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CAMBIOS DE LA NIÑEZ TEMPRANA

En la niñez temprana los niños adelgazan y crecen mucho. Necesitan dormir menos que
antes y es más probable que desarrollen problemas de sueño. Han mejorado sus habilidades
para correr, saltar sobre un pie, brincar y lanzar la pelota. Además, pueden atarse las
agujetas, dibujar con crayolas y servirse el cereal; también empiezan a mostrar preferencia
por usar la mano derecha o la izquierda.

Los niños crecen con rapidez entre los tres y los seis años, aunque menos que antes.
Alrededor de los tres años, empiezan a perder su redondez infantil y a adquirir la apariencia
delgada y atlética de la niñez. A medida que desarrollan los músculos abdominales, su
barriga se endurece. El tronco, los brazos y las piernas se hacen más largos. Por lo general,
tanto los niños como las niñas crecen entre cinco y siete centímetros por año durante la
niñez temprana y aumentan entre 1.8 y 2.7 kilogramos al año.

El crecimiento muscular y esquelético avanzan y hacen a los niños más fuertes. El cartílago
se convierte en hueso a una tasa más rápida que antes y los huesos se endurecen, lo que da
al niño una forma más firme y protege los órganos internos.

La mayor capacidad de los sistemas respiratorio y circulatorio aumenta la resistencia física


y, junto con el sistema inmunológico en desarrollo, mantienen sanos a los niños.

A los cinco años, la mayoría de los niños estadounidenses duermen un promedio de 11


horas por la noche y dejan de hacer las siestas diurnas.

Los trastornos del sueño pueden ser causa dos por la activación accidental del sistema de
control motor del cerebro, por la activación incompleta del sueño profundo, o ser detonados
por un desorden de la respiración o por movimientos agitados de las piernas. Esos
trastornos suelen ocurrir en familias y con frecuencia se asocian con la ansiedad por
separación.

Los terrores del sueño, que son bastante comunes, ocurren, sobre todo entre los tres y los 13
años y afectan a los niños más a menudo que a las niñas.

De los tres a los cinco años, la mayoría de los niños se mantienen secos, de día y de noche,
pero no es inusual la enuresis, es decir, la micción repetida e involuntaria por la noche en
niños cuya edad haría suponer que ya tienen control de esfínteres. Más de la mitad supera
esa condición hacia los ocho años sin ayuda especial.

La enuresis que persiste más allá de los ocho o 10 años puede ser una indicación de un auto
concepto pobre o de otros problemas psicológicos.

El desarrollo del cerebro durante la niñez temprana es menos acusado que durante la
infancia, pero el estirón de su crecimiento continúa por lo menos hasta los tres años,
momento en que su peso equivale a casi 90% del peso del cerebro adulto. A los seis años el
cerebro ha alcanzado casi 95% de su volumen máximo, pero existen grandes diferencias
individuales. El volumen cerebral de dos niños saludables de la misma edad, con
funcionamiento normal, podría diferir hasta en 50%.

La mayoría de los niños menores de seis años no está lista para participar en deportes
organizados. El desarrollo físico se adecua mejor en el juego libre activo y no estructurado.

Las habilidades motoras finas, como abotonar camisas y dibujar, implican la coordinación
entre el ojo, la mano y los músculos pequeños.

La lateralidad manual es la preferencia por el uso de una mano en lugar de la otra, y suele
ser muy evidente alrededor de los tres años. Dado que el hemisferio izquierdo (que controla
el lado derecho del cuerpo) suele ser el dominante, la mayoría de las personas utiliza más el
lado derecho. La probabilidad de ser zurdos es mayor entre los niños que entre las niñas.
Por cada cien niñas zurdas hay 123 niños zurdos.

Desarrollo artístico En un estudio fundamental sobre el arte en la niñez, Rhoda Kellogg


examinó más de un millón de dibujos hechos por niños, la mitad de ellos menores de seis
años. Descubrió lo que consideró una progresión universal de cambios que reflejaban la
maduración tanto del cerebro como de los músculos. Demostró que los niños de dos años
hacen garabatos, no al azar sino en patrones, como líneas verticales y en zigzag. A los tres
años dibujan formas (círculos, cuadrados, rectángulos, triángulos, cruces y equis) y
empiezan a combinar las formas en diseños más complejos. Por lo general, la etapa
pictórica a empieza entre los cuatro y los cinco años. El cambio de la forma y diseño
abstractos a la descripción de objetos reales marca un cambio esencial en el propósito del
dibujo de los niños, lo cual refleja el desarrollo cognoscitivo de la capacidad
representacional.

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