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RESUMEN DEL LIBRO LA INVESTIGACIÓN HISTORICA: TEORÍA Y MÉTODO DE JULIO

AROSTEGUI

El libro de Julio Arostegui es una gran guía para el joven historiador, que nos habla sobre
historiografía, método, teoría, técnicas y pasos de investigación. Por ejemplo en el capitulo
segundo llamado “El nacimiento y desarrollo de la historiografía: los grandes paradigmas”, el autor
nos menciona una narración sesuda y basada en buenos análisis sobre la consolidación de las
historiografías participantes y predominantes del siglo XX, reconociendo hasta tres: positivismo,
marxismo y la Escuela de los Annales. Pero, a su vez menciona que la historiografía actual se ha
constituido sobre la base de adelantos y carencias, aun así estas tres corrientes no han sido
hegemónicas la una sobre la otra, sino más bien han convivido y sobrellevándose hasta ahora. Así,
no podemos decir que hubo una época del positivismo, luego del marxismo y después de los
Annales, en realidad las tres han coexistido en u proceso no mayor a dos siglos en los cuales se ha
desarrollado la historiografía tal y como la conocemos. Cada corriente historiográfica es un
conjunto de ideas, de propuestas, de prácticas y de decisiones científicas que desarrollan los
historiadores. El autor menciona que un discurso actual de la historiografía es imposible si no se
tiene los suficientes precedentes, así la historiografía, como las otras disciplinas del conocimiento
social, ha ido “construyéndose” a lo largo del proceso histórico, pero así la historiografía es una
práctica en construcción como digiera Pierre Vilar.

La historiografía así para muchos autores puede situarse como “la escritura de la Historia” en el
siglo XVII con Jean Mabillon en 1681, posteriormente autores como Voltaire o Diderot dan la base
para la historiografía de la Ilustración donde la historia asume la noción de tiempo y sentido de
transcurso que abordan tanto Vico y Kant. El racionalismo ilustrado rechaza el providencialismo de
la historiografía medieval, que trazaba un curso teleológico hacia un fin predeterminado (el juicio de
Dios), para los racionalistas el progreso y el espíritu analítico seria el motor y fin de la historia, al fin
y al cabo el bienestar humano de las sociedades. La Revolución de 1789 crearían las condiciones,
para el autor, para que la historia contemporánea haga su aparición y de ella se empieza a
cuestionar la función de la historia como ciencia. Estas condiciones intelectuales serían el triunfo
del liberalismo y el triunfo de los nuevos Estados modernos 1. Es aquí donde empieza la verdadera
construcción de la historiografía, así podemos señalar 1824 como fecha simbólica, ya que ese año
se publica el libro Historia de los pueblos románicos y germánicos de su autor Leopold Von Ranke,
que da el fundamento de lo que sería la “historia crítica”. Así, Alemania toma la dirección de la
corriente historiográfica del siglo XIX en Europa. La pregunta que se hizo su autor se basa en el
hito fundamental de conocer de donde arranca todo el progreso posterior de las naciones de
Europa y América, el segundo hito fundamental se da en el año de 1876 cuando aparece el primer

1
Julio Arostegui, La investigación histórica: teoría y método. Barcelona: Crítica, 2011, p.. 78.
número de la revista Revue Historique impulsada por el historiador Gabriel Monod. Entonces
vemos como nace la historiografía con un intenso empuje para sistematizar el conocimiento
humano a través de la ciencia del hombre, pero que se manejaba principalmente a través de una
historiografía positivista. La Historia así, se concebía como una disciplina social con un método
determinado y especifico, pero tiene un desinterés por efectuar una teorización de su objeto. La
tercera etapa símbolo de la historiografía se da en 1929, cuando en Francia se funda la revista
Annales d ´Histoire Économique et Sociale de la mano de Marc Bloch y Lucien Febvre, en esta
fecha se puede encontrar los orígenes de la Escuela de los Annales. Esta última corriente fue
innovadora y tuvo un pensamiento totalmente crítico sobre la historiografía anterior, marco un hito
fundamental y una revolución como decía Peter Burke, los principales postulados de esta “Escuela”
cuestionarían la historiografía decimonónica y positivista que les precedieron, erigieron pilares de
construcción y le dieron cierta validez científica a la Historia, como nunca antes había tenido la
oportunidad. La Escuela de los Annales, sin embargo no elimino al positivismo (la corriente se
denominó narrativa), sino este sobrevivió y se conjugó junto con el marxismo y la corriente
cuantitativista o cliométrico.

Pero, el aporte de Arostegui se encuentra en hilar dos procesos paralelos y explicarlos de la misma
forma, es decir, él menciona que el desarrollo de la ciencia histórica se ha hecho a través de la
hegemonía de diversos paradigmas para los que la historia de la historiografía ha establecido las
denominaciones de historicismo, positivismo, marxismo, “de los Annales” e, incluso del
narrativismo o posmodernismo. Así menciona, “A medida que nos adentramos en la más reciente
historia de la historiografía es perceptible que no ha habido una sustitución de un gran paradigma
por otro sino una pugna entre varios. Ese es el caso del marxismo y la Escuela de los Annales […]
”2. La Historia surgió como disciplina en el siglo XIX cuando pasó a ser materia de obligado cultivo
en las universidades y comenzó a dotarse de su propio método de trabajo. Alemania fue la más
importante de las naciones que instruían la historia en sus universidades a través de la corriente
metódica que se impartía desde las clases de Ranke. Pero esta ciencia histórica sobre todo era
erudita y filosófica, no había nada especial que aseguraba su cientificidad, en el sentido que
elaborasen leyes o teorizaban sobre sus objetos de estudio, se contentaban con la narración
cronológica de los hechos. Esta época fueron la gloria de las corrientes historiográficas nacionales,
donde cada nación elaboraba gigantescos compendios y enormes libros sobre la historia de los
pueblos. Las principales tradiciones historiográficas provenían de Alemania (Ranke) y Francia
(Michelet) hasta 1914, el desastre de la Primera Guerra Mundial y sobre el paradigma de las
historias nacionales hicieron cuestionar toda la tradición histórica anterior.

2
Arostegui 76.
Las carencias y retrocesos de la teoría y el método para el siglo XX dan el fin de la histórica-
crónica y el inicio de la historia-investigación. Sin embargo, el autor no se detiene y comienza a
examinar más detenidamente las fuentes de las que se sirvió la historiografía contemporánea
llegando a analizar hasta la filosofía de la historia creada en la Ilustración, y de la cual Kant como
Hegel trabajaron respectivamente. Paralelamente da un bosquejo sobre la creación de las escuelas
nacionales en Inglaterra, América (Estados Unidos), también analiza el paso fundamental, es decir
el metódico documental; el que usaba Ranke para establecer sus investigaciones a través de los
documentos, y sus críticas que se basaban en los principios de la hermenéutica y la heurística, es
decir el recojo documental de la información y su respectiva crítica.

El autor no se detiene y sigue adentrándose a finales del XIX donde desarrolla el debate con la
Sociología, y las críticas que hacían a la Historia, sobre todo por parte de Emile Durkheim, autor
que mencionaba que la única historia científica era la sociología. Esto se debía a la fuerte crítica al
modelo positivista de la Historia, posteriormente creándose alternativas como la de Durkheim en la
revista L´Anne Sociologique, la revista de Paul Vidal La Blache, Annales de Geografía, pero sobre
todo la revista de Henri Berr, Revue de Syntese Historique [en 1900], todos estas alternativas que
acondicionarían la llegada de los Annales en 1929 que cuestionaría la historia anterior y plantearía
nuevos temas como la consideración de historia-problema, historia total, la multiplicidad de fuentes,
no dando valor absoluto al documento, sino encontrando restos y testimonios en la fuente oral, los
mitos, los monumentos, las danzas, la literatura, etc, el método comparativo para alcanzar una
cierta generalidad y universalidad de la historia, y por último la interdisciplinariedad, así autores
como Bloch y Febvre echaban mano de las disciplinas hermanas como la geografía, la psicología,
la sociología, la antropología, entre otros. Sin embargo esta Escuela tuvo una crisis a finales de los
ochenta, después de la tercera generación de los Annales, y a partir de ahí se inicia un periodo
conocido como la “crisis de la historiografía” 3, justamente el contenido del tercer capítulo. Estas
perspectivas de cambio que se dan a partir de la fragmentación de la Escuela de los Annales, en
un sin número de intereses temáticos e historiográficos, hacen que el foco de atención de la
Historia se diluya entre varios intereses y países. Así se menciona al Posmodernismo, siendo
representado por Francois Lyotard y en la antropología por Cliford Geertz, cuando el
Postmodernismo llega a las canteras y escritura de la Historia, tiene a autores como Haydn White y
Paul Ricoeaur. El autor también hace énfasis en el denominado Giro lingüístico, que va de la mano
con las corrientes culturalistas que mencionaban que la representación lingüística del mundo es
sumamente importante para entender la realidad social, los más importantes pensadores de estas
corrientes serían los filósofos Richard Rorty, Ludwig Wittgenstein y el lingüista Ferdinad de
Saussure.

3
Arostegui. 134.
El autor escribe también sobre el proceso metodológico de una investigación, así menciona la
necesidad de un método para la historiografía, dice lo siguiente: “[…] Hay muchas formas de llevar
adelante una investigación histórica. Pero existen también unos presupuestos, unas operaciones y
unas cautelas sin las cuales realmente es difícil poder hablar de investigación […]” 4. Así, se
menciona que todas las grandes investigaciones se han hecho sobre la base de un trabajo
detenido que iba mucho más allá de la explotación de las fuentes, por lo general se buscaba dar
respuesta a un determinado problema. Así, una investigación histórica debe responder a un plan.

El diseño de una investigación está compuesto por muchas fases. La antigua forma de hacer
historia estaba compuesto solo por dos pasos: a) recolección de los datos, y b) la construcción del
relato; había una ausencia del aparato crítico y analítico de la investigación, por ello se cuestionó
esta forma de investigar y el diseño de una investigación se complejizo. Así, se mencionaba que el
primer paso es la selección de un tema, porque cualquier conocimiento que se decida aportar más
allá del sentido común debería iniciar por ese paso, luego se inicia con el diseño y la planificación
de la investigación. Pero planificar es más complejo de lo que se supone, tiene tres niveles: el de lo
que se quiere conocer, el de cómo conocer y el de la comprobación de lo conocido.

Así, la práctica de la investigación histórica tiene que ajustarse a la definición clara de problemas,
luego a la formulación de las hipótesis, la construcción de los datos, la elaboración de las
explicaciones y la construcción de los mecanismos para probar comparativamente las
explicaciones. Por último el autor menciona una clasificación de las fuentes dividiéndolas por
criterios. Así menciona el criterio posicional que se dividen en fuentes directas, indirectas, el criterio
intencional, es decir si son fuentes voluntarios o no voluntarias, el tercer criterio es el cualitativo,
este se divide de dos maneras: los materiales arqueológicos y las culturales, estas últimas se
dividen en verbales y no verbales. Las verbales se dividen en escritas y orales, y las escritas se
subdividen en narrativas y no narrativas, mientras que las no verbales se dividen en semiológicas y
audiovisuales.

4
Arostegui. 360.

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