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EL ESPACIO SOCIAL

La Naturaleza del Espacio Social

La manera como se ha constituido el espacio geográfico 1 a lo largo del tiempo,


involucra las generaciones pasadas, quienes desde su estado más primitivo alteraron los
órdenes imperantes. Realmente, los hombres reunidos como grupos sociales han trabajado
el espacio que les rodea, manipulando a través del conocimiento de su entorno múltiples
cosas. Así mismo, la naturaleza, los reflejos y las imágenes de variados paisajes 2 han
ofrecido a plurales civilizaciones una habitación para poder emprender sus propios
destinos. Butler, J. (1998, p.53-54) menciona:
“Las civilizaciones iniciales del viejo mundo surgieron en las ricas planicies
aluviales inundables de los grandes ríos. Las civilizaciones estaban localizadas
en climas áridos, en los cuales la agricultura sin riego era imposible. La
combinación del agua para riego, topografía nivelada, suelo aluvial y un clima
soleado, proporcionaba ventajas excepcionales para la producción de excedentes
de granos. La difusión hacia el exterior de la forma de vida agrícola, y luego de
la civilización, tuvo lugar mediante una serie de saltos hacia ambientes especiales
en los cuales los cereales con riego podían crecer”.

El territorio dividido por pedazos posee contenido, lo cual, alberga un conjunto


diverso de formas que ocupan espacios reales particulares. Además, la forma heterogénea,
asimétrica e irregular, no es singularidad sino series de pluralidades. Posteriormente, la
figura son cuerpos compuestos por materia, los cuales, son móviles e inmóviles en espacios
determinados. A la vez, las formas localizadas geográficamente son contempladas o

1
O. Dollfus. El espacio geográfico. (1975, p.8); sostiene: El espacio geográfico se presenta como el soporte
de unos sistemas de relaciones, determinándose unas a partir de los elementos del medio físico y otras
procedentes de las sociedades humanas que ordenan el espacio en función de la densidad del poblamiento, de
la organización social y económica, del nivel de las técnicas, en una palabra, de todo el tupido tejido histórico
que constituye una civilización. Pero el espacio es más que un mero soporte de sistemas de relaciones
naturales y sociales, ya que cosas y relaciones forman parte integrante del espacio geográfico.
2
A. Higueras. Introducción al análisis geográfico regional. Reflexiones acerca del paisaje. (1999, p.85);
resalta: El significado de la palabra paisaje parece que se refiere a la imagen o impresión sensorial que se
tiene cuando se contempla una porción de la superficie terrestre. De ahí se deducen dos conclusiones:
primera, que el paisaje, se halla constituido solamente por elementos materiales capaces de ser percibidos por
los sentidos y segunda, que un mismo paisaje puede ser percibido de muchas maneras y con diferentes grados
de sensibilidad.
percibidas por el ser humano de modo desemejante, influyendo con notabilidad en sus
actividades y rutinas.

El espacio social por efecto es la acumulación de las relaciones, interacciones e


intercambios entre los hombres3 en su medio, cuya continuidad no acaba con una dinámica
intrínseca del contexto. Si bien es cierto que, son las relaciones sociales una fuerza
constructora y estructuradora del espacio multidimensional. Sin embargo, esas
interrelaciones sociales con diferentes niveles y magnitudes de potencia inciden
involuntariamente a recrear el espacio geográfico, promoviendo evoluciones e involuciones
al igual que forzosas mutaciones.

La geografía4 tiene una tarea ardua para examinar al detalle el contenido de esas
relaciones sociales dentro del marco físico-espacial. Cabe destacar, que es fundamental
tejer un lenguaje teórico conceptual en base a específicas y muy bien tratadas categorías
filosóficas, sociológicas, psicológicas, geohistóricas para dar oportuna explicación al
sistema global.

El espacio tiene sus orígenes y se va renovando a través del movimiento que le


proporciona la sociedad. Igualmente, el espacio está ahí para ser intervenido y ocupado,
organizándose de acuerdo a las visiones del ente antrópico. Es decir, existe una ordenada
repartición de parcelas en la totalidad territorial, las cuales, se exponen a esa productiva
laboriosidad humana que les otorgara artificialidad. De hecho, el soporte natural sostiene y

3
J. Gutiérrez. Cambio y persistencia en el espacio geográfico: consideraciones para la reflexión
medioambiental. (1999, p.27-28); asegura: La historia del hombre sobre la tierra es la historia de su lucha por
liberarse de los condicionantes que impone la naturaleza y por aprovechar las oportunidades que ésta le
brinda. Y en esa lucha las sociedades transforman el espacio y lo organizan. El espacio geográfico es, por
tanto, un producto cultural en el que se proyecta un sistema social sobre un sistema ecológico, es a la vez algo
que nos viene dado por la naturaleza y que ha sido creado por el hombre.
4
M. Derruau. Tratado de geografía humana. (1964, p.18); señala: La multiplicidad de las relaciones que
vinculan el grupo humano a la tierra y a los otros grupos humanos hace que la Geografía sea una ciencia de
síntesis, pues ha de buscar estos vínculos en campos diferentes, que a menudo son los de ciencias diferentes.
Y al mezclarse unas con otras, estas relaciones forman la combinación geográfica que son el grupo social y la
región. Incluso cuando estudia un solo fenómeno, la Geografía se ve obligada a tener en cuenta todos aquellos
fenómenos que están relacionados con él.
equilibra los saltos, las agitaciones, sacudidas o pulsaciones propiciadas por poblaciones 5
con ritmos industriales desiguales.

Espacio Social un Concepto Casi Intocable

Delimitar, encerrar o acorralar en una frase la definición espacio social 6, es de por


sí, algo imposible e inimaginable. Aun así, estudiosos en el tema han penetrado dentro del
campo para establecer sus teorías, concepciones e informaciones, brindando valiosos y no
menos importantes contribuciones al universo geográfico. Por lo tanto, uno de los mejores
exponentes en el ámbito es José Ortega Valcárcel (2000), español, que responde con
criterio al concepto sobre estos términos:
“El espacio social como objeto de la geografía sólo puede ser contemplado y
abordado desde una consideración social, incluso en sus elementos físicos, en su
aparente constitución natural. En primer lugar porque ese espacio sólo adquiere
sentido como un producto histórico de las relaciones sociales”.

Mediante la conformación de un léxico rico, profundo e integrado por categorías


exclusivas, distintivas, interdisciplinarias e interrelacionadas, el método y objeto del
espacio social desarrollaría rigurosos análisis7 abstractivos con mayor precisión.

5
Y. Lacoste. Geografía del subdesarrollo. (1976, p.106); expone: Un carácter absolutamente primordial de
los países del Tercer Mundo es el considerable crecimiento demográfico desde hace unos cuarenta años, sobre
todo desde que finalizó la segunda guerra mundial. El “descubrimiento” del subdesarrollo es contemporáneo
del descubrimiento de un fenómeno totalmente nuevo: el extraordinario aumento de la población mundial a
partir del siglo XX. Su índice medio de crecimiento anual, que durante varios siglos era inferior al 0,3%, y
que a finales del siglo XIX todavía era del 0,5 % ha crecido repentinamente: 1% en 1940 y 2% en nuestros
días. Es tal la “explosión demográfica” que aunque fueron precisos más de 300.000 años para poblar la tierra
con tres mil millones de seres humanos, sólo será necesario el transcurso de unos treinta años para que sumen
tres mil millones más.
6
J. Ortega. Los horizontes de la geografía, teoría de la geografía. (2000, p.543); afirma: La concepción social
del espacio conlleva un cambio en el entendimiento de la Naturaleza o medio natural, pero no supone una
eliminación de éste. Representa una concepción distinta del espacio geográfico, que deja de descansar sobre
lo natural y que transforma el entendimiento y carácter de la Naturaleza, lo que supone un cambio esencial en
la concepción de la geografía física y en las relaciones entre las distintas ramas geográficas. El espacio que
interesa a la geografía es un espacio social y sólo social. Lo que no quiere decir que sea un espacio sin
componentes físicos o naturales
7
O. Dollfus. El análisis geográfico. (1978, p.8); apunta: El análisis lleva al geógrafo a comprender los modos
de organización en el espacio constituido por la superficie terrestre y la biosfera que la ciñe. Según su
orientación o su especialización científica, el geógrafo puede dar primacía a un dominio específico, pero
siempre analiza una “situación geográfica” que nace de las relaciones que se establecen dentro de un espacio
Definitivamente, las cohesiones y correspondencias se completarían al adherirse a esas
dedicadas categorías la agrupación de unas manejables subcategorías. Del mismo modo, la
lista de palabras debe seleccionarse con esmero cuidado y no ligeramente, para tocar ese
tópico tan interesante como es el espacio social.

El discurso ha crecido pero la concreción se minimiza por esa tendencia a demostrar


una retórica sin orientaciones, fines y trayectorias. La aceptabilidad por las objetivaciones y
persecuciones de leyes ha surgido como una necesidad primaria en geografía 8. Schaefer, F.
(1953, p.268) subraya:

“Humboldt9, que había venido de las ciencias naturales, y también Ritter,


aceptaron la propuesta de que todas las relaciones naturales y, consiguientemente,
todas las relaciones espaciales estaban gobernadas por leyes. Pero para este nuevo
tipo de trabajo había que proporcionarle nuevas herramientas en forma de
conceptos y de leyes. De ahí que la geografía tuviera que ser concebida como la
ciencia concerniente a la formulación de leyes que gobiernan la distribución de
ciertos rasgos sobre la superficie de la tierra”.

La sensibilización por una elección minuciosa de categorías es significativa y su


utilización armonizaría los relatos acerca del espacio social, proyectándoles autenticidad,
entre diversos elementos: el geógrafo los localiza, investiga cuales son los sistemas que presiden su evolución,
y determina su área de extensión.
8
P. George. Geografía activa. (1966, p.20); reseña: Si la geografía persistiera en ser estrictamente
contemplativa, sería de temer el divorcio entre la geografía y la vida. El riesgo mayor de oposición, reside en
las posibles diferencias de especificidad de los temas del estudio geográfico y de los temas de la acción. Este
riesgo puede ser evitado, en la medida en que la geografía se haya definido claramente y consiga, determinar
su campo respecto de las demás ciencias, comprendiendo en ellas a las ciencias auxiliares, a las que el
geógrafo recurre para elaborar su imagen del mundo y de su dinámica.

9
R. Hartshorne. El concepto de geografía como ciencia del espacio: de Kant y Humboldt a Hettner. (1991,
p.37); plantea: Casi una década antes de la publicación de las lecciones de Kant, Alexander von Humboldt
sostenía, en su primer trabajo publicado realmente importante que escribió en 1793, cuando tenía 24 años el
mismo concepto básico de la naturaleza de la geografía como campo de estudio. A pesar de que Humboldt
había recibido una formación basada sobre todo en cursos de economía y de finanzas del estado, para
prepararse para trabajar en un puesto administrativo gubernamental, su interés personal se enfocó hacia
estudios sobre ciencias naturales, particularmente en los campos de la botánica y de la geología, y fue George
Forster, uno de los primeros exploradores científicos, quien le introdujo en el campo de la geografía.
Evidentemente, sintió la necesidad de establecer una base lógica para la distinción entre la geografía y las
demás ciencias. Destacó esta distinción en una extensa nota a pie de página en su artículo de 1793 y, además,
indicó que tal distinción seguía representando su concepto de geografía cuando publicó de nuevo la misma
nota en otro artículo diez años posterior, y otra vez más en Kosmos, cincuenta años después de su primera
publicación.
excepcionalidad, así como, confiabilidad. Por ejemplo, entre las categorías más
sobresalientes se encontrarían aquellas de porte técnico y dialéctico, donde el vocabulario
del espacio social exhibiría su delirante refinamiento, exquisitez e impecabilidad.

El exhaustivo descubrimiento de verdades y sabidurías ha llevado a la geografía al


vacío por su descomunal saturación que no deja una obertura para impregnarse con nuevos
paradigmas. Por tal motivo, las viejas y tradicionales posturas han atascado corrientes que
olfatean su reformación e innovación. Ahora, el espacio social en la contemporaneidad no
hay que relegarla o apartarla, más si estimar su validez para entender problemas socio-
históricos. Desde luego, las teorías del espacio social deben ser comprendidas, asimiladas
por otras disciplinas y ciencias10 para ahondar en los manifiestos elementos culturales de la
superficie terrestre.

El Espacio Social en un Hilo Histórico

El espacio social ha cicatrizado un recorrido longitudinal en las reglas y medidas del


tiempo11, experimentando cambios abruptos tanto externos como internos, dependiendo por
supuesto de qué momento histórico este presentemente actuando.

10
K. Popper. En busca de un mundo mejor. (1994, p.18); concibe: En ciencia, cometer una equivocación un
error consiste esencialmente en considerar como verdadera una teoría que no lo es. (Mucho más raramente,
consiste en considerar falsa una teoría que resulta verdadera.) Combatir la equivocación, el error, significa por
tanto buscar la verdad objetiva y hacer todo lo posible por descubrir y eliminar las falsedades. Ésta es la tarea
de la actividad científica.
11
M. Heidegger. Tiempo e historia. (2009, p.27); argumenta: Para la ciencia histórica el tiempo también es en
cierto modo una especie de ordenación de posiciones con respecto a la cual los acontecimientos en cuestión
tienen asignados un determinado lugar en el tiempo, quedando así históricamente fijados. Frischeisen-Köhler
ha escrito recientemente que “bajo ciertas circunstancias la fijación temporal […] basta para convertir un
concepto construido según principios científico-naturales en un concepto histórico”. De este modo, el
concepto “la hambruna en Fulda en el año 750” designa un acontecimiento singular muy determinado y es,
por consiguiente, un concepto histórico.
Existe una cadena causal de hechos que hace germinar la historia 12, motorizada por
procesos lineales únicos, inimitables e indestructibles. Como puede apreciarse, la historia
pasa por un curso o camino y deja huellas imborrables, donde los modos de producción con
sus complejidades cincelan el devenir. La historia navega vagamente por los océanos sin un
rumbo o una dirección prefijada, podría incluso deducirse que viaja hacia confines
intrazables. En otras palabras, el espacio ha dejado estampadas las pisadas de los
antepasados, cuyos monumentos, legados son sólo memorias edificadas socialmente para
recordar un reconocible, impetuoso e inmejorable ayer.

El espacio social atraviesa quirúrgicamente la temporalidad13 (pasado, presente,


futuro), donde cada ciclo tiene sus rasgos y características que le dan aires de
independencia. El tiempo lejano y aquel que es cercano se vuelcan e interconectan, de su
fusión, las partes del todo quiebran esquemas geométricos obsoletos para dar nacimiento a
otros más recientes. Antes, ahora y después entrelazan la conciencia del hombre hacia el
tiempo, porque compenetradas erigen una elipse de homogéneo tamaño, peso y color.

12
K. Marx y F. Engels. Manifiesto comunista. (2007, p.41); defienden: La historia de todas las sociedades
hasta el día de hoy es historia de luchas de clases.
Libre y esclavo, patricio y plebeyo, señor y siervo, maestro y oficial, en suma, opresores y oprimidos, han
estado y están enfrentados entre sí, han mantenido una lucha ininterrumpida, ya oculta ya abierta, una lucha
que en todos los casos terminó con una transformación revolucionaria de toda la sociedad, o bien con el
hundimiento conjunto de las clases en lucha.
En las primeras épocas de la historia encontramos en casi todas partes una completa división de la sociedad en
diferentes estamentos, un múltiple escalonamiento de posiciones sociales. En la antigua Roma tenemos
patricios, caballeros, plebeyos, esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales,
siervos y, por si fuera poco, en casi todas esas clases hay que añadir gradaciones especiales.
13
J. Sartre. El ser y la nada. (1993, p.139); confiesa: La temporalidad es, evidentemente, una estructura
organizada y esos tres pretendidos “elementos” del tiempo: pasado, presente, futuro, no deben encararse como
una colección de “data” cuya suma habría que efectuar por ejemplo, como una serie infinita de “ahora” de los
cuales unos no son aún y otros no son ya, sino como momentos estructurados de una síntesis original. Si no,
encontraríamos ante todo esta paradoja: el pasado no es ya, el futuro no es aún; en cuanto al presente
instantáneo, nadie ignora que no es en absoluto: es el límite de una división infinita, como el punto sin
dimensión. Así, toda la serie se aniquila, y ello doblemente, , ya que el “ahora” futuro, por ejemplo, es una
nada en tanto que futuro y se realizará como nada cuando pase al estado de “ahora” presente. El único método
posible para estudiar la temporalidad es abordarla como una totalidad que domina sus estructuras secundarias
y les confiere su significación. Nunca perderemos esto de vista. Empero, no podemos lanzarnos a un examen
del ser del Tiempo sin elucidar previamente mediante una descripción preontológica y fenomenológica el
sentido. Harto a menudo oscuro, de sus tres dimensiones. Sólo que será preciso considerar esta descripción
fenomenológica como una labor provisional, cuya finalidad es únicamente darnos acceso a una intuición de la
temporalidad global.
El tiempo es un fenómeno que ostenta eternidad, motricidad, distancia y velocidad,
lleva implícitamente energía, cuyos horizontes son imperceptibles e inaccesibles por su
infinitud como atributo. El espacio es testigo de las prácticas humanas y su prueba lo
confirma cada superestructura instalada que adorna los lugares posicionados. Sánchez, J.
(1991, p.21) destaca:

“Desde la física se nos ha enseñado que la distancia relacionada con el tiempo es


función de la velocidad. No es el tiempo el que cambia, sino la velocidad:
modificando la velocidad el tiempo se hace relativo respecto al espacio. Aquí
tenemos uno de los aspectos importantes que explican las variaciones históricas
que se han ido produciendo. La noción de ´distancia´ comporta no sólo ´cerca´ ni
´lejos´, sino que introducen el tiempo; noción de pasado, presente y futuro. La
distancia es una intuición espacio-temporal”.

El reloj como mecanismo inalterable del tiempo marca perennemente al hoy con su
accionar imparable e inexhausto, cuya asignación es cicatrizar los pasos ejecutados por las
civilizaciones14 que acomodan a conveniencia la tierra. Los latidos del instrumento
histórico, han sido en el transcurso de su existencia arrítmicos, ya que, algunas veces
adolece unos pálpitos intensos y raudos, estimulados por las guerras o enemistades entre
pueblos. Luego, logra mermarse esa prisa incontrolable una vez que las tumultuosas
disputas consiguen apaciguarse. Es importante elucidar, que las relaciones de hermandad
entre lo retrospectivo y la actualidad son cada vez más invulnerables e incesantes, pero si
llegara a exterminarse esa interconexión por razones ignotas, rotundamente, entraría el
conocimiento histórico humano en un período estático o retrógrado.

14
S. Huntington. El choque de civilizaciones. (1996, p.49); divulga: Aunque las civilizaciones perduran,
también evolucionan. Son dinámicas; crecen y se derrumban; se funden y dividen; y como todo estudiante de
historia sabe, también desaparecen y quedan enterradas en las arenas del tiempo. Las fases de su evolución se
pueden determinar de varias maneras. Según Quigley, las civilizaciones atraviesan siete estadios: mezcla,
gestación, expansión, época de conflicto, imperio universal, decadencia e invasión. Melko, generaliza un
modelo de cambio que va pasando, de un sistema feudal cristalizado, a un sistema feudal en transición, a un
sistema estatal cristalizado, a un sistema estatal en transición y, finalmente, a un sistema imperial cristalizado.
Toynbee piensa que una civilización surge como reacción ante determinados estímulos y después atraviesa un
período de crecimiento que supone un aumento del control sobre su entorno producido por una minoría
creativa; a este período le seguiría un tiempo de dificultades, el nacimiento de un Estado universal y después
la desintegración. Aunque existen diferencias importantes entre estas teorías, todas ellas coinciden en afirmar
que las civilizaciones se desarrollan pasando por un tiempo de dificultades o conflicto hasta llegar a un Estado
universal y luego a la decadencia y desintegración.
La Cuestión de Totalidad en el Espacio Social

Un todo extenso e inmortal cubre lo conocido en el pensamiento del ser humano, y


está articulado por partes muy perfectas, solidas, compactadas e inseparables. Siguiendo
ésta idea, es una totalidad asociada con la realidad lo que da el sentido de unidad-
continuidad. Así mismo, las causas de la aparición universal de una verdadera totalidad no
pueden ser definidas por ninguna percepción perecedera, pero los trozos temporo-
espaciales si reaccionan e influyen en mantener vigoroso a esa sobrenatural totalidad 15.
Santos, M. (2000, p.103) escribe:

“Podemos concebir la totalidad como un todo de esencias y como un todo de


existencias simultáneamente. El todo de esencias, aún irrealizado, está formado
por Objetos Perfectos. La palabra Objeto es aquí empleada en la acepción que
generalmente le dan los sociólogos, comprendiendo todo lo que existe en el
mundo de la concreción y en el mundo de la representación y de lo imaginario.
La palabra Perfecto se aplicará aquí a esas entidades, a esos objetos, para
considerarlos como plenos, esto es, con la plenitud de su ser o, en otros términos,
con un máximo de potencia, un absoluto. Esas esencias son posibilidades como,
por ejemplo, una técnica perfecta, un objeto técnico perfecto, una acción perfecta,
una norma perfecta.”

El espacio social no se aísla ni desapega de la totalidad, porque su resignada


condición es convivir con las regiones16 y los alrededores del punto en que reside.

15
N. Abbagnano. Diccionario de filosofía. (2004, p.1043); define totalidad como una unidad compleja y
autosuficiente, compuesta por partes o elementos y, por lo general, definida por el tipo de relación que tiene
con sus partes o elementos. La primera caracterización de la T. como “cierto tipo de unidad” la da Aristóteles
en su Metafísica. Allí, Aristóteles define el “todo” como un entero al que “no le falta” ninguna de las partes
de las que “por naturaleza” está constituido; por lo tanto, define la T. como universal, que “abraza” muchas
cosas pero se distingue de ellas; como unidad “continua” que resulta de sus partes, y está en cada una de ellas
(por ejemplo: el agua está en cada gota de agua); como “conjunto”, o sea, un todo indiferente a la posición de
las partes, como T. en sentido estricto, conjunto cuyos elementos tienen un orden determinado.
16
M. Santos. Globalización y medio técnico-científico informacional. (1997); denomina: Las regiones son
subdivisiones del espacio geográfico planetario, del espacio nacional o inclusive del espacio local. Las
regiones son subespacios de conveniencia y, en algunos casos, espacios funcionales del espacio mayor. Hay
que recordar que el todo social no tiene otra forma de existencia que la forma regional, ya sea intranacional o
internacional.
Las regiones hoy son sistemas territoriales abiertos que en permanente interacción con otras regiones
construyen su propia identidad económica, cultural, social y política. Se resalta el papel de las diversas formas
de circulación en esa reorganización de la división internacional del trabajo, sobre todo en lo que toca con la
Evidentemente, los objetos están sometidos a una colocación nada aleatoria en el espacio
geográfico, porque se ponen con intencionalidad y propósito lógico.

Las partes son procreadas al cristalizarse una resta, simplificación y división de la


inmensa totalidad. En adelante, las partes se suman por cantidades infinitas e
irrepresentables dada la perpetuidad de una totalidad que esencialmente no fallece.
También, la totalidad al descargar su volumen se desintegra y erosiona en partes tanto
semejantes como diferentes. Abbagnano, N. (2004, p.795) expresa:

“Aristóteles17 distinguió tres significados principales del término: 1) lo que inicia


la división de una cantidad y, en este sentido dos es parte de tres, a menos que se
restrinja el significado de parte a la unidad de medida, en cuyo caso sólo uno (y
no dos) es parte de tres; 2) lo que inicia la división de un género que no sea una
cantidad y en tal sentido son parte las especies de un género; ) lo que inicia el
análisis de una proposición que vale como definición y, en este sentido, el género
es parte de la especie (porque es la especie la que es definida).”

Las partes son grosores y espesores de una totalidad con corpulencia que respira en
el universo. Claro está, que los espacios sociales tienen connotaciones y respuestas
disímiles de acuerdo al ángulo en donde se tope el observador. Para ilustrar esto, China 18 es
la principal nación que cultiva sandías en el mundo, pero esta sección económica agrícola
reorganización espacial. La circulación ya no se define por los transportes y las comunicaciones ya que un
nuevo subsistema se levanta y gana un papel rector en las relaciones sociales; este es el subsistema de
regulación, sin el cual no se pueden entender los fenómenos espaciales.
17
W. Dilthey. Historia de la filosofía. (1996, p.61); indica: Aristóteles nació en el año 384, en Estagira,
ciudad de la Tracia. En su familia el oficio de médico era hereditario y su padre Nicómaco fue médico de
cabecera del rey macedonio Amintas. De este modo, la orientación de su espíritu estaba ya determinada
cuando entró en la escuela platónica a los 18 años. Se mantuvo en ella durante veinte, hasta la muerte del
maestro. Dentro de la escuela dio algunas clases, lo más probable de tipo retórico, para responder a Isócrates
(“hubiese sido una vergüenza que yo callara y dejara hablar a Isócrates”).
18
F. López. Sociedades sin destino. (2002, p.128-129); enuncia: la experiencia China prueba de manera
definitiva que la adopción del capitalismo, la industrialización y el uso de nueva tecnología aplicada a la
producción con fines de reinversión y de lucro no conllevan necesariamente cambios radicales en el terreno
político; semejante reforma se pudo hacer bajo la batuta de un Estado férreo. China, con su fuerte y efectivo
sector público, tuvo mucho más éxito en su transición a una economía capitalista que Rusia, cuyos primeros
pasos en el proceso fueron el desmantelamiento del Estado y un masivo proceso de privatizaciones. Las
autoridades de Beijing, por su parte, procedieron de manera mucho más cauta a la hora de privatizar y
liberalizar. China prueba también que el marco institucional que acompañe al capitalismo no necesariamente
debe coincidir con el modelo occidental, y es un desafío al axioma según el cual, cuanto más abierta y
capitalista es la economía, más democrático es el país.
Mientras que Japón es un jugador clave en el mundo asiático, creemos que el actor más importante del futuro
global de la región es China, cuyo poderío también es nuclear, y, por lo tanto, su proyección política adquiere
un tinte mucho más fuerte.
no responde similarmente al nivel técnico-productivo si se agarrara otra determinada área
geográfica del globo.

El Espacio Social un Organismo Vivo

La vida es concedida por una madre llamada comúnmente naturaleza. Al mismo


tiempo, el espacio social dotado de un sistema circulatorio y órganos funcionales que
trabajan con coordinación para mantener su fisiología, vive normalmente movido por
procesos metabólicos rápidos, motivado a la asfixiante concentración tecnológica esparcida
hacia los espacios geográficos.

Las sociedades provienen de un tronco y árbol genealógico, ensayando desde los


momentos antiquísimos modelos productivos prácticos que han venido revolucionando o
amoldando históricamente el cuadro económico. Las nociones del desempeño o actividad
de un proceso hay que importarlas para facilitar el entendimiento en cuanto a cómo rueda la
sociedad19.

En primer lugar, los procesos siguen una ruta por fases o estadios, cuya mecánica y
orden de ejercicios tiene caracteres estrictos. En segundo lugar, el movimiento y la sucesión
de etapas temporales son otras variables a considerar para notar un progresismo espacial.
China ha desarrollado, asimismo, un programa armamentista y espacial que se mantuvo en secreto por varias
generaciones. Desde los años cincuenta, primero en colaboración con la Unión Soviética, y luego por su
cuenta, con la ayuda de algún que otro espía en los Estados Unidos o Europa, ese programa hizo heroicos
esfuerzos por avanzar en la ardua tarea. Sabemos que por décadas, y especialmente durante la Revolución
Cultural, el setenta por ciento de los científicos sufrió de malnutrición, y que los ingenieros no contaban con
aluminio ni aleaciones adecuadas para la fabricación de piezas elementales; tampoco disponían de ayuda
técnica básica. A pesar de ello, para 1973 China había construido dos misiles intercontinentales los famosos
Dong Feng 4 y Dong Feng 5 capaces de alcanzar Nueva York, por ejemplo.
19
K. Marx. Manuscritos de economía y filosofía. (2003, p.55); revela: En una sociedad cuya prosperidad
crece, sólo los más ricos pueden aún vivir del interés del dinero. Todos los demás están obligados, o bien a
emprender un negocio con su capital, o bien lanzarlo al comercio. Con esto se hace también mayor la
competencia entre los capitales. La concentración de capitales se hace mayor, los capitalistas grandes arruinan
a los pequeños y una fracción de los antiguos capitalistas se hunde en la clase de los obreros, que por obra de
esta aportación padece de nuevo la depresión del salario y cae en una dependencia aún mayor de los pocos
grandes capitalistas ; al disminuir el número de capitalistas, desaparece casi su competencia respecto de los
obreros, y como el número de éstos se ha multiplicado, la competencia entre ellos se hace tanto mayor, más
antinatural y más violenta. Una parte de la clase obrera cae con ello en la mendicidad o la inanición tan
necesariamente como una parte de los capitalistas medios cae en la clase obrera.
En tercer lugar, las configuraciones geográficas persistentes incitadas por antropológicos
circuitos económicos al asentar objetos técnicos. Ejemplo: una ciudad, cuando crece o
agiganta desenfrenadamente en el marco político 20, económico, social, demográfico,
histórico e ideológico, cobra fuerza y energía, ya que, impactan con dinamismo brusco
sobre determinados espacios geográficos aquellas leyes dialécticas naturales, escenificadas
por relaciones humanas fructíferas de índole capitalista21.

Las urbes necesitan alimentar su poder y centralizar un dominio maléfico, pasando


la superestructura por niveles colosales casi utópicos. También, las metrópolis con
organizaciones empresariales elitistas buscan anclarse por interés a una periferia altamente
consumidora, para generar suficientes ganancias, y así establecer monopolios lucrativos.
Por otra parte, las personas que moran en sitios cercanos a la ciudad demandan, ya sea,
inmueble, comidas, servicios, para mejorar su calidad de vida, abriendo puertas al proceso
denominado globalización22. Posteriormente, en los lugares modernos y adelantados,
existen problemáticas que molestan con suma insistencia a masivas asociaciones
comunitarias como es el caso de: la basura, indigencia e inseguridad.

20
A. Romero. Aproximación a la política. (2005, p.11); pública: La política es un fenómeno profundamente
humano, como el arte y la religión. Esto no es decir mucho, pero tal vez sí algo importante. L política tiene
sus raíces en nuestra imperfección; somos seres humanos, con vulnerabilidades y fortalezas, con grandezas y
pequeñeces, capaces de la mayor nobleza así como de la más aborrecible abyección. No somos, por lo tanto,
dioses; si lo fuésemos, la política estaría de sobra.
21
R. Heilbroner. El capitalismo del siglo XXI. (1996, p.33); transmite: El capitalismo es, sobre todo, un orden
social en cambio constante; el cambio parece tener, además, una dirección, un principio que constituye la base
de su movimiento, una lógica. Al rastrear las diferencias entre el mundo occidental de los siglos XVII, XVIII
y XIX y el momento presente, todos advertimos la acción de una especie de impulso evolutivo, un impulso
que nos permite hablar de su historia en términos diferentes a los que utilizaríamos al hablar de la historia de
los grandes reinos asiáticos o del Imperio romano.
22
A. Giddens. Un mundo desbocado. (2000, p.25-26) profesa: La globalización es la razón del resurgimiento
de identidades culturales locales en diferentes partes del mundo. Si uno se pregunta, por ejemplo, por qué los
escoceses quieren más autonomía en el Reino Unido, o por qué hay un fuerte movimiento separatista en
Quebec, la respuesta no se va a encontrar sólo en su historia cultural. Los nacionalismos locales brotan como
respuesta a tendencias globalizadoras, a medida que el peso de los Estados-nación más antiguos disminuye.
La globalización también presiona lateralmente. Crea nuevas zonas económicas y culturales dentro y a través
de países. Ejemplos son Hong Kong, el norte de Italia y Silicon Valley, en California. O la región de
Barcelona. El área que rodea Barcelona en el norte de España se adentra en Francia. Cataluña, donde está
Barcelona, está sólidamente integrada en la Unión Europea. Es parte de España, pero mira hacia fuera.
La finalidad de las aglomeraciones urbanas consiste en reunir capitales 23 con que
mantener a los pobladores locales e incentivar inversiones internas y externas, cuyos
beneficios sirvan para cubrir esas exigencias manifestadas por una sociedad
económicamente24 dispar. Vale indicar, que la redes comunicacionales son explosivas,
titánicas, donde se procura obtener información inmediata, veraz, confiable con el objeto de
acortar distancias, siendo efectivamente provechoso a incontables corporaciones e
industrias.

La Metamorfosis del Espacio Social

La unidad25 congrega diversidades con realidades adaptables, demostrando que es a


su vez una totalidad indeformable. Ineludiblemente, posee núcleo como centro del eje y
23
K. Marx. El capital. (2006, p.48); enfatiza: El punto de partida del capital radica en la circulación de las
mercancías. Ese capital sólo aparece cuando la producción mercantil y el comercio, alcanzan cierto grado de
desarrollo. La historia moderna del capital comienza con la creación del comercio y del mercado de ambos
mundos, en el siglo XVI.
Hemos visto que la forma inmediata de la circulación de las mercancías-dinero-mercancía es la
transformación de la mercancía en dinero y nueva transformación en mercancía. Esto es: vender para
comprar.
Pero al lado de esta forma, encontramos otra completamente distinta: dinero-mercancía-dinero, o sea,
transformación del dinero en mercancía y nueva transformación de la mercancía en dinero. De otro modo:
comprar para vender. Cualquier dinero que realiza ese movimiento conviértase en capital.
24
J. Stiglitz. Cómo hacer que funcione la globalización. (2006, p.75); informa: El PIB es una manera cómoda
de medir el crecimiento económico, pero no se trata de lo único que define el desarrollo. El crecimiento debe
ser sostenible. Todo el mundo sabe que por estudiar intensamente para un examen puedes obtener un título,
pero lo que aprendes se olvida pronto. Puedes conseguir que aumente el PIB destrozando el entorno, agotando
los recursos naturales escasos, recibiendo créditos extranjeros, pero este tipo de crecimiento no es sostenible.
Papúa Nueva Guinea está talando sus bosques tropicales, hábitat de una inmensa variedad de especies; las
ventas elevan su PIB hoy, pero dentro de veinte años no habrá nada más que talar.

25
N. Abbagnano. Diccionario de filosofía. (2004, p.1061); En sentido propio, lo que es necesariamente uno, o
sea, indivisible, también en sentido de estar privado de partes o de que sus partes son inseparables de la
totalidad e inseparables unas de otras. Éste fue el concepto elaborado por Aristóteles, que distinguió lo uno
por sí mismo, o esencialmente, de lo uno por accidente; definió de la U. como algo indivisible absoluta o
cuantitativamente y distinguió cuatro especies fundamentales de U.: a) la U. de una totalidad continua, como
es un organismo, por ejemplo; b) la U. de una forma o sustancia; c) la U. numérica; d) la U. definitoria, o sea,
la U. de cosas que tienen la misma definición. Estas determinaciones aristotélicas no son perfectamente
coherentes, porque, en tanto definen la U. como indivisibilidad, incluyen entre las formas de la U. la
continuidad, que Aristóteles mismo definiera como la divisibilidad en partes a su vez divisibles. Su
significado es aún bastante claro. La U., o sea, lo uno por sí mismo, es, por un lado, la identidad de la forma o
sustancia consigo misma; por otro lado, la identidad de los objetos que tienen la misma definición (identidad
de los indiscernibles), y todavía, por otro lado, es el elemento o el principio del número.
conjuntos de partes con contenidos que son atómicamente infraccionados. Sobre la base de,
lo antes descrito, las diversidades al chocar unas con otras y combinarse por obra natural,
sufren intestinamente transformaciones extraordinarias e impresionantes.

La sociedad se relaciona con su espacio que es vivo. No cabe duda, que las regiones
son piezas de un rompecabezas, observándose inclusive los lugares más magnéticos,
polémicos y controversiales por su protagonismo en el mundo. Para el campo geográfico,
es vital la localización de un lugar, porque al determinarse su situación concreta, puede
conocerse a fondo las cualidades que luce.

El paisaje es operado y transfigurado por la humanidad, quien juega con esa reñida
distribución espacial para su beneficio. También, existe un matrimonio entre lo natural y
artificial, debido a que ambas están soldadas por estrechas reciprocidades, irreversibilidades
e interdependencias, descartando la idea del espacio estático e inerte en las realidades
sociales. Claval, P. (1979, p.14); despliega:

“Las transformaciones producidas por el hombre han sido de tal importancia que
hoy la mayor parte de los espacios, la mayor parte de los paisajes, están
profundamente humanizados: El paisaje es esencialmente una creación del
hombre, pues es él quien ha modificado los equilibrios ecológicos naturales, ha
creado las campiñas, ha sembrado la comarca de construcciones, o bien las ha
amontonado para formar las aglomeraciones.”

Es obvio que para organizar los espacios se necesita de la participación del hombre.
Por otra parte, éste agente se encarga de configurar los contextos para su mejor comodidad,
controlando y ordenando la estructura espacial. Uribe, G. (1998, p.142) analiza:

“El espacio que interesa a los geógrafos es el espacio humano, el espacio social
que puede denominarse también, como el espacio geográfico.”

El espacio social releva la síntesis que desbordantemente domina en un lapso


temporal, para probar con técnicas inéditas y modelos atractivos sobre las condiciones
reinantes. El espacio social, concentra focos institucionales 26 con diferente estirpe y
26
M. Hardt y A. Negri. Imperio. (2002, p.35); asevera: En muchos sentidos, la obra de Michel Foucault
preparó el terreno para este tipo de investigación del funcionamiento material del dominio imperial. Ante
todo, la obra de Foucault nos permite reconocer una transición histórica, propia de una época, de las formas
funciones entre los que se encuentran: centros escolares, asilos, penitenciarías, orfanatorios,
manicomios, hospitales, entre otros.

Las redes sociales transmiten señales y ejercen poderosa influencia en otros


perímetros que no son espacios muertos o momificados, sino todo lo contrario tiene
actividad, movimiento27, tensiones e inspiraciones. El espacio social al ser como es de
nervioso, maniobrable e inquieto, muda su piel y transmuta la esencia que lo caracteriza,
para apostar en mejorar las condiciones fisonómicas.

El Espacio Social y la Cultura

sociales: el tránsito de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control. La sociedad disciplinaria es aquella


en la que la dominación social se construye a través de una red difusa de dispositivos y aparatos que producen
y regulan las costumbres, los hábitos y las prácticas productivas. El objetivo de hacer trabajar a esta sociedad
y de asegurar la obediencia a su dominio y a sus mecanismos de inclusión y/o exclusión se logra mediante la
acción de instituciones disciplinarias (la prisión, la fábrica, el instituto neuropsiquiátrico, el hospital, la
universidad, la escuela, etcétera) que estructuran el terreno social y presentan las lógicas adecuadas a la razón
de la disciplina. En efecto, el poder disciplinario gobierna estructurando los parámetros y los límites del
pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo las conductas normales y/o desviadas. En general,
Foucault se refiere al Antiguo Régimen y a la edad clásica de la civilización francesa para ilustrar la aparición
del poder disciplinario, pero, de manera más general, podemos decir que toda la primera fase de acumulación
capitalista (en Europa y en otras partes) se llevó a cabo según este paradigma de poder. La sociedad de
control, en cambio, debería entenderse como aquella sociedad (que se desarrolla en el borde último de la
modernidad y se extiende a la era posmoderna) en la cual los mecanismos de dominio se vuelven aún más
democráticos, aún más inmanentes al campo social, y se distribuyen completamente por los cerebros y los
cuerpos de los ciudadanos, de modo tal que los sujetos mismos interiorizan cada vez más las conductas de
integración y exclusión social adecuadas para este dominio. El poder se ejerce ahora a través de maquinarias
que organizan directamente los cerebros (en los sistemas de comunicación, las redes de información, etcétera)
y los cuerpos (en los sistemas de asistencia social, las actividades controladas, etcétera) con el propósito de
llevarlos hacia un estado autónomo de alienación, de enajenación del sentido de la vida y del deseo de
creatividad. En este sentido la sociedad de control podría caracterizarse por una intensificación y una
generalización de los aparatos normalizadores del poder disciplinario que animan internamente nuestras
prácticas comunes y cotidianas, pero, a diferencia de la disciplina, este control se extiende mucho más allá de
los lugares estructurados de las instituciones sociales, a través de redes flexibles y fluctuantes.
27
P. Haggett. Análisis locacional en la geografía humana. (1976, p.44); precisa: El movimiento es un
aspecto de la organización regional que ha sido considerado de modo insuficiente en la geografía humana.
Crowe (1938) criticó a sus colegas geógrafos por su acrítica dedicación a los elementos estáticos de la
superficie terrestre. ¿Resulta progresivo preguntó interesarse únicamente por la distribución del Homo
dormiens? Un cuarto de siglo después de las severas críticas de Crowe existe, sin duda, un mayor interés
respecto a las pautas del movimiento y la circulación en la investigación geográfica (Capot-Rey, 1947), así
como por los estudios sobre migraciones.
El espacio social debe su trascendencia a la cultura 28 y las tradiciones como plenas
condicionantes, cuyos nexos con los territorios son casi que de naturaleza sagrada. Por
sobre todo, el espacio geográfico es así mismo una aldea y vivienda del ente antrópico,
donde se ponen en práctica costumbres o hábitos sociopolíticos, socioeconómicos,
socioculturales.

Una tradición es la reunión de actuaciones o prácticas culturales, las cuales, se


vuelven usuales y banales en los pueblos que cuentan con alguna delimitación
jurisdiccional. Además, una tradición es generadora de identidades muy particulares que
con el paso del tiempo consolidan y fortalecen sus vínculos. La personalidad en una nación
se forma por medio del avance y aceptación de sus tradiciones. Briceño, M. (1951) muestra
lo siguiente:

“La tradición es la noche creadora que va del ayer al mañana, y sin consultarla,
no crecerán para lo por venir las sociedades. Hay quienes las adversan por
confundirla a la ligera con el ánimo retrógrado y fanático de ciertos
temperamentos conservadores, opuestos al espíritu de modificación progresiva
que cada generación está en el deber de realizar en orden al perfeccionamiento
del legado transmitido por los antecesores. Pero la tradición, lejos de impedir el
avance de dicho espíritu, es el módulo que determina su progreso.”

28
J. Brandt. Sociología general. (1987, p.33); concluye: Por razones didácticas y facilidad de estudio científico
se suele presentar separadamente a la cultura, la sociedad y la persona, esta es una presentación arbitraria,
ficticia y procedimental. En la realidad no se da cultura alguna sin sociedad, ni sociedad sin personas, ni
personas sin cultura. Cultura, Sociedad, Persona, forman una unidad indisoluble, una totalidad necesaria. La
cultura es un constitutivo fundamental de la sociedad humana y de las personas que la integran, es desde
dónde emerge. Una sociedad sin cultura no es ni puede ser humana, es una sociedad de animales. Una cultura
sin sociedad es una abstracción sin existencia real. Un hombre sin cultura, aunque sea humano, no es persona
y es otra abstracción sin existencia real en el mundo. Una cultura sin personas no es tal cultura, es un absurdo,
otra abstracción.
El espacio cultural de la India29 tiene animaciones y estímulos absolutamente
opuestos con relación al holandés ubicado en Europa por poner un ejemplo. Aun cuando, a
los espacios se les provee vida al trabajar la materialidad, esa espiritualidad van ganándola
por el esfuerzo que sobre ellas hacen las masas, cuyos valores, principios e intereses son
férreamente antitéticos.

La cultura está constituida por elementos de gran arraigo como: religión 30, idioma,
historia, arte, entre otros. Los pueblos poseen firmemente formas de gobierno 31, encargados
del sistema organizativo social y la ordenación política administrativa. Del mismo modo, la
cultura no se desvanece en el tiempo, porque las gentes van apropiándose de un sentimiento
afectivo hacia al entorno por su larga estadía. Brandt, J. (1987, p54) enfoca:

“Los contenidos culturales de una sociedad son transmitidos por el lenguaje,


gracias al mismo las creencias, valores y normas pueden comunicarse,
comprenderse y aceptarse como parte de la propia personalidad. Sólo por medio
de la comunicación que facilita el lenguaje se pueden transmitir situaciones
ausentes o pasadas, conductas apropiadas y reacciones aceptadas en una

29
G. Sartori y G. Mazzoleni. La tierra explota. (2003, p.119-120); declaran: En la civilización rural,
milenaria, de la India y de China, la cantidad de hijos varones es una especie de pensión de vejez, porque los
descendientes se harán cargo de los ancianos cuando éstos ya no sean capaces de trabajar en los campos.
Otra consideración muy distinta han tenido en la India, en China, en los países islámicos, las féminas, las
mujeres. La vida de las niñas chinas ha sido muy penosa, especialmente en las zonas rurales, o sea entre el 80
por ciento de la población. El escritor indio Salman Rushdie, en un artículo en la Repubblica, la emprende con
sus propios compatriotas tachándoles de machistas impenitentes. Cuenta que las mujeres indias encintas, antes
del tercer mes de embarazo van hacerse una ecografía del feto y si éste es hembra suelen decidir abortar.
Fruto de mentalidad machista, dice Rushdie, aunque otro recóndito pensamiento parece rozarle. En realidad se
trata de una práctica espontánea (no permitida) para el control de la natalidad en un país en el que el
crecimiento de la población ha alcanzado ritmos impresionantes.
30
R. Navarro y R. Palomino. Estado y religión. (2000, p.239-240); acuerdan lo siguiente: Los concordatos
significan implícitamente que la religión, como tal, de una parte, y la comunidad de creyentes, de otra, no
pueden ser tratados como cuestiones reducidas al ámbito de lo privado. Si la Iglesia y el Estado deben
distinguirse en cuanto a su organización, estructura jurídica y objetivos, no pueden ignorarse mutuamente. La
religión no es sólo una cuestión de conciencia individual. Por su propia naturaleza, implica “comunidad”,
estructura organizada, socialmente visible. La comunidad política o el Estado, ante esto, no tiene otra elección
más que interesarse por el fenómeno. El Estado y la Iglesia deben estar separados, pero no pueden estarlo
sociedad e Iglesia. En la sociedad, todas las comunidades, sean religiosas, filosóficas, o de cualquier otra
naturaleza, coexisten en el mutuo respeto. Ante esto, el Estado tiene la responsabilidad de asegurar que esos
grupos actúan conforme al Derecho, y que el orden público está garantizado. […]
31
Según el Atlas básico de política. (2007, p.50); la forma de gobierno es considerada por algunos estudiosos
como el aspecto extrínseco que adopta la organización gubernamental determinada por el sistema. En el
marco de las tipologías clásicas de gobierno, sistema y forma se confundían, pero las complejas tipologías de
gobierno modernas señalan como básicos los sistemas democrático y autárquico, a partir de los cuales se
derivan formas propias de cada uno o mixtas.
sociedad. Gracias al lenguaje se pueden aprender y apoderarse de experiencias de
otros, del pasado o del presente.”

Simbolizaciones, signos, códigos, mensajes y caracteres abren las puertas de un


universo cultural original que dan pertenencia a quienes se afilian convencidos por lo
positivo en sus enseñanzas. Un espacio social sin cultura sería una locura, porque estaría
poblado por bestias o individuos con razonamiento limitado.

El espacio cultural despierta admiraciones, sensaciones e intuiciones entre las


civilizaciones, porque evidencian comportamientos, actitudes y maneras de afrontar la
existencia en comunidades para ellos extraños o atípicos. La cultura es como un dios
inmortal, apoteósico, glorioso y esplendoroso.

Percepciones, Abstracciones y Representaciones del Espacio Social

Los sujetos tienen impresiones del espacio que están invadiendo, porque al pasearse
por sitios para ellos frecuentes y hartamente visitados ya llevan un esquema en la mente de
esa zona común. Así mismo, hay comunidades que suelen ver el espacio en estado de
pureza por su carácter religioso, casto e inmaculado. Existen lugares del mundo 32 en donde
los paisajes son venerados, por quienes tienen conciencia de su importancia sobre todo
histórica.

Los individuos pueden percibir estrambótica y excéntricamente el espacio social al


maravillarse por lo que sus ojos están mirando (un ejemplo las megalópolis). Los espacios
sociales también son percibidos y sentidos mediante una connotación mágica, cuyas

32
E. Galeano. Las venas abiertas de América Latina. (2000, p.1); arremete: Nuestra comarca del mundo, que
hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los
europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron
los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones Este ya no es el reino de las maravillas donde la
realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos
de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de
las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café,
las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de
lo que América Latina gana produciéndolos.
leyendas o mitos se cultivan en lo psicológico, porque las generaciones han heredado,
absorbido e ingerido la popularidad de esas semillas ya consagradas a través del tiempo.

Los espacios sociales son abstracciones que se trasladan a la acción sobre todo al
ámbito filosófico33-dialéctico. Por su parte, la complejidad de las relaciones sociales 34 es tan
enredada y ofuscada que no puede explicarse el fenómeno con palabras, tratados, discursos
ni dicciones. El espacio social se filtra por un túnel histórico que nunca muere, porque su
finitud es incertidumbre y no consigue llegar más allá del plano dimensional real.

El espacio social está integrado por núcleos celulares abiertos, despiertos,


autónomos y su radio no termina en una frontera fijada. A su vez, las abstracciones son
fines ideales para establecer comparaciones y diferenciaciones del espacio social,
diagnosticando comportamientos, vicisitudes e informaciones. El espacio social carece de
uniformidad en la abstracción por ser muy diverso, incluso, sus mediciones y áreas
mentalmente no puede contrastarse o evaluarse.

Las representaciones en el espacio social son todas aquellas imágenes con sus
formas y contenidos, donde se dan animaciones tanto rápidas como lentas. Seguidamente,
las representaciones tienen matiz y colorido, creándose un espacio de caos por los densos
problemas sociales anidados en el escenario real. Además, la humanidad 35 al percibir las
33
R. Harré. 1000 años de filosofía. (2005, p.15); orienta lo siguiente: ¿De dónde proviene lo perenne
propensión a reflexionar, no sólo sobre nuestra vida sino sobre nuestra propia reflexión sobre la vida? Las
personas dotadas de temperamento filosófico han lidiado sin tregua y de forma sistemática, para forjar modos
de vida coherentes con su visión de las posibilidades de la humanidad y del cosmos en que vivimos. Profetas,
reformadores, líderes religiosos y muchos otros han participado en el mismo proyecto. ¿Qué es lo que
diferencia a los filósofos de los demás? Su voluntad de no limitar sus reflexiones a la situación humana,
dando cabida a la reflexión sobre dichas reflexiones. Para la mayor parte de la gente, ser un filósofo significa
justamente acometer esta reflexión de segundo orden. ¿Por qué habría de conferir alguien a esta actividad la
suficiente importancia como para consagrar su vida a ella? La palabra “filosofía” designa tanto las reflexiones
sobre la vida cuanto las reflexiones sobre las reflexiones acerca de la vida.
34
M. Weber. La acción social: ensayos metodológicos. (1984, p. 47-48); ubica: El significado de una relación
social puede cambiar: por ejemplo, una relación política puede pasar de la solidaridad al conflicto de
intereses. En tal caso debe tratarse como una cuestión sólo de conveniencia terminológica. Hay que decidir si
ha surgido una nueva relación o si la antigua continúa existiendo pero ha adquirido un nuevo significado. El
significado puede ser también en parte permanente y en parte mudable.
35
H. Arendt. La condición humana. (2005); deduce: Todas las actividades humanas están condicionadas por
el hecho de que los hombres viven juntos, si bien es sólo la acción lo que no cabe ni siquiera imaginarse fuera
de la sociedad de los hombres. La actividad de la labor no requiere la presencia de otro, aunque un ser
laborando en completa soledad no sería humano, sino un animal labora en el sentido más literal de la palabra.
El hombre que trabajara, fabricara y construyera un mundo habitado únicamente por él seguiría siendo un
representaciones clasifica, descarta y ubica entidades que no son en absoluto apariencias,
sino verdades muy asombrosas con toques enigmáticos.

El espacio social presenta sus modelos representacionales como por ejemplo:


parques, autopistas, centros comerciales, edificios, estadios, universidades, palacios de
gobierno, entre otros. Por lo antes dicho, cada lugar muestra su retrato repleto de figuras
que van armando las piezas del esqueleto espacial.

Un espacio social sin representaciones e imágenes que puedan impresionar a los


individuos es como quedar ciego y en tinieblas. El espacio contiene luz para que las
personas aprecien por los sentidos variadas cosas y detallen como se distribuye cada
elemento en un sistema determinado.

fabricador, aunque no homo faber; habría perdido su especifica cualidad humana y más bien sería un dios,
ciertamente no el Creador, pero sí un demiurgo divino tal como Platón lo describe en uno de sus mitos. Sólo
la acción es prerrogativa exclusiva del hombre; ni una bestia ni un Dios son capaces de ella, y sólo ésta
depende por entero de la constante presencia de los demás.
El hombre que ama la bondad nunca puede permitirse llevar una vida solitaria, y, no obstante, su vivir con
otros y para otros ha de quedar esencialmente sin testimonio y carente en primer lugar de la compañía de sí
mismo. No está solitario, sino solo; en su vida con los demás ha de ocultarse de ellos y ni siquiera puede
confiar en sí mismo para atestiguar lo que hace. El filósofo siempre puede confiar en sus pensamientos para
mantenerse en compañía, mientras que las buenas acciones jamás acompañan y han de olvidarse en el
momento en que se realizan, porque incluso su recuerdo destruye la cualidad de bueno. Más aún, el pensar,
debido a que cabe recordar lo pasado, puede cristalizar en pensamiento, y los pensamientos, como todas las
cosas que deben su existencia al recuerdo, pueden transformarse en objetos tangibles que, como la página
escrita o el libro impreso, se convierten en parte de los artefactos humanos. Las buenas acciones, puesto que
han de olvidarse instantáneamente, jamás pueden convertirse en parte del mundo; vienen y van, sin dejar
huella. Verdaderamente no son de este mundo.
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