000. Tome LXIV.
40 CUESTIONES DE INFANCIA
Y es un trabajo colectivo crear espacios de inclusión social, sobre todo pa-
ra los niños que quedaron en los márgenes, “fuera del mapa” y sin futuro.
Nosotros, como analistas, tendremos que seguir reflexionando sobre el pe-
so de la realidad social en la constitución de la subjetividad y en nuestra ta-
rea cotidiana.
Podemos recordar lo que afirma Freud en “La transitoriedad” 13: [...] “Sabe -
mos que el duelo, por doloroso que pueda ser, expira de manera espontá -
nea. Cuando acaba de renunciar a todo lo perdido, se ha devorado también
a sí mismo, y entonces nuestra libido queda de nuevo libre para, si todavía
somos jóvenes y capaces de vida, sustituirnos los objetos perdidos por otros
nuevos que sean, en lo posible, tanto o más apreciables. Cabe esperar que
con las pérdidas de esta guerra no suceda de otro modo. Con sólo que se
supere el duelo, se probará que nuestro alto aprecio por los bienes de la
cultura no ha sufrido menoscabo por la experiencia de su fragilidad. Lo
construiremos todo de nuevo, todo lo que la guerra ha destruido y quizá so -
bre un fundamento más sólido y más duraderamente que antes.”
Bibliografía
13 Freud, Sigmund: “La transitoriedad”, en Obras Completas, Tomo XIV, Amorrortu Ed. Buenos
Aires, 1979.
CUESTIONES DE INFANCIA 41
(1974) Seminarios de psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1991.
(1920g) Más allá del principio del placer, en Obras Completas, Buenos Ai-
res, Amorrortu Ed., vol. 18, 1979.
42 CUESTIONES DE INFANCIA
(1994) “Crisis ética y psicopatología infantil”, Revista Argentina de Psicolo -
gía, Vol. 44, Buenos Aires.
Tisseron, S.; Torok, M.; Rand, N.: (1995) El psiquismo ante la prueba de las
generaciones, Amorrortu Ed., Buenos Aires, 1997.
Resumen
CUESTIONES DE INFANCIA 43
Summary
This paper deals with psychic consequences on children and teenagers due
to the socio-economic crisis which Argentina has been undergoing during
the last few years. It is maintained that this state of affairs has brought about
an impossibility to foresee the future, as well as the loss of standards and
norms. The idea of no-future is articulated with a revival, not only of the
phantoms of the past, but also of what has been transmitted by former ge-
nerations. Its influence on the psychopathology of infancy and youth is pos-
tulated.
Key words: trauma; ego ideal; psychopathology of infancy and youth; phan-
toms of the past; collective enterprise; future.
Résumé
Beatriz Janin
Av. Córdoba 3431, 10º “A”
(1188) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4963-2777; 4963-4729
beatrizjanin@yahoo.com
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Introducción
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La niña: Y qué tiene, si este lugar (el sillón de la analista) es más lindo que
el mío, es más cómodo, a mí me gusta más. Lo quiero usar yo, y no que sea
tuyo.
Analista: Pero entonces, quiere decir, que cambiaste vos sola las reglas acor -
dadas entre las dos, porque no te podés aguantar las ganas de tener las cosas
que te gustan mucho y te parecen más lindas que las tuyas.
La niña puede “confesar” un acto que sabe contradice ese real consensua-
do implícito en un orden social, cuando comenzó a escuchar lo que segu-
46 CUESTIONES DE INFANCIA
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Otro niño, de seis años de edad, con una enuresis pertinaz desde que sus
padres se separaron un año atrás, entra a su sesión luego de que la madre
relata haber sido asaltada en presencia de su hijo. Le sustrajeron el auto, sin
signos de violencia, pidiéndole que “sacara al pibe del coche y que no hi-
ciera movimiento alguno”.
Sin poder evitar la asociación con sus propias experiencias recientes, se an-
ticipa a la comunicación del niño y dice:
Analista: Qué susto el que pasaron con mami ¿no? (probablemente su pro-
pio miedo y el temor por el posible daño a un hijo a través de la vejación
del robo).
Niño: No, ¿porqué decís que tuve miedo?, yo no tuve nada de miedo. Yo si
quería lo reventaba a ese. ¿Sabés lo que dijo?: “Sacá al pibe”... ¡qué pibe,
ni qué pibe... yo no soy ningún pibe! Yo, porque no quise, si quería lo re -
ventaba a patadas. Qué pibe, ni qué pibe... (gesto de indignación y ofensa).
Acá, la cercanía del hecho traumático de la analista con el del niño, no per-
mitió la posición de escucha necesaria que hubiera habilitado el despliegue
de la cadena significante del niño, sino que abrió los contenidos del incons-
ciente de la analista. Para el niño el traumatismo pasaba por la herida nar-
cisista infringida a su omnipotencia “absoluta”, y no por el temor a ser da-
ñado, ya que no percibió la violencia implícita en el acto de robo.
CUESTIONES DE INFANCIA 47
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Otra niña muy pequeña, de apenas cuatro años de edad, consulta por una
anorexia psicógena a partir de recibir la noticia de irse a vivir a España con
su mamá y el novio de esta.
La niña deja las fotos de lado y dice mientras acuna tiernamente a una mu-
ñeca: ¿Y Silvias va a ver allá? Papá va ir a verme ¿no?
La analista sabe que esto es bastante improbable porque el padre está sin
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trabajo, sin embargo también sabe del dolor del padre por esta separación
y dice: Yo pienso que papi te quiere mucho.
La respuesta creo que en la misma línea anterior, obedece a que las proble-
máticas en juego exceden a lo “tradicional”, en tanto hay un real consen-
suado doloroso que atañe tanto al paciente como al analista. El caso de es-
ta niña, donde se combinan migración y separación, desgranado de una de-
terminada trama familiar, es un caso habitual y repetitivo durante el mo-
mento de la crisis argentina.
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Pag. 45 a 66 3/21/06 2:41 PM Page 50 ramon OMEGA:z z z año 2004:marzo:Libros MARZO:CUEST. DE INFANCIA:Libr
Otra niña de seis años entra furiosa al consultorio, diciendo malas palabras
contra su madre y sus hermanos. Aparentemente, el hermano la había cul-
pado injustamente por haber roto un objeto apreciado por la madre. La ma-
dre, dando crédito a las palabras de su hermano, le había “lavado la boca
con jabón”, acusándola de mentirosa.
Más preguntas que respuestas, más incógnitas que certezas, más improvisa-
ción que técnica, impregnan los consultorios psicoanalíticos en tiempos de
crisis.
A fines de marzo de 2002, una madre realiza una consulta, muy angustia-
da por su hijo mayor de nueve años de edad, quien se había escapado de
la casa la noche anterior, y había permanecido vagando por la calle duran-
te tres horas, sin ponerse en contacto con los padres, hasta que decide ir a
la casa de la abuela.
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Ante el giro inesperado de los hechos, los cuatro niños, frecuentes amigos
de Sebastián, ahora asustados por su amenaza, le ofrecen “dinero por su si-
lencio”. Están dispuestos a darle dos pesos cada uno si no revela lo ocurri-
do.
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Así se distribuyen entre los chicos, los cargos de director, subdirector, secre-
tario, tesorero, etc.
Acá sí, Sebastián, mejor alumno de la clase, estalla, se indigna, dice no que-
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rer ir más a ese colegio, ya que le debería haber tocado a él, por mérito aca-
démico, ocupar uno de esos cargos.
Este relato nos permite extraer alguna conclusión sobre la reacción del ni-
ño por el cual se realizó la consulta, como el interesante comportamiento
grupal de niños pertenecientes a una escuela donde los padres habían tra-
tado de “apretar”, en un acto que proviene del código de la mafia, a los di-
rectivos, para adquirir un beneficio económico.
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Pag. 45 a 66 3/21/06 2:41 PM Page 54 ramon OMEGA:z z z año 2004:marzo:Libros MARZO:CUEST. DE INFANCIA:Libr
podemos denominar “ juego del secuestro”, me surgen más dudas que res-
puestas: sabemos que el juego en los niños posibilita la tramitación tanto de
conflictos intrasubjetivos como de situaciones traumáticas. Realiza en activo
lo padecido pasivamente, lleva al acto una dramática inconciente guiada
principalmente por el atravesamiento edípico y la historia sexual infantil.
¿Este juego tiene la suficiente distancia con el hecho real para considerarlo
una transicionalidad simbólica, o su particular adherencia con el hecho, lo
acerca más a una reproducción de un real no metabolizado, que irrumpe
devastando recursos elaborativos propios del aparato?
¿Por qué no pensar que en este caso, estos niños contemporáneos “juegan
a la corrupción”, como los otros “jugaban a la guerra”, en el mismo inten-
to de elaboración de un real social arrasador que extermina los recursos ela-
borativos del aparato psíquico infantil?
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Estas “boludas”, en el decir del niño, y los padres mafiosos, los otros adul-
tos de este relato, realizan pasajes al acto que son mera reproducción de es-
tos otros adultos pertenecientes a la institución madre corrompida.
Desde ahí es que pienso que este juego no puede ser considerado un recur-
so lúdico, ya que no alude a una situación traumática que es posible de ser
elaborada, sino a un acontecimiento catastrófico que devasta un estado or-
denador, perturbando la capacidad de pensar y de aplicar una lógica (“las
boludas”, citadas por el niño).
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Nuevamente la distinción entre crisis, que puede ser elaborada bajo el mo-
delo de lo traumático, de catástrofe que devasta los genuinos recursos que
puede tener el aparato psíquico, al subvertir el orden de sentido preestable-
cido. Esta última deja lugar al sin sentido y la capacidad de pensar se ve
perturbada; es el imperio del pánico.
Esto lleva a la reflexión sobre el lugar que ocupa el adulto, con relación a
un niño que inevitablemente lo observa como modelo.
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Es decir que en una crisis está implicado un juicio, una toma de decisión.
Y culmina con:
• Escasez, carestía.
Vemos que estas últimas provienen del modelo Económico, aludiendo a los
sentimientos de caída, descenso, escasez, de pérdida.
Para esta ciencia, el desarrollo del Humano es a partir de crisis. Estamos to-
dos familiarizados con las crisis endógenas a partir de las cuales el ser huma-
no arma su aparato psíquico, crece y se desarrolla: crisis del nacimiento, del
octavo mes, de la pubertad, adolescencia, madurez, tercera edad, etc.
CUESTIONES DE INFANCIA 57
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Llegado a este punto del recorrido, concluí que entonces, no se trata de es-
te concepto de crisis, al que nos vemos confrontados hoy. A este concepto,
así desarrollado, le falta agregar algo más que dé cuenta de lo que estamos
viviendo en la actualidad y de los efectos que estamos viendo en el psiquis-
mo infantil. Nos hace falta una ampliación de la categorización del concep-
to. Es como si tuviéramos que remedar la distinción entre, por ejemplo, cri-
sis normal y crisis patológica; o mejor aún, distinguir entre crisis internas de
crisis externas.
58 CUESTIONES DE INFANCIA
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O el modelo energético:
“Esfuerzo extra de energía que debe realizar el aparato psíquico para en -
contrar respuestas adecuadas al influjo de sensaciones intensas que provie -
nen del exterior”.
Hallé entonces, que hay un término que puede de alguna manera conden-
sar, enriquecer y dar aún más cuenta del padecimiento psíquico actual. Es-
te es el término catástrofe.
Volvamos al diccionario:
• Abatir, destruir.
• Suceso infausto y extraordinario que trastoca y altera el orden natural de
los acontecimientos.
• Desenlace del poema dramático, especialmente cuando es funesto o do -
loroso.
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Es decir, que si nos guiamos por los efectos devastadores que observamos
en el psiquismo de los adultos responsables del necesario sostén de los ni-
ños a su cargo, esto es, la primacía de sensaciones angustioso-catastróficas,
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En esta posición panicosa el adulto pierde pie, siente una subversión del or-
den de sentido demasiado veloz para poder reordenarlo en otra cadena de
sentido. Siente la pérdida de recursos y simetriza su posición frente al niño
(nuevamente “las boludas” del relato del niño). El niño pierde al adulto, a
su vez, como figura ordenadora de sentido, quedando expuesto al senti-
miento de pánico él mismo, o a pasajes al acto (lo opuesto al juego).
CUESTIONES DE INFANCIA 61
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Clínica de la crisis
Con respecto a los niños nos encontramos con niños que tienen que emi-
grar súbitamente con sus familias, que atraviesan por el abandono o lejanía
de uno de sus padres o hermanos, que han tenido que mudarse de escuela,
de casa, de barrio, perdiendo habituales espacios de referencia, de historia,
de contención, lazos afectivos y sociales.
Es decir, nos encontramos con niños que están recibiendo estímulos trau-
máticos bajo un efecto duplicador. Están confrontados con pérdidas propias
y con las de sus padres. En este lugar particular, que ocupa el niño en la es-
tructura parental de dependencia física y psíquica, está también sujeto a los
efectos del trauma en sus padres, quienes a su vez transmitirán de manera
singular el propio atravesamiento. Entonces, comienza a darse un fenóme-
no de simetrización en donde adultos y niños comparten angustias e incer-
tidumbres, llegando incluso, en algunos casos, a la subversión del proceso,
siendo el niño quien ocupa el lugar de sostén frente a un adulto vulnerable.
Se simetrizan o invierten, entonces, los lugares de sostén y vulnerabilidad.
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Y para finalizar, quiero resaltar lo que creo que es el efecto más dramático y cu-
yos alcances catastróficos, probablemente superen nuestra capacidad de pre-
dicción: es la cifra alarmante publicada por el Gobierno a principios de año, so-
bre el incremento de la deserción escolar y el hambre en la niñez.
Esa cifra, que nos golpea en nuestra función de adultos responsables, nos con-
fronta con una verdadera catástrofe social. Estamos asistiendo a la creación de
toda una generación que no sólo no puede acceder a lo que es su justo dere-
cho, contemplado en la Convención de los Derechos del Niño, sino que está
siendo destinada a ser espectadora, desde la periferia, y la marginalidad, al de-
sarrollo de otra infancia que sí va a acceder al privilegio (no más un derecho)
de convertirse en sujeto de conocimiento. Esto implica el fin de la equidad.
Conclusiones
CUESTIONES DE INFANCIA 63
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Bibliografía
Resumen
64 CUESTIONES DE INFANCIA
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A su vez, se intenta reflexionar sobre lo que ocurre con el juego en los ni-
ños que ven atravesada su vida cotidiana por adultos devastados e impreci-
sos en su función ordenadora y protectora, al estar bajo el predominio de
sentimientos panicosos, frente a la sensación del derrumbe de valores orde-
nadores, provocados por la catástrofe social.
Summary
This paper intends to analyse the effects of the social crisis -which Argenti-
na has undergone since the end of 2001- on infantile psychism.
This work also analyses the events in the play field of children whose every-
day life has been run through devastated adults that, overwhelmed by the
collapse of former values due to the social catastrophe, and under a state of
panic, will imprecisely carry out both the forming and protecting functions.
Regarding a series of clinical vignettes from the worst time of the social cri -
sis -end of 2001- the analyst’s position is evaluated at it’s double function:
as an observer of the internal world as well as an individual affected by a
real devastating situation.
CUESTIONES DE INFANCIA 65
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Résumé
En même temps, l’auteur essaye de réfléchir sur ce qui se passe dans le jeu des
enfants qui voient leur vie quotidienne traversée par des adultes dévastés et im-
précis dans leur fonction ordonnatrice et protectrice, étant donné qu’ils se trou-
vent sous l’emprise des sentiments de panique, face à la sensation de l’effondre-
ment de valeurs ordonnatrices provoqué par la catastrophe sociale.
Pour terminer, l’auteur décrit une clinique qui s’impose lors d’une crise ex-
trême, où est mise en valeur la prédominance de symptomatologie psycho-
somatique et d’états d’angoisse, qui complète le panorama des effets obser-
vés dans la construction de subjectivités des enfants sous le choc d’un con-
texte social hostile.
Silvia Morici
Arenales 3504, 10° “47”
(1425) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4825-2025
smorici@ciudad.com.ar
66 CUESTIONES DE INFANCIA
EL ANALISIS CON NIÑOS EN EL
CONTEXTO DE CRISIS
Nilda Neves*
CUESTIONES DE INFANCIA 67
la vida cotidiana que afectan al mismo tiempo a pacientes y analistas.
Rene Käes (1991, pág. 144), por su parte, postula que “ciertos aconteci -
mientos nos permiten interrogarnos acerca de las relaciones entre realidad
psíquica y realidad social y que el cuestionamiento se produce cuando la
distancia entre esos dos órdenes heterogéneos de realidad -que habitual -
mente y necesariamente es posible distinguir en el encuadre psicoanalítico-
parecen haberse esfumado al punto de que vivimos la experiencia extraña
y inquietante de una confusión de límites entre lo de adentro y lo de afue -
ra. La violencia social se confunde con la violencia psíquica o bien lo que
llega de adentro se extiende sin discontinuidad con el medio ambiente so -
cial”.
Hasta qué punto y de qué modo esta confusión de límites nos involucra ge-
nerando situaciones sobre las que se hace necesario reflexionar.
Dice Freud: (1926, pág. 157): [...] “en el nexo con la situación traumá -
tica, frente a la cual uno está desvalido coinciden peligro externo e in -
terno, peligro realista y exigencia pulsional, sea que el yo vivencie en
un caso un dolor que no cesa, en otro una estasis de necesidad que no
puede hallar satisfacción, la situación económica es, en ambos casos, la
misma, y el desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvali -
miento psíquico”.
68 CUESTIONES DE INFANCIA
El mundo del desvalimiento orgánico, psíquico y comunitario es sumamen-
te amplio y diversos problemas clínicos y no clínicos pueden ser incluidos
en este agrupamiento: discapacidades físicas, afecciones psicosomáticas,
enfermedades crónicas, adicciones y también los desamparos sociales que
generan víctimas de la marginalidad, violencia, segregación así como las
neurosis traumáticas colectivas.
CUESTIONES DE INFANCIA 69
Freud en cada proyecto individual o colectivo se expresa un conjunto de
ideales y valores y cada valor surge como destilación de una determinada
erogeneidad.
Así como Freud (op. cit.) plantea que la muerte para cada individuo obede-
ce a causas internas, por la imperfecta eliminación de sus propias toxinas,
los sistemas comunitarios corren el riesgo de disgregación en la medida que
el grupo dirigente no logra hallar la forma de conciliar las aspiraciones sec-
toriales con los valores e ideales colectivos. En tal caso las toxinas en el
cuerpo social aumentan desmesurada y mortíferamente. La progresiva diso-
lución de los vínculos identificatorios que unifican a los grupos lleva a sus
integrantes a procurar satisfacciones pulsionales individuales por sobre las
aspiraciones comunitarias.
70 CUESTIONES DE INFANCIA
abordar los problemas clínicos derivados de estas situaciones en un marco
más amplio que el de las neurosis y cuadros narcisistas psicóticos y no psi-
cóticos, caracterizados todos por conservar la eficacia del mundo simbóli-
co, representacional. Esto implica que la defensa de que se trate opera im-
pidiendo que lleguen a la conciencia ciertas representaciones, representan-
tes de un deseo (como en las neurosis) o como representantes de la reali-
dad (perversiones y psicosis).
A medida que el individuo deja de ser sujeto de sus estados pulsionales esta po-
sición pasa a ser ocupada por otro, el sujeto del que depende el ser es un espe-
culador loco puesto en el mundo, para quien el paciente empieza siendo un
número y termina siendo un despojo sin valor, un cero a la izquierda.
Los matices del afecto son reemplazados por estados de sopor, crisis de pá-
nico y estallidos de furia.
CUESTIONES DE INFANCIA 71
denominamos inconsistente, otro catártico caracterizado por la tendencia a
eliminar el problema del que se habla y fundamentalmente al sujeto mismo
que lo expresa, y otro en el que predominan los cálculos numéricos o es-
peculativos (Maldavsky, 1996).
Problemas clínicos
Muchas son las dificultades que pueden hacer naufragar la posibilidad em-
pática del profesional ya que la situación tóxica en diversos grados suele in-
volucrar a ambos y muchas veces al estado de inermidad del niño o del ni-
ño y la familia: puede superponerse a la inermidad de los profesionales que
los asisten.
72 CUESTIONES DE INFANCIA
por que puede culminar en el letargo que describe Cesio (1991) como la
verdadera enfermedad profesional del analista y que es efecto de su inermi-
dad frente a los procesos tóxicos propios y ajenos.
Las causas internas confluyen con los peligros externos, las sensaciones de
abrumamiento, parálisis, impotencia constituyen transformaciones de afec -
tos desbordantes imposibles de tramitar en soledad.
CUESTIONES DE INFANCIA 73
Bibliografía
Cesio, F. R.: (1991), “El letargo: La enfermedad profesional del analista”, XIX
Congreso Interno, Asociación Psicoanalítica Argentina.
(1918), “De la historia de una neurosis infantil”. Bs. As. A. E. vol. 17.
(1921), “Psicología de las masas y análisis del yo”. Bs. As. A. E. vol.
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Neves, N., Hasson, A.: (1994), “Del Suceder Psíquico”. Buenos Aires. Nue-
va Visión.
74 CUESTIONES DE INFANCIA
Puget, J., Wender, L.: (1982), “Analista y paciente en Mundos Superpues-
tos”. Revista de Psicoanálisis, Vol. IV, Nº 3.
Resumen
Las dificultades que nos plantea la clínica en contextos de crisis son múlti-
ples, en gran medida vinculadas a la claudicación de las condiciones mis-
mas que aseguran la vida subjetiva y la existencia social y cultural. Dichas
condiciones afectan al conjunto de la sociedad, adultos y niños y también
a los profesionales, haciendo muy difícil la conceptualización del estado
general y el específico y también su instrumentación terapéutica.
Summary
The difficulties arisen from the clinical work in contexts of crisis are many,
and they are generally related to the claudication of conditions that enable
the development of a subjective life as well as a social and cultural existen-
ce. Such conditions affect adults, children and professionals and also so-
ciety as a whole, impeding the conceptualization of both general and spe-
cific conditions and thus a proper therapeutic instrumentation. The overw-
CUESTIONES DE INFANCIA 75
helming state is considered as arising from both the external and the driving
world, and due to the state of abandonment in which most clinical situa-
tions are embraced. What they have in common is a failure in either the per-
formance of intersubjective alliances as anti-toxic function, or in the cons-
truction of an individual or group barrier to the driving dash when identif-
ying bonds are broken. Thus, a radical defence will prevail: by denying af-
fections, degrees would be replaced by states of lethargic sleep, panic at-
tacks and rage outbursts. In such situations, the clinical goal lies on the ac-
tivation and preservation of a feeling and perceptive conscience as a base
from where controlled tender affections could be displayed. For such achie-
vement, the analyst’s capability of empathy is vital as a basic tool for instru-
mentation. Also, in order that professionals involved in toxic situations
could escape from abandonment, peer’s driving contribution and a holding
theoretical framework are vitally important.
Key words: identifying bonds’ dissolution; loss of ideals; traumatic and to-
xic states; rejection of affection; loss of empathic capability.
Résumé
Les difficultés posées par la clinique dans les contextes de crise sont multi-
ples: la plupart d’elles sont liées à la claudication des conditions mêmes qui
assurent la vie subjective et l’existence sociale et culturelle. Ces conditions
frappent l’ensemble de la société, adultes et enfants, et aussi les profession-
nels, ce qui rend très difficile la conceptualisation de l’état général et du
spécifique, aussi bien que leur instrumentation thérapeutique.
L’auteur pose que l’état d’accablement provient aussi bien du monde exté-
rieur que du pulsionnel et qu’il correspond à un état de délaissement qui
comprend un grand nombre de situations cliniques. Ce qui est commun à
toutes c’est que les alliances interindividuelles échouent dans leur fonction
antitoxique ou dans la production d’une cuirasse de protection antistimulus
au niveau de l’individu aussi bien qu’au niveau des groupes éprouvant la
dissolution de liens d’identification. Une défense radicale prédomine alors:
la déconsidération des émotions, dont les nuances sont remplacées par des
états de somnolence, des crises de panique et des accès de colère. Dans ces
cas, le but clinique consiste à éveiller et à conserver la conscience liée au
sentir et au percevoir, en tant que fondement pour que puissent se déployer
des émotions non débordantes de la gamme de la tendresse, et pour cela le
guide dont l’analyste dispose est sa propre capacité d’empathie. Également,
pour que les professionnels submergés dans des situations toxiques sortent
76 CUESTIONES DE INFANCIA
de leur délaissement, il faut qu’ils comptent sur l’apport libidinal de leurs
collègues aussi bien que sur le cadre théorique qui les englobe.
Nilda Neves
Virrey Avilés 3564
(1426) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4551-2938
nneves@fibertel.com.ar
CUESTIONES DE INFANCIA 77
TODO BIEN Y ME BORRO
María Eugenia Schierloh *
Presentación
Sus padres están separados desde que Luis tiene tres años y desde entonces
el papá se volvió a su ciudad natal, donde trabaja en la organización de ca-
rreras de caballo. El niño vive con su hermana de diez años y su mamá en
otra ciudad de la misma provincia, donde lo atiendo con una frecuencia
quincenal. Ella es profesora en un gimnasio propio y esta actividad le de-
manda demasiado tiempo, por lo cual el niño pasa gran parte del día con
su niñera o en casa de sus abuelos maternos
La consulta la realiza la mamá, motivada por el hecho que su hijo “come sin
parar”, además la preocupa su conducta en la escuela. “Luis se enoja con la
señorita cuando ella no hace inmediatamente algo que él le pide, se esconde
detrás o debajo de un mueble negándose a salir... Con sus compañeros se ha
puesto muy agresivo, es violento y cuando le dicen gordo se ataca”.
78 CUESTIONES DE INFANCIA
chas cosas” y enseguida me cuenta que Luis come sin parar, sin hambre,
que el pediatra le dijo que era ansiedad y le recomendó que consulte.
“Luis se trepa a la alacena y agarra lo que encuentra, el otro día le dije que
no comiera pan que ya iba a estar la comida y de repente lo vi sentado co -
miendo pan desaforadamente, lo reté y se hizo pis encima, me preocupé
mucho y me di cuenta que esa no era la forma de tratarlo... A mí me preo -
cupa que la gordura le cause limitaciones”.
Le pregunto hace cuánto tiempo que el niño come así y me cuenta: “Hace
un tiempo bastante largo, dos años tal vez, pero ahora me preocupa porque
los compañeritos lo cargan, le dicen gordo chancho y él llora, se enoja y les
pega”.
El papá del niño no puede cumplir con su palabra y frente a esta imposibi-
lidad alega no disponer de medios económicos. Ella le pide que venga, que
esté mas presente, que lo llame mas seguido, pero él no puede sostener sus
promesas, no puede cumplirlas. Según la mamá: “es un mentiroso”
CUESTIONES DE INFANCIA 79
Luis lo extraña. Llora angustiado manifestando el dolor que le causa la pérdida
de esa figura idealizada que representó para él su padre.“Eran muy pegados y
cuando pasa mucho tiempo sin saber de él se pone agresivo, sus compañeros
no quieren jugar con él... y lo dejan solo”. Ella teme por el destino de Luis: “Le
falta relación con chicos de su misma edad y me da miedo que por la relación
que tiene conmigo el día de mañana sea homosexual”.
Indago sobre las representaciones que fundan esta fantasía y dice: “me aca -
ricia la panza y me dice qué linda pancita... me llama mi reina e intenta
darme besos en la boca, yo no quiero que deje de vivir su vida por compla -
cerme a mí”.
Ella afirma que el padre del niño nunca se dio cuenta que era padre, que
nunca quiso ese rol y por eso nunca pudo asumirlo. Cree que su propia his -
toria lo marcó al momento de ser padre y recuerda que una vez él le dijo:
Sabes que feo es no conocer tu identidad...
Cuenta cómo lo conoció, fue un verano, ella bailaba en una comparsa que
se presentaba en su ciudad y al mes de conocerlo queda embarazada. Al
principio la apoyó en todo, estaba todo bien, pero al poco tiempo le dijo
que no quería seguir y se borró.
Pasados algunos meses, lo llama para una ecografía, y aunque no creía que
él viniera, aparece. Cuando nace Luis, la abuela materna presiona para que
se casen ya que no soportaba que su hija sea madre soltera por segunda
vez.
Su propio padre tiene una familia paralela, es bígamo, y hace poco tiempo
ella se enteró que tenía otro hermano por parte de él. “Mi mamá lo descu -
brió, lo sabe y siguen juntos porque a ella siempre le importó el qué di -
rán...”.
80 CUESTIONES DE INFANCIA
terno: borrarse, faltar. El padre falta al encuentro con su hijo. Falta a su palabra.
No hay palabra, en tanto ésta, queda desmentida constantemente. Podríamos
pensar que si el papá cumple con su palabra ella no tendría nada que decir de
él, quedando-se de este modo sin existencia para el otro. Ella reconoce que le
cuesta mantener las decisiones que toma respecto al padre del niño.
Acuerdo que termina cayendo, cuando una vez dormido Luis, el papá pre-
tende salir asegurando volver antes que el niño note su ausencia.
CUESTIONES DE INFANCIA 81
Estos modos de actuar, podrían leerse como formas de calar un lugar en el
otro. Funcionamiento tomado del modelo paterno que borrándose, esca-
pándose, saliéndose de la escena cobra existencia para el otro. Existe.
Por otro lado, en la casa, la actitud de Luis parece ser diferente a la que ob-
servan en la escuela. “Conmigo es obediente (dirá su madre), me hace ca -
so, es muy dependiente... muy “sí mamá”, es como si no quisiera que yo
me enoje con él... a veces cuando le pongo alguna pena por algo que hizo
en la escuela, me da lástima... lo hemos privado de tantas cosas, que se la
termino levantando”.
El padre lo ve bien, en la primera entrevista dice: “no creo que Luis tenga
algún problema, conmigo se adapta, me respeta, no me molesta... lo que
Luis no puede superar es la separación y todo es por lo mismo. Antes vivía -
mos juntos, íbamos a los jueguitos, comíamos siempre juntos, yo lo retira -
ba de la escuela... y ahora no puedo venir a verlo”.
“Yo lo amo a Luis ”, dice intentando mantener la rudeza que refleja su ima-
gen.
Reconoce que su vida antes de casarse era una joda, frecuentaba la noche,
salía con minas, tomaba. “Cuando me casé al principio todo bien, pero des -
pués empecé a engañarla”.
82 CUESTIONES DE INFANCIA
Después de relatar estas cuestiones dice que él no cree en los psicólogos,
pero quiere que su hijo esté bien... que no sufra”. Cuando expresa esto se
angustia y se disculpa tratando de reponerse. Enseguida me dice: “yo no
tengo a nadie para hablar sobre estas cosas, tal vez me haga bien, porque
con mis amigos no puedo hablar de ésto ellos me ven distinto, para ellos
soy todo joda, piensan en mí y se imaginan la joda, aunque yo esté hecho
mierda por dentro”.
Le digo que tal vez él no sabe por qué era tan terrible pero que quizá po-
damos saber qué le está pasando a su hijo.
Ante esta intervención, levanta la vista y dice: “Creo que sé... yo nunca tu -
ve un padre”.
Lo vuelvo a citar.
Recuerda que mentía un montón para lograr lo que quería. Un día llegó a
inventar que su mamá había tenido un infarto para que lo dejaran salir del
servicio militar. “Mentía, me daban franco el fin de semana y salía... de chi -
co empecé”.
CUESTIONES DE INFANCIA 83
conoce a la mamá de Luis era su peor momento y no estaba preparado pa-
ra ser padre. Entonces, siguió en lo suyo hasta el día que viajó al bautismo
y lo apretaron para que se casara.
Recuerda que al principio estuvo sin salir, deprimido por todo lo que había
perdido. “Al poco tiempo le empecé a ser infiel, incluso llevaba minas a la
casa cuando ella estaba de viaje, una vez Luis me vio en la cama con otra
mujer...”.
“Yo le había prometido a mi hijo que íbamos a pasar juntos el día del pa -
dre y ahora no voy a poder estar con él... lo voy a llamar pero no sé qué de -
cirle, no quiero contarle la verdad porque se va a asustar mucho...”.
En esta primera entrevista como en varias otras el niño elige armar una se-
rie de rompecabezas, cada uno de los cuales posee de ambos lados un po-
kemon diferente. Este armado es algo que repite tanto al inicio como al fi-
nal de cada sesión. Dicha insistencia podría estar simbolizando algo del or-
84 CUESTIONES DE INFANCIA
den de la angustia de castración, que se resignifica ante la falta, frente a ca-
da pérdida, vivenciadas por el niño. Luis trata de unir las partes separadas
de lo que se supone un todo unificado y para esto me convoca: “dale vos
también armá, ayudame...”.
Podríamos pensar que es la presencia del padre lo que el niño intenta rea-
lizar con su acto (comer desaforadamente, atacarse, esconderse...) revirtien-
do así la situación de pasividad vivenciada en cada espera interminable
que se prolonga en el tiempo con la ausencia del padre, con la falta del pa-
dre al lugar que el niño lo convoca.
Luis juega a “las luchas” entre animales. Para esto elige un dinosaurio, un
búfalo y un tigre. Cada uno de los animales es “todo poderoso” y siempre,
indefectiblemente ganan, matando al rival. Frente a éste resultado irreversi-
ble me aclara “los tuyos no lo pueden vencer porque tienen sólo un ataque
y el dinosaurio, tiene muchos por eso triunfa, es invencible”.
Antes de irse me dice que va a dejar los animales “comiendo para revivir -
los” así la próxima vez vuelven a atacar.
La misma escena de las luchas es armada en cada nueva sesión; los anima-
les luchan con un rival, de a uno por vez y el resultado siempre es el mis-
mo, los otros son derrotados. De forma un tanto arbitraria es él quien dice
cómo tienen que luchar los míos, qué ataques tienen y de esta manera do-
mina la situación. “Triunfa”.
Le pregunto por qué sus animales tienen los mejores ataques y me respon-
de: “porque se entrenan”. En otro momento de la escena lúdica cuando Luis
insiste con el entrenamiento de sus animales, le pregunto de qué se trata ese
entrenamiento y entonces me responde: “tienen que comer mucho así tie -
nen mas fuerza”.
CUESTIONES DE INFANCIA 85
bilidad que el síntoma de comer, además de poner en juego una zona eró-
gena privilegiada junto a la tensión constante de la pulsión oral, responde
a un sentido inconciente. Algo se enquista en ese síntoma: entrenar equiva-
le a comer para recuperar fuerzas y hacerse fuerte, hacerse grande abre la
posibilidad de hacerse ver, de hacerse escuchar.
“Hay que comer mucho para tener mas fuerzas, yo por eso como muchos
platos...”, dice el niño en otra oportunidad, mientras “entrena” sus anima-
les.
Le digo que parece que hay que comer mucho para ser fuerte y no perder.
En otra sesión Luis llega y me dice que quiere hacer un dibujo “lo dibujo
primero a mi papá porque es más grande (enseguida que termina de dibu-
jar al padre hace el sol y flores) a mi mamá no la puedo dibujar porque no
me queda más espacio”.
A través del dibujo Luis hace presente al padre, rellena la ausencia y ocu-
pando todo el espacio con su representación intenta sostener al padre dan-
do cuenta de su idealización.
Cuando veo a al niño luego del llamado telefónico del padre, lo primero
que me dice es: “sabés que cuando a mí me dicen muchas veces gordo yo
les pego... me siento mal y parezco un oso peleando... yo ahora como mu -
cho porque estoy triste por mi papá, por mi abuela y por mi tío... los extra -
ño (familia paterna) y además mi papá está enfermo, hablé con él por telé -
fono y me dio tristeza porque hace mucho que yo no lo veo y tengo mie -
do que le pase algo...”.
86 CUESTIONES DE INFANCIA
comprarme comida y alimento, mi mamá me dijo que ella plata para com -
prar hamburguesas y pizzas no tenía, algunas veces nos da comida sana,
antes cuando estaba mi papá íbamos a comes pizza juntos y después a los
videojuegos...”.
A modo de cierre...
Resumiré una sesión de la clínica con Pablo en la que estuvo presente el papá.
El papá permanece parado sin saber qué hacer hasta que el niño lo invita a
sentarse al lado de él y le propone jugar con nosotros a modelar unos ani-
males con plastilina. Armamos una tortuga, un conejo y un elefante. Cuan-
do terminamos Luis dispone “vos sos la tortuga, (le dice al papá) y vos el co -
nejo (a mí). Yo soy el elefante”.
Enseguida propone luchar, armando una vez mas la escena de luchas y ata-
ques. Primero todos pelean contra todos, perdiendo las diferentes partes del
cuerpo y quedando finalmente destruidos. Luis se ríe a carcajadas y hasta
el momento parece disfrutarlo.
Ahora las dos tortugas hacen alianza y luchan contra el conejo, el tercero
(que lo represento yo) En un momento el papá del niño apoya la tortuga so-
bre la de Luis y le dice “te meo para darte fuerzas”, y repitiendo la escena,
para darle fuerzas, también lo caga “te cago para darte fuerzas”.
CUESTIONES DE INFANCIA 87
zas, tal vez el niño pueda encontrar un modo distinto de relación con el
otro, posibilitándole un modo de existencia diferente.
Resumen
Luis es traído a consulta porque come sin parar. Cuando le dicen gordo se
ataca y reacciona de manera violenta. En situaciones particulares, en la es-
cuela, se escapa o se esconde negándose a salir.
Según la mamá sus reacciones son motivadas por el cambio de actitud del
padre, quien luego de la separación, le hace promesas al niño y no cumple
con su palabra.
Summary
Luis cames to consultation because he eats contantely, when they tell him
cat he gets really ungry and reacts in a violen way.
His father sees his self reflected in his sons terrible behavior, recognizing his
awn cause to the lack of father.
It takes particular relevance, in this case, the spech of the parents like a re-
presentante of the family structure and the place the boy occupies in this
complex vincular net.
88 CUESTIONES DE INFANCIA
Key words: clinical case; spech of the parents; family structure; vincular net.
Résumé
Louis est venu en consultation car il mangeait sans arrêt, lorsque quelqu’un
lui dit gros il réagit violemment. En certains cas il s´échappe et se cache re-
fusant de sortir.
Le père se voit lui même lorsque enfant reflété à la conduite de son fils, re-
connaissant comme cause l´absence d´un père.
Il est remarquable, dans ce cas clinique, le discours des parents donnée par
la valeur représentative que lui même a de la situation familiale et de la pla-
ce occupée par l´enfant dans cette complexe trame relationnelle.
Mots clés: cas clinique; discours parental; structure familiale; trame rela-
tionnelle.
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LA TRANSMISIÓN GENERACIONAL EN LA
CONSULTA POR UN NIÑO
Mabel Maffezzoli *
En este punto, sigue vigente esa alusión de Freud (1933) en las “Nuevas
Conferencias”, texto en el que reconoce que el niño es un objeto muy favorable
para la terapia analítica, pero además nos dice: “suele ser necesario aunar al
análisis del niño algún influjo analítico sobre sus progenitores” (pág.137).
Coincido con la colega que presenta el material clínico, quien alude a los
conceptos de traumas y duelos al escuchar las historias que rodean a Luis.
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hijo nos lleva a la cuestión de la prohibición del incesto y qué lugar tiene
el padre para Luis y para su madre.
Luego de las luchas entre las tortugas, surge en Luis un cierto deseo de fil-
iación, de ordenar o de entender esa relación entre ambos: “es el papá [...]
porque es más grande”.
Cuando Beatriz Janin (1998; 2000) escribe sobre los trastornos tempranos en
la estructuración psíquica nos habla de fallas en la constitución del aparato
psíquico y que derivan de conflictos, que si bien se expresan a través de
movimientos intrapsíquicos, incluyen en su producción a los otros.
“Todo niño implica una puesta en juego de proyectos, pero es muy difer -
ente cuando los ideales que se ponen en juego, son los ideales del yo ideal,
los ideales de, de perfección, omnipotencia, grandeza, en un ahora “ya”,
que marca la insistencia de la muerte, del no-tiempo, de que no hay futuro.
Por el contrario, los ideales del ideal del yo [...] motorizan hacia un futuro”
(Janin, 1998; pág.13).
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Por su parte, el padre se define: “soy todo joda. Salgo todas, las noches,
estuve con miles mujeres”. Padre que hace poco fue herido de bala.
Con respecto al padre, al nacer él, su madre lo dejó al cuidado de los abue-
los paternos hasta los trece años momento en que la madre regresa sola y
con un hermanastro. Nunca conoció al padre y con la madre no se habla,
no mantiene trato.
CUESTIONES DE INFANCIA 93
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En estos niños la búsqueda del pasado puede darse a través del Psicoanálisis
que Tisseron llama “arqueología del psiquismo”.
Cuando Luis dice: “dale vos también armá, ayúdame”, es un niño que no
busca jugar en presencia de otros, sino que busca jugar con otros, con su
analista.
Estos conceptos, los podemos asociar con lo que dice Winnicott (1960):
Como resultado del éxito del cuidado materno, en el infante se establece
una CONTINUIDAD DE SER que constituye la base de la fuerza del yo,
mientras que el resultado de cada fracaso del CUIDADO MATERNO, con -
siste en que la continuidad del ser, se ve interrumpida por reacciones a las
consecuencias de este fracaso” (pág.67).
Parece que Luis quiere asegurarse que en cada sesión se dé esa continuidad
que no tiene en su ámbito familiar, busca un sostén para poder jugar, para
poder pensar, para poder crear.
Bibliografía
Gutton, Philippe: (1973) El juego de los niños, Nova Terra, Barcelona, 1976.
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Resumen
Se destacan los aportes de las entrevistas vinculares con cada uno de los
padres, ya que permiten realizar hipótesis teóricas acerca de los fun-
cionamientos parentales y en consecuencia del psiquismo en constitución
del niño.
Summary
The interviews the child attends together with each of his parents is high-
lighted, since it makes it possible to put forward theoretical hypotheses
CUESTIONES DE INFANCIA 95
Pag. 90 a 96 3/21/06 2:44 PM Page 96 ramon OMEGA:z z z año 2004:marzo:Libros MARZO:CUEST. DE INFANCIA:Libr
related to the parental behaviour, and thus, to the child’s developing psyche.
Résumé
L´auteur souligne l´apport d´avoir entrevues avec tous les deux parents
puisqu´elles permettent reáliser hypothèses teoriques sur les fonctionnements
parenteles et sur le psychisme en procès de constitution de l´enfant.
Mabel Maffezzoli
Rodríguez Peña 565, 10° “D”
(1020) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4371-1085
mmaffezzoli@yahoo.com.ar
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Al inicio del texto leemos la siguiente consideración: [...] “En este caso, el
niño, como efecto de la estructura simbólica donde se halla inmerso, está
atravesado por duelos y traumas consecuentes con la crisis de la sociedad...
crisis de la sociedad parental, de los vínculos entre ellos y con él. Esta cri -
sis se refleja en la caída de la palabra y en la declinación de las funciones,
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Fue Maud Mannoni (1964; 1967; 1980) quien recapacitó sobre los varios
factores que participan en la enfermedad psíquica de un niño: los fantasmas
parentales, fundamentalmente los de la madre, el contexto social y cultural
así como el campo del discurso donde estos campos se entrecruzan.
[...] “El niño que nos traen -escribe Mannoni- no está solo, sino que ocupa
un sitio determinado en el fantasma de cada uno de los padres. En cuanto
sujeto, él mismo se encuentra a menudo alienado en el deseo del Otro. El
niño no puede ser aislado artificialmente de cierto contexto familiar; desde
el comienzo tenemos que contar con los padres, con su resistencia y con la
nuestra. Por el hecho de que estamos implicados en la situación -nosotros
y nuestra historia personal- podemos encontrar un sentido al mensaje del
niño, pero por eso mismo nos vemos llevados a resistirnos a él. El discurso
del niño (sobre todo el del psicótico y el del débil mental) nos revela siem -
pre un tipo particular de relación con la madre. La enfermedad del niño
constituye el lugar mismo de la angustia materna, una angustia privilegiada
que generalmente interfiere la evolución edípica normal. El valor otorgado
por la madre a determinada forma de enfermedad transforma a esta última
en objeto de intercambio, creando una situación particular en la que el ni -
ño tratará de escapar al dominio paterno.”1
1 Mannoni, Maud: (1967) El niño su “enfermedad” y los otros, pág. 65, Nueva Visión, Bue-
nos Aires, 1982.
2 Bleichmar, Silvia: (1986) En los orígenes del sujeto psíquico; del mito a la historia, pág.
24-26. Amorrortu editores, Buenos Aires.
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3 Según esta autora, el equilibrio entre la pulsión de vida y la de muerte se debe, en parte, al
éxito de este trabajo del Yo; trabajo paradojal ya que debe investir una fuente de displacer sien-
do su principio regulador la evitación del displacer y el mantenimiento de las ligaduras con
los objetos fuente de placer. Ante una frustración o sufrimiento, el Yo tiende a apartarse del ob-
jeto, momento de desinvestidura ante el cual las fuerzas tanáticas (tendientes a la disgregación
y desinvestidura), se activan y acoplan, en forma transitoria, a este movimiento. El predominio
del caudal erótico del sujeto impide que la tendencia a la desinvestidura de Tánatos se impon-
ga, evitando de este modo degradaciones somáticas, depresiones y desmantelamientos psicó-
ticos. Ese caudal es heredero de la capacidad materna para neutralizar los estímulos displa-
cientes, ayudar a metabolizarlos y hacerlos pensables (lo que Bion conceptualiza como “rêve-
rie materna” y “función alfa”).
a) lo deprimen (“el niño se queda esperándolo con el bolso listo para irse
con él, hasta que al final del día lo vence el cansancio y se queda dor -
mido”) y
b) lo llevarían a reaccionar con violencia ante las cargadas de los compañe-
ritos de escuela (“le dicen gordo chancho y él llora, se enoja y les pega”).
El destino de Luis es lo temido por la madre: “Le falta relación con chicos
de su misma edad y me da miedo que por la relación que tiene conmigo el
día de mañana sea homosexual”.
(“En otro momento del tratamiento de Luis, su mamá me pide una entrevis -
ta. Se presenta diciéndome que estuvo muy mal, tomó pastillas y tuvieron
que hacerle un lavaje. Quería dormir y olvidarse por un momento de todo.
Su propio padre tiene una familia paralela, es bígamo, y hace poco tiempo
ella se enteró que tenía otro hermano por parte de él. “Mi mamá lo descu -
brió, lo sabe y siguen juntos porque a ella siempre le importó el qué di -
rán...”).
Sus “faltas” como padre, fomentan un sentimiento de culpa que le hace re-
prochar no ser un buen padre para Luis (“Yo tengo una confusión, soy ci -
clotímico primero estoy bien y después me borro... yo sé que no puedo ser
un buen padre para él porque no le puedo dar todo... y cuando no vengo
porque preferí salir de noche después me arrepiento”).
El lugar del padre es significativo en la historia de los padres de Luis. Por di-
ferentes razones, ambos quedan expuestos al designio caprichoso de sus
madres. Ausencias y abandonos, ocultamientos y mentiras se hacen oír en
ambos linajes.
Creo que así lo interpretó la analista de Luis ya que consigna parte del tra-
bajo vincular realizado con Luis y su padre.
Coincido con su terapeuta en la afirmación de que Luis “trata de unir las par -
tes separadas de lo que se supone un todo unificado”, -temática asociada a la
angustia de castración-. convocando para ello a su analista (“dale vos también
armá, ayudame...”). Aunque agregaría a su consideración de que lo que resul-
ta insoportable para Luis es el “borramiento del padre, justo ahí donde debe -
ría hacerse presente”, que esta ausencia lo deja solo ante la madre. Estimo
que esto es lo insoportable: una madre que ocupe todo el espacio.
Dice Luis en una sesión: “Si sos un ángel podés bajar a la tierra?... A mí me
parece que yo nunca vi un ángel, si yo viera uno le pediría un deseo: nadar en
4 Ortigues, Marie Cécile y Edmond: (1987) Cómo se decide una psicoterapia de niños. Gedi-
sa, Buenos Aires, pág. 38).
billetes de dólares para tener mucha plata y que mi mamá pueda comprarme
comida y alimento, mi mamá me dijo que ella plata para comprar hamburgue -
sas y pizzas no tenía, algunas veces nos da comida sana, antes cuando estaba
mi papá íbamos a comer pizza juntos y después a los videojuegos...”.
• Además, se enlaza una privación materna (“mi mamá me dijo que ella
plata para comprar hamburguesas y pizzas no tenía”), con el recuerdo
y la añoranza de los encuentros con el padre con el que sí podía comer
“comida no sana”.
Mientras su madre insiste en la ausencia del padre (esta vez ante la caída
del primer diente de leche), el hijo pide hacer un dibujo: “Lo dibujo prime -
ro a mi papá porque es más grande (enseguida que termina de dibujar al pa -
dre hace el sol y flores) a mi mamá no la puedo dibujar porque no me que -
da más espacio”.
Toda una frase... Tal vez empiece a llenar su espacio psíquico interior de
otros modos y con un costo menor...
Bibliografía
Bleichmar, Silvia: (1986) En los orígenes del sujeto psíquico; del mito a la
historia, Amorrortu, Buenos Aires, 1986.
Resumen
Summary
Some comments and reflexions on the six-year old boy Luis are stated.
Parting from the clinical material it is pointed out the universe of the paren-
tal phantasies, together with a number of hypotheses regarding the features
of the child’s symptomatic expressions, and the kind of conflict showed in
the different stages of his subjective structuration.
Résumé
Gabriel Donzino
Sánchez de Bustamante 2010, 1° “C”
(1425) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 5787-8803
gabdonzi@ciudad.com.ar
Introducción
Ahora bien, sabemos que tal característica letal del estímulo, deviene, en
última instancia, de la autoevaluación que el Yo hace de sus recursos con
relación a dicho estímulo, en el contexto de una realidad conjetural que se
mide por su eficacia.
Si, como decía Cesar Vallejos, “No poseo para expresar mi vida sino mi
muerte”, el modo en que una persona o grupo defina su posición ante cir-
Esta referencia constante del Yo a los otros, también resultará afectada en es-
tas experiencias.
3 Pienso el concepto de Confianza Básica en acuerdo con las teorizaciones de Goffman, Guid-
dens y Laing.
De contextos
Por mi parte, considero que, tanto los factores de riesgo y de protección, co-
mo los mecanismos de respuesta, deben interpretarse como contextuales y,
por lo tanto imposibles de codificar “a priori”. Por otra parte, esta misma ca-
racterística, determinará la variabilidad de la efectividad de respuesta en las
4 “Conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan una vida sana en un medio
insano”. Rutter, M. ; 1997.
Respuesta saludable
• Confianza básica.
• Capacidad para dominar pulsiones y mantenerlas integradas.
• Control de la realidad. (Capacidad de reconocimiento y adaptación
creativa).
• Autodistanciamiento crítico.
• Autonomía. (Capacidad de tolerar situaciones de dependencia e inde-
pendencia)
• Sentido de intimidad. (Capacidad de reconocer los límites yo, no-yo y to-
lerarlos)
• Sentido de generatividad.
• Sabiduría. (Capacidad de historizar las experiencias vividas y compartir-
las)
Por supuesto, este punteo no pretende ser acabado, no excluye otros indi-
cadores que puedan puntualizarse, pero da una idea base para pesquisar la
complejidad de entramados implícitos en cada observable.
Desde otro contexto, Steiner afirma que “toda civilización o individuo tie -
ne en su interior una respuesta a las insinuaciones de la sensación de inmi -
nente catástrofe” (Steiner, 1992).
Según sean las condiciones de este interjuego entre el Yo y los Otros, se se-
guirá la mayor o menor necesidad de distanciamiento entre la vivencia pro-
funda y su traducción, con relación a un abanico de posibilidades que pre-
sentan, en un extremo el riesgo de enquistamiento y en otro la plasticidad
superadora.
Por último, podemos agregar que una de las funciones de este relato ha de
ser la de orientar al Yo en su actuar.
Entramados
Por una parte, de lo que éstos le aporten como materiales y saberes, impres-
cindibles para llevar adelante la tarea. Por otra, y no menos importante, de
la valoración que hagan del resultado.
5 El autor, elige el concepto de “restauración” como más rico que “reparación” en tanto per-
mite notar que “cuando un cuadro ha sido restaurado, asistimos a un embellecimiento, a ve-
ces una metamorfosis”, (op. cit. pág. 91).
Así como Azar y Destino, nombran por igual la impotencia del Yo, su en -
mudecimiento. (ya sea que resulte abrumado por lo disruptivo, o que no
pueda vencer la inercia de un recorrido preanunciado), lo que llamamos
Resiliencia da cuenta de los esfuerzos del Yo por rescatar sus voces, aunque,
para ello, deba exorcizar fantasmas propios y ajenos.
Bibliografía
Brunero, A.: (2002) Etica desde el Otro, Buenos Aires, Ed. Lumen, 2002.
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Pichón Rivière, E.: (1986) El proceso creador, Buenos Aires, Nueva Visión, 2000.
Resumen
Summary
This paper examines the problem of extreme experiences, the resources and
potentialities with which individuals or social groups resist and overcome,
the above mentioned experiences.
The work also considers the concept of “narrative identity” as an Ego cons-
truction that allows it articulating, thought, feeling and action when inter-
preting the meaning of a situation, as well as the ego involvement, so saving
itself from being overwhelmed.
Résumé.
Alicia Gamondi
Gascón 526, 6° “C”
(1181) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4865-9623
agamondi@netizen.com.ar
LA DEPRIVACIÓN SIMBÓLICA
Juan José Calzetta *
Pero resulta también pertinente desplazar el acento a otro aspecto del pro-
blema, tal vez menos ligado a la cotidianeidad de la práctica clínica –por
lo menos a la del consultorio-, y que, sin embargo, hace en forma directa a
la formación como psicoanalistas y como trabajadores de la salud. Se trata
del efecto más general de la crisis sobre quienes se encuentran en situación
de riesgo psicológico y social. O sea, para expresarlo de manera directa y
simple, los niños pobres, que son, en realidad, la mayoría de los niños ar-
gentinos. Tal vez, para muchos de los que habitan el país esta estadística es
en sí misma un verdadero hecho traumático; tanto, que se corre el riesgo
que la repetición de las imágenes y las palabras terminen tornando banal el
horror, como en una especie de desmentida colectiva.
* Profesor Titular de la Cátedra Psicología Evolutiva Niñez. Facultad de Psicología. UBA. Pro-
fesor invitado de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños de UCES.
nalítica se sabe, por ejemplo, que el aporte amoroso materno no es tan só-
lo un suministro conveniente; es más bien la sustancia básica desde la cual
se construye la esencia del sujeto psíquico, es decir, su dimensión desean-
te. La tarea constructora de la pulsión de vida se apoya en el cuidado ma-
terno y se realiza, en primer lugar, en el armazón del sistema representacio-
nal. La acción contraria, la de la pulsión de muerte, tiende a la desinvesti-
dura. Ésta debe concebirse como una pérdida en el órgano de cualificación
de las cantidades de excitación; tal es el efecto primigenio de la pulsión de
muerte en su labor intrapsíquica (Green, 1972).
Creo que debe centrarse el foco en los efectos que la carencia de holding
adecuado produce en los distintos momentos del desarrollo. En cada fase
de la estructuración psíquica se hace necesario un determinado suministro
provisto por el auxiliar –que no se trata tan sólo de un agente personal, si-
no más bien de una función cuyos límites se confunden con la acción del
entorno sociocultural-. Fue abordado por varios autores (Spitz, 1968; Win-
nicott, 1980, entre otros) el efecto contrario a la organización psíquica de
la falta de sostén materno en los momentos iniciales de la constitución psí-
quica. Puede prolongarse el sentido de esos descubrimientos, y sostener
que cada uno de los períodos ulteriores exige aportes específicos en la mis-
ma dirección. En otras palabras: durante todo el proceso de constitución de
las estructuras psíquicas es necesario para el sujeto contar con un siste-
ma de apuntalamiento en que el otro (o, mas bien, los otros) logre ejer-
cer cada una de las posiciones posibles: auxiliar, modelo, objeto y aún
rival. A partir de vivir esos modos de la experiencia podrá el sujeto en
constitución establecer y consolidar aspectos como el de la alteridad ra-
dical del otro, un logro sin el cual la vida en comunidad se haría impro-
bable. Es frecuente que ese camino, que apunta a la autonomía y tam-
bién, al respeto, no logre transitarse en su totalidad. La falta de esos pun-
Un efecto mayor -que no sólo se refiere a los chicos de la calle, que tal vez
constituyan un ejemplo extremo- es que se consolida una clase particular
de excluidos de la cultura, condenados a compararse, diariamente, con
quienes a metros de distancia gozan de sus bienes. Esta oposición tiende a
generar un crudo antagonismo, en tanto la afirmación de sí sólo puede pro-
venir, a menudo, de la negación de los otros. No puede dejar de advertirse
que esta polarización radical del lugar del otro es la primera consecuencia
de una considerable fragilidad psíquica como característica generalizada,
producto de las condiciones descriptas, en la que el peligro que amenaza
al Yo es el de la aniquilación. Es ciertamente, como se señaló, mucho más
que el fracaso de la represión y el retorno de lo reprimido, movimiento que
reconocemos sin dificultad en las manifestaciones de las neurosis de trans-
ferencia: se trata, en cambio, de la pérdida de investiduras, lo que equivale
a decir una pérdida en la misma esencia del Yo, en tanto órgano de cualifi-
cación, que obliga a la puesta en marcha de mecanismos defensivos extre-
mos. A partir de tal circunstancia, los sistemas de valores que se generan en
ámbitos más o menos determinados se organizan alrededor del ejercicio de
la violencia: se es en la medida en que se pueda eliminar físicamente al otro
diferente, o dañarlo de alguna manera. No parece un exceso pensar en la
génesis de un Ideal del Yo peculiar, antagónico con lo que el resto de la so-
ciedad concibe como valor.
Bibliografía
UNICEF: El interés superior del niño. Hacia una sintesis de los derechos del
niño y los valores culturales. Buenos Aires, 1997.
Resumen
Summary
Résumé
Le travail mis en rapport certaines formes du malaise chez l’infant avec des
circonstances qu’appartiennent à l’entourage social, en particulier la crise
qui frappe à l’Argentine dans les années dernières. Il aborde la question par
rapport aux enfants plus pauvres -et par conséquent plus exposés- et il in-
troduit à la fois la notion de “deprivation symbolique” pour rendre compte
de la particulière subjectivité que l’on produit dans telles conditions. On es-
saie une approche métapsychologie en prenant à considération le conflit
entre Eros et Pulsion de Mort.
Diego Moreira*
Considero que no, se trata más bien de una posición ética establecida por
un texto del deseo. Aquí, es necesario diferenciar ética de masoquismo, co-
mo lo propuso Freud. Recordemos que en el masoquismo la moral es rese-
xualizada.
Así como Fernando Pessoa afirmó que su patria era la lengua portuguesa,
nuestra patria es la lengua argentina, ya que en ella, y sólo en ella nos cons-
tituimos como sujetos deseantes.
Es por eso que un editor español, hace algunos años, rechazaba los textos
de Julio Cortázar porque escribía en “argentino”. El editor que lo censura-
ba no se resignaba a escuchar una voz, una entonación, y una sintaxis, que
no fuese la que se escuchaba en Madrid y sus cercanías. Cortázar no escri-
bía como era debido. Es decir, como lo exigían los custodios de la lengua
española, me refiero al “Prontuario de ortografía de la lengua castellana” de
la Real Academia Española, de 1844, y sus diversas actualizaciones. No ha-
bía lugar para una escritura propia y diferente, es decir, para un Borges,
Fuentes, Rulfo, García Márquez, Onetti, Monterroso o Cabrera Infante.
Pero entonces ¿Hay en esta resistencia de los niños y adolescentes, una éti-
ca que les impide estructurarse de acuerdo a las exigencias del lucro des-
mesurado?
Indudablemente, se trata de una ética que requiere de una praxis del suje-
to, ligada “a su manera” de morir y desde luego, de vivir. Esta ética resiste
a un infanticidio deliberadamente planificado, que no comenzó con la histo-
ria de las ultimas décadas, sino que se enlaza a los orígenes de nuestro país,
a la época del virreinato y de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Esa historia, y ya lo sabía Heidegger, no es otra cosa que el olvido del ser,
su enajenación, por lo que se requiere su develamiento, su primacía. El su-
jeto (niño o adolescente) actual sólo puede encontrar su consistencia si re-
cupera el momento inaugural de su pensamiento.
Este escrito ha tenido un afán similar, recuperando un sujeto y una ética que
se constituyó mucho antes de quienes ordenaron que en América Latina la
historia y el sujeto comenzara con ellos. De quienes hicieron de la conquis-
ta, y en palabras de Octavio Paz (1999), “una violación, no solamente en el
sentido histórico, sino en la carne misma de las indias”.
En este contexto, el término historia puede ser una angustiosa solicitud del
pasado. Hablar del niño y su historia es postular una angustiosa pesadilla,
es evocar el pequeño de los pueblos originarios, es recordar la hipótesis que
aventuró el imperio hispano: este niño (y adolescente) tenía alma, pero ca-
recía de razón, lo que habilitaba el trabajo de evangelización, por lo tanto
se lo podía someter a la encomienda.2 Y así estos niños eran destinados a
ciertos propietarios que debían promover su reconversión a la nueva lengua
y religión.
A Europa no le bastó con observar los efectos de sus ideas sobre el peque-
ño originario, sino que adelantó la hipótesis que el niño traído de Africa ca-
recía no sólo de razón como el originario sino también de alma, por lo cual
se lo sometió a la esclavitud durante tres siglos.
2 En verdad, en los primeros cincuenta años de la conquista, el niño originario era conside-
rado sin alma y sin razón.
Ahora bien, quienes llegaron en el siglo XVI sólo venían a hacerse la Ar-
gentina, y si era posible “hacerse la América”, para luego partir. La ló-
gica extractiva y especuladora, persiste y se repite siglos después a cos-
ta de la indigencia y el horror de las carencias cotidianas de la comuni-
dad. Y en todos los casos esta lógica de un mundo darwiniano requiere
necesariamente de niños, mujeres y familias desnutridas, o adormecidas
por el alcohol y la droga. Nadie ignora que el alcohol, la droga y la des-
nutrición, ayer como hoy, colaboran y son instrumentos de una exclu-
sión, que ubica a muchos niños latinoamericanos en una situación aún
más precaria que los proletarios, los siervos de la gleba, incluso que los
niños esclavos.
Tampoco estos criterios especuladores son sólo locales, sino que se enlazan
íntimamente a la llamada globalización, al pensamiento único, a la lengua
única, es decir, a la utopía comunitaria de un mundo globalizado instituido
por el terror y cuyo único destino es el fracaso.
Bibliografía
Borges, J. L.; (1974) Obras completas, 1923-1972. Buenos Aires. Emecé editores.
Freud, S. (1920g) Más allá del principio del placer, AE., Vol.18.
Resumen
Summary
In the face of the increasing poverty of Argentine children and their families,
it strikes us, their capacity to resist authorities, which know no limit or res-
ponsibility.
Résumé
Diego Moreira
Acuña de Figueroa 710, 1° “1”
Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4865-5718
damoreira@yahoo.com
Introducción
fin del año 2001 se evidenció, en su fase más aguda, la crisis econó-
mica social y política que se gestó durante más de una década. Esta
crisis encontró a las formas familiares en un proceso de cambio y
transformación producido en un ciclo más largo, profundamente imbricado
con las modificaciones generales de la sociedad occidental y con las parti-
cularidades del desarrollo de la Argentina. En el marco de este proceso de
transformación, casi la mitad de los hogares quedaron bajo la línea de po-
breza o indigencia produciendo modificaciones en su composición, víncu-
los y estrategias de vida.
Este proceso nos llevó a indagar sobre los estudios de la familia en sus dis-
tintas dimensiones y a reflexionar sobre el modo en que su transformación
y/o fragilización revierte en el cuidado y crianza de los niños, especialmen-
te en lo relativo a salud.
2 Estas observaciones forman parte del trabajo en terreno de mi tesis de doctorado en la Facul-
tad de Psicología de la UBA: “Contexto y Vivencia: reforma sanitaria, grupos familiares y en El-
dorado, Misiones”, que se inscribe en la Investigación UBACyT que dirijo.
La familia en la crisis
Para comenzar este punto sirve el contraste entre las preguntas que se for-
mula Elizabeth Roudinesco, desde un país central donde el desmantela-
miento del estado social ha sido relativo, y las que finalizan el libro de Su-
sana Torrado sobre la historia de la familia moderna en Argentina. En Eliza-
beth Roudinesco el ocaso del patriarcado, las nuevas formas de procreación
y sus impactos simbólicos y subjetivos, y los nuevos modos de parentalidad
entre ellas la homoparentalidad, constituyen los ejes de su reflexión.
Susana Torrado marca una diferencia entre los estudios europeos y los de
países como la Argentina: refiriéndose al período económico social que se
inicia en el 76 y culmina en los 90, precipitándose a la crisis de principios
del siglo XXI, afirma: [...] “entre los excluidos, la pérdida de protecciones so -
ciales favorece diversas formas de fractura del tejido familiar que, perversa -
mente, refuerzan el proceso de pauperización de quienes ya eran vulnera -
bles antes de la ruptura... El resultado es que, entre nosotros, el interrogante
acerca del futuro de la familia asume una enunciación diferente a la de los
países avanzados. Se trata de inteligir, no ya si la organización familiar será
apta para producir la fuerza de trabajo que requiera la acumulación capita -
lista, sino más bien si esta última será capaz de compatibilizar algún meca -
nismo que vuelva a incluir a los vastos contingentes de población (es decir
de familias) que demandan (hoy, pacíficamente; quizás no así mañana) ser
aceptados en el ‘banquete de la vida’ ” (Torrado, S, 2003, pag 661).
No es posible una generalización que refiera más que a tendencias. Las mo-
dificaciones de estrategias y prácticas, así como de funciones, varían según
los sectores sociales. No es lo mismo la situación de los sectores medios o
asalariados estables que caen por debajo de la línea de pobreza, que la si-
tuación de los pobres estructurales. Ni tampoco es similar la situación de
aquellos en los que el empobrecimiento es producto de la caída de capaci-
dad adquisitiva del salario que los que están en situación de desempleo.
Importa preguntarse sobre qué significación adquiere para los niños y los
adultos este temprano rol de proveedores. La crisis ha sido disruptiva en los
roles y las identidades familiares. Hay estudios sobre la transformación de
las representaciones y relaciones de género al ocupar la mujer el lugar de
sostén familiar, pero no hay mucho indagado acerca de qué sucede en las
relaciones intergeneracionales cuando el lugar de sostén económico lo ocu-
pan, precariamente, los niños. De hecho, implica una deconstrucción de
lugar de la infancia construido en la modernidad.
En un grupo focal realizado con mujeres pobres del Gran Buenos Aires3,
muchas de las cuales desarrollaban tareas con planes jefas de hogar, se re-
lataban situaciones distintas acerca del lugar de sus maridos en la actividad
doméstica y, particularmente en el cuidado de la salud de los niños. Una de
ellas había delegado en el marido el cuidado doméstico y, aunque mante-
nía un rol de supervisión, reconocía la habilidad de él para esa tarea -a la
que designaba como tarea “de mamá”-: ”Mi marido se queda en casa y es
la mamá de la casa, él cuida a los chicos cuando están enfermos, él cum -
ple el rol de mamá, yo puedo venir tranquila a trabajar porque él hace lo
que tiene que hacer... si alguno tiene fiebre él me llama”.
Otra, que reconoce haber trabajado siempre, asume que su marido cumple
funciones de contención emocional, clásicamente femeninas, y lo ejempli-
fica con una situación: ”si la nena se hace señorita se lo va a decir primero
al papá. Esa seguridad yo la tengo”.
En ese mismo grupo, otra mujer que “trabaja en un plan” y cuyo marido tie-
ne trabajo, afirmaba: “Los míos están mas acostumbrados a mí porque el
papá no está tanto en casa, soy yo la que está encima de ellos, el papá es -
tá mas que nada a la noche, con quien quedan es con la hermana”. En es-
ta resolución, clásica desde el punto de vista de género, la delegación de la
actividad doméstica y del cuidado se hace a la hija mayor.
3 Este grupo focal fue parte del trabajo en terreno de la Investigación “Equity and Decentrali-
zation: Accessibility of poor families from Buenos Aires province to health public services of
Buenos Aires City.” Realizada en 2001, financiada por el IDRC de Canadá.
Hay, todavía, en estas unidades familiares que investigamos, una fuerte po-
tencia de cuidado y preservación. Nos basta haber investigado el notable
esfuerzo que hacen quienes vienen desde los cordones del Gran Buenos Ai-
res para buscar un servicio que suponen mejor en la Ciudad de Buenos Ai-
res. Esta vitalidad y potencia desplegada en la lucha por la sobrevivencia,
que constituye un capital social invaluable, se vulnera todos los días ante
las situaciones extremas de desamparo. Los profesionales de servicios de fa-
milia de Hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, manifiestan percibir que
las familias que llegan a la consulta tienen problemas más complejos y gra-
ves. Una de ellas decía: “extrañamos la época en que venían porque un chi-
co tenía enuresis, casi nada de lo que llega ahora se pude resolver con un
solo tipo de intervención”. Los servicios de salud mental en este caso, reci-
ben a los que fracasan o se desmoronan en este proceso de sobrevivencia.
Entre el eje de transformación y potencia y el de precarización y disgrega-
ción, la línea divisoria es frágil y depende de la articulación con lo societal
en su sentido más amplio.
Bibliografía
Resumen
Summary
Résumé
tions, basées sur l’expérience du terrain, sur le rapport entre elles et la cri-
se. Au-delà de ses transformations et ses diversités, un certain milieu fami-
lial semble être indispensable pour le développement de “l’élevage” hu-
main. Et par conséquent, réfléchir sur la famille c’est réfléchir sur les condi-
tions de l’enfance”.
Alicia Stolkiner
Conde 665
(1426) Ciudad de Buenos Aires
Tel. 4455-7365
stolkin@psi.uba.ar
Introducción
Fundamentación
B razelton y Cramer (1990) plantean que las etapas físicas del embara-
zo estarían ligadas a la preparación psicológica de ambos padres. De
tal manera que a los nueve meses tanto la madre como el padre tienen
Se debe señalar que las entrevistas fueron realizadas en los meses de no-
viembre- diciembre del 2001 y enero de este año, momentos en los que rei-
naba una profunda crisis política social en todo el país. De hecho algunas
madres fueron entrevistadas el 19 de diciembre del 2001.
Análisis y discusión
Gran parte eran multíparas y en ellas aparecían muy claramente las repre-
sentaciones de hijo muy ligadas a sus hijos anteriores. A la pregunta como
imaginaban el futuro bebé aparecían descripciones concretas de los hijos
anteriores con los cuales comparaban ya sea en más o en menos algunas
características. Esto nos daría un indicio del tipo de pensamiento presente
en estos casos, muy ligada a lo concreto y con pocas posibilidades de fan-
tasear, de imaginar algo diferente.
De la investigación a la clínica
Bydlowski (1989), plantea que las condiciones que rodean al trabajo en una
maternidad son excepcionales para el psicoanálisis. El ambiente médico ge-
En el inicio de este trabajo habíamos relatado como eran invitadas las ma-
dres a participar en la investigación por parte de las médicas obstétricas,
quisiéramos transmitir dos experiencias que nos llevaron a interrogarnos
ciertas cuestiones ligadas al cuidado psíquico de la embarazada y a la crea-
ción de un espacio de escucha.
La mirada atenta del equipo de atención médica, sus preguntas, sus obser-
vaciones permiten una mejor comprensión de los estados de vulnerabilidad
psíquica de las futuras madres y el bebé en gestación. Fenómenos de des-
plazamiento, de confusión, permiten comprender lo emocional que circula
a partir de un evento orgánico (el descubrimiento de una patología de la
madre o del feto) o social como la decisión de una madre de separarse de
su bebé o no contar con ningún sostén familiar.
-La mujer se sienta en la silla con dificultad para ser entrevistada, se obser -
va el estado avanzado del embarazo. No tiene en claro la fecha probable
de parto dice que supone estar casi de 9 meses de gestación. Comenta que
tienen dos hijos de 14 y 8 años.
Le pregunto por ella, cuántos hermanos tiene, qué hacía en el campo, etc.
y comenzamos a armar su propia historia.
Conclusión
Este trabajo fue realizado como parte de una investigación que como tal co-
bra sentido en la cadena de sucesivas investigaciones ya que una investiga-
ción por sí sola no debería llevarnos a extraer conclusiones generales o de-
finitivas si no incluir en un proyecto más amplio o abarcativo. Lo que sí ocu-
rrió en esta investigación es encontrarnos con casos donde la crisis social
se presentifica con toda crudeza y esto llevó a las investigadoras a tener que
intervenir en función de los hechos.
En el caso de esta población y con relación a la crisis social, las madres entre-
vistadas no parecían estar tan afectados por la crisis coyuntural que se vivían en
esos momentos en nuestro país y si en cambio sufrían los efectos de una crisis
(“lo normal”, “como siempre”) que como tal lleva un proceso de muchos años.
Bibliografía
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ría de la relación paterno-filial”. Buenos Aires. Editorial LAIA.1975.
Resumen
Summary
cal and social crisis. Due to the interviews we were able to listen to the
pregnant women, and the place that occupied the ghosts and imaginary in-
terwoven that take place during this crucial period of the baby’s develop-
ment in the mother’s body. This are important factors that influence on the
child’s representational world.
Résumé
Dans cette population nous avons trouvé un total de facteurs de risque psy-
chosocial qui accroît la « fragilité ou vulnérabilité » maternelle par rapport
à la gestation et au futur élevage d’un enfant. Si l’on pense que la grossesse
en elle-même est un état de vulnérabilité, celui-ci peut être augmenté par la
présence d’autres facteurs d’ordre psychosocial qui influencent la construc-
tion des représentations de l’enfant et de la mère, créant un état de délais-
CARRERA DE ESPECIALIZACIÓN EN
PSICOANÁLISIS CON NIÑOS
Aprobada por el Ministerio de Educación. Resol. 684/99
Acreditada por resolución 341/00 de la Comisión Nacional de Evaluación
y Acreditación Universitaria Título de validez Nacional
Comité Académico: Dra. Silvia Bleichmar, Dra. Emilse Dio Bleichmar, Lic.
Beatriz Janin, Dr. David Maldavsky, Lic. Nilda Neves, Dra. Marilú Pelento,
Lic. Mario Waserman.
Docentes: Juan José Calzetta, José Cernadas, Rubén Dimarco, Gabriel Don-
zino, Aurora Favre, Osvaldo Frizzera, Alicia Gamondi, Alicia Hasson, Ga-
briela Iglesias, Beatriz Janin, Elsa Kahansky, Ruth Kazez, Mabel Maffezzoli,
Diego Moreira, Silvia Morici, Nilda Neves, María Rita Pousa Camba, María
Cristina Rojas, Mabel Rodríguez Ponte, Ana Lía Ruiz, Rosa Silver, Mario
Waserman; Beatriz Zambianchi.
Fundamentos de la Especialización
El gran requerimiento de atención psicológica para niños, así como la im-
portancia de este campo de trabajo, hacen imprescindible formar especia-
listas que puedan dar una respuesta idónea a esta demanda.
La formación específica que los psicólogos y médicos deben tener para tra-
bajar con niños, emerge de la especificidad de los problemas y de las téc-
nicas necesarias para escucharlos y para incluir en el tratamiento a los que
los rodean.
Plan de estudios
La carrera se dicta en tres años (seis cuatrimestres).
1er. Año
• Teoría y Clínica del Psicoanálisis con Niños.
• Psicopatología Infantil I.
• Seminario de Observación de Lactantes.
• Supervisiones.
2do. Año
• Psicopatología Infantil II.
• Psicoanálisis con Niños: Desarrollos Post-Freudianos I (los aportes de M.
Klein y Anna Freud).
• Problemas Centrales del Psicoanálisis con Niños I.
• Psicoanálisis con Niños: Desarrollos Post–Freudianos II (los aportes de J. Lacan).
• Supervisiones.
3er. Año
• Psicopatología Infantil III.
• Cuestiones Técnicas I.
• Problemas Centrales del Psicoanálisis con Niños II.
• Cuestiones Técnicas II.
• Supervisiones.
• Pasantías en hospitales durante 2do. y 3er. año.
Modalidad Mensual
Desde 1997 funciona la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Ni-
ños para profesionales residentes fuera de la Ciudad de Buenos Aires.