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CHACARERA DOBLE: ORIGEN, HISTORIA Y COREOGRAFÍA

En relación con el origen del nombre, proviene del vocablo “chacarero”, trabajador en
una chacra o granja, (chakra: maizal, en quechua santiagueño), porque generalmente se
bailaba en el campo, aunque lentamente hizo avance a las ciudades.

La chacarera es una danza vivaz de galanteo que, como la mayoría de las danzas


folklóricas argentinas, se baila en pareja. Ésta es suelta - ya que los bailarines no se tocan - e
independiente, o sea que hacen solas sus evoluciones, sin combinarlas con las de otra pareja.
Es de movimientos vivos, se baila con castañetas y paso básico, en la primera colocación.
Desde sus orígenes es un género mestizo y de confluencias.

Pertenece al grupo de danzas picarescas, de ritmo ágil y carácter muy alegre y festivo.
Gozó de la aceptación del ambiente rural y también de los salones cultos del interior hasta fines
del siglo pasado, abarcando todo el país excepto el litoral y la Patagonia.

La chacarera se toca y se baila en muchas provincias de la Argentina. Según la


tradición oral, nace en Santiago del Estero (más precisamente en la Ciudad de Salavina),
además, el hecho de existir en esta provincia chacarera en verso quechua, establece un factor
más que acentúa esta teoría. Se comenzó a bailar en el noroeste de la Argentina,
especialmente en la provincia mencionada donde se levanta el polvaredal al bailarla y donde se
aferró fuertemente. También se baila en Catamarca, Salta, Tucumán, Jujuy y norte de Córdoba
(ver particularmente las chacareras de Carlos Di Fulvio). Su difusión abarca por lo tanto, los
ámbitos del noroeste, parte del chaqueño y casi todo el central.

En el XXVIII los conquistadores españoles trajeron esclavos africanos y aborígenes


desde el Perú para la construcción de las ciudades. Lo que surge de sus reuniones… esta
danza.

Al principio del siglo XIX, la chacarera llegó a Buenos Aires, aumentando su renombre


en los años sesenta, con el resurgimiento general del folclore argentino, en las voces de Los
Chalchaleros, Los Tucu Tucu, Los Ckary huainas de Oscar Segundo Carrizo, y especialmente
con la familia Carabajal. Esta última, representa muchas generaciones de músicos y cantantes
de chacarera, comenzando con Carlos Carabajal que comenzó integrando el conjunto de
anteriormente mencionado, y después con Los Carabajal, de Peteco Carabajal (hijo de Carlos),
de Roxana Carabajal, y de otros.

Si bien las variantes provinciales de la chacarera respetan la estructura musical de esta


danza -armónica y rítmicamente- cada provincia tiene sus características que le son propias.
Es una de las pocas danzas vigentes, es decir que aún se sigue bailando.

Hay pocos documentos que nos hablan de su historia. Isabel Aretz menciona uno


de Florencio Sal  -que sería el más antiguo-, indicando que se bailaba en Tucumán hacia 1850.
Isabel Aretz también la recogió con el nombre de “chacra” o “molino”,  en el oeste de Córdoba.

En relación con el origen de la música, pocos testimonios escritos nos documentan sus
orígenes, pero se cree que se bailó después de 1850, en las provincias del norte, centro, oeste
de Argentina.

El acompañamiento musical que se utiliza generalmente es de guitarra, violín,


acordeón y, por supuesto, el bombo, que se luce con sus típicos repiques, aunque
modernamente se admiten formaciones instrumentales muy variadas. Puede haber chacareras
cantadas – son tan tradicionales tanto las cantadas en español como en quichua santiagueño
y, también, hay versiones bilingües o sólo instrumentales.
Puede ser simple o doble. La primera consta de cuatro frases en las cuales se
cantan las coplas y un interludio que es solamente un fragmento instrumental breve,
intercalado después de la primera y segunda copla y que también sirve de introducción. Este
interludio determina una característica coreográfica, ya que puede durar seis u ocho compases
y, como corresponde a la figura de la vuelta entera, variará de la misma forma la
duración de ésta. Para saber con anterioridad cuántos compases tendrá, los bailarines deben
prestar atención a la duración de la introducción.

Las coplas que se cantan conservan las formas españolas, son cuartetas octosilábicas
con rima en los versos pares. Se cantan cuatro y por lo menos en una de ellas se menciona el
nombre de la danza, de donde se supone que ésta tuvo su origen.  Puede bailarse de dos
parejas. "en cuarto" o compartida, en cuyo caso los bailarines se ubican en los vértices del
cuadrado imaginario, teniendo cada caballero al frente a su compañera y a la izquierda a la
dama contraria. Las figuras de la danza que se comparten son la vuelta entera (de 6 u 8
compases) y la media vuelta (de 4 c.).

Refiriéndonos ya a la “chacarera doble”, la primera versión musical la dio Andrés


Chazarreta en 1911. La recopilación de don Andrés Chazzareta en sus inicios de la danza y
sus agregados coreográficos y musicales llevaron a la denominación de chacarera doble.

Musicalmente suena igual que la simple y también en ella podemos encontrar


versiones de chacareras dobles truncas como «La de los Angelitos» de Adolfo Ábalos. La
chacarera doble la más bailada es “Añoranzas” reconocida como el himno de los santiagueños,
una chacarera más contemporánea: “La Telesita” de Marcelo Mitre.

La chacarera doble es más larga que la simple y no pierde el gusto por el patio de
tierra. Es una variante músico-coreográfica, típica de Santiago del Estero, que se produce con
el agregado de un estribillo de cuatro compases a las coplas.  Este agregado amplía la
coreografía en las siguientes figuras: un avance y retroceso que
se realiza después del ya indicado, o sea que se duplica la figura especial de esta danza, de
donde surge el nombre de "doble"; un giro luego de cada zapateo y zarandeo y en el iAura! un
tramo de cuatro compases de zapateo y zarandeo después de la media vuelta y antes del giro
final. En este último zapateo, los bailarines de peñas hacen un repique doble que cubre los 4
compases del zapateo.

Con lo dicho, no varía la estructura básica de la chacarera, pero sí la duración de las


secciones. Las estrofas ―las coplas o partes cantadas―, pasan de tener 8 a tener 12
compases. La sección B suele tener siempre 8 compases, dejándose de lado la posibilidad de
que tenga 6. Al igual que todas las danzas argentinas, consta de dos partes. La segunda se
baila idéntica a la primera pero invirtiendo como es característico la posición inicial.

Coreografía de la Chacarera Doble

(Introducción): Los bailarines suelen hacer palmas, después de realizar una serie de pasos
libres, que simbolizan, como en todas las danzas folclóricas argentinas, el inicio del cortejo. Al
comienzo de la Introducción, uno de los músicos avisa mediante el primer grito, que suele ser
"¡Se va la primera!" (o simplemente "¡Prímera!") o alguna otra variante. Hay que señalar que,
por el carácter bilingüe de la chacarera, cualquiera de los gritos o de la letra en si misma puede
ser en castellano, en quechua, o alternarse. Una vez acabada la introducción musical, aparece
el segundo grito: "¡Adentro!" (el cual inicia los movimientos y el canto).

 1 y 2. Avances y retrocesos (8 compases).


 3. Giro (4 compases).
 4. Vuelta entera (8 compases).
 5. Zapateo y zarandeo (8 compases).
 6. Giro (4 compases).
 7, 8 y 9. (Se repiten las figuras 4, 5 y 6. 20 compases).
 10. Media vuelta (4 compases).
 11. Zapateo y zarandeo (4 compases).
 12. Giro final (4 compases).

Finalmente y, en relación con la Vestimenta…

*Indumentaria femenina: Zapatos de cuero tacón mediano. Vestido de zaraza en dos piezas:
Falda con mucho vuelo y adornado con amplios volados aplicados. Bata abotonada adelante
con volado puesto como sobrefalda y otros en el borde de las mangas y alrededor del cuello.
Peinado en una o dos trenzas sueltas.

*Indumentaria masculina: botas acordonadas con o sin espuelas. Bombacha y chaqueta típica,
cortona de bordes rectos con adornos de alforcita o nido de abeja llamadas encarrujada.
Camisa, cualquiera, blanca o de color, faja, tirador con rastra, o cinta ancha con bolsillos.
Pañuelo de seda al cuello con las puntas a media espalda. Sombrero de copa baja, con barbijo,
de colores grises, negros o marrón. Cuchillo a la cintura. Puede bailarse de dos parejas "en
cuarto" o compartidas, en cuyo caso los bailarines se ubican en los vértices del cuadro
imaginario, teniendo cada caballero al frente a su compañera y a la izquierda a la dama
contraria. Las figuras que se comparten son la vuelta entera y media vuelta.

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