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Sensocentrismo tumba del veganismo

Sensocentrismo es explotación animal feliz dice:


4 octubre, 2020 a las 3:19 pm

Hola. La sintiencia no es en sí misma un criterio moral para determinar que se debe


respeto, sino lo que se deriva de ella en una relación lineal horizontal, como son sí, los
intereses, pero de ellos el tener derechos fundamentales inalienables, indivisibles e
irrenunciables, por ende tener un valor inherente. El sensocentrismo no es como se
intenta hacer ver, como simplemente tener como centro a la sintiencia (y no lo es, ya
que no hay centro en una relación horizontal), sino que es una manifestación del
utilitarismo donde todo se centra en buscar la felicidad y evitar o reducir el sufrimiento,
cuestión que no es compatible con el veganismo, ya que no toda explotación animal
implica intrínsecamente sufrimiento, como pueden ser ciertas zooterapias, mascotismo,
zoofilia, y todo lo relacionado al bienestar animal aún y en situación de explotación. El
sensocentrismo tiende al gradualismo moral, al considerar que hay animales no
humanos con “menos sintiencia” que otros, lo que viola el principio de igualdad,
además que confunden capacidades cognitivas como la inteligencia y memoria (por
ejemplo) con propiamente sentir, que es simplemente tener una visión del mundo,
intereses, emociones e intenciones. La sintiencia no es medible, ya que sólo el sujeto
mismo sabe lo que se siente ser él mismo.

Responder

1. Arriaz dice:

11 octubre, 2020 a las 7:31 am

Lo que diga el Sensocentrismo es irrelevante. Los animales tienen derechos


porque tienen interés en no sufrir. Sin más. Si los animales no sintieran, como
las plantas, no tendrían intereses. Saludos.

El sensocentrismo discrimina entre animales según su sintiencia


El sensocentrismo discrimina entre animales según su grado de sintiencia. Los
sensocentristas sólo rechazan algunas formas de explotación animal porque se
oponen obsesivamente al sufrimiento en el mundo. Se trata de una postura derivada
del bienestarismo extremo. No debe confundirse con el veganismo.

Índice

• El sensocentrismo no debe confundirse con el veganismo


• El sensocentrismo discrimina entre animales según su grado de sintiencia y otros
criterios subjetivos
• Los sensocentristas no son veganos
• Conclusión

El sensocentrismo no debe confundirse con el


veganismo
Una de las actividades más importantes que podemos realizar los activistas veganos
es aclarar conceptos e instruir a activistas. Por ello, en este artículo quisiera ahondar
en un concepto que se confunde y entremezcla con el significado del veganismo: el
sensocentrismo. En otra entrada dediqué un amplia disertación con ejemplos
sobre qué es el sensocentrismo. Voy a intentar darme a entender lo mejor posible.

El sensocentrismo es una ideología según la cual el único criterio para respetar a


un sujeto radica en la sintiencia, interpretada como una variable gradual que unos
animales poseen más y otros menos. El hecho de que haya seres con mayor o
menor grado de sintiencia no significa que unos sujetos merezcan más respeto que
otros.

A menudo se oye que el veganismo se fundamenta en el sensocentrismo o que el


veganismo es sensocentrista. Estas afirmaciones son incorrectas. El veganismo no
se basa dogmáticamente en el hecho de que un ser sienta. El problema no reside en
que sea falso que la sintiencia es importante; sino en que el sensocentrismo asume
la sintiencia como una variable en sí misma con la que poder medir y
discriminar entre animales.
El sensocentrismo discrimina entre animales porque considera que cada uno tiene su
propia función para el medio y para nosotros. Los sensocentristas establecen una
jerarquía moral entre animales según sus apreciaciones subjetivas.

El sensocentrismo discrimina entre animales según su


grado de sintiencia y otros criterios subjetivos
El propio hecho de que exista un «yo» es suficiente para que a un ente se lo
reconozca como sujeto moral, con independencia de que sus sentidos o
emociones estén más o menos desarrollados. Por ejemplo, si entendemos que el
nivel de inteligencia de un ser humano no significa que deba tener más o menos
derechos que el resto; que un animal posea o no una determinada capacidad no
significa tampoco que merezca más o menos derechos reconocidos.

La definición y práctica del sensocentrismo está muy ligada al bienestarismo


extremo. El bienestarismo es una ideología por la cual las acciones hacia los
animales correctas o incorrectas según la relación subjetiva entre el placer y el
sufrimiento que se le causa a un animal respecto al placer y al sufrimiento que
obtiene uno mismo por medio de sus acciones.

Debido a ello, el sensocentrismo incluye postulados contrarios al principio de


igualdad, entre ellos, la creencia de que exista una jerarquía moral entre animales
más y menos valiosos según su grado de sintiencia. El sensocentrismo sitúa al ser
humano como centro de la sintiencia y valora a los demás animales según su nivel
de inteligencia o el desarrollo de sus sentidos. Esto, por supuesto, incurre en
antropocentrismo y especismo.

Los sensocentristas consideran que la libertad conlleva sufrimiento. Por ello, son
partidarios de los zoológicos, de encerrar y de manipular animales con la excusa de
hacerlo por su bien.

Los sensocentristas no son veganos


Asimismo, una gran parte de quienes se denominan sensocentristas —a sabiendas
o por error— no son veganos ni defienden la base del veganismo. Esto conlleva que
pueden estar en contra de respetar la vida, libertad e integridad de los animales en
determinadas circunstancias.

A modo de ejemplo, un argumento común entre los sensocentristas es el de estar a


favor de los zoológicos para que los animales «no sufran en la naturaleza», el
intervencionismo absoluto en poblaciones de animales salvajes a costa de su
libertad, la castración sistemática de animales depredadores o, incluso, la práctica
de la zoofilia.

Un vegano defiende a todos los animales por igual contra su explotación y esclavitud,
y que nunca promueve ni promoverá ninguna acción que atente contra la vida,
libertad o integridad de algún animal.
Los sensocentristas suelen distinguirse fácilmente por su justificación injustificada
hacia el consumo de bivalvos.

Conclusión
Si conoces o te has encontrado con alguna página, organización o activista que
justifique el consumo de bivalvos, que promueva la carne de laboratorio, que
muestre una obsesión enfermiza por el estado de animales salvajes o que digan estar
en contra de su libertad para que no sufran en la naturaleza, éstas son señales
evidentes de que dicho colectivo o particular no son veganos; sino sensocentristas.
Y el sensocentrismo no es más que un sucedáneo del bienestarismo clásico.

La única gran diferencia está en que los bienestaristas aceptan toda forma de
explotación animal en beneficio humano; mientras que los sensocentristas sólo
aceptan la explotación animal cuando creen minimizar al máximo el
sufrimiento de los animales (usados como alter ego de sus personas). Los
sensocentristas están obsesionados con acabar con el sufrimiento en el mundo y
para ellos sólo hay una solución: destruir la vida sintiente.

El sensocentrismo: la perversión del utilitarismo


El sensocentrismo considera que los animales son objetos a los que debemos cuidar.
Discriminan entre animales según sus grados de sintiencia, defienden los zoológicos, la
manipulación humana, la intervención sistemática en hábitats naturales (promueven la
extinción de los animales carnívoros) y el aparcelamiento de especies animales con el
argumento de que «no se hagan daño entre sí». Se trata de la versión más extrema del
bienestarismo (una forma de utilitarismo extremo aplicada a animales).
Índice

• ¿Qué es el sensocentrismo? ¿Por qué supone un peligro para los animales?


• El veganismo no es sensocentrista
• Pero, ¿qué es el sensocentrismo?
• Sensocentrismo aplicado
• Ejemplos del pensamiento sensocentrista
• El caso de la organización Ética Animal

¿Qué es el sensocentrismo? ¿Por qué supone un peligro


para los animales?
Cuando una ideología se expande entre un grupo numeroso de gente, más tarde o más
temprano surgen corrientes que toman algunas de sus bases y añaden argumentos ajenos
o incluso contrarios a dicho pensamiento. Me comentan a menudo que no debemos
discutir o debatir porque todos estamos en el mismo barco.

Realmente no, no todos los supuestos animalistas estamos en el mismo barco. Y ya no


solamente abordamos un barco distinto; sino que me topo con individuos que portan la
bandera del veganismo mientras pervierten su significado. De hecho, pervierten su
significado aun cuando nunca fueron veganos, sino bienestaristas extremos.

En esta entrada me centraré en la que considero, con diferencia, una perversión que a
menudo aparece incorrectamente asociada al veganismo y que resulta tremendamente
perjudicial para el movimiento y, cuando menos, para las víctimas no humanas. Se trata
del sensocentrismo, la postura bienestarista más extrema derivada de utilitarismo moral.

El veganismo no es sensocentrista
El veganismo es un principio ético referido exclusivamente a la opresión humana sobre
el resto de los animales no humanos por su estatus como propiedad. No cubre todas las
posibles relaciones o conflictos entre nuestra especie y los demás animales. Para ello
debemos apelar a la razón tras la luz de los Derechos Animales.

Dentro del veganismo hay quienes introducen, adrede o sin querer, elementos políticos
(anarquismo, comunismo, etc.), ecológicos (impacto ambiental, efecto invernadero, etc.)
y con implicaciones éticas (intervencionismo, etc.) que llegan a empañar o confundir el
significado original del mismo. Con esto no pretendo insinuar que lo hagan de mala fe o
con intenciones personales; pero estos posicionamientos deberían aparecer con
nombres propios y en ningún caso asociarse con el veganismo.

Asimismo, cabe recordar que el veganismo no se refiere a los animales «por ser
animales», ésta es una falsa petición de principio con la que muchos sensocentristas
intentan rebatir el veganismo arguyendo que «los veganos son dogmáticos porque ven
mal comer X animal que no sufre».

En primer lugar, el veganismo se basa en el «respeto» (consideración objetiva) no en el


«sufrimiento» (consideración subjetiva). El veganismo propone que los animales merecen
respeto porque solamente los animales conformamos el único grupo que,
científicamente, posee intereses inalienables a raíz de la posesión de un sistema
nervioso.

Y, en segundo lugar, cuando los sensocentristas mencionan supuestos animales no


sintientes, lo que hacen es tratar de justificar el consumo de bivalvos o insectos aun
cuando tales animales sí sienten.

No comprendo el porqué de la obsesión de los sensocentristas con el consumo de bivalvos


o insectos —un tema muy recurrente en redes sociales cuando miembros de estos
grupúsculos se presentan en grupos veganos—, pareciera que no tuvieran otra cosa
que echarse a la boca o que encuentran divertido justificar la explotación de ciertos
animales por ser sésiles o no tener huesos.

Los
defensores del sensocentrismo no ven nada injusto en que a los animales se los use
como simples recursos para nuestros fines. Ellos justificarían la acción de que unos
niños pintarrajeasen a un poni para divertirse en una «granja escuela» porque «el poni
no sufre» y «está bien cuidado». Que el poni sea un esclavo atado a un poste y no
pueda moverse con libertad les da igual.

Pero, ¿qué es el sensocentrismo?


Una vez habiendo aclarado algunos de los conceptos típicos que los sensocentristas
intentan atacar para exponer sus mantras bienestaristas, cabe definir qué es el
sensocentrismo.

El sensocentrismo es una postura derivada del bienestarismo —la cual deriva a su vez
del utilitarismo— que establece como principio una versión particular de hedonismo —
búsqueda placer y evitación del sufrimiento— en la cual los animales no humanos quedan
reducidos a un alter ego. Constituye, en términos simples, una forma de utilitarismo
moral disfrazado de ética. Podemos calificarlo legítimamente como un dogma; puesto
que, como doctrina utilitarista, no puede demostrar su corrección sin caer en una petición
de principio.
Los utilitaristas lo son porque entienden que esa teoría corresponde con lo que a ellos les
conviene para su propio beneficio o su propia complacencia personal. Hay datos
empíricos e investigaciones que avalan esta idea.

En el estudio (enlace anterior) se realizaron encuestas sobre dilemas morales a utilitaristas


declarados. Los investigadores descubrieron que estos individuos no seguían la respuesta
coherente con la doctrina del utilitarismo sino, sobre todo, con el egoísmo personal.

Sensocentrismo aplicado
El sensocentrismo considera dogmáticamente que la sintiencia es un criterio moral y
discrimina entre animales no humanos según el grado de desarrollo de sus sentidos.
Rechazan la explotación animal porque implica un sufrimiento innecesario; no a tenor de
que los consideren iguales desde el punto de vista moral. Hasta aquí sería un
bienestarismo tradicional. Pero ellos lo llevan a otro nivel cuando sostienen que debemos
intervenir en la naturaleza y controlar las vidas de otros animales para evitarles
sufrimiento.

En la práctica, tal propósito implica limitar y restringir la libertad de tales individuos


mediante una apelación a la potencialidad (falacia lógica). Parten del dogma de que
la libertad es un concepto humano y de que, por ende, los demás animales no valoran
su libertad ni su integridad.

No sólo nunca justifican esa petición de principio; sino que hay evidencias de sobra en
contra: ¿acaso no luchan los animales no humanos por ser libres? ¿No precisamos correas,
riendas, cadenas y otros artilugios para detenerlos? ¿Para qué íbamos a necesitar tales
objetos si los animales no humanos solamente gustaran de un «buen» trato? Se aprecia la
obviedad de que parten desde ese dogma porque, aunque lo nieguen, se rigen por el
especismo.

Los
sensocentristas (bienestaristas extremos) están obsesionados con el sufrimiento de los
animales salvajes y pretenden convertir la Tierra en un paraíso bíblico. Esto no es una
exageración. Basta con leer los manifiestos del filósofo utilitarista David Pearce, una
de las figuras más relevantes del sensocentrismo. Debido a su obsesión enfermiza,
estarían dispuestos a capturar, encerrar y manipular a todos los animales que viven
libres en sus hábitats.

El sensocentrismo está en contra de la libertad de los animales

El asunto del libre albedrío merece una atención especial; pues el veganismo parte del
principio de igual consideración entre sujetos. Ello significa que reconoce en todos los
sujetos un valor intrínseco porque cada uno de nosotros nos valoramos con independencia
de la estima ajena. La lógica siempre es, esencialmente, el principio de identidad. Decir
lógica supone colocar dicho principio y todas sus aplicaciones sobre la mesa.

Por el contrario, el sensocentrismo considera al individuo como un mero contenedor de


placer y sufrimiento cuyo único fin en la vida se resume en una satisfacción sensitiva.
En consecuencia, justificarían cualquier acción efectuada si la persona —humana o no—
no sufriese durante el desarrollo de ésta, como el asesinato o la amputación de órganos.
Y, asimismo, optarían por el asesinato de un sujeto si su vida pudiese salvar a varios
sujetos —una solución utilitarista al dilema del tranvía— o si, supuestamente, apenas
alcanzase una vida corta o estuviese llena de sufrimiento.

El sensocentrismo sigue validando la idea de que los animales sean objetos a nuestro
servicio

Los sensocentristas tampoco cuestionan el hecho de que los animales no humanos sean
nuestras propiedades; pues no reconocen un valor intrínseco o el deber de respetar su
integridad. Aprueban actividades, acciones y maniobras encaminadas al control de sus
vidas (cambio de dieta en animales no domesticados, castraciones, aparcelamiento,
confinamiento, amputación, uso de cadenas, etc.) precisamente a causa de que los ven
como contenedores de placer.

Nuestro sentido de agencia —somos agentes morales— nos obliga a


responsabilizarnos de quienes existen o padecen por nuestras acciones; pero no
tenemos ninguna legitimidad para interferir en la existencia de otros bajo el
pretexto de protegerlos a costa de vulnerar sus intereses naturales (libertad).

De hecho, esta intervencción con el objetivo de que cumplan nuestros fines marcados
incurre en la misma cosificación especista. No ha de confundirse con actuar en legítima
defensa o la elección en un dilema moral (por ejemplo, elegir a quién salvar).

La imagen que encabeza este artículo representa el objetivo último del sensocentrismo:
convertir la Tierra en un zoológico gigante —algo expresado por miembros de estos
grupúsculos hedonistas— en el cual los humanos cuidásemos «amablemente» de las
restantes especies animales e impidiésemos que se hicieran daño los unos a los otros sin
importarnos su libre albedrío ni ninguna necesidad básica. Me pregunto cómo se las
ingeniarían con especies marinas o voladoras… prefiero no saberlo.

Los defensores del sensocentrismo son grandes defensores de las engañosas medidas de
«bienestar animal». Están en contra de la industria tradicional porque implica
sufrimiento; pero no ven nada mal criar animales en sus fincas y asesinarlos
«humanitariamente», como propone su líder Peter Singer.

Ejemplos del pensamiento sensocentrista


Comentarios de un tal David Díaz

Esta disertación sobre esta forma de utilitarismo extremo perdería parte de su sentido si
no ilustrase tal postura con ejemplos reales que reflejan cada uno de los puntos tratados.
Aquí presento una cita de David Díaz, autor de la página Respuestas Veganas, a quien
le gusta apodarse «David Sensocentrista». Tanto yo como otros activistas hemos instado
a que modifique tal nombre por el de «Respuestas utilitaristas» para que deje de mentir y
de confundir a la gente:

«Para reducir el sufrimiento en la Tierra deben extinguirse aquellas especies que


promueven el sufrimiento[…]. En cuanto a vida sintiente, […] sólo deberán existir
aquellas especies de un tamaño lo suficientemente grande para no ser pisadas por
individuos de otras especies cognitiva y emocionalmente superiores, y que sean
estrictamente vegetarianas.

Las demás especies deben extinguirse mediante esterilización masiva, si es que no


pueden ser reeducadas. De esta manera, […], se fusionará vegetación y tecnología,
ningún animal se alimentará a costa de asesinar a otros y los humanos podremos promover
el disfrute ético al máximo nivel, […] para replicar el paraíso de la Tierra a otros
planetas. Éste es el mejor mundo posible que podemos imaginar».

Comentarios de un tal Manu Herrán

Si la explicación de David no bastase para evidenciar la falta de objetividad y aplicación


de principios éticos. Otro sensocentrista llamado Manu Herrán publicó abiertamente el
siguiente texto. La negrita y las acotaciones son mías:

A continuación argumento cómo un «mundo vegano» puede tener más sufrimiento que
un «mundo no vegano». Defino «mundo vegano» como un mundo en el que los seres
humanos no intervienen en la naturaleza. Si esta no fuera exactamente la definición de
«mundo vegano», todo lo que viene a continuación sería diferente. Precisamente el
objetivo de este post es fomentar la evolución del concepto de «mundo vegano» hacia
algo más beneficioso para los animales.

Un «mundo vegano» (en el que los seres humanos no intervienen en la naturaleza) podría
ser:
– El planeta Tierra, si los seres humanos se extinguen.
– El planeta Tierra, si los seres humanos se marchan por ejemplo a la Luna.
– El planeta Tierra, si se divide el territorio entre humanos y animales, sin interferencias
entre ellos.
– Cualquier otro planeta «terraformado» (digamos, Marte, si fuera posible) lleno de vida
pero sin seres humanos.
Para valorar si unas opciones tienen más o menos sufrimiento, debemos medir el
sufrimiento de alguna forma […].

Establezcamos una escala con valores positivos y negativos, donde los valores positivos
representan bienestar/felicidad y los negativos sufrimiento/dolor. Las vidas tendrían en
general variaciones entre estos valores, tanto positivos como negativos, y de alguna forma
se podrá hacer una media total neta que valore una vida.

[…] [Los] valores negativos indican que dicha vida no merece la pena ser vivida.
La mayoría de los animales en la naturaleza mueren poco antes de nacer, y mueren con
sufrimiento. En esos casos:
– El individuo no ha tenido apenas tiempo de disfrutar de experiencias en los valores
positivos altos.
– En cambio, sí que ha experimentado una muerte con bastante sufrimiento
(probablemente).

Creo que la mayoría de los seres humanos respondería que no desearía vivir la vida de un
animal salvaje elegido al azar. Esta es una forma de decir que la mayoría de los seres
humanos considera que la mayoría de las vidas de los animales salvajes no merecen la
pena ser vividas [falacia ad populum y post hoc].
[…]

El ser humano, con los avances en ciencia y tecnología (ingeniería genética,


nanotecnología, neurología, etología etc.) está cada vez más cerca de lograrlo.
Interviniendo bien en la naturaleza, el ser humano será capaz de abolir el sufrimiento.
[…]

No puedo ofrecer enlaces como referencia de tales palabras porque ambos autores
publicaron sus textos a través de Facebook y ya no están disponibles. Esta captura, tomada
de un comentario realizado en blog de Filosofía Vegana, sirve para ejemplificar la línea
que siguen:

Captura
de las palabras de David Díaz, autor del blog «Respuestas Veganas». Dicho autor, a
pesar del nombre que le da a su página no es vegano ni defiende el veganismo.

El caso de la organización Ética Animal


Aunque de una manera mucho más subrepticia y cautelosa, la organización Ética Animal
del filósofo Óscar Horta es partidaria acérrima del sensocentrismo y también apoya, en
consecuencia, otras formas de utilitarismo como el intervencionismo en la naturaleza.
Sus miembros, en vez de mostrarse abiertamente como hedonistas o bienestaristas
extremos, vedan sus palabras con un profundo oscurantismo y responden a medias con
el fin de no echar para atrás a primera vista. Hay que insistirles hasta que no les queda
más remedio que reconocerla; mas nunca de forma oficial y directa. No propugnan a los
cuatro vientos que alguna especie haya de acabar extinta o «reeducada»; pero sí
defienden irracionalmente que debemos «ayudar» como un deber moral sin importar las
secuelas.

Situar la ayuda, una virtud, al nivel de un deber conlleva que tanto el emisor como el
receptor de las acciones se los trata como recursos para una finalidad establecida. No hay
libertad de elección. Tal mentalidad utilitarista se refleja claramente en dicha falacia
consecuencialista de que el fin justifica los medios. Para ellos, los animales no humanos
(amorales) que causan sufrimiento son malos; quienes no, buenos. Nosotros somos dioses
para convertir la Tierra en un paraíso y hacer y deshacer a nuestro antojo.

Como mencioné al principio, el veganismo aspira al cese de la opresión humana sobre los
demás animales en cumplimiento con los Derechos Animales. El sensocentrismo es, en
definitivas cuentas, una forma de utilitarismo tradicional camuflada de altruismo por
los animales.

El sensocentrismo es la antítesis del veganismo


septiembre 30, 2020 Luis Torres activismo eficaz, bienestar animal, bienestarismo,
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El sensocentrismo es una trampa para camuflar e introducir al bienestarismo dentro del
animalismo, incluso buscando hacerlo pasar como compatible con el veganismo.

El sensocentrismo afirma que la consideración moral está centrada en la sintiencia [1].


Además como demostraré, distorsionan lo que la sintiencia significa.

Así como el vegetarianismo, el reducetarianismo, el antitaurinismo, y en general el


bienestarismo en sí, el sensocentrismo forma parte del movimiento por el bienestar
animal, los cuales se diferencian tan sólo por el nombre y ciertas prácticas concretas,
pero en esencia buscan lo mismo: justificar ciertas formas de explotar animales so
pretexto de reducir o eliminar el sufrimiento.

¿Qué es lo que hay que respetar?

La característica cognitiva de la cual se parte para determinar que se es un alguien y no


un algo, es la sintiencia, pero de ello se deben comprender a través de la lógica una
serie de cuestiones que van a la par con ella. Para que un ser sea persona, tiene que ser
sintiente, es decir, contar con un sistema nervioso funcional que le permita tener
percepciones de lo que le sucede, lo que significa interpretar a su propia manera el
mundo y así mismo. La sintiencia a su vez hace que se tengan intereses, emociones,
sentimientos y voluntad.

Estos intereses, emociones, sentimientos y voluntad están cubiertos por los derechos
morales, ergo, Derechos Animales, por ser una persona (humana o no humana). Estos
derechos morales se consideran derechos fundamentales, es decir: son propios del
hecho de ser persona, no son renunciables, son inalienables e independientes del
beneficio para otros y del consenso.

La relación entre la sintiencia, ser persona, tener derechos fundamentales (morales) y el


valor inherente es mutuamente incluyente, es decir, es indivisible. La sintiencia es la
capacidad de tener experiencias subjetivas (percepciones, una mente) y esto le pertenece
a una persona, y por tanto tiene valor inherente, es decir, los intereses, emociones e
intenciones derivados de ser sintiente son valoraciones que hace el sujeto respecto a lo
que le sucede, prefiere y desea. Estos intereses son intrínsecos, es decir, son innatos, se
derivan de tener un sistema nervioso activo, no se es sintiente sin el interés por defecto
de querer vivir, ser libre, evitar el daño y disfrutar del trabajo propio y un hábitat.

Hay que distinguir entre un mero deseo transitorio y un interés fundamental y por ende
inherente, por ejemplo, el que alguien no manifieste oposición a ser esclavizado no
significa que no tenga el interés en ser libre, sino que probablemente no se da cuenta de
que está en esa situación; igualmente el que alguien manifieste su deseo de no continuar
viviendo, no es que haya perdido su interés intrínseco en vivir, sino que puede ser que
no quiere vivir en cierta situación o contexto que le aqueja en ese momento específico.

Los sensocentristas reconocen que existen diversos intereses, pero en congruencia con
el utilitarismo, los reducen a que su fin es la felicidad o reducir el sufrimiento del
individuo, dado que pone a la sintiencia como el centro, así como el utilitarismo pone a
la felicidad (a través de satisfacer los intereses de la mayoría) como lo que tiene valor
inherente, y al sujeto como mero contenedor de dichas experiencias positivas o
negativas. Se puede esclavizar a animales no humanos sin frustar varios de sus
intereses, como el bienestar, integridad física y un hábitat, incluso pueden ser libres
físicamente como en el caso de la cacería y la pesca.

Otra cuestión importante es que la sintiencia es una capacidad biológica, y si se dijese


que eso es lo que explica en sí mismo el respeto es similar a decir que debemos respetar
a todo aquello que sea capaz de visualizar imágenes y procesarlas; con lo que bajo ese
concepto, tendríamos que respetar a las cámaras de video. Es similar a cuando la gente
no vegana pone de excusa que las plantas “sienten” debido a que reaccionan a
estímulos, sin meditar que eso por sí mismo no dice nada respecto a la ética (ni significa
que sientan), ya que para ese caso tendríamos que creer que las puertas que se abren y
cierran automáticamente al detectar la distancia de objetos o personas, tendrían que ser
parte de la consideración moral.

La sintiencia es un medio para que el ser (cuerpo) se pueda valorar así mismo; no es un
fin en sí misma, por lo que el valor inherente lo tiene el sujeto, es decir, el ser que puede
autovalorarse.

El centrismo es un dogma, así como lo es el antropocentrismo, el teocentrismo,


biocentrismo, egocentrismo, geocentrismo etc; y en el caso del sensocentrismo, al ser la
sintiencia un mero medio para el ser que la posee, no puede ser el centro de nada, ni en
ética ni en biología ni en ningún aspecto.

La sintiencia es importante pero sólo hasta que dentro de la ética la relacionamos con el
valorarse así mismo, es decir, con el principio de identidad, con el tener valor
inherente. Ese sí es un criterio moral (principio de identidad, representado mediante el
valor inherente), y no es que esté “en el centro”, sino que para que alguien tenga valor
por sí mismo, debe poder autoasignarse dicho valor moral.

El sensocentrismo es una forma en que el bienestarismo intenta hacerse pasar por


defensa de los Derechos Animales, y sus adherentes afirman que el veganismo es
sensocentrista.

El veganismo se opone rotundamente a la explotación de animales (no humanos), en


tanto que el sensocentrismo toleraría la explotación animal si no pudiese evidenciarse
que existe sufrimiento de por medio. Algunos de sus seguidores afirman que no puede
existir explotación animal sin sufrimiento, pero esto es falso. Dado que el
sensocentrismo proviene del bienestarismo y esta a su vez del utilitarismo, algunos de
sus adherentes tienden a evaluar las acciones de acuerdo a sus consecuencias, a
maximizar la felicidad y minimizar o eliminar el sufrimiento, por lo tanto los sujetos
son meros medios para lograr esos fines.

Ejemplos de explotación donde no siempre se puede apreciar sufrimiento evidente es la


zoofilia, donde incluso uno de los referentes de los sensocentristas, Peter Singer, avala
el acto siempre y que no se le cause sufrimiento a la persona no humana. Otro ejemplo
es el mascotismo, donde los animales no humanos pueden no manifestar sufrimiento
alguno al ser domesticados y mimados, a pesar de estar siendo utilizados para fines
ajenos a contra su dignidad como sujetos, como es el caso cuando los utilizan como si
fuesen peluches, antropomorfizándolos con vestimentas para causar gracia y entretener
a sus dueños; en esos momentos no se aprecia sufrimiento alguno evidente.
Recuerdo un caso en México donde a un perro sin tutor lo adoptan en una gasolinera, lo
visten como despachador, y este parece disfrutar todo ello a cambio de un lugar donde
estar, comida y mimos, convirtiéndose en la atracción del establecimiento. Esto es
explotación animal , y es violencia implícita.

Existen las zooterapias donde no suele haber daño físico ni emocional evidente en los
animales no humanos. En fin, la “creatividad” no vegana (manifestada normalmente
mediante el antropocentrismo) es capaz de generar “N” formas de escabullirse para
seguir explotando animales sin ser censurados por la mayoría no vegana (incluidos
sensocentristas) debido a que no se aprecie sufrimiento.

El veganismo no se refiere propiamente a evitar la crueldad ni el sufrimiento, ya que


estos elementos no son intrínsecos a la explotación animal, sino posibles consecuencias,
muy comunes, pero aún y que no existiese sufrimiento, el veganismo se opone al uso de
animales no humanos para fines ajenos a su dignidad, comúnmente se realiza para fines
humanos.

Se puede estar en libertad y sufrir o tener bienestar; estar en esclavitud y sufrir o


percibir bienestar; pero el bienestar no es una justificante para abusar de las personas no
humanas. Precisamente a eso se refiere el valor inherente, en que los demás animales al
ser sintientes, tienen experiencias subjetivas, por tanto son personas, y el hecho de ser
personas conlleva tener derechos morales fundamentales, por lo que estos derechos no
divisibles ni se pueden afectar sin una buena justificación ética, como puede ser la
defensa propia o salvaguardar la salud y vida del sujeto, ya sea previa autorización si es
agente moral o bajo responsabilidad de un tutor agente moral.

El explotar animales no humanos no está mal porque al frustrar intereses se les cause
sufrimiento, sino porque el acto mismo representa que tratamos a ese sujeto como si
fuese un objeto, como una mera herramienta para fines ajenos a la dignidad del sujeto
en cuestión, y todo ello va en contra de su dignidad, a su derecho a no ser propiedad ni
mero recurso de otros. Esos intereses pertenecen a un sujeto, no son un ente sintiente en
sí mismos.

Explotar animales no humanos representa un abuso, porque hablamos de pacientes


morales, por lo que no pueden aprobar en base a un razonamiento moral servir a agentes
morales, aunque no implicase sufrimiento, dado que ello implica agencia moral, es
decir, ser plenamente consciente de las implicaciones éticas de los actos y un control de
los impulsos morales. Por otro lado, está la explotación animal mediante violencia
explícita, donde sí suelen manifestar su rechazo físicamente los demás animales, y esas
son en las que se enfocan los partidarios del sensocentrismo, minimizando las de
violencia implícita.

El sensocentrismo desdeña el principio de igualdad, dado que cae en gradualismo moral,


confundiendo las capacidades cognitivas como la inteligencia, memoria y en general la
complejidad del sistema nervioso; con el hecho de tener experiencias subjetivas, las
cuales precisamente por ser subjetivas, no es posible medirlas, ya que sólo el sujeto sabe
qué se siente ser él mismo. Esto es permisivo con la explotación de sujetos (humanos y
no humanos) que se considere tienen un sistema nervioso menos complejo o
capacidades cognitivas (memoria e inteligencia, por ejemplo) menos desarrolladas.
Referencia:

• Sensocentrismo. Ciencia y ética; Saiegh, Yamil [1]

5 comentarios

1. Ariel Mourlaas

mayo 9, 2021 a las 4:28 pm

Hola, que tal.

Si no interpreto mal, la premisa para definir a una persona es ser “sintiente”. Por
lo tanto, personas humanas y no humanas serian están en pie de igualdad
Ahora, no crees que ese razonamiento esta excluyendo el hecho fundamental de
que las personas somos personas por el hecho de estar atravesadas por la cultura,
el lenguaje y el mundo simbólico. A partir de eso nos diferenciamos de los
animales.

Por otro lado, en el articulo se utiliza muchas veces la palabra “explotación”.


¿Cuál seria la definición desde el veganismo?

Responder

o Luis Torres

mayo 9, 2021 a las 5:13 pm

Hola Ariel.
Sí, se parte por medio de la lógica, del hecho biológico de ser sintiente
para reconocer a alguien como persona, pero esto ya es un hecho
derivativo. Es decir, la sintiencia es una cuestión empírica de la que se
deduce que alguien es una persona, es la característica a partir de la cual
se deduce que un ser hace valoraciones de sí mismo. El sujeto entendido
como el ser (cuerpo) que utiliza como medio a su capacidad biológica de
sentir para asignarse un valor (valor inherente), y que esto último es lo
que ya es parte de conceptos de ética; el que un ser tenga valor inherente,
por lo tanto se corresponde con lo que dentro de la lógica y ética se
vincula con el principio de identidad (A=A). En resumen, la sintiencia es
la única característica biológica para poder *deducir* que se es un
alguien, ergo, persona, y de ello se entiende que se tiene valor inherente,
aunque no es lo mismo a decir que es el centro ni que la sintiencia tenga
valor inherente en sí misma, sino que es el medio por el que el sujeto se
reconoce valor.
No se es persona por tener cultura ni lenguaje ni mundo simbólico, sino
por el mero hecho de sentir, de tener emociones (aquí se enlaza por
ejemplo con la cuestión etimológica del prósopon o máscara que hacían
referencia los griegos), intereses e intenciones. Los demás animales
tienen su propio lenguaje y códigos sociales, pero aún si esto no fuese
así, se suele hablar de la especie humana como algo homogéneo,
refiriéndose a agentes morales como si todos los humanos tuviesen las
mismas habilidades, siendo que no es así, tal es la cuestión de los casos
marginales (bebés, ancianos seniles, gente con alguna deficiencia
cognitiva, etc). Estos casos denominados “marginales” siguen siendo
personas a pesar que no sean conscientes de la cultura, pudieran no
entender el lenguaje al nivel que lo entendemos los agentes morales y
tener un mundo simbólico muy similar al que tienen los animales que no
son humanos.
Sobre la palabra explotación te dejo un enlace al ensayo donde explico
en que consiste así como otros enlaces a lo que he hecho referencia en
esta respuesta:
* https://abolicionnoregulacion.org/2020/08/25/que-implica-la-
explotacion-animal/
* https://abolicionnoregulacion.org/personas-no-humanas/
* https://abolicionnoregulacion.org/sintiencia/
Un saludo.

Responder

o Ariel Mourlaas

mayo 9, 2021 a las 9:20 pm

Retiro la pregunta de explotación, ya que esta desarrollada en


https://abolicionnoregulacion.org/2020/08/25/que-implica-la-
explotacion-animal/

Responder

2. Moisés Martínez L

mayo 24, 2021 a las 10:12 pm

El sensocentrismo es un concepto que no está del todo acabado, terminado…


En un pensamiento mucho más amplio es cuestionable todavía que una sola
característica determine el valor intrínseco.
El sistema nervioso no es suficiente para señalar objetivamente que un ser es
sintiente/conciente.
Quizás parezca una barbaridad lo siguiente: actualmente ya hay científicos que
hablan de la neurobiología de las plantas, y aunque el termino está mal
empleado la idea que se maneja es que las plantas también sienten.
Se ha encontrado que las plantas puedan comunicarse entre ellas, pueden planear
estrategias, tienen memoria y otras cualidades/aptitudes extraordinarias.
Al final de cuentas una planta, como ser vivo, tiene un valor, y por su naturaleza
son una verdadera rareza en el universo, es un verdadero tesoro.
También tenemos a las bacterias, quizás todos hemos visto el vídeo como una
bacteria corre ” desesperada” para evitar ser devorada por un macrófago, y al
igual que las plantas, al tener vida, son un hito en el universo con tremendo valor
intrínseco.

Responder

o Luis Torres

mayo 25, 2021 a las 6:50 pm

Hola Moisés.
El error del sensocentrismo está en afirmar que la sintiencia es el centro
de la consideración moral y demás cuestiones dogmáticas. Como explico
en el artículo, la sintiencia es sí, la única característica o capacidad
biológica necesaria para ser considerado persona, pero es eso, una
capacidad biológica de la que tenemos que partir para deducir
lógicamente que un ser es alguien y no algo, y para ponerlo en términos
de la ética, tenemos que enlazarlo con conceptos como el valor inherente
o intrínseco que se deriva de la capacidad de sentir.

Para tener valor intrínseco es necesario autovalorarse, tener conciencia,


es decir, emociones, deseos, voluntad. Para ello sólo existe evidencia de
que los seres con sistema nervioso funcional pueden tener como tal una
mente donde se den estas experiencias subjetivas. De ahí viene el
concepto de valor intrínseco o inherente, de que es un valor que no
depende de lo que externos le reconozcan o asignen sino que el mismo
ser, en tanto es un sujeto, se reconoce así mismo y valora lo que le
sucede.

El que las plantas puedan comunicarse y actuar de manera coordinada,


puedan retener de alguna manera información, no tiene que ver por sí
mismo propiamente con la sintiencia. Sentir tiene que ver con emociones
como la alegría, tristeza, deseos, enojos, intenciones, intereses, etc. Lo de
la neurobiología es una cuestión metafórica ya que no se ha comprobado
científicamente que las plantas puedan tener experiencias subjetivas, sino
reaccionar ante estímulos por medio de topismos.Es decir, reaccionan
ante estímulos mecánicos y fisiológicos, más no hay una mente que
interprete eso en pensamientos o deseos ni intenciones.Tienen sentidos
pero no sentimientos ni ninguna otra cuestión subjetiva, recomiendo las
siguientes notas al respecto:

https://unamglobal.unam.mx/las-plantas-no-sienten-dolor-pero-si-
perciben-las-agresiones/
https://maldita.es/malditaciencia/20200126/las-plantas-sienten-dano-
fisico-no-pero-si-son-capaces-de-detectar-y-responder-a-estimulos-
negativos/

Las células también podría hablarse de que actúan “inteligentemente”


pero eso no significa que sean conscientes. Sí es impresionante cómo la
materia se relaciona entre sí, respondiendo a estímulos físicos y
químicos, pero sólo una parte de la materia es consciente de sí misma, y
esos son los seres con sistema nervioso funcional, porque poseen una
mente para ello.
Las plantas, los minerales y demás recursos naturales tienen valor, pero
su valor es extrínseco, no intrínseco. Es utilitario porque su valor es
asignado por los seres sintientes en base al beneficio que nos representa.

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