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Presentación (1 min)
Resumen (2 min)
Los elementos que definen a nuestro tiempo (globalización) son los mismos para
todos los lugares, pero la forma de materializarse, de cobrar vida en cada lugar, va a
depender de las características que distinguen, precisamente, al mismo.
Algunas reflexiones preliminares (1 min)
Globalización y el territorio
¿Qué es la globalización?
Hoy podemos hacer un ejemplo comparativo con el mercado de las divisas pues
para fines del siglo XX el mercado de divisas movía 1.2 billones de dólares diarios,
cifra lejana a datos anteriores de la década de los 80 que en promedio estaban en
200 mil millones (Ruiz Durán 1999). No obstante, según datos del mercado de Forex
(el mercado más líquido del planeta asociado a todas las bolsas de valores del
mundo, 2021) hoy se mueven alrededor de 6,6 billones de dólares al día.
La tecnología por su parte juega un rol principal para entender los cambios que
visiblemente caracterizan al mundo. Lo cual plantea según Ohmae que estamos
ante una especie de ‘nuevo continente sin tierra’ (Ohmae, 2000, citado por
Romero 2002), refiriéndose a la aparente disolución de las fronteras definidas
convencionalmente por los diferentes países que conforman el mosaico geopolítico
mundial.
Por otro lado, la fuente de la riqueza pasa de energía o materiales, al conocimiento.
El conocimiento, se acumula históricamente de manera exponencial con cada
innovación lo cual crea la oportunidad de crear muchas otras (Fase de aceleración
supercrítica, El Nacional 2000).
El término territorio, lato censo (En sentido amplio), se utiliza para referirse a aquellas
porciones de la superficie de la tierra, sobre las que el hombre, históricamente, ha
tomado posesión, sujetas, en consecuencia, a relaciones de poder. Una sociedad,
políticamente organizada, ejerce el dominio, sobre un pedazo de la superficie terrestre,
siendo en este proceso que el hombre social crea, continuamente, espacio: “El
espacio construido, desconstruido, reconstruido por los hombres en su trabajo y en
sus conflictos” (Santos 2000). Es en este proceso entonces que los hombres usan su
espacio, pero también su tiempo y es en este quehacer que redefinen, continuamente,
las bases materiales que identifican al territorio.
Para Milton Santos lo importante no era la discusión del concepto per se (por si
mismo). Para él, de hecho, el territorio se torna un concepto utilizable para el
análisis social desde el momento que se lo considere a partir de su uso (Santos
2000).
(Los geógrafos se han estancado en demostrar cual concepto era más importante (o en sus
palabras: cuál habría ‘llegado primero’: si el espacio o, por el contrario, el territorio). Y decía
que si asumíamos al espacio como extensión, éste habría ‘llegado primero’ que el territorio,
pues los hombres socialmente organizados vivían en esa ‘extensión’ (sería la parte que
funciona); el territorio sería ‘posterior’, puesto que la apropiación de las extensiones no se
hubiese podido dar sin él, siendo por tanto esta apropiación la que le definiría sus rasgos:
exclusividad, límites e identidad.)
El uso del territorio
“A veces debe pasar un buen tiempo antes de que cualquier observador se percate
que el paisaje ha cambiado.”
Ahora, no todos los lugares tienen la misma capacidad (sistemas de objetos) para
participar del proceso de globalización. pero todos, sin importar en que parte del
mundo se encuentren, pueden ser incorporados a este proceso. La decisión de
incorporarlos o no depende de lo que tenga para ‘ofrecer’ cada lugar, como por lo
que los agentes sociales que hacen vida en ellos (sistemas de acciones) quieran y
puedan hacer (dispersión geográfica de las industrias: trabajo en diversas zonas
horarias).
Mirando a la globalización desde la geografía
Las innovaciones tecnológicas que definen al mundo del presente tienen mucho que
ver con la comprensión que el hombre tiene de sí mismo y de la aparente
importancia que readquiere el tiempo ante el espacio.
El desarrollo tecnológico permite que a la vez que compartimos el cotidiano del lugar
donde vivimos, podemos estar en contacto, de manera simultánea, con otras
personas que viven en cualquier parte del planeta, con sus propias temporalidades
definidas por sus propias condiciones técnicas y organizacionales.
Los lugares tienen características que permiten definirlos y, por tanto, diferenciarlos
de otros. Y estas características vienen dadas no sólo por los elementos que definen
lo nuevo de cada momento histórico, sino por la particular manera que tienen de
combinarse en cada lugar, ya que es el orden espacial y temporal.
Conclusiones
Primero, asumirlo un espacio global visto desde afuera, debería ser la respuesta
territorial a la globalización. Pero esta perspectiva no es suficiente pues reduce el
territorio a un aspecto del lugar. Así Cuando la globalización (cualquiera de sus
rasgos definidores) se materializa en él, debe necesariamente combinarse con el
contenido que lo definía y, en este proceso, el lugar (cualquiera) deja de ser lo que
era para transformarse en otro, aun cuando su configuración territorial no muestre el
cambio.
Segundo, gracias a la tecnología del presente todos los lugares son posibles de
incorporarse al proceso globalizador, aunque que no todos tienen las mismas
condiciones objetivas para ser coparticipes de su realización. Por no se debe dejar
de lado la constitución del lugar a la hora de trabajar con los fenómenos del
presente.
Por último, Los conceptos son históricos, por lo tanto, cambiantes. Si la historia del
presente nos dice que el mundo es otro, este hecho debe ser tomado en cuenta
cuando se utilicen los conceptos.