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Dice Manuel Scorza en un bello y desgarrador poema

El árbol de los gemidos

América, no puedo
escribir tu nombre sin morirme,
Aunque aprendí de niño no me salen derechos
los renglores,
a cada sílaba tropiezo con cadáveres,
detrás de cada letra encuentro un hombre
ardiendo,
y ni puedo cerrar la "a"
porque alguien grita como si quedara dentro.

Vengo del odio,


tengo hace mucho el corazón pisado,
vengo del salto mortal que producen los balazos,
me parió lo repentinamente loco,
traigo el corazón sudando pumas, porque aquí sólo se oye el zumbido de la pena.
Yo atravesé muchas gargantas,
yo crucé estas llanuras con la cara en la mano,
yo te conozco,
tambaleándome tendí las camas de mi vida vacía.

¡Cómo no llorar en estos pueblos ¡


Yo tenía dieciocho años,
yo vivía
en un pueblo pequeño,
oyendo el diálogo de musgo de las tardes,
pero paso mi patria cojeando,
vinieron los ahogados a pedir más agua,
salían de mi boca escarabajos,
sordo, oscurso, batracio, desterrado,
era yo quien humeaba en las cocinas.
¡Amargas tierras, patrias de ceniza,
no me entra el corazón en un traje de paloma,
no me caben los dedos en la mano,
cuando contemplo lo que han hecho en este
pueblo
hasta la vida me queda grande ¡

Pobre américa,
en vano los poetas
deshojan ruiseñores para hallarte.

No hallarán tu rostro mientras no se atrevan


a llamarte por tu nombre, américa mendiga,
américa de los encarcelados,
américa de los perseguidos,
américa de los parientes pobres
nadie te encontrará
si por su boca no desagua este nudo de sangre
que hace mil años siento en la garganta.

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