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América Latina durante la Guerra Fría

VISIÓN PANORAMICA DE AMERICA LATINA

Durante el siglo XX, a pesar de los matices locales, todo nuestro continente se vio
profundamente afectado por la Gran Depresión de los años 30, por las guerras mundiales y por la
Guerra Fría. La historia de América Latina ha estado marcada por la condición de integrar el Tercer
Mundo, por la influencia de Estados Unidos en el plano político y económico, por la tensión Norte-
Sur o desarrollo-subdesarrollo, así como por la tensión entre democracia y autoritarismo.

La situación actual de América Latina se configuró a partir de las experiencias vividas desde los
años 60. Entonces, se inauguró uno de los períodos más intensos en la historia latinoamericana,
colmado de sueños y utopías, de revoluciones y reformas estructurales, pero también de golpes
militares y enfrentamientos. Nuestras sociedades atravesaron por una fuerte polarización política,
en el contexto de la Guerra Fría. Acontecimientos como la Revolución Cubana, el ascenso socialista
por vía electoral en Chile y los frecuentes golpes de Estado, trascendieron el ámbito local y regional,
colocando a América Latina en el centro de las preocupaciones de las superpotencias, que a partir
de los años 60, reforzaron su accionar en Latinoamérica.

RELACIONES EXTERIORES CON AMÉRICA LATINA DURANTE LA GUERRA FRÍA

Tras la Segunda Guerra mundial, y en el marco de la Guerra Fría, América Latina pasó a integrar
el área de influencia de Estados Unidos y, en este marco, el triunfo de la Revolución cubana, en
1959, y la inclusión de la isla en la esfera de influencia soviética, endureció las estrategias de
control e intervención de Estados Unidos en la región.
Al mismo tiempo se produjo un auge de las organizaciones guerrilleras en gran parte de los
países latinoamericanos, debido a las expectativas de cambios políticos y sociales abiertas por la
Revolución cubana y por la imagen de Ernesto “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y otros líderes
revolucionarios.
En este contexto, Estados Unidos apostó por el mantenimiento de regímenes aliados -en
muchos casos militares- y por la intervención militar directa o indirecta en contra de países
susceptibles de girar hacia la influencia soviética.
Pero no solo fueron parámetros ideológicos los que contribuyeron a definir la política exterior de
Estados Unidos respecto de América Latina durante la Guerra Fría. Después de la Segunda Guerra
mundial, este país se transformó en la mayor economía del mundo, por lo que sus empresas
alcanzaron grandes dimensiones, transformándose en multinacionales. Así, la presión de estas
empresas sobre los recursos básicos de la región se incrementó de manera considerable.
La asunción de John F. Kennedy a la presidencia de EE.UU. en el año 1960, dio impulsos
relevantes a las relaciones entre ambas regiones del continente, fortaleciendo la idea de un mundo
bipolar y dándole mayor importancia a la necesidad de contener cualquier connato de revolución en
América Latina, situación que transformó a esta en un espacio especialmente sensible, que había
que defender a ultranza del avance del comunismo a nivel mundial.
En este contexto, para ayudar al desarrollo de los países de la región, y como medida preventiva
para evitar el avance de la influencia soviética en ella, el presidente Kennedy creó la Alianza para el
Progreso, plan de ayuda económica y social desarrollado entre 1961 y 1970. Este programa estuvo
sustentado en un supuesto y una condición. El primero consistía en que, por medio de un apoyo a
la industrialización, las economías locales latinoamericanas superarían el subdesarrollo y la pobreza
–situación que originaba el descontento social y los movimientos sociales, que podían derivar en
revoluciones–; y la segunda implicaba crear las condiciones necesarias para incorporar a las masas
latinoamericanas a la vida política dentro de parámetros democráticos.
En la materialización de este programa de ayuda se estimó una inversión de 200 millones de
dólares, que serían inyectados en los países latinoamericanos a través de la Fundación
Panamericana de Desarrollo.
Entre las primeras medidas implementadas por la Alianza para el Progreso se estableció:
·         Una reforma agraria, cuyo objetivo era incrementar los niveles de productividad agrícola y disminuir
la concentración desmesurada de la propiedad agrícola en pocas manos. Mediante esa reforma se
pensaba erradicar el estancamiento de los sectores rurales de Latinoamérica y, a la vez,
incrementar los niveles de producción agrícola para abastecer de una mejor manera a la población.
·         Un sistema de libre comercio entre los países latinoamericanos para potenciar la integración
económica de la región.
·         El desarrollo e implementación de programas sectoriales, orientados a elevar la calidad de vida a
través de la modernización de la infraestructura de comunicaciones, acceso a la vivienda, mejoras
en las condiciones sanitarias, con el fin de elevar la esperanza de vida, mejoramiento en el acceso
a la educación y erradicación del analfabetismo.
·         En el plano tributario, propiciar reformas a los sistemas de impuestos, con el fi n de aumentar los
ingresos fiscales, como asimismo fomentar políticas tendientes a la estabilización de precios y al
control de la inflación
Pero este Programa no alcanzó los objetivos fijados, ya que la mayoría de los países de América
Latina no fueron capaces de implementar las medidas arriba señaladas. Solo Venezuela, Perú,
Colombia y Chile, hicieron mayores esfuerzos por alcanzar esta meta; además, en la mayoría de los
países, debido a la implementación del modelo ISI (industrialización por sustitución de
importaciones), se produjo un déficit de la balanza de pagos y el crecimiento de la deuda externa.
Por otro lado, el Congreso norteamericano redujo, de manera drástica, las cantidades ofrecidas en
un comienzo. En 1969, el presidente Richard Nixon puso fin a la Alianza para el Progreso.
En el ambiente de la Guerra TRATADOS ESTRATEGICOS
Fría, una característica que En su política conservadora y represiva hacia América
Latina, los Estados Unidos trataron de valerse de dos
marcó la política estadounidense
instrumentos y mecanismos adoptados por la comunidad
durante estos años, fue la interamericana en los años 1947 y 1948: el tratado
posición anticomunista cuya interamericana de Asistencia Recíproca (TIAR) y la
expresión más extrema se dio a Organización de Estados Americanos (OEA).
principios de la década de 1950, El TAIR había sido suscrito en Río de Janeiro en
representada por Joseph setiembre de 1947. En esa reunión se había discutido la
McCarthy. Este político, senador creación de una mecanismo multilateral de defensa contra
agresiones extra e intra-continentales. Los Estados
por el Estado de Wisconsin,
latinoamericanos esperaban que ese tratado sirviese de
atrajo la atención nacional por garantía contra eventuales ataques de sus vecinos y hasta
primera vez en febrero de 1950, contra intentos intervencionistas de [Estados Unidos]. Éste,
al denunciar que en el gobierno por su parte, lo miraba como parte de su aparato estratégico
estaban infiltrados numerosos anticomunista.
comunistas. Aunque esto nunca La OEA fue establecida en una reunión en Bogotá, en
llegó a demostrarse, durante los 1948. Los países latinoamericanos democráticos opinaban
que al institucionalizarse la Organización, se hacia posible la
tres años siguientes McCarthy
participación de todos, obligando a Estados Unidos a acatar
acusó repetidamente a varios la voluntad de la mayoría para que dejara de jugar un papel
funcionarios de alto rango por prepotente e intervencionista. El gobierno norteamericano, a
supuestas actividades su vez, temía inicialmente que la Carta de la OEA pudiera
subversivas y, como reflejo del resultar un impedimento al libre ejercicio de su poder. Sin
ambiente de aquella época, sus embargo, los gobernantes norteamericanos se dieron cuenta
acusaciones fueron tomadas en de que la realidad política garantizaba la continuación de su
serio. En 1953, en calidad de hegemonía sobre las Américas. Los EE.UU. confiaban en su
capacidad para ejercer influencia determinante dentro de la
presidente del Subcomité de Organización.
Investigaciones   del Senado,
McCarthy continuo con sus El TIAR y la OEA se basaban en cuatro principios
denuncias y en abril de 1954 jurídicos esenciales:
      acusó
    al Ministro de defensa de 1-      La NO intervención
      encubrir
    actividades de espionaje 2-      La igualdad jurídica de los Estados
      extranjeras.
    El macartismo llegó 3-      El arreglo pacífico de las diferencias
          4-      La defensa colectiva contra agresiones
a tomar tintes represivos en
contra de los intelectuales en
Estados Unidos e incluso contra
algunas personas del medio Los primeros dos principios implican la defensa de la
artístico, perseguidas y soberanía de los Estados, los otros dos enfatizan la
marginadas por suponerlos cooperación entre ellos. En ciertos momentos, esas dos
simpatizantes de la ideología ideas básicas se vuelven contradictorias en la práctica. En
todo caso, las dos últimas pueden se manejadas por la
comunista. potencia hegemónica.
Desde 1948 en adelante el auge de la Guerra Fría llevo al gobierno norteamericano a colocar la
seguridad militar y policial por encima de cualquier otra consideración en lo referente a los países
subdesarrollados sometidos a su hegemonía. La política de “luz verde” a las corrientes autoritarias
conservadoras, junto con la práctica de calificar de “comunistas” a todos los movimientos populares
tendientes hacia la transformación del sistema social, hicieron posible el derrocamiento de varios
gobiernos democráticos. En la mayoría de los países de América se procedió a enviar a la
clandestinidad a los partidos comunistas y otras agrupaciones radicales, bajo la influencia del
macartismo que desbordaba los límites de los Estados Unidos y llego a dominar el hemisferio
entero.
Durante este periodo EE.UU. desarrolló una serie de intervenciones militares directas:
Guatemala en 1954, Cuba en 1961 y República Dominicana en 1965.
Otra forma de incidencia de EE.UU. en Latinoamérica fue a través de la formación de militares
en bases estadounidenses.

La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) fue el nombre que tuvo la estrategia represiva
elaborada por los EE.UU. en el marco de la denominada Guerra Fría.
Esta doctrina estaba fundamentada en el concepto de “guerra interna” como respuesta al
peligro de la “invasión” comunista. En este sentido se consideraba que, debido a la
expansión soviética, la defensa nacional ya no podía ejercerse sólo a partir de parámetros
de una guerra clásica sino que la defensa de la “civilización occidental y cristiana” ante la
“amenaza marxista” exigía dar la batalla en todos los frentes: en el ámbito de la cultura, la
educación, la economía, la política y la sociedad en su conjunto. Esta doctrina concebía al
enemigo como una amenaza que no reconocía fronteras geográficas sino básicamente
ideológicas y todos los conflictos -internos y externos- eran leídos  en la misma clave
interpretativa: el peligro de infiltración marxista. Este criterio llevó a diseñar políticas para
las diferentes regiones del mundo, entre ellas América Latina, que era considerada “el patio
trasero” de EE.UU., es decir, como una zona de influencia y control exclusiva del imperio.

BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA:

- ARTAGAVEYTIA, L. (2009): “Historia 3: Mundo, América Latina y Uruguay 1895-2000”. Santillana,


Montevideo.
-  AA.VV. (2010): “Historia y Ciencias Sociales. IV”. Zig-Zag S.A., Santiago de Chile.
- BOERSNER, D. (1982): “Relaciones internacionales en América Latina. Breve historia. s/d:
Nueva Sociedad.
- CORRAL, B., et. alt. (1999): “Historia IV. El Mundo Actual”. Santillana, Montevideo. 
  

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