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1
O. Dollfus. El espacio geográfico. (1975, p.8); sostiene: El espacio geográfico se presenta como el soporte
de unos sistemas de relaciones, determinándose unas a partir de los elementos del medio físico y otras
procedentes de las sociedades humanas que ordenan el espacio en función de la densidad del poblamiento, de
la organización social y económica, del nivel de las técnicas, en una palabra, de todo el tupido tejido histórico
que constituye una civilización. Pero el espacio es más que un mero soporte de sistemas de relaciones
naturales y sociales, ya que cosas y relaciones forman parte integrante del espacio geográfico.
2
A. Higueras. Introducción al análisis geográfico regional. Reflexiones acerca del paisaje. (1999, p.85);
resalta: El significado de la palabra paisaje parece que se refiere a la imagen o impresión sensorial que se
tiene cuando se contempla una porción de la superficie terrestre. De ahí se deducen dos conclusiones:
primera, que el paisaje, se halla constituido solamente por elementos materiales capaces de ser percibidos por
los sentidos y segunda, que un mismo paisaje puede ser percibido de muchas maneras y con diferentes grados
de sensibilidad.
percibidas por el ser humano de modo desemejante, influyendo con notabilidad en sus
actividades y rutinas.
La geografía4 tiene una tarea ardua para examinar al detalle el contenido de esas
relaciones sociales dentro del marco físico-espacial. Cabe destacar, que es fundamental
tejer un lenguaje teórico conceptual en base a específicas y muy bien tratadas categorías
filosóficas, sociológicas, psicológicas, geohistóricas para dar oportuna explicación al
sistema global.
3
J. Gutiérrez. Cambio y persistencia en el espacio geográfico: consideraciones para la reflexión
medioambiental. (1999, p.27-28); asegura: La historia del hombre sobre la tierra es la historia de su lucha por
liberarse de los condicionantes que impone la naturaleza y por aprovechar las oportunidades que ésta le
brinda. Y en esa lucha las sociedades transforman el espacio y lo organizan. El espacio geográfico es, por
tanto, un producto cultural en el que se proyecta un sistema social sobre un sistema ecológico, es a la vez algo
que nos viene dado por la naturaleza y que ha sido creado por el hombre.
4
M. Derruau. Tratado de geografía humana. (1964, p.18); señala: La multiplicidad de las relaciones que
vinculan el grupo humano a la tierra y a los otros grupos humanos hace que la Geografía sea una ciencia de
síntesis, pues ha de buscar estos vínculos en campos diferentes, que a menudo son los de ciencias diferentes.
Y al mezclarse unas con otras, estas relaciones forman la combinación geográfica que son el grupo social y la
región. Incluso cuando estudia un solo fenómeno, la Geografía se ve obligada a tener en cuenta todos aquellos
fenómenos que están relacionados con él.
equilibra los saltos, las agitaciones, sacudidas o pulsaciones propiciadas por poblaciones 5
con ritmos industriales desiguales.
5
Y. Lacoste. Geografía del subdesarrollo. (1976, p.106); expone: Un carácter absolutamente primordial de
los países del Tercer Mundo es el considerable crecimiento demográfico desde hace unos cuarenta años, sobre
todo desde que finalizó la segunda guerra mundial. El “descubrimiento” del subdesarrollo es contemporáneo
del descubrimiento de un fenómeno totalmente nuevo: el extraordinario aumento de la población mundial a
partir del siglo XX. Su índice medio de crecimiento anual, que durante varios siglos era inferior al 0,3%, y
que a finales del siglo XIX todavía era del 0,5 % ha crecido repentinamente: 1% en 1940 y 2% en nuestros
días. Es tal la “explosión demográfica” que aunque fueron precisos más de 300.000 años para poblar la tierra
con tres mil millones de seres humanos, sólo será necesario el transcurso de unos treinta años para que sumen
tres mil millones más.
6
J. Ortega. Los horizontes de la geografía, teoría de la geografía. (2000, p.543); afirma: La concepción social
del espacio conlleva un cambio en el entendimiento de la Naturaleza o medio natural, pero no supone una
eliminación de éste. Representa una concepción distinta del espacio geográfico, que deja de descansar sobre
lo natural y que transforma el entendimiento y carácter de la Naturaleza, lo que supone un cambio esencial en
la concepción de la geografía física y en las relaciones entre las distintas ramas geográficas. El espacio que
interesa a la geografía es un espacio social y sólo social. Lo que no quiere decir que sea un espacio sin
componentes físicos o naturales
7
O. Dollfus. El análisis geográfico. (1978, p.8); apunta: El análisis lleva al geógrafo a comprender los modos
de organización en el espacio constituido por la superficie terrestre y la biosfera que la ciñe. Según su
orientación o su especialización científica, el geógrafo puede dar primacía a un dominio específico, pero
siempre analiza una “situación geográfica” que nace de las relaciones que se establecen dentro de un espacio
Definitivamente, las cohesiones y correspondencias se completarían al adherirse a esas
dedicadas categorías la agrupación de unas manejables subcategorías. Del mismo modo, la
lista de palabras debe seleccionarse con esmero cuidado y no ligeramente, para tocar ese
tópico tan interesante como es el espacio social.
9
R. Hartshorne. El concepto de geografía como ciencia del espacio: de Kant y Humboldt a Hettner. (1991,
p.37); plantea: Casi una década antes de la publicación de las lecciones de Kant, Alexander von Humboldt
sostenía, en su primer trabajo publicado realmente importante que escribió en 1793, cuando tenía 24 años el
mismo concepto básico de la naturaleza de la geografía como campo de estudio. A pesar de que Humboldt
había recibido una formación basada sobre todo en cursos de economía y de finanzas del estado, para
prepararse para trabajar en un puesto administrativo gubernamental, su interés personal se enfocó hacia
estudios sobre ciencias naturales, particularmente en los campos de la botánica y de la geología, y fue George
Forster, uno de los primeros exploradores científicos, quien le introdujo en el campo de la geografía.
Evidentemente, sintió la necesidad de establecer una base lógica para la distinción entre la geografía y las
demás ciencias. Destacó esta distinción en una extensa nota a pie de página en su artículo de 1793 y, además,
indicó que tal distinción seguía representando su concepto de geografía cuando publicó de nuevo la misma
nota en otro artículo diez años posterior, y otra vez más en Kosmos, cincuenta años después de su primera
publicación.
excepcionalidad, así como, confiabilidad. Por ejemplo, entre las categorías más
sobresalientes se encontrarían aquellas de porte técnico y dialéctico, donde el vocabulario
del espacio social exhibiría su delirante refinamiento, exquisitez e impecabilidad.
10
K. Popper. En busca de un mundo mejor. (1994, p.18); concibe: En ciencia, cometer una equivocación un
error consiste esencialmente en considerar como verdadera una teoría que no lo es. (Mucho más raramente,
consiste en considerar falsa una teoría que resulta verdadera.) Combatir la equivocación, el error, significa por
tanto buscar la verdad objetiva y hacer todo lo posible por descubrir y eliminar las falsedades. Ésta es la tarea
de la actividad científica.
11
M. Heidegger. Tiempo e historia. (2009, p.27); argumenta: Para la ciencia histórica el tiempo también es en
cierto modo una especie de ordenación de posiciones con respecto a la cual los acontecimientos en cuestión
tienen asignados un determinado lugar en el tiempo, quedando así históricamente fijados. Frischeisen-Köhler
ha escrito recientemente que “bajo ciertas circunstancias la fijación temporal […] basta para convertir un
concepto construido según principios científico-naturales en un concepto histórico”. De este modo, el
concepto “la hambruna en Fulda en el año 750” designa un acontecimiento singular muy determinado y es,
por consiguiente, un concepto histórico.
Existe una cadena causal de hechos que hace germinar la historia 12, motorizada por
procesos lineales únicos, inimitables e indestructibles. Como puede apreciarse, la historia
pasa por un curso o camino y deja huellas imborrables, donde los modos de producción con
sus complejidades cincelan el devenir. La historia navega vagamente por los océanos sin un
rumbo o una dirección prefijada, podría incluso deducirse que viaja hacia confines
intrazables. En otras palabras, el espacio ha dejado estampadas las pisadas de los
antepasados, cuyos monumentos, legados son sólo memorias edificadas socialmente para
recordar un reconocible, impetuoso e inmejorable ayer.
12
K. Marx y F. Engels. Manifiesto comunista. (2007, p.41); defienden: La historia de todas las sociedades
hasta el día de hoy es historia de luchas de clases.
Libre y esclavo, patricio y plebeyo, señor y siervo, maestro y oficial, en suma, opresores y oprimidos, han
estado y están enfrentados entre sí, han mantenido una lucha ininterrumpida, ya oculta ya abierta, una lucha
que en todos los casos terminó con una transformación revolucionaria de toda la sociedad, o bien con el
hundimiento conjunto de las clases en lucha.
En las primeras épocas de la historia encontramos en casi todas partes una completa división de la sociedad en
diferentes estamentos, un múltiple escalonamiento de posiciones sociales. En la antigua Roma tenemos
patricios, caballeros, plebeyos, esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales,
siervos y, por si fuera poco, en casi todas esas clases hay que añadir gradaciones especiales.
13
J. Sartre. El ser y la nada. (1993, p.139); confiesa: La temporalidad es, evidentemente, una estructura
organizada y esos tres pretendidos “elementos” del tiempo: pasado, presente, futuro, no deben encararse como
una colección de “data” cuya suma habría que efectuar por ejemplo, como una serie infinita de “ahora” de los
cuales unos no son aún y otros no son ya, sino como momentos estructurados de una síntesis original. Si no,
encontraríamos ante todo esta paradoja: el pasado no es ya, el futuro no es aún; en cuanto al presente
instantáneo, nadie ignora que no es en absoluto: es el límite de una división infinita, como el punto sin
dimensión. Así, toda la serie se aniquila, y ello doblemente, , ya que el “ahora” futuro, por ejemplo, es una
nada en tanto que futuro y se realizará como nada cuando pase al estado de “ahora” presente. El único método
posible para estudiar la temporalidad es abordarla como una totalidad que domina sus estructuras secundarias
y les confiere su significación. Nunca perderemos esto de vista. Empero, no podemos lanzarnos a un examen
del ser del Tiempo sin elucidar previamente mediante una descripción preontológica y fenomenológica el
sentido. Harto a menudo oscuro, de sus tres dimensiones. Sólo que será preciso considerar esta descripción
fenomenológica como una labor provisional, cuya finalidad es únicamente darnos acceso a una intuición de la
temporalidad global.
El tiempo es un fenómeno que ostenta eternidad, motricidad, distancia y velocidad,
lleva implícitamente energía, cuyos horizontes son imperceptibles e inaccesibles por su
infinitud como atributo. El espacio es testigo de las prácticas humanas y su prueba lo
confirma cada superestructura instalada que adorna los lugares posicionados. Sánchez, J.
(1991, p.21) destaca:
El reloj como mecanismo inalterable del tiempo marca perennemente al hoy con su
accionar imparable e inexhausto, cuya asignación es cicatrizar los pasos ejecutados por las
civilizaciones14 que acomodan a conveniencia la tierra. Los latidos del instrumento
histórico, han sido en el transcurso de su existencia arrítmicos, ya que, algunas veces
adolece unos pálpitos intensos y raudos, estimulados por las guerras o enemistades entre
pueblos. Luego, logra mermarse esa prisa incontrolable una vez que las tumultuosas
disputas consiguen apaciguarse. Es importante elucidar, que las relaciones de hermandad
entre lo retrospectivo y la actualidad son cada vez más invulnerables e incesantes, pero si
llegara a exterminarse esa interconexión por razones ignotas, rotundamente, entraría el
conocimiento histórico humano en un período estático o retrógrado.
14
S. Huntington. El choque de civilizaciones. (1996, p.49); divulga: Aunque las civilizaciones perduran,
también evolucionan. Son dinámicas; crecen y se derrumban; se funden y dividen; y como todo estudiante de
historia sabe, también desaparecen y quedan enterradas en las arenas del tiempo. Las fases de su evolución se
pueden determinar de varias maneras. Según Quigley, las civilizaciones atraviesan siete estadios: mezcla,
gestación, expansión, época de conflicto, imperio universal, decadencia e invasión. Melko, generaliza un
modelo de cambio que va pasando, de un sistema feudal cristalizado, a un sistema feudal en transición, a un
sistema estatal cristalizado, a un sistema estatal en transición y, finalmente, a un sistema imperial cristalizado.
Toynbee piensa que una civilización surge como reacción ante determinados estímulos y después atraviesa un
período de crecimiento que supone un aumento del control sobre su entorno producido por una minoría
creativa; a este período le seguiría un tiempo de dificultades, el nacimiento de un Estado universal y después
la desintegración. Aunque existen diferencias importantes entre estas teorías, todas ellas coinciden en afirmar
que las civilizaciones se desarrollan pasando por un tiempo de dificultades o conflicto hasta llegar a un Estado
universal y luego a la decadencia y desintegración.
La Cuestión de Totalidad en el Espacio Social
15
N. Abbagnano. Diccionario de filosofía. (2004, p.1043); define totalidad como una unidad compleja y
autosuficiente, compuesta por partes o elementos y, por lo general, definida por el tipo de relación que tiene
con sus partes o elementos. La primera caracterización de la T. como “cierto tipo de unidad” la da Aristóteles
en su Metafísica. Allí, Aristóteles define el “todo” como un entero al que “no le falta” ninguna de las partes
de las que “por naturaleza” está constituido; por lo tanto, define la T. como universal, que “abraza” muchas
cosas pero se distingue de ellas; como unidad “continua” que resulta de sus partes, y está en cada una de ellas
(por ejemplo: el agua está en cada gota de agua); como “conjunto”, o sea, un todo indiferente a la posición de
las partes, como T. en sentido estricto, conjunto cuyos elementos tienen un orden determinado.
16
M. Santos. Globalización y medio técnico-científico informacional. (1997); denomina: Las regiones son
subdivisiones del espacio geográfico planetario, del espacio nacional o inclusive del espacio local. Las
regiones son subespacios de conveniencia y, en algunos casos, espacios funcionales del espacio mayor. Hay
que recordar que el todo social no tiene otra forma de existencia que la forma regional, ya sea intranacional o
internacional.
Las regiones hoy son sistemas territoriales abiertos que en permanente interacción con otras regiones
construyen su propia identidad económica, cultural, social y política. Se resalta el papel de las diversas formas
de circulación en esa reorganización de la división internacional del trabajo, sobre todo en lo que toca con la
Evidentemente, los objetos están sometidos a una colocación nada aleatoria en el espacio
geográfico, porque se ponen con intencionalidad y propósito lógico.
Las partes son grosores y espesores de una totalidad con corpulencia que respira en
el universo. Claro está, que los espacios sociales tienen connotaciones y respuestas
disímiles de acuerdo al ángulo en donde se tope el observador. Para ilustrar esto, China 18 es
la principal nación que cultiva sandías en el mundo, pero esta sección económica agrícola
reorganización espacial. La circulación ya no se define por los transportes y las comunicaciones ya que un
nuevo subsistema se levanta y gana un papel rector en las relaciones sociales; este es el subsistema de
regulación, sin el cual no se pueden entender los fenómenos espaciales.
17
W. Dilthey. Historia de la filosofía. (1996, p.61); indica: Aristóteles nació en el año 384, en Estagira,
ciudad de la Tracia. En su familia el oficio de médico era hereditario y su padre Nicómaco fue médico de
cabecera del rey macedonio Amintas. De este modo, la orientación de su espíritu estaba ya determinada
cuando entró en la escuela platónica a los 18 años. Se mantuvo en ella durante veinte, hasta la muerte del
maestro. Dentro de la escuela dio algunas clases, lo más probable de tipo retórico, para responder a Isócrates
(“hubiese sido una vergüenza que yo callara y dejara hablar a Isócrates”).
18
F. López. Sociedades sin destino. (2002, p.128-129); enuncia: la experiencia China prueba de manera
definitiva que la adopción del capitalismo, la industrialización y el uso de nueva tecnología aplicada a la
producción con fines de reinversión y de lucro no conllevan necesariamente cambios radicales en el terreno
político; semejante reforma se pudo hacer bajo la batuta de un Estado férreo. China, con su fuerte y efectivo
sector público, tuvo mucho más éxito en su transición a una economía capitalista que Rusia, cuyos primeros
pasos en el proceso fueron el desmantelamiento del Estado y un masivo proceso de privatizaciones. Las
autoridades de Beijing, por su parte, procedieron de manera mucho más cauta a la hora de privatizar y
liberalizar. China prueba también que el marco institucional que acompañe al capitalismo no necesariamente
debe coincidir con el modelo occidental, y es un desafío al axioma según el cual, cuanto más abierta y
capitalista es la economía, más democrático es el país.
Mientras que Japón es un jugador clave en el mundo asiático, creemos que el actor más importante del futuro
global de la región es China, cuyo poderío también es nuclear, y, por lo tanto, su proyección política adquiere
un tinte mucho más fuerte.
no responde similarmente al nivel técnico-productivo si se agarrara otra determinada área
geográfica del globo.
En primer lugar, los procesos siguen una ruta por fases o estadios, cuya mecánica y
orden de ejercicios tiene caracteres estrictos. En segundo lugar, el movimiento y la sucesión
de etapas temporales son otras variables a considerar para notar un progresismo espacial.
China ha desarrollado, asimismo, un programa armamentista y espacial que se mantuvo en secreto por varias
generaciones. Desde los años cincuenta, primero en colaboración con la Unión Soviética, y luego por su
cuenta, con la ayuda de algún que otro espía en los Estados Unidos o Europa, ese programa hizo heroicos
esfuerzos por avanzar en la ardua tarea. Sabemos que por décadas, y especialmente durante la Revolución
Cultural, el setenta por ciento de los científicos sufrió de malnutrición, y que los ingenieros no contaban con
aluminio ni aleaciones adecuadas para la fabricación de piezas elementales; tampoco disponían de ayuda
técnica básica. A pesar de ello, para 1973 China había construido dos misiles intercontinentales los famosos
Dong Feng 4 y Dong Feng 5 capaces de alcanzar Nueva York, por ejemplo.
19
K. Marx. Manuscritos de economía y filosofía. (2003, p.55); revela: En una sociedad cuya prosperidad
crece, sólo los más ricos pueden aún vivir del interés del dinero. Todos los demás están obligados, o bien a
emprender un negocio con su capital, o bien lanzarlo al comercio. Con esto se hace también mayor la
competencia entre los capitales. La concentración de capitales se hace mayor, los capitalistas grandes arruinan
a los pequeños y una fracción de los antiguos capitalistas se hunde en la clase de los obreros, que por obra de
esta aportación padece de nuevo la depresión del salario y cae en una dependencia aún mayor de los pocos
grandes capitalistas ; al disminuir el número de capitalistas, desaparece casi su competencia respecto de los
obreros, y como el número de éstos se ha multiplicado, la competencia entre ellos se hace tanto mayor, más
antinatural y más violenta. Una parte de la clase obrera cae con ello en la mendicidad o la inanición tan
necesariamente como una parte de los capitalistas medios cae en la clase obrera.
En tercer lugar, las configuraciones geográficas persistentes incitadas por antropológicos
circuitos económicos al asentar objetos técnicos. Ejemplo: una ciudad, cuando crece o
agiganta desenfrenadamente en el marco político 20, económico, social, demográfico,
histórico e ideológico, cobra fuerza y energía, ya que, impactan con dinamismo brusco
sobre determinados espacios geográficos aquellas leyes dialécticas naturales, escenificadas
por relaciones humanas fructíferas de índole capitalista21.
20
A. Romero. Aproximación a la política. (2005, p.11); pública: La política es un fenómeno profundamente
humano, como el arte y la religión. Esto no es decir mucho, pero tal vez sí algo importante. L política tiene
sus raíces en nuestra imperfección; somos seres humanos, con vulnerabilidades y fortalezas, con grandezas y
pequeñeces, capaces de la mayor nobleza así como de la más aborrecible abyección. No somos, por lo tanto,
dioses; si lo fuésemos, la política estaría de sobra.
21
R. Heilbroner. El capitalismo del siglo XXI. (1996, p.33); transmite: El capitalismo es, sobre todo, un orden
social en cambio constante; el cambio parece tener, además, una dirección, un principio que constituye la base
de su movimiento, una lógica. Al rastrear las diferencias entre el mundo occidental de los siglos XVII, XVIII
y XIX y el momento presente, todos advertimos la acción de una especie de impulso evolutivo, un impulso
que nos permite hablar de su historia en términos diferentes a los que utilizaríamos al hablar de la historia de
los grandes reinos asiáticos o del Imperio romano.
22
A. Giddens. Un mundo desbocado. (2000, p.25-26) profesa: La globalización es la razón del resurgimiento
de identidades culturales locales en diferentes partes del mundo. Si uno se pregunta, por ejemplo, por qué los
escoceses quieren más autonomía en el Reino Unido, o por qué hay un fuerte movimiento separatista en
Quebec, la respuesta no se va a encontrar sólo en su historia cultural. Los nacionalismos locales brotan como
respuesta a tendencias globalizadoras, a medida que el peso de los Estados-nación más antiguos disminuye.
La globalización también presiona lateralmente. Crea nuevas zonas económicas y culturales dentro y a través
de países. Ejemplos son Hong Kong, el norte de Italia y Silicon Valley, en California. O la región de
Barcelona. El área que rodea Barcelona en el norte de España se adentra en Francia. Cataluña, donde está
Barcelona, está sólidamente integrada en la Unión Europea. Es parte de España, pero mira hacia fuera.
La finalidad de las aglomeraciones urbanas consiste en reunir capitales 23 con que
mantener a los pobladores locales e incentivar inversiones internas y externas, cuyos
beneficios sirvan para cubrir esas exigencias manifestadas por una sociedad
económicamente24 dispar. Vale indicar, que la redes comunicacionales son explosivas,
titánicas, donde se procura obtener información inmediata, veraz, confiable con el objeto de
acortar distancias, siendo efectivamente provechoso a incontables corporaciones e
industrias.
25
N. Abbagnano. Diccionario de filosofía. (2004, p.1061); En sentido propio, lo que es necesariamente uno, o
sea, indivisible, también en sentido de estar privado de partes o de que sus partes son inseparables de la
totalidad e inseparables unas de otras. Éste fue el concepto elaborado por Aristóteles, que distinguió lo uno
por sí mismo, o esencialmente, de lo uno por accidente; definió de la U. como algo indivisible absoluta o
cuantitativamente y distinguió cuatro especies fundamentales de U.: a) la U. de una totalidad continua, como
es un organismo, por ejemplo; b) la U. de una forma o sustancia; c) la U. numérica; d) la U. definitoria, o sea,
la U. de cosas que tienen la misma definición. Estas determinaciones aristotélicas no son perfectamente
coherentes, porque, en tanto definen la U. como indivisibilidad, incluyen entre las formas de la U. la
continuidad, que Aristóteles mismo definiera como la divisibilidad en partes a su vez divisibles. Su
significado es aún bastante claro. La U., o sea, lo uno por sí mismo, es, por un lado, la identidad de la forma o
sustancia consigo misma; por otro lado, la identidad de los objetos que tienen la misma definición (identidad
de los indiscernibles), y todavía, por otro lado, es el elemento o el principio del número.
conjuntos de partes con contenidos que son atómicamente infraccionados. Sobre la base de,
lo antes descrito, las diversidades al chocar unas con otras y combinarse por obra natural,
sufren intestinamente transformaciones extraordinarias e impresionantes.
La sociedad se relaciona con su espacio que es vivo. No cabe duda, que las regiones
son piezas de un rompecabezas, observándose inclusive los lugares más magnéticos,
polémicos y controversiales por su protagonismo en el mundo. Para el campo geográfico,
es vital la localización de un lugar, porque al determinarse su situación concreta, puede
conocerse a fondo las cualidades que luce.
El paisaje es operado y transfigurado por la humanidad, quien juega con esa reñida
distribución espacial para su beneficio. También, existe un matrimonio entre lo natural y
artificial, debido a que ambas están soldadas por estrechas reciprocidades, irreversibilidades
e interdependencias, descartando la idea del espacio estático e inerte en las realidades
sociales. Claval, P. (1979, p.14); despliega:
“Las transformaciones producidas por el hombre han sido de tal importancia que
hoy la mayor parte de los espacios, la mayor parte de los paisajes, están
profundamente humanizados: El paisaje es esencialmente una creación del
hombre, pues es él quien ha modificado los equilibrios ecológicos naturales, ha
creado las campiñas, ha sembrado la comarca de construcciones, o bien las ha
amontonado para formar las aglomeraciones.”
Es obvio que para organizar los espacios se necesita de la participación del hombre.
Por otra parte, éste agente se encarga de configurar los contextos para su mejor comodidad,
controlando y ordenando la estructura espacial. Uribe, G. (1998, p.142) analiza:
“El espacio que interesa a los geógrafos es el espacio humano, el espacio social
que puede denominarse también, como el espacio geográfico.”
“La tradición es la noche creadora que va del ayer al mañana, y sin consultarla,
no crecerán para lo por venir las sociedades. Hay quienes las adversan por
confundirla a la ligera con el ánimo retrógrado y fanático de ciertos
temperamentos conservadores, opuestos al espíritu de modificación progresiva
que cada generación está en el deber de realizar en orden al perfeccionamiento
del legado transmitido por los antecesores. Pero la tradición, lejos de impedir el
avance de dicho espíritu, es el módulo que determina su progreso.”
28
J. Brandt. Sociología general. (1987, p.33); concluye: Por razones didácticas y facilidad de estudio científico
se suele presentar separadamente a la cultura, la sociedad y la persona, esta es una presentación arbitraria,
ficticia y procedimental. En la realidad no se da cultura alguna sin sociedad, ni sociedad sin personas, ni
personas sin cultura. Cultura, Sociedad, Persona, forman una unidad indisoluble, una totalidad necesaria. La
cultura es un constitutivo fundamental de la sociedad humana y de las personas que la integran, es desde
dónde emerge. Una sociedad sin cultura no es ni puede ser humana, es una sociedad de animales. Una cultura
sin sociedad es una abstracción sin existencia real. Un hombre sin cultura, aunque sea humano, no es persona
y es otra abstracción sin existencia real en el mundo. Una cultura sin personas no es tal cultura, es un absurdo,
otra abstracción.
El espacio cultural de la India29 tiene animaciones y estímulos absolutamente
opuestos con relación al holandés ubicado en Europa por poner un ejemplo. Aun cuando, a
los espacios se les provee vida al trabajar la materialidad, esa espiritualidad van ganándola
por el esfuerzo que sobre ellas hacen las masas, cuyos valores, principios e intereses son
férreamente antitéticos.
La cultura está constituida por elementos de gran arraigo como: religión 30, idioma,
historia, arte, entre otros. Los pueblos poseen firmemente formas de gobierno 31, encargados
del sistema organizativo social y la ordenación política administrativa. Del mismo modo, la
cultura no se desvanece en el tiempo, porque las gentes van apropiándose de un sentimiento
afectivo hacia al entorno por su larga estadía. Brandt, J. (1987, p54) enfoca:
29
G. Sartori y G. Mazzoleni. La tierra explota. (2003, p.119-120); declaran: En la civilización rural,
milenaria, de la India y de China, la cantidad de hijos varones es una especie de pensión de vejez, porque los
descendientes se harán cargo de los ancianos cuando éstos ya no sean capaces de trabajar en los campos.
Otra consideración muy distinta han tenido en la India, en China, en los países islámicos, las féminas, las
mujeres. La vida de las niñas chinas ha sido muy penosa, especialmente en las zonas rurales, o sea entre el 80
por ciento de la población. El escritor indio Salman Rushdie, en un artículo en la Repubblica, la emprende con
sus propios compatriotas tachándoles de machistas impenitentes. Cuenta que las mujeres indias encintas, antes
del tercer mes de embarazo van hacerse una ecografía del feto y si éste es hembra suelen decidir abortar.
Fruto de mentalidad machista, dice Rushdie, aunque otro recóndito pensamiento parece rozarle. En realidad se
trata de una práctica espontánea (no permitida) para el control de la natalidad en un país en el que el
crecimiento de la población ha alcanzado ritmos impresionantes.
30
R. Navarro y R. Palomino. Estado y religión. (2000, p.239-240); acuerdan lo siguiente: Los concordatos
significan implícitamente que la religión, como tal, de una parte, y la comunidad de creyentes, de otra, no
pueden ser tratados como cuestiones reducidas al ámbito de lo privado. Si la Iglesia y el Estado deben
distinguirse en cuanto a su organización, estructura jurídica y objetivos, no pueden ignorarse mutuamente. La
religión no es sólo una cuestión de conciencia individual. Por su propia naturaleza, implica “comunidad”,
estructura organizada, socialmente visible. La comunidad política o el Estado, ante esto, no tiene otra elección
más que interesarse por el fenómeno. El Estado y la Iglesia deben estar separados, pero no pueden estarlo
sociedad e Iglesia. En la sociedad, todas las comunidades, sean religiosas, filosóficas, o de cualquier otra
naturaleza, coexisten en el mutuo respeto. Ante esto, el Estado tiene la responsabilidad de asegurar que esos
grupos actúan conforme al Derecho, y que el orden público está garantizado. […]
31
Según el Atlas básico de política. (2007, p.50); la forma de gobierno es considerada por algunos estudiosos
como el aspecto extrínseco que adopta la organización gubernamental determinada por el sistema. En el
marco de las tipologías clásicas de gobierno, sistema y forma se confundían, pero las complejas tipologías de
gobierno modernas señalan como básicos los sistemas democrático y autárquico, a partir de los cuales se
derivan formas propias de cada uno o mixtas.
sociedad. Gracias al lenguaje se pueden aprender y apoderarse de experiencias de
otros, del pasado o del presente.”
Los sujetos tienen impresiones del espacio que están invadiendo, porque al pasearse
por sitios para ellos frecuentes y hartamente visitados ya llevan un esquema en la mente de
esa zona común. Así mismo, hay comunidades que suelen ver el espacio en estado de
pureza por su carácter religioso, casto e inmaculado. Existen lugares del mundo 32 en donde
los paisajes son venerados, por quienes tienen conciencia de su importancia sobre todo
histórica.
32
E. Galeano. Las venas abiertas de América Latina. (2000, p.1); arremete: Nuestra comarca del mundo, que
hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los
europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron
los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones Este ya no es el reino de las maravillas donde la
realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos
de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de
las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café,
las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de
lo que América Latina gana produciéndolos.
leyendas o mitos se cultivan en lo psicológico, porque las generaciones han heredado,
absorbido e ingerido la popularidad de esas semillas ya consagradas a través del tiempo.
Los espacios sociales son abstracciones que se trasladan a la acción sobre todo al
ámbito filosófico33-dialéctico. Por su parte, la complejidad de las relaciones sociales 34 es tan
enredada y ofuscada que no puede explicarse el fenómeno con palabras, tratados, discursos
ni dicciones. El espacio social se filtra por un túnel histórico que nunca muere, porque su
finitud es incertidumbre y no consigue llegar más allá del plano dimensional real.
Las representaciones en el espacio social son todas aquellas imágenes con sus
formas y contenidos, donde se dan animaciones tanto rápidas como lentas. Seguidamente,
las representaciones tienen matiz y colorido, creándose un espacio de caos por los densos
problemas sociales anidados en el escenario real. Además, la humanidad 35 al percibir las
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R. Harré. 1000 años de filosofía. (2005, p.15); orienta lo siguiente: ¿De dónde proviene lo perenne
propensión a reflexionar, no sólo sobre nuestra vida sino sobre nuestra propia reflexión sobre la vida? Las
personas dotadas de temperamento filosófico han lidiado sin tregua y de forma sistemática, para forjar modos
de vida coherentes con su visión de las posibilidades de la humanidad y del cosmos en que vivimos. Profetas,
reformadores, líderes religiosos y muchos otros han participado en el mismo proyecto. ¿Qué es lo que
diferencia a los filósofos de los demás? Su voluntad de no limitar sus reflexiones a la situación humana,
dando cabida a la reflexión sobre dichas reflexiones. Para la mayor parte de la gente, ser un filósofo significa
justamente acometer esta reflexión de segundo orden. ¿Por qué habría de conferir alguien a esta actividad la
suficiente importancia como para consagrar su vida a ella? La palabra “filosofía” designa tanto las reflexiones
sobre la vida cuanto las reflexiones sobre las reflexiones acerca de la vida.
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M. Weber. La acción social: ensayos metodológicos. (1984, p. 47-48); ubica: El significado de una relación
social puede cambiar: por ejemplo, una relación política puede pasar de la solidaridad al conflicto de
intereses. En tal caso debe tratarse como una cuestión sólo de conveniencia terminológica. Hay que decidir si
ha surgido una nueva relación o si la antigua continúa existiendo pero ha adquirido un nuevo significado. El
significado puede ser también en parte permanente y en parte mudable.
35
H. Arendt. La condición humana. (2005); deduce: Todas las actividades humanas están condicionadas por
el hecho de que los hombres viven juntos, si bien es sólo la acción lo que no cabe ni siquiera imaginarse fuera
de la sociedad de los hombres. La actividad de la labor no requiere la presencia de otro, aunque un ser
laborando en completa soledad no sería humano, sino un animal labora en el sentido más literal de la palabra.
El hombre que trabajara, fabricara y construyera un mundo habitado únicamente por él seguiría siendo un
representaciones clasifica, descarta y ubica entidades que no son en absoluto apariencias,
sino verdades muy asombrosas con toques enigmáticos.
fabricador, aunque no homo faber; habría perdido su especifica cualidad humana y más bien sería un dios,
ciertamente no el Creador, pero sí un demiurgo divino tal como Platón lo describe en uno de sus mitos. Sólo
la acción es prerrogativa exclusiva del hombre; ni una bestia ni un Dios son capaces de ella, y sólo ésta
depende por entero de la constante presencia de los demás.
El hombre que ama la bondad nunca puede permitirse llevar una vida solitaria, y, no obstante, su vivir con
otros y para otros ha de quedar esencialmente sin testimonio y carente en primer lugar de la compañía de sí
mismo. No está solitario, sino solo; en su vida con los demás ha de ocultarse de ellos y ni siquiera puede
confiar en sí mismo para atestiguar lo que hace. El filósofo siempre puede confiar en sus pensamientos para
mantenerse en compañía, mientras que las buenas acciones jamás acompañan y han de olvidarse en el
momento en que se realizan, porque incluso su recuerdo destruye la cualidad de bueno. Más aún, el pensar,
debido a que cabe recordar lo pasado, puede cristalizar en pensamiento, y los pensamientos, como todas las
cosas que deben su existencia al recuerdo, pueden transformarse en objetos tangibles que, como la página
escrita o el libro impreso, se convierten en parte de los artefactos humanos. Las buenas acciones, puesto que
han de olvidarse instantáneamente, jamás pueden convertirse en parte del mundo; vienen y van, sin dejar
huella. Verdaderamente no son de este mundo.
REFERENCIAS
Briceño, M. (1951). Mensaje sin destino (ensayo sobre nuestra crisis de pueblo).
Monte Ávila Editores Latinoamericana. Biblioteca Básica de Autores
Venezolanos. Caracas.
López, F. (2002). Sociedades sin destino. Editorial Taurus. Buenos Aires Argentina