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Anna Freud (​Viena​, ​1895 - ​Londres​,​1982​) fue una ​psicoanalista ​austríaca de origen

judío​. Hija de ​Sigmund Freud​, centró su investigación en la ​psicología infantil​.


Trabajo en un orfanato de niños, y se analizó con su padre, ambas experiencias la
guiarán en su recorrido profesional. Fundo centros de asistencia en la infancia luego
de la segunda guerra mundial.

Pionera de la psicología del ego

Aunque fueron sin duda Alfred Adler y Wilhelm Reich quienes pusieron las bases
para la psicología del ego, tales aportaciones no se aceptaron en el seno del
psicoanálisis hasta que Anna Freud dio al yo un lugar fundamental en la formación y
disolución de las neurosis, en el sentido de señalar el papel adaptativo de las
defensas, lo que recogió en “El yo y los mecanismos de defensa”.
Anna subrayó que algunas de las defensas del niño no se organizan contra las
pulsiones procedentes del ello, sino como formas más o menos adaptativas del yo
ante las presiones de los padres o del entorno. Por otro lado, aportó interesantes
novedades en torno a la psicología de la adolescencia, esclareciendo peculiares
procesos defensivos tales como la intelectualización y el ascetismo, que explicaban
variadas y contradictorias conductas y rasgos caracteriales de los jóvenes, antes
escasamente comprendidos-

Psicología infantil

Anna Freud no era primordialmente una teórica. Sus intereses eran más prácticos y
mucho de su esfuerzo fue dirigido hacia el análisis de niños y adolescentes,
logrando perfeccionar la técnica. Después de todo, su padre se había dedicado
exclusivamente a pacientes adultos. ¿Qué podemos hacer con un niño que sufre en
el presente las crisis y traumas, así como las fijaciones no son meras recolecciones
del pasado?.

En primer lugar, la relación del niño con el terapeuta es distinta. Los padres de éste
constituyen una gran parte de la vida de él; una parte que el terapeuta no puede
usurpar. Pero, el terapeuta no puede convertirse en otro niño. Sigue siendo una
figura de autoridad para el paciente. Así que Anna ideó una técnica para manejar
este problema de "transferencia", utilizando la forma más natural posible: siendo un
adulto cuidadoso, no un nuevo compañero de juegos, no un padre sustituto.
Actualmente, su acercamiento al paciente puede considerarse todavía un poco
autoritario, pero tiene más sentido que otros.

Otro problema del análisis de niños es que sus habilidades simbólicas no están tan
desarrolladas como en los adultos. De hecho, los más jóvenes, tienen problemas a
la hora de verbalizar sus dificultades emocionales. Incluso los más mayores tienen
problemas para esconder sus conflictos tras símbolos complejos, como hacen los
adultos. Después de todo, los problemas de los chicos se establecen en el "aquí y
ahora"; no hay mucho tiempo para construir defensas. Por lo tanto, los problemas
están más cercanos a la superficie y tienden a expresarse de manera más directa,
menos simbólica, en términos conductuales y emocionales.

El yo y los mecanismos de defensa

Anna Freud comienza con una crítica a aquellas corrientes psicoanalíticas que no
ponderan la adaptación al mundo exterior, el valor de los conceptos de salud y
enfermedad y se centraban únicamente en los impulsos reprimidos, en las fantasías
y los afectos. Exalta la visión de un yo que podría evaluar la conveniencia e
inconveniencia de lo que procede del ello.

Sostiene que la terapéutica psicoanalítica ha obligado a modificar esas faltas de


valoración, que si algún sentido tiene investigar el ello es que esta sirva para
restablecer la integridad del yo.

Muestra un yo determinado por la angustia ante el superyó, que se le aparece como


amenaza proveniente del mundo exterior. Ahí está la fuente de la neurosis, ligada al
estancamiento, a la imposibilidad de satisfacción de impulsos libidinales y agresivos
por obra de recursos automáticos disparados por un yo sumiso. Se cuestiona y
critica a la educación y a la influencia parental, se pregunta por qué no es posible
constituir un superyó más flexible.

Dirige a la realidad exterior, a los padres reales y a la instancia educativa una crítica
y les otorga estatuto decisivo en la conflictiva del yo. La terapéutica se dirige al yo,
observa al yo que es a su vez su propio observador y el que cumple una función de
control intrapsíquico.

Finalmente el mismo yo es objeto de análisis en tantos sus mecanismos de defensa


funcionan de manera inconsciente y sólo mediante un laborioso esfuerzo son
llevados del inconsciente a la conciencia.

Los síntomas neuróticos aparecen como modos de fijación de mecanismos


defensivos. El papel del Yo en la formación de aquellos compromisos denominados
Síntomas, consiste en el uso invariable o fijación de un especial método de defensa
erigido contra una particular exigencia instintiva.

De esta forma el acento recae sobre el yo y sus defensas. Son estrategias o


recursos que se descubren como factor común ante el impulso y ante el afecto a él
ligado, y que se descubren también vigentes en la formación de síntomas y las
resistencias al análisis. Podemos decir que la defensa "está en la base de todas
esas formaciones".

Los síntomas neuróticos aparecen como modos de fijación de mecanismos


defensivos. El papel del yo consiste en el uso invariable o fijación de un especial
método de defensa, erigido contra una particular exigencia instintiva, que se repite
exactamente con el retorno estereotipado de la misma exigencia. Esta misma
conexión aparece con los afectos a ellos ligados.

Para Anna Freud la defensa es la protección del Yo contra las exigencias instintivas,
el significado queda constreñido al de un método particular de defensa. Sostiene la
afirmación según la cual la represión es un modo específico de defensa, y que en
otras patologías se descubren métodos de defensa diferentes. Así, represión,
regresión, formación reactiva, aislamiento, anulación, proyección, introyección,
vuelta contra la propia persona y transformación en lo contrario así como la
sublimación arman la cartera defensiva.

Introduccion al psicoanalisis para educadores

Capítulo 4: “Relaciones entre el psicoanálisis y la pedagogía”El psicoanálisis plantea


3 partes de la naturaleza infantil:

a) El Ello como la vida instintiva.


b) El Yo (vinculado con todo lo que vimos con el desarrollo)
c) El Superyó como heredero del Complejo de Edipo o para ser
más precisos, heredero de las relaciones de los hijos con los
padres dadas en la Primera Infancia.

El psicoanálisis plantea que la relación de estas 3 partes del aparato psíquico del
niño (como así también del adulto), es una relación de fuerzas en pugna o en
conflicto.

La misión de una pedagogía que recibiera los aportes psicoanalíticos, sería la de


indicar para cada edad la combinación óptima entre el consentimiento de las
satisfacciones y la prohibición de los impulsos instintivos de los niños en edad
escolar, premiando con amor y cariño a los niños, por la difícil tarea que les impone
la Educación, que es abandonar paulatinamente sus satisfacciones autoeróticas.

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